Duro regreso a la esclavitud La escritora Suzanne Collins era muy conocida entre el público infantil por sus guiones televisivos y la saga "Las crónicas de las tierras bajas", hasta que llegó en 2008 la novela de ciencia ficción "Los juegos del hambre", comienzo de una trilogía cuya segunda y tercera parte fueron igualmente exitosas. Su pasaje al cine y haber encontrado el director justo aseguran un éxito cinematográfico tan sólido como el literario. Ubicada en un futuro no demasiado lejano, "Los juegos del hambre", gira acerca de un lugar que se llamó Estados Unidos, ahora denominado Pánem, que sometido a todo tipo de desastres, atraviesa un momento de esclavitud bajo el poder de un Capitolio, integrado por doce distritos, sometidos a la servidumbre. Un gobierno dictatorial ha determinado cada año un rito por el que, cada distrito elige un varón y una mujer adolescentes para protagonizar un show transmitido a todo el país en el que veinticuatro jóvenes (Tributos) compiten y luchan entre ellos hasta que sobreviva el más apto. Esto implica beneficios para el distrito al representan Katniss Everdeen, una adolescente, suerte de fuerza en un hogar donde falta la figura paterna, logra sustentos adicionales cazando ilegalmente por zonas no permitidas de su distrito. Durante el rito de elección en el que es seleccionada su hermana menor para formar parte de la temida ceremonia, se ofrece como voluntaria, tratando de protegerla. Junto con el hijo del panadero, su vecino y oculto admirador, serán los representantes de la Sección 12. CON BUEN DISEÑO El filme tiene fuerza y suspenso y un espectacular diseño de producción. En forma de metáfora, se alude a una sociedad reducida a la esclavitud por una minoría bastante inferior, donde la independencia y la libertad son un peligro que debe neutralizarse. Lo exterior, el espectáculo, será la clave para una temporaria salvación; el show, la neutralización de lo individual, el romance, la excusa para el final feliz. La joven Jennifer Lawrence, la misma de "Lazos de sangre", reitera aquella fabulosa saga de la chica de las montañas Ozak, en esta suerte de "Truman Show" tan parecido a "American Idol". Verdadero eje de una película un tanto extensa, muestra una vez más esa mezcla de aspereza y obstinación que caracteriza su personaje y logra convertirse en el punto fuerte del relato.
Un héroe bastante confundido La factoría Marvel se caracterizó por la imaginación de una variedad de personajes, desde "Capitán América", pasando por "Los cuatro magníficos", o el "Hombre Araña". Compañía creada en 1939, abasteció especialmente el mundo de la historieta, hasta la reciente época en que la compañía Disney la compró. Pero estas son otras épocas y los héroes, o superhéroes salen medio torcidos como este "motorista fantasma" llamado Johnny Blaze, que por intentar salvar al padre tuvo la idea de pactar con el Diablo como si fuera el señor de la vuelta de casa. Así perdió su alma y se transformó en algo así como un marginal que anda a la buena de Dios, torturado y conflictivo, cumpliendo las tareas que se le encomiendan. Si Peter Fonda era su Mefistófeles hace cinco años en el primer filme de la serie, ahora, más acorde con la modernidad, el Diablo tiene la cara del señor Dumbledore, el mismo de Harry Potter. LOS MONJES Esta vez el torturado Johnny Blaze es reclutado por unos monjes de la Orden de Miguel Angel, que viven en Europa del Este, para proteger al hijo del Diablo que tuvo un affaire con una rusa (también los países se ponen de moda). Luego de una impactante escena de superacción en el comienzo (lo mejor de la película), ubicada en ámbitos eclesiásticos, monasterio en escarpada montaña mediante y donde conocemos a la bella rusa y su hijo, el filme comienza a irse en picada. El libreto va para cualquier lado, la presencia del Motorista Fantasma con su cuerpo y su moto incendiados y esa carota-calavera mecánicamente movible, siempre al borde de la histeria, no alcanza a superar la categoría del ridículo y lo único rescatable son las locaciones (Rumania, Turquía) o los efectos especiales. La narración hace agua, Nicolas Cage sobreactúa y ríe. Roaroarke, el demonio de turno, mantiene una buena máscara y la rusa, hija en la vida real de Michele Placido, hace lo que puede para mantener una actuación decorosa ante tanto descalabro. El diseño de producción es aceptable.
