El novio de mi mejor amiga Ginnefer Goodwin (conocida en nuestro país por la la serie de HBO, "Big Love") es de esas actrices del segundo pelotón que van buscando hacerse un lugar en las grandes ligas... Lugar donde ya llegó Kate Hudson, nueva reina (categoría veinteañeras) de la comedia romántica americana. Los que crecimos viendo a Julia Roberts, Meg Ryan, Helen Hunt y muchas otras, somos reacios a aceptar esta nueva generación, un poco porque su nivel actoral es más bajo y otro poco porque nos cuesta digerir la mediocridad de los productos de los que ellas participan, de manera que un género brillante en otra época hoy en día se encuentra en un nivel creativo bajo. Muy bajo. Goodwin tiene ángel y viene en ascenso, pero que tenga condiciones no significa que haya que arrojarla a la arena para que los leones se la devoren. Quiero decir, ya Kate Hudson es limitadísima (su madre, Goldie Hawn era una comediante en serio), el protagonista masculino es lindo pero inexpresivo (el inglés Colin Egglesfield, de series como "Melorse Place" y "All my children") pero la adaptación del libro en que está basado la película (del mismo nombre, flojo pero vendedor texto de Emily Giffin) no le da ninguna chance de redondear otro film que sume. Así como en otras ocasiones Goodwin brilló como secundaria ("He's just no that into you", por ejemplo), aquí la película le sobra de todos lados y sus esfuerzos por sobrellevar la carga de un protagónico son inútiles: "Something borrowed" es de las peores exponentes de su género en el año. ¿Tan así? Sip. Tan así. Luke Greefield, el director, ya venía incursionando en producciones similares pero todavía no se desprendió de la liviandad con la que encara habitualmente sus trabajos televisivos (nunca se destacó por su habilidad para generar buen material, sino piensen que dirigió "The animal" con Rob Schenider!) y elige narrar esta historia, con lo que tiene, un elenco flojo y un material literario de dudoso valor. La previa no ayudaba a convencerme... En general me da la impresión que la maquinaria hollywoodense "apura" demasiado a las actrices jóvenes en busca de nuevas estrellas, sin medir los costos de desgastarlas en películas flojas que no le suman a nadie. Especialmente a ellos (hablando desde los números estrictamente). Pero insisten. Pienso en los films de Katherine Heigl, Lindsay Lohan, Jennifer Garner... La mayoría, malos, muy malos... Buscando renovar rostros que vendan, hay chicas que queman etapas demasiado rápido. Y es una pena. Creo que surge gente con talento que si sigue fallando tanto en la taquilla terminará lejos de donde merecería estar. No llegan a madurar y deben protagonizar quizás antes de sumar el rodaje necesario para tal desafío. Eso es lo que pasa aquí. "Something borrowed" es un film de los que desaparecen de la cartelera en un par de semanas. Es de los que no vale el precio de una entrada. "Algo prestado" es la historia de dos grandes amigas. Desde pequeñas, han compartido todas y cada una de las etapas de su vida. Rachel (Goodwin) es una prolija y obediente abogada que siempre creció a la sombra de la espontánea y alegre Darcy (Hudson). Se llevan muy bien a pesar de ser diferentes. Aunque ahora, Rachel está atravesando una etapa muy feliz, está a punto de casarse con un gran partido, Dex (Egglesfield) y está planificando su boda con esmero. Accidentalmente, Rachel y Dex tendrán que compartir tiempo juntos (Darcy es demasiado volátil e inestable) y pronto se encontrarán hablando sobre cosas que compartieron en el pasado (fueron compañeros en la Universidad). Esto que se despierta entre ellos empieza a amenazar la intención de Dex de casarse. Rachel tiene sensaciones encontradas con respecto a lo que debe hacer y termina decidiendo por hacer lo que siente, iniciando un peligroso sendero de desencuentro con su mejor amiga. Si vieron "My best friend wedding", bueno, casi que vieron esta cinta. Cambiamos algunas cosas pero la esencia es la misma. No, perdón, aquella estaba protagonizada por Julia Roberts y la secundaria que se lucía era Cameron Díaz. Aquí no tenemos esa suerte. Todas nuestras fichas estaban con Goodwin, pero su imagen de "girl-next-door" no alcanza para sostener la historia de principio a fin. Y está sola eh, el resto del cast parece de utilería. Tremendo. Hace tiempo que no veo algo tan anodino y chato, sin gracia ni vuelo. Ni siquiera en las escenas "locas" (que este tipo de films tiene), hay emoción y clima. No se como será el libro original (fue bestseller en 2005 creo y hasta tiene secuela -"Something blue", en referencia obviamente a las cosas que debe llevar la novia que se casa) pero su adaptación a la pantalla fue fallida, sin dudas. Olvidable y aburrida, "Something borrowed" es un paso en falso para un grupo de carilindos actores en ascenso. Veremos como siguen su carrera, aunque están perdiendo crédito y deberían saberlo.
