Otra entrega que se caracteriza por exagerar su inverosímil hasta el punto más irrisorio. Una lástima que todo el entramado ya sea un culebrón muy tirado de los pelos. Hace rato que tuvieron que haber redondeando el desenlace de la franquicia.
Disney insiste con sus espantosas adaptaciones en formato live action. El contraste que quisieron darle al personaje le quita toda la gracia y la banda sonora no podía ser más evidente. Emma Thompson se roba el show como la verdadera villana.
El trabajo menos logrado de Taylor Sheridan hasta la fecha. Un thriller efectivo, sin demasiadas vueltas, y con una Angelina Jolie que no llega a destacarse. Algunas partes del entramado se quedan a mitad de camino. Tampoco es un desastre.
Un reinicio de la saga que solamente sirve como base para expandir una nueva franquicia. Tiene referencias al videojuego para conformar a los fanáticos y una cantidad considerable de escenas sangrientas, pero nada es suficiente para lograr algo decente.
La realizadora Chloé Zhao abusa de las maniobras documentalistas para abordar el drama de la vida nómade estadounidense. Aunque el montaje y la fotografía ayudan lo suficiente para acompañar, toda la película se la carga Frances McDormand.
Christopher Landon repite su ecuación de comedia adolescente, bajo un filtro edulcorado del slasher, y sale airoso. Se las arregla para divertir con situaciones básicas, pero siendo sincero en su cometido. La escena del beso dice más de lo que parece.
Quiere vendernos a sus personajes con una seriedad profunda que es de manual, y se hace tan pretenciosa que falla en cada detalle. Jared Leto sigue en su pose excéntrica, pero por lo menos es el único motivado. Encima queda en falta por plagio.
Se nota que muchas de las decisiones sobre los personajes son forzadas y que el material original fue manoseado durante el proceso de edición. Todo lo que sucede es previsible y aburrido. Tan mal actuada como filmada.
Carey Mulligan brilla como una mujer perturbada que se desquita contra el patriarcado. Toca temas de agenda, respetando las condiciones del género. Los planos cliperos y el repertorio con temas de Paris Hilton y Britney Spears acompañan muy bien.
Jean-Claude Van Damme parece haber encontrado una veta en los dramas criminales con la típica trama del personaje que busca redimirse. En los minutos finales se le va de las manos, pero por lo menos es el único de su generación que se la banca.