Las viejas luchas sindicales Continuando con el vasto revisionismo histórico que el cine argentino viene ejercitando en los últimos años, llegó "El día que cambió la historia", un interesante filme de Jorge Pastor Asuaje y Sergio Pérez. La película que abarca desde 1871 hasta 1940, aproximadamente, mezcla el género documental, a través de fragmentos de noticieros, entrevistas a historiadores, entre otros, a Osvaldo Bayer, fotos y portadas de diarios de la época, junto a escenas ficcionadas, en las que aparecen actores, que ilustran algunas situaciones, lo que le otorga una dinámica más ágil y entretenida a la narración, que hace referencia al nacimiento del movimiento peronista. EPIDEMIA AMARILLA El filme comienza cuando se produce la gran epidemia de la fiebre amarilla, en la que se acusa a Juan Berisso, dueño de un frigorífico, en la zona donde hoy se levanta la ciudad de La Plata, porque se decía que tiraba visceras a las vías de agua. Esa primera época abre una amplia elipsis narrativa, en la que pueden observarse cómo eran las costumbres de nuestra ciudad y el conurbano por aquella época y cómo funcionaba el marco político local por entonces. Poco después se destaca que entre 1904 y 1915, se crean dos de los grandes frigoríficos que tuvo el país, el Swiff y el Armour, en el que según se menciona en la película, trabajaban alrededor de quince mil personas. Esa cifra de trabajadores da lugar a convocatorias obreras, a través de sus primeros dirigentes gremiales, los partidos anarquistas y socialistas y la creación de sindicatos, que permitieron ir conquistando derechos sociales para los trabajadores. 17 DE OCTUBRE Una figura convocante de la década del 40 en el plano político fue el ex presidente Juan Domingo Perón, cuyo encuentro en Berisso con los obreros, provocó un profundo cambio social y político, que coincidiría con una fecha histórica, el 17 de octubre 1945, que se conoce como el Día de la Lealtad y el del nacimiento del movimiento peronista. "El día que cambió la historia" tiene un ágil recorrido por los hechos, e incluye a conocidos actores como Oscar "Lito" Cruz", en el papel de un narrador, a Rubén Stella, como Celestino Morales, líder de los obreros y la fugaz presencia de Amelia Bence, como una dama de la época. La escena en la que "Lito" Cruz le enseña a bailar el tango a Rubén Stella, resulta además de un dato de humor, un encuentro con dos grandes actores. Además de Bayer, el filme incluye testimonios y opiniones de Norberto Galasso, Sergio Pujol y Roberto Tarditti y varios de los descendientes de aquellos obreros, que reseñan lo vivido por sus familiares en esos primeros años del siglo XX.
El escozor de un insecto El filme tiene un interesante punto de partida, pero luego se vuelve monótono y no queda claro si se pretendió contar una historia fantástica, o el relato de iniciación de un joven, que impone su valiosa templanza ante la adversidad. El nuevo filme de Gabriel Medina, del que en 2008 se vio su muy lograda "Los paranoicos", elige una trama más intimista, de un carácter épico-existencial para contar lo que sucede con la vida de un joven, en una circunstancia especial de su vida. "La araña vampiro" tiene algo de relato de iniciación, de ese tránsito de la adolescencia a la adultez, que a veces se hace muy difícil de atravesar para cualquier chica o chico. En este caso, al comienzo sus protagonistas son dos: Jerónimo (Martín Piroyansky) y su padre Antonio (Alejandro Awada). ALGO TEMEROSO El muchacho de veinte años no se sabe bien por qué está medicado, se lo ve introvertido, temeroso y no demasiado a gusto de vivir a solas en una cabaña alejada de la ciudad, junto a su progenitor. Pero a poco de comenzar la historia, aparece un elemento que dispara el conflicto del relato. Durante la noche, Jerónimo se despierta de improviso y descubre que