Todo empezó con el formato original, una serie de televisión de mediados de los "70, que se prolongó hasta 1981 con gran éxito. Tres chicas lindas, jóvenes y muy activas, que formaron parte de la policía, comienzan a trabajar en la Agencia Townsend, una empresa de detectives dedicada a la seguridad. Con un CEO misterioso, Charlie, al que nunca se lo ve, las chicas reciben órdenes para participar en casos que necesitan de fuerza y astucia "para no perecer en el intento". Con el cambio de épocas, cambian los casos y las chicas. Ahora estamos en el período internacional y la Agencia Townsend tiene sucursales en distintos lugares del mundo. Las chicas son Sabina (Kristen Stewart), astuta y seductora; Jane, impactante morocha, ex M16 (la inglesa Ella Balinska), y Elena Houghlin (Naomi Scott), experta en informática, que descubre la peligrosidad de un desencadenante de energía que puede ser utilizado como arma. O sea que nos ubicamos ante un formato que con los objetivos de la serie original (1976), cuenta su propia historia con otros actores y actrices y la incorporación de nuevos personajes. Los norteamericanos lo llaman "reboot". DE ACCION La primera escena sintetiza el resto de la película. Sabina con peluca rubia, seduce a un mafioso oriental malo muy malo y mezcla los ingredientes de todo el filme, la sofisticación y la acción. La secuencia se desliza a partir de caricias cada vez más audaces en exótica terraza con fondo de guardaespaldas y velas, hasta las sogas que semejan columpios por las que Sabina se desliza para encerrar el cuerpo del mafioso. Así, por Brasil, Alemania o Turquía, teniendo como fondo el Bazar de las Especias de Estambul o el Hipódromo de Veliefendi y el barrio de Sultanahmet, con sus toques bizantinos y otomanos, se suceden persecuciones violentas y combates glamorosos tras aquellos que quieren utilizar un gran invento en el campo de la energía como arma para dominar el mundo. En pocas palabras, un argumento mínimo que permite el máximo de acción en escenarios sofisticados con mujeres poderosas que demuestran su fuerza y astucia contra débiles señores del género masculino que parecen estar en situación de calle ante tamañas especialistas en artes marciales y armas de guerra. Alrededor de todas están Jhon Bosley (el exótico Patrick Stewart de "Star Trek"), con vuelta de tuerca en el final, o la misma directora de la película como actriz, Elizabeth Banks, convertida en una Bosley (palabra convertida en posición jerárquica en la historia). Y en un cameo final, la presencia de Jaclyn Smith, la Kelly Garret de la serie original. Entretenida, de buen ritmo, plana en la historia, con ingenuos remedos de apelación "Me Too" y con una actriz con personalidad, convertida en un torbellino superpoderoso, estos "Angeles de Charlie" pueden dar un momento atractivo y efímero a un público adolescente y aquellos que aman las producciones con aspiraciones de superhéroes.
Luisa trabaja en un taller de alfarería y para compensar un sueldo escaso hace tareas como niñera en una casa de clase media. Todo es cotidiano en su vida hasta que suceden dos hechos aparentemente no significativos. Una tarde se le cierra la puerta del departamento en el que cuida al pequeño Feli y llama a Miguel, su novio para que la ayude a entrar. Algo ocurre (no queremos adelantar más datos para mantener la expectativa del espectador) y el pequeño termina internado. El resto es algo así como una odisea personal que se plantea Luisa con ella misma ante el descubrimiento de algo tan fundamental como la responsabilidad. Y no sólo eso: cómo se hace si hay también dos seres queridos involucrados y uno de ellos parece no tener conciencia de su parte de culpa. Luisa ama a ese chiquito que cuida todos los días, pero también ama a su novio, involucrado sin querer en la situación. Con esa austeridad que caracteriza el cine del director Mariano González ("Los globos") se desarrolla esta asunción de la culpa y la duda en el individuo (en este caso Luisa). Como una sumatoria de tensiones, un velo parece envolver a la chica que intenta explicarse y también explicar a los que se vieron afectados (la familia del chico impide cualquier diálogo). El espectador del cine de este joven director (y actor; es Martín, el novio de Luisa) observa acciones que llevan al núcleo temático, se interna en el clima casi enfermizo que va carcomiendo a la protagonista y toma conciencia de eso que sutilmente separa clases. ¿Cómo es que una relación hasta ahora casi perfecta, de servicio y cariño, interrumpida por un hecho fortuito pero peligroso, puede no admitir ni siquiera una explicación (aceptada o no) y terminar abruptamente? Como en el notable cuento de Liliana Hecker "La fiesta ajena", Luisa se da cuenta de que hay estratos que separan gente y sentimientos, que ella no es más que una chica por horas que se equivocó. Un relato minimalista, intenso, con climax y una gran actriz, Sofía Gala Castiglione, que con mínimos gestos, intensas miradas y sólida actitud emocional se pone al hombro el protagonismo de un filme.
