Clooney: con millones de millas, pero esperando conexión George Clooney es Ryan, un ejecutivo con un trabajo algo particular: despide a aquellos cuyos puestos ya no son necesarios cuando hay reestructuraciones en las empresas. Su función lo llevará a viajar a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos. Su vida es fundamentalmente su trabajo, sus viajes en avión -le falta poco para acumular 10 millones de millas, objetivo que sólo 6 personas han logrado-, su casa es cada cuarto de hotel que visita... es el prototipo del solitario que no ha echado raíces. Complementa su desagradable función con charlas de coaching empresarial donde aborda fundamentalmente el tema de los apegos y desapegos tanto a lo material como a lo vincular, logrando un éxito y un reconocimiento en lo que hace. Opuestamente a lo que trata en sus charlas, ni sueña con formar una familia ni se preocupa del vínculo con sus hermanas. El compromiso afectivo no es una de sus prioridades... hasta que en su vida aparecen casi en forma conjunta, dos personajes que lo harán reflexionar y que pueden impulsarlo a un cambio en su escala de valores tan rígida. La primera, otra pasajera frecuente que se cruzará en alguno de sus vuelos y entablará una relación amorosa con él (Vera Farmiga). Por otro lado, una joven graduada que entra a la empresa (Anna Kendrick, una revelación) y tratará de imponer nuevos métodos de despido del personal, más virtuales, para bajar costos y evitar los viajes aéreos de ciudad en ciudad. Este nuevo método -en caso de prosperar- impondría un cambio total en la metodología de trabajo y en la vida de Ryan. Con referencias explícitas a "Amélie" -por un gag que toma de esa película- y otras implícitas a otro gran film francés, "Recursos Humanos" de L. Cantet, "Amor sin escalas" logra combinar un buen ritmo de comedia, agregando toques leves de comedia romántica y desde ese mismo lugar abordar un abanico de temas vinculados con las relaciones laborales, sobre lo dificil o lo sencillo de dar giros en nuestra vida y de la complejidad en las relaciones humanas y de pareja. Jason Reitman, el director de "Juno" logra en esta nueva película un film menos independiente, más mainstream, pero con un guión sólido y convincente, con un interesante trabajo de los tres personajes principales. Y sorprende el excelente manejo en el guión de los temas relacionados con la frustración, el enojo, la angustia, las diversas reacciones de aquellos que son despedidos y que a cierta altura de su vida tienen que abordar una propuesta de cambio radical en sus vidas. George Clooney nuevamente aporta carisma, simpatía y todo su atractivo, a un personaje que por momentos es duro, intolerante, un tipo al que parece no importarle absolutamente nada del otro, enfrascado en su propio mundo, carente de compromisos. Con 6 nominaciones al Globo de Oro "Amor sin escalas" se presenta entonces como una interesante propuesta para tocar temas profundos con un agradable tono de comedia, sin perder inteligencia y con un guión que nos deja varias situaciones para la reflexión.
Victoria se escapó de Hallmark Channel Cuando vi "Elizabeth" con Cate Blanchett, tanto la interpretación como las intrigas palaciegas presentadas en una puesta diferente y original, me dejaron sin aliento. El modo en que la historia estaba contada y la fuerza impresionante de Blanchett en su composición la hicieron tan inolvidable como otras reinas catacterizadas magistralmente por Judi Dench ("Shakespeare Apasionado" y "Mrs. Brown") o Helen Mirren ("La reina"). Cualquier productor/director que encare un nuevo proyecto de este estilo, tiene que contar una anécdota de palacio tan interesante que derribe lo ya fuera contado en tantas oportunidades para entregarnos un producto interesante u original. Lamentablemente no es el caso de "La Joven Victoria", una película sencilla, muy correctamente filmada, con un estupendo trabajo de vestuario y escenografía pero que carece totalmente de fuerza al relatar este episodio donde con sólo 17 años, Victoria, le sucede en la línea del trono a su tío William que está a punto de fallecer y su madre intentará por todos los medios de disuadirla para que no acceda al trono. El director canadiense Jean-Marc Vallée no profundiza en ninguna anécdota que logre mayor interés que el de pintar un retazo de la historia británica de manera sumamente tradicional (incluye narración en off y sobre el principio y el fin de la película nos informa mediante "carteles" lo que fue sucediendo -¡odio eso! el cine debiera intentar narrar, no poner carteles para explicar lo que pasa!). Emily Blunt, nonimada al Globo de Oro por su rol de Victoria, afirma que se maneja mucho mejor en el terreno de la comedia como en "El diablo viste a la moda" "Sunshine Cleaning" o "The Jane Austin book club" y entrega una actuación algo monocorde, falta de gracia, sólo iluminada en algunos momentos románticos pero muy poco creíble en aquellos donde debe imponer su rebeldía y reflejar las contradicciones propias del momento y del lugar que estaba ocupando. Hacen buena pareja con Rupert Friend (de "El niño con piyama a rayas" y "Orgullo y Prejuicio") y en el elenco, han quedado relegados a dos papeles secundarios sin demasiado lucimiento particular dos grandes actores como Miranda Richardson y Jim Broadbent. Conservando un estilo más típico de película de Hallmark Channel, "La Joven Victoria" apunta más a presentarse como un producto con impronta televisiva que cinematográfica.