Dos agentes de la CIA están prendados de la misma chica Es un filme con buen diseño de producción, correcto timing, pero ninguna originalidad. Todo es previsible, los clisés del género abundan y se quiere aunar romance y acción en una liviana producción con atractivos actores. Ella es Lauren, una joven con un buen empleo de testeo de productos, soltera y con ganas de entrar en romances más serios. Ellos, Tuck y Frank, sí, porque son dos, integrantes de la CIA, jóvenes y lindos, y también con ganas de encontrar una relación más perdurable. Aunque uno, el bueno de Tuck lo intenta por segunda vez, relación que le dejó un chico y una ex mujer. Los dos recurren a un "solos y solas" de la web, por supuesto que no se cuentan nada, encuentran a Lauren y la citan. En un momento dado, ambos se sinceran y ante el "gusto común que los une" se declaran rivales. Por supuesto que tecnología apropiada para empresas superiores, comienzan a ser utilizadas, para frenar el avance de cada uno de los candidatos. LO PREVISIBLE "Esto es guerra" es un filme con buen diseño de producción, correcto timing, pero ninguna originalidad. Todo es previsible, los clisés del género abundan y se quiere aunar romance y acción en una liviana producción con atractivos actores. La chica es Reese Witherspoon y los galanes, Chris Pine con algo de Brad Pitt joven y el inglés Tom Hardy. En un breve papel de abuela, Rosemary Harris, conservando el encanto de su ya lejana "Tom y Viv". La película tiene una inicial escena de acción bien filmada y con abundantes efectos especiales, donde aparece el enemigo de "los CIA", Heinrich, que se llama a cuarteles de invierno hasta que los romances se desarrollen y vuelva a aparecer en otra impactante escena de acción y nuevos efectos especiales.
Esos sucios juegos del poder Relato frío y apasionante donde analistas y asesores pueden caer en picada, pero la red que los contiene es tan sucia que cuesta utilizarla. "El precio de la codicia" revela a un gran director, dueño del desparpajo de la juventud, el manejo de las tensiones y un ritmo endemoniado Un banco financiero de primer nivel en uno de los imponentes rascacielos de la Gran Manzana neoyorquina. La escala jerárquica de sus miembros tiene como común denominador trabajar con millones de dólares que se multiplican hasta lo infinito, pero pueden desaparecer por su misma volatilidad. Los más nuevos integrantes del grupo, Peter Sullivan y Seth Bregman, se hicieron amigos. Seth vive para multiplicar efectivo y Sullivan para celebrar la simpleza de su compañero. Cerca de ellos, lejano en cuanto a jerarquías está el jefe, Sam Rogers, ese indiferente al que nada le interesa, pero que llora en soledad la próxima muerte de su perra. Una mañana cualquiera, una inspección general; el veterano Eric Dale, uno de los mejores analistas es despedido. La frialdad de la "ceremonia" de despido asombra a los más jóvenes que toman conciencia que así puede ser también la de ellos. DESPOJOS Eric Dale se va. Un despojo al que los pisos que lo acercan a la planta baja transforman en un hombre sin importancia, despojado del celular y ya ajeno a la circunspecta "gallina bancaria de los huevos de oro", millonaria en bonos y cauciones. Antes de irse, Dale pide a Peter que dé una mirada a un trabajo que estaba haciendo para la empresa. Lo que se descubre, provoca una implosión en la empresa, y lo que suceda después, será causa imprevisible de la Segunda Depresión, ésa que abarcó de 2008 a 2011 y se extendió por Estados Unidos hasta invadir el mundo. La inspiración del filme para el joven director J.C. Chandor, surgió en la familia. Su papá trabajó más de treinta años en Merryl Lynch y con la debacle del 2008, en Estados Unidos, bancarrota de Lehman Brothers, incluída y su proyección al mundo, el tema quemó. MUNDO PRIVADO La película desnuda el privado mundo de las altas finanzas y navega aguas turbias de pasiones, pequeñeces, egoísmos y cobardías. Con máxima tensión, elegante diseño de producción y sonoridades exactas, el filme coloca a una corporación al borde del desastre y la hace pasear por la cornisa hasta el final. ¿Cómo se conjuga la ambición y la corrupción, el cinismo y la debilidad, mientras gira un paquete de bonos basura y se plantea la necesidad de destruir o salvarse, de dignificar lo indigno? Relato frío y apasionante donde analistas y asesores pueden caer en picada, pero la red que los contiene es tan sucia que cuesta utilizarla. "El precio de la codicia" revela a un gran director, dueño del desparpajo de la juventud, el manejo de las tensiones y un ritmo endemoniado. Casi dos horas para disfrutar de gloriosos veteranos, Kevin Spacey, Jeremy Irons, Stanley Tucci, Demi Moore y conocer a los más jóvenes, Zachary Quinto y Penn Badgley. Atención con este director debutante de tan solo veintiséis años.