Se trata de la continuación de la exitosa serie televisiva británica que hace nueve años comenzó a proyectarse y se prolongó a lo largo de cinco años, hablándose actualmente sobre una posible continuación. El filme transcurre en el condado inglés de Yorkshire en 1927, donde la aristocrática familia Crawley y sus sirvientes centralizan la atención del lugar y en la que se asiste, como principal acontecimiento, a una visita al castillo real por un día del rey y su esposa. Los mismos personajes de la serie, Lady Cora, el conde de Grantham, interpretado por Hugh Bonnevile, sus hijas Lady Mary y Edith, el yerno irlandés, viudo de una de las hijas de la familia y personajes como la madre del conde i (Maggie Smith y su clásico histrionismo humorístico), junto con una copiosa servidumbre en la que siempre tuvo un papel especial el "mayordomo perfecto" Charles Carson, jubilado ya, pero que reaparece en el filme. IMPORTANTE APUESTA Película de impecable factura visual, airosa música de superproducción, glamoroso vestuario y elenco que respeta en general el de la serie, "Downton Abbey" refleja la división de estamentos sociales de un mundo en extinción, en el que hasta la servidumbre pelea por las jerarquías, mientras, las intrigas, los chismes son condimento de todas las clases sociales. El filme deja de lado la mayoría de los sucesos históricos que rodean el contexto familiar (presentes en la serie), el hundimiento del Titanic, el crack económico de fines de los 20 y sólo alude a un atentado que tiene como protagonista en calidad de salvador al yerno irlandés de la familia Crawley. También incluye una "situación prohibida" de la que participa el personaje de Thomas Barrow. "Downton Abbey" será adorado por los seguidores de la inolvidable serie, que recuerda otra recordada saga televisiva británica ("Los de arriba, los de abajo") y que fue escrita por dos actrices de ese origen, Jean Marsh y Eileen Atkins. Una historia clásica bien contada, con buenos actores, exquisito vestuario y atractiva presentación. Innovaciones, ausentes.
