Magia a la luz de la luna Woody Allen es un cineasta compulsivo. Y no solo por sus muchas obsesiones y dilemas con la vida y la muerte, sino con el simple hecho de que tiene que sacar una película cada año. Quizás sea uno de los cineastas que menos haga esperar a sus fanáticos, que son recompensados anualmente con una magnífica historia, generalmente de amor, como los clásicos Annie Hall o Manhattan, o sus actuales grandes logros Blue Jasmine y Medianoche en París. Pero esta vez, su último esfuerzo parece haber sido bastante apresurado. Con Europa de los años '20 como escenario, Magia a la luz de la luna es a primera vista un esplendor cinematográfico. Es una pieza de época que cautivará a los aficionados del período, de su estética, y su música. Y tiene todos los elementos del universo Allen, desde la neurosis que inunda y ahoga a sus protagonistas, hasta el esplendor de una comedia encantadora. Y la trama no está para nada mal: el ganador del Oscar Colin Firth interpreta a un mago que se disfraza de chino en el escenario para una puesta más teatral, y porque su anonimidad le permite en su tiempo libre desenmascarar a ilusionistas que alegan que su magia es verdadera. Y eso es precisamente lo que un amigo le encarga en esta película: revelar la estafa de una atractiva médium interpretada por Emma Stone, cuya embaucada a una familia de buena posición parece ser impenetrable. Pero Firth -ateo, cínico y propenso a generarse enemigos debido a su naturaleza directa y sin escrúpulos- pronto cae bajo su hechizo. Con un elenco estelar con Colin Firth y Emma Stone como protagonistas, acompañados por Marcia Gay Harden, Eileen Atkins, Hamish Linklater y Jacki Weaver, Magia a la luz de la luna es en principio encantadora; una comedia romántica mejor que tantas otras, pero es una decepción para todos los fanáticos de Allen, que se van a encontrar con una película poco memorable, y cuyos personajes principales no encuentran ni una pizca de química de la que agarrarse para crear un romance inolvidable.
Hollywood al desnudo El vacío de la superficialidad y la banalidad de una vida sin significado se mezclan en un torbellino de crueldad y desesperación en Polvo de Estrellas, la nueva realización del cineasta canadiense David Cronenberg, director de algunas las grandes películas de los últimos tiempos, como Una Historia Violenta y Promesas del Este. Stafford Weiss (John Cusack) es un terapeuta que escribe best-sellers de autoayuda, y es la cabeza de una típica familia hollywoodense. Su mujer (Olivia Williams) es la manager de su hijo Benji (Evan Bird), una estrella adolescente malcriada que acaba de salir de rehabilitación a pesar de tener sólo 13 años. La otra hija de la familia (Mia Wasikowska) acaba de salir de un psiquiátrico en Florida y regresa a California, muy al pesar de sus padres, y se hace amiga de un chofer de limusina aspirante a guionista (Robert Pattinson). Por otro lado, una de las pacientes de Weiss es una actriz mediocre que ya pasó los cuarenta (Julianne Moore) y que busca desesperadamente obtener un papel en el remake de la película que catapultó a la fama a su madre (Sarah Gadon) cuando era joven, y que la convirtió en una estrella de culto. Basada en la novela homónima del célebre escritor Bruce Wagner, Polvo de Estrellas aborda con ironía y humor negro el lado patético de una cultura obsesionada con la fama y la celebridad. Es a la vez una filosa crítica social y una historia de cómo los fantasmas de una persona son más fuertes y reales delo que uno imagina. El Ego y la locura de vínculos familiares algo macabros se entrelazan para crear una película que critica la obsesión por la superficialidad del ser humano, pero muy especialmente la que recorre los salvajes pavimentos del Sunset Boulevard.
