El Muerto Cuenta su Historia es una película argentina dirigida por Fabián Forte (Mala Carne, Socios por Accidente 2) y co-escrita por Fabián Forte y Nicolás Britos. Relata la historia de Ángel, interpretado por Diego Gentile (Relatos Salvajes), un adicto a las mujeres. Él es un hombre infiel que pasa a ser esclavo de un grupo de diosas-vampiro celtas que tienen como plan lograr el matriarcado en la tierra. Ellas tienen bajo su control a un selecto grupo de hombres que han atentado contra el género femenino. La vida de Ángel se transforma en un calvario al convertirse en un agente del plan que busca borrar el poder de los hombres en el mundo. Con una historia bastante bizarra que roza con elementos de terror de clase B, podemos ver las diferentes peripecias por las que atravesará Ángel y con una crítica al mundo machista del día de hoy. El elenco de por si es correcto, pero los actores lamentablemente no pueden lucirse demasiado, en especial las antagonistas, a cargo de Emilia Attias (Contrasangre, Dolores) y Viviana Saccone (Necrofobia, Expediente Santiso), ya que el guión falla varias veces en establecer una estructura bien definida para que los personajes puedan tener un objetivo claro y un arco de transformación. Esta película, también, presenta algunos elementos de humor, pero son muy pocos los que logran un efecto en el público. La escena en la que más se destaca esto es en el asado que realizan estos hombres muertos-vivos o la escena final en la estación de servicio. En cuanto a la realización, se obselva un trabajo sólido entre los departamentos de fotografía y arte, siendo lo más destacable de la película. La fotografía logra construir diferentes climas lumínicos, donde las tonalidades frías son las protagonistas, con muchos azules y verdes que caracterizan la noche sombría y lo sobrenatural que rodea al protagonista. Asimismo, el arte de la película se destaca principalmente con los personajes sobrenaturales, donde se destaca un gran trabajo detallado de maquillaje y prótesis ya que, como aclararon en varias notas, el 80% de los efectos especiales son prácticos y realizados manualmente. El 20% restante se realizó a través de animación digital o CGI y es acá donde puede llegar a descolocar al espectador, porque es muy notorio el uso de este recurso, tal como en la lengua del personaje de Attias o en el mismo cielo nocturno. En cambio, la animación utilizada para los créditos iniciales es muy destacable. Al mismo tiempo, el montaje resulta raro en algunas escenas donde hay pequeños cortes a negro que no quedan claro si son un recurso visual/narrativo o simplemente un error, como así también la clara repetición de un plano general de la ruta en la que se ve un auto conduciendo bajo la luz de la luna. La banda sonora, por su lado, acompaña correctamente las escenas y los climas que se generan a lo largo de la película, con música incidental compuesta por Pablo Sala, pero que no logra crearse un leiv motiv o una composición que se destaque del resto. Igualmente, es el uso de los efectos sonoros o foley durante todo el largometraje, donde, por ejemplo, unos simples pasos parecen ser hechos por latas de arveja en vez de zapatos y quedan de manera tan artificial que no queda claro si parece hecho a propósito o es porque no pudieron hacer un buen trabajo de sonido. En conclusión, se puede decir que este film, que mezcla de manera bizarra humor y terror, no termina de cerrar como historia a pesar de tener un buen actor como protagonista, ya que varios personajes quedan muy colgados en la trama y posee un final muy plano que parece que no supieron como terminarlo.
