Cuántas veces hemos escuchado a nuestros padres decir: “Ya me vas a entender cuando te toque”. Algo de esta sensación esconde Aftersun, el primer largometraje de la escocesa Charlotte Wells, que se estrena el próximo 24 de noviembre en cines. La película ganadora del premio del jurado en la Semana Internacional de la Crítica del último Festival de Cine de Cannes muestra cómo Sophie (Frankie Corio) recuerda , a través de grabaciones caseras, unas vacaciones a Turquía con su padre (Paul Mescal) años atrás, mientras reflexiona sobre cómo era él, tanto como padre y también como persona. Lo primero a destacar es la química entre ambos protagonistas, ellos son el film y lo llevan adelante con una naturalidad impresionante. Paul Mescal -Normal People, La Hija Oscura- no es ajeno a este tipo de roles y hasta el momento, es un actor que no falla cada vez que la cámara lo enfoca y es increíble su expresividad en los momentos más silenciosos. En base, es el espejo de dos generaciones que tienen sus miedos y dudas al momento de ser padres, y la Sophie del presente se reconcilia con ese recuerdo a través de las grabaciones. Aunque quizás le falte ser un poquito más explícito para llegar a las conclusiones más profundas, no es complicado para el espectador lograr conectarse emocionalmente con los personajes. Un mimo al corazón.
Hay películas que pasan desapercibidas en la cartelera de las salas de cine, y definitivamente Un mundo extraño tiene todos los números para que sea uno más de los tantos casos que hay. La cinta animada de Disney se estrena el próximo 24 de noviembre en cines. El film sigue una de las aventuras de Searcher Clade (Jake Gyllenhaal) y su familia -su esposa Meridian (Gabrielle Union), su hijo Ethan (Jaboukie Young-White) y su perro Legend- en la que tienen que salvar a Pando, una planta que descubrió Clade y que da energía a toda la ciudad de Avalonia, de una peste. Para esto viajan a un lugar desconocido donde encuentran flora y fauna que parecen de otro planeta. El que la cinta no cuente con un antagonista propiamente dicho, es un rasgo interesante en sí. Al no luchar contra “alguien”, todos se alían a favor del bien común. Como debería de suceder en la sociedad, por ejemplo, con respecto al cambio climático. Como película animada no innova en tema de conflictos familiares, en donde los hijos no quieren seguir los pasos de su progenitor. Es casi del montón, pero que eso no desvíe el hecho de que es entretenida aventura para chicos.
Está más que sabido que la comida entra por los ojos; y sí, con una película pasa lo mismo. Con un elenco de grandes figuras se estrena este jueves 17 de noviembre en cines, El Menú, film dirigido por Mark Mylod y protagonizado por Ralph Fiennes, Anya Taylor-Joy, Nicholas Hoult y elenco. El film reúne a un grupo de personas -entre ellos un actor venido a menos con su asistente, dos críticos de comida, una pareja de casados hace varios años, tres empresarios y una pareja joven- que pagó una gran suma de dinero para cenar en un prestigioso restaurante en una isla remota con el Chef Slowik (Ralph Fiennes), de fama internacional. El menú cuenta con varios pasos pensados en forma personalizada, y la experiencia será inolvidable. Lo que empieza como una comedia normal sobre gente pretenciosa y creída, se va convirtiendo en una de suspenso -o un thriller- utilizando, al igual que Relatos Salvajes, el concepto de llevar una idea al extremo. Esto la hace atrapante de ver, aunque quizás peque de arriesgar demasiado. El elenco es lo que más atrae, sin dudarlo. Desde una fabulosa Anya Taylor-Joy hasta un insoportable Nicholas Hoult (el personaje es demasiado pesado) pasando por un Ralph Fiennes que la tiene clarísima cuando se trata de ese tipo de personajes. El ensamble lo completan Judith Light, John Leguizamo, Janet McTeer y Paul Adelstein, entre otros. Cumplen justamente su rol adecuándose cada uno con el estereotipo de la hipocresía. Los productores de El Menú son Will Ferrell y Adam McKay, de No Mires Arriba; por ende ya sabemos más o menos hacia dónde puede llegar la situación. Es una sátira y una crítica tan bien pensada que ya el hecho de estar críticándola parece ser un acto de pedantería total.
