La fama es puro cuento Es inevitable comparar este estreno, con su versión anterior dirigida por el talentoso Alan Parker, o incluso compararla con la versión televisiva. De las comparaciones -que siempre dicen que son odiosas, pero de hecho se hacen-, la primera pregunta que surge con fuerza es: ¿era necesario hacer esto?. Con tanto reality show en búsqueda de talentos escondidos, con tantas academias prefabricadas sponsoredas por alguna empresa que quiere promocionarse aduciendo su preocupación por la "cultura", ya vemos desfilar jóvenes talentosos por todos lados. Lo que en la película original de hace 30 años era entonces una idea relativamente novedosa, ahora ya se ha visto televisivamente hasta el hartazgo. Entonces se repite como un mantra: ¿era necesario hacer esto?. Y al no poder aportar nada nuevo, el debutante Kevin Tancheroen, naufraga con "Fama" en todas sus mínimas intenciones, aplanadas además por las exitosas "High School Musical" "Camp Rock" y otros éxitos similares de la usina Disney, con un target netamente adolescente. No alcanza utilizar la franquicia del título para imponerse con una película tan impersonal como desangelada. Alan Parker tuvo la capacidad de pintarnos ese universo de falta de oportunidades, toda la problemática de una época y los espejos de una generación (con temas tan discímiles como la homosexualidad, las drogas y la incansable búsqueda de los cinco minutos de fama a cualquier precio), la alta competetitividad en este rubro y el dolor de las frustraciones. En esta nueva versión absolutamente lavada y desganada, poco y nada de esto aparece, mostrándonos a cambio un musical con más puntos de contacto a cualquiera de los de Cris Morena. Hay un puñado de historias cuyo denominador común es la Academia, mostradas poco atractivamente, sin lograr que alguna de ellas capte nuestro interés, con muy poco desarrollo dramático, sin un eje rector, por lo que se pierde fácilmente la brújula y el interés una vez pasados los primeros cuadros musicales. "Fama" versión 2009, brinda una puesta mucho más televisiva que cinematográfica, una estética más cercana al video clip para montar algunos cuadros musicales en donde no hay ni mucho ingenio ni mucha originalidad. Con un par de canciones interesantes, incluida la nueva versión de "Out here on my own" -aunque diametralmente lejana al original de Irena Cara que aún hoy pone la piel de gallina- y un destacado para la escena de Megan Mullally en el canto-bar, el resto mezcla un buen capítulo de programa de búsqueda de talentos con coreos dignas de un "Bailando por un sueño" vernáculo. Se pasean sin demasiado para decir, actores talentosos como Debbie Allen, Kelsey Grammer o una gran estrella de Broadway como Bebe Neuwirth -en este caso, increiblemente sobreactuada- acompañando gentilmente con su prescencia, a los jóvenes talentosos de turno. Después de las dos horas de película no queda mucho más que salir tarareando la nueva versión de aquella canción famosa que comenzaba diciendo "Baby, look at me, and tell me what you see...." Y qué se ve? Un musical adocenado, pero que sin embargo, entretiene.
Nuevos seres salvando el planeta... y más más más de lo mismo No pasan muchos minutos de "9 / Númeor 9" cuando ya uno sabe con certeza qué es lo que está viendo e ineludiblemente adónde nos llevará la trama. Una vez terminada la película, lo peor que puede decirse es que se cumplieron todas las sospechas... y la historia no nos sorprendió en lo más mínimo. La historia de "9" transcurre en un futuro próximo y desarrolla una historia conocida: máquinas que se han alzado contra la raza humana y han logrado hacerla desaparecer. El mundo está próximo a su destrucción, reina una especie de caos y apocalipsis y sólo un grupo de pequeños seres intentará salvar lo poco que queda en el planeta. El guión extremadamente endeble, parte de un cortometraje nominado al Oscar y se va alargando para llegar al largometraje. El problema principal es que las situaciones se van anexando a la historia sin una organicidad que haga a una trama que pueda tener un seguimiento y desarrollo, lo que indudablemente atentará contra la platea infantil, que puede quedar perdida en el intento de seguir las aventuras del personaje principal. Una línea argumental poco amigable y complicada de seguir para los más chicos y demasiado obvia para que pueda cautivar al público más adulto, quien queda relegado a hilvanar el collage de situaciones "intercaladas" entre un primer planteo inicial de la historia y un obvio, demasiado obvio, final. Y alguno de los fanáticos del cine de ciencia-ficción podrán disfrutar un poco más por algunos guiños que la película tiene reservados para los amantes del género. Si bien la estética de este film de animación es impecable y totalmente compatible con el universo Burton y todos sus tipicos elementos recurrentes (la aceptación del diferente, el científico creador y todas sus criaturas, la visión apocalíptica del futuro en un mundo gobernado por las máquinas) en esta nueva producción se lo ve alejado de la excelencia de "El Extraño Mundo de Jack" y sólo ofrece algunas cuántas bellas imágenes pero no mucho más que eso.