Del realismo fantástico local El director construye una obra austera, mínima, la ubica con aciertos en un barrio laberíntico como el de Parque Chas, e imprime a través de la fotografía algo del misterio, el toque casi demodé de la novela. La película está basada en una novela corta de Adolfo Bioy Casares, importante escritor argentino, que con su mujer, Silvina Ocampo y su amigo Jorge Luis Borges, dieron un vuelco particular a la literatura de nuestro país al incursionar dentro del realismo fantástico. "Dormir al sol" escrita en 1973, cuenta lo que le pasó a Lucio Bordenave, cesanteado recientemente y metido a relojero, que, muy enamorado de su mujer, sufre una serie de cambios que le harán, tangencialmente, ingresar al mundo de la locura y luego al de la fantasía, donde la figura del perro adquiere una notable importancia. COMO UN SUEÑO Bordenave, su mujer Diana, el misterioso doctor Standel y el doctor Samaniego son los personajes en la novela que en la película actúan a horcajadas de la realidad y la ficción. A veces como habitantes de un sueño, otras como vecinos de Parque Chas (Villa Urquiza, en la novela), en los "60 en el libro, en los "50, en la película, mantienen esa característica no totalmente real otorgada por el autor. Hace poco tiempo tuvimos en Buenos Aires un filme con connotaciones similares, era una película protagonizada por Paul Giamatti "Itinerario de almas", que también versaba sobre el sutil tráfico de almas y la posibilidad de emigrar un tiempo de los cuerpos para curarse en otros. La película aborda esa temática y también puntos clásicos, habituales en Bioy, el amor, el destino como juego, la pérdida de la identidad y el cambio. UNA OBRA AUSTERA El filme de Chomsky vuelve a mirar hacia la literatura. La mayoría de los jóvenes realizadores no se inclinan por esta opción. El director construye una obra austera, mínima, la ubica con aciertos en un barrio laberíntico como el de Parque Chas, e imprime a través de la fotografía algo del misterio, el toque casi demodé de la novela. Bien elegidos los personajes, Machín como Bordenave, Esther Goris como Diana, Belloso como el doctor Samaniego y Enrique Piñeyro como Standle, todos guardan el "physique du role" requerido, aunque la dirección de actores no sea firme. Una pena la poca utilización de la clave argumental, el perro; el comienzo prometía un misterio que se desvanece con el desarrollo posterior.