No siempre el título de una película preanuncia el contenido, pero sí lo hace en el caso del filme de Paula Hernández ("Una vida"). Ayuda a entender la primera escena, que por su estructura pareciera iniciar un filme de terror y no un drama familiar. Pero si la vida es sueño, como decía el poeta afinando la metáfora, esta familia, como la mayoría, sufre pequeños trastornos que dificultan las relaciones, los deseos y las realizaciones, mientras otros como la abuela Meme o la adolescente Ana, en una karmática herencia, son víctimas de trastornos del sueño que las dejan en estado de indefensión. Llegar a la casa de Meme, la matriarca familiar, y encontrar un cartel de venta sin haberlo sabido preocupa a los hijos, Emilio (Luis Ziembroski), esposo de Luisa; Inés (Valeria Lois) y Emilio (Daniel Hendler). Justamente la primera discusión será por esa venta no comentada, que Meme explica haciendo gala de una solidez que Emilio parece haber heredado para dirigir su imprenta. Una discusión que abrirá la puerta a que comience a temblar el delicado equilibrio familiar. Porque todo parece vibrar sin razón haciendo juego con la inseguridad maternal, que en el caso de Luisa apunta a una rebelde hija adolescente, mientras que en Inés tiene como destinatario un bebé que parece haber desubicado a una madre ya no tan preparada para recibirlo. Si Luisa duda ante una hija que la cuestiona, también lo hace frente a un marido incapaz de hilar fino como Emilio, el cuñado más sensible, permeable a comprender ciertas profundidades y arrojar esperanzas amorosas de intimidad hacia una Luisa prudente pero coqueta. En fin, la familia aparece con sus poco a poco develados secretos, aislada en el medio de un bosque, cercana como nunca a una cámara Gesell capaz de transparentar sus más escondidas intimidades. UNIVERSO SECRETO La directora crea un universo que se rarifica con la suba del calor, la caída de la noche y la inesperada presencia de otro adolescente, también rebelde pero seductor, el hijo mayor de Emilio, que visita la casa luego de estar ausente de la familia vaya a saber desde cuándo. Entonces el enrarecimiento se corta con un cuchillo ante el pedido de los chicos de acampar juntos. Y será en el bosque, donde una ceremonia carnavalesca de leños encendidos, bengalas y juegos, mezcla de escondidas y gallo ciego, precederán a lo inesperado. Porque la presencia del chico rebelde, a la manera del visitante de "Teorema", desata el drama preanunciado por la sangre y la oscuridad del comienzo en un despertar sexual que teñirá a la familia de inesperados colores y precipitará los cambios que afloraban en Luisa y en su hija. "Los sonámbulos" intercambia líneas con "La ciénaga", de Lucrecia Martel, y momentos de "Tigre", de Silvina Schnicer y Ulises Porra Guardiola. Un cuidadoso desarrollo narrativo, el acompañamiento de la Naturaleza con los caracteres que parecen ir madurando ante el ascenso de la temperatura y la llegada de la oscuridad, caracterizan a la película de Paula Hernández. Un filme donde los individuos aspiran a conocerse y la llegada de un tercero desatará el comportamiento final. La directora, con mano segura, conduce el relato, integra la Naturaleza como un peligro de brasas encendidas y libertades desatadas -a la manera de "El señor de las moscas" y cuida las interpretaciones de figuras como la notable Erica Rivas, Marilú Marini, Ziembroski y Hendler, que se suman al sugerente rostro de Ornella D"Elía ("Tigre"). Cuidada la puesta en escena y los demás rubros técnicos.
Olivier le pone algo más que el cuerpo al trabajo. Por eso cuando le plantean despidos de compañeros, defiende a capa y espada el lugar del otro y si la cosa sucede es como un fracaso que lo desmoraliza. Suerte que tiene una buena esposa y dos hijos pequeños que le alegran la vida. Pero el suicidio de su compañero Jean Luc luego del despido anunciado lo desmoraliza, mientras insiste en que su mujer, Laura, acompañe a la familia de Jean Luc. Olivier no es consciente de que su esposa también lucha a diario como trabajadora y madre, y no es nada fácil manejar la rabieta de los chicos, el sueldo que no alcanza, los problemas del trabajo. ¿Cómo es eso de la empresa demandante permanente, la constante amenaza del despido y que cada vez alcance menos el sueldo? Todo esto está sucediendo cuando la angustia también alcanza a Olivier. Su mujer, sin causa aparente, desaparece y él empieza a pensar que con la obligación del trabajo que lo absorbe, ignora la realidad de la casa, cómo ayudar a los hijos, cuáles son las obligaciones que le tocan. De esto y mucho más trata este drama en que una sociedad cada vez más difícil puede arrojar al individuo a la depresión o a la huída. Porque eso debe haber pasado con Laura y gracias que está la mamá de Olivier (muy bien Dominique Valadié) para cuidarlos, o esa tía bohemia y encantadora, siempre dispuesta. FAMILIA UNIDA Con mucho de los hermanos Dardenne, tomando como centro la culpa de una sociedad que jerarquiza el capital más que al individuo, el director Guillaume Senez construye un drama humano, sin acentuar los excesos y con una cuota de sensibilidad especial. Bien puesto el título original del filme, "Nuestras batallas", en el que se alude a los esfuerzos diarios del hombre por vivir en familia con dignidad y la necesidad de unión para elevar las fuerzas comunes. Gran actuación de Romain Duris con un elenco de primera que suma distintos tipos reconocibles en toda las casas y los trabajos, más un par de pequeños actores encantadores. Un filme para pensar y sentir.
