Partitura noruega notable sobre la redención y la culpa Es raro que llegue cine noruego a nuestras salas, así que a priori había que prestarle atención a este estreno. Si bien nos llega 3 años más tarde de lanzamiento original, lo cierto es que es interesante poder acceder al pensamiento nórdico en materia de cine a través de uno de sus exponentes más reconocidos de los últimos tiempos, como es el director Erik Poppe. El hombre viene del campo de la publicidad y su trayectoria lo trae como un cineasta con mucho éxito en su país natal, merced a su "Oslo trilogy", de la cual, "De Usynlige" es la tercera y última parte. El hilo conductor de estos trabajos, es enfocar la mirada hacia el mundo marginal, la juventud y los peligros que acarrea no estar bien acompañado y asistido a la hora de tomar decisiones importantes. Es bueno que nos llegue al menos el último, "Aguas turbulentas", drama pausado y reflexivo que se destaca por el equilibrado análisis de las emociones enmarcadas en una tragedia donde nadie, nadie es totalmente inocente. Esto juega de manera crucial en la cinta: dentro del contexto religioso de esa geografía y de cualquiera similar (en este caso, el protestantismo), no hay redención sin perdón. De manera que esto anticipa lo que viene: la madre del niño que él mató (según los fríos términos judiciales) lo identifica en la iglesia donde trabaja y no está dispuesta a dejar que Jan viva una vida normal. Ahí en ese instante, lo que venía siendo convencional, Poppe lo dinamita. ¿Cómo? A la mitad del metraje, abandona a Jan (su seguimiento) en un momento crucial de su vida (del que sólo podemos anticipar que es cíclico) y pone los ojos detrás de Agnes (Tryne Dyrholm), la sufrida mujer que busca venganza. De ahí en más, veremos la otra cara del sufrimiento humano, en una persona que a pesar de haber adoptado dos hijas, no se resigna a vivir en paz, dolida por la pérdida de su primer hijo propio. Ella dibujará en su rostro toda la paleta de emociones naturales de una madre en su estado e irá por una revancha que provocará un final de alto voltaje entre los dos protagonistas de la historia. Seguramente si el libro hubiese seguido a Jan hasta el final, "De Usynlige" no tendría la fuerza que tiene. El oportuno y genial giro oxigena el film y nos regala una segunda hora mucho más intensa que la primera donde parte del rompecabezas comienza a tomar forma. En un duelo actoral de primer nivel, Valheim Hagen y Dyrholm se sacan chispas en roles opuestos, logran darle humanidad a un relato que propone un debate abierto: ¿Cómo se perdona de corazón a quienes le quitaron la vida a un ser amado? No se si al final del film y cuando las luces se prenden encontramos respuestas a semejante interrogante, pero sí se que aquellas reflexiones que "Aguas turbulentas" trabajan, permanecen en el público una vez que salimos de la sala. Una película fuerte, dura, áspera que se presenta como una rareza en nuestra cartelera. Un drama al que hay que prestar atención y que nos deja con ganas de más, sin dudas
Dreamworks sube la apuesta y va por más Veo muchas películas infantiles, más allá de mi afición por el cine, porque tengo una hija pequeña que adora los films para su edad. No es que me considero un entendido en el género, pero se reconocer cuando el producto está bien hecho y cuando no (horas de ver lo mismo pueden acreditarlo!!). Ahora que ya todos sabemos cual es la estrategia predominante en la industria para este target (dos niveles de lectura en cada propuesta, uno de ellos siempre ligado al mundo adulto, en forma de guiño casual o permanente, según lo que se vea) era esperable que "Kung Fu Panda 2" profundizara en esa línea, dado que son de los pocos productos de Dreamworks originales con mayúscula. Ya la primera, con Jack Black, Dustin Hoffman y Angelina Jolie no sólo era muy divertida, sino que deslumbraba como homenaje al cine de samurais y guerreros del Lejano Oriente. Plagada de menciones sutiles para los fanáticos de las artes marciales, Kung Fu Panda se presentó en sociedad hace tres años como un film muy particular que mostraba filosofía y costumbres de una sociedad ajena a la occidental enmarcada en un típico relato de acción y aventura. Era una gran película y se esperaba con ansias su retorno, finalmente, llega a las salas con un material renovado y atrayente. La película comienza con Po (nuestro héroe, un Panda que no necesita presentación) disfrutando de su nuevo rol, líder de los Cinco Furiosos. Al ser el "guerrero dragón" es la cabeza del grupo. Claro, continúa siendo glotón, torpe y poco sutil, pero no importa, es aclamado y respetado por su pueblo y su trabajo es defender a su gente de los ataques enemigos. En la primera misión que presenciamos enfrentará a un enemigo que parece ser corriente pero no lo es: su vestimenta le trae a Po un recuerdo instantáneo. En ella verá un símbolo extraño que lo remontará inmediatamente a su infancia, paralizando su ataque. Preocupado por su reacción y con muchas preguntas, se dirigirá a hablar con su padre, el señor Ping, cocinero de fideos (noodles) del pueblo para confirmar lo que todos ya sabemos: Po es adoptado y poco se sabe acerca de sus verdaderos progenitores. Es entonces cuando el maestro Shifu le pide al grupo que se organice para enfrentar a un nuevo enemigo que acecha en un poblado vecino, Shen (Gary Oldman en la versión original!), de quien se dice tiene un arma letal y piensa terminar con el Kung Fu, para siempre. Po entonces viajará junto a sus compañeros de siempre (Tigresa, Grulla, Mantis, Víbora y Mono) a enfrentar no sólo a un formidable rival sino también a alguien que estuvo involucrado en su propio origen, elemento que le adicionará mucho a la trama: a cada paso del camino habrá imágenes del pasado (hechas en forma de historieta, o dibujo 2D) que nos harán descubrir aspectos de la personalidad de Po inesperados. Sabido es que Kung Fu Panda no sólo es una cinta de aventuras sino que recrea el espíritu de los clásicos films donde un guerrero sufría el destierro o una circunstancia similar y debía hacer un viaje interior para poder "alumbrar" su camino y volver a ser quien era. La mirada de su directora, la debutante Jennifer Yuh, reafirma esa dirección: Po hará un recorrido similar, pero el suyo será, indudablemente, mucho mas divertido. Aquí hay persecusiones y escenas de combates muy bien logrados que harán las delicias del público menudo. Pero además, la adicción a la comida que sufre Po generará situaciones divertidas todo el tiempo, de manera que nunca la acción decaerá y la audiencia acompañará con entusiasmo hasta el extenso y largo cierre del film (batalla que podría haberse abreviado, creo yo). La animación digital es un espectáculo en sí mismo y el 3D suma especialmente en las escenas callejeras y de lucha, todo hecho con profesionalismo extremo. "Kung Fu Panda 2" es, en definitiva, un film muy disfrutable, desde todo punto de vista. Tuve la suerte de verla en su idioma original y Jack Black está impagable en su rol de Po. No se si hay versiones subtituladas, pero el público que no tiene niños, debería intentar verla en este formato, el film gana mucho así. Hoy veré junto a mi hija la versión doblada, así que puede que agregue una llamada en caso de que la sienta por debajo de lo esperado. Más allá de que viene apoyada en una gran campaña marketinera, es una muy buena película y no deberían dejarla pasar.
La asesina imperfecta "Hanna" fue un proyecto bastante demorado por los grandes estudios, que lo tenían en carpeta desde el 2006 cuando Seth Lochhead pensó la historia original. En ese momento, era uno de los libros más codiciados por la industria. Tiempo más tarde, la producción lo contactó con Danny Boyle ("Slumdog millionaire") para que se integraran como equipo, pero por problemas de agenda, el prestigioso británico se bajó dejando el tema inconcluso y demorando el desarrollo de la preproducción. Fue entonces cuando quienes tenían el guión contactaron a otro inglés, el prestigioso Joe Wright (de quien conocieramos las maravillosas "Atonement" y "Pride & Prejudice") para ofrecerles el film. La cuestión es que Lochhead reescribió la trama junto a David Farr y juntos llevaron su trabajo a Wright, quien en apariencia, se enamoró de lo que leyó. Claro, "Hanna" es un thriller clásico, en cierta manera, pero tenía un potencial interesante: se podía enriquecer la historia principal combinándola con un drama espiralado lacerante, de manera de presentarlo en forma orginal . Ese era el desafío, y a la luz de los resultados, debo reconocer que esperaba mucho más de "Hanna", película que arranca como para alquilar balcones pero que promediando la proyección se desinfla estrepitosamente para terminar siendo un producto apenas correcto, producto de su indefinición e inadecuada extensión, que deslucen muchas de sus virtudes técnicas. Hanna (Saorise Ronan, quien ya trabajara con Wright en "Expiación, deseo y pecado", antes nombrada) vive en el Polo Norte con su padre, Erik (Eric -con "c" - Bana, a quien ya sabemos cada día más taquillero). Están aislados, cazan y entrenan en ese clima árido, totalmente incomunicados y dedicados a sostener extraños intercambios en forma de mensajes memorísticos. Erik es un ex-agente de la CIA y observa como Hanna ha crecido y el momento de llevar a cabo una importante tarea ha llegado. Hanna siente que tiene edad suficiente para salir al mundo, por lo que al cabo de algunos intercambios logra obtener el permiso para hacerse visible. Por qué esto? Tan pronto Erik encienda un transmisor, todos sabrán cuál es su paradero y sus ex compañeros vendrán a buscarlos. Padre e hija esconden un secreto muy importante (el que se irá develando recién en la segunda hora) por lo que su seguridad estará amenazada en forma permanente de ahí en más. Hanna será capturada por los agentes y llevada a un edificio de máxima seguridad para su estudio....Allí, la joven rubia buscará a una mujer especial: Marissa Wiegler (Cate Blanchett, de lo mejor del film), de quien se tiene que vengar, vaya a saber uno porqué. La extraña adolescente logrará fugarse y de ahí en más, seremos testigo de una persecusión larga y compleja que maneja sus propios tiempos y que no logra mantener la tensión a lo largo de su extensión. Si bien es cierto que hay dos o tres escenas de peleas y huídas musicalizadas magistralmente por Chemical Brothers, el resto del tiempo Hanna tratará de adaptarse a la vida común, lejos del escondite, prestando atención a un mundo nuevo y tratando de sobrevivir en él. Ahí es donde encontramos las mayores flaquezas del guión: se detiene demasiado para caracterizar esos momentos y de a ratos, coquetea con secuencias que recuerdan a esas series para adolescentes que conocemos tanto y no nos gustan... En su intento de dar credibilidad a la historia, se elige profundizar en el conflicto de adaptación de la joven a un unvierso cambiante y feroz (más siendo adolescente!) y en esas escenas, la intensidad cae tanto que comenzamos a mirar el reloj... Indudablemente la idea era salirse del formato de película de acción trepidante (al estilo "Bourne") y enriquecerla con una exhaustiva descripción de los conflictos internos de Hanna pero algo sucede ya que los diálogos entre Hanna y quienes serán sus amigos en esta travesía (una familia americana de vacaciones) terminan por hacer naufragar la profunidad del film (son esquemáticos y ralentizan más que interesar). Es ahí donde esa oscilación entre los dos conceptos sobre los que gira el film (la adaptación al mundo real y la dura lucha por entender su identidad) se desbalancea y la película termina por ofrecer más altibajos de los deseables. Las secuencias de acción están bien hechas pero son pocas para un film de este tipo, elemento que tampoco capitaliza el director a la hora de dar fisonomía final a su labor. Es cierto que Saorise Ronan hace lo suyo con prolijidad, pero su historia no termina por atraer ya que la dualidad natural de su personaje (inocencia y frialdad) languidece en largas secuencias donde pasa poco y todo se remite a acompañar a Hanna en su mirada curiosa de un mundo que desconoce. Es una pena que el sobrio trabajo de Cate Blanchett (elegante y mortal por partes iguales) tampoco alcance para redondear un buen producto. En definitiva, "Hanna" es un thriller discreto que parece ser un resbalón en la ascendente carrera de Joe Wright. Quizás le siente mejor volver al tipo de relatos que lo hizo famoso (los de época). No es que sea una mala pelicula, pero no es lo que promete (y ciertamente el trailer lo disfraza muy bien) y da la impresión de que su paso por cartelera será sin pena ni gloria.
Precuela que sorprende y atrae, potenciando la franquicia Siempre empiezo mis críticas sobre films que giran alrededor de comics, porque no soy ni especialista ni fan y esto debe ser considerado un punto de partida para cualquier análisis. Mi infancia (ni mi adolescencia) no transcurrió devorando historietas de Marvel, por lo que tengo una visión más distante que muchos de mis colegas que han transitado mucho el género, quienes ponen el ojo en descubrir las relaciones paralelas entre las versiones originales en papel y su adaptación al cine con mucho detalle. Dicho esto, se darán cuenta que me transformo sólo en un simple espectador y mi impresión se reduce a preguntarme si la película es interesante, me entretiene y si a la gente que me lee podrá gustarle o no. En ese sentido, debo decir que "X-Men first class" me sorprendió gratamente ya que sentí en ella, de alguna extraña manera, que en estos tiempos que corren e incluso haciendo un "tanque" hollywoodense de estas dimensiones, un buen libro puede más que miles de poderosas animaciones digitales. La premisa de la que se partió (cuenta alguno de mis colegas) era hacer un X-Men Origins de Magneto y terminó, bueno, en otra cosa. Tuvimos suerte. Escrita originalmente por Ashely Miller en tándem con los dos directores que tiene la franquicia, Bryan Singer (quien dirigió las anteriores y produjo esta) y Matthew Vaughn, entre otros, esta precuela organiza su mundo con una premisa básica: dar entidad carnal a los héroes que bien conocemos y bucear en los perfiles de cada uno de ellos, individualmente, para saber porqué tomaron la decisión de integrar bandos distintos. En ese sentido, la propuesta termina siendo muy buena y salimos de la sala con una amplia sonrisa en el rostro: estamos satisfechos por lo que vimos y nos quedamos con ganas de más. Para muchos de nosotros, la historia de los X-Men (cinematográficamente hablando) se había agotado con la tercera, donde primaban los efectos y clichés grandilocuentes, todo volaba por los aires y el destino del grupo cerraba de manera forzada. Los estudios consideraron dejar descansar esa versión de estos personajes y centrarse en otros proyectos. Una de las propuestas era seguir atrayendo a los fans con las historias individuales de cada miembro. Así pasó que cuando empezaron a leer las primeras versiones de los guiones se dieron cuenta que la veta era mostrar los primeros pasos de este super grupo de mutantes y mostrar el primer gran conflicto entre los dos históricos enemigos de la saga: el ya nombrado Magneto y el Profesor Xavier, en sus años mozos. Pero claro, había que encontrar de que manera el libro tuviera llegada para abrir una nueva saga y la tarea no era sencilla. Por un lado, cautivar a los adolescentes, primer público potencial y agradar al público adulto más tradicional para que retome su pasión por adentrarse en estas historias. Debemos acordar que dieron con la veta justa: situaron el tema en los años más duros de la Guerra Fría y lo enmarcaron en un momento de mucho peso en la historia (aquel incidente internacional de instalación de misiles nucleares en Cuba en 1962) , con lo cual se permitieron jugar con el absurdo (mutantes luchando entre soviéticos y norteamericanos en esas playas) y darle una referencia atrayente sobre la cual girar. Los X-Men no nacieron como super héroes de la nada, sino que guardan una compleja trama que los lleva a mostrarse después de mucho tiempo ante los humanos tal cual son y eso es lo que aquí veremos: cada trazo que define personaje está bien calculado y da con el efecto deseado, especialmente los principales quienes cargan con el peso argumental de la historia y están muy creíbles en sus roles. "First class" empieza en 1944, en un campo de exterminio (retoma aquel instante en la primera de la triología) donde un niño es puesto a prueba por un oficial nazi que investiga poderes paranormales. Ellos son, nada menos que Sebastian Shay (Kevin Bacon), un cínico investigador cuyo deseo de explorar las mutaciones no tiene límites y Erik, quién será Magneto con el tiempo (Michael Fassbinder). Se conocerán en un campo de exterminio en una escena clave en la película. Luego, los dos se perderán con el cierre de la Segunda Guerra Mundial, aunque Erik tendrá grabada la palabra venganza a cada paso del su camino. El buscará a su mentor y torturador para matarlo como Shawl hizo con su madre. Mientras tanto y en otro lugar, Charles Xavier (James McAvoy), megamente mutante y ávido lector de mentes, se recibirá de profesor en Oxford y junto a su hermana postiza, Raven (Jennifer Lawrence) recibirán una visita inesperada, alguien de la CIA , Moira (Rose Byrne) agente de alto rango, quien les traerá la información de que los soviéticos están en alianza con Shaw y éste trabaja con mutantes para desatar una guerra. De inmediato, Xavier se pondrá a trabajar y tendrá la idea de rastrear a los mutantes a través de su mente, con lo que irá conformando un team de novatos para enfrentar al ex-nazi y sus socios. En esta búsqueda, dará con Erik y juntos moldearán el primer equipo de seres "diferentes" que trabajará para el gobierno, buscando detener a Shaw quien está decidido a promover una guerra nuclear entre Estados Unidos y los rusos. La cinta se detiene mucho en darnos no sólo información histórica abundante sobre el momento en que sucede (lo cual le pone un toque de bizarra "credibilidad") sino también en ambientarla en el tiempo correcto (excepto cuando dicen que los fugitivos alemanes están en "Villa Gesell" - en nuestro país- y el lugar tiene montañas y nieve, lo cual es una "gaffe" imperdonable de los productores). Son los 60 y nos lo hacen saber. El odio post-nazi y el esplendor soviético están presentes y atraviesan la trama, dandole un matiz que complementa el carisma de los personajes. Por otro lado, McAvoy y Fassbinder están compenetrados en sus papeles y cada intercambio que tienen se presenta intenso y significativo: no es casual, son el corazón de la franquicia y en sus palabras está la filosofía que los enfrenta, cómo actuar frente a los demás, siendo diferentes. Esta línea es de las más ricas de la historia, los dos hombres comparten una amistad de peso, pueden pensar diferente, pero respetan la concepción del otro y saben que tienen una gran responsabilidad detrás: ser modelo para los mutantes que llegarán, de manera que los debates "ideológicos" afectan a los personajes y los ponen a prueba durante la aventura. Eso es rico y se disfruta mucho, cada contrapunto y cada discusión está pensada para profundizar y descubrir el mundo interior que define de que lado terminarán. En eso, el libro es genial. En definitiva, todos sabemos que X-Men es un debate sobre los diferentes y cómo la sociedad los acepta, los usa y los descarta a conciencia. Eso el film lo muestra descarnadamente y lo profundo e intenso de ese lineamiento le da un relieve argumental que tiene resultado positivo. Sale airoso de cualquier preconcepto que tengamos: señores, hay espectáculo aquí, "X-Men first class" es un entretenimiento sólido y original que dará que hablar (de hecho ya están preparando secuela) y que no se queda en lo que Marvel iluminó hace unas décadas atrás, sino que avanza y lo transforma en un producto cinematográfico intenso y visualmente interesante, sin dudas, la mejor de las cuatro entregas de la saga.
Oscura dimensión de un amor en registro de alto nivel cinematográfico "Blue valentine" es un film de esos que aparecen cada tanto. Son contados los productos que atraviesan la emocionalidad del público de esta manera. Recuerdo haber entrado desprevenido a la sala donde la ví, este año en el BAFICI, y desde que empezó, hasta su previsible pero potente final, no pude despegar los ojos de pantalla. En general, las historias de amor que uno ve, terminan en el instante en que la pareja concreta e inicia su relación, pero aquí, Derek Cianfrance (el director) elige contarnos en forma paralela, el derrumbe de la misma en contraste con las circunstancias que la generaron. Lo cual es... Original, pero por sobre todas las cosas, narrativamente poderoso y visualmente atrayente a todas luces. "Blue Valentine" es un viaje al corazón sangrante de los protagonistas, pareja en crisis y a punto de la disolución donde cada miembro está atravesado por su propia circunstancia y no logra comunicarse con el otro en la sintonía que necesita. En ese sentido, la historia es la clara expresión de un notable trabajo en cuanto al guión y la dirección. No es sencillo narrar historias de este calibre y lo habitual al hacerlo, es quedar a merced de las actuaciones, que son las que definen el destino del film. Aquí, si bien el montaje se muestra como uno de los grandes aciertos del film, la historia se sostiene apoyada por las excepcionales labores de Ryan Gosling y Michelle Williams (nominada al Oscar por este trabajo) quienes conforman la sufrida pareja que transitará sus últimas horas luchando denodadamente para salir adelante juntos, buscando agotar los medios para preservar la famila que formaron y proteger a su hija, fruto de su amor en un tiempo pasado. Cianfrance capta la esencia de esa experiencia de vida y todos sus matices y aristas naturales que se producen en ese contexto. Logra, en definitiva, atraer al espectador con una película que refleja en todo su desarrollo, imágenes comunes a las relaciones que todos alguna vez vivimos y que vemos reflejadas de manera fiel (la caracterización de las emociones y las escenas de discusiones son significativas y fácilmente reconocibles) al punto que nadie puede permanecer indiferente frente a lo que se despliega en la pantalla: este matrimonio se amó con locura y el paso del tiempo degastó la relación... ¿quién no conoce un caso así? ¿quién no vivió una situación semejante? La pelicula empieza en el presente, donde Dean y Cindy desayunan junto a su hermosa hija Frankie. Llevan varios años de casados y en este momento, están en universos distintos, mientras Cindy trabaja de enfermera para aportar el metálico fijo todos los meses, Dean elige hacer trabajos part-time y no tener una relación laboral estable o fija. Tienen distintas ópticas sobre la vida y en dos cuadros ya anticipamos lo compleja que es la convivencia. Ya a los pocos minutos mientras la cámara recorre la cocina, comenzamos a ambientarnos en esa familia: algo está mal y ninguno de los dos lo disimula. Sólo tratan de llevarse bien para que Frankie esté tranquila pero su comunicación meta verbal es significativa: se hablan poco y no están cómodos los dos, algo pasa. Cuando nos adentramos en este recorte, el director empieza a jugar con el flashback y nos arrastra al pasado, donde ellos no se conocían y nos va trayendo en retazos, el génesis de la pareja. Los dos eran jóvenes en esos días, siendo adolescentes diferentes del resto (aunque no similares entre sí) y fueron adentrándose en esa unión de manera que la misma se convirtió en una tabla de salvación para sus circunstancias de ese momento. De ahí en más, viajaremos en el tiempo para conocer este vínculo y bucear en su interior a lo largo de todo el tiempo que la pareja atraviesa junta. Lo temporal es un recurso más, bien usado, pero la química entre Gosling y Williams es sorprendente. Le dan entidad a su relación en todas las etapas que atraviesan, mostrando sólidos recursos para no caer en estereotipos y brindarnos su más logrado trabajo en mucho tiempo. Los dos. "Blue Valentine" es un film de la envergadura que es, por contar con actores de esta talla, sin dudas. Hay una fotografía cuidada que elige una paleta intensa y luminosa para el pasado y más azulada para el amargo presente, una banda de sonido íntima y adecuada y una gran trabajo de cámaras para lograr planos cortos que subrayen la expresividad de los protagonistas. La intensidad lograda es ajustada y pura: hay buen cine de autor aquí y se celebra que estemos en la sala siendo testigos de este primer gran largo de Cianfrance (especialista en cortos y televisión hasta hace poco): el hombre ya cosechó auspiciosas críticas y se prepara para estrenar la esperada "Metalhead" (acerca de un músico de heavy metal que pierde la audición y debe adaptarse a esta circunstancia), un gran proyecto de cineasta que ojalá se consolide en este camino. "Blue Valentine" es un viaje plagado de emociones y lugares comunes que conmueve y emociona como pocos en este último tiempo. Es una historia de amor, con principio y final, contada en clave de carne viva, un gran film que es de lo mejor en cartelera para esta semana. Imperdible. Algo más, el título está basado en una canción de Tom Waits, les dejo un fragmento que ayuda a entender el sentido de la historia... "It takes a whole lot of whiskey to make these nightmares go away, I cut my bleedin' heart out every night And I'm gonna die just a little more Each St. Valentine's Day Don't you remember I promised I would write you these blue valentines"
Respetar las reglas no siempre suele ser una buena señal... Lo primero que me pasó viendo "L'arnacoeur" es pensar en cuan parecida era su estructura no ya a la tradicional (y universal) comedia romántica inglesa. Pensaba en esos films clásicos ("Notting Hill", "Love actually" o "Four weddings and a funeral", por nombrar algunos), y no podía dejar de sentir que en esta ocasión, el cine francés (aunque en coproducción con Universal Pictures), estaba siguiendo ese camino. Si bien no es una comedia coral (en el sentido que los secundarios tienen menos protagonismo que en las nombradas, muy superiores a esta), el ritmo y los tiempos que "Rompecorazones" transmite son similares. En otras palabras, pareciera como si Pascal Chaumeil (el director) hubiese querido impregnarse de ese estilo y presentar esta historia de romance respetando todas las convenciones del género, aunque incorporando el típico charme y glamour galo en cantidades respetables como para que el film sea europeo continental en su cuadro general. Lo cierto es que esta película fue muy taquillera en Francia (arrancó con más de un millón de espectadores en su semana de estreno en enero de 2010) y en el resto de Europa, cuadriplicando la inversión. De ahí que su llegada a la Argentina se hizo posible: somos un público que tiene predilección por las cintas de este tipo y puede ser que lleve gente a las salas, si el boca a boca lo ayuda y el público adulto la elige como alternativa a otros estrenos fuertes, en particular (porque son historias de amor), "Blue Valentine" con quien disputará espectadores. Aunque alcanzo a entender porqué fue un suceso de público en su país de origen y el Viejo Continente, me parece que no es una gran película, aunque debo reconocer que tiene una trama simpática (no más que eso) que la hacen ligeramente entretenida a lo largo de su metraje. Sus protagonistas son muy populares en Europa, Romain Duris (quien cada tanto aterriza en Hollywood para hacer de secundario aunque es más conocido en su país natal) y Vanessa Paradis (actual esposa de Johnny Depp y ex pareja de Lenny Kravitz, figura importante del cine francés) fueron una gran elección de cast pensando en atraer gente a las salas, un acierto de sus productores, aunque deberían haber dejado margen en el presupuesto para que más cabezas trabajaran el libro, sin lugar a dudas. En la línea de la más pura tradición del género, "L'arnacoeur" se ubica por debajo del promedio en cuanto a intensidad y diversión, y se sostiene, de alguna manera por la gran labor de Duris, quien despliega todo su carisma para sostener un guión discreto y casi, sin matices. Uno puede seguir las reglas de un género, pero como cineasta suponemos que el talento se mide en la capacidad de sorprender respetando el encuadre dado. No basta con presentar una historia esquemática y embellecerla sino que hay que traer ideas innovadoras que interesen al público. Claro, eso, si nos proponemos destacarnos del resto y ofrecer un producto interesante y atractivo. Eso, aquí no sucede, la consigna parece haber sido, contemos esta historia, seamos lineales y dejemos que la cámara se enamore de los protagonistas. Si hay humor, que lo aporten los secundarios, pero que no sea mucho ni muy elaborado, sólo para distraer momentáneamente la atención y volver al encuadre donde fotografiamos a Duris y Paradis en excesivo detalle ya que son las caras que sostienen la atención de la audiencia... Pero mejor les contamos de qué va el film.. Alex (Duris) y su hermana Melanie (Julie Ferrier) tienen una agencia muy particular. Su trabajo consiste en separar parejas. Tiene sus principios, cobran bien por sus servicios y no actúan si saben que la persona sobre la que van a actuar es infeliz. Tienen un instrumental tecnológico a la altura de lo mejor y estudian cuidadosamente los casos que toman, de manera que son muy hábiles en encontrar el resquicio donde filtrarse para destruir un vínculo. Alex es un seductor camaleónico y se ocupa del trabajo duro, él es el encargado de seducir mujeres y hacerlas dejar a sus parejas. Lo extraño es que él no se acuesta con ellas y que tampoco se relaciona románticamente con ellas, sino que les "muestra" otro tipo de sentimiento hacia la vida (?) y las hace reconocerse no enamoradas del sujeto con el que están. Increíble trabajo. Y mucho más pensando en lo que cobra. Cuando arranca la historia y luego de haberlo visto en acción, Alex debe afrontar un trabajo difícil: detener una boda donde todo parece perfecto. El tiene serios problemas económicos y no puede rechazar un trabajo: este parece complicado, pero su equipo nunca ha fallado hasta ahora. Tienen cinco días para adentrarse en el mundo de Juliette (Paradis) e instalarle la idea de no casarse, ella está de novia con un caballero inglés, filántropo y admirable y el panorama se presenta no muy claro para operar. La situación es crítica, hay poco tiempo y encima unos matones presionan para cobrar una deuda que Alex tiene, de manera en que no hay vuelta atrás : el objetivo de la misión debe cumplir a cualquier costo. El libro tiene bastantes gaffes (la deuda de Alex es de 50 mil euros pero todo lo que gasta en hoteles caros y salidas supera ampliamente ese número!) y no es de los que vamos a recordar durante mucho tiempo. Encima, deberíamos donar parte de nuestra entrada para pagarle un dentista a Vanessa Paradis, quien todo el tiempo muestra orgullosamente que le falta un diente cada vez que sonríe. Extraño, la verdad, muy extraño. Sabemos que los odontólogos en el Viejo Mundo son caros pero... Johnny no aporta lo suficiente para uno? En definitiva, "Rompecorazones" es un producto discreto, chiquito que si no viniera de una geografía como la francesa, pasaría totalmente desapercibido. Su procedencia lo hace exótico, pero sus valores artísticos son apenas rozando la media. Es de las películas que uno alquila a ciegas en un videoclub alguna tarde para ver en compañía de su pareja. No más que eso.
La misma fórmula en versión recargada Todavía recuerdo aquel día que me senté a ver la primera "Hangover" en el cine. La crítica internacional la había tratado auspiciosamente, pero cuando la ví, celebré su entrada triunfal al mundo de las sagas ya que siendo una película muy divertida y habiendo explotado una veta no muy trabajada antes ("Despedida de soltero", con Tom Hanks era un juego de niños al lado de esto, y no busco más en mis recuerdos porque no logro asociar propuestas muy similares) era lógico que los estudios iban a apoyar mientras la taquilla responda. Es una cuestión matemática para ellos (porque de arte, sabemos que no saben mucho pero de números sí) , hacés una cuenta rápida y descubrís que un film cuyo presupuesto fue 35 millones recauda mundialmente más de 400, y... No hay mucho más que agregar: era natural que hubiera secuela. Y más allá de que siento que la primera es un cinta absolutamente "redonda", en el sentido de que es una idea original perfectamente llevada a la práctica, hilarante, intensa y de ritmo trepidante y que como película de culto (o casi) de no haber continuado, es bueno no haber cerrado las desventuras de este "Wolfpack" (como dice Alan) y poder seguir disfrutando de un poco de buen humor, elemento escaso en la pantalla grande en estos días. Porque hay mucha gente a la que no le gustó "The hangover 2", pero yo me preguntó... Con qué comedia en los últimos tres meses se rieron con ganas? A no ser que me digan "Torrente 4", no recuerdo nada que me hiciera reír en todo este tiempo. Las películas de Adam Sandler apenas me sacan una sonrisa y las de los hermanos Connelly, mejor ni hablar. Bueno, aquí, si te gustó la primera tenés espectáculo garantizado. La química de los protagonistas está intacta y el camino allanado para buscar expandir el fenómeno así que ésta te va a entretener de la misma manera, aunque es probable que no te sorprenda como la primera. No se le puede pedir que sea original (o si, se le puede, pero si no lo logra, ¿por qué desecharla? ¿por no haberse desconstruído hasta la última línea y transitar caminos ya recorridos?) pero sí exigir que mantenga el espíritu delirante y vital de la primera y señores, eso lo hace con sobrada eficiencia. El punto de partida de este locura es pensar porqué un grupo de personas de vida común y aburrida, pueden dar rienda suelta a sus instintos más primarios y volverse absolutamente salvajes al punto de que su SuperYo se devore cualquier freno inhibitorio. Eso ya era tema durante su antecesora, pero creo que ahora, conoceremos un poco más de algunos personajes (Stu, sin ir más lejos) y el concepto de amistad que pone en juego se profundiza como es normal en la vida de sujetos con gran necesidad de pasarla bien y romper esquemas establecidos. Una cosa que agradezco de ser aficionado es a veces no tener que ver la cinta en una sala con treinta críticos y poder disfrutar de la reacción espontánea del público ante lo que sucede en pantalla. Anoche, en una de las funciones tradicionales nocturnas, las risas y los aplausos se repitieron generando un efecto catárquico digno de mencionar: hay mucha identificación en el público veinte y treintañero en "The Hangover" y para ellos es la cinta. Ellos son el objetivo y a ellos se intenta entretener. No se busca generar situaciones muy complejas sino locura al extremo y mostrar como un grupo de amigos paga el costo por haberse animado de soltar aquello que tenían preso dentro de sí: sus anhelos de experimentar emociones más allá de lo corriente. Entonces, me acomodo en la butaca y me río con ellos, porque yo también tengo recuerdos borrosos de borracheras intensas vividas en mi juventud y es imposible no relacionarse emocionalmente con el film. Ese desconcierto de la mañana siguiente, es algo recurrente cuando uno tiene esa edad, y en cierta manera es un homenaje a una época donde no hay límites para lo que uno elige vivir. Aquí, "Lo que pasó anoche 2" utiliza ese elemento para generar una empatía que sostiene toda su duración: es una película sobre fiesteros descontrolados y ¿quién no quiere estar junto a ellos en ese momento? Todd Philips no cambia nada de la premisa conocida: hay una despedida de soltero (forzada, en este caso porque Stu no quiere saber nada con repetir lo de aquella noche en Las Vegas), están los mismos de siempre (Doug vuelve a cobrar un rol secundario como en la primera) y lo único que parece cambiar es el escenario: Tailandia. Bangkok para ser más específicos. Aquí, en lo que sí estuvieron de acuerdo los productores es en subir la apuesta y darle una vuelta al humor, proponiendo escenas más extremas y muchísimo espacio para lo escatológico, de manera de atizar y reavivar las cenizas en la que había terminado la fiesta anterior. No se si se hubiese podido hacer más, en el sentido de que cambiar la línea del relato sería alejarse de lo que ya funcionó y nadie quería eso, ni los que la hicieron, ni el público que esperaba seguir más historias del grupo en la misma frecuencia. Así que esperen secuencias en esa dirección porque esta segunda parte no ahorra en ellas. Directamente las hace proliferar a lo largo del film. Volviendo a la historia, no hay mucho que contar. Se casa el dentista (Ed Helms), Phil (Bradley Cooper en el rol que mejor le sienta de todos los que le he visto en su carrera) y Doug (Justin Bartha) son invitados para la boda y notificados de que será en el lejano Oriente. La prometida de Stu quiere casarse junto a su familia y la boda se hará allí con lo que habrá que subirse al avión e ir hacia Tailandia. Claro, de movida, el que se casa no quiere a Alan (Zach Galifianakis, quien nuevamente será uno de los puntos altos del equipo) cerca. Finalmente, todos irán a la ceremonia pero la noche anterior se juntarán en una (aparente) inocente fogata en la playa cerca del complejo donde están alojados y... Bueno, ya se imaginarán que pasa. Hay personajes nuevos (algunos se extrañan como Heather Graham pero está bien), otros que regresan (uno es el delicioso Mr Chow jugado por Ken Jeong) pero lo que si está claro es que habrá más de lo mismo, por sobre todas las cosas. Es cierto que Bangkok se presenta exótica y peligrosa, pero estos chicos, la verdad, se le animan a todo...Así que no temer que saldremos con vida de una aventura loca cuya premisa principal funciona, y es la de entretener sin mayores expectativas. Si compraste la anterior, está te va a gustar. Si no, ni se te ocurra pasar cerca de la boletería. "The hangover" es un sello de locura que va camino en convertirse en trilogía (imaginense cuando se case Alan!!!), por lo que tiene su corte de fans que son incondicionales de la historia. Ir al cine y compartirla con ellos, también es un viaje de diversión. Ideal para ver con muchos amigos, en sala llena y con los vasos llenos de cerveza. No, cine arte no es, pero a veces, (solo a veces) los chicos también quieren divertirse.
Terror bien logrado al estilo de la vieja escuela Ya he dicho en ocasiones anteriores que me gusta el gore, y también la onda del lejano oriente plagada de fantasmas y espíritus varios... Me parece que hay una renovación generacional del género terror y está bueno conocer a directores y productores que aportan ideas nuevas en época de vacas flacas. A veces voy a algún videoclub surtido y veo cientos de películas mediocres que jamás veré a pesar de ser un seguidor consecuente. Hay que acordar que es difícil ver algo original y cuando aparece, apagamos la luz y nos predisponemos a disfrutarlo en las mejores condiciones posibles. Una sala a oscuras. Eso es lo que hay que hacer con "Insidious" ("La noche del demonio"), sin dudas. James Wan es un profesional enrolado en lo que algún crítico americano llamó el "Splat pack", nombre que hace referencia a un grupo de directores cuya visión del género es violenta, sangrienta y que tienen predilección por el impacto visual. Wan hizo "Saw" y la tremenda "Dead sentence", en que incursiona fuera del terror y se mete con los crímenes urbanos sin sentido. O sea que dentro de esta camada de gente, (anoten: Alexandre Aja -Pirañas 3D, sin ir más lejos-, Eli Roth, Rob Zombie, bueno, se dan una idea no?), consideren a Wan un tipo no tan radical y poseedor de intereses que van más allá de mostrar destrucción en los cuerpos. Hay en él un sujeto preocupado por contar buenas historias. Y aquí, demuestra que puede hacer más que filmar vísceras en primer plano. "Insidious" es un regreso a la vieja escuela, en el sentido que aquí no tendremos una carnicería al estilo "Saw" ni tampoco una bucólica y densa historia al estilo "The ring" o "The grudge". Por el contrario, apoyado en el excelente guión de Leigh Whannell (también de la saga de Jigsaw), Wan absorbe y condensa todas las influencias actuales en el género ("Paranormal activity") y las combina con las clásicas ("House", "Nightmare on Elm Street") para moldear una historia que pone los pelos de punta de sólo pensarla, ergo, acomodarse en la butaca y nunca perder de vista que estamos en manos de expertos. La historia es la de una familia, integrada por Josh y Renai (Patrick Wilson y Rose Byrne, de destacada labor) quienes se mudan junto a sus dos hijos, Dalton y Foster a una casa en los suburbios. De movida, sentimos que algo pasa en la casa. Pero lo que al principio se insinúa como un problema con la vivienda en sí (una típica casa embrujada), pronto se transforma en una cuestión más compleja, cuando Dalton extrañamente cae en un coma profundo y los médicos no entienden la razón. Su madre vive atormentada por las apariciones que percibe en su hogar pero cuando logra que su marido acceda a su pedido de mudarse, nada cesa, sino que se profundiza. De aquí en más, sólo podemos anticipar que la segunda hora de la película es de lo mejor del género en mucho tiempo. Wan no apela al dolor físico ni nos muestra cuerpos sufrientes, sino abre la puerta a otra dimensión y nos invita a recorrerla, con las luces apagadas. La trama se vuelve sobrecogedora y nos atrapa hasta el sorprendente final, donde todos los interrogantes se resuelven en un frenético cierre acorde al climax que hábilmente se había tejido desde el primer fotograma. Me atrevo a decir que "Insidious" es una película para cualquier tipo de público. Es inteligente, cuidada y lógica en su progresiva secuencia, por lo que califica para espectadores que no son adictos al género. Muy buen estreno y una gran novedad en cartelera, ideal para vivir en pantalla grande.
Mapa del corazón humano en carne viva En general, este tipo de cine es el que se aleja del entretenimiento puro y comercial, y elige contar una historia tremendamente humana, profunda y de gran impacto emocional. Una categoría donde el director y su equipo eligen abordar un relato y le dan un marco histórico y cultural preciso que permite desplegar una paleta brillante ante la cual no se puede ser indiferente. Esto tiene lugar pocas veces en nuestra cartelera. Pero, cada tanto aparecen cintas que hay que celebrar porque su llegada es absolutamente esencial para el fiel cinéfilo. Llega la multipremiada "Incendies" y concita toda la atención de la prensa especializada porque se sabe que no es una película más. Film que llega con excelentes antecedentes (nominada al Oscar como Mejor película en habla no inglesa y ganadora en Varsovia y Toronto) y que confirma absolutamente todos sus valores a lo largo de su metraje. "Incendios" es un viaje, único y vibrante que no deben perderse aquellos fanáticos del cine de categoría. Está basada en una obra de teatro de un autor que vivió un exilio parecido al de sus protagonistas, Wajdi Mouawad.. La historia se presenta de manera extraña, cuando dos gemelos, Jeanne y Simon (Melisa Desormeaux-Poulin y Mauxim Gaudette) deben enfrentar una cita con el notario encargado de leer el testamento que dejó su madre, Nawal (Lubna Azabal), quien ha fallecido súbitamente. Dentro de los primeros minutos del film, este escribano que debe informar a los hijos de la difunta de su última voluntad, (Remy Girard, muy sólido) sabe que nada será fácil a partir de ese momento. Nawal sirvió muchos años a su cargo y él posee cierta información que sus hijos no, con lo cual, cuando ellos se enteren que tienen un hermano y que su madre ha pedido que lo busquen y le entreguen una carta, el desconcierto ganará la escena. Hay un secreto familiar fuerte en la vida que llevó esa mujer y en su legado ella deja claro que no tendrá paz en su descanso hasta que sus hijos hayan dado con su hermano. En este pedido, dice que deberá ser enterrada boca abajo, en símbolo de deshonra, si es que sus vástagos no llevan a cabo la tarea pedida. Jeanne acepta el desafío y parte a desentrañar e investigar sobre la vida de su madre en sus años jóvenes mientras que Simon se niega y prefiere esperar en Canadá novedades de la búsqueda. De aquí en más, la película combina flashbacks que traen la historia de Nawal, desde muy joven, (y de la cual no queremos anticipar nada para no develar el misterio) y la díficil búsqueda que realiza su hija en la primera parte para reconstruir, desde la nada (creció casi sin información sobre este pasado) un universo tremendamente peligroso en el que recorrerlo significa atravesar incendio tras incendio y despejar cada incógnita sobre las cenizas de cada recuerdo. Nawal vivó en el Líbano, donde en su época fue cristiana y defendió esas ideas, dentro de una feroz lucha ideológica contra los musulmanes. Esa confrontación cobra una dimensión enorme en "Incendies", es el corazón del film, si bien lo humano es enorme, la trascendencia del guión se nutre de este mensaje, la guerra y las creencias afectan el destino de las familias, de maneras tan violentas que hoy en día, sin estar allí, nos cuesta imaginar. Ponerse en contexto es lo que permite vivir la película como una brasa pura y abrigarse en el fuego que genera, si bien Denis Villenueve elige no dar mucha precisión sobre ciertos lugares, es fácilmente reconocible el sector geográfico que transita y los habitantes que pueblan ese espacio. A lo largo de 130 minutos que no decaen en ningún momento, seremos testigos de revelaciones increíbles en un recorrido íntimo, duro y desgarrador que habla de lo que a los individuos nos pasa en el corazón, con el amor hacia cada uno de nuestros semejantes, a distintos niveles. "Incendies" habla de dolor y de elecciones, de lo perdido y de la gracia de vivir. Y cuando ya nos parece que nada más nos puede sorprender, nos regala un final exquisito, digno cierre de una enorme película. Creo que es una película que no hay que perderse. De lo mejor de los últimos tiempos y una gran sorpresa en cartelera.
Sinfonía cuasi documental sólo apta para cinéfilos puros En general, muchas veces cuando la crítica especializada tradicional alaba mucho a un film europeo, tengo mis reservas del caso antes de ir a la sala. Digamos que entiendo, que la preparación que tienen nuestros periodistas especializados en cine es realmente alta, y que ellos recomiendan, desde su más pura nobleza e integridad, productos que a la mayoría de la gente, no le interesan mucho. Es el llamado cine arte. Propuestas donde los lineamientos habituales se desdibujan y aparecen los cineastas entregando trabajos que no pueden ser aceptados sino hay una preparación previa que el espectador tiene que tener apriori. Y esto es... Un punto álgido de discusión muchas veces. A veces acuerdo con lo interesante que muchas de estas producciones pueden ser y lo que aportan, y otras no. Es así como pueden haber visto que películas que tienen una altísima calificación en los diarios o en sitios dedicados al tema pero no llegan a los 1500 espectadores en su primera (y a veces, única) semana de exhibición. No voy a dar ejemplos, pero saben de qué hablo. Por ende, cuando muchas voces decían "Le quattro volte" es imperdible, dudé enormemente en ir al cine. Afortunadamente, lo hice. Y me gustó. Pero, antes que nada hay que ir avisados qué clase de espectáculo va a encontrar uno en esta perla italiana. Esta vez, los premios recibidos están ampliamente justificados (ganadora en Cannes del año pasado, entre otros galardones). A Michelangelo Frammartino siempre le interesó la vida rural y el estudio de las transformaciones de los elementos. Es por eso, que para esta película, (luego de Il Nono, que jamás conoceremos por estas tierras) eligió poner su cámara y regalarnos una tesis sobre cómo se interrelacionan distintos factores entre sí en la naturaleza. Parte de la base de cuatro elementos primarios: un hombre, un animal, un árbol y un derivado del mismo (el carbón) y cómo generan un circuito en donde todos son engranajes que poseen vida y entidad significativa. Ellos aparecen enmarcados en un pueblito perdido en las montañas, cerca de la zona de la Calabria. Allí nos instalaremos para ser testigos de ciertas características de la vida en esa región. Si bien "Le quattro volte" no describe un episodio lineal, si muestra las interconexiones entre cada materia, de manera que para quien nunca presta atención a cómo el hombre se relaciona con los animales y la naturaleza en ambientes agrestes, es un espectáculo fascinante. A los veinte minutos de película, me dije que estaba viendo un documental del Discovery Channel, ya que la película no tenía diálogos (ni los iba a tener), ni personajes al estilo tradicional. Su director bordea el documentalismo en su forma más extrema y se regodea en la contemplación pura de escenas que son muy simples (el nacimiento de una cabra, la tala de un árbol, alguna tradición festiva) donde la cámara se queda el tiempo necesario (a veces un poco mayor del necesario, debo advertir) para darnos una clara idea de cómo es su proceso natural. "Le quattro volte", algo así como las cuatro estaciones, o los cuatro elementos (animal, vegetal, mineral y gaseoso) tienen su correlato a través de sus extensiones o descendencias... Frammartino quiere transmitirnos su mirada curiosa y pura sobre lo que él percibe importante del mundo que vive ese espacio geográfico determinado y busca que nosotros, su público encontremos las marcas de agua y conexiones invisibles con nuestra visión sobre eso que él presenta. Nos regala una fotografía estupenda, un audio maravilloso y una sensación de estar en esa montaña, única e irrepetible. Es un deleite de cine, pero sólo para aquellos que estén lo suficientemente preparados para dejarse llevar por una historia contada lejos de la manera clásica, donde sólo un audiorio abierto y perceptivo podrá aceptarla sin problemas. Hay aquí climas que provocan atmósferas de gran intensidad emocional partiendo de hechos muy simples. No se puede explicar mucho, hay que verla, si uno se siente preparado para ello y ávido de experiencias nuevas. Cine de autor, bello y diferente. Si se animan, es una gran propuesta, seguramente por poco tiempo en cartelera. Novatos en el medio, abstenerse!