una araña de gran tamaño camina lentamente sobre su almohada. El muchacho se levanta rápidamente y el temor se apodera de él a tal punto, que decide irse a dormir a un auto. A la mañana siguiente su padre lo lleva a un puesto sanitario y una médica le aplica una inyección. Poco después Jerónimo entra en un estado de inquietud que lo lleva a consultar a una chica del lugar, Camila, una silenciosa mujer que le aconseja ir a ver a un curandero y éste a su vez lo lleva a conocer a un baqueano, conocido como Ruiz (Jorge Sesán), el que le dice que la picadura de ese insecto es mortal, porque se trata de una especie rara en el lugar y que la única forma de curarse es que lo pique otra araña. EN EL CAMPO A partir de ese momento Jerónimo y Ruiz comienzan una travesía atravesando campos de pastos secos, rocas y tierra. El chico teme de ese extraño ser, que de a ratos bebe o habla solo. En un momento Ruiz bebe algo extraño y pierde el control del lugar al que se dirigían, por lo que Jerónimo parece ser el único que conserva la cordura. El filme de Medina tiene un interesante punto de partida, pero luego se vuelve monótono y no queda claro si se pretendió contar una historia fantástica, o el relato de iniciación de un joven, que impone su valiosa templanza ante la adversidad. Martín Piroyansky le aporta una valiosa actuación a esta película que adolece de una mayor dosis de suspenso.
Una poética de la resistencia "Los salvajes" carece de textos y cuando sus protagonistas hablan, casi no se entiende lo que dicen, pero eso no parece haber sido de esencial importancia para el director, quien intentó mostrar lo hostil que puede ser la vida con aquellos a los que la sociedad expulsa sin contención alguna. Alejandro Fadel fue el coguionista de Pablo Trapero, en "Elefante blanco", "Carancho" y "Leonera". "Los salvajes" es su "opera prima" y con esta película demuestra una rara intensidad poética. Fadel a través de sus imágenes y su muy estudiada puesta en escena, construye un mosaico de situaciones que aluden al artificio de lo primitivo, de los aspectos más instintivos del hombre: robar, cazar, o intentar conquistar un territorio ajeno, con el fin de lograr la propia subsistencia. "Los salvajes" es un filme curioso y difícil de digerir para el gran público, porque el que la ve tiene que predisponerse a "mimetizarse", con ese tiempo tenso y calmo a la vez que viven sus protagonistas. Instantes que por momentos parecen rozar la muerte, pero que aluden a la simple idea de resistir a la imponencia de la naturaleza. UNA "ROAD MOVIE" La historia tiene algo de "road movie" existencial. Cinco chicos -cuatro varones y una mujer-, escapan de un orfanato del interior del país. Juntos atraviesan sierras y llanuras, se bañan en un río, se pelean, se amenazan, matan para comer y van disponiendo de sus vidas, como pueden, aceptando y rechazando lo que el indomable destino les propone. A veces roban, matan a alguien, consumen drogas y van tiñendo el paisaje de una presencia que en las grandes ciudades se cataloga de temible, de emarginal. LA TRAVESIA A lo largo de la travesía algunos van a lograr cumplir sus deseos, depende de las circunstancias. La mujer (Sofía Brito) es la que parece dar con el más simple instinto de preservación, se une a un hombre mayor, que le da casa, amor y comida. El resto queda librado a su propia animosidad, (Leonel Arancibia, Martín Cotari, César Roldán y Roberto Cowal) de algún modo, sin expresarlo, intentan construir a su manera una forma de vida, o tan solo sentirse acompañados. "Los salvajes" carece de textos y cuando sus protagonistas hablan, casi no se entiende lo que dicen, pero eso no parece haber sido de esencial importancia para el director, quien intentó mostrar lo hostil que puede ser la vida con aquellos a los que la sociedad expulsa sin contención alguna.