Donde hubo fuego... Nancy Myers tiene en su haber comedias como "Lo que ellas quieren" con Mel Gibson y Helen Hunt, "Alguien tiene que ceder" con Jack Nicholson y Diane Keaton o "El Descanso" con Cameron Diaz, Kate Winslet y Jude Law. Es decir, tiene bien en claro lo que le gusta al público y sabe mezclar una historia liviana y entretenida más el "gancho" de contar con estrellas hollywoodenses. En este caso, la historia es tan simple como en las anteriores. Jane (Meryl Streep) se reencuentra con su ex-marido (Jake, Alec Baldwin) -quien la había abandonado diez años atrás por una mujer mucho más jóven- con motivo de la graduación del hijo de la pareja. Coinciden en un hotel de New York y después de una cena regada por mucho alcohol... tratan de reeditar el amor que hubo entre ellos. Él, por su parte, parece extrañar la idea de hogar, de familia, de estar junto a sus tres hijos nuevamente -situación que parece que sus hijos también ansían-. Y ella, cae rendida ante su seducción, sabiendo que no está del todo bien lo que hace, pero con un dejo inicial de victoria. Ambos quieren volver a divertirse, ser uno para el otro la grata compañía que han sido durante tantos años, de los que tienen tantos recuerdos para compartir.... y parece que no será cosa fácil. Meryl Streep demuestra una vez más que resiste cualquier papel y ella saca de su galera los cuatro o cinco "trucos" con los que sabe que va a ganarse a la platea. Baldwin, por su parte, crece y brilla como comediante, se ríe de si mismo (de su panza y del paso de los años) y se entrega a un guión que le permite soltarse en un terreno donde ha brillado en televisión pero no tanto en el cine. Los acompaña Steve Martin -como el arquitecto que mientras le diseña a Jane su cocina soñada tratará de conquistar su corazón-, quien post-cirugía estética (debe haberse tratado con el mismo cirujano que Meg Ryan) tiene como una careta plástica que complica demasiado su gestualidad. Aunque sobrevalorada (tiene una nominación al Globo de Oro como mejor película y otra como mejor Guión -donde por ejemplo dejaron de lado a "Up!" de Pixar que tiene un guión perfecto y genial) y con algunos puntos flojos como una excesiva duración y el haber desaprovechado a las cuatro amigas de Meryl que quedan perdidas en el guión a la mitad de la película -y en sus apariciones aparecen diálogos y miradas interesantes del universo femenino-, la carta de triunfo de "Enamorándome de mi ex" es una pareja central con mucha química, situaciones entretenidas y lo oportuno del guión de alimentar por un rato la fantasía de reeditar algún romance que siempre ha quedado en el camino. O porqué no, animarse a alguno nuevo... Pero donde hubo fuego....