El Hombre que Conocía el Infinito es una película biográfica británica estrenada hace unos meses en Reino Unido y Estados Unidos y, ahora, llega a nuestras salas. Este film, dirigido por Matthew Brown (Ropewalk), es una adaptación del libro homónimo escrito por Robert Kanigel. El mismo cuenta la historia de un brillante matemático indio autodidacta, llamado Srinivasa Ramanujan, interpretado por Dev Patel (¿Quién Quiere ser Millonario?, Chappie), que viaja a Inglaterra, precisamente a la Universidad de Cambridge en el Trinity College para trabajar bajo la tutela y guía del profesor G. H. Hardy, papel a cargo de Jeremy Irons (Batman V. Superman, Hermosas Criaturas). Durante una hora y cuarenta minutos, observaremos cómo el protagonista de esta historia lucha por ser aceptado en un ámbito y sociedad a la que no está acostumbrado y en el que es rechazado constantemente, incluso su propio guía duda de las habilidades de Ramanujan. Muy pocas serán las personas que creerán en él y que ayudarán a que su estadía en ese lugar sea más agradable, como el Sr. Littlewood (Toby Jones). Además, hay una pequeña subtrama amorosa entre Ramanujan y su esposa Janaki (Devika Bhise), en el que se ven separados por este viaje que debe emprender. Lo más destacable de esta propuesta es el talentoso reparto, destacándose los dos protagonistas, en el que Irons y Patel brindan una muy buena actuación y sus personajes se notan que poseen una química, a pesar que en la vida real, el profesor Hardy solo llevaba 10 años de diferencia a Ramanujan. A pesar de esto, la historia no presenta algo innovador o que termine de enganchar del todo al espectador de este tipo de películas biográficas, a comparación de otras películas del género que se estrenaron este año como “La Chica Danesa” (Tom Hooper, 2015). La fotografía, por otro lado, es destacable ya que se advierte que hubo un trabajo de iluminación para crear los distintos ambientes y, al mismo tiempo, tiene cuadros cuidados como las escenas solitarias del templo de Janaki. Del mismo modo, el trabajo de arte está a la misma altura ya que se destaca un gran compromiso en vestuario y escenografía a la hora de recrear la Inglaterra durante la época de la Primera Guerra Mundial, como así también, las escenas que transcurren en la India. Respecto a la banda sonora, compuesta por Cody Brown, acompaña adecuadamente todo el film y está muy clara la influencia de música india que la atraviesa para representar al protagonista. Finalmente, esta película es una propuesta que se se luce principalmente por la labor actoral, pero que no termina de presentar una historia que resulte atractiva para el espectador.
Kubo y la Búsqueda Samurái es la nueva película animada con la impresionante técnica de stop-motion que nos tiene ya acostumbrados la productora Laika, quienes fueron responsables de Coraline (2009), ParaNorman (2012) y Los Boxtrolls (2014). Es el debut del CEO de Laika, Travis Knight, como director y se puede decir que empezó con el pie derecho. Para los que no conocen, la técnica de stop-motion consiste en aparentar movimiento a través de una serie de imágenes sucesivas. Los objetos que se fotografían son estáticos, de diferentes materiales (papel, plastilina, cartón, etc.) y suelen ser a tamaño escala. Esta película animada de más de una hora cuarenta de duración, que puede ser uno de los únicos puntos que le puede jugar en contra, cuenta la historia de Kubo (Art Parkinson), un niño con la capacidad de poder realizar origamis mágicos con solo tocar su guitarra shamisen, que se adentrará en una gran aventura junto con Mono (Charlize Theron) y Escarabajo (Matthew McConaughey) para poder conseguir las piezas de una poderosa armadura samurái y así poder vencer al malvado Rey de la Luna (Ralph Fiennes). Esta historia del recorrido del héroe, que es más que conocida, tiene por detrás un mensaje simple, pero valioso, que las memorias y recuerdos de los que más queremos es una de las “magias” más poderosas que tenemos y a veces no las vemos cuando se encuentran a simple vista. Con una dirección de arte impecable, esta película nos transporta a un antiguo Japón lleno de paisajes naturales plagado de referencias folclóricas y culturales de esa nación. La paleta de colores refleja los diferentes estados por los que va atravesando Kubo y sus amigos, que acompañan perfectamente el clima emocional de las escenas y complementan los variados escenarios por los que recorren. De esta manera, al ser stop-motion, las texturas son más visibles y hay momentos en el que uno no puede distinguir qué es real y qué fue realizado por animación digital (cómo los fondos) y eso es algo que suma mucho. Asimismo, el recurso del origami está muy bien utilizado y las diferentes formas que se