El tema de la violencia ocupa un lugar importante en la filmografía de Scorsese. Desde "Taxi Driver" a "Calles peligrosas", con "Toro Sentado", "Cabo de Miedo", "Pandillas en Nueva York" o "Silencio", el tema de la calle, el miedo, lo ilegal, la fuerza bruta escriben una línea temática de este realizador de orígenes sicilianos nacido en Queen, criado en Little Italy y habitante en la adolescencia de la zona del Bronx. "El Irlandés", basada en el libro "O“ que pintabas casas" de Charles Brandt, está centrado en los testimonios que Frank Seeran, un ex camionero y veterano de guerra que pasó la mayor parte de su vida como asesino a sueldo de la mafia, particularmente de Russell Bufalino y Jimmy Hoffa, peso pesados del mundo del hampa. El filme toma a un Seeran viejo y artrítico, refugiado en un geriátrico, que con humor y pocos prejuicios, relata su vida. Vida que según el libro de Brandt, un fiscal del estado de Delaware llegó a contar más de 25 víctimas de asesinatos por encargo y que habría incluído la figura del sindicalista e integrante del crimen organizado, Jimmy Hoffa, líder camionero desaparecido en 1975. HAMPA EN FILADELFIA Con fluidez narrativa que no basta para tolerar excesivos 210 minutos de proyección, el trío De Niro (Seeran), Joe Pesci (Bufalino), Al Pacino da una lección de actuación. Representaciones que pasan por tres décadas a partir de los 50 en un relato no cronológico que los incluye jóvenes gracias a un rejuvenecimiento digital notables. Parte de la historia del hampa en Filadelfia durante de esas épocas pasa por los recuerdos de viejo Seeran que habría muerto poco visitado por la familia (dos mujeres, cuatro hijas) y sin arrepentirse de ninguno de sus crímenes. Filme de mafias y conspiraciones, de plataformas capaces de sostener candidaturas presidenciales (los Kennedy son citados una y otra ve) y en las que las huestes de Hoffa al frente del sindicato de camioneros, provechaba el gremio para lavar dinero sucio bajo la excusa de los polémicos fondos de pensión. La película de Scorsese retoma el tema de la impunidad, de las carreras delictivas que no necesariamente culminan en la cárcel y donde la vida familiar parece esconder la paz que está ausente de la habitual trayectoria de los señores sin ley. Maratón de crímenes, traiciones de alto grado, amistades falsas y ese cinismo cargado de humor que enmascara la simpatía del tal Seeran. "El Irlandés" desnuda el vicio de la violencia, la ambición desmedida y el cinismo permanente que sólo parece interrumpirse cuando el mismo Seeran se siente juzgada por la pequeña Peggy, la más pequeña de sus cuatro hijas mujeres. Luego de los problemas que resultan de las producciones independientes con su arrastre de escasez de salas de exhibición, "El Irlandés" inicia su carrera con el aval de un relato notablemente interpretado por el trío italoamericano De Niro, Pacino- Pesce, la autenticidad del tratamiento de un tema atrapante y un cuidado formal explícito en el montaje y la fotografía de Rodrigo Blanco.
