Hace unos años “Despicable Me”(USA, 2010) ingresaba al universo cinematográfico como algo más que una película infantil. La cinta, dirigida por Pierre Coffin y Chris Renaud, nos mostraba a Gru, un villano malvado, con un ejército de secuaces (minions), que era “rescatado” del lado oscuro por tres huerfanitas. Altas dosis de ironía y humor negro completaban la propuesta. ¿Y cómo se puede continuar con esta historia?, pues tomando de nuevo al villano con su ejército de secuaces, sus tres hijas adoptivas, incorporando a una bella compañera y pasarlo al lado luminoso ya de manera definitiva. Si el mundo necesita un héroe, ¿qué mejor que un villano? “Mi villano favorito 2” (USA, 2013) es una cinta de animación que se toma en solfa a aquellas tradicionales películas de espías y armas secretas, cual saga de “Austin Powers” (USA, 1997-2002), “Superagente 86” (USA, 1965-1970) o “Top Secret!” (USA, 1984), para citar sólo algunos casos, y logra mantener el suspenso y la diversión a lo largo de todo su metraje. De más está decir que ésta no es una cinta sólo para niños, aunque el protagonismo otorgado a los minions lo haga parecer así, acá la aventura es para todas las edades, que encontrarán no solo la alegría amarilla de los secuaces de Gru, sino que podrán disfrutar de una aventura con suspenso como las grandes producciones con actores reales. “Mi villano…” arranca cuando inexplicablemente desaparece una base operativa del polo ártico y con ella un suero llamado PX41 que provoca mutaciones en quien se lo aplica. La liga antivillanos (LAV), con la agente Lucy Wilde, lo reclutan para poder investigar en un centro comercial cuál de los dueños de los locales está detrás de la desaparición del suero. Con una pastelería (“Bake my day”) como fachada de sus operaciones, Lucy y Gru intentarán desmontar la red que desde el mal controla las desapariciones del PX41 y los minions (que verán como su amable personalidad se transforma en irascibles y violetas pequeños monstruos), y de a poco el vínculo comenzará a afianzarse entre ambos. En el medio hay una crítica descarnada a la sociedad de consumo y al mercado de “solos y solas”. Las hijas de Gru y una vecina a toda costa intentan conseguirle pareja (las tres huerfanitas creándole al padre un perfil en citas.com es antológica). Pero nuestro protagonista, el gruñón villano de nobles sentimientos, a quien le cuesta relacionarse con la gente, ya tiene a Lucy, la agente fanática de la violencia y el suspenso, en vista. La dinámica que logran ambos personajes, quienes en su V.O. cuenta con las voces de Steve Carrell más la incorporación de la ex SNL Kristen Wiig (en un papel muy similar al sketch Surprise Party) es el capital adicional para la cinta de animación. Para divertirse y compartir en familia, esta nueva entrega del villano preferido de todos resulta hasta más entretenida que su primera película y atención cinéfilos con los guiños a clásicos del género del terror y suspenso (“Body Snatcher” para citar sólo un caso).
Al término de la función de prensa un grupo de periodistas cinematográficos debatían acaloradamente: “Lo que pasa que estas generaciones no vieron FAMA”, “Si viste FAMA esto no existe”. Es obvio que frente a este tipo de productos hay dos opciones, ubicarse en el lugar de crítico exhaustivo y compararlo con otros productos del género que se cree que son mejores ó entregarse al disfrute de una comedia blanca y musical agradable. Yo me ubiqué en éste último, porque más allá que vi “Fama”, “Grease”, “Footloose”, “Dirty Dancing” y “Xanadú”, también vi muchas películas de competencia estudiantiles de baile, canto y demás como “Fuga de Cerebros”, “Bring It On”, “Honey”, “Step Up”, “8 Miley” y “Billy Elliot” ó “High School Musical” y “Jump Up” para citar sólo algunas de las más recientes, cada una con su estilo y estética. “Ritmo Perfecto” (USA, 2012) de Jason Moore, es una comedia estudiantil que narra la historia de Becca (Anna Kendrick), una joven con ambiciones musicales y un sueño (ser DJ) que ingresa a la universidad presionada por su padre que cree que “ser DJ no es una profesión, es un hobby”.El trato al que llegan es que si luego de un año Becca sigue sin querer modificar sus ambiciones podrá cambiar su destino. Es así como llega a ingresar a “Las Bellas de Barden”, una girlband de música a capella para sumar puntos en actividades extracurriculares. "Las Bellas…” anteriormente contaban con mucho prestigio, pero se han quedado en el tiempo cantando canciones añejas y en su último intento de ganar la