Regreso del cine gaucho, con mayúsculas Cuando entré al cine a ver "Aballay", todavía no había leído las críticas de mis colegas. Sabía, por lo que recibía en twitter (y lo que recordaba haber leído cuando fue presentada en el Festival de Cine de Mar del Plata), que iba a ser uno de los estrenos nacionales más esperados del año, así que me predispuse a internarme en el universo telúrico que proponen Fernando Spiner y su gente con mucha curiosidad por ver que sucedía con un film de este tipo... Extraño para nuestra cartelera. Cuando volví de verla, fui directo a mi biblioteca para repasar mis notas en un libro de Ana Laura Lusnich, "El drama social folklórico", compendio que aborda las representaciones en el cine del mundo gauchesco entre 1933 y 1956. La idea era recordar aquellos grandes clásicos rurales y ver si "Aballay" estaba a la altura. Más tarde busqué "La guerra gaucha" en VHS y otras más, como "Pampa bárbara" y "Frontera Sur" y al volver a verlas, me di cuenta que si bien el trabajo de Spiner habla de otra época histórica que aquellos films legendarios, lo cierto es que la manera en que plantea el conflicto principal y lo plasma, es personal, poderosa y atrayente... Y si bien es imposible trazar un paralelismo por la época en que fueron filmadas, el tópico ayudó a vislumbrar la verdadera estatura de la cinta en cuestión Un rato después, terminé de convencerme que si bien tiene algún exceso en cuanto al retrato paisajístico que hace del territorio que muestra (es largo y por más que sea bello, se vuelve innecesario), "Aballay" es una joyita del nuevo cine argentino. Salud. Muchos colegas hablan de un "western gaucho", haciendo referencia a las relaciones que encuentran entre esta película y los grandes representantes del género (se me viene a la cabeza John Ford inmediatamente). Las tiene. Seguramente no son un guiño, sino forman parte de la ideología cinematográfica de su director, quien siento que homenajea desde nuestro Favio hasta el mítico Howard Hawks. Spiner rinde culto a sus influencias y las sintetiza en una equilibrada y cuidada producción, trayéndonos una realización de fuste, casi diría única en su género donde se funden el espíritu popular gauchesco argentino y el encuadre de un western clásico al estilo norteamericano. Aballay (Pablo Cedrón) es un cuatrero duro y de ley. Un día, luego de un sangriento asalto a una "diligencia" (perdón, un carruaje!), encuentra a un niño escondido debajo del asiento del coche. El y sus delincuentes han matado a su padre y al resto de quienes protegían el convoy, por lo que sería hasta lógico que hicieran lo propio con el pequeño. Pero al ver los ojos asustados y profundos del niño, el jefe de la banda comenzará a replantearse su vida. Esa mirada lo hará cambiar de vida, dejará los asaltos y los asesinatos y se aislará en la parte alta de los cerros, buscando penitencia por sus pecados. El creerá que aislado del mundo, podrá hacer otro tipo de vida. Durante un largo tiempo su pista y su nombre se perderán. Pasará a ser "El pobre". Claro, su deseo se verá complicado en unos años, el hijo de aquel acaudalado hombre que mató, Julián (Nazareno Casero) volverá a los pagos a impartir la justicia que nunca tuvo: quiere asesinar a odos los miembros del grupo que asaltó aquel carruaje. "El muerto" (Claudio Rissi), segundo de Aballay y encumbrado líder del grupo de violentos vándalos ante su ida, será el objetivo principal de la revancha (recordemos que sigue asolando a las poblaciones de la zona), aunque la tarea se anticipa complicada. Julián es porteño, no conoce mucho del lugar y su sed de venganza le juega en contra. Encima se enamorará de la bella Juana (Mariana Anghileri), quien es pretendida por el ahora número uno de la banda. Titánica tarea. La historia transcurre en maravillosos paisajes de Tucumán y está filmada con un gran sentido estético. La trama está presentada con las palabras justas, ninguna sobra (ninguna falta) y el film despliega un importante recorrido por la religiosidad pagana de nuestros gauchos. Hay una jugada intencionalidad de ahondar en la cultura popular y mirarla con respeto que se agradece. La reconstrucción de época es prolija y las actuaciones son las que dan el salto de cualidad, destacandose el villano que juega Rissi, irónico , letal y sanguinario. Cedrón le pone el pecho a su forajido arrepentido y corporiza a un sujeto atravesado por fantasmas, atormentado y sereno a la vez cuyo misticismo se agradece como espectador: es un ser que busca redención y perdón y tendrá un duro peregrinar para terminar de saldar sus deudas. Me gustaría hablarles más de "Aballay", pero creo que es imprescindible que la veas, si te gusta el cine bien hecho. Y más, en este caso, que presenta un relato de nuestra tierra, hablado en lenguaje local y con todo el calor de lo conocido. Excelente film, hasta hoy, lo del mejor del año para nuestra filmografía.
Pasión en el crepúsculo Cuando leía la gacetilla de prensa, enseguida me di cuenta que "Lovely, still" había tenido un serio problema de distribución en USA. Claro, las películas con protagonistas de la tercera edad no abundan y en general, salvo raras excepciones, no llevan gente a las salas. Recuerdo en Argentina, "Elsa y Fred" (más de medio millón de espectadores en 2005) pero no me vienen a la mente grandes sucesos en relación con esta temática. La vejez, la muerte, el abandono y los duelos son lugares que el público prefiere no transitar masivamente. De más está decirles que a pesar de que en "El amor de Robert" encontramos a dos soberbios actores como Martín Landau y Ellen Burstyn, venderla y llevarla a los cines no fue tarea fácil. Su director, el debutante Nicholas Fackler, tuvo positivo feedback de la industria, pero el hecho de su corta edad (23 al iniciar el rodaje) junto a los aspectos ya comentados, hicieron que el enorme trabajo que hizo con su equipo tuviera una llegada limitadísima. Es un film chiquito y lo han visto muy pocas personas en todo el mundo, por lo que hay que destacar el valor de quienes lo trajeron aquí. La historia de "Lovely still" es una historia de amor. Sí, lo es. No tradicional (en pantalla pocas veces vemos el desarrollo de un romance en nuestros adultos mayores) y bastante fuerte, desde lo emotivo. La muerte es una situación límite que nos incomoda como audiencia y cuando en la pantalla somos testigos de los sinsabores y consecuencias que la edad trae (las enfermedades y la soledad, a la cabeza), escapamos. Más quienes tenemos padres que pronto recorrerán ese camino. No son situaciones lindas, la de ver como el cuerpo deja de responder, la mente se deteriora y nuestros seres amados preparan su partida de este plano. No, para nada. Aquí, "El amor de Robert" gira sobre dos grandes núcleos narrativos, el empezar a entablar una relación con alguien a una edad avanzada y el inexorable paso del tiempo que afecta la psiquis y el cuerpo del protagonista masculino. Ambos, están bien contados y transmiten al espectador muchas sensaciones reconocibles que afectan y resignifican momentos personales muy íntimos. Pero hay que sostenerlas desde la butaca. Robert Malone (Martín Landau, ancianísimo ya) es un hombre de avanzada edad que vive solo. Trabaja de repositor en un pequeño mercado y su vida no tiene muchos matices, excepto que tiene por hobby la pintura y es bueno en él. Cuando empieza la película vemos que su auto está incrustado en la puerta del garage. Más tarde nos enteraremos que, según sus palabras, tenía que llegar al baño y no pudo estacionar como es debido. El vehículo, al parecer, lleva varios días ahí: primera conclusión (dolorosa), Robert está más que solo, puede morirse mañana y sólo lo notaría su jefe, un joven y simpático Adam Scott. Extrañamente, tiene una admiradora, una bella y madura mujer (que parece mucho más joven y sana que él), Mary (fantástica Ellen Burstyn) quien se acerca un día a ver cómo está, preocupada por lo que ve en la entrada de su casa (el auto). Entre los dos, hay atracción inmediata y la iniciativa para volverse a ver la toma la mujer, quien invita a Robert a cenar al día siguiente. El hombre accederá y tendrá que recibir consejos de su empleador sobre como relacionarse en una cita normal, ya que parece desconocer las convenciones del rito. De ahí en más, Mary y él comenzarán una relación, pero a la vuelta de la esquina, Robert iniciará su via crucis personal cuando los síntomas de la enfermedad que se percibían se acrecientan hasta afectarlo mal. "Lovely still" está muy bien actuada e incluso es un buen texto para teatro. Eso sí, el guión está poblado de silencios, la acción se hace a veces muy lenta y los eventos tienen el ritmo de la ancianidad: de a ratos parece que la película se quedó en pausa. Inmóvil. Landau usa todo su cuerpo para convencernos del infierno que atraviesa y lo hace bien. Me hizo acordar mucho su actuación a la de "Venus" de Peter O'Toole (2006). Aunque aquel era un relato más lumionoso y este más sombrio, ambos parecen pensados desde la esperanza. Es un film de difícil digestión. Durante gran parte del metraje el tiempo parece no transcurrir y cuando los hechos comienzan a desfilar caen sobre el espectador con insusitada violencia. No puedo decir que es una película mediocre, porque no lo es. Si que abusa de los golpes bajos y que es una propuesta para la que hay que ir preparados. Correcta, pequeña, lenta y con un tema que no es amigable, quizás el último legado de un gran actor como es Martín Landau.