Una de princesas y monstruos Todo se transforma. En las tradicionales películas de acción y aventura, el héroe se enfrentaba con el villano en distintas locaciones y luchaba contra los mas extraños obstáculos y todo tipo de enemigos. Cumplía su objetivo y ratificaba su condición de héroe. Pero la imaginación sigue desbordándose. Es el caso de "John Carter: entre dos mundos". Un joven capitán del ejército, durante una histórica contienda en Estados Unidos, es abducido, y llevado a Marte, aunque sus habitantes lo denominan Barsoon. Allí, con poderes extraños como el de saltar a distancias increíbles, comienza a integrarse con un mundo que está muriendo, donde los seres de cuatro brazos muy verdes, como la hojas de la tierra en la primavera, luchan con enemigos imponentes y asumen una crisis galáctica. Carter recuerda su apuesta por la libertad y la no sumisión al enemigo. Armado, entra en lucha. POR EL AZAR Basada en una serie del popular Edgar Rice Burroughs (creador de "Tarzán"), John Carter revitaliza la historia del héroe enfrentado a la aventura y el azar. La serie, luego transformada en libro, que tenía sus mayores adeptos entre los adolescentes, ya en su formato película, está dirigida a ese mismo tipo de público. Tiene un buen ritmo narrativo, atractivos efectos especiales, bellas locaciones y una estética que se renueva con inéditos tipos de monstruos (la imponente escena del campo de guerra, con semejanzas respecto del Circo Romano, donde luchan monstruos gigantes, custodiados por extraños cuidadores). El filme, aunque no innova en cuanto a temática, recrea mundos de cuidados diseños, en los cuales que extrañas criaturas. CINE DE BARRIO El director, siempre con el apoyo de la serie original, "John Carter de Marte", es ayudado en la ficción por un equipo que aglutina a Taylor Kitsch y la bella Lynn Collins (Dejah Toris), la tradicional princesa, esta vez con una cuota de desparpajo y picardía que le sienta bien y recuerda a la Catherine Z. Jones de los relatos cinematográficos iniciales. Entretenida, a veces con repeticiones, "John Carter en Marte" recicla un cine que teniendo como protagonistas a "Simbad el Marino", "El príncipe valiente" o "Aladino", continúa atrayendo con su carga de aventura y fantasía, como en la época del "cine de superacción" televisivo, o las míticas matinés de los cines de barrio.
Las razones para una dicusión El espectador que espere al Roman Polanski clásico, encontrará a otro, quizás más escéptico, reflexivo, pero fiel al espíritu crítico que lo ha caracterizado siempre. Por algo eligió ahora a una autora tan cuestionadora como Yasmina Reza, la misma de "Art" y otras piezas, estrenadas con éxito en Buenos Aires. Aquí el tema es sencillo y con sólo cuatro personajes. El motivo de la reunión de estos adultos occidentales y cristianos es una pelea en la plaza entre los hijos de cada una de las parejas, con el saldo de dientes rotos y hematomas variados. Nada demasiado trascendente. La liberal Penélope Lonstreet, amante de la ecología y la paz, decidió reunirse con los padres del agresor para una conversación clara, de la que todos puedan salir convencidos de que fue una circunstancia simple, todo pasó y tienen los mejores hijos del mundo. La reunión es en un departamento de Brooklyn, donde Penélope vive rodeada de libros de arte y en la compañía de un marido bromista, burgués en ascenso, más bien simplón. Los Reilly integran una pareja de ricos americanos, él abogado y ejecutivo farmacéutico, un Jim frío y absolutamente despreocupado de todo lo que no sea su trabajo y sus negocios, a los que permanentemente accede via celular. Su mujer es rubia y atractiva, señora de "té y canasta". EN LA REUNION Lo que se inicia como una civilizada reunión de adultos racionales, paulatinamente se va transformando en un ring de box, donde las voces suben, las mentes se obnubilan, lo irracional aflora y cada uno, en la discusión va sacando lo peor de ellos mismos. Basada en la obra teatral "Le dieu du carnage" de Yasmina Reza, el filme no deja el ambiente claustrofóbico en que se desarrolla y sin raccontos ni inserts se transforma en un formidable juego de ideologías en disputa, hasta llegar a los insultos y la degradación -que comprende la discriminación, los prejuicios y las contradicciones- demuestra que largos años de "educación y cultura" pueden durar instantes, cuando las propias opiniones no coinciden con las de los otros. Diálogos filosos, argumentaciones traicioneras, muestran la fragilidad de la paz cuando la intolerancia se oculta. Jodie Foster hace un buen trabajo de la señora ambientalista, tan al borde de la histeria como su visitante. El resto de los actores están cómodos en sus personajes, que muestran lo peor de cada uno en lo que se inicia como una conversación aparentemente intrascendente y conciliadora. El austríaco de "Bastardos sin gloria", como el abogado Reilly, se luce en su actuación sin llegar a algunos desbordes con los que a veces Jodie Foster irrita. Muy bien Kate Winslet en un personaje que llega al borde pero no cae en el vacío.