competencia nacional de canto sufrieron un accidente y se quedaron sin participantes. Para sumar nuevas integrantes deben modificar su criterio de admisión (Las Bellas siempre fueron rubias con figuras increíbles) y es así como “Fat Amy” (Rebel Wilson), la “alternativa” Becca y otros personajes ingresan a la banda. El rival más fuerte de “Las Bellas…” son la boyband “Los soprasónicos”, banda que viene arrasando en todas las competencias. Becca quiere que “Las Bellas de Barden” se aggiornen, como DJ tiene muchas ideas y ganas de incorporar Mashups y temas contemporáneos, pero Aubrey (Anna Camp), una estricta y tradicionalista joven que dirige al grupo, no se la hace fácil. El título de la película “Pitch Perfect” hace referencia a la ARMONIA que deben lograr las jóvenes en cada una de sus interpretaciones, algunos integrantes lo logran más rápido que otros, y en algunas presentaciones no siempre llega el perfect pitch. El director logra la armonía en una película que más allá de los temas musicales en competencia interestatal o en el Riff Off (batalla callejera de canto) se ríe de sí misma. Película clásica de chica busca chico pero en medio compiten entre sí, se enojan, se perdonan y se enamoran nuevamente, con notas ácidas y críticas al mismo sistema que plasma, con actuaciones secundarias muy logradas (Parker Posey, Rebel Wilson) “Ritmo Perfecto” es un catálogo de la música y la cultura popular de los últimos, al menos, 30 años. Así, podemos escuchar canciones como “Please don’t stop the music”, “The sign”, “Titanium”, “Turn the beat around”, “Eternal Flame”, “Spin Around”, "Butty Move", "Blame it on", "Just the Way you are", "The final Countdown", "It’s All Right", "I got the magic", entre otros, de interpretes como Rihanna, David Guetta, Madonna, Simple Minds, Bangles, Ace of Base, Roxette, etc. http://www.justjaredjr.com/2012/09/24/pitch-perfect-soundtrack-listen-now/ Además repasa clásicos del cine como: “Rocky”, “Los Goonies”, “Tiburón”, “Star Wars” (la protagonista nunca la vió porque cree que la revelación de Dark Vader era un engaño: “Vader significa padre en Alemán, para que la voy a ver?”) y un merecido homenaje a “The Breakfast Club” (Becca le pregunta a su “novio” qué desayuna Judd Nelson, respuesta: “como todos los rebeldes hipocresía y café para aumentar su depresión”, increíble definición). Divertida comedia, para ir al cine sin prejuicios y permitirse asistir a un casting gigante de American Idol o Popstars (lo mejor de esos programas) en la pantalla grande, y salir cantando y bailando o al menos participar de un Riff Off.
(anexo de crítica) Hace algunos años los estudios Pixar y sus socios de Disney generaron, a mí modesto entender, una de las mejores películas de todos los tiempos, “Monsters Inc” (USA,2001). Con un planteo simple, original, divertido y fresco, además de contar con una serie de personajes inolvidables como Mike y Sully (que han permanecido vigentes en el imaginario popular y que generaciones que se incorporan al mundo del cine han sabido aquerenciar), hicieron historia. Con el recuerdo vívido de esta increíble cinta ver “Monster University” (USA, 2013) de Dan Scanlon, es un tanto problemático, principalmente por que la vuelta de tuerca de ubicar a los personajes en un campus universitario funciona pero de manera acotada. La incorporación de nuevos personajes hace que la película adquiera cierta distancia de su predecesora (por cierto “ART” es lo mejor de todos los nuevos dibujos del filme) ya que el recurso de las puertas de las habitaciones de los niños y el generador de energía a través de los gritos de susto ya está trillado. En “Monsters…” conoceremos la instancia en la que Mike y Sully se encuentran por primera vez y curiosamente son enemigos que luego deberán trabajar juntos en una olimpíada de sustos para poder mantener su lugar en la Universidad. La buddy movie de la primera entrega deja su lugar a la school movie, con todos sus clichés y motores narrativos (reconociendo fragmentos que bien podrían haber estado en la saga de “Harry Potter”, “High School Musical” ó “Pitch Perfect”-las perdedoras que intentan triunfar en una competencia-) y si bien tiene algunos gags muy efectivos, en otros la sonrisa apenas se asoma. Idealmente para un público infantil que no esté fanatizado con la primera entrega y que se identifique con la búsqueda de reconocimiento y popularidad de los más vulnerables, destaca su mensaje cual moraleja de fábula “lo importante no es ser temible para un monstruo, sino ser aceptable”.