La vida y la muerte en 8 cíclicos minutos El inglés Ducan Jones es uno de mis directores británicos favoritos de este último tiempo. No tiene una filmografía extensa (dos títulos y un corto), de hecho, yo sólo ví "Moon", su primer largo, premiadísimo thriller de ciencia ficción en el que con pocos elementos logra traer una historia atrapante. Para quienes no la vieron, pondré en el perfil público del espectador avezado, el trailer de la película en un rato porque creo que junto a "Source code", van de la mano, no forman una unidad, pero la manera de narrar de Jones este tipo de género es fresca y poderosa. En "Moon", hay un sólo personaje a lo largo de toda la historia (Sam Rockwell en seguramente uno de sus mejores trabajos) pero es de tal magnitud el conflicto que plantea y la atmósfera que crea, que el film, a pesar de ser pausado logra una intensidad pocas veces vista con tan pocos recursos físicos. "Ocho minutos antes de morir", en cambio, es más vertiginosa, pero tiene comparte el espíritu por cuestionar lo establecido y abordar estrategias extremas cuando el sujeto debe enfrentarse a situaciones límites que desestructuran su centro. El director cuenta (otra vez) con un gran actor para el rol central y obtiene de Jack Gyllenhaal otra lucida actuación que lo posiciona como uno de los más sólidos intérpretes con que cuenta la industria en este último tiempo. Cuando me acomodé en la butaca y ví los primeros minutos, ratifiqué mi alianza con Jones, es un realizador en el que hay que confiar. En su enorme debut, lo único que me pareció como algo a reformular era el tempo de la historia. Si bien el contexto propiciaba ese tipo de narración, lo cierto es que para el espectador corriente, esto jugaba en contra y a pesar de la gran actuación de Rockwell, eso se percibía en el cuerpo. Aquí, con otro guión (mención para Ben Ripley, que si bien escribe sobre ciencia ficción hace tiempo, sus últimos trabajos fueron bastante discretos), pudo probarse en un ritmo más marcado, incitando a su equipo a generar un clima trepidante, donde cada segundo es vital para el desarrollo de los hechos. En esa transición, está probado que el hombre tiene futuro ya que logra mover su registro y adaptarse a contar una historia que acelera el pulso de la previa. "Source code" es una película nacida a la sombra de "Inception". Propone al espectador un viaje (menor, convengamos que la de Nolan es una obra maestra) por planos y realidades virtuales y materiales que se interrelacionan de acuerdo a leyes que están pautadas por cierta lógica metafísica. Quiero decir que es una película que tiene varios niveles de trabajo y en la que hay que estar atento para entender el código que propone, de manera de lograr acceso a su capa interior (core). Si crees que es una simple película de ciencia ficción, puede que los interrogantes finales (abiertos) que ofrece el film te pasen desapercibidos y honestamente creo que son lo más valioso que la cinta puede dar. Más allá de hacernos pasar un buen rato, aquí la idea que prima es la de pensar, cuántos universos paralelos podrían coexistir con el nuestro en este momento (y aquí ya hay estudios serios de física cuántica que teorizan sobre ellos) y cuales son las maneras en que podríamos acceder a los mismos. Jack Gyllenhaal es Colter Stevens. Por alguna extraña razón, se encuentra en una situación límite. Está viajando en un tren hacia Chicago, en compañía de su novia, Chrtistina Warren (la dulce Michelle Monaghan), a quien desconoce por completo. Todo le parece raro en su entorno y mucho más cuando a los 8 minutos de tratar de entender donde está, el tren en el que viaja vuela por los aires, generando una explosión atómica con todas las de la ley. Al despertarse, se encuentra en una especie de cápsula en la que por una pantalla le dan parte de la información que necesita para su misión: el es marine, está en la mente de alguien que falleció en ese vagón y han logrado "insertarlo" en ese momento porque intentan descubrir la identidad de quien puso la bomba en el lugar. La máquina que logró hacer eso sólo puede llevarlo a ese lugar, ocho minutos antes del desastre, por lo que una vez que transcurra ese tiempo, el sistema resetea (el muere, junto a los demás) y vuelve a cargar la misma escena. La tarea no es sencilla, Colter debe buscar en el tren pistas para dar con el responsable del atentado y su tiempo es escaso. Ante cada error, volverá atrás y deberá volver a intentarlo: forma parte de un programa científico militar y debe obedecer la orden de la superioridad. El es marine (y no contamos más sobre su vidal porque sus zonas grises son lo más rico del film) y tiene entrenamiento para poder llevar a cabo el objetivo... Aunque las emociones se van haciendo carne y comienza a relacionarse con Cristina y el resto del pasaje de manera especial. Eso provoca que agudice sus sentidos y asuma la tarea con compromiso real...Eso sí, cada ocho minuto, reset y volver a empezar si no pudimos descubrir al terrorista... Ustedes dirán..."¿no es repetitivo? ¿no cansa?"... En este caso no, porque cada vez que Colter regresa, aprende de sus errores y comienza a cuestionarse los límites del mundo en el que se mueve, con lo que incluso un final como el gobierno quiere, tampoco le garantiza su éxito personal, así que agudizará el ingenio para poner a prueba incluso, las leyes cuánticas que generan los mundos paralelos... Es una película alejada de las clásicas blockbuster del género. Está hecha con un presupuesto más acotado y no verán costosas escenas de animación digital aquí (la mayor parte del tiempo las acciones transcurren dentro del tren) por lo que "Source code" se sostiene exclusivamente del carisma de Gyllenhaal y las solventes actuaciones de sus secundarios, la operadora militar a cargo de la comunicación con él, Collen (Vera Farmiga, excelente) y la tozudez del doctor Rutledge (Jeffry Wright), el creador e ideológo del dispositivo. Entre ellos hay buen feedback y los contrapuntos filosóficos que se despliegan, merecen la atención del público. En definitiva, un film interesante, alejado de los tanques que caracterizan a las películas de ciencia ficción, pero con valores que atraen con armas nobles.