crean son todo un arte de ver. También, cabe destacar los créditos finales, que se encuentran animados de manera tradicional en dos dimensiones y los dibujos se notan que están inspirados por el estilo de animación japonés de acuarelas y pinceles. Laika ya tiene historial de haber presentado historias animadas que tocan temas bastantes oscuros y que otras compañías como Illumination o Disney no se adentran, y Kubo no se queda atrás, al tocar temas como la muerte y el más allá, como parte del ciclo de la vida. Además, sus villanos dan miedo de verdad, como por ejemplo las Hermanas (Rooney Mara), que tienen un diseño oscuro y sombrío que se completan con unas máscaras que son reminiscentes a las de Guy Fawkes, que se hicieron famosas en la película V de Venganza (James McTeigue, 2006). En referencia a la música, compuesta por el italiano ganador de un Oscar, Dario Marianelli (V de Venganza, Los Boxtrolls) se acopla perfectamente a la película, ya que la misma acompaña perfectamente las escenas de acción, como así también las que tienen más peso dramático, todo atravesado con diferentes instrumentos japoneses que terminan de cerrar este espectáculo audiovisual inspirado en la cultura japonesa. En conclusión, Kubo es una hermosa producción de animación que no defraudará a grandes y chicos y seguramente estará dentro de las posibles nominadas al Oscar de este año.
Hernán Belón (El Campo) presenta su nueva película dramática Sangre en la Boca. Esta nueva propuesta es una adaptación de un cuento corto venezolano escrito por Milagros Socorro del mismo nombre. Tal como lo contó el mismo director, este proyecto lo viene acarreando desde hace más de 6 años y confiesa que “es una emoción muy grande poder estrenarla ahora con Leo”. Hernán mientras adaptaba el guion, junto con Marcelo Pitrola, ya tenía a Leonardo Sbaraglia (Al Final del Túnel, Relatos Salvajes) en mente para interpretar el papel de Ramón, un boxeador que está llegando a los 40 años y a punto de retirarse para dedicarse a una vida que no le atrae mucho. Él cree que todavía es joven y puede seguir cosechando más títulos, cuyo deseo aumenta más cuando conoce a Débora (Eva de Dominici), una joven boxeadora de Misiones con mucho talento por explotar. Ramón encuentra en ella la posibilidad de “empezar todo desde cero, volverse a sentir joven”, explica Sbaraglia, “pero este mundo de violencia empaña todo lo que lo rodea, afectando no solo sus relaciones, sino que también hasta su propia familia. Ramón no sabe cómo descargar sus impulsos violentos y eso hace que se autodestruya”. Leonardo Sbaraglia, quien es el que más se destaca en esta historia, entrenó por varios meses con profesionales del boxeo. “Fuimos con Joya Chávez a ver diferentes peleas en clubes sociales para que pueda conocer cómo era el ambiente en el que Ramón se iba a mover, como así tuve la oportunidad de conocer a Locomotora Castro, quien me compartió varias experiencias”, sostiene Sbaraglia. Luego de unos meses, se les unió Eva, quien cuenta que este papel “es un gran quiebre en mi carrera” ya que además de ser su primer rol en cine, la preparación de este personaje y los tiempos que maneja son muy diferentes a los que ella está acostumbrada a manejar en las tiras televisivas. En cuanto a ella, se puede decir que no tuvo mucha oportunidad de explotar su personaje ya que se la mostró principalmente como un personaje muy “salvaje” que solo busca sexo y violencia, y que eso es su concepto de amor. A pesar de que Hernán quería mostrar una historia de amor diferente, que transcurriera en un mundo de boxeo, la película carece de generar algún tipo de empatía con la pareja o siquiera con alguno de los dos personajes principales, debido a que no vemos un buen desarrollo de ambos. Desde el inicio, ya se percibe que esta pareja se forma de manera repentina y hasta un poco inverosímil que deja un poco descolocado al espectador, para después ver solamente puras escenas de sexo y violencia entre ambos protagonistas. La fotografía es adecuada ya que remite a conocidas películas del género como ser Snatch (Guy Pierce) o Warrior (Gavin O’Connor) que tienen como marco contextual el boxeo. El uso de la cámara lenta y primeros planos centrados en los luchadores, sumado al buen montaje y trabajo de sonidos y Foley, hacen verosímiles los puñetazos y golpes que sufren los personajes. En referencia a la banda sonora, acompaña correctamente las escenas, pero no brinda ningún momento musical destacable o que resuene luego en el espectador. En conclusión, se puede mencionar que esta película falla en aspectos argumentales ya que sus personajes no tienen un buen desarrollo y solo se centran en escenas eróticas y de luchas; sin embargo, posee un buen trabajo en cuanto a imagen y sonido.