Con el interés que provocan los cambios que se van gestando en el plano social, el director Daniel Gimelberg ("Antes") indaga en qué pasa en una pareja homoparental (la de Martín y Leonardo) cuando surge el deseo de tener un hijo y se recurre al mecanismo de la adopción. La elección del sistema permite al director, por un lado, meterse con la burocracia desde el punto de vista del funcionamiento del sistema en nuestro país y por el otro lidiar con las complicaciones que surgen en la pareja, ante la actitud de Leonardo, con un pasado y un presente no resuelto de hijo adoptivo. El contraste entre los caracteres del animador de televisión optimista y divertido (el Martin de Diego Gentile) y el agrónomo, dado a cavilar y "enrollarse" (el Leonardo de Rafael Spregelburd) agrega matices en cuanto a las reacciones de los integrantes de la pareja. Las situaciones humorísticos se suceden, algunas de las cuales rompen la línea mesurada, hasta entonces, del relato, para caer en un humor más fácil, que remite a la presencia de una pareja bizarra (Florencia Peña y "Radagast" Aristarán). BUENAS ELECCIONES Si la elección de Diego Gentile para el personaje de Martín es un acierto por el carisma humorístico del actor (confirma su reciente éxito en teatro con "Toc-to"), no lo es menos Marina Bellati, una divertida integrante del grupo televisivo, con su desafiante rostro almodovariano. Rafael Spregelburd es Leonardo y con Soledad Silveyra y Elida Lois (madre y hermana de Martín) completan la familia. "Los adoptantes" no siempre logra la diversión que se propone, pero mantiene un tono atractivo con desniveles, logrando visibilizar para el gran público detalles del tema adopción, sólo tratados hasta ahora por el género documental en nuestro país.
Uno de los mejores guionistas norteamericanos, Scott Z Burns, debuta como director. Es el mismo que diagrama el universo de los fármacos prohibidos en "El Informante" o crea las aventuras de "La supremacía de Bourne". Ahora Burns se mete con el mundo secreto de los documentos de Estado, que barriendo la ética, violan los derechos humanos. Y lo hace, estrictamente centrado en lo que ocurrió con la CIA y su uso de la tortura en casos de sospechosos (no siempre culpables) de los ataques del 11 de septiembre. Un joven miembro del Senado (Daniel Jones), el consejero gubernamental de Inteligencia y la senadora demócrata Dianne Feinstein, se involucran en la investigación que da como resultado el completo informe dado a conocer en 2014, que dejaría a la vista el poder de la CIA, constituido como un Estado dentro del Estado y que violaría la política de Derechos Humanos, sin haber dado a conocer su metodología al gobierno norteamericano. "Reporte clasificado" logra un buen ritmo, aunque por momentos cae en una cierta morosidad por el detallismo de esa alucinada investigación sobre espantosas torturas, que abarcó 6700 páginas y casi seis años de investigación. La actitud de hombre consagrado a una misión que asume el entusiasta Jones encerrado en subsuelos atiborrados de una inmensa hojarasca de informes que él mismo y su equipo debe ir desmenuzando, conmociona. Recuerda otra escena cinematográfica de contenidos absolutamente diferentes cuando el Wiesler de "La Vida de los Otros", miembro de la Stasi, escucha en sótanos inhóspitos, lejos de la luz del sol, conversaciones grabadas de posibles enemigos de la RDA. Emocionales y comprometidas las actuaciones de Adam Driver y especialmente, Annette Bening.