Humana y dolorosa imagen de un duelo que nadie querría atravesar Es cierto que a Nicole Kidman le cuesta encontrar buenos papeles. En los últimos años, esto se hizo más evidente y excepto "The hours" y "Eyes wide shut" (mis favoritas) -más alguna otra que podemos discutir, quizás "Dogville" o "The others"-, viene haciendo films de escaso valor artístico y también, poca suerte en la taquilla. Incluso más, "Rabbit hole"; si bien la llevó a estar nominada a un Oscar de la Academia, fue un completo fracaso en su país y en el resto del mundo (apenas arañó en recaudación la mitad de lo que costó), también. Sabemos que el gusto del público no es medida en muchos casos, para medir el nivel artístico de una obra. Pero algo indica. En este caso particular, "El laberinto" aborda un tema que no es fácil para cualquier espectador y es entendible que la gente no decida elegirla entre varios opciones: habla de la crisis de un matrimonio que perdió en un accidente a su hijo de cuatro años... Es un producto sólido y complejo, pero si uno no está predispuesto a entregarse a él, puede convertirse en un relato áspero y denso que agobia por su recorrido, un auténtico descenso a los avernos... ¿Es una buena película? Sí. Definitivamente. Aunque no es mi género favorito, es fácil de percibir que este trabajo de John Cameron Mitchell es un punto de inflexión en su carrera: recordemos, tuvo un promisorio debut con "Hedwig and the angry inch" (delirante carta de presentación, diría) y conmovió a la sociedad norteamericana con "Shortbus", destrozada por muchos críticos en EEUU y amada por este cronista (una ácida comedia sobre parejas cruzadas, hetersexuales y de las otras, ambientada en la Gran Manzana, plagada de escenas fuertes donde el sexo es protagonista excluyente)... Es un cineasta singular, intenso y original que sabe contar historias y en esta ocasión elegió una obra de teatro famosa ("The rabbit hole", escrita por David Linsday-Abaire y ganadora del Pulitzer en su categoría en 2007) para seguir alimentando su aura de director prestigioso, lejos del cine mainstream comercial y cerca de las realizaciones viscerales y controversiales. Cameron Mitchell cuenta historias que no son de fácil asimilación y su enfoque interesa, aunque requiere de cierto estado particular de ánimo para acercarse a él. Cuando se empezó a diseñar el guión, conseguir financiación no fue fácil, incluso Kidman tuvo que poner su nombre como productora para juntar fondos ya que el proyecto se preveía de difícil llegada al público masivo. No es fácil conseguir dinero para rodar un drama. Becca (Nicole Kidman) y Howie (Aaron Eckhart) son un matrimonio a la deriva. Hace unos meses, su pequeño hijo fue arrollado por un adolescente imprudente y sumió a la familia en un drama sin fin. A pesar de que el tiempo pasa, ninguno de los dos puede sobreponerse a lo sucedido. Cada uno intenta sobrevivir como puede a ese gran dolor. Becca está siempre taciturna, apagada, abstraida y de a ratos reacciona ante ciertos estímulos relacionados con los hijos de la peor manera... Está peleada con la vida y le cuesta mucho relacionarse con el mundo. Encima, choca con el resto de su familia (especialmente con su madre, Nat, brillante trabajo de Dianne Wiest, quien también perdió un hijo pero de mayor edad) cada vez que se cruzan. Tiene un bloqueo emocional que le impide conectarse con Howie y elaborar una salida a tanto dolor. Su marido sufre de igual manera, aunque sus emergentes para leerlo son de otra índole y reflejan otra manera de atravesar el duelo de la pérdida. Tanto Kidman como Eckhart le ponen mucha humanidad a sus personajes y en las escenas de abordaje verbal de la crisis, brillan con luz propia. Están bien dirigidos y transitan todas las emociones vibrando en la misma sintonía (se quieren y no encuentran salida a lo que les pasa), a tono con la profundida temática del film. En definitiva, los dos se encuentran en una poderosa encrucijada, son incapaces de contener al otro (¿tanta angustia podría caber en un corazón humano?) y eligen caminos separados para enfrentar esa melancolía que muta en dolor puro y desesperanza de a ratos, haciendo estallar la pantalla. Becca irá en busca del asesino de su hijo (homicidio culposo, el joven responsable está libre) para vincularse de manera extraña con él y Howie explorará conocer a alguien nuevo que le permita descomprimir la oscura existencia que lleva. La ausencia del hijo enciende cada discusión y es representada con todos los matices compositivos que puedan imaginar. Y cada uno, adecuado al momento en que se produce. La banda de sonido acompaña mucho de los poderosos silencios que "The rabbit hole" tiene y subraya los espacios donde sus protagonistas viven su dolor en silencio: es exacta y complementa las máscaras que Kidman y Eckhart juegan con oficio, la fotografía y el montaje están a la altura de lo esperable y el film se potencia en cada mirada de la pareja central. Eso si, es una película sobre el dolor y la esperanza, sobre los espirales sistemáticos que nos encierran cuando el dolor nos impide reformularlos y pasar a otro estadío. "El laberinto" habla de los duelos, los tiempos de sanación y las estrategias equivocadas pero cercanas que todos usamos cuando nos enfrentamos a situaciones límite. Es una de esas películas que hay que ver sólo cuando uno está predispuesto a su mensaje, de lo contrario su lograda oscuridad invade e impide reconocerle sus destacados valores. Vale la pena acercarse a él si querés ver una de las mejores performances de Nicole Kidman en su carrera.