Corazón con agujeritos La historia que se despliega en "Crazy Heart" no es para nada original, ya lo sabemos desde el inicio. Todo por el contrario, hay un hilo argumental que parece haber sido desarrollado en el cine en reiteradas ocasiones y ya lo hemos visto contado de una u otra manera. En este caso se trata de la historia de Bad Blake, un cantante country veterano y alcohólico, que comienza a ver una oportunidad de emerger nuevamente en un mercado difícil conjuntamente con cambios en su vida afectiva donde aparecen también nuevas oportunidades y un nuevo amor. Transita básicamente con algunos lugares comunes en tomas como: la adicción al alcohol, la rehabilitación, las oportunidades de redefinir la vida de cada uno, la dificultad en volver a posicionarse en una carrera que ha abandonado y el complejo regreso a retomar el vínculo con historias afectivas anteriores -de las que incluso tiene un hijo que abandonó a los 4 años con el que intenta volver a conectarse. Es por eso que a uno le queda la sensación de ver como una reedición de la película que el año pasado rescató a Mickey Rourke de sus cenizas, el aburrido tropiezo de "El luchador - The wrestler" de un cineasta interesante como Darren Aronofsky. Sin embargo, "Crazy Heart" gana ampliamente en la comparación, porque si bien el argumento no tiene ni sorpresas ni diálogos brillantes ni situaciones nuevas, si tiene en su haber dos excelentes actuaciones. Por un lado Jeff Bridges le imprime al personaje principal todos los condimentos para que sea creíble en todo momento, con todos sus altibajos y sus contradicciones, un papel que efectivamente ha sido escrito a su medida y ha rendido sus frutos cosechando un Oscar -que supongo premia también en general a su carrera-. A este corazón solitario, se le cruza en su camino una periodista llamada Jean (interpretada magnéticamente por Maggie Gyllenhaal) y ambos comenzarán a darse una oportunidad para volver a apostar el amor y sobre todo será importante el vínculo entre Bad Blake y el hijo de Jean. Aderezada con un puñado de canciones de música country, incluida la ganadora del reciente Oscar "The Weary Kind", lo que más soprende es la sencillez conque esta historia de amor de corazones lastimados se va desarrollando y que logra ganar en credibilidad gracias a la actuación de Bridges, pero sobre todo por el brillante trabajo de Gyllenhaal en un papel con muchos más matices y en el que no es fácil sobresalir dado que el centro de la película es justamente el papel protagónico masculino. Pero apenas aparece en pantalla, Maggie Gyllenhaal contagia una paz arrolladora, penetra los diálogos con una mirada profunda y una sonrisa que enamora al instante al veterano Jeff e hipnotiza en cada una de las apariciones. Los acompaña Robert Duvall en un pequeño papel y Colin Farrell como el cantante country que ahora es una gran estrella y que fuera "discípulo" oportunamente del mítico Bad Blake. Scott Cooper en su opera prima logra construir una película con un sesgo típicamente independiente y de historia de bajo presupuesto, sin demasiados elementos sobresalientes, pero si con muchas sutilezas sumadas a una pareja protagónica que brinda dos actuaciones profundas y creíbles, logrando una atracción particular entre ellos y con el espectador.