Estrellita(s) mia(s) Kad Merad (el protagonista de "Bienvenidos al país de la locura" estrenada recientemente) es ahora Robert, el encargado de limpieza de una agencia de representantes de artistas. Y realizando la limpieza de las oficinas, tendrá la oportunidad de revisar agendas, robar entradas a premières, obtener números de teléfono y otros datos de las estrellas con las que está completamente obsesionado. A punto tal de intrometerse en sus vidas privadas en vez de resolver la suya propia: su mala relación con su hija adolescente y el complicado vínculo con su ex-mujer. Estas actrices que son objeto de su obsesión son nada menos que Catherine Deneuve y Emmanuel Bèart, dos megastars en la vida real, que hacen prácticamente de ellas mismas. Se suma, completando el trío, la joven Mélanie Bernier -representando así un abanico de tres generaciones en la actuación-. Y cuando las tres se enteren de las cosas que les ha hecho Robert, unirán fuerzas para ejecutar un plan de venganza y ahí se iniciará la comedia de enredos. Pero pese a las buenas atuaciones, la extremada liviandad del argumento y el tono general con el que la directora elige contar la historia, la hace parecerse más a una comedia para el horario central de la televisión que a un producto cinematográfico -reconociendo que la gran mayoría de las sitcoms tienen líneas de diálogos sumamente más ingeniosas que las que se escuchan en esta película-. Hay situaciones resueltas demasiado ingenuamente, otras prácticamente sin desarrollo, hay gags que no terminan de producir el efecto esperado y superado el planteo incial, la comedia empieza a empantanarse, siempre dejándose ver con una sonrisa, pero sin crecer nunca en interés para el espectador. El brillo de Deneuve que ilumina la pantalla en cada escena en la que aparece, la indudable plasticidad de Merad para la comedia y la belleza post-botox de Béart se conjugan para sacar a flote este producto simpático, que de no contarlos en su elenco, hubiese pasado seguramente sin pena ni gloria directamente al DVD.
Llueve sobre mojado Agatha regresa a su casa natal para ordenar con su hermana las pertenencias de su madre recientemente fallecida. El hijo de su ama de llaves argelina, en combinación con un director de documentales en decadencia, le proponen filmar un documental sobre ella misma, enfocado concretamente en su actual voluntad de ejercer un fuerte activismo político dentro del movimiento feminista. Esta idea, en apariencia simple, le sirve nuevamente a Jàoui (la directora de "El gusto de los otros" y de la notable "Como una imágen") para volver a tocar temas relativos a la clase media-alta francesa -o a los problemas de clases en general- y en este caso profundizará particularmente en las relaciones familiares teñidas por el regreso al hogar, al lugar de orígen. Agatha vuelve a su casa familiar tras un camino recorrido, regresa al pueblo del que se distancia desde diversas diferencias, tanto sociales como culturales. Y como es ya el estilo elegido por esta directora francesa, con pocas líneas de diálogo, ya los personajes quedan presentados con certeza, destripados y desnudos para que el espectador se encariñe con ellos fácilmente. Y en más de una oportunidad se sienta identificado. Todo esto, Jàoui lo realiza con una sutileza y una inteligencia que a veces no es fácil encontrar en el terreno de la comedia. Y su mayor mérito es que elige un tono totalmente carente de subrayados o trazos gruesos. Expone a sus personajes sin juzgarlos y se permite mezclar en ese juego, los típicos problemas de competencia entre las hermanas, con la crisis de pareja, las diferencias entre nativos e inmigrantes, las herencias familiares... Realmente es un placer volver a encontrarse con un cine inteligente, reflexivo sin perder por eso de vista el entretenimiento, sin autoimpostarse para hablar de algunos temas. El elenco, con deliciosos trabajos de la misma Jaoui y del notable Jean-Pierre Bacri, completan estre estreno de la semana totalmente disfrutable.