Summit Entertainment presenta esta secuela dirigida por Jon M. Chu (Step Up 2). Nada es lo que Parece 2 trae de vuelta al elenco original, con una nueva incorporación al equipo de los Cuatro Jinetes, debido a que Isla Fisher no pudo rodar ya que estaba embarazada. Lizzy Caplan (Cloverfield) interpreta a la nueva integrante Lula May, que resultó ser una sorpresa y que no desentonó con el resto de sus compañeros, aportando cuotas de humor durante todo el film. También, está Daniel Radcliffe (Harry Potter) que esta vez no hace de mago, sino que toma el papel de un excéntrico millonario, Walter Mabry, que contrata a los Jinetes para que puedan robar un poderoso chip de computadora; un personaje que queda un poco desdibujado y que no logra desarrollarse mucho en pantalla. El resto del elenco mantiene la química ya instaurada, pero no hay mucho desarrollo de los personajes, excepto algunos detalles como la incorporación del hermano gemelo de Merrit McKinney (Woody Harrelson), que logra crear dos personajes diferentes, interpretado por un mismo actor. Esta nueva aventura de los magos/ladrones transcurre un año después de la primera película y los protagonistas están a la espera de las próximas indicaciones del grupo secreto de magos “El Ojo”, pero no reciben información alguna desde hace meses. La incorporación de Lula al grupo los reactiva y deben realizar un nuevo show para desenmascarar a un importante CEO de una marca de smartphones. A partir de ahí, los Cuatro Jinetes se verán amenazados por un viejo enemigo quien tratará de atraparlos y deshacerse de ellos. Con un poco más de dos horas de duración, esta película mantiene la esencia de la primera, pero con más humor y recargada con nuevos trucos de magia, algunos deslumbrantes y otros que ya pasan a otro nivel más fantástico, logrado con animación digital. Vale destacar la escena del robo del chip con forma de carta, en la que se destaca por cómo está contada visualmente y la “coreografía” que realizan los personajes para poder lograr su cometido. Este film trata de seguir la estructura de su predecesora de dejar una revelación final impactante, pero aquí es donde falla y el mismo desilusiona un poco, ya que es predecible. A pesar de esto, la película cumple su objetivo de entretener y de responder algunas preguntas que surgieron en la primera entrega. Párrafo aparte para el trabajo de Brian Tyler (Rápido y Furiosos 7; Thor: Un Mundo Oscuro), que una vez más brinda una magnífica banda sonora, cargada de tintes de espía y acción que emulan por momentos a las películas como Misión Imposible o James Bond, un estilo ya impuesto en su antecesora y que acompaña perfectamente cada escena y secuencia mágica. En referencia a la fotografía, es correcta pero no brinda nada fuera de lo que ya hemos visto. Como se mencionó anteriormente, las secuencias de los trucos de magia son las que más se destacan debido al dinamismo brindado por los movimientos de cámara rápidos y, también, por el uso de la cámara lenta como recurso para mostrar detalles importantes, logrando una tensión en el espectador por saber si los magos lograrán realizar su truco. En conclusión, Nada es lo que parece 2 es una buena película que entretiene y que brinda una buena historia que no decepciona, con un elenco correcto y una banda sonora impresionante.
Mi Amigo el Dragón se une a la lista de la ola reciente de remakes live-action de Disney, que nuevamente logra crear una nueva película manteniendo elementos de la original. Esta cinta, dirigida por David Lowery (Ain't Them Bodies Saints), reinventa la película de 1977 del mismo nombre (que no fue tan conocida en Latinoamérica) dejando de lado la animación tradicional 2D que poseía para Elliot el dragón, y la parte musical, para avocarse en una nueva versión de la historia. Pete (Oakes Fegley) es un niño huérfano que vive en el bosque junto con su misterioso amigo Elliot. Pete se cruzará en el camino de Grace (Bryce Dallas Howard), una guardabosque, quien tratará de ayudarlo a descubrir su propia identidad y la verdad sobre Elliot, junto con la ayuda de su padre (Robert Redford) y Natalie (Oona Laurence). Pero descubrirán que Elliot corre peligro ya que el cazador Gavin (Karl Urban) intentará atraparlo. En referencia al elenco, está perfectamente elegido y todos los actores logran que nos empaticemos con ellos. La película mezcla distintos elementos que vimos últimamente en los remakes de Disney, como una animación computarizada increíble y realista, utilizada en este caso para traer a la vida a Elliot, con un diseño que difiere de su encarnación original ya que obviamente parece más real y con mucho más pelaje, pero no deja de ser igual de tierno y entrañable. También, se puede destacar que posee una historia simple, pero sólida y que no falla en hacernos emocionar ya que toma elementos narrativos de clásicos del cine de los 80 y 90 como E.T. (Steven Spielbierg) o Liberen a Willy (Simon Wincer) en cuanto a la relación del protagonista y su amigo peludo, y el conflicto que los quiere separar. La fotografía es muy buena y está a cargo de Bojan Bazelli (El Llanero Solitario). Las tomas aéreas del bosque y las escenas de vuelo de Elliot son impactantes que por un segundo uno cree estar volando junto con él. La iluminación de cada escena es correcta y refleja los distintos climas emotivos por los cuales transitan los personajes como la escena nocturna alrededor de la fogata de Elliot y Pete o la escena inicial. Como siempre, uno de los elementos que me parecen totalmente importantes tal como lo es la fotografía, es la banda sonora. Aquí, el joven y nuevo compositor Daniel Hart (Ain't Them Bodies Saints) logra transmitir y acompañar los momentos más emotivos y fantásticos con una música que engloba la magia de la película. A pesar de que el elemento musical que poseía la película de 1977, acá es descartado, esta posee una canción creada especialmente y se titula “The Dragon Song”, interpretada por Bonnie “Prince” Billy, y es el leiv motiv de la película que es cantada a menudo por los protagonistas e interpretada instrumentalmente como música incidental que representa la amistad entre Pete y Elliot. Durante los créditos, hay otro tema muy bueno llamado “Something Wild”, interpretado por la famosa violinista de YouTube Lindsey Sterling y Andrew McMahon in the Wilderness que merece ser escuchado. En conclusión, se puede decir que Mi Amigo el Dragón es una propuesta perfecta para verla en familia y que no decepcionará a grandes ni chicos, con una historia que seguramente hará derramar alguna que otra lágrima, personajes con los cuales uno se encariñará, un muy buen uso de efectos especiales y una banda sonora espléndida. Valoración 9/10
Warner Bros. presenta una nueva película de acción y aventuras adaptando a uno de los personajes más famosos de la selva, Tarzán, el rey de los simios. Con un elenco de varias figuras, como Alexander Skarsgård (True Blood) en el papel titular de John Clayton III/Tarzán, Margot Robbie (Escuadrón Suicida) como Jane, Samuel L. Jackson (Los 8 más Odiados, Los Vengadores) y Christoph Waltz (Bastardos Sin Gloria, Django: Sin Cadenas) en la piel del villano principal. Esta historia original tiene a John Clayton III, o como todos lo conocen Tarzán, viviendo en Londres de 1880 felizmente casado con Jane Porter. En un Congo dividido como colonia entre Inglaterra y Bélgica, el comandante belga León Rom debe ayudar a su rey a cubrir sus deudas consiguiendo unos de los diamantes más valiosos del continente. Para ello, debe entregar a Tarzán a una tribu como recompensa para obtenerlos. La película dirigida por David Yates (encargado de dirigir las 4 últimas películas de Harry Potter) brinda una cinta cargada con varias secuencias de acción muy bien orquestadas, que parecen sacadas de una película de superhéroes y tomando al personaje principal como