El valor de la independencia El filme tiene una emotividad sosegada, la lente del realizador parece espiar al protagonista y cuando la historia crece se transforma en algo tan misterioso e intangible como el destino que no se puede dominar. Los perdedores, los que viven situaciones límite en sus vidas, o se resignan a un nuevo presente, parecen ser los personajes que más le atraen al argentino Jorge Gaggero. Así lo demostró en sus dos filmes anteriores. En "Cama adentro", Norma Aleandro, hacía el papel de una mujer de cierta posición económica, que pierde todo y termina yéndose a vivir con su mucama. Mientras que en su documental "La vida en Falcon", registró la historia de dos vecinos del barrio de Núñez, que ante las secuelas que dejó la crisis de 2001 terminan viviendo en sus Ford Falcon. El título de la película es el del apellido de Juan de Dios Manuel Montenegro, un anciano que vive junto a sus perros en una casucha de una isla cercana a Gualeguaychú. El hombre tiene un vecino, César, que es dueño de un bote y con quien Montenegro hace un trueque: a cambio de la embarcación para pescar, él cocina y para comer. Pero, por un tonto intercambio de palabras, los hombres se separan. César se va a trabajar como cuidador de un galpón en la ciudad y Montenegro se queda solo, comiendo lo que puede y empeora el dolor en una de sus piernas. LO INTANGIBLE Un sobrino intenta convencerlo de que viaje a la ciudad, se hospede en su casa y vaya al hospital. Montenegro sabe que si va a ver a un médico, lo van a dejar internado y él siente que eso es como estar preso y se niega. "Montenegro", según como se lo observe, puede ser un perdedor o un ganador, porque paga con su soledad, el precio de ser independiente. Si bien la película es un documental, también puede decirse que el director registró solo aquellos momentos que servían al propósito de su historia: convertir la soledad de un anciano en la trama del ocaso de una vida. El filme tiene una emotividad sosegada, la lente del realizador parece espiar al protagonista y cuando la historia crece se transforma en algo tan misterioso e intangible como el destino que no se puede dominar.
Un vecino bastante enigmático Más que un filme de terror, es una historia de suspenso, con algunas escenas de violencia, algo de sangre y una serie de resoluciones narrativas, que mantienen expectante al espectador, aunque por momentos algunas se vuelven obvias. Madre e hija deciden reiniciar una nueva vida después de la muerte del jefe de famila, que era músico. La madre es Sarah (Elisabeth Shue) y Elissa (Jennifer Lawrence) es la hija de diecisiete años. Las dos se mudan a las afueras de Pennsylvania, justo al lado de una casa en la se cometió un crimen. El filme sigue los pasos de ambas mujeres en el intento de recomenzar una nueva vida en un lugar distinto, silencioso, lejos de la urbana Chicago, en la que vivían. "La casa de al lado", más que un filme de terror, es una historia de suspenso, con algunas escenas de violencia, algo de sangre y una serie de resoluciones narrativas, que mantienen expectante al espectador, aunque por momentos algunas se vuelven obvias. UNIVERSO JUVENIL El relato se ubica en el universo de una pequeña localidad, en la que los nuevos son recibidos con una amabilidad algo forzada por parte de los vecinos. Mientras que la joven que comienza a concurrir a la escuela del lugar tendrá que atravesar algunas pruebas, hasta que logre hacer amigas. En una pelea entre jóvenes, descubrirá la escondida violencia de los habitantes del lugar. Este hecho también le permitirá conocer al joven Ryan (Max Thieriot), un misterioso vecino, prácticamente de su misma edad, que vive en la casa de al lado, de la que se dice contiene un terrible misterio. A Elissa comienza a atraerle la personalidad de Ryan, un introvertido, un solitario, que es hijo del matrimonio, que aparentemente fue asesinado por su hija psicótica. El muchacho, que intenta ocultar ese pasado de su familia, más tarde le cuenta a su nueva vecina que luego del crimen decidió regresar a su casa, de la que siempre había estado alejado. Lo que sucede después son una serie de situaciones, en las que Elissa sin querer se ve involucrada, hasta tal punto, de poner en riesgo su vida y la de su madre. La película, ideal para un público adolescente, encierra algunos giros dramáticos que recuerdan lejanamente al protagonista de "Psicosis", el legendario filme de Alfred Hitchcock, aunque por momentos en algunas de sus secuencias, el espectador, puede llegar a anticiparse a lo que va a suceder. Jennifer Lawrence (Elissa), la chica de "Lazos de sangre" y "Los juegos del hambre", vuelve a demostrar un buen potencial interpretativo y resulta difícil quitarle los ojos de encima. En magníficas actuaciones, la acompañan Elisabeth Shue (Sarah, la madre) y Max Thieriot (Ryan, el vecino).