Burton y su propio atravesamiento del espejo En una de las películas más esperadas del año y con la producción de Walt Disney Pictures, Burton se arriesga esta vez a construir una versión de "Alicia en el país de las Maravillas" opuesta a la versión de animación que tuvo el mismo estudio y completamente alejada del original de Lewis Caroll. Tal como la imagina Burton, Alicia tiene 19 años y está a punto de ser casada por conveniencia con un desagradable lord, bajo la anuencia de su madre viuda y obviamente por motivos económicos y para seguir manteniéndose dentro de una clase social privilegiada. Como forma de "evasión", Alicia cae dentro del famoso pozo y vuelve a su País de las Maravillas, un lugar onírico al que regresa con frecuencia desde muy pequeña -e incluso como lugar de referencia a las conversaciones con su padre-. En esta ocasión, Burton propone como aventura, el objetivo de dar muerte al monstruo Jabberwocky, destronar a la Reina Roja y reinstaurar el destituido gobierno bondadoso de la Reina Blanca. En ese mundo "del otro lado", Alicia se encontrará con los personajes más famosos del mundo de Caroll: el Conejo Blanco, el Sombrerero Loco, la Reina Roja y la Reina Blanca. el gato de Chesire -magistralmente diseñado en esta versión de Burton-, la Oruga Azul que no para de fumar y hacer figuras de humo (qué fuma?) y los particulares gemelos Tweedledee y Tweedledum. El despliegue visual con que Burton ilustra este mundo 3D es realmente maravilloso y asombra fuertemente en la mayoría de las ocasiones. Hace un aprovechamiento máximo de toda la tecnología disponible para los tiempos que corren y nos pasea en este mundo de ensueño y todas estas criaturas que alguna vez habitaron nuestra infancia, hoy invaden la pantalla con magnífico realismo. No solamente el abanico visual es interesante en el film de Burton sino que las actuaciones son otro punto saliente en "Alice in Wonderland". La excelente decisión de que una desconocida Mia Wasikowska se cargue la película en sus hombros, logrando todas las complejas emociones por las que atraviesa Alicia a lo largo del film, es sin duda una carta indudablemente ganadora. Una desaforada Helena Bonham-Carter -que por un juego visual se presenta desproporcionada y hace que sus ojazos resalten en la pantalla- logra crear un personaje tan siniestro y embriagado de poder como patético y divertido, en un ritmo de comedia que a Bonham-Carter le sienta muy bien. El Sombrerero Loco de Johnny Depp quizás delega parte de su locura a detalles de vestuario y maquillaje, perdiendo un poco del romanticismo que tenía el ideado por el mismo Caroll. Por momentos parece desentonar con sus compañeros virtuales (el Lirón y la Liebre) con los que la interacción en algunos tramos no se hace tan creíble y muestra a un Depp demasiado preocupado por una locura impostada. Y hay sin dudas un problema en la marcación de la actuación de Anne Hathaway como la Reina Blanca donde no se termina de definir si Hathaway sobreactúa permanentemente su personaje -quedando completamente desatinada con el tono general del film- o si Burton pidió que construyese una reina tan naturalista y delicada como un guiño y en contraposición al resto de los personajes. Más allá de las pequeñas apreciaciones, el resto del film es una invitación a un viaje al más profundo mundo de los sueños, adornado por algunas convenciones de la trama, pero que rescata en definitiva la capacidad de Burton para crear universos de fantasía y transportarnos a ellos para que vivamos una aventura más entre sus irreverentes criaturas.