(Anexo de crítica) Supuestamente todo comienza con una gran boda, la que da título al film, pero en realidad “El Gran Casamiento” (USA, 2013) de Justin Zackham, es una película que analiza relaciones sentimentales de un grupo de personas con algunos secretos. La boda es sólo el disparador para que las miserias sean puestas al día. El McGuffin ES el casamiento, pero la relación entre los protagonistas mayores es el motor. Acá hay una joven pareja Alejandro y Missy (Ben Barnes y Amanda Seyfried), que decide casarse. Alejandro es hijo adoptivo de Don (Robert De Niro) y Ellie (Diane Keaton). La pareja está separada hace unos años y Ben ha formado pareja nuevamente con la mejor amiga de Ellie, Bebe (Susan Sarandon). Alejandro decide invitar a su madre biológica, una mujer colombiana ultraconservadora católica (Patricia Rae) quien desconoce la separación de Don y Ellie, por lo que les pide que actúen como matrimonio durante la boda. Desde ese momento el casamiento se desvanece y lo que en otras clásicas comedias románticas que profundizan sobre el estrés y la locura de organizar como posibilidades, acá asistimos a un muestrario de situaciones relacionadas a la “tercera edad”, el Viagra, el sexo oral, las arrugas, el cuerpo en decadencia, los dolores, etc. Por otro lado hay un grupo de jóvenes, los otros hijos de Don y Ellie, Lyla (Katherine Heigl) y Jared (Topher Grace), perdidos por el mundo y complicados con sus vidas. Lyla es una mujer bastante conflictuada y recientemente separada de su novio e inexplicablemente Jared es “casto” (hasta que llega la hermana biológica de Alejandro y... ejem!, mejor no spoilear tanto!). Y aquí la película otra vez atrasa unas décadas, porque si bien arranca con una escena que intenta ser bastante “osada” (Robert De Niro intenta hacerle un cunnilingus-si otra vez esta horrible palabra- a Susan Sarandon mientras Diane Keaton accidentalmente está presente) después intenta imponer valores que ya hace tiempo han dejado de estar presentes no sólo en las películas norteamericanas, sino, principalmente, en la cultura, como la castidad, el matrimonio, la familia, la religión. Con un gran elenco que incluye a David Rasche (el célebre Sledge Hammer) hasta la participación de Robin Williams (haciendo de cura, una vez más), Zackham hace lo que puede, con una puesta en escena lineal y sin artificios, para levantar el ritmo en esta comedia retrógrada y que quizás funcione mejor en una sala teatral. Algunos chistes efectivos, algunas bromas a otras stars de Hollywood (“No te hagas la Jane Fonda”) hacen de “El Gran Casamiento” una oportunidad más para ver el histrionismo de De Niro, Keaton y Sarandon en la pantalla grande, no más que eso.
(anexo de crítica) “Cuando yo te vuelva a ver” (Argentina, 2012) de Rodolfo Durán, protagonizada por Ana María Picchio, Manuel Callau y Malena Solda cuenta la historia de un amor, el de Margarita (Picchio) y Paco (Callau), quienes luego de 30 años se reencuentran. Pero en este volver a ver también aparecen, cuando no, los reproches y entre ambos se genera una vez más una enorme distancia. Margarita y Paco tuvieron en los años setenta del siglo pasado un breve romance, que se vió finalizado por un viaje a España en años conflictivos para nuestra tierra. Margarita se quedó sola y luego tuvo una hija. Salió adelante armándose una coraza y evitando mostrar debilidades y sentimientos. En la actualidad la conocemos viuda y durante el día cuidando a su nieta en el oscuro y triste (como ella) caserón que posee. “Dulce Soy” es el emprendimiento de catering para eventos que tiene con su amiga Ethel (Lanzoni), emprendimiento que fortuitamente la lleva a reencontrarse con Paco (quien vuelve al país para ser el padrino de bodas de un amigo). El reencuentro es la bisagra para contar otra historia, primero asistiremos a la vida de dos personas independientes que siempre se quedaron con el “cómo hubiese sido” y continuaron su camino, tristes, mirando hacia adelante y luego a la de una pasión, 30 años después, con arrugas y anteojos a la que hay que ubicar en algún lugar, y decidir como continuarla, o interrumpirla, una vez más. Con planos simples y cerrados, saltos de eje y poca iluminación la película elige un registro simple para dejar hacer a los actores. Se apoya en el oficio y el carisma de Ana María Picchio, pero se notan algunas deficiencias en el guión, alguna reconstrucción no tan lograda y decidimos, quedarnos sólo con la composición de cada personaje, lo más redondo de un film con altibajos.