Un confuso filme sobre la fe En 1999, el director Víctor González filmó "Ciudad de Dios", la que nada tiene que ver con la película brasileña de igual nombre. En la primera incluía como en "El cielo elegido", un hombre que predicaba la fe. Solo que en la actual, según dice el mismo cineasta, este filme es "mi devolución a la educación religiosa que recibí". "El cielo elegido" cuenta una historia que tiene por protagonistas a tres sacerdotes: el padre Orbe (Osmar Núñez), el padre Claudio (Osvaldo Bonet) y el padre Pablo (Juan Minujin). Cada uno de estos representantes de la Iglesia guarda variados secretos. El padre Claudio, en silla de ruedas, cuestiona la fe que profesa y transmite a los fieles. Pablo, es un joven que si bien es sacerdote, se deja seducir por una chica llamada Ceci (Jimena Anganuzzi) que lo persigue hasta en el confesionario y lo hará dudar de la facilidad con que tomó los hábitos. ASESINATO OLVIDADO La historia de la que es coautor el mismo director y Huili Raffo, si bien al comienzo parece interesante, abre con una escena de la que después no se sabe nada más. Nos referimos a la situación de la cárcel, en la que se asesina a un hombre y el joven sacerdote es obligado a rezar por el muerto, a punto de ser incinerado en un horno por un compañero. Si esta escena resulta inverosímil, lo que sigue después es una serie de abrumadoras y confusas hipótesis sobre la fe y lo que esconden los hombres que representan a Dios como miembroe de la Iglesia. Lo dicho deriva en una serie de circunstancias en las que se mezclan el costado gay de uno de los sacerdotes y cuestiones fenomenológicas, junto con un crimen. La película en su primera parte consigue buenos climas y escenas muy bien iluminadas y fotografiadas, pero si es cierto que el director Víctor González, supo rodearse de un formidable equipo de actores (Osvaldo Bonet, Osmar Núñez, Jimena Anganuzzi y Juan Minujin), que sostiene con verosimilitud las absurdas situaciones que se le marcaron, pero esto no alcanza para redondear una producción con la que se quiso cuestionar la fe, pero que se resolvió en una historia que confunde, más que aclara.