un humano con un lado salvaje y se podría decir que casi hasta invencible. La fotografía es buena, pero no hay nada innovador. Incluso, en algunos casos, esta se ve afectada por el uso de CGI. Este elemento utilizado en el film, queda muy evidenciado en algunas escenas y en otras pasa totalmente desapercibida, como por ejemplo en el diseño de los animales. El elenco está muy bien elegido, en el que se puede destacar la actuación de Samuel L. Jackson con algunas escenas de tinte cómico, la química entre la pareja principal que es justa y no llega a ser empalagosa, y por último, está Christoph Waltz que nuevamente interpreta un villano, pero que no llega a la par de otros papeles que interpretó en el pasado. La música, compuesta por Rupert Gregson-Williams (hermano del famoso compositor Harry Gregson-Williams) sorprende bastante, brindando una banda sonora épica que va acorde con la película. Es interesante escucharlo en este estilo, ya que este compositor es un constante colaborador de Adam Sandler, y sus películas siempre giran en torno a la comedia. En conclusión, se puede decir que la película cumple con el objetivo de entretener pero a pesar de brindar nuevos aspectos "históricos" a la película, no sobresale entre las varias adaptaciones cinematográficas que ya existen.
Una de las mejores sensaciones que nos suceden mientras buscamos a Dory, es encontrarnos nuevamente con la escencia de Pixar, el estudio que nos supo regalar genialidades como “Toy Story“, “Monster Inc“, e “Intensamente“, vuelve al origen que supo conmover, esa combinación de historias atractivas con personajes tanto principales como secundarios que se vuelven simplemente adorables. En esta ocasión su guionista y director, Andrew Stanton, (responsable de la entrañable Buscando a Nemo) cambia de dupla en la codirección, (antes lo acompañaba Lee Unkrich y hoy Angus MacLane), y no solo logra a estar a la altura de aquella búsqueda del pequeño pez payaso Nemo, si no que posiblemente logre algo inusual, que una secuela supere, aunque no por mucho , a su predecesora. El film inicia con Dory en su infancia donde conocemos a sus padres y retoma luego con el inicio de la película anterior donde conoce a Marlin, el padre de Nemo y dan inicio a la aventura de su búsqueda. Un año después todo parece estar en orden, este trío de peces han conformado una familia, sin embargo distintos flashes de recuerdos vienen a la afectada memoria de Dory, lo que dará el pie al inicio de la nueva peripecia: encontrar a sus papás, de los cuales nadie tiene la menor idea donde pueden estar. Esto llevará a los protagonistas a encontrase con nuevos compañeros en la búsqueda, desde Hank, un pulpo camaleónico al que le falta un tentáculo (tal vez el mejor personaje de esta historia), Bailey (una beluga que considera que perdió su habilidad de ecolocalización) y Destiny (un tiburón ballena miope). Es notable la construcción de cada personaje, si hay algo que destaca tanto en esta como en la primera entrega son los personajes que parecieran ser secundarios pero que dotan al film de una calidad excelente, sin caer en golpes bajos y acompañando en calidad al personaje principal. Si bien la búsqueda trata sobre los padres de Dory, no es equívoco el título, ya que realmente el relato implica una búsqueda personal de esta pez cirujano con problemas de memoria de corto plazo, acerca de cómo logra superar lo que pareciera una desventaja y la convierte en un don, destacando la valentía en su carácter, el poder de improvisar, de vivir sin un plan determinado y lograr sin más los objetivos que se propone. Existe en el film una sutil crítica a los acuarios, hay escenas incluso que retrotraen a la inolvidable película “Liberen a Willy“, con la cual comparten la premisa de la importancia de la liberación de los animales en cautiverio, y el respeto que se impone por el reino animal. La escena donde suena la canción What a Wonderful World, compone simplemente un momento inolvidable del film. Pixar logra una historia de emoción pura, de hecho en eso es quizás donde supera a Nemo, existe una reflexión más profunda por parte de los personajes, de su mundo interior, y de cómo encarar y superar los obstáculos que el mundo exterior les presenta, si bien la familia es un tema central, ya sea por la falta o la presencia de una, Buscando a Dory se convierte en un viaje personal, de aventuras, de amistad, de lazos y vínculos de fidelidad absoluta, donde la idea de vivir una vida no tan planificada puede llevarnos a la felicidad que tanto buscamos.
