Lilo, Lilo, cocodrilo es una divertida propuesta donde actores y actrices reales comparten pantalla personajes creados en CGI, cuyos diseño se ubican al límite de la caricatura. A simple vista, Lilo resulta una mezcla rara entre Roger Rabbit y, para argentinos mayores de cuarenta años, el clásico Margarito Tereré. Más aún si tomamos en cuenta que su única vestimenta es la bufanda roja colgada a su cuello, ¿es Lilo un homenaje al personaje de los años ‘70 o un robo norteamericano a la industria fílmica nacional?
Un estreno esperado con ansias porque es la presentación de un personaje inédito y el comienzo de una nueva era en el universo DC. Es un film entretenido de poco más de dos horas, con mucha acción a luz del día, y con un personaje principal con un llano de personalidad. Pero, en la obra hay algo que sí sobresale: los efectos especiales. Estos salvan la película, aunque por momentos lucen abrumadores.
Smile, el terror psicológico y traumático se apodera de la gran pantalla.La película se apoya en dos pilares: el uso temático del trauma psicológico no procesado y la muerte que acecha como una infección viral que pasa de persona a persona. Si bien esto no es original, parte de una interesante premisa para sobresaltar a la platea desde los primeros cinco minutos. Escrita y dirigida por Parker Finn, llegó a las pantallas nacionales en el mes de septiembre y está colmada de temores y estigmas que rodean a la protagonista. El film está basado en su cortometraje "Laura no ha dormido" (Laura Hasn’t Slept) el cual dura once minutos.
Se estrena la película francesa Super-héros malgré lui. Si respetaramos el francés original, se llamaría “Superhéroe a pesar de sí mismo”, pero en latinoamérica se presenta como Super… ¿quién?. Una historia donde el protagonista es un actor fracasado que consigue el papel de su vida, interpretando al superhéroe en una nueva película. De a ratos invita a reírse con su humor absurdo al provocar una masacre en un acto escolar. Pero también juega con lo sensual, lo cual deja en el olvido, o empequeñece, las escenas de verdadera acción que quiso sumar a la producción. Este humor avasallador sin casi límites que coquetea con lo políticamente correcto, es otra apuesta a alejarse aún más del típico cine aleccionador norteamericano.
Luego de casi 13 años vuelve a la gran pantalla un personaje que se volvió de culto. Basado en detalles de un caso real, el film vuelve a poner a Isabelle Fuhrman en la piel de la pequeña niña homicida.
Lo mejor ha sido el final de la película, en donde se realiza una transición del personaje al verdadero Elvis en su última actuación: allí, se encontraba interpretando un excelente cover de la inolvidable canción “Unchained Melody”. Poco después, este cantante de apenas 42 años perdería la vida en Graceland, su singular mansión en Memphis, Tennessee. Tras un ataque cardíaco, luego de años de abuso de medicamentos y drogas. Y comenzaría así una de las máximas leyendas musicales, el dios Elvis.
Los Minions a puro disco y funk Si un film está ambientado a finales de los 70, no podía faltar la buena música tan representativa de esa década. La banda de sonido da cuenta de un muy fino proceso de selección. Entre las canciones incluidas podemos escuchar: Turn Up the Sunshine de Diana Ross & Tame Impala, Funkytown de St. Vincent, Dance to the Music de H.E.R, entre otras. Un detalle que llama la atención es la falta de una canción clave en el film, pero ausente en la banda de sonido. En una escena en la que Gru es secuestrado, lo someten a una aparato llamado Disco Inferno, una gran bandeja de tocadiscos donde se lo ata al eje central y se lo deja por horas escuchando la canción More, more, more de Andrea True Connection. Un éxito de 1976 que mantiene su encanto en posteriores décadas y revive en las versiones de Dannii Minogue, Bananarama, Rachel Stevens y Dagny. No obstante, lo particular es su sensual letra. Andrea True Connection es una cantante de carrera muy corta, en sus inicios el éxito le llegó como actriz de videos para adultos y fue un ícono de la industria entre los años ‘60 hasta 1980. La letra de su canción está plagada de doble sentido, sin embargo es tan pegadiza que hasta Gru la termina repitiendo totalmente hipnotizado.
En resumen, Teléfono negro quizá no escapa de puntos en común con varias películas de su género o asesinos seriales. Pero tiene una narrativa muy bien armada, con un trasfondo muy psicológico y emotivo, condimentada con un poco de todo. No defrauda a los amantes del terror, pero de seguro gustará a los amantes de lo policial y el suspenso.