Las muchachas saben cómo divertir El actor francés Mathieu Amalric resulta todo un descubrimiento como director con este, su cuarto filme, nostálgico, divertido y cálidamente sexy, en el que junto a unas chicas que hacen burlesque en los Estados Unidos, organiza una gira, que los llevará a todos a Francia. El género burlesco, que después derivó más osadamente en burlesque -con números atrevidos, incluidos aprestos de strep tease-, surgió lejanamente en Francia, pero en este caso la trama parte de la interpretación del texto "Del otro lado del music hall", de la inteligentísma Colette, también ella figura del varieté. GUIA ORIGINAL Imprevisible y original Mathieu Amalric, a quien se ha visto en numerosas películas, entre ellas "Las malas hierbas" de Alain Resnais o "La escafandra y la mariposa" de Julian Schnabel, convocó a un grupo de chicas norteamericanas, algo entradas en carnes, parecidas a las mujeres de las pinturas renacentistas (tipo Rubens) y con ellas armó un burlesque, tan tierno, como satírico, algo atrevido y con el afán de desafiar las nuevas costumbres y decirle a la sociedad que no solo las delgadas son atractivas, también las mujeres-mujeres pueden serlo, sobre todo sin son divertidas. UNA GRAN FAMILIA El filme sigue las peripecias del mismo Amalric, en el papel del productor Joachim Zand, quien luego de trabajar en la televisión en París, abandona mujer e hijos y se va a los Estados Unidos, país en el que se le ocurre esta idea de armar un show de burlesque que logra con éxito. Al show que primero van mujeres y luego familias enteras. La película sigue los pasos de la troupe y se convierte así en una especie de road-movie que parte de Norteamericana, hacia pequeñas ciudades francesas, con miras a triunfar en París, algo que no logran nunca, pero en el camino se disfruta no es sólo de los imaginativos y bizarros números de burlesque de las chicas, sino también de esa familia artificial que suelen formar los artistas, en un entramado en el que las confesiones dejan entrever soledades y amores secretos, como celos nunca confesados. Hacia el final la película pierde algo de consistencia. No obstante atrae por las maravillosas actuaciones del mismo Mathieu Amalric y de una carismática Miranda Colclasure, en el papel de la alta y robusta Mimi Le Meaux, además de un equipo actoral de muy eficaces recursos profesionales.
La cruda verdad de los medios Con lucidez y escasos y bien usados medios narrativos, Diego Recalde desnuda esa realidad del "blanco" o "negro", "amigo" o "enemigo" que hoy exhiben medios, funcionarios y gran parte de la opinión pública. Diego Recalde, humorista, guionista, actor, director, músico, es un "outsider" del cine. Recalde es un cineasta independiente, que filma a partir de los mínimos recursos de los que dispone, fotografías, una cámara, él mismo y dos o tres actores y un tema elegido. El resto es creatividad, imaginación puesta al servicio de manera simple, directa de lo que se quiere decir. En "El periodista" habla de la tan vapuleada y tan de moda, manipulación del entrevistado, por periodistas, por autoridades oficiales, o por cualquier otro, que quiere que el que aparece frente a una cámara, opine de tal manera, porque eso favorece a una determinada franja política, social, económica. De Recalde hasta el momento se conocieron "Sidra" (2002) una magnífica comedia hecha a través del sistema de fotomontaje y la comedia negra "Habano y cigarrillos" (2009), sobre ex compañeros de estudios. En cada una de ellas y en "El periodista", el creador, con humor, a veces satírico, cruel, ingenuo, cuestiona al hombre, en sus facetas, sociales, morales, políticas. LOS INTERESES En cada una de sus películas Recalde pone de manifiesto y subraya, que quién insiste para que el otro opine de determinada manera, o acepte tal hecho, es porque detrás esconde un interés particular, oculto, que le conviene por tal o cual razón. En "El periodista", puede verse a un notero en la calle, que le pide a la gente su opinión, sobre a quién va a votar en las próximas elecciones. A partir de eso y frente a la cámara encendida, hombres, mujeres, jóvenes, mayores, muchos de ellos algo distraídos, responden "no sé", "no conozco los candidatos", "Cristina", "Macri", etcétera. Ante esas respuestas el notero, les pide en voz baja, que por favor opinen de dos maneras distintas, porque él -el periodista-, quiere quedar bien con el medio en el que trabaja y complacer a sus jefes, pero como no sabe a favor de quién está el medio, es mejor contar con dos opiniones, distintas por cada entrevistado. Con lucidez y escasos y bien usados medios narrativos, Diego Recalde desnuda esa realidad del "blanco" o "negro", "amigo" o "enemigo" que hoy exhiben medios, funcionarios y gran parte de la opinión pública.