Disney presenta la secuela de una de sus películas live-action (de carne y hueso) más exitosas de toda la compañía, que estuvo a cargo de Tim Burton, que en esta oportunidad decidió ceder la silla de director para tomar la posta como productor ejecutivo del proyecto. James Bobin dirige esta vez, con el regreso de Linda Woolverton como guionista. Esta nueva historia de Alicia, está levemente basada en el cuento escrito por Lewis Carroll, tal como fue la anterior película. Han pasado 3 años luego de la última aventura de Alicia (Mia Wasikowska) en la Infratierra, y ahora capitana del barco que heredó de su padre, es llamada nuevamente a este fantástico mundo para salvar a su mejor amigo, el Sombrerero (Johnny Depp). Para ello, deberá buscar la ayuda de un nuevo y particular personaje: el Tiempo (Sacha Baron Cohen). La nueva aventura de Alicia no va a decepcionar, pero inevitablemente comparando con su predecesora, no llega a superarla. La metáfora y el mensaje de que el tenemos que aprender a usar nuestro tiempo y no desperdiciarlo está plasmado a lo largo de toda la película y es una buena enseñanza, no solo para los niños, sino que para todo el público. Ya que el tiempo es uno de los temas principales de la película, no podía hacer falta el viaje en el tiempo, y es aquí donde este recurso nos ayuda a conocer varios orígenes de los personajes principales. A pesar de esto, varios personajes que eran relevantes en la otra pelìcula, acá no tienen mucha participación y algunas veces parecen desdibujados o solo están para agregar alguna cuota de humor, como los hermanos Tweedles (Matt Lucas). Todos los elementos visuales, el punto fuerte de la película anterior, están de regreso. La dirección de arte es impecable por donde se la mire, ya sea en la Londres de 1880 donde los ambientes o los trajes de los personajes son adecuados a la época, como así también los escenarios y vestuarios de los personajes de la Infratierra van acorde con lo ya establecido. Vale destacar el gran laburo realizado por los animadores en esos espacios ficticios del País de las Maravillas, ya que son impresionantes por los detalles y la calidad de los mismos. El castillo de Tiempo, con una estética oscura y steampunk, identifica perfectamente a su dueño con las texturas, colores y formas, dando la impresión que uno está metido en un videojuego de aventuras. Otro espacio que es digno de mencionar es el "océano del tiempo" que con su inmensidad y grandeza, impacta al espectador y te hace sentir que estás navegando con la pequeña Alicia por ese mar interminable. Esta percepción también se logra con el efecto del 3D digital, que está bien aprovechado en esta película, en la que le da ese toque de profundidad durante toda la película, haciendo que uno pertenezca dentro de ese mundo. Párrafo aparte para la banda sonora, compuesta nuevamente por el ya conocido Danny Elfman, que acompaña perfectamente toda la película, manteniendo el tema principal icónico de la película anterior como leiv motiv de maneras alternativas, pero siempre con el estilo digno de una película de aventuras épicas. En resumen, se puede decir que esta película cumple su objetivo de entretener, pero no logra superar a la anterior entrega, ya que varios de sus personajes quedan descolgados por la historia, a pesar de transmitir un lindo mensaje al público que va muy acorde a esta generación donde vivimos "sin tiempo" para las cosas.