Es difícil envejecer. Pero qué mejor que no pensar más y disfrutar de lo que uno deseó toda la vida, como pescar en un lugar lejano, rodeado de naturaleza y tranquilidad. Todo eso debe pensar Henry Brogan, con más de 50, dispuesto a jubilarse, luego de un trabajo arriesgado de "exterminador a sueldo" en una agencia del gobierno estatal. Pero siempre hay algo que demora los deseos. En este caso, no sólo la certeza de que una compañera de trabajo lo espía sino que un misterioso personaje lo persigue y parece conocer sus pensamientos. La sorpresa de Brogan es mayor cuando descubre que su mayor enemigo, ese jovencito que se le escapa siempre, tiene su misma cara y conoce hasta sus más profundos pensamientos. Lo que parecía el final de un tipo de vida para disfrutar del ocio se convierte gracias a este nuevo personaje, en una aventura con toda la acción que puede pedirse de una superproducción de 138 millones de dólares, con el protagonismo de uno de los más cotizados actores hollywoodenses, Will Smith. El director taiwanés Ang Lee siempre llama la atención por su habilidad para encarnarse en los proyectos que le toca conducir. ¿O acaso no es el creador de éxitos como "El banquete de bodas" o "Sensatez y sentimientos"? Mientras la primera unía la observación crítica de la figura del inmigrante con la picardía y el buen humor sin nacionalidades; la segunda fue capaz de resumir el espíritu victoriano de la escritora Jane Austen. WILL SMITH JOVEN Aquí une el puro filme de acción, persecuciones y deambulaciones geográficas (Estados Unidos, Colombia y Hungría) con lo más exquisito de la tecnología. Así el HFR, la velocidad de los fotogramas (antes 24 fotogramas por segundos) alcanza los mayores niveles para evitar el parpadeo y apreciar mejor las imágenes de acción, el 3D asombra. Los CGI parecen haber logrado ingresar el rostro del clon de Will Smith a la inalcanzable Fuente de Juvencia. Claro que la trama de "Proyecto Géminis" nunca se eleva sobre la ingenuidad general y los diálogos lucen sin brillo, salvo algún que otro destello como el que enuncia Danny (Mary Elizabeth Winstead) cuando se refiere al clon de Brogan ""Yo sé porqué es tan bueno como tú. Porque él es tú"". El resto, puro brillo escénico, la maravilla de la cara del Will Smith joven que no puede elevar demasiado la esencia de clase B que emite el filme. A pesar de todo, los amantes del "joven príncipe de Bel-Air", la disfrutarán con ganas.
Stephen King es el escritor que con el título de "maestro del horror" ("Carrie", "El resplandor", "Cementerio de animales") se permite indagar en la condición humana en sus más amplias variantes. El éxito de varios de sus libros llevados al cine, como "Cuenta conmigo" o "El resplandor" de Stanley Kubrick, hace que la pantalla cinematográfica lo elija una y otra vez para recrear sus creaciones. "Doctor Sueño" fue escrita por King en 2013 como una continuación de "El resplandor", justamente, y es tomada por Mike Flanagan ("El juego de Gerald", "El origen del mal") para su versión cinematográfica. En el filme reaparece la figura de Danny Torrance, aquel niño que con su madre eran llevados por el escritor Jack Torrance al siniestro hotel Overloock y sufrían un calvario de horrores. Ahora es alcohólico y su condición de resplandeciente, aludiendo a sus premoniciones, lo sumergen en angustias y terribles imágenes de un pasado no superado. Paralelamente, la secta Nudo Verdadero, con su jefa Rosie, la chistera (aludiendo al sombrero que usa), parece moverse en los alrededores en busca de niños para abastecerse de vida en ceremonias diabólicas. El caso es que Danny, que encontró alivio como enfermero en un geriátrico, comienza a recibir imágenes mentales de esta secta y se despierta en él la necesidad de exterminarlos. Lo hará secundado por una niña que también es dueña del resplandor y con la que duplicarán poderes. TERROR REAL "Doctor Sueño" es un filme que mezcla elementos de la notable "El resplandor" (el pasado de Danny) con su famoso hotel, el cuarto 237 y las mellizas (cuidadosamente refilmados), con los sucesos del accionar de esta secta demoníaca, en cierto modo dueña de todos los males que el hotel Overlook albergaba. El resultado es una pesadilla muy bien filmada, de resultados desparejos, con exageraciones, desequilibrios, momentos de horror, secuencias destacadas y una utilización del sonido (especialmente) y las imágenes realmente formidables. Con muy buenos actores como Ewan Mc Gregor, Rebecca Ferguson y la niña Kyliegh Curran, "Doctor Sueño" es una película para amantes del terror en su forma directa, nada del metafísico a lo Kubrick, irrepetible e inolvidable, pero válido por su juego de tensión y realismo sangriento.