Llega de la mano del director y guionista Svyatoslav Podgaevsky ("La novia", "La reina de las espadas: Rito negro") este, su cuarto trabajo "La sirena”. La cinta gira en torno a Marina (Victoria Agalakova, "The Bride", la serie de televisión "The Great") quien se encuentra enamorada de Roman (Efim Petrunin, "Walk, Vasya!", "Ghost"), ganador de varias competencias y un excelente nadador. Antes de su boda, Los amigos de Roman le organizan una despedida de soltero en una casa de campo junto al lago. Pero allí ronda una historia secreta y el padre de Roman allí vivió momentos traumáticos. Obviamente, este tendrá una situación muy similar a la de su padre. Algunos personajes que complementan son: Olga (Cecile Plezhe), un amigo Ilya (Nikita Yelenev, Leto, la serie), Lisa Grigorieva / The Mermaid (Sofia Shidlovskaya), entre otros. La historia cuenta con un guión convencional que se relaciona con lo mitológico y resulta atractivo, ofreciendo algunos sustos y toques de horror, clips psicológicos, mucho se explica a través del flashback, hay posesiones, rituales, muy buena la imagen visual, realizada por Anton Zenkovich, va rondando más por la investigación sobre lo oculto y lo esotérico intentando sorprender.
Narra una parte de la vida del dibujante, artista y músico John Callahan (1951-2010) que quedó cuadripléjico después de sufrir un accidente automovilístico a los 21 años, un ser sufrido a quien su madre lo abandonó y mucho lo ayudó Donnie (Jonah Hill) quien le enseñó varias cosas, entre ellas a perdonarse. En esta cinta se describe cómo fue su vida antes del accidente, para ello va y viene en el tiempo, el titulo de la película está relacionada con una caricatura que se ve dentro de la misma, donde están tres vaqueros en el desierto y hay una silla de ruedas vacía y uno de ellos le dice al otro "no te preocupes no va a llegar muy lejos a pie", todo acompañado con un buen toque de humor negro. Va tocando varios temas, como por ejemplo: nos habla de la reconciliación con uno mismo, de la superación, de las segundas oportunidades en la vida, de las relaciones humanas, del amor, de la soledad, del castigo, entre otros, sin caer en el golpe bajo. Aunque algunas escenas se alargan demasiado. Contiene una ambientación muy lograda y una buena dirección de actores, hay que destacar las actuaciones de: Joaquin Phoenix (soberbia actuación, es fascinante verlo), Jonah Hill (una interpretación sensacional), Rooney Mara (logra mucha química con el protagonista), y Jack Black (un papel chico pero matiza). Dentro de los créditos finales se pueden apreciar fotografías de los personajes reales.
En esta oportunidad las escenas contienen menos violencia y sangre, pero aportan más humor y dinamismo. El protagonista Reynolds está grandioso en su papel, continua interactuando con el espectador, un antihéroe de Marvel, para disfrutar, en una comedia negra de acción y fantasía.
Esta es la ópera prima de Gisberg Bermúdez, coproducción venezolana, mexicana y norteamericana, cuenta por un lado el origen del Silbón durante el Siglo XIX y por otra parte son dos historias que se entrelazan, cada una en tiempos distintos, pero en paralelo, en el mismo pueblo rural donde se desarrollan los hechos en una leyenda urbana. Se van mezclando un género fantástico, misterioso, con fantasmas, posesiones, bien tétrica, macabra, se van generando climas, con una atmósfera inquietante, una correcta ambientación, un elenco de desconocidos para nosotros, le da los toques necesarios la música de Nascuy Linares, con la buena fotografía de Gerard Uzcategui y el destacado maquillaje Gustavo González.
Habla sobre la crisis de los cincuenta de una mujer Nathalie Pécheux (Karin Viard), una profesora de literatura, divorciada, que tiene una única hija, Mathilde (Dara Tromboff) de 18 años, es bailarina, muy graciosa y que está de novia. Por otra parte su ex-marido, Jean-Pierre (Thibault de Montalembert) está en pareja con una joven, Isabelle (Marie-Julie Baup) y están atravesando un buen momento. Su mejor amiga Sophie, (Anne Dorval), entre otros personajes está bien. Ella no tarda en estallar sintiendo celos de todo, con toques algo crueles con su entorno, se encuentra pasando un periodo pre-menopáusico, vamos viendo ciertos cambios hormonales como afecta a esta mujer y de qué manera lo toma su entorno. La protagonista francesa Karin Viard, ilumina la pantalla, tiene grandes momentos de mucho lucimiento, resulta un buen pasatiempo, porque recae en ciertos clichés, no aporta demasiado y no es para nada original.
Un film entretenido para los mas chiquitos de la familia, quizás no tanto para los adultos, previsible, simpática, contiene varios gags y está llena de mensajes, como creer en nosotros mismos, que la felicidad esta delante de ti y hay que ser positivo y que en la vida lo que se hace con amor resulta fantástico, entre otros.
