Es una película conmovedora por muchas razones. Porque trata un tema de contaminación con consecuencias terribles. Y porque cuenta la historia de un famoso fotógrafo que se comprometió con el tema, logro que el mundo conociera ese horror y porque lo registro con fotos desgarradoras, especialmente una, que es famosa, admirable en su dolor. No es una gran realización la de Andrew Levitas – que también escribió el guión con David Kessler, pero si de visión imprescindible. En 1971, el editor de la famosa revista Life, le encarga al fotógrafo Eugene Smith un reportaje fotográfico. El profesional no está en el mejor momento de su vida, fue famosa su cobertura de la Segunda Guerra Mundial, pero acepta el desafío. Se trata de una pequeña ciudad costera, Minamata, cuyas aguas están contaminadas con mercurio. Su población tiene como principal alimento la pesca, que también esta envenenada y las consecuencias son graves enfermedades neurológicas. Aunque la población protesta, la corporación Chisso sigue contaminando. Hasta que se publican las fotos del horror en la revista Smith logra vencer las reticencias de una madre que finalmente permite ser fotografiada con su hija, de cuerpo deforme y en estado vegetativo, en una toma impresionante que hace recordar La Piedad de Miguel Ángel. El trabajo de Johnny Depp es un verdadero puntal del film.
Irene Kuten la hija del protagonista, elige contar la historia de los migrantes, desde el propio derrotero familiar hasta los ocasionales habitantes extranjeros que él conoce, para enfocar su mirada a los destinos de tantos seres humanos que por distintas razones recorren destinos hasta afincarse en una tierra desconocida. El caso de Zew, es paradigmático, nació en un campo de prisioneros en Rodas, en l941, de ahí fue a Palestina, de allí naufrago el barco en que iba su familia, hasta que llegó a nuestro país para transformase en psicoanalista. Pero también es un aprendiz de mago para entretener a sus nietos y transmitirles su experiencia. Una vida inspiradora que motivo a la realizadora a hacer su película, a su nieta una instalación con recorridos y animación, y a todos una reflexión sobre territorios y destinos.
Es una coproducción mexicana- argentina, realizada por Natalia Beristain , que toma un tema urgente, de lucha, en un registro por momentos documental, con una gran protagonista. Se trata de la legendaria actriz Julieta Egurrola, madre de la realizadora, que entrega una máscara dramática, muy explotada en primeros planos, que es la encarnación del dolor. La violencia machista, la trata, los abortos ilegales solo traen como consecuencia que miles de mujeres latinoamericanas estén desaparecidas. Y cuando sus familiares recurren a la policía y los jueces se encuentran con la indiferencia, la sospecha de corrupción y complicidades, la inoperancia. La protagonista busca a su hija desaparecida hace 9 meses, cuando salió de vacaciones con sus amigas. Esa mujer no puede resignarse y transita infiernos casi insoportables. Recurre a grupos de lucha y ayuda, en el film participan mujeres reales de la Asociación “Voz y dignidad” y el colectivo “Buscándote con amor” que le da un ingrediente de impresionante profundidad. Un cine que denuncia y se compromete.
Las preguntas que se formula la protagonista, con intermedios de tarot y fases de la luna, con la directora y guionista, llegan a la profundidad de una relación padre e hija, que tiene su encuentro en una situación límite. Una joven adolescente decide asistir a su papá que padece una esclerosis múltiple, y carga sobre su corazón y su cuerpo, el doloroso pasado de una relación desapegada, casi inexistente, entre un hombre vigoroso y deportista y una niña a la que no le dispensó cariño. Desnudar ese pasado, encontrar un secreto clave, sumergirse en la aridez de un vínculo donde la comunicación es imposible con palabras, por el estado del padre, y por la imposibilidad de dar afecto, es un recorrido muy doloroso y bien tratado. Especialmente por la calidad de los actores Sofía Kokkali y el gran Lazaros Georgakopoulos. La realizadora, Jacqueline Lentzou, sabe profundizar en las fases de la enfermedad, en entregas y egoísmos, en irónicos momentos de humor para el entorno familiar, en ejercicios dramáticos transformadores. Y en las verdades sorprendentes y lacerantes que finalmente ayudan a la comprensión.
Para los fanáticos de la saga, los que siguen a este asesino creado por John Carpenter desde que irrumpió en la escena del terror, en 1978, este final es un buen broche, con algunas pisadas en falso, pero con una escena masiva que debió ser el final a toda orquesta. Entretenida porque ahí está, para el ultimo adiós, Jamie Lee Curtis y sus reflexiones sobre el terror, la maldad y la posibilidad de una sobrevida digna, lejos de sobresaltos, y un Michael Meyers encarnado por James Jude Courtney que sobrevive y hasta contagia la presencia de la crueldad sin límites. Con un muchacho “influenciado” (Rohan Campbell) que se une a la nieta de Laurie, en un buen giro, pero que se delata cuando la veterana sobreviviente ve en la profundidad de sus ojos. En la dirección David Gordon Green, casi un experto en la trama, y en el guion Paul Brad Logan basándose en lo creado por Carpenter y Debra Hill, nos brindan un entretenimiento que funciona, con una importante despedida popular que llega justo. No es una gran película, pero cumple con su cometido. ¿O será que la frase que escribe el personaje de Jamie Lee Currtis deja una puertita abierta?