Una chica dispuesta a dar con un ex novio infractor El filme carece de sorpresas, la carnadura de los personajes casi no existe y sólo hace la película digerible la presencia de Katherine Heigl y John Leguizamo, simpáticos como parejas despareja y la que fuera rutilante Debbie Reynolds como la abuela. Stephanie Plum comienza a aparecer en las novelas de aventuras de una tal señora Janet Evanovich, que escribía novelas románticas poco exitosas. EN INFRACCION Un éxito inmediato ante la aparición de la nueva novela con este personaje y una sucesión de aventuras de la protagonista en posteriores novelas (con diecisiete títulos publicados), desencadenaron la compra por la Columbia de los derechos de esa primera y publicitada edición, primera de la serie, llamada ‘Sólo por dinero’, para ser llevada a la pantalla. La chica Plum es atractiva. Hace poco que se divorció. Atendía la sección lencería en una tienda de Nueva Jersey, pero van seis meses de desempleo y el trabajo está difícil. Stephanie vive en una departamento modesto que ya no puede pagar, acumula deudas, maneja un auto viejo y de las propuestas laborales que se le acercan elige la más segura, porque el negocio es de un primo, pero con riesgos. Se trata de un lugar que trata a personas que después de tener una libertad bajo fianza por causas menores, no van a juicio, salieron de la cárcel, pero no se presentaron cuando los convocaron, o sea que están en infracción y el primo debe dar con ellas para ponerlos en vereda y cobrar, obviamente, una recompensa. En su nuevo trabajo Stephanie tendrá que ocuparse de ‘pescar’ a los infractores y entregarlos. Intenta con algunos, pero uno en especial, el que tiene una interesante suma para cobrar de recompensa -de la que ella recibirá una buena comisión- es un conocido, más aún, un ex novio que la plantó de adolescente y a la que decide perseguir, un poco por el dinero y otro poco por despecho. Pero Stephanie no sabe que se metió en un asunto complicado. MINIMOS RECURSOS La película de Julie Anne Robinson es líneal con una temática mínima, pocos personajes y una atractiva intérprete venida del campo de la televisión. Hay algunos intentos para lograr cobrar comisiones, mínimos recursos que ponen a la protagonista en situaciones peligrosas y alguna intención por parte de la familia de ayudarla en la empresa (una abuela metida pero útil por el préstamo que hace de su viejo auto para suplantar al endeudado). El filme carece de sorpresas, la carnadura de los personajes casi no existe y sólo hace la película digerible la presencia de Katherine Heigl y John Leguizamo, simpáticos como parejas despareja y la que fuera rutilante Debbie Reynolds como la abuela (sí, el tiempo pasa, desgraciadamente), con varios intentos de remedar a Ruth Gordon (‘El bebé de Rosemary’).