Destino marcado Con un premio debajo del brazo (BAFICI 2013 Premio Especial del Jurado-Competencia Internacional-) llega a los cines esta película de caminantes. En este caso, de peregrinos en búsqueda… Una cruzada silenciosa. Extraña. ¿Cuál es el objetivo? El arribo a algún lugar especial.. Tal vez,…Pero no es eso lo que los motiva a seguir. ¿O sí? “Leones” es la ópera prima de Jazmín López, una etérea cosmovisión sobre el ¿“paraíso”?, quizás. Nada es lo que parece aquí, o sí. El título hace referencia a una manada que transita por un verde bosque. Amplio espacio surcado por ríos y naturaleza. Pero, ¿qué buscan? ¿qué hacen ahí? Nadie lo sabe. Ellos tampoco. O eso se percibe. Una pareja que se ama y se desama. Un joven obsesivo con registrar todo en cassettes. Una joven hambrienta. Y alguien que quiere arremeter contra todos sin importarle nada. Porque ser león (alegoría interesante) es ser mucho más que cinco transeúntes rodando por un bosque . Ser león es ser fuerte. Ser el rey. Pero ninguno de los personajes logra consolidar (en apariencia) una posición de poder y control. ¿Podría ser una manada sin líder?. Película de diálogos solemnes y afectados, puestos en las bocas de no los mejores interlocutores, “Leones” deambula entre la publicidad de la naturaleza (implecables travellings circulares y secuencias eternas de Steadycam en la mano de Matias Mesa), la apatía y abulia visual y la narración minimalista, lejos de lo convencional. El encuadre pensado para el abordaje, plagado de silencios eternos y planos abiertos que generan claustrofobia, no invita a una empatía inmediata con el público. O la aceptás en su propuesta y te conectás con lo sensorial, o no va a llegarte su mensaje. Podría decirse que es una película en la que no pasa demasiado hasta que uno de los personajes confirma las suposiciones que se pueden entretejer, en este bosque, en movimiento con muchos indicios. Cual capítulo final de LOST ese deambular en ese espacio/no espacio nunca termina de cerrar. “¿Vos te imaginas como sería esto sin nada?” le pregunta una de las protagonistas, la que intenta llevar adelante todo, con sus limitaciones. La respuesta, es más interna que externa. Y de difícil salida. Sigo pensando en dónde me ubico. Un bosque al que sólo hay que adentrarse si la predisposición es la adecuada, de lo contrario, quizás sea mejor dar un rodeo y evitarlo.
(Anexo de crítica) Mucho tiempo ha pasado desde que en 1969 Stan Lee introdujera en el comic book “Historias de suspenso” (número 39) al dandy excéntrico Tony Stark, alter ego de Iron Man. También ha pasado tiempo desde que Jon Fraveau dirigiera la segunda entrega de la saga del metálico héroe (3 años). Pero lo que no ha pasado es las ganas de ver una vez más a Tony y dilucidar si finalmente la armadura perfecta llega a su vida y con ella el descanso y la normalidad. En esta nueva entrega (en 3D para no ir a contracorriente) , que ya no dirige Fraveau sino Shane Black (con una larga historia como guionista –la primera y segunda entrega de Arma Mortal y El último Boy Scout, por mencionar algunos títulos), la cinta encuentra a Tony Stark reflexionando sobre algunos sucesos acontecidos recientemente. Año 1999, como dicen los españoles “noche vieja” (fin de año), en medio de una fiesta en la que está muy bien acompañado (por una decodificadora de ADN), es abordado por un freak que quiere presentarle un proyecto. Se olvida del mismo y volvemos al presente, un presente en el que los Estados Unidos es amenazado por un extremista conocido como “El Mandarín”. Mientras intenta detener a este líder oscuro (una vez más la otredad viene desde Oriente) debe luchar, cuando no en un héroe de Marvel, contra sus miedos más profundos, que se traducen en “ataques de pánico y ansiedad”. Con la colaboración de un niño podrá recuperarse luego que lo dieran por muerto y desandar el camino hacia poder controlar los destinos de su país en manos del terrorista. Por ahí está Don Cheadle interpretando a “Máquina de guerra”, la hermosa Gwyneth Paltrow (Pepper Potts) y Jon Fraveau haciendo de seguridad personal ahora de Pepper. Pero también está la cultura popular, presente en cada meta referencia que se hace a lo largo de los 128 