El libro de la vida y el día de los muertos Manolo es un matador que sueña con ser músico pero que debe acatar las expectativas de su padre, y Joaquín es el hombre más popular del pueblo, con sus decenas de medallas por ser uno de los guerreros más fuertes y valientes de la región. Ambos son amigos de la infancia, y ambos están perdidamente enamorados de María. El libro de la vida es la historia de dos amigos que tratan de ganarse a la chica de sus sueños, pero lo que no saben es que poderes del más allá están más que interesados en el resultado. Los líderes de los inframundos, la Tierra de los Recordados y la Tierra de los Olvidados, apuestan sobre cuál de los dos saldrá triunfante y se llevará a la chica. El galardonado cineasta Guillermo del Toro -aclamado director de El Laberinto del Fauno y Pacific Rim- decidió esta vez producir un largometraje animado dirigido por Jorge Gutiérrez, animador mexicano conocido por su trabajo en Mad, y el resultado es una magnífica obra de arte visual que se nutre de imágenes del folklore mexicano, basando su estética especialmente en el Día de Muertos, celebración anual y tradicional mexicana que rinde tributo a los espíritus de los seres queridos fallecidos. Zoe Saldana, Channing Tatum y Diego Luna les dan voz a los protagonistas. Y la banda sonora es un personaje más. El filme cuenta con interpretaciones de canciones populares de Mumford & Sons, Radiohead y Rod Stewart, entre otros. Y una grata sorpresa para el público argentino es la participación del destacado compositor y ganador del Oscar Gustavo Santaolalla, quien musicalizó la cinta. Basada en la estética de la tradicional fiesta del Día de Los Muertos, esta película de Hollywood tiene un marcado sabor latino, y, aunque exagerada en su narrativa y con un tono cómico más del estilo de los grandes estudios que del verdadero México, El libro de la vida es una aventura inolvidable y un paraíso visual que invita al espectador a enamorarse de sus personajes y de un folklore estéticamente impactante.
Interestelar: una experiencia cinematográfica de otro mundo "No entres dócilmente en esa buena noche, que al final del día debería la vejez arder y delirar; enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz", recita Michael Caine mientras Matthew McConaughey se adentra cada vez más en los cofines más recónditos del espacio no explorado. Y mientras resuenan del poema de Dylan Thomas "Do Not Go Gentle Into That Good Night", a uno no le queda nada más que estremecerse y sonreír: el blockbuster todavía no murió. Christopher Nolan logró con Interestelar su segunda película más brillante –Memento quedará invicta por mucho tiempo- y es una obra maestra a la que se le perdonan sus pequeñas faltas fácilmente, ya que sus virtudes son mucho más apabullantes y arrasadoras de lo que uno podría llegar a imaginarse al principio. Interestelar muestra un futuro cercano, en el que el planeta Tierra ya no da abasto: los niveles de oxígeno son cada vez más bajos mientras que el nitrógeno aumenta cada vez más; la comida escasea y gran parte de las ciudades están cubiertas por polvo que parece filtrarse por todos lados: se mete en los pulmones de la gente y recubre casi todas las superficies. Y en el medio de este pre-Apocalipsis, Cooper, un ingeniero devenido granjero interpretado por el ganador del Oscar Matthew McConaughey, es reclutado por la NASA –o lo que queda de ella- para una misión que potencialmente podría llegar a salvar a la humanidad. Junto con un grupo de científicos y exploradores entre los que se encuentra la doctora Amelia Brand –encarnada por Anne Hathaway-, Cooper deberá abandonar a sus dos hijos para una odisea intergaláctica en la todo puede llegar a fallar en cualquier momento, pero que, en el caso de que sea un éxito, será la salvación de toda una especie. Filmado sin pantallas verdes, el filme de Nolan es más que una experiencia cinematográfica visual: reúne todas las grandes ideas del siglo XX y XXI y las entremezcla con la concepción del ser humano como criatura exploradora, cuya ambición e intelecto no tienen límites terrenales sino que se enfocan más allá de las supuestas fronteras de lo posible. Interestelar es sin lugar a dudas una de las películas de ciencia ficción más innovadoras desde 2001: Odisea del espacio.