Houston, los guionistas estamos en problemas.... El Capitán Charles "Chuck" Baker, astronauta de la NASA, aterriza en Planet 51 pensando que ha sido el primero en llegar. Para su sorpresa, descubre que está habitado por unas personas verdes con antenas, que viven en un mundo impresionantemente similar a los Estados Unidos más candidos, los de los años 50. Con la ayuda de un simpático adolescente y otros habitantes, Chuck intentará esquivar al ejército antialienígena local y volver sano y salvo a su nave espacial. La primer idea que plantea "Planet 51" es sumamente ingeniosa: el hecho de que el astronauta/humano sea el "Alien" del que habla todo el mundo... Si se hubiese explotado esta idea de habitantes verdes (que serían "aliens" para nosotros) vs. humanos (que serían "aliens" para ellos), la película hubiese rendido más frutos y se hubiese generado una mayor empatía con el público infantil, virándola más al tono de la comedia. Pero evidentemente los guionistas apenas tomaron algunos apuntes sobre esa idea inicial (la llegada del astronauta al planeta da lugar a la escena más festejada de toda la película y los diálogos donde los extraterrestres hablan del "Alien" tienen mucho ingenio) para luego volcarse más a una típica película de cazadores y cazados, persecuciones y mucha más acción que comedia. Si bien rinde en forma permanente un homenaje a las grandes películas del género sobre extraterrestres -haciendo mención a clásicos de la década del 50-, los chicos quedan totalmente afuera de ese juego autorreferencial al género fantástico. Visualmente es efectiva, pero en el campo del guión se extrañan las ocurrencias de otras películas como "Wall E" "Monsters Vs. Aliens" y "Marcianos al ataque" que sacaron mucho mejor provecho del tema. A años luz de los guiones frescos y llenos de creatividad de Pixar o inclusive de algunas de las historias de Dreamworks, "Planet 51" se va sosteniendo en su duración pero sin terminar de atraparnos en ningún momento, ni a chicos ni a grandes. Y lo que la demora notoriamente es su "cuento" de aceptación de las diferencias y del riesgo de verse invadidos por extraños y sobre todo, que sólo la NASA y Estados Unidos tengan siempre buenas intenciones, no sólo para nuestro mundo sino para la galaxia entera. Ufa!
Cuando Tom conoció a Summer... "Esta es una historia de "chico conoce chica" pero no es una historia de amor" arranca diciéndonos el narrador de "(500) días con ella". ¿Hay algo nuevo en esta comedia romántica que no haya sido contado anteriormente?: Poco. Entonces: ¿porqué volver sobre un tema tantas veces contado?. Porque los guionistas de la comedia de Marc Webb, logran contar el proceso que vive una pareja durante sus 500 días de relación de forma sumamente ingeniosa, jugando con el tiempo -yendo hacia adelante y hacia atrás, sumando pequeños detalles en la historia- y nutriéndola con muy buenos diálogos. Es así como iremos conociendo sin cronología, lo que sucedió en la vida de Tom y Summer, a partir de que se conocieron y él quedó flechado, perdidamente enamorado de su mujer ideal. Sabemos ya desde el mismo título que los 500 días narran el inicio, pero también el fin de la pareja. Lo interesante no es llegar al final sino disfrutar de las anécdotas que nutren el devenir de la historia y los diferentes puntos de vista de los protagonistas. Así, con un guión entretenido y creativo, logran demostrar que siempre hay una nueva manera de contar una historia ya contada, tratando por todos los medios de esquivar los lugares comunes. La química entre los jóvenes protagonistas traspasa la pantalla y es sin dudas, una de las fórmulas para que la comedia funcione. Y los roles secundarios, tanto en los amigos de Tom como en su hermana, dan el marco adecuado para que el tono más divertido de la comedia, despliegue todos sus elementos. El enamoramiento, el zambullirse y entregarse a una nueva relación, los encuentros y desencuentros, las diferencias entre lo ideal y la realidad, las decepciones. Una comedia que sin pretender ser profunda, logra hablar con suma naturalidad de todo eso. Una película sencilla, pero tierna y fresca, haciendo cómplice al espectador en todo momento y con referencias a grandes "hitos" de la comedia romántica, finalmente nos regala un cierre, en el que dan ganas de averiguar que será de la vida de Tom, una vez que Summer ya no esté en su camino. "-¿Que pasó? ¿Porqué no funcionaron?" le pregunta Tom a Summer sobre una relación anterior. Summer será tan simple como directa "- Lo que sucede siempre. La vida." Y si... la vida, con todo lo que ello implica.