Peter Jackson nos transporta a un cielo muy new age Susie (Saoirse Ronan, nominada al Oscar por "Expiación, deseo y pecado") es una chica de 14 años que ha sido brutalmente asesinada. La totalidad del film es contado a través de su voz, de sus ojos, de sus vivencias y de su espíritu. En su tránsito hacia su cielo, ella es un alma que todavía no ha partido y puede ver a todos los miembros de su familia intentando superar el trauma de su muerte. Una familia que entre todo este dolor, tratará de encontrar la verdad sobre la identidad de su asesino. Y lo narrará todo, justamente, desde su cielo. Peter Jackson, después de haber dirigido la impresionante saga y trilogía de "El señor de los anillos" y la superproducción que significó una nueva remake de "King Kong" apuesta ahora a un drama familiar, mucho más cercano a una de sus primeras películas, la excelente "Criaturas Celestiales" en donde Kate Winslet daba sus primeros pasos (sobre el brutal asesinato que cometían dos adolescentes a los padres de una de ellas). Lamentablemente, Jackson, en este caso, no logra despegarse del nuevo rótulo de director de superproducciones y abusa en "Desde mi cielo" de las escenas donde la protagonista vive en su mundo onírico y de fantasía. Sin duda las escenas del cielo tienen una belleza visual notable, pero fragmentan demasiado el relato de esta familia que desea recomponerse y encontrar justicia, entrecortando la tensión que genera la búsqueda de la verdad en la historia. El punto fuerte son las actuaciones de todo el elenco en general, compactas y sin fisuras: Rachel Weisz y Mark Walberg como los padres y Saoirse Ronan en el protagónico logran trabajos intensos e interesantes, pero en particular Susan Sarandon como la abuela de la protagonista, deslumbra cada vez que aparece en la pantalla con un trabajo pequeño pero lleno de matices. Stanley Tucci dota al vecino de la familia, con un registro totalmente diferente al de sus actuaciones como comediante ("Big Night" o como el marido de Meryl Streep en "Julie & Julia") y logra una actuación destacable que le ha valido una nominación al Oscar como mejor actor de reparto. Navegando entre el drama de una familia devastada por una muerte violenta y prematura -que es el vehículo para tratar temas fuertes como la pedofilia y los abusos de menores- y el relato fantástico de un espíritu inocente tratando de encontrar su propio lugar en el más allá, la película no logra finalmente afirmarse en ninguno de los dos terrenos. Las imágenes estéticamente bellas que ilustran la vida en el más allá de este espíritu que se resiste a partir se contraponen con la violencia de un asesinato que termina resolviéndose de una manera sumamente absurda, completamente alejada del tono que se venía imprimiendo al relato. De todos modos, interesante, "Desde mi cielo" no es de lo más alto en la filmografía de Jackson aunque tiene valores suficientes como para no pasar desapercibida entre los estrenos de la semana.
Una preciosa joya del cine independiente Cada tanto, cada vez más esporádicamente, aparece una de estas películas que nos dejan sin aliento. Sin efectos especiales, sin grandes estrellas en pantalla, sin siquiera un guión completamente innovador, pero narrada con tanta franqueza y reflejando la realidad con un cristal tan claro, que no hay forma de poder recorrer "Precious" sin tener un nudo en la garganta y el pecho oprimido. Claireece Precious Jones es negra, hiperobesa, casi analfabeta, a sus 16 años ya está embarazada por segunda vez y está punto de ser expulsada de su colegio, donde es absolutamente discriminada por profesores y compañeros de clase. Como dato adicional, el padre de sus hijos es su propio padre, quien ha abusado de ella desde que tiene uso de razón. Vive en Harlem, sola con su madre violenta y descalificadora -su padre está completamente ausente- y Precious es más su sirvienta que su hija, en una relación de sometimiento y violencia mostrada con una crudeza singular y destilando una violencia que shockea. Y cuando parezca que ya todos los datos de Precious han sido mostrados, que el infierno en el que vive no puede ser peor, el guión comienza a desplegar datos de su primer hijo y de otros integrantes de su familia. Si creemos que en este punto, nuestra "heroína" ya ha pasado por todo, estaremos nuevamente equivocados, el destino tiene más malas noticias para Precious... Sin embargo, a esta altura de las circunstancias, ella ya ha sido derivada a un centro educativo para casos especiales en donde se vincula con personas que han llegado a su vida para ayudarla a transitar un camino de redención, para reconstruir su dignidad. Para gestar un cambio. En contacto con esta segunda oportunidad de ser madre, ayudada por su profesora (excelente Paula Patton), una trabajadora social y un enfermero, Precious quiere y necesita hacer una diferencia. Comenzar a escribir una nueva historia. Si bien todos los elementos del film lo convierten en la gran película independiente del año, las actuaciones de la debutante Gabourey Sidibe -sin experiencia previa en la actuación- como Preciuos y más aún la de Mo'Nique en el rol de su madre (por el cual ha ganado ya el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto) son soberbias. La fatalidad y la sordidez reinantes en la vida de Precious se interrumpen en algunos momentos con escenas oníricas, en las que ella sueña con ser una estrella, tener un novio apuesto, deseada por los hombres, ser elegante... en las que el director Lee Daniels aprovecha a construir un juego contrastante, arriesgado y creativo y con el que la película sigue ganando en crecimiento. Aunque de una dureza no muy fácil de transitar, "Precious" se transforma en una película indispensable, una de las más interesantes y talentosas de este año.