La pregunta clave al momento de elegir qué película ver es qué buscamos de ella: si queremos cine arte es una cosa, algo de acción es otra y, a veces en la mayoría de los casos, queremos pasar un buen rato con algo simple. En esta categoría entra La señora Harris va a París, film que se estrena el próximo jueves 27 de octubre en cines. Ada Harris (Lesley Manville) es una mujer que trabaja limpiando casas en el Londres de los años 50. Ella sueña con ir a París y comprarse un vestido de alta costura de Cristian Dior. Después de tanta mala suerte le llega un dinero y logra realizar el viaje. Uno de los grandes hallazgos de esta película es el elenco: Lesley Manville es una encantadora señora Harris, una persona ingenua en algunas cosas y muy inteligente en tantas otras. La acompañan Jason Isaacs -irreconocible cuando hace de bueno-, Lucas Bravo -uno de los galanes de la serie Emily in Paris, y dos pesos pesados como Lambert Wilson e Isabelle Huppert. Muy bien elegidos todos y cada uno aporta lo necesario para el disfrute de la cinta. Obviamente que apela a lo mejor que tiene la ciudad de París, el romance y la moda; tiene un hermoso vestuario (no solo la parte de Dior) y la eterna presencia de la Torre Eiffel para hacernos saber dónde estamos, aunque por momentos un poco irreal, no deja de ser maravillosa. La señora Harris va a París es de esas películas que uno ve para sentirse bien, soñar un rato y que muestra, una vez más, que el valor no está en las cosas si no en las personas. Enternecedora.
Las películas de superhéroes tienen ese qué se yo, viste. Una historia de origen mezclado con un mensaje social, actores de renombre y una pizca, tan sólo una, de humor da como resultado Black Adam, uno de los estrenos de cine de la semana más esperado por fans de los cómics y de DC. Aviso que esta crítica está libre de spoilers. Cinco mil años después de que los dioses antiguos le den superpoderes al esclavo Teth Adam (Dwayne Johnson), él es despertado para que vuelva a liberar a Kahndaq, su país natal. Desde el principio hay que decir que no es una película que le cambie la cara al género y que muy posiblemente quienes son fanáticos la van a disfrutar mucho. Ahora, la gran pregunta es si logra convencer al mero mortal que disfruta el cine. He ahí el gran dilema. Hace varios años, Dwayne “La Roca” Johnson fue, y sigue siendo, una de las históricas figuras de la lucha libre estadounidense -WWE-, a la altura de, por ejemplo, Hulk Hogan. Toda esa experiencia le dejó lo necesario para interpretar un personaje como Black Adam. Pero el problema es que tampoco aporta demasiado. Lo acompañan Pierce Brosnan -Doctor Destino-, que ya con su presencia en pantalla basta y sobra; Aldis Hodge -Hawkman-, que tranquilamente podría robarse la cinta si no fuese por Johnson; Noah Centineo -Atom Smasher-, el remate de todos los chistes del film y que por momentos resulta pesado; y Quintessa Swindell -Cyclone-, de correcta actuación. Un elenco adecuado para semejante proyecto. La dirección estuvo a cargo del catalán Jaume Collet-Serra, realizador de Una noche para sobrevivir, Desconocido (ambos con Liam Neeson) y La Huérfana, entre otros. Así que de acción sabe, y se nota. Es su lugar cómodo y no se sale de ahí. Las escenas tienen dinamismo y buscan esa épica que Zack Snyder nos tiene acostumbrados. Funciona en entretener desde esa perspectiva. Y ya está. Encima de todo, tiene una típica escena post créditos que no muestra nada pero sí genera una expectativa impresionante. En conclusión, Black Adam llena todos los casilleros de una típica película de superhéroes. Es una más en la larga lista. Eso es todo.
