Relaciones tóxicas y comedia para analizar uno de los mitos cinematográficos y literarios más reversionado de todos los tiempos: Drácula. En esta oportunidad un asistente cansado de las exigencias y maltratos del Conde asumirá su empoderamientos a la par que acompaña una investigación policial que, claro, lo liberará se sus obligaciones. Nicolas Cage, Nicholas Hoult y Awkwafina brillan en esta divertida propuesta.
Apasionante relato sobre el deseo de progresar y transformar la realidad. Cuatro hermanos afrontan su realidad en un mundo hostil que abusa de su origen y al que no le darán la oportunidad de tirarlos abajo. Inspiradora.
Cuando Carlos regresa a Argentina, nada le haría pensar que se embarcaría en tal vez el viaje más transformador e iniciático de su vida, acompañado por dos entrañables amigos, Margarita y Pichuquito, quienes, además, le devolverán las ganas de seguir peleando por sus sueños. “Empieza el baile”, nueva película de Mariana Seresesky, propone una aventura de esas que cambiarán al espectador a la hora de verla. Acostumbrados a que las “good feeling movies” siempre estén habladas en otros idiomas, esta coproducción permite no sólo recuperar esa agradable sensación a la hora de conectarse por completo con un relato, sino que, principalmente, nos permite viajar por Argentina de la mano de un trío protagónico de lujo. Darío Grandinetti es Carlos, un bailarín de tango que hace años vive en España, y que decidió cambiar de rumbo al entender que el tiempo pasa. Cuando Pichuquito (Jorge Marrale) lo llama para comunicarle el fallecimiento de Margarita (Mercedes Morán), su eterna compañera de pistas, sin dudarlo vuelve al país para darle esa esperada y sentida despedida a su partner. Pero claro, esto es cine, y un giro inesperado del destino, bah, en realidad, una “mentirita piadosa”, volverá a reunir a Carlos y Margarita de una manera completamente inesperada para el primero. “Empieza el baile” se inscribe en una línea dramática reconocible, que, sumado al talento de los protagonistas, terminará por construir una historia entrañable sobre la amistad, pero también sobre el amor y mucho de eso de “donde hubo fuego…”. Seresesky potencia cada escena con un guion lúdico que además revisa el adn argento en cuanto a su música, pero también al folclore propio del tango, el lunfardo, y cuestiones adyacentes como el rol de la mujer en un mundo de hombres. Pero “Empieza el baile” también habla de la confrontación entre universos, ese que de a poco se va opacando, casi en el ocaso, y por otro lado un mundo que tiene que ver con la resistencia, con la idea de mantenerse en un lugar que ya no pertenece, peinando la poca cabellera que queda como disfraz y queriendo callar las verdaderas emociones. Si bien el trío protagónico brilla, gracias a ese contrapunto continuo y respuestas rápidas para aniquilarse, y luego amarse, la Margarita de Mercedes Morán es increíble, deliciosa, un personaje de esos que uno compra desde el minuto uno. Seresesky nos regala una lección de amor, de amor por sus raíces, por aquello que dejó atrás y vuelve como película y, paradójicamente, homenajea con sus pies puestos en Europa a una época que ya no le pertenece a nadie, ni siquiera a esa dupla de excelsos bailarines que hoy en día necesitan decirse verdades para poder continuar con su camino.
Una joven, obnubilada por la belleza de un hombre que conoce por casualidad camino a la escuela, se verá envuelta en un viaje iniciático en donde el pasado y el presente confluirán en una profunda reflexión sobre la identidad y el amor. Bella por donde se la mire.
Bueno, a Russell Crowe le creemos todo, y en esta propuesta, en donde juega y se divierte con el género, le creemos aún más. Delirante relato sobre exorcismos, religión y la Iglesia, que seguramente abrirá a más aventuras del Padre Gabrielle, un rebelde que asume riesgos para ayudar a aquellos que no encuentran en la ciencia respuestas a lo inexplicable.
Elenco de lujo para una película larga y aburrida. La propuesta es un claro ejemplo de aquello que se viene percibiendo hace tiempo y que tiene que ver con lo aséptico y digerido de las narraciones masivas, sin reflexión ni impulso para un espectador más activo.
Documental que sigue de cerca a tres personas que luchan día a día con los cambios que debieron asumir en su cotidianeidad con los cambios que tuvieron a partir de un accidente de tránsito. Simple y reflexiva.
La propuesta de Lucía van Gelderen es sencilla, una joven vuelve a su lugar de origen y se da cuenta que el paso del tiempo no ha hecho otra cosa más que perpetuar en su adn aquellas cosas que quiso dejar atrás, el legado, un amor, sus deseos. Flor Torrente, una vez más, hipnotiza la cámara y construye con solvencia a una Justina que deambulará entre aquello que cree que debe ser y lo que realmente es.
Contra todo pronóstico esta divertida comedia recupera lo mejor de las clásicas romcom de antaño narrando la imposible historia de amor entre un buscapleitos y una joven que intenta escapar de su pasado y que se verá obligada a convivir con este por 30 días. ¿Nacerá el amor? ¿El pasado volverá para acosar a la joven? Entretenida y efectiva.
Francisco Paparella presenta un desgarrador relato sobre identidades masculinas en descomposición y la imposibilidad de comunicarse de sus protagonistas. El sur como marco perfecto para desarrollar un intenso relato, doloroso, reflexivo, sobre cómo, pese a saber que lo incorrecto no es el camino, muchas veces los hombres deciden continuar por ahí.