minutos del filme (“Dowton Abbey”, “Joan Rivers”, por citar sólo dos ejemplos). Reflexiones irónicas pero reales sobre la construcción y creación del otro como enemigo máximo (“lo mejor que puede pasarte es el anonimato, le das a la gente un objetivo y ya está” dice el freak abandonado por Stark en fin de año) y también sobre la personalidad característica de nuestra época y sobre ciertas patologías producto del análisis psicológico (terminologías específicas). El 3D es aprovechado en las escenas de acción y en aquellas secuencias introducidas especialmente, como cuando nieva. El resto de la película está registrado de manera tradicional, sin ningún artificio especial, por lo que tranquilamente se podría prescindir del efecto. Iron Man 3 es la historia de un hombre, un megalómano que sigue buscando algo que aún no sabe qué es pero que sabe que en la perseverancia y el trabajo en equipo todo puede solucionarse. De antología las escenas que muestran la intimidad entre Pepper y Tony (conejo gigante de regalo, para mencionar sólo una). La secuencia de títulos finales que emula una presentación de serie de TV de los años setenta es increíble. Gran relato épico sobre la superficialidad, el heroísmo y la humanidad.
(Anexo de crítica) Es curioso conocer gente y ver que hacen en determinados momentos de sus vidas y relaciones esfuerzos inhumanos por tratar de mantener viva la llama de lo que en algún momento tenían como pasión. Algunas parejas deciden tener un hijo (decisión tomada en conjunto o por alguna de las partes), otras deciden continuar soportando cualquier cosa “por los chicos”, y en algunos casos hacen un viaje. “DE JUEVES A DOMINGO” (Chile, 2012, de Dominga Sotomayor) arranca con ese planteo, una pareja en crisis decide viajar con sus hijos para ver si pueden arreglar sus diferencias. Pero es sabido que por más viaje que uno emprenda, los problemas acompañan y eso es lo que le pasa a la pareja protagónica. Los hijos observan todo desde el asiento de atrás. Acompañan e intentan pasar el rato de la mejor manera con juegos y canciones. El paisaje pasa por los vidrios de las ventanas. Y los problemas se instalan en el vehículo. “De jueves a domingo”, ópera prima de Sotomayor, recupera la nostalgia de otros tiempos y de algo que no volverá a ser en plan road movie. Toda la película invita a rememorar las horas compartidas durante un largo viaje en automóvil. Espacios y situaciones reconocibles y universales (peajes, ruta, parar el viaje para hacer pis, las personas que “hacen dedo”, los sándwiches de ocasión, el sonido del viaje, los ruidos de los camiones y autos pasando a alta velocidad, el inagotable “PAPA CUANTO FALTA”). En este viaje el auto se divide en dos partes. Atrás es el lugar de la fantasía, lo lúdico, la diversión. Adelante es el lugar del problema, de la discusión, la presión, de la mentira. La lectura del filme puede hacerse desde ambas posiciones. La película además recupera la oralidad del relato, tan presente en aquellas travesías de varias horas. Así nos enteramos de la historia del hombre que perdió a su familia en un accidente y desde ese momento vive en la ruta y se alimenta gracias a la solidaridad de la gente, o la historia de la vez que el protagonista de niño se sumergió en aguas profundas del mar y luego de que varias olas lo sacudieran se separó por un momento de su alma. La música destaca momentos clave de la cinta, el fogón es el lugar en el que se recuperan clásicos de la música latinoamericana, y también será disparador de nuevos conflictos maritales por la cercanía de un amigo de la mujer en el espacio. También en la voz de la niña, desde su ingenuidad, se podrá comprender la complejidad de este personaje. Nostalgia por algo que fue y que ya no será. El sexo como mecanismo de retención. La aridez como metáfora del alejamiento de las personas. El auto como nexo de historias. La niñez como lugar de inocencia. Tópicos que hacen de “De jueves a domingo” una gran opción para ir al cine. Otra muestra que el cine chileno goza de muy buena salud. “De Jueves a Domingo” se puede ver hasta el 5 de mayo con un estreno limitado en la Sala Lugones de Centro Cultural San Martín (22 horas) y en la Cinemateca SHA (17 horas).