Power trío guatemalteco en clave tercermundista Debe ser la primera vez en mi vida que veo cine guatemalteco. Mientras entraba al Gaumont, trataba de recordar si algo de esa filmografía había llegado a mi videoteca y el resultado era negativo: no es una región en la que haya mucho desarrollo de la industria local y no hay noticias de que alguna de sus producciones hayan logrado estrenarse aquí alguna vez, comercialmente. No llegué a verla en el BAFICI de este año aunque se que participó de la competencia oficial (Mención Especial) y sumó reconocimientos a su larga carrera internacional (Gran Premio del Jurado en Miami , "Flechazo" de Encuentros de Cine de América Latina en Toulouse, Francia; Mejor Largometraje Documental -cosa extraña- en Morelia, Mexico y Premio Especial del Jurado, en Torino, Italia, todos entre 2010 y el año en curso). Indudablemente, leer sobre tal unanimidad (sus valores) en festivales tan distintos, nos llevó a verla y comprobar in situ las bondades del nuevo cine guatemalteco, o al menos, de su director Julio Hérnandez Cordón. La verdad es que es un film original, extraño, dotado de un regionalismo particularmente universal (sí, su mayor mérito) y una realización modesta que flaquea en todos los rubros técnicos, de principio a fin. La marimba es un instrumento de la música popular de Guatemala. Es como una especie de xilofón encajonado en una plataforma de madera y su sonido es muy particular. Ella es la responsable del nombre de la cinta. "Marimbas del infierno " es la historia de un hombre común, Don Alfonso (Alfonso Tuché), músico al que le cuesta conseguir trabajo en su actividad: los tiempos ya no son lo que eran. Su actividad no es requerida y encima, el único lugar en el que todavia toca, lo despide en los primeros minutos de proyección. Deprimido por su mala suerte, se niega a dejar su pasión y busca sobrevivir como puede a la crisis laboral, escucha los consejos de un pendenciero guapo de su barrio llamado "Chiquilín" (Víctor Hugo Monterroso) quien le dice que hay que mutar la dirección musical de su repertorio y trata de cambiar su estilo para tratar de sobrevivir. La estrategia será fundirse con el heavy metal que propone un colega que se encuentra en el lado opuesto: el carismático Blacko (Blacko González), también músico alternativo quien acepta el desafío de formar una nueva banda que integre las dos corrientes de manera singular. En otras palabras, conciben una idea delirante (aunque tan mal no suena, aunque el vocalista desafina de una manera...) y se disponen a intentar dar a conocer su material para hacerse conocidos y conseguir lugares para tocar. Hasta aquí lo que se puede contar del film... Hay en "Marimbas del infierno", un aire puramente tercermundista, no sólo por lo limitado de sus recursos a la hora de llevarla adelante (que es natural por su carácter de independiente) sino por esa ingeniudad que tiene cuando elige seguir a Alfonso, quien se resiste a que el mundo actual extermine su profesión y lo prive de la actividad que lo define como sujeto. El transita un derrotero de contratiempos tristes que el espectador decodifica como pasos de comedia triste, aunque nunca llegan a tener la carga dramática que podrían destilar (el robo de su marimba, por ejemplo, en otro director sería una tragedia y aquí es vivido como un hecho negro, pero al que el grupo logra sobreponerse). Hay muchos grises en el relato, un sonido pobre que no ayuda a transmitir la riqueza de cada palabra del guión y un ritmo habitual a las películas hechas con poco presupuesto, mucha buena voluntad, actores amateurs y la firme convicción de un director que sabe que le interesa trasmitir y adonde llegar con su trabajo. Soñar es difícil para los hombres urbanizados, pero estos protagonistas entran y salen de ese estado (el anhelar el éxito) con una frescura increíble. Será su idiosincracia (siento que los argentinos no podríamos hacer un relato así, somos más...dramáticos, melancólcos...) pero la cinta tiene una impronta única: es una muy buena idea que llega hasta donde puede, merced a los elementos que puede unir para crearse. Nada más que eso. No hay que salir del cine y decir "si, Piratas del Caribe 4 la pasa por encima"... No tienen comparación. Esto es, mal que le pase a algunos, cine de autor. Es un artista de su medio expresando su visión de un recorte de su terruño, con lo que tiene a su alcance. Si tu idea no es acercarse a una geografía lejana y vivir una experiencia cultural distinta, ni se te ocurra mirar los horarios en cartelera. "Marimbas del infierno" es una propuesta novedosa, aunque creo que una versión más "armada", explotaría mucho las filosas y divertidas aristas que la trama deja sin profundizar. Dos o tres guionistas de fuste y un trío protagonico carismático y esta historia se vuelve global y delirante. Cierro los ojos y veo a Zach Gallifianakis (The hangover) o Jack Black (necesito hablarles de él?) trabajando juntos una trama así, sería dinamita pura. Digno, chiquito y singular estreno de un director latinoamericano que puede dar que hablar en el futuro.
Intenso thriller político sobre Illich Ramírez Me extrañó ver este estreno en cartelera, no porque nuestro público sea impermeable a Olivier Assayas (en ámbitos cinéfilos es un director consagrado pero no popular en nuestras tierras), sino porque esperaba que la cinta se trajera para proyectar en pantalla acorde a los pergaminos del film y no en DVD ampliado. Entiendo las restricciones de la distribuidora, que no puede traer, "cine-arte", y programarla en uno de los grandes complejos multicines que le niegan esa posibilidad... No hay espacio en nuestro país para un lanzamiento europeo, que no tenga actores muy taquilleros (debe leerse aquí, "para nuestro país") y eso lo sabemos todos... Pero es una verdadera pena que un film como "Carlos", nominado a mejor film europeo del año y ganador del Globo de Oro (ediciones 2010), a la mejor miniserie tenga que exhibirse de manera tan limitada. Ojo, yo amo ver cine en salas chiquitas y con público respetuoso (me estoy volviendo viejo y esquivo funciones donde adolescentes se tiran pochoclo y gritan descontrolados), aunque en esta oportunidad (vi la versión francesa original) lamento que una película de este calibre (y es más que una figura literal!) tenga poca difusión y nos perdamos la fuerza que emana de su relato. El relato es la de un terrorista comprometido, luchando por lo que él cree que es justo y tiene el suficiente back up histórico para atraer por la naturaleza de los conflictos que presenta. "Carlos" es una biopic que combina suspenso, violencia y drama en dosis iguales y si bien estamos frente a una versión corta del telefilme, conserva todo el vértigo y carisma de su otro corte. Debo decir, (perdón por haberlo obviado), que esta película es una versión de 165 minutos editada especialmente para el cine. La original se emitió por Canal Plus, en Francia y fue dividida en tres capítulos, duraba 330 aunque por lo que me contaron colegas, la cinta de la que hablaremos conserva la mayor parte de las escenas claves del film pero... descarta varias subtramas y desarrollo de papeles secundarios, por lo que me quedo con ganas de verla entera. Habrá que visitar sitios especializados para conseguirla. Desde ya, se anticipa entre estas líneas, que el film me gustó mucho. ¿Por qué? Simple: no soy especialista en la cuestión que aborda pero la intensidad y llegada del personaje principal es suficiente para que "Carlos" sea un viaje memorable. ¿Para tanto? Si. Indudablemente, todo parte de la figura del protagonista. Illich Ramirez Sánchez, famoso terrorista internacional ("venezolano de vocación, palestino