Para dejar claro desde un principio, Somnia: Antes de Despertar, no es una película de terror al 100%, si no que es una fusión de varios géneros y en este caso, eso es un punto que le juega a favor. Planteando la premisa de que un niño de 8 años llamado Cody (interpretado de una manera muy acertada por Jacob Tremblay) es adoptado por Jessie (Kate Bosworth) y Mark (Thomas Jane), luego de que la pareja sufra una pérdida irreparable. Este niño esconde un secreto: todos sus sueños y pesadillas se hacen realidad. Sus nuevos padres tendrán que descubrir cómo enfrentarse a esta situación antes de que sea tarde. Como mencioné al principio, esta película fusiona varios géneros. Se puede decir que la base en este caso es la fantasía, ya que se puede observar los distintos tipos de sueño que tiene Cody, teniendo en cuenta aspectos psicológicos reales sobre el estudio del sueño, donde una persona tiene "sueños residuales", dicho en palabras más simples: sueños que tienen como punto de partida, la mezcla de vivencias y hechos que uno transitó a lo largo del día. Las escenas de los sueños tienen un tinte mágico que distan mucho de una película de terror que estamos acostumbrados hoy día, pero cuando irrumpen las pesadillas, entramos en un terreno oscuro y con algunos momentos de tensión bien creados. Esto último, se puede decir que tiene una gran influencia de las películas de Guillermo del Toro como "El Laberinto del Fauno". El CGI (Imágenes Creadas por Computadora) en esta película es buena en algunos momentos y en otros momentos la calidad decae, en especial en las partes donde el ente malévolo aparece, arruinando la tensión/miedo construida. La pareja principal tiene un pasado oscuro y los actores interpretan muy bien estos personajes, ya que a lo largo de la película podemos sentir el dolor que acarrean, sus deseos e inseguridades y las distintas posturas que cada uno tomó con respecto a ello, demostrando así también la tridimensionalidad de estos personajes. En cambio, está el personaje de la asistente social, que resulta muy chato, ya que no podemos ver algún indicio de por qué actúa de la manera que lo hace. El director Mike Flanagan (Oculus, Absentia) logra crear un balance perfecto entre los sueños y pesadillas que vemos a lo largo del film. La estructura narrativa es totalmente clásica, donde vemos a la heroína principal atravesar por un camino lleno de obstaculos y tener una transformación final diferente a lo que era en un principio. Algo que no me cerró fue la pesadilla final del tercer acto, ya que podemos observar distintos elementos y características (sin spoilear) que son imposibles que Cody las sueñe, teniendo en cuenta la forma previamente establecida de dónde provienen todos estos sueños. Apartando eso, vale destacar el punto de giro final que se presenta durante este acto, que da una pequeña vuelta de tuerca y un buen cierre a la película. Otros puntos para analizar son la música, compuesta por The Newton Brothers, quienes ya colaboraron en la mayoría de las producciones de este director. La misma es muy acertada para los distintos tonos emotivos que se pueden apreciar a lo largo de la cinta, como así también aporta bastante a la hora de crear la tensión necesaria durante las pesadillas. Esto tampoco se lograría sin la fotografía de la película, en la que oscuridad y la luz juegan factores importantes durante todo el relato, ya que hay diferentes tonalidades de colores que representan y diferencian muy bien los sueños de las pesadillas. Debido a que el proyector de la función de prensa no estaba bien calibrado para la imagen, muchas escenas quedaron en total oscuridad y no se podía apreciar visualmente lo que sucedía y eso le restó mucho a la experiencia. Como conclusión de este análisis, se puede decir que Somnia: Antes de Despertar cumple su objetivo, a pesar de tener algunas fallas, ya que tiene otros puntos narrativos o de actuación que equilibran esas falencias. Una película para toparse con el terror de una manera distinta a la que nos tiene acostumbrado el cine hollywoodense últimamente.