Una imagen puede valer más que mil palabras, pero muchas veces es necesario acompañarla de un testimonio impactante que llegue a la gente. Este es el caso de El Fotógrafo de Minamata, film que se estrena en cines el próximo 20 de octubre. William Eugene Smith (Johnny Depp) es un reconocido fotógrafo de la Segunda Guerra Mundial. En 1971, ya desganado y con dejos de estrés post traumático, es enviado por la revista Life a Minamata, una ciudad japonesa devastada por envenenamiento por mercurio, causada por la negligencia industrial de una corporación del país, y retratar sus efectos en los habitantes para lograr el reconocimiento tanto de la empresa -Chisso- como del gobierno de Japón. En esta cinta, Johnny Depp interpreta a una especie de Capitán Jack Sparrow, pero sin el acento ni tanto alcoholismo. Su personaje está lejos de ser una persona de la cual se puede empatizar. Sin embargo, es a través de su perspectiva que el espectador llega a conocer una historia con la que sí uno logra conectarse y hacer que todo valga la pena. El fotógrafo de Minamata es el segundo trabajo del realizador Andrew Levitas. Visualmente tiene momentos conmovedores y crudos, pero falla con algunas experimentaciones que no tienen sentido dentro de un argumento tan humano. También tiene un ritmo que puede sentirse pesado a lo largo de las dos horas de film.Aunque se toma algunas licencias con la vida de Smith, la película se basa en hechos reales que, aunque ocurridos hace 50 años, siguen teniendo repercusiones hasta la fecha. La contaminación ambiental por parte de las grandes empresas es una de las luchas globales que más cuesta. El poder sólo conoce el color del dinero.
Hace varios años que se están visibilizando masivamente reclamos de los pueblos originarios, pero esta es la primera vez que se observa algo de este estilo. Se está hablando de La Rebelión de las Flores, el documental escrito y dirigido por María Laura Vazquez que se estrenó el viernes 30 de septiembre en el Centro Cultural San Martín y que se proyectará durante los fines de semana del mes siguiente. El film se enfoca en los eventos ocurridos en octubre de 2019, cuando 22 mujeres de diversos pueblos originarios ocuparon pacíficamente el Ministerio del Interior durante 11 días para exigir el cese del terricidio ambiental y el sicariato que ocurre en los territorios que habitan. Como el objetivo del documental es seguir visibilizando las demandas que vienen sucediendo desde hace años, la cámara registra el desarrollo de lo ocurrido sin intromisión, convirtiendo al espectador en testigo ocular de los hechos, incluyendo la respuesta del gobierno y la falta de cobertura mediática del mismo. Además, al intervenir los ruidos caóticos de la ciudad con los calmos y pacíficos sonidos del río, muestran cómo la naturaleza cumple un rol central en la película al hacernos tomar conciencia de lo importante. El medio ambiente corre peligro si avanzan las mega minerías y la construcción de represas que innecesariamente inundarían territorios. Hasta que no haya una respuesta clara por parte de los gobiernos sobre los reclamos de los pueblos originarios, documentales como La Rebelión de las Flores van a seguir existiendo.
La historia la escriben quienes se animan a hacerlo, más allá y a pesar de absolutamente todos. Julio Cesar Strassera fue una de esas personas, quien con Luis María Ocampo y un equipo de jóvenes se pusieron al hombro uno de los juicios más importantes. El mismo fue retratado en Argentina 1985, el film más esperado del año, ganador del premio del público en el Festival de Cine de San Sebastián y que nos representará en los próximos premios de la Academia (Oscars). Se estrena en cines el próximo jueves 29 de septiembre. Dirigida y co-escrita por Santiago Mitre y Mariano Llinás, la película se enfoca en las figuras de los fiscales Julio Strassera (Ricardo Darín) y Luis María Ocampo (Peter Lanzani) que en 1985, a través del decreto del entonces presidente Raúl Alfonsín, enjuician a la cúpula de la junta militar de la última dictadura por medio de la justicia civil. Algo único en la historia mundial. Uno de los puntos altos de la cinta es la recreación de la época; desde lo más visible -las cabinas de teléfono público- hasta lo no tanto -las luces de la calle-, el espectador logra visualmente adentrarse en la película, tal como lo mencionó el director en la conferencia de prensa. Mucho también se ha hablado del humor incorporado a la trama, el cual nunca choca ni deja en segundo plano lo que se está contando. Al contrario, aporta esa cuota de respiro que permite hasta un mayor impacto emocional. Convengamos que el ser humano tampoco está exento de bromear en las etapas más oscuras de su vida. Es la dinámica y el vínculo entre el trío conformado por Darín, Lanzani y Alejandra Flechner -quien interpreta a la mujer del fiscal Strassera- que Argentina 1985 sabe cómo interpelar a su audiencia. Todo lo anterior no sería posible sin el talento de estos tres actores. Para sacarse el sombrero. Todo lo relacionado con los testimonios del juicio en sí es una película aparte y hay que aplaudir la capacidad de edición de esa secuencia, porque llega a destino de una forma maravillosa lo que podría haber sido muy pesado en manos de otra persona. Además de incorporar material de archivo para que quede como si hubiera salido todo del mismo rollo. Increíble. En conclusión, este es el mejor film para recordar cómo llegamos a donde estamos. El juicio a las juntas fue un momento cumbre y fílmicamente se lo trata como tal. Con momentos que emocionan , ponen la piel de gallina y demuestran la verdad de lo que canta Charly en Inconsciente Colectivo: “…la libertad siempre la llevarás / dentro del corazón. / Te pueden corromper, te puedes olvidar / pero ella siempre está”.