Fiebre de Coca en el Malba ¿Qué puede decirse de Isabel "la Coca" Sarli que no haya sido dicho? Poco y nada. Pero sobre este documental de Diego Curubeto que se construye como un homenaje a la obra de la Sarli junto a Armando Bó, puede decirse mucho. O mejor dicho, recomendarlo entusiastamente, porque no solamente nos cuenta con lujo de detalles anécdotas de la filmografía de la Soft-porn diva nacional sino que para los que amamos el cine, pinta de cuerpo entero la locura pasional que Armando Bó tenía por el cine, por el espíritu transgresor que animó su cine y por integrarlo a un plano internacional. Con escenas borradas, tomas alternativas, fragmentos de trailers de películas de la Coca, versiones dobles que se filmaban para Argentina y para el exterior, podemos disfrutar en este documental de las situaciones más hilarantes y bizarras a las que Bo haya "sometido" a Sarli en busca de un lenguaje cinematográfico distintivo y propio. Abordando temas de los que incluso hoy el cine sigue tratando demasiado tangencialmente, veinte o treinta años atrás esta dupla los aborda con total libertad, tratando de burlar a la censura y conquistando mercados impensados en ese momento para el cine nacional. Violaciones grupales a la pobre Coca, padre e hijo la comparten en "La mujer de mi padre", hay lesbianismo, drag queens, lucha en el barro, zoofilia, mayordomos gays que han sido perseguidos por la censura. Coca es ninfómana, burrerita, diosa hindú, se exicita con los caballos, se ducha y se baña en cada rinconcito que encuentra... nos regala una catarata de situaciones de lo más "fronterizas" e inolvidables del cine local. La censura, la fiebre por conquistar otros mercados, anécdotas de filmación contadas por los mismos protagonistas (es hilarante cuando ella dice que como Bó vio que había tenido tanto suceso "El bebé de Rosemary" entonces se decide a filmar "Embrujada" donde ella queda embarazada al ser violada por el Pombero, diablillo paraguayo) y por los técnicos de sus films, arman un deleite para quien quiera disfrutar de las andanzas de un dúo que supongo, sabía, en ese momento que con su talento -hoy tan kitsch- estaba revolucionando, a su modo, la historia del cine nacional. Todo este material de archivo está intercalado con reportajes a la Sarli (dos actuales y uno con ella muy jovencita en la TV australiana) donde lo que impresiona es el tremendo contraste entre la insaciable fogosa ninfómana de las películas y la mujer sencilla y tímida que ella es en la vida real, aunque todos los comentarios coinciden en que es una mujer de carácter fuertes y de armas tomar. Las anécdotas de filmación contadas de su propia boca son sencillamente deliciosas y nos transportan a la quimera de hacer cine contra todos los pronósticos. La Coca doblada al portugúes, al inglés, subtitulada en chino (o japonés?), la calle Lavalle atestada de gente ante cada uno de sus estrenos -y ella custodiada por policías para poder salir de la sala-, la lucha de Bó contra la censura, de su amor por el cine y de su pasión por el hombre que la amó como mujer y que la hizo una mega-star. Y como bonus track, nos pasea por la lolas más bañadas, frotadas y "amasadas" del mundo entero en la pantalla grande.
