Al final de la película anterior, los preadolescentes que lograban detener las fechorías de un payaso sobrenatural habían jurado, de manera solemne, volver a reunirse en el caso que pudiera reaparecer. Como dicho film se convirtió en el mayor éxito de taquilla basado en una novela de Stephen King, al director Andy Muschietti se le permitió retomar y potenciar al máximo el concepto original de su adaptación, que separaba en dos capítulos las experiencias de los personajes, ahora adultos, que en el libro original se mezclaban a través de flashbacks. En este segundo capitulo de “It”, los protagonistas crecieron y volvieron a combatir al payaso a pesar de que, salvo el único amigo que se quedó a vivir en el pueblo, ninguno de los otros tiene demasiada idea de las implicaciones de su juramento. Durante más de una hora y media Muschietti logra una de las películas mas terroríficas sobre Stephen King, y en ese sentido no sólo supera al excelente film anterior sino que, por momentos, asusta a la altura de los mejores films clásicos basados en dicho autor. Pero hay un problema: las casi tres horas de metraje casi parecen diseñadas para postergar lo más posible el desenlace de la historia, que es lo menos inspirado de la novela de King. Tal vez por eso al principio el guión enfatiza el trauma de uno de los protagonistas, un escritor que nunca logra darle un buen final a sus libros. Considerando que hay que tener en mente el film anterior, durante las casi tres horas de esta continuación el desenlace se vuelve bastante obvio. Es una pena que no hayan alterado el final del libro con alguna idea radical. Pero el conjunto se equilibra bien gracias a sus puntos fuertes: terror al por mayor, actuaciones excelentes (como la del comediante Bill Hader) y efectos visuales imaginativos para explicar los orígenes de “It”.
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Con esta original historia de Guerra Fría en la que una modelo top también puede ser una homicida, Luc Besson vuelve al estilo de thrillers como “Nikita” y “El perfecto asesino”. Pero la mayor cualidad de “Anna” es su capacidad de romper con la narración convencional para armar un rompecabezas donde la acción transcurre seis meses atrás y seis meses adelante permanentemente, mientras el espectador descubre, en esos saltos temporales, lo que le había escondido en la escena previa. Este tour de force narrativo muestra a Besson en plena forma tanto para contar una historia compleja como para poner en escena situaciones violentas dignas de sus mejores películas. Este explosivo cocktail fashion tambien incluye otros elementos, como una mirada corrosiva al mundo de la moda y una excelente ambientación de época, ya que el film trasncurrre entre fines de los 80 y 1990. Besson, que descubrió a Anne Parillaud y a Milla Jovovich, aquí le da un espaldarazo a la multifacética Shasha Luss, que prácticamente cambia de look para cada masacre. Pero la que se roba la película es su jefa Helen Mirren, una espía rusa más talentosa que sus colegas masculinos Luke Perry y Cillian Murphy.
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Hay muchas películas sobre delincuentes de la tercera edad, e incluso una sobre un club de lectura para mujeres maduras. Pero “Mejor que nunca” es la primera sobre porristas de la tercera edad, y si bien la idea es original, el chiste no es tan bueno como para sostener una película completa. Diane Keaton es una anciana neoyorquina que decide mudarse a una comunidad para jubilados en el Sur de los Estados Unidos. En el sitio no hay mucho que hacer para divertirse, y de pronto surge la gran idea: armar un club de porristas de la tercera edad. Como en este tipo de comedias siempre hay una subtrama dramática, y en este caso tiene que ver con la enfermedad terminal de la protagonsita, que a su vez cuando era joven tuvo que renunciar a ser porrista para cuidar a su madre enferma. Se trata de un film razonablemente divertido sin una trama muy elaborada, y con coreografias que van desde lo vistoso a lo muy mediano. Eso sí, Diane Keaton se luce en cada escena.
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