Misterioso mecánico de autos El filme no tiene demasiada sangre, pero su violencia impacta y su protagonista es capaz de hipnotizar con su sola presencia. A él le presta su excelente capacidad interpretativa, un admirable Ryan Gosling. El protagonista de esta película no tiene nombre. Sólo se lo conoce como ‘el conductor’. Es parco en palabras, calmo en apariencia, pero no duda cuando hay que cometer un acto criminal. ‘Drive’ es un ‘thriller’ que hereda lo mejor de ciertos héroes solitarios de los 80, tipo ‘Harry, el Sucio’, o ‘Bullit’, con el inolvidable Steve McQueen. Claro que Ryan Gosling es de otra generación y además es músico, lo que le otorga una visión más amplia a su personaje. De caminar cansino, movimientos lentos y una campera que como el filme puede convertirse en un objeto de culto. Porque ‘el conductor’ lleva una campera blanca con un escorpión tatuado en la parte de atrás. La historia está ambientada en una ciudad de Los Angeles gélida y oscura. Algún dato más sobre el protagonista indica que se lo conoce como mecánico de autos y experto en el volante. Eso le ha permitido ser también doble de riesgo de películas de acción, en las que es capaz de chocar un patrullero y hacerlo volar por el aire, todo con calma. SIN DOMICILIO Pero el hombre tiene otra ‘profesión’ menos visible. Por las noches hace trabajos por encargo, acompaña a asesinos a algunos atracos, a quienes espera con mirada expectante en su auto y luego los lleva hasta una zona segura y libre de la mirada de la policía. Este conductor tiene un código, no hace ningún negocio con la misma persona dos veces. Solitario por naturaleza, sin domicilio, ni celular fijo, ha hecho algunos arreglos sucios con su empleador, con el que son socios en el crimen. Todo parece estar bajo control para el conductor, hasta que una vecina joven, de cara angelical, con un niño, se le cruza en el camino. Esta mujer tiene a su marido en la cárcel y eso lleva al muchacho solitario a frecuentarla y a enamorarse silenciosamente de ella. Pero el marido regresa y todo se complica. ‘Drive’ no tiene demasiada sangre, pero su violencia impacta y su protagonista es capaz de hipnotizar con su sola presencia. A él le presta su excelente capacidad interpretativa, un admirable Ryan Gosling. A su lado una impresionante Carey Mulligan y una buena fotografía complementan este filme tan inquietante como fascinador.
Ser optimista a pesar de todo Drama atemperado por una dirección que intenta no caer en el melodrama, no puede sin embargo escapar a esa tendencia, difícil de salvar con temas como éste. Joven y bonita, exitosa y decidida Marley Corbett se ha sabido ganar el lugar que la destaca en la importante agencia de publicidad en que trabaja. Aunque todavía no tiene una pareja estable, la conquista amorosa no es un problema para ella, porque sabe atraer a los hombres. Aunque no parece haber hallado a la persona adecuada. CIERTAS TENDENCIAS Dominar conocimientos, manejar situaciones, buscar los mejores momentos para presentar innovaciones en el trabajo o compartir con amigas son tareas que no tienen secreto para ella. Hasta que un análisis médico le dice que la vida es limitada, que nada es para siempre y un cáncer avanzado, que sólo hace unos días se manifiesta, puede dar por tierra una vida plena. Un médico joven, Julián Goldstein le da la noticia. Marley Corbett, con su clásico dominio de situaciones, lo toma con sorpresa, pero con cierta filosofía. Ella parece manejar también lo poco predecible y no tanto lo que vendrá después, ese médico austero y poco comunicativo que parece no serle indiferente. Hay tendencias temáticas que a veces son breves, o se retroalimentan en la industria hollywoodense. Ahora parece haber una que plantea una enfermedad generalmente terminal en gente joven y la resolución pasa por el humor y a veces la canción. Es el caso de la reciente ‘50/50’ con Joseph Gordon-Levitt o ‘La decisión más difícil’ dirigida por Nick Cassavetes y la de este filme de Nicole Kassell. La película está bien contada, mantiene esa línea ‘optimista a pesar de todo’. Está matizada por alguna broma pesada (la aparición del joven enano de ‘Muerte en un funeral’) y añade condimentos como la presencia materna, esa madre con la que uno nunca se llevó demasiado bien, pero con la que siempre se cuenta, ahora interpretada por la gran Anjelica Houston, a la que parece que Holywood olvidó. Gael García Bernal está correcto en su papel y Kate Hudson -hija de Goldie Hawn-, es una atractiva Marley Corbett. Drama atemperado por una dirección que intenta no caer en el melodrama, no puede sin embargo escapar a esa tendencia, difícil de salvar con temas como éste.