Educando a Carey Una jóven de 16 años (Carey Mulligan), vive en los suburbios londinenses dentro de los lineamientos de una familia tradicional y algo rígida. Casi accidentalmente conoce al Sr. Brit (Peter Sarsgaard) quien, a pesar de la notable diferencia de edad, comenzará a seducirla con cenas elegantes, clubs y viajes -incluido una visita a Paris, con su grupo de amigos-. Obviamente Jenny dudará en su firme objetivo de ingresar a Oxford o si dejarse llevar por esta nueva vida que descubre de la mano de su enigmático enamorado. Lone Scherfig, la directora de "Italiano para principiantes" logra una exacta pintura de época ayudándose de rubros técnicos de muchísima calidad (vestuario, fotografía, banda de sonido) y un guión del talentoso Nick Hornby ("Un gran chico" "Alta fidelidad") donde se resalta de una forma sutil, la importancia en sostener ciertos valores que diferenciaban las clases sociales del Londres de los '60. Pero la figura excluyente y absoluta es Carey Mulligan, que maneja con enorme talento un papel protagónico para nada fácil, con múltiples aristas. Desde la adolescente sobresaliente en su estudio, alumna modelo en el colegio, pasando por la explosión adolescente de lo nuevo y un despliegue de seducción hasta transformarse casi en una lolita parisina. El resto del reparto acompaña sobresalientemente en papeles pequeños pero interesantes como los de Emma Thompson (la directora del colegio), Olivia Williams (brillante en la profesora que aconseja y acompaña a Jenny en esta transformación de niña a mujer, de abrirse a estas nuevas experiencias), Alfred Molina como su padre y Rosemund Pike como la amiga compinche que Jenny encuentra en su "nuevo mundo". El otro rol protagónico está a cargo de Peter Sarsgaard ("Plan de Vuelo", "Kinsey", "Soldado Anónimo") quien acierta en rodear a su personaje con el halo de enigma que necesita el desarrollo de la trama, pero que no logra transmitir la pasión a la que se entrega mostrándolo algo distante en escenas claves del film. Sin duda gracias a todo este elenco, "Enseñanza de Vida" logra conformar una historia diferente de la típica coming-of-age-movie americana, donde la transformación de la protagonista va mucho más allá de un simple romance sino la complicada elección ante todo un nuevo mundo que se abre ante sus ojos. Y como plus, las tomas de París están deliciosas!
Nine: lo más atractivo es el afiche... El director de "Chicago", Rob Marshall, vuelve a adaptar otro musical a la pantalla. "Nine", musical conocido en Broadway y basado en la película "8 y medio" de Federico Fellini, a diferencia de otros musicales, no tiene ni canciones pegadizas ni grandes cuadros donde desplegar vistosas coreografías o grandes escenografías. Sin embargo, hay algo de "Nine" que es interesante, sobre la vida un director de cine tratando de reflotar su carrera mientras intenta estabilizarse también en su vida emocional. Pero definitivamente Marshall desacierta que desacierta en más de un sentido. En cuanto a la puesta, plantea a Guido Contini, este director italiano viviendo en Italia, pero hablando inglés con una molesta e impostada tonada italia al mejor estilo cocoliche. Además, se desaprovecha enormemente la posibilidad que da el cine de "airear" la historia, sometiéndola a una misma locación para los cuadros musicales, resaltando su teatralidad. Intercalados con estos cuadros musicales se van mostrando fragmentos de la vida de Contini, atormentado ante la falta de ideas para su próxima película mientras lo visitan en cuerpo o en alma las mujeres que lo han marcado durante su vida. Desfilan entonces, unidas por una trama sumamente deshilachada que no logra darles cohesión, su mujer (Marion Cotillard), su amante (Penélope Cruz), su madre (Sophia Loren), una entrevistadora de una revista americana (Kate Hudson), una prostituta que marcó su infancia (Ferguie, algo lejos de la matrona de Amarcord), su musa inspiradora, Claudia -quizás un homenaje a lo que fue Anita Ekberg para Fellini en un cuadro musical al borde de una fuente que hace recordar a "La Dolce Vita" (musa a cargo de Nicole Kidman) y la diseñadora de vestuario de sus films (Judi Dench). Cada una de ellas por separado tendrán la posibilidad de cantar y "bailar" como en todo musical que se precie de tal. Sólo logran brillar Marion Cotillard y Penélope Cruz (extremadamente sensual con una cámara que parece secucida por sus embrujos en el cuadro musical más logrado del film) y acompaña Judi Dench en un cuadro homenaje al Folies Berger muy pintoresco aunque absolutamente anti-funcional a la trama y totalmentre prescindible. Nicole Kidman sigue absolutamente tan gélida como siempre y el mayor desacierto del elenco esel protagónico de Daniel Day-Lewis a quien no se le cree ni cuando canta ni cuando intenta bailar, pero sorprendentemente tampoco logra darle carnadura a las partes dramáticas que juega entre cuadro y cuadro musical. La conjunción de un elenco de estrellas de este calibre y el oficio que había demostrado Marshall para el musical, hacían esperar de "Nine" una adaptación a la pantalla, cuanto menos, interesante. Sólo logra algunos destellos (las escenas de la niñez de Guido, el diseño de arte de los cuadros musicales de Loren y Dench, la sensualidad irrefrenable de Penélope Cruz y el talento de Cotillard en una canción emocionante) y nos deja el sabor amargo que a la entrada del cine, el afiche, fue lo más atractivo de todo.
