En 1987 se estrenó un film dirigido por John McTiernan titulado "Predator", protagonizado por Arnold Schwarzenegger, el cual no fue bien recibido por la crítica en su momento pero con el paso de los años y la llegada de las inferiores secuelas, el valor de la cinta comenzó a aumentar, convirtiendo a su villano en uno de los más recordados y representativos del género. Luego de más de 20 años, época en la que reinan las faltas de ideas y las abundantes remakes, de la mano de Nimród Antal y de Adrien Brody en el papel principal, se decidió retomar las raíces y volver a contar la historia.
El director Atom Egoyan logró algo que pocas veces se pudo ver en pantalla y es que toda la cinta, hasta en los momentos difíciles para los protagonistas, este rodeada por un aura de seducción y romanticismo muy fuerte, lastima que el guión cae en la previsibilidad y en muchas ocasiones en el uso incorrecto de los tiempos, las pausas y el dramatismo.
Marco Bellocchio, director de "Sorelle", entre otras obras, es uno de los representantes más puros del cine italiano que hoy dicho país tiene. Su última película es una exquisita expresión de arte, de amor por la cinematografía, de dedicación y vocación.
El nuevo film de Néstor Montalbano es un delirio bien medido, poco prolijo, que desarrolla aspectos técnicos muy bien logrados, especialmente lo que respecta a la fotografía y efectos especiales, que no aprovecha al máximo el talento de sus actores y que cuyo guión, aunque tiene sus continuos aciertos, se alarga, da vueltas sobre un mismo hecho innecesariamente y pierde, poco a poco, la chispa que caracteriza a sus interpretes.
Existen muchas películas en las que los personajes van, por error o por decisión propia, al pasado con la premisa de que no deben modificar nada porque cualquier situación que no haya pasado puede afectar el desarrollo de los hechos. Esta cinta parodia a dichas producciones y concluye siendo una correcta, pero poco destacable comedia cuyos errores son camuflados por el delirio y diferentes escenas bien logradas en lo respectivo al humor.
La primera incursión de Illumination Entertainment en el género de la animación no es una desagradable ni una inigualable experiencia cinematográfica, es sencillamente una correcta, divertida, pero poco original película en la que se reunen muchas de las características que identificaron a las grandes series televisivas de dibujos animados.
Christopher Nolan es un artista, un constructor de ideas que las modela, les da forma, las pule, las hace brillar y se las regala al espectador a cambio de algo, algo que él no percibe, algo intangible, un pensamiento a favor o en contra, una simple sensación de que el creador de dicha obra está haciendo las cosas de manera diferente. El director apuesta a un cine muy jugado y complicado de lograr, pero principalmente se divierte con que el espectador pueda entender su mundo y aceptarlo. Esta película es su trabajo más personal, y a la vez el más ambicioso y difícil, un claro ejemplo de dedicación, lucidez, imaginación y originalidad.
Hay comedias que optan por desarrollar un humor inteligente, en el sentido que con miradas, silencios y un guión exquisito, sin la necesidad de llevar adelante obscenidades, se divierte al espectador. Otras, como es el caso de esta película, deciden encarar las escenas con chistes repetitivos, poco originales y discriminatorios.
Las epidemias, el apocalipsis y las enfermedades han sido protagonistas de muchas películas en la historia del séptimo arte y en cierta forma, si no se plantea algo novedoso o diferente, las similitudes se hacen presentes y el disfrute va empeorando mientras los minutos van pasando. En cierta medida este es el error principal de “Carriers”, un film cuya historia no es original, pero que logra destacarse por su realismo y dramatismo en determinados momentos.
Creativa y muy jugada es esta película de Martín Sastre que, con muchos desniveles y algunos planteos éticos que podrán crear rechazo en el espectador, muestra color, alegría y originalidad, convirtiéndose en un musical diferente, disfrutable, pero desordenado en muchas ocasiones.