Enfoque a la viveza criolla La película de Enrique Liporace y Ezequiel C. Inzaghi muestra la picardía argentina, típica de los barrios periféricos y lo hace mediante un estilo grotesco, con elementos fantásticos, que le permiten despertar interés en el espectador. La "opera prima" de Enrique Liporace y Ezequiel C. Inzaghi, se propone ser una radiografía de los argentinos de clase media baja y de aquellos que viven de las changas. Su protagonista Félix Cayetano Gómez (Alejandro Awada) es un personaje curioso, por la "profesión" que eligió. Como su madre lo tuvo un 7 de agosto, durante una de las esperas en San Cayetano, el hombre encontró una forma fácil de ganarse la vida: se dedica a guardarles un lugar en la fila para ingresar a la iglesia, a todos los que le pagan por hacerlo. El dice que su trabajo es el de "gestor". Félix tiene otros amigos, que también se dedican a hacer "colas" para comprar entradas para los Rolling Stones, o para otros recitales de rock, para luego revenderlas. Félix tiene una hija de poco más de veinte años y se presume que su mujer murió, aunque eso no queda claro. Hace dos meses que debe el alquiler del cuarto en la pensión en que vive, pero como es el amante de Mirta (Ana María Picchio), la dueña del lugar, va sorteando las dificultades. LOS "COLEROS" El protagonista sueña con fundar un sindicato de "coleros", como se autodenominan él y sus amigos, una serie de personajes algo temibles, que además de hacer la fila en San Cayetano, también roban billeteras a los más distraídos. El padre Antonio, que conoce a Félix desde que nació, le dice que la religión ya no es la antes y hasta le propone tirarle las cartas para ayudarlo a encontrar un camino. La película de Enrique Liporace y Ezequiel C. Inzaghi muestra la picardía argentina, típica de los barrios periféricos y lo hace mediante un estilo grotesco, con elementos fantásticos, que le permiten despertar interés en el espectador. Entre losactores que saben incursionar con comodidad por el grotesco, se destacan Alejandro Awada (Félix), Ana María Picchio (Mirta) y Antonio Gasalla (Antonio).
La postergada comunidad wichi La película se encarga de contar, con acertados elementos cinematográficos, la vida del inglés, que renunció a las posibilidades de su país, para internarse en el norte argentino y luchar por niños, mujeres y hombres, que no saben cómo defenderse de los que lo invaden, o de las autoridades que poco o nada entienden de su cultura y creencias. La etnografía es una de las ramas de la antropología social y esto es lo que pone en práctica, en el lugar en que vive el antropólogo inglés John Palmer, quien llegó hace más de treinta años al Chaco salteño. Palmer viajó primero a Salta, según comenta, con un doctorado de la Universidad de Oxford, para dedicarse a estudiar a la comunidad wichi. Poco después se enamoró de una mujer del grupo, Tojueia, con la que tuvo varios hijos. El antropólogo, en la actualidad, es el representante legal de la comunidad de Lapacho Mocho, en el norte argentino y en ese mismo lugar vive con su mujer y sus hijos. El documental de Ulises Rosell, sigue los pasos del hombre que se preocupa y trata de ayudar a cada uno de los miembros de la comunidad wichi, los que son víctimas del saqueo de tierras, según lo muestra el filme; o visita a un hombre que fue preso porque tuvo un hijo con una chica menor de edad de la comunidad. UN GRUPO HUMANO De Ulises Rosell se vieron anteriormente "Bonanza", en la que mostraba la cotidianidad de una particular familia del conurbano bonaerense. En "El etnógrafo", la cámara de Rosell registra instantes del diario vivir del grupo étnico que se ve expuesto a la más extrema pobreza, por falta de trabajo y de recursos provinciales. La película se encarga de contar, con acertados elementos cinematográficos, la vida del inglés, que renunció a las posibilidades de su país, para internarse en el norte argentino y luchar por niños, mujeres y hombres, que no saben cómo defenderse de los que lo invaden, o de las autoridades que poco o nada entienden de su cultura y creencias.