San Lorenzo de Almagro tiene 110 años y fue fundado en abril de 1908, creció en Boedo y hoy se ubica en el bajo Flores. Su principal actividad es el fútbol, además de otras disciplinas como: básquet, natación, atletismo, hockey, rugby vóley, etcétera. En abril 1915 llegó el ascenso a Primera División y, al año siguiente, se inauguró el Gasómetro. Era un estadio para 75 mil personas (el estadio más grande en la Argentina), en 1979 lo clausuran porque tenía algunos tablones rotos, fueron sufriendo otras vicisitudes y en 1982 pierde un juicio. Ya dentro de la dictadura militar se lo habían pedido para la autopista, entre otras cosas, lo compra un banco y este lo vendió al supermercado. En unos noventa minutos se cuenta lo que fue el Gasómetro y la lucha para recuperar ese predio. Viendo este documental se entiende la pasión, el amor al club, con un buen material de archivo, interesantes testimonios, donde está la palabra de: algún jugador, hinchas, de los fanáticos (algo que se siente y no se compra), el tango, la poesía, todo tiene que ver con las raíces y el arraigo, tal vez el hincha de San Lorenzo se va a sentir más emocionado (se les va a escapar más de un lagrimón) e identificado, contiene la nostalgia, el fervor, la locura del hincha y en eso están los colores de un equipo que despierta el amor a esa camiseta. Un documental que resulta atractivo y entretenido, un buen trabajo por guionista y director Criscolo quien en 1975 fue la mascota del club de sus amores.
El filme, estuvo en Competencia Argentina en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, es decir BAFICI 2016, dirigido por Darío Mascambroni se filmó en Villa María y está protagonizada por niños de esa ciudad. Algo muy doloroso vive Tomás (Facundo Underwood), salió de la cárcel el asesino de su padre, este chico logra conseguir una pistola a través de su amigo Pichín (Gerardo Pascual), a partir de ese momento carga todo el tiempo en su mochila esta arma (de ahí el título), va viviendo distintos conflictos, por una parte está el severo director de la escuela (Marcelo Arbach) y además debe soportar viendo a su madre triste y sola (Elisa Gagliano). Aquí también hay otros niños que juegan junto a ellos, se divierten paseando por la zona en bicicleta. Contiene una muy buena puesta en escena ante estos jóvenes actores no profesionales, una trama que mantiene al espectador expectante, se sostiene el suspenso, muy bien narrada, se van generando muy buenos climas.
Una historia fuerte que se encuentra bien narrada, bien intimista, el director trabaja cada detalle y plano, con un soberbio trabajo de la actriz Ana Brun que interpreta a Chela, a través de ella vamos disfrutando todo, desde su mirada, sucede al espectador, atrapándolo y logra que este empatice con ella, que se meta en el personaje. Tiene cierto toque humano y social, habla del amor, del deseo, de las pérdidas y del descubrirse en una cinta delicada, donde maneja muy bien la sutileza, se generan climas y atmósferas, las actrices le dan buenos matices a sus personajes, con un toque de humor, psicológico e intimista.
Comienza con un prólogo que data de 1985 y cuenta el encuentro y el amor entre Atlanna (Nicole Kidman, “Corazón borrado”) la reina de Atlantis y Tom Curry (Temuera Morrison, “Linterna verde”) el cuidador de un faro. El fruto de ese amor será Arthur, pero ella para salvar a su familia deberá volver a su lugar de origen. Tom Curry cría solo a su hijo Arthur, que siempre sintió no pertenecer a ese lugar, pasan los años y Arthur es Aquaman (Jason Momoa, “Conan, el bárbaro”), un ser simpático, de gran corazón, pero cuando el mar se enfurece, su misión es mantener la paz entre dos universos bien distintos entre sí. Debe enfrentarse a un gran duelo e ingresa a otros reinos, en una gran lucha entre hermanos con el rey Orm (Patrick Wilson), un villano, la pelea es por el poder, por otra parte está el consejero Vulko (Willem Dafoe), una Princesa de nombre Mera (Amber Heard, “Infierno al volante”) quien es fuerte, motivadora y de espíritu rebelde. Obviamente despertará el amor entre la princesa y Aquaman, juntos tienen grandes momentos y buena química. Se logra combinar acción, aventuras, comedia romántica y ciencia ficción en casi dos horas y media de efectos especiales bien épica con batallas subacuáticas de gran despliegue, largas escenas de peleas bajo el agua que superan su contenido, todo acompañado por una buena banda sonora, en varios pasajes crecerá la tensión, con una gran estética, con buenos contrastes de colores, hay olas de diversión, momentos emocionantes, se encuentra llena de mensajes y de símbolos. En esta entrega los personajes de Nicole Kidman, Willem Dafoe y Patrick Wilson, están desaprovechados quizás en la próxima entrega tengan más participación. Recuerden que hay una escena post-créditos.