Es la continuación de la saga después de la película “The Outlaws”, con otro director, en este caso Lee Sang Yong, y otros guionistas (entre ellos el protagonista) , pero con la permanencia de un personaje que seguramente tendrá sus secuelas. Hablamos de Ma Dong-seok, también llamado Don Lee , a quien ya habíamos visto en “Eternals” y “Tren a Busan”, que vuelve a encarnar al investigador que primero golpea y pide permiso después. Un personaje cincelado a su estilo, un hombre robusto, cuyos golpes son letales, pero que en el conjunto de hombres de ley es el más centrado y tiene su lado humilde y tierno. Sus compañeros son entre cómicos y torpes, especialmente su jefe. Lo que resulta una marca, en las escenas de acción del cine coreano, es la perfección de una coreografía de las escenas violentas, con un despliegue impresionante de dominio técnico. Aquí al protagonista lo mandan a Vietnam a repatriar a un delincuente arrepentido. En realidad es alguien que huye de un violento secuestrador que hace del machete su arma preferida. Pero cuando no se paga el rescate de un joven millonario todo se complica, incluida la madre de la víctima, una valija llena de billetes y no pocas traiciones. Un entretenimiento perfecto para los que aman las películas de acción, esas que recuerdan a “Harry el sucio” o las muchas que filmó Charles Bronson. Aquí con mas despliegue y un poco de humor ingenuo.
Con guion y dirección de Modesto López, la historia de una cantora, amiga de Mercedes Sosa, comprometida con el Nuevo Canto Latinoamericano, exitosa, que murió muy joven. Con testimonios de familiares, amigos y grandes artistas. Desde su nacimiento en Sinaloa, su pasado de maestra a su consagración. Su fama y su voz se transformaron en imprescindibles para los años 60 en México. Famosa en Europa y en América, solía decir una verdadera definición de toda su carrera “Yo canto cualquier cosa, menos basura…” En su repertorio convivían los temas sobre la mujer, los niños, los corridos tradicionales de la revolución mexicana, los temas en lenguas indígenas, la trova yucateca, la nueva canción y el folclore latinoamericano. Una manera de homenajearla, o de descubrirla en su verdadera dimensión.
Una historia de aventura y ciencia ficción dirigida por Gabriel Grieco quien también co-escribió el guion con Sebastián Rotstein, que intenta unir las creencias sobre platos voladores y por sobre todo de seres con inteligencia superior que desean comunicarse con los humanos. Para eso dejan señales muy notorias que siguen los protagonistas para encontrar a un amigo desaparecido. Con un elenco que encabeza Vanesa González, con Vittorio de Alessandro, Luis Machin, Fabiana Cantilo, Sofía Gala, entre otros. El argumento que necesito filmaciones en China, la Patagonia y Salta resulta una mezcla de creencias, de señales, de rastros, de ritos que se complica y a la vez resulta fallida e ingenua. Al menos para los incrédulos. La producción se luce en algunas escenas muy logradas que son hallazgos de otras películas ya vistas.
Un caso real , de un juez abusador de menores que prolongo su impunidad por su cuota de poder, por la hipocresía del sistema judicial y lo difícil que es para las víctimas o sus familiares hacerle frente al problema y arriesgarse a denunciarlo. Dos mujeres regresan a Mar del Plata. La hija de ese magistrado, que es protegida por él, que ya tiene dos niñas. La otra tiene la misión de hacer justicia por su hermana ya muerta, que fue abusada por ese juez.. Del cruce de ambas, del trasfondo del XXX Encuentro Nacional de Mujeres y la verdad que sale a la luz se ocupa la película. Otra vez Eleonora Wexler se compromete a fondo con una película que le exige densidad, profundidad, una verdad dolorosa y ella como siempre se luce. Muy Bien Cesar Bordón en ese rol tremendo. Cine y compromiso urgente, delicadeza en evitar lo morboso, voluntad de mostrar el compromiso.
La unión de Luciano Cáceres siempre con el grado de intensidad que requiere un personaje puesto al límite y los hermanos Pinto funciona muy bien. Con el director y guionista Eduardo Pinto, y el actor a Pablo Pinto arman una sociedad creativa muy potente. Aquí se encuentra el terror pero es un film que convoca otros temas que dan miedo: La salud mental que algún ingenioso imaginó se cura con una pastilla diaria de por vida, el territorio de la ley del más fuerte, la justicia por mano propia (“tirá” le dicen al nuevo sereno que es Cáceres en esel desarmadero de autos,” tirale a las piernas a los pibes que vienen a robar, no pasa nada”). El escenario es ese cementerio de autos chocados, con todo el clima de tragedia que tiene un lugar desolado, con artefactos que fueron símbolo de poder y ahora se les extrae el último jugo. Con humanos ya excluidos que no son tenidos en cuenta por nadie. Con un protagonista que proclama que “ no estoy loco, estoy solo…”. Es un artista sensible que pasó por un hecho traumático y trágico que no puede superar. Cuando le dan el alta de un instituto psiquiátrico, lo tiran en ese basurero-cementerio-automotor para que trabaje de día y banque de noche. Entre una realidad sin remedio y una posibilidad de reencuentro en otro plano la tentación está a su alcance. Potente film que resume significados y nos trae al terror también, para ponernos a pensar en los temas que realmente dan miedo.