Recuerdos perdidos En un primerísimo primer plano uno ojo se abre. Sus rojas venas pulsantes muestran un desconcierto espeluznante. Christine tiene amnesia. Desde un episodio brutal en su pasado, cada vez que se va a dormir elimina las memorias acumuladas durante el día, y cada vez que se despierta no reconoce al hombre que yace a su lado, ni su propia cara en el espejo. Podría decirse que Antes de despertar (Before I Go to Sleep, según su título en inglés) es una versión hecha thriller de la tragicómica Como si fuera la primera vez, aunque, obviamente, el drama y la paranoia del filme basado en la novela homónima Steve J. Watson poco hace referencia al romance entre Drew Barrymore y Adam Sandler en el crowd-pleaser del 2004. Todo lo contrario. Como el Guy Pearce de la inigualable Memento, el personaje de Kidman sufre de amnesia psicógena o amnesia disociativa, lo que la lleva a olvidar todo lo recolectado en su memoria el día anterior. Su marido, interpretado por Colin Firth, y su médico, el genial Mark Strong, parecen esconder secretos oscuros, pero ¿en quién confiar? Los tres protagonistas ofrecen actuaciones brillantes, eso no puede negarse, pero, sin embargo, no puede obviarse la monotonía del filme dirigido por Rowan Joffe (Brighton Rock). No puede decirse que la película aburre en sí, sino que sus cuadros, su musicalización y su tono narrativo lleva al espectador a entretenerse durante un rato, pero el vacío de su trama lo hará olvidarla casi de inmediato, tal como a su protagonista. Antes de despertar reúne actuaciones de primera línea, pero se vuelve monótona y repetitiva a los 15 minutos desde su comienzo. Es una historia atrapante que pierde su encanto y substancia debido a una mala cinematografía. Una película para olvidar.
Distopia y revolución: el lado más oscuro de Los Juegos del Hambre Luego de dos ediciones de Los Juegos del Hambre, Katniss Everdeen se despierta en un hospital subterráneo, confusa y deteriorada, tanto física como mentalmente. Está en el Distrito 13, que creía destruido totalmente hace años por un bombardeo ordenado por el Capitolio, y que ahora funciona como una especie de campo de refugiados y punto cero de la revolución que se está comenzando a expandir por todos los distritos. Tras el éxito mundial de sus dos primeras entregas, vuelve uno de los sucesos cinematográficos más arrasadores de los últimos tiempos con la tercera película de la saga, Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1. Dirigida por Francis Lawrence (Soy Leyenda y Agua Para Elefantes)-que ya había tomado las riendas de la segunda película- y protagonizada por la impecable Jennifer Lawrence, el filme toma una tonalidad aún más oscura –si es que eso es posible- y lleva a su historia distópica a un universo más perverso del que habíamos visto hasta el momento. Katniss__Gale-10.jpg Luego de haber salido vencedora en Los Juegos del Hambre junto a Peeta Mellark (Josh Hutcherson) y volver a participar en una edición aniversario –un empeño del Presidente Snow (el brillante Donald Sutherland) para acabar con ella, y, por ende, con la revolución- Katniss deberá ocupar su rol como estandarte de un movimiento para derrocar al régimen despótico que atenta contra el espíritu mismo de todo Panem. Con una Lawrence potenciada y un elenco excepcional que cuenta con las actuaciones de Liam Hemsworth, Jena Malone, Sam Claflin, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Jeffrey Wright, Philip Seymour Hoffman y Julianne Moore, Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1 es incluso mejor que sus predecesoras, y sumerge al público en el arte de la propaganda política y de la percepción, además de explorar el trauma psicológico tras eventos que dejaría a más de uno en estado de shock. A pesar de que no hay tanta acción como en las anteriores, Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1 explora de una manera más acertada los horrores de las dictaduras, y las decisiones que deben tomar los que quieren luchar por un mundo mejor y más libre.