Artistas a lo largo y ancho de la industria demuestran su versatilidad y capacidad, y no dejan de sorprender. Este es el caso de Viola Davis, protagonista de La Mujer Rey, film que se estrena en cines el próximo 29 de septiembre. La acción se centra en las Agojie, un ejército de guerreras del reino de Dahomey, en África Occidental a principios del siglo 19, y en su líder, Nanisca (Viola Davis), mientras entrena a una nueva generación de reclutas y las prepara para una batalla que amenaza su modo de vida y su libertad. Más allá de toda licencia dramática, este ejército de mujeres verdaderamente existió; arrasaban aldeas y cortaban cabezas. Establecieron el predominio de Dahomey por sobre los otros reinos y eran llamadas “Amazonas” por los europeos, debido a su semejanza con las guerreras de la mitología griega. Marcaron tanto la historia que son la fuente de inspiración de las Dora Milaje, tan conocidas en el Universo Cinematográfico de Marvel por Pantera Negra. Por falta de mejor término, fueron grosas. Si se necesita una razón para verla, es esa. No todos los días se ven relatos así. Además, no solo es empoderador para las mujeres, si no también para las personas afrodescendientes; esta es la representación que se busca y se ha pedido tantas veces. Díganle a Hollywood que es por acá. Otro de los grandes puntos a favor es ver a alguien como Viola Davis tomar este papel a sus 57 años. Fuerza, vigor y vulnerabilidad se hacen uno en ella y siempre es un placer verla en pantalla grande. Uno de los conflictos es quizás su duración, las poco más de dos horas pueden resultar demasiado y un poco pesadas, con algunas escenas de más, pero lo repara con unos exteriores que valen la pena. Otro es el dato histórico no tan alegre de la participación del reino en la venta de esclavos africanos, lo que la cinta no esconde, pero sí aliviana. Más allá de todas estas circunstancias, La Mujer Rey sirve de inspiración de la misma forma que Pantera Negra, y eso sí que vale la pena.
“Ningún hombre es una isla por sí mismo”, escribió John Donne (1572-1631) en uno de sus poemas más conocidos. La vida nos deja en claro que no somos seres individuales y que pertenecemos a un todo, una familia, vecinos en un edificio. Todo es válido. Esta es una de las bases de Siete Perros, film que se estrenó en cines el 22 de septiembre. Dirigida por Rodrigo Guerrero, la película se enfoca en Ernesto (Luis Machín), un hombre que vive en el primer piso de un edificio en la ciudad de Córdoba con siete perros, cada uno con su propia personalidad. A la vida rutinaria atendiendo a sus mascotas, su salud y sus problemas económicos, se le sumará el detalle que algunos de sus vecinos lo obligan a sacar a los animales de su casa. La cinta, de casi una hora y media de duración, sobresale al mostrar las relaciones humanas como son: imperfectas, sobreprotectoras y, por momentos, casuales. Está de más decir que quienes viven en un edificio entenderán varias de las situaciones que suceden en la película. Al ser el centro, el personaje de Machín es quien tiene la mayor exposición y, como siempre, sale airoso. El actor tiene una naturalidad y una vulnerabilidad a flor de piel que permite que el espectador empatice de la misma forma que los vecinos con Ernesto. Siete Perros es una película en la que todos comprenden la soledad de todos; y es ahí en donde, paradójicamente, encuentran la compañía.