Joaquin... entre la rubia y la morocha, qué dilema! No hay absolutamente nada nuevo bajo el sol en "Dos Amantes" un film de triángulo amoroso, que James Gray supo conducir con mano bastante segura, pero no hay mucho más que eso. Gran sorpresa teniendo en cuenta que formó parte de la Competencia Oficial de Cannes (quééééeééé?). Phoenix vive con sus padres en Brooklyn: primer situación absolutamente inconcebible que no resiste guión alguno. No sólo porque vive con sus padres, sino porque su madre (Isabella Rosellini) lo sigue tratando como un adolescente, metiéndose en sus cosas: solamente falta que le lleve el desayuno a la cama y lo bañe con esponja y patito de goma. Saltando esto, que ya es bastante difícil de pasar por alto a nivel guión, el muchacho se debate entre la hija de una familia judía amiga de sus padres a quien le quieren presentar a toda costa y la vecinita de enfrente que lo tiene loco de amor. Para ir matando el tiempo, se pone de novio con la chica de buena familia (más por un directo "avance" de ella que por su propia voluntad), pero no conforme con esto, no logra sacarse de su cabeza a Gwyneth Paltrow, su vecina, que lo vuelve loco, histeriqueo mediante. Será primeramente su amigo, y ahí se enterará de las penurias de la rubia que sale con un hombre casado. Y como todo hombre casado -y como todo cliché de hombre casado-: la tiene penando a la pobrecita, prometiéndole que alguna vez dejará a su mujer para hacer una vida con ella. Entre estas dos aguas, estos dos amores, le toca navegar a Joaquín Phoenix, quien lamentablemente, lo transmite desapasionadamente. Está tan conflictuado que no logra imprimirle a ninguna de las dos relaciones una fuerza que se transmita en la película. Algún que otro beso le imprime un poco de acción a una historia de amor completamente desangelada. Sólo se rescatan algunos momentos interesantes a nivel de actuación (Gwyneth igual como actriz sigue siendo una rubia despampanante y nada más ni nada menos que eso...), una imágenes hermosas de Brooklyn y New York de noche y sobre todo, tiene dos escenas en la terraza del edificio donde Paltrow y Phoenix se encuentran furtivamente, que están particularmente bellas, muy por fuera de la mediocridad general del resto de la película.
Arriaga y sus figuritas repetidas Seguramente muchos conocerán a Guillermo Arriaga como guionista de las películas del mexicano Iñárritu. Es una lástima que se haya repetido a sí mismo y se haya esquematizado en "trípticos" de historias que se cruzan. Desplegó su talento avasallante en el guión de "Amores Perros" con un excelente resultado, pero eligió quedarse fijado en repetir un esquema que, en ciertos momentos, le resta dinámica porque la historia sólo parece montada en función a cruzar las historias y lograr algún efecto sorpresa sobre el final. Así armó "21 gramos", otro cuento urbano con historias que se cruzan y luego con un registro sumamente similar, "Babel". Entonces "Camino a la redención" desde ese lugar, no aporta mucho más. Son tres historias que se van contando desordenadas en el tiempo para que el espectador vaya armando un rompecabezas, un juego que ya jugamos en sus guiones anteriores. Esta vez, quizás por repetido, es mucho menos efectivo. Quizás porque es hora de que Arriaga se arriesgue a la fuerza de una historia que sí valga la pena narrar linealmente, y no quedarse seducido con el juego de esconder información. Lamentablemente, quedamos más ocupados en armar el rompecabezas, en ir entendiendo las partes mezcladas que nos presentan, que en disfrutar el cuento en sí mismo. Para esta ocasión Arriaga cuenta con un elenco de lujo, pero que en muchos casos el guión no permite que muestren lo mejor de sí. La historia más efectiva es la de Kim Basinger y Joaquim de Almeida como los amantes que se encuentran en el trailer en medio del desierto. Charlize Theron tiene a su cargo la historia más controvertida, y en todo momento parece más preocupada en subrayar su tormento, lo que la hace perder naturalidad. Su historia es la más sombría y de todos modos su actuación es sumamente interesante. Completa este tríptico, la historia de los adolescentes, hijos de Basinger y Almeida que viven su romance adolescente y en cierto punto, cuando Arriaga decida darnos muy sobre el final las fichas faltantes de este rompecabezas nos enteraremos de qué forma estas tres historias están intimamente entrelazadas. Con situaciones interesantes, de todos modos, la película no termina de encontrar su rumbo quizás porque Arriga se pierde en su esquema de tres historias cruzadas, que debiera soltar y desplegar su escritura en otros tantos sentidos.