El silencio de Nora Hay películas que logran enamorarlo a uno desde los primeros minutos. Y "Cinco días sin Nora" es evidentemente una de ella. Una vez vista, me explico perfectamente porque en el Festival de Mar del Plata no solamente se llevó el Premio más importante, sino también porqué fue la única película que agotaba las entradas muchas horas antes de que comenzara la función. Y por suerte esta joyita llega a los cines, renovando los aires de una cartelera con tanto tanque hollywoodense, con mucha producción pero no con tanta calidad. Esta película mejicana, enamora al público, a la crítica y al Jurado de los Festivales por igual, porque trata sencillamente de temas universales, sin grandilocuencias ni recursos impostados. Va directo al corazón. La historia, es simple: Nora, después de 14 intentos de suicidio, logra su cometido dejando además un minucioso plan para que José, su ex-esposo, siga con rigor tode el proceso de su velatorio. No es un detalle menor el hecho de que Nora es judía y decide suicidarse en plena festividad de Pesaj, razón por la cual no solamente habrá que esperar que venga su hijo para enterrarla sino que habrá que dejar pasar las festividades. Y se complicará aún más si quieren hacerlo como marca el rito judío, cuando los rabinos se enteren de que no ha sido muerte natural... Como adicional, una foto olvidada debajo de la cama -intencionalmente?- le hará descubrir a su ex-marido un secreto que mueve sentimientos muy profundos, aún después de tantos años de separación. Lo que cautiva inmediatamente es la sencillez con la que está contada la historia. La facilidad con la que logra incorporar temas como la religión, el amor, la familia, los vínculos entre padres e hijos, la muerte y tantos otros, es el valor agregado de este guión delicioso que construye la directora Mariana Chenillo, el que está permanentemente atravesado por una alta dosis de humor negro, que alcanza momentos de comedia muy inteligentes y notables. Todo se potencia por un brillante tour-de-force actoral de Fernando Luján -José, el protagonista excluyente de esta historia-. Un personaje totalmente cínico, cascarrabias, lo que hoy se diría "un políticamente incorrecto" a todo nivel (come pizza en pleno Pesaj y se la convida al rabino o para sacarse al cadáver de su mujer de encima no escatimará ningún tipo de esfuerzos y sostiene desde su más fina ironía: "Pero por favor, Dios no existe!" en su charla con el ayudante del rabino). Y Fernando Luján le saca el mayor de los provechos: logra momentos sutiles, emotivos, nos transmite una diversidad de matices tan sólo a veces con su mirada y se apodera de cada línea de diálogo con una naturalidad que se festeja, al igual que el resto del homogéneo elenco. Sobre todo en su segunda mitad, la película logra abandonar un poco el tono de comedia y anclar más profundamente en esa historia de amor y desamor que unió con tanta fuerza a estos dos seres que aún separados no han logrado olvidarse nunca y es ahí cuando la historia gana en fuerza y en interés, demostrando que Chenillo pudo abordar esta pequeña gran historia no solamente desde un costado de comedia sino también fluir en una historia tan sencilla como entrañable. Son de esas películas que siguen latiendo en uno, mucho, pero mucho tiempo más después de terminada la historia. De lo mejor del año, sin lugar a dudas