La imaginación es el límite Prolífico, creativo y audaz, Mauro Andrizzi ha logrado construirse con cuatro largometrajes en cuatro años un lugar no menor en el circuito de festivales. Más allá de su simpatía personal y de su capacidad para las "public relations", ha llamado la atención con una polémica propuesta como Iraqi Short Films (construido en base a material de propaganda de fundamentalistas islámicos) y En el futuro, que le permitió participar y luego ganar un premio (el Queer Lion) en Venecia. Al Lido volvió (y fue nuevamente galardonado) apenas 12 meses después con Accidentes gloriosos, una película en la que redobla la apuesta ambiciosa y experimental de En el futuro. En este caso, son 9 extrañas historias diseminadas en poco más de una hora de metraje, acompañadas por una omnipresente y grandilocuente narración en off a cargo de Cristina Banegas. Choques de autos (inevitable la referencia a Crash, de David Cronenberg / J.G. Ballard), clubes pornos, rutas nocturnas, parques de diversiones, quirófanos, cartas y dibujos son algunos de los elementos que Andrizzi (con la colaboración del dramaturgo danés Marcus Lindeen) mixtura en una película que bebe de muchas otras fuentes: la pintura, el teatro y, sobre todo, de la literatura. Fantástica, onírica, surreal, Accidentes gloriosos se arriesga con efectos visuales bastante artesanales (no hay prurito aquí en caer en el artificio) para mostrar, por ejemplo, a un hombre volando sobre un zoológico. Más allá de cierta solemnidad, la película consigue por momentos climas visuales y dramáticos subyugantes. Si hay algo que queda claro es que Andrizzi tiene muchas ideas y un nulo prejuicio o miedo al ridículo. Es un artista que se juega, que arriesga y que, en muchos casos, termina ganando.
Surrealismo expresivo Si En el futuro (2010) el hilo conductor es el sexo, en Accidentes gloriosos (2011) se podría decir que su trama gira sobre varios accidentes. De esta manera Mauro Andrizzi, junto al sueco Marcus Lindeen, sumergen al espectador en un mundo surrealista de historias inexplicables que por alguna extraña razón se convierten en atrapantes. Con un formato experimental, los realizadores se permiten trabajar diferentes relatos independientes entre sí pero con un mismo punto de conexión: un accidente que no tiene porque ser lo que propiamente dicho entendemos como tal. Así vemos desfilar a un fotográfo que busca el accidente perfecto, un hombre tras los pasos de un chupapija o un cualquiera que encuentra las cartas de toda una vida. Imágenes sueltas y otras entrelazadas, algunas fotos, un registro mezcla de ficción y documental en el que el diálogo no existe y todo se articula a través de un relato over que lleva adelante la actriz Cristina Banegas, poniéndole voz y alma a cada uno de los personajes, cuyas historias dramáticas combinan el grotesco, lo absurdo y hasta la comedia trágica. Accidentes gloriosos se estrena junto con En el futuro conformando un díptico experimental sobre un cine al que muchas veces no se tiene acceso. Surrealismo puro en su más profunda esencia no apto para quienes buscan las convencionalidades de lo narrativo.
Si bien ambos mediometrajes fueron producidos en distintas épocas -En el Futuro fue filmado en el 2010 y Accidentes Gloriosos, al año siguiente- la proyección en conjunto de los dos ofrece un díptico de amor y muerte, unidos también por una estética y tono general similar. Filmadas en blanco y negro, con cierto aire surrealista y una iluminación expresionista, ambas películas se desarrollan mediante el montaje de planos, por lo general estáticos, que retratan pequeños momentos de historias en apariencia inconexas. También han sido premiadas en las ediciones 67ma y 68va del Festival de Venecia y participado en las 13ra y 14ta del BAFICI, respectivamente...
Creo que fue en un BAFICI (el 2010 si mal no recuerdo), que accidentalmente me topé con "Iraqui Short Films", cinta extraña y atrapante hecha con mucho ingenio por un director (y programador de festivales) con muchas buenas ideas: Mauro Andrizzi. A la distancia, el hombre demostró que tiene una potente percepción para nutrirse del medio y no detenerse ante las barreras naturales que muchos tenemos (es decir, el tipo, es un artista). Desde aquí, hacer una película sobre lo que pasa en Irak, sólo tomando material subido a YouTube por las fuerzas beligerantes en el conflicto, era una propuesta interesante. Así es que los festivales comenzaron a mirarