Terror y humor de la vieja escuela Recuerdo los films setentosos sobre catástrofes en el aire (la saga Aeropuerto) y en el mar (Piraña y Tiburón) con mucho cariño. Era pequeño y veía estos films (que eran prohibidos para la edad que yo tenía) de contrabando en un cine en Lugano (que ya no existe y lo extraño tanto!) y en el que recuerdo haber visto estas joyas del suspenso, para la época. No, no eran "El origen (Inception)", ni mucho menos. Para nada. Su objetivo era asustarnos, hacernos pasar un buen momento y en ese tiempo y lugar eran films transgresores. Potentes, intensos, originales. Por ejemplo, a "Tiburón", lo hizo Spielberg, a las dos primeras "Pirañas", Joe Dante y James Cameron... Hay que medirlas en ese contexto. Hoy, su argumento quizás luzca desactualizado (Cuánto dura un tiburón una vez detectado en nuestros días?) pero su entramado era interesante y no sólo fueron éxitos de taquilla sino incluso se transformaron en films de culto. Bueno, algo del viejo estilo de esos maestros está presente en "Piraña 3D". Sólo que hay que tomar este trabajo de Alexander Aja como homenaje y no pedirle que sea más que eso. Por los viejos buenos tiempos... Si, está bien. Esta versión de "Piraña" está en 3D y eso le da un atractivo extra. Tiene una fotografía muy bien trabajada y busca explotar las posibilidades de su nuevo entorno. Es más que aceptable y se aplica a un film que necesita de toda la ayuda para ser atractivo en nuestros días... La historia es similar a la primera parte de la saga setentosa. Hay una fiesta en un lago (Victoria), donde miles de adolescentes se reunen a pasarla bien. Es verano y todo es desenfreno y diversión en la zona. La ley en el lugar está representada por la sheriff Julie (Elizabeth Shue), quien parece separada (la historia mucho no lo explica) y tiene tres hijos, uno adolescente, Jake (Steven McQueen, hijo!), inquieto y desobediente. Cierto día, llegan informes de que en el lago (en un sector más alejado), hay un pescador desaparecido (cameo de Richard Dreyfuss) y es necesario barrer la zona para dar con él. Julie y su compañero Fallon (Ving Rhames) llegan al lugar y encuentran el cuerpo... Devorado por algún tipo de animal salvaje. De allí en más, Julie tratará de descubrir lo que sucede mientras su hijo transgrede la orden materna de quedarse en su casa y parte a divertirse a bordo de un yate. Cuando la trama avance, entenderán el origen de estas pirañas que infectan el lago, la razón por la cual llegaron hasta allí y tendrán que enfrentar situaciones de gran caos para proteger a los visitantes de ataque de semejantes criaturas. En ese sentido, "Piraña 3D" se comporta como un clásico film de terror. Aunque, para agregarle color, Aja decidió poner más cuerpos femeninos en exhibición y explotar la veta del humor negro en varias secuencias con resultado dispar. Buscando generar un costado más erótico que sume al producto en la trama se mezcla un grupo de cineastas (encabezado por Jerry O'Connell) quienes aparecen en el lago Victoria buscando hacer tomas para una película porno, por lo cual se producirán algunas situaciones divertidas que funcionarán como elementos que descompriman lo sangriento de algunos tramos. Insisto, bien setentoso. El film hubiese encuadrado con la saga de Grindhouse de Tarantino y Rodríguez a la perfección... "Piraña 3D" es uno de esos films menores al que uno elige ver, porque le gusta el género y prima el deseo de entretenerse. Si partimos de esa premisa, la de entender que esto no es "The black swan", vamos bien. Hay secuencias de acción muy bien logradas, actuaciones sin relieve pero con humor, una simpática banda de sonida y una duración exacta (lejos, lo mejor del film!). Si no te gusta este tipo de películas, ni se te ocurra ir. Pero si el género es lo tuyo, quizás sea un film que no deberías dejar pasar. Correcto homenaje al espíritu que consagraba este estilo de cine, "Piraña 3D" es un sangriento viaje a un pasado donde los films eran directos y los grandes directores de nuestro tiempo hacían sus primeras armas...
Crisis de fe y de ideas Particularmente, esta veta del género de terror, la de films al estilo "The exorcist", me parecen acabadas. Es decir, pueden seguir haciendose miles de películas similares, pero una vez que uno ya vió varias, el resto sigue un destino similar, en cuanto a trama y clima. Debemos reconocer que es un tema interesante, el de la existencia o no de este tipo de prácticas y el manto de ignorancia (relativa) que tenemos frente a estas manifestaciones demoníacas en nuestra vida diaria... Ese velo de misterio que la Iglesia impuso sobre ella, le dio vuelo a esta corriente, aunque, eso, tuvo su cuarto de gloria en los 70, y ahora, es difícil atraer al público con estructuras tan poco novedosas. En ese aspecto, el género ha recibido los aportes del J-Horror y eso ha revitalizado un poco la cuestión dedicandose a explorar el mundo de las apariciones, pero nada más. Digamos, en otras palabras, lo que todos ya presentimos: ideas originales no hay sobre el tema. Puede haber abordajes interesantes y guiones novedosos, pero nada más. "The rite" sigue esa senda. Tiene sus matices, principalmente porque cuenta con dos pesos pesados de la industria, el realizador Mikael Håfström (recordado por dos muy buenos trabajos :"Derailed" -Descarrilados- y "1408") y el eterno Anthony Hopkins (quien no necesita presentación), un dúo de temer. Hablamos, por supuesto, de su gran capacidad para llevar adelante films oscuros y de climas opresivos y lúgubres. En este caso, se complementan bastante bien y presentan un producto muy bien filmado pero absolutamente convencional. Sin ideas originales pero hecho con oficio. Eso, a cierto sector del público, seguramente atraerá. En esta oportunidad, la historia arranca con un joven, Michael Kovak (Colin O’Donoghue), que trabaja en una funeraria y tiene una compleja relación con su padre. La cinta nos trae la tarea que Michael hace en ese lugar como primera secuencia. El observar cuidadosamente el cuerpo humano inerte en ese espacio y prepararlo para su exhibición es la carta de presentación del film: Håfström se toma su tiempo en establecer ese invisible vínculo con el público cuando desde lo simbólico eso representa la fuerza de la muerte, como imagen primaria que atraviesa a Michael (o sea, su crisis de fe tendrá origen en su constante contacto con lo inerte). Hay que reconocer que es un elemento bien planteado pero demasiado sutil para lo que vendrá: nuestro protagonista se une al Seminario y busca su destino en la lectura de las Sagradas Escrituras. Cuando este presencia un accidente en la vía pública en el que se ve involucrado y ve la muerte cara a cara, entra en una profunda contradicción que le plantea abandonar la religión. Esto lleva a sus superiores a proponerle ir a Roma, buscando recuperar la confianza perdida en la Iglesia y el poder de Dios, en el marco del aprendizaje del rol de exorcista. Por qué esto? Los hombres de Dios buscan "enderezar" la mirada de Michael y le ofrecerán un trabajo original y único: ver y participar del mundo de quienes llevan adelante el rol de exorcistas. Michael acepta y así dará con el padre Lucas (Anthony Hopkins), veterano hombre de luchas que se muestra siempre didáctico y claro a la hora de explicar su tarea: Michael entonces operará codo a codo junto a él para resolver un caso en particular que desvela a los miembros de la Congregación, donde tendrá que poner en juego toda su fe para poder sobrevivir... "The rite" es una película más sobre exorcismos, aunque actúe Anthony Hopkins en ella, no hay que perder de vista eso. Ahora, en el último cuarto de hora, y luego de casi 100 minutos aparece en todo su esplendor este último a devolvernos el precio de la entrada con una soberbia interpretación de un sacerdote poseído. Ese es el único punto saliente del film. Hopkins en el cierre es un maestro dando cátedra y su público se emociona al verlo. Ese es el público que llena las salas de todo el mundo y lo ha elegido como uno de los mejores actores de nuestro tiempo. Un derroche de talento y experiencia para cerrar una cinta decididamente menor. Para novatos y fanáticos de Anthony Hopkins, sí, para los fanáticos del género, ir advertidos de la pobreza del guión...(y para el resto del público, descartarla, sin dudas!).
El viejo Oeste, a la manera de los Cohen A los hermanos Cohen les gustan las apuestas altas. Son de los mejores cineastas de la actualidad y en esta oportunidad se le animan a reversionar uno de los western más famosos de John Wayne, cosecha 1969. No voy a presentarles a estos cineastas, porque son mundialmente famosos desde sus inicios con la premiada "Fargo". Tienen el ojo puesto en las relaciones violentas, oscuras y en la descripción minuciosa de las manifestaciones tortuosas del alma. Se lucen en ese terreno y han dado muestras de gran plasticidad para ir transitando diferentes épocas y espacios en sus relatos siempre con su característico sello personal. En esta oportunidad, y a pesar de reconocer lo original de esta nueva versión, creo que "True grit" es una cinta aceptable pero no de las mejores del dúo. El ritmo clásico de los western era una narración lenta, pausada, y con personajes no muy delineados en sus emociones, esquemáticos sí...Bueno, ahí está lo rico de esta versión, ellos (los Cohen) respetan las convenciones, pero la enriquecen con su estilo personal. La historia presenta una venganza. Una pequeña de 14 años, Mattie Ross (Hallee Steinfeld) llega al pueblo la idea fija de contratar un sheriff que la ayude a capturar al asesino de su padre. En ese mundo de vaqueros instalado en el viejo Oeste, Mattie no la tiene fácil: nadie le presta demasiada atención por ser mujer, y además una niña. Pero ella no es alguien común, es sumamente preparada, metódica, decidida y audaz a tal punto que logra vender parte de la hacienda de su padre muerto a buen precio y además, contratar a un oficial de justicia para internarse en territorio indio y buscar al culpable. Ese hombre es Rooster Cogburn (Jeff Bridges), un sujeto inestable emocionalmente, entrado en años y con muy mala reputación en su actividad. Sin embargo, sus pares lo reconocen como un hábil rastreador, condición indispensable para la tarea a llevar a cabo. Paralelamente a esta contratación, Mattie dará accidentalmente con Laboeuf (Matt Damon), un texas ranger que persigue al mismo hombre que ella, con quien acuerda (luego de varias discusiones) aunar fuerzas para funcionar en equipo durante la búsqueda. A partir de ahí, los tres se internarán en las tierras indígenas a capturar al asesino del padre de Mattie... Tarea, nada sencilla. En mi juicio personal, los Cohen respetaron demasiado el guión original. Esa tediosa primera hora se repite de manera casi idéntica y si no fuera por la gran labor de Bridges y la novata Steinfeld, nos habríamos dormido en la butaca. Los western tienen un tempo propio, para el que hay que tener cierta predisposición que no todos los espectadores tenemos. Sí, (y es una anécdota a nivel personal), mi padre ama el género y me hizo ver muchísimas películas pero jamás logró que despertara algún interés. El, sin embargo, los ama. Uso esta figura para que entiendan que esta recreación que proponen los directores puede ser muy interesante para quienes extrañan la atmósfera de los clásicos westerns, pero no lo será para el resto del público. Es más, sino fuera una película de los hermanos Cohen ("Sin lugar para los débiles" debe estar dentro de mis diez películas favoritas de todos los tiempos), seguramente no hubiese entrado a la sala, aunque sea de las nominadas. Una recreación que no pretendía ser homenaje del original, pero que termina siéndolo, un film correctamente estructurado que respeta los cánones de un género caído en desgracia (el western) y no mucho más. Tiene el sello familiar, pero el peso de la tradición limitó bastante el vuelo de la dirección. Regular, nada del otro mundo excepto que amen este tipo de cine....(que no es mi caso!)
El rey parece tener la carta ganadora Tom Hooper es un eficiente director inglés cuyo carrera venía en ascenso aunque su experiencia era televisiva, y de algún largometraje dentro de ese formato. O sea, esta "The King's speech" sería su debut formal en la industria. Gran apuesta. A los productores les gustó su estilo y aunque sonó extraño que le ofrecieran la tarea de llevar adelante este proyecto (había muchas esperanzas de llevar el film lejos en cuánto a premios y reconocimientos), era una incógnita ver como manejaba un presupuesto más que respetable y conducía uno de los mejores cast británicos a la fecha. Y parece haber sido una elección correcta, más allá de que pienso que con otro tipo de cineasta, el resultado habría sido muy superior al logrado. "The King's speech" es una clásica película de superación personal. De esas que ganan el favor del público en todas partes. Y como aquellas que se precian, parten de una historia verídica, en este caso de los profundos trastornos del habla de un príncipe inglés que terminaría convertido, por esas vuelta del destino, en rey. Un hombre enfrentado a sus limitaciones y decidido a abordarlas en un tiempo en el que su rol sería de valiosa ayuda para la sostener al pueblo inglés en uno de sus momentos más importantes de su historia contemporánea. Indudablemente, material había, la cuestión era ver cómo se ensamblaban y funcionaban los potenciales elementos en favor de la trama. Veamos... Bertie (George después) es Príncipe de Gales. Está casado con Elizabeth y ellos no ven posibilidad de llegar al trono: Edward, el primogénito seguramente será coronado cuando su padre (también George pero el quinto) abdique. El rey está preocupado por su sucesión, Bertie tiene problemas para expresarse en público, es tartamudo y cada aparición pública donde usa la palabra está signada por el ridículo. Para colmo, Edward está enamorado y no tiene mucho interés en convertirse en monarca. Vive una vida soñada y está muy lejos de tener la decisión que se necesita para dirigir Inglaterra. Encima, el nazismo se esparce lentamente como doctrina opuesta a los intereses británicos, por lo que es necesario un heredero a la altura de lo que Gran Bretaña necesita. Ahí es nuestro punto de partida: Bertie visitará (arrastrado por su esposa) a un especialista en Trastornos del Habla, el extravagante Lionel Logue, quien con sus revolucionarios métodos tratará de corregir los problemas que Bertie tiene y darle la confianza para volverse en el líder que su pueblo quiere y anhela. Los roles principales están jugados por Colin Firth (de quien se dice que ganará el Premio de la Academia por su composición) como el rey Jorge VI, Helena Boham Carter como su esposa y Geoffrey Rush poniendole la piel al hombre elegido por la realeza para operar en su enfermedad. Todos se lucen, aparecen ajustados y precisos y es una delicia verlos desfilar e interactuar en la pantalla grande. El problema es que, la historia es muy previsible. No ofrece muchos matices más allá del esfuerzo del rey (Colin Firth promediando la película) para vencer su dificultad. Tiene una pintoresca amistad con Logue, y ya está, no hay mucho más. Paralelamente aparecen algunos secundarios interesantes, como Edward (el rey que abdicó, traído por Guy Pierce) y Winston Churchill (Timothy Spall), pero sus trayectos (que hubiesen aportado mucho a la historia), no despegan. Gran parte de la cinta se la llevan los ejercicios vocales de Jorge VI, y no es placentero verlo. La película es lenta, muy británica en su concepción y si no aceptás ese ritmo de narración, quizás hasta sea preferible dejarla pasar. Y dentro del género "Superación personal", hay ejemplos más interesantes que el de un rey que consigue alguien (a cambio de dinero, obvio) que lo ayude a afrontar su circunstancia. Que quede claro que la ambientación y los rubros técnicos están cuidados y que el film ganará algún premio con seguridad. Pero como espectador, no me sorprendió. Quizás no compré su tempo, no lo se. Si se que amo Inglaterra (tengo debilidad por su historia y soy profesor del idioma) pero que a pesar de ello, "The King's speech" no me conmovió. Y debería haberlo hecho. Más si será multipremiada. Ir, pero advertidos de que es un drama histórico ficcionado y de ritmo cansino y aplacadado, no apto para cualquiera.
El viejo Allen ya no es lo que era Hay directores que, por características personales, uno los siente muy cercanos. Eso me sucede a mí con Woody Allen. Dentro de su visión del mundo, ese universo psicoanalítico cruzado en el que sus personajes juegan sus cartas, es de mis favoritos. Quienes siguen el mundo de Allen saben de que hablo: el entrecruzamiento de las parejas, las dudas y las relaciones atravesadas por los condicionantes sociales y de la edad están a la orden del día. Woody es un hábil guionista y tiene ideas claras de lo que quiere decir, lo cual no significa que eso le guste a la gente, sino que de antemano, sabemos que es un producto honesto. Sus films nunca son taquilleros (salvo excepciones) y él tiene el suficiente prestigio para poder seguir rodando sin preocuparse por el éxito de sus trabajos. Productores de varios países de Europa le han ofrecido que filme en sus tierras, así que este enfoque tan personal, llegó para quedarse (en Estados Unidos ya no estaban interesados en seguir produciendolo en esta etapa de su carrera), más allá de los números. Hace unas cuántas películas Woody filma en el Viejo Continente porque sus ideas ya no son aceptadas en la industria mainstream americana. Está bien, convengamos que Woody Allen lleva 40 años haciendo cine de nivel. Y si bien no todos sus trabajos tienen la chispa de los primeros años, ha traído pequeñas obras maestras en los últimos tiempos ("Match Point", lejos). Quiero decir, sabemos que vamos a ver cuando vemos este tipo de cine. Una amiga decía "cine neurótico", y no estaba tan errada eh! Sus historias reflejan mucho de las vivencias personales de quién las escribe y de ahí que esta última parte de su filmografía está plagada de alusiones sobre la vejez. Articulada, claro, con sus tópicos comunes, la inseguridad, la indecisión, la inestabilidad, el desamor, la volatilidad de las emociones... "You will meet a tall dark stranger" es un film, decididamente menor en la carrera de Woody Allen. Eso, hay que decirlo de antemano. Tiene un libro flojo, aburrido e inconsistente, hecho que creemos se produce por contar microhistorias chatas y frías donde no importa cuanto se interrelacionen los personajes, el interés sigue siendo cero. Allen creyó que con su humor negro y las parejas cruzadas iba a alcanzar otra vez a generar una película atrayente, pero se equivocó. De nada sirvió un cast lujoso para sacar a flote el film, "Encontrarás..." tiene un severo problema de guión y no logra despegar nunca. La historia empieza cuando Helena (Gemma Jones) es abandonada por su esposo, Alfie (Anthony Hopkins). Luego de 40 años de casados, Alfie siente que se le va la vida y se niega a envejecer, iniciando una relación nueva con una joven mujer, Charmaine (Lucy Punch) en su afán de recuperar la juventud perdida. Sally (Naomi Watts), hija de ámbos, trabaja en una galería de arte donde admira secretamente, el glamour que emana de su jefe, Greg (Antonio Banderas). Su esposo, Roy (Josh Brolin), es escritor. Bah, tuvo una primer novela exitosa y trata de seguir ese camino, pero algo no funciona y el matrimonio de éste con Sally atraviesa graves problemas económicos. Desocupado, Roy conocerá a una vecina más joven con quien trabará amistad, Día (Freida Pinto de "Slumdog millionaire") y a quien le dedicará gran parte de su tiempo y atención. Y ya está. Todos, de alguna manera, son infelices. Como la mayoría de las historias corales de Allen, los personajes se cruzarán afectivamente y tratarán de buscar su felicidad de la manera en que puedan. A propósito, y en caso de que no hayan visto los últimos trabajos de Woody, no sabemos porqué ubica un narrador en off que nos explica la cinta e intenta conducirnos o ambientarnos antes de cada secuencia. Desde ya, algo que a varios críticos nos parece un insulto a la inteligencia. El problema es que el poco humor negro que caracteriza este tipo de enfoques, es más bien pobre y de trazo grueso (la alusión al Viagra que toma Hopkins, por ejemplo). El resto apenas nos genera una sonrisa leve y nada más. No hay intensidad, a esta gente le pasan cosas fuertes según los sucesos que el relato trae, pero las encaran (actúan) con una naturalidad pasmosa. Por ejemplo, Día, de familia india y fuertemente tradicionalista, cancela su casamiento y lo que debería ser una hecatombe, se resuelve en una corta y pintoresca escena de cuatro minutos. Nada de lo grave que les pasa a cada personaje se aborda con la intensidad dramática esperable. Creo que ese es el problema. En trabajos anteriores, Allen siempre dejaba fluir su neurosis y sus personajes estaban más atravesados por la emoción. Aquí no ocurre. La atmósfera no ayuda. Ambientada en Londres, la ciudad aporta el clima gris, taxis negros y viviendas enormes de dos pisos. Nada más. Todo transcurre lento y sin emoción. Es el trabajo más frío de Woody Allen en años. No es de las películas que se dejan ver. Sólo si son fanáticos de su cine, vayan, pero ir advertidos de que no encontrarán al Allen que todos amamos, sino quizás, a un cineasta que está dando los últimos retazos de su genio...
Seth Rogen se calza un traje controversial Seguramente todos recuerdan la serie que habitaba nuestras pantallas cuando muchos de nosotros eramos chicos. Un héroe enmascarado, un asistente de pocas palabras y hábil en las artes marciales y un vehículo lustroso y letal. Si mal no me falla la memoria, era del año 1966 y ya en ese entonces el Avispón Verde imponía respeto. Había tenido un show de radio en la década de los 40 y era un superhéroe reconcido. Sus fans y los cultores de los comics dicen que siempre se respetó la esencia del personaje en cada circunstancia que motivó su aparición. Hasta hoy. Llegó Seth Rogen y aquellos que esperaban una remake basada en el espíritu del cómic vieron apastadas sus ilusiones. En otras palabras, "The Green Hornet" no es lo que los fans del personaje esperarán, si ellos son cultores absolutos y respetuosos de los lineamientos específicos de la obra. Esto es, una película basada libremente en ese héroe con la particularidad de que no se toma nada en serio. Si me preguntan, Rogen bastardea el personaje en sí (no es su culpa, sino del guión),siendo un paladín de la justicia totalmente incompetente para la más mínima tarea, como hacerse por ejemplo, una buena taza de café. Volvamos. Hecha la salvedad, los activistas y puristas del género ya saben que le informo a mis lectores que NO es una historia fiel ni atenta a las características del personaje que conocemos. Si? Pasemos al público en general, ese que no vive comprando historietas ni va a convenciones ni se compra la remera importada de USA con las figuras de DC Comic, Marvel, o similar. Ese público va a adorar "The Green Hornet". La historia arranca con la presentación de la figura de Britt Reid (Seth Rogen), playboy enfrentado a su padre millonario que pasa sus días en fiestas y reuniones sociales disfrutando de la buena vida. James Reid (Tom Wilkinson) es su padre y a pesar de sus esfuerzos, nunca logra poner a su hijo en la frecuencia que quiere: la de la actividad laboral (Britt es un inútil). Su relación es más que conflictiva. Hasta que un día, James muere en circunstancias extrañas y a su hijo no le queda otra que aceptar que se ha transformado en la cabeza de un emporio periodístico del que no conoce ni la dirección. Eso, convengamos, a Seth Rogen, le sale natural. Luego de despedir a todo el personal que tenía su padre (sin conocerlo), se da cuenta de que sin su café (un espresso con crema que tiene un curioso y simpático dibujito de árbol en su espuma) no puede vivir y decide buscar a quién se lo hacía cada mañana. El cafetero y chofer en cuestión es Kato (Jay Chou), quien se muestra como una sorpresa: es genial con las máquinas, brillante en el karate y un profesional con armas de fuego. Britt y él se hacen amigos y para matar el tiempo, con el arsenal de dinero y posibilidades que tienen, deciden convertirse en nuevos justicieros de la noche. A poco de salir en su primer raid, cobrarán fama y estarán en boca de todos: incluso, de quienes no quieren que nadie afecte sus negocios turbios. De ahí en más, bueno, lo de siempre, la lucha entre buenos y malos. La apuesta del cast era arriesgada. Rogen siempre hace roles similares, de bonachón, perdedor e incapaz, y aquí eso engancha perfecto con el guión. Que también es arriesgado, porque esta vez, el que es el súperheroe es Kato y no Green Hornet, quién sólo deambula por la cinta destilando simpatía, arrogancia y humor. El chofer del Avispón es genial: sabe de todo y hace todo bien. Es inexpresivo pero fantástico y la audiencia lo adopta fácilmente. Qué más ofrece este producto? Mucha acción (coreografías cortas pero bien ejecutadas), excelente banda de sonido y algunas buenas actuaciones secundarias (Christopher Waltz, el malo de "Inglourious bastards" está de vuelta, de villano). Por lo demás, el libro trae mucha disputa entre los personajes de Britt y Kato (celos profesionales y amorosos) y propone buen ritmo que no decae nunca. No es fiel al espíritu del cómic original pero... Es una vuelta de tuerca divertida. Seguramente no será para todos los paladares pero si buscan diversión y les gusta el género, esta es su película para estos días... "The Green Hornet", o cuando no respetar los originales abre nuevos horizontes en la audiencia...
Buena química, con o sin drogas. Edward Zwick es un director de prestigio. Dentro de sus trabajos en la última década, se encuentran (a modo de ejemplo), "The last Samurai", "Defiance" y "Blood diamonds". Es un veterano de la industria y cada trabajo suyo ofrece un recorte espacial distinto y una historia bien contada y sólida. Esa es su característica. Por eso, y como venía haciendo films de acción, me llamó la atención la elección de esta historia para filmar. Pero a poco de leer las gacetillas de prensa, entendí su elección: Zwick es un sujeto inquieto e innovador, y "Love and other drugs" se enrola dentro de una idea nueva (o no tanto) en cuanto a las comedias románticas, el formato "evolucionado" del género, incorporar elementos sociales, familiares o humanitarios en la cinta. La idea de esta corriente, (y es solo una definición de algunos criticos, o mejor dicho, una interpretación de como las comedias románticas van mutando en otra cosa), es enriquecer todo aquello que rodea a la pareja central con mucho contexto social e insertos dentro de una problemática sobre la cual hay que reflexionar. El ejemplo que más se acerca a esta corriente es "50 first dates". Digamos que ese fue el film que marcó el rumbo. Aquí, el guión está basado en el libro de Jamie Reidy sobre el desarrollo de la evolución de las ventas del viagra, y tomando ese químico como eje, vamos a girar sobre las sustancias que el público americano consumía en los 90. Y además, al mismo nivel dramático de esa línea, veremos a una enferma de Parkinson luchando con su enfermedad, encarnada por una figura poco usual para este tipo de personajes. Veamos, la historia se inicia con la llegada de Jamie Randall (Jake Gyllenhaal) al mundo de las ventas farmacéuticas. Jamie es un tipo con un carisma formidable, es un vendedor nato y está en la plenitud de su edad: siente que nada puede interponerse entre él y su sueño. Ingresa en un grupo de distribuidores de muestras médicas y comienza a relacionarse con médicos, enfermeras y pacientes de distintos consultorios a fin de mejorar la llegada de su producto, que compite con Prozac por una porción del mercado. En una de esas visitas, conocerá a Maggie (Anne Hathaway), una atractiva y joven mujer que extrañamente para su edad, sufre de un Parkinson prematuro. Entre ellos la atracción será inmediata, y su relación estará atravesada por la actividad promocional de Jamie y los conflictos de la enfermedad de Maggie, un cóctel muy interesante para ver. Y aquí es necesario decir, aunque ya se habrán dado cuenta, que hay dos niveles de trabajo de la cinta. Por un lado, propone una simple historia de amor. Como es habitual, con toques de humor y referencia social. Por el otro, hay una reflexión lateral sobre el desarrollo de la industria farmacéutica en los Estados Unidos en los 90, sus preferencias químicas y la manera en la que esas drogas llegaban a la gente. Todo esto, sumado a la sustancia "estrella", el famoso Viagra. Su aparición en la cinta es cercana al promediar el metraje y revoluciona el mundo de las ventas, su llegada patea el tablero de la industria y afecta definitivamente en la vida laboral de Jamie. En esta dirección se articula la lucha personal de Maggie para enfrentar una enfermedad de carácter irreversible, conflicto que está dotado de mucha tensión y que condimenta la trama de manera muy marcada: al éxito de Jamie se opondrá el dolor por la situación de Maggie. Ninguno de los aspectos cobra mayor fuerza dado que se van alternando en la historia de manera de generar una suerte de equilibrio entre el dolor, el amor y la felicidad del éxito. En ese sentido, por momento sentí "Love and other drugs" un poco despareja. No es que me parezca mal integrar tantos conflictos a la vez, (las historias corales lo hacen todo el tiempo), sino que es una linea delgada la del equilibrio y no siempre se logra. Aquí, no alcanzo a ver si ese ensamble pasa la prueba por la apabullante química que tiene la pareja central. Anne Hathaway y Jake Gyllenhaal tienen una llegada al público perfecta. Se complementan dramáticamente sin problemas y logran magníficos momentos cinematográficos en los instantes cumbres de la trama. Están hechos el uno para el otro (fueron pareja en "Brokeback Mountain", de Ang Lee, se acuerdan?), y desde la butaca, las constantes escenas de sexo que desfilan, son aceptadas dentro de este contrato que ellos proponen, intensidad y dulzura en partes iguales. Son un dúo que se sacan chispas cuando desfilan por la pantalla y eso disimula los posibles desniveles de la historia. Han crecido como actores y conservan intacto su instinto, están en ascenso y debemos disfrutar de su trabajo, Maggie y Jamie son el centro de la historia por el peso de su química. Sin dudas. Para cerrar, me pareció un poco larga, quizás porque la historia, al fin y al cabo, es previsible, pero por otra parte quedé tan impresionado por el trabajo de Hathaway y Gylenhaal que me costó cerrar la cinta. No podía dejar de pensar en "The tourist". Una pareja con un magnetismo desbordante (esta) y otra (Angelina Jolie y Johnny Deep) sin nada de eso. Mucho contraste. Una buena película, honesta, en cierta manera quizás algo innovadora que parece pasar desapercibida en la cartelera pero que es un plato digno de degustar con placer.
Jolie y Deep, cero química, remando en los canales de Venencia... Seguramente ustedes recordarán a Florian Henckel von Donnersmarck. Alemán, un dotado cineasta de lo más fuerte que ha dado el cine europeo en años... Director de la prestigiosa "Das leben der anderen" ("La vida de los Otros"), multiganadora de premios allá por el 2007. Su desembarco en Hollywood y las grandes producciones es nada menos que este film, "The tourist", con dos de las estrellas más taquilleras de la industria: Angelina Jolie y Johnny Deep. De por sí, cuando el salto es tan grande, uno sospecha sobre lo que va a ver... Y en este caso, la veteranía del cronista acierta, a Florian le va llevar un tiempo encontrar su lugar en las grandes ligas... Cuando uno prepara un film, el cast es muy importante. Es cierto que hay muchas presiones e intereses creados a la hora de ponerle nombre a los diferentes personajes de un guión. Pero la elección de los actores es crucial. En ciertas ocasiones, salvan lo insalvable, y en otras hunden aquello que podía haber sido bueno... Aquí, no fue feliz. No es que las actuaciones de Angelina y Johnny sean malas, pero lo alarmante es su falta de química. No tienen nada en común y eso se nota en pantalla. Es más, los dos se esfuerzan en despegarse de sus habituales roles en films populares y del género (acción y aventuras) y esa postura de querer hacer algo distinto arruina su trabajo. Por ende, más allá del oficio de von Donnersmarck, "The tourist" es un producto discreto, y duele, cuando esperabamos mucho más de un director de semejante envergadura. La historia intenta parecerse a esos films de Hitchcock donde las personalidades están cambiadas, la intriga abunda y nadie sabe muy bien que peligro acecha a cada paso. Ese quiere ser el espíritu de "El turista". Pero vamos por partes, primero, veamos de qué trata la historia... Johnny Deep es Frank, profesor universitario de matemática en Connecticut, de vacaciones en Europa. Viaja en tren hacia Venecia, mientras lee se le aproxima una misteriosa y hermosa mujer de nombre Elise (Angelina Jolie). Ella es alguien peligrosa. En las primeras secuencias vemos como Scotland Yard sigue sus movimientos y trata de dar con quien es su amante: un estafador buscado internacionalmente sumamente hábil y escurridizo. Volviendo al viaje, Elise seducirá a Frank para usarlo de señuelo ante la multiplicidad de ojos que la siguen en su itinerario y él, accederá sin entender nada de lo que está sucediendo. Cuando la pareja llega a Venecia, y se filtra la información a un grupo de mafiosos de quien acompaña a Elise, todos van por él. Los buenos y los malos. Ahí el film toma velocidad y aunque muy despacio, va desgranando las ideas que deberían sorprendernos, y no lo hacen. Es bueno decir que este film es una remake de un film francés del año ("Antonny ZImmer", de Jerome Salle, del 2005) y que se asemeja bastante al original (que tampoco era nada extraordinario). El mayor problema que le encontramos a este "turista" es su indefinición. Quiere abarcar mucho y digamos que apreta poco. De a ratos parece un thriller, es una film romántico, tiene humor y hay mucho clima de suspenso en la primera media hora. Es una película que intenta transitar por varios géneros al mismo tiempo y el resultado es, cuanto menos desparejo. Venecia está hermosamente fotografiada. Parece un documental en ese sentido, y es muy bueno verla en pantalla grande pero... Hay que decir que no alcanza para encuadrar el film y darle la fuerza de la que carece desde el inicio. Una pena, mucho dinero invertido (se nota eh!) y el resultado es un producto mediocre que tranquilamente puede dormir en las estanterías de tu Videoclub favorito en meses. Esperala y si tenés ganas aún de verla, alquilala tranquilo. No justifica más que ese precio.
Dorian Gray o cuando los clásicos no son recreados con jerarquía... Me moría de ganas de ver esta nueva versión del clásico de Oscar Wilde. En general, Oliver Parker siempre se ha portado eficiente a la hora de recrear el espíritu de los clásicos, así como también es cierto que las anteriores versiones de la novela (la única que Wilde escribió, el resto fueron obras de teatro) fueron muy interesantes. De por sí, es un gran libro. Encima, uno de mis actores británicos favoritos protagonizaba (Colin Firth), me preparé para ver una gran película. Pero... los pronósticos a veces no aciertan. Y creo que jamás me aburrí tanto viendo una película que estuviera basada en un trabajo del gran dramaturgo inglés. Me cuesta entender cómo encararon la adaptación, el enfoque que le dieron, la pobreza del guión utilizado,... Es fuerte ver un gran clásico convertido en algo tan mediocre. Quizás el error haya sido pensar este "Dorian Gray" como una pseudo película erótica, o un drama existencial victoriano... No se. No me queda muy claro. De lo que sí puedo dar cuenta es de que este es un film malo. No digo pobre ya, sino fallido. Son esos productos que uno debe ver en la sala de edición y decir: "ni para DVD" (bue, ahora "ni para Blu-Ray!). Pero vamos por parte... Una cosa que recuerdo de la novela original, es que era un relato sobrenatural fuerte, de crítica a la moral de su época pero con un clima ténebre mayúsculo. Nada de eso veremos aquí. Dorian (Ben Barnes, el Príncipe Caspian - Narnia- en un trabajo adulto) es un joven que llega a Londres a disfrutar de los beneficios de su herencia. Tiene una residencia coqueta, dinero... Pero es un joven de buen corazón, o al menos eso creemos. A poco de llegar se relaciona con dos sujetos que definirán el rumbo de su vida: el pintor Basil (Ben Chaplin) y el excéntrico y cínico Lord Henry Wotton (Colin Firth). Y esa inocencia se irá por la borda... Este trío de amigos vivirá la noche londinense de fines del siglo XIX de la manera más promiscua que se pueda imaginar. Dorian se enamorará de una mujer, pero la fuerte influencia de Lord Henry lo llevará a denigrar su sentimiento y sumergirse en las pasiones más marginales que en esa época se puedan jugar. Basil pintará un retrato suyo y el mismo comenzará a adquirir vida propia para complementar y equilibrar los excesos que la vida de Dorian, de manera que, como ya sabemos, el lienzo cargará con los años que no se acumularán en el cuerpo de su dueño. Hay mucho diálogo... Más del necesario. Muchísimas escenas eróticas innecesarias y un desconcierto generalizado en el cast que se percibe desde la butaca: se desconoce el sentido que intenta cobrar la adaptación del guión. Dentro de ese camino sin retorno, lo único que se rescata son algunas líneas que trae el personaje de Colin Firth, adiestrando la pobre personalidad de Dorian hacia un camino de sibarita amoral odiado por su belleza y su crueldad. El resto, mejor olvidarlo. No hay una reconstrucción de época que se destaque especialmente. Es un film con una fotografía muy oscura y no se luce el trabajo de vestuario. La banda de sonido es pobre y las actuaciones (especialmente la de Ben Barnes) son malas, producto de la extrema carencia de ideas del guión. Para colmo, la película dura más de hora y cuarenta y cinco minutos, con lo cual hasta el fanático más extremo de Oscar Wilde abandonaría sin remedio. Otro producto flojo que se muestra en nuestra cartelera porteña. Preocupante. Esperemos que los distribuidores vayan levantando la puntería a la hora de elegir que traer, "Dorian Gray" es del 2009 y no ameritaba condiciones para su estreno masivo. Tomar nota, por favor.
Cuando no todo es lo que parece "Plan B" es una película que la comunidad bi y homosexual ha valorado especialmente en estos últimos años. Su corte final fue presentado en el Bafici hace dos años, y desde entonces, ha recorrido algunos festivales con moderado suceso. A mi juicio, este film de Marco Berger es muy interesante. Tiene un ritmo sutil, un guión exacto y actuaciones que evitan el cliché y dan en el blanco con gran precisión. Es curioso, es una película chiquita, pero está bien pensada y mejor ejecutada, nadie puede dejar de ver que Berger tiene talento, este es su primer largo y es un inicio auspicioso para cualquier director. En general, al cine argentino le cuesta transitar estos caminos. Digo, los de films en los que haya protagonistas que duden de su preferencia sexual o directamente que se hayan inclinado por relacionarse con personas de su mismo sexo. Casi no hay ejemplos en la cinematografía nacional de este tipo de abordajes. Indudablemente, es un prejuicio social. Por ende, transitar por estas rutas no es habitual. No son historias que hayan arraigado en el público ni que tampoco cuenten con apoyo de nuestras productoras. Hubo algunos intentos, en pasos de comedia al estilo televisivo, pero nada que se haya tomado en serio ni que tenga valor cinematográfico. Bueno, en esa dirección, "Plan B" es un buen inicio. Marca una corriente singular, la de subrayar la emoción y no caer en trazos gruesos, la de conmover desde la palabra y los gestos. Un cine abierto a todo tipo de público. El protagonista de la historia es Bruno (Manuel Vigneau), un chico de barrio simpático y tierno. Está pasando un momento difícil porque su novia lo dejó y él desea recuperarla. A cualquier precio. De hecho, piensa mucho como volver a acercarse a ella de manera de recuperar ese afecto pero... Laura (Mercedes Quinteros)-la mujer en cuestión- está saliendo con alguien nuevo: Pablo (Lucas Ferraro). Bruno entonces investiga un poco el pasado de su nuevo rival y descubre un rumor: el nuevo novio de Laura tendría un pasado bisexual. Su plan, entonces, será seducir a Pablo para lograr que el deje a Laura y de esa manera recuperar a su amor. Plan arriesgado si los hay! Establecido esto, seremos testigo de como Bruno se esforzará en acercarse a Pablo, primero en tren de amistad y luego... Bueno, no vamos a anticipar más. Si hay que decir que la idea está bien presentada, es muy sólida desde lo narrativo y fluye de manera totalmente natural. Eso es lo rico de "Plan B": nada parece forzado, todo está narrado con buena mano, nos sentimos inmersos en la historia y somos cómplices del accionar de Bruno. Nada nos incomoda, vivimos el relato como si estuvieramos allí. Indudablemente Berger sabe como llevarnos a este universo porque lo conoce a la perfección. El cine nacional debía un film así y es saludable que se haya podido estrenar, aunque con mucha demora. Ojalá no pase desapercibido en una semana donde hay 7 estrenos, de los cuales 3 son tanques internacionales y 1 es otro film nacional a destacar. Que no sea, un "Plan B", sino una primera opción si de conocer a nuevos y talentosos directores se trata.