de vocación, cominista por convicción" - extraído de su blog) cuyo apodo corresponde al nombre en cuestión, ha sido objeto de investigación literaria en todo el mundo. "Carlos" era su apodo (aunque también se lo llamaba "el chacal") y su capacidad para hablar varias lenguas, sumado a su frialdad y su gran talento para los atentados y secuestros eran su carta de presentación. Su historia, o parte de ella, es muy particular, ya que su fuerte personalidad lo llevó a ejecutar misiones muy riesgosas y desenvolverse en ambientes muy hostiles, siempre con fuerte llegada mediática en sus apariciones. Ramirez, está preso en Francia cumpliendo cadena perpetua y denostó algunos detalles históricos del film (como por ejemplo, que el atentado de la toma de rehenes de la OPEP en Viena hacia 1975 -central en el film-, le fue pedida por el líder libio Muhammad Kadhafi y no, como se afirma en la película por el ex presidente iraquí Saddam Hussein) pero teniendo en cuenta que Illich no es un tipo confiable, todo es discutible. La verdad es que estas cuestiones que transitan por los grises y de las que quizás nunca sepamos con precisión, cinematográficamente, no importan mucho. "Carlos" muestra como Assayas aprende de sus errores (la pésima "Boarding gate" aborda la cuestión del espionaje y el terrorismo y es de lo más pobre del cineasta galo) y utiliza todos sus resortes narrativos para que la acción no decaiga en ninún momento, lo cual es muy difícil pensando en su extensión original para televisión (cinco horas!!). En general, este tipo de productos funcionan si se encuentra al actor ideal para estar tanto tiempo en pantalla. Y Olivier Assayas dió con él: Edgar Ramirez (mismo apellido) se calza en disfraz de Illich y hace una labor descomunal. El se apropia del personaje y lo hace su primera piel: no podemos quitar los ojos de la pantalla, es un imán el hombre y se gana el reconocimiento del público al tercer fotograma. Podría decirles mucho más, pero prefiero que la descubran, si el tema les interesa. Los rubros técnicos y la reconstrucción de la época, con todos sus matices ideológicos y su atmósfera inflamable, están perfectos. Todo aspecto está cuidado y se luce en el film. Verla es uno de esos momentos donde se agradece poder disfrutar de semejante espectáculo por un valor que ronda los veinte pesos. Eso si, tienen que tener curiosidad por el tema, sino quizás sea un poco larga para los espectadores más causales. Gran propuesta, pantalla pequeña (una pena).
Hay luz al final del camino Nacho Garassino hace su debut como director (solía producir, si mal no recuerdo, "El otro lado", en televisión) con un solvente y prolijo producto sobre un hecho policial muy importante en los 90: la extraordinaria fuga de siete convictos de la cárcel de Villa Devoto cavando un túnel que conecta el hospital de la prisión con el exterior. El cine argentino tiene pocas referencias de films de esta naturaleza (cosa extraña, a pesar de tener uno o dos estrenos por semana pareciera que hay géneros como éste que no interesan mucho a los realizadores, dramas sobran) por ende le prestamos atención a su lanzamiento y tuvimos suerte: para ser una ópera prima, Garassino tiene claro qué contar, cómo hacerlo y que camino tomar. Su película está hecha con un presupuesto acotado pero suple todas sus falencias de producción con una gran dirección de actores y un guión interesante que si bien no abunda en detalles específicos, atrae y entretiene con armas nobles. "El túnel de los huesos" es una película de fuga casi convencional pero está bien hecha y cumple su objetivo. Corre enero del 91 y en la primera toma vemos como cinco reclusos, logran salir a la superficie en una calle cercana a la cárcel. Están desnudos, embarrados y eufóricos, un portero de edificio los mira extrañado mientras fuma... Es una noche calurosa y esa imagen de observador curioso se instala en el espectador de inmediato: algo de eso nos pasará, seguiremos el derrotero del grupo para lograr evadirse, instalados en una visión casi imparcial que nos regalará detalles singulares de los siete fugados, pero nunca tomará partido por ningún bando, lo cual se aprecia en el resultado final. Por algo esos sujetos estaban allí, y si bien sus ansias de libertad podrían ser justas, lo cierto es que cruzárselos alguna noche no sería una buena experiencia para muchos de nosotros. Decimos, la empatía necesaria para la construcción de ese vínculo (en términos cinematográficos), era una tarea complicada, pensada desde afuera. Ahora, Garassino encuentra el punto exacto para contar una historia llamativa y ubicar la cámara como testigo de ese plan, donde debe estar, sin titubear en la construcción de personajes ni profundizar en sus conflictos previos al hecho en sí. Creo de esa manera el film se vuelve más previsible y lineal (sabremos lo justo y necesario, o menos, de cada hombre que integra el grupo) pero también obtuvo un resultado más digerible para el público corriente. El hecho policial del escape, noticia de fuste en su momento, es cubierto por Ricardo Ragendorfer, periodista de especializado en crímenes que aparece aquí recreado por Jorge Sesán. El hará su trabajo registrando datos de lo sucedido aunque a poco de inicada la tarea de búsqueda del material, será contactado con dos de los fugados: Vulcano (Raúl Taibo) y Toro (Daniel Valenzuela), quienes accederán a contarle cómo pudieron salir de la cárcel, motivados por una promesa que hicieron durante la construcción del túnel. En la vida real, este cronista recibió el premio Príncipe de Asturias por su trabajo de investigación del hecho y el libro para esta película se enriqueció con el testimonio de otro sobreviviente, elementos que fueron capitalizados por Garassino para la elaboración del relato: siempre interesa conocer un hecho así, por la complejidad de su ejecución y lo arriesgado de llevarlo a la práctica. Pero volviendo al relato, Vulcano le deja claro a Ricardo que ellos están dispuestos a reconstruir el hecho, por una poderosa razón. Cuando estaban a mitad de la tarea de excavación, dieron con varios esqueletos en el túnel y todo pareciera indicar que pertenecieron a hombres desaparecidos durante la dictadura militar, enterrados en una fosa común. Ellos sienten que deben traer luz a ese lugar en agradecimiento por haber escapado con vida de ahí. La atmósfera tumbera se respira en cada cuadro y el grupo que se fuga, está bien caracterizado, con nota destacada para "Triple", Germán Da Silva, quien secunda con solvencia el destacable trabajo de Taibo y Valenzuela quienes cargan las mayores responsabilidades actorales de la cinta. Hay un aceptable trabajo en el resto de los secundarios que aportan en igual medida al objetivo común: interesar sin estridencias, pero de manera creíble. Como rasgo a subrayar, la gente que se fugó del penal no eran amigos entre sí, (excepto Vulcano y Toro) sino que coincidieron en la tarea, sólo por trabajar en el hospital del lugar, concepto que toma muy bien el director para pintar las diferencias del grupo a la hora de encarar cada paso de la construcción del túnel. Nuevamente lo real se recrea de manera sensata y el film termina ganando en peso cuando llega al instante deseado: salir a la superficie y ser libre. No es una película de las que el público naturalmente apoya, pero es un trabajo destacable en cartelera que merece su reconocimiento. Este es el camino que deberían transitar varios directores del nuevo cine argentino para enriquecer los distintos géneros que ýacen olvidados a la hora de contar historias. Y que no son, precisamente por falta de presupuesto (el INCAA produce mucho) sino por falta de buenas ideas.
Las puertitas del señor Damon Mientras miraba la película, me preguntaba cuantas veces la ciencia ficción se mezcla con el romance y el suspenso en dosis de igual peso específico. No muchas, pero afortunadamente esto a veces sucede y es el caso de "The adjustment bureau", interesante film que inspirado en una historia corta de Philip K Dick (recordar que sus trabajos inspiraron Total Recall o Blade Runner), que llega a nuestra cartelera este jueves. Hoy en día, hay que reconocer que las comedias románticas tienen mala prensa debido a la enorme cantidad de mediocres intérpretes que las protagonizan, por lo que "Los agentes del destino", hábilmente, no es presentada bajo esa premisa, aunque contenga una poderosa historia de amor en sus textos. Y es correcto, porque en definitiva, creo que George Nolfi (director y guionista) se las ingenió bastante para integrar con éxito esa línea en comunión con el encuadre del thriller clásico y darle un plus a través de la profundidad del concepto que su mirada aborda: la libre decisión. David Norris (Matt Damon) es un congresista en ascenso que aspira a ser elegido por su estado, Nueva York. En los primeros minutos nos enteramos que todas las encuestas lo daban por ganador en la previa hasta que un periódico presentó una devastadora serie de fotos de una pelea en un bar en la que él fue protagonista. Con las fichas jugadas, el electorado le termina dando la espalda y pierde la posibilidad de llegar a esa banca. Esa misma noche en que es derrotado, David está en el baño de hombres, agobiado y pensando en frases hechas para poder maquillar su derrota. Extrañamente, una bellísima mujer, Ellise (Emily Blunt) sale de uno de los boxes llevando una botella de champagne. Ella se "coló" en una boda y está escapando de la gente de seguridad. Al verse, algo sucede, hay electricidad en el aire y Elise, viendo su preocupación, le recomienda, ser sincero, hablar desde el corazón en este momento tan difícil. Se besan y ella mistriosamente, desaparece, David, movilizado por lo vivido, da un discurso de enorme inspiración y se gana el favor de la gente, hablando con franqueza a sus seguidores quienes lo aclaman a pesar de su fracaso. Al poco tiempo, volverán a encontrarse accidentalmente en un bus, y la conexión se reestablecerá de inmediato: algo les pasa que parecen imantados el uno hacia el otro, por lo que Elise, más relajada que David, le dará su tarjeta con su número para que él la llame. Hasta aquí, es una clásica historia de amor. Pero no. No les contamos que hay, mientras esto sucede, mucho movimiento en la pantalla. Ciertos personajes de traje y sombrero siguen la acción y portan libros con mapas extraños que cambian a cada instante. Hablan de cosas que no entendemos hasta que llega la crisis. Aparentemente, esta pareja que se estaba enamorando no debía volver a encontrarse ya que eso alteraba el plan que debían seguir (esperen, ya explicaremos el porqué) . Este grupo de hombres interviene y captura a David esa misma mañana, en su oficina, a minutos de haber visto a Elise. Lo llevan a un lugar extraño y le cuentan cuál es su trabajo: ellos están puestos por el "director" (chairman) y él escribe los destinos para todos los sujetos. Su futuro ya está escrito y no debe sufrir modificaciones que entorpezcan lo que debe ser. Por ende, debe olvidarse de la mujer que acaba de ver ya que ella representa un desvío de su recorrido y ellos, no lo van a permitir. Son poderosos, leen mentes y se desplazan de extraña manera entrando y saliendo de puertas que conectan toda la ciudad. Tienen habilidades parapsíquicas y pueden alterar la física de algunos objetos. David entiende poco, pero el accionar del "adjustment bureau" es contundente: le muestran su poder y le dicen que de no obedecer, ellos podrán "resetearlo", es decir, quitarle todos sus recuerdos y emociones, bah, hacerle una lobotomía cruel, si es que no acepta la orden de alejarse de Elise. Y lo que era hasta ahí otra (previsible) historia de amor muta en un film de ciencia ficción. David no podrá olvidarse de esa mujer (¿quién podría siendo ella Emily Blunt?), por lo que buscará durante los próximos tres años, dar con ella en una ciudad con 9 millones de habitantes... ¿Cuáles son sus posibilidades matemáticas para encontrarla? Pocas, muy pocas. ¿Existen, en realidad? ¿Cuánto hay de oportunidades reales para aquello que uno desea conseguir desde lo más profundo del corazón? Este y otros interrogantes comienzan a jugar en la historia y a cobrar peso desde el momento que David pierde contacto con Elise. Philip K Dick, pope de la escuela, siempre se destacó porque supo dotar a sus relatos de una notable humanidad, incluso en contextos que trabajan con la despersonalización. En sus escritos, él siempre se inclinó por mostrar al hombre como un ser imprevisible y audaz, capaz de desafiar lo establecido y crear síntesis nuevas partiendo de marcos ya establecidos. El guión que se construyó sobre esa premisa comienza a cobrar temperatura, se enriquece de la óptica y le pone vértigo a la acción... ¿No era que el futuro está programado? ¿Cómo puede David "salirse" de lo que debería vivir y aceptar que ese amor que siente no puede vivirse? ¿Cuáles son los mecanismos de que estos seres se valen para forzar a que los sujetos hagan lo establecido de acuerdo al "plan"? ¿Cuál es la razón por la que existen esos recorridos? O en pocas palabras...¿Nuestros actos, están predestinados? ¿Es posible modificar nuestro patrón de caminos? De ahí en más, nutrido de estos interrogantes, "Los agentes del destino" avanza con el ritmo de un thriller: persecusiones, amenazas, descubrimientos, etc... Se apoya en la puerta que abre en cada espectador (que son muchas en la película!) y crece, generando emoción e identificación a cada paso del camino. Matt Damon y Emily Blunt están muy bien, le aportan mucha química y entrega a sus roles y nunca dejan de creer lo que viven, de manera que el film se vuelve muy fácil de adoptar. El espectador comparte y sufre a la par de los protagonistas la búsqueda por encontrarse (¿quien puede permanecer ajeno a luchar por el amor de su vida?). En ese sentido, la fusión de estos géneros logra peso propio y se ensambla con positivos resultados, "The adjustment bureau" logra un cuidado equilibrio entre todos las líneas y puede mostrar una historia original, inteligente y emotiva sobre el amor, ficción especulativa a la que hay que prestarle atención y no relacionarla con los típicos productos de baja calidad a los que últimamente estamos acostumbrados. No es una obra maestra, pero es una película muy recomendable que abarca distintos públicos potenciales que no saldrán decepcionados luego de haberla elegido. "Los agentes del destino" abren las puertas a un universo rico para el debate filosófico, que además tiene el poderoso plus de hablar de amor, en tiempos en que ese nombre, cinematográficamente, no está en alza. Vale la pena.
El brazo armado de la Iglesia Nuevamente llega a cartelera un film inspirado en una novela gráfica. Cuando las ideas en Hollywood escasean y hay que seguir alimentando la máquina vamos en busca de los comics y rescatamos alguno para llevarlo a la pantalla grande. Lo cual, (como siempre digo), a prior ino es ni bueno ni malo. Simplemente es. "Priest" está dentro de las propuestas más oscuras del género, no tanto como "The preacher" (de Garth Ennis y Steve Dillon) - para los que no lo conocen, enorme éxito de ventas para DC entre 1996 y 2001- pero con menos delirio conceptual y más violencia física. La original "????" " (nacida en Corea), escrita por Hyung Min-Woo, es el punto de partida sobre el que gira esta adaptación, pero (desgracidamente) no tiene el brillo de la novela gráfica ni aborda los tópicos con la furia que lo hace la versión papel: me atrevo a decir que los lectores de la historieta tardarán en encontrar esas relaciones inmediatas que se generan en estos casos. De todas maneras, esto no es definitivo: si tenemos una versión potable que no respeta el original y se adapta mejor al lenguaje cinematográfico ¡mucho mejor! Aquí, me queda la sensación de que faltaron horas de vuelo por parte de los guionistas. Tenían un material atrayente pero algo pasó que se quedaron a mitad de camino y lo que "Priest" prometía desde sus avances y teasers, se terminó desvaneciendo y "Priest" termina siendo otro film gris, soportable pero del montón... Ejemplo que no aporta mucho a un género que necesita urgente buenos exponentes. Me da que pensar la elección del director, la cual me parece, poco feliz. Quienes vimos "Legión" esperabamos (supongo) otro profesional de la industria... Scott Stewart (el hombre detrás de las cámaras en ámbos trabajos) me había parecido de perfil demasiado convencional para el tipo de trabajo que se requiere en este tipo de películas . Quiero decir, en su estilo no siento esa inquietud de desafiar al espectador con su trabajo, sino más bien de llevarlo por senderos conocidos y aplicar el oficio bien aprendido... Stewart, para quienes no lo saben, fue supervisor de efectos visuales de films muy importantes (por ejemplo, Die Hard 4, Night at the Museum y The Host, entre muchas otras) y siempre hizo lo suyo con solvencia. Ahora, cuando le tocó cargarse la producción sobre sus hombros, siempre demostró que le falta algo. Ese plus que transforma a un prolijo y chato realizador de un director innovador. Fibra. Ese atributo no se si se adquiere con el tiempo o uno lo lleva dentro, pero para contar el tipo de historias que el está contando (Legión y Priest, específicamente), es necesario de manera extrema. Pero vamos a lo nuestro... "Priest" es una historia ambientada en un futuro apocalíptico. Los vampiros se declaran en guerra contra la humanidad y nada parece oponerse a su fuerza, excepto la Iglesia. Claro, no es la Iglesia que uno se imagina... Mas que agua bendita y símbolos religiosos, para combatir esta plaga, los eclesiásticos no sólo deben tener una convicción ciega en Dios, sino también ser expertas máquinas de matar capaces de combatir fuego con más fuego. Estos "sacerdotes (priests)", son letales, dominan las artes marciales y el manejo de armas de fuego y se vuelven centrales en la lucha contra los vampiros. La historia (que nos es contada en forma de historieta en el único guiño interesante que tiene la película) termina con los enemigos de la fe viviendo en "reservas", y domesticados, por decirlo de alguna manera. La institución, al igual que en la Edad Media , ostenta el poder de conducción y tiene a la población viviendo en comunidades cerradas separadas por grandes distancias. Al parecer, las criaturas sedientas de sangre no representan amenaza para la supervivencia humana. Aparentemente... Hasta que cierto día, las fuerzas de la oscuridad consiguen un líder y van reorganizándose para volver al combate. Nosotros acompañaremos la suerte de uno de ellos, el sin-nombre-Paul-Bettany, párroco de armas tomar. Este religioso (??) siente que los vampiros están preparando algo y sus intuiciones se confirman cuando Hicks (Cam Gigandet), un sheriff de las comarcas externas, le confirma que ellos han vuelto. En un raid atacaron la casa de su hermano y se llevaron a su sobrina Lucy (Lili Collins), por lo que rápidamente nuestro "Priest" tomará su rosario y sus mortales gadgets para traer de nuevo a la joven a lugar seguro, cueste lo que cueste. La Iglesia formal, encabezada por Monseñor Orelas (Christopher Plummer), se niega a reconocer que existe tal amenaza y ordena excomulgación a quien lo diga de manera que la lucha será solitaria y dura, en ámbitos desolados y tenebrosos. La película contiene muchas referencias a films como Blade, Mad Max, Underworld, Constantine... De todos toma alguna idea o figura y la recrea en un singular pastiche. Pero lo que siento es que la cuestión de fondo es preguntarse ¿Cuánto debemos tomarnos en serio el universo que plantea el director?... La Iglesia, ¿bastardea a quienes la desobedecen? Está regida por un Pontífice que sólo escucha lo que quiere escuchar? "Desafiarla, es desafiar a Dios"? El espíritu del comic era plantear una severa crítica a la Institución, conectándola con lo peor de su pasado, aquel momento de gloria donde dominaban el mundo conocido, la triste Edad Media... Por ende, en muchos diálogos, la fina ironía está presente. No es que haya que rasgarse las vestiduras y enojarse, pero lo cierto es que "Priest", conserva esa línea que la historieta traía y recrea algunos de sus fundamentos, lo cual puede molestar a espectadores sutiles... No deja de ser una nota de color, porque lo que importa es definir si vale la pena pasar por boletería y abonar el precio de la entrada. Me inclino a pensarla como un producto decididamente menor. No me aburrió verla, creo que hay pocas escenas de acción - pobres coreografías-, diálogos muy artificiosos y una fotografía demasiado previsible (oscura!). Sin embargo, la animación digital es correcta, Paul Bettany es muy creíble en los momentos en los que actúa (no termino de verlo como a un héroe de acción) y Maggie Q, (sacerdotisa que lo secunda), tiene buena química con él. En un par de escenas juntos muestran que de haber sido mejor dirigidos, quizás el film podría ser otra cosa. Para ponerlo en su justa dimensión, está por debajo de lo esperado aunque si sos fanático de la ciencia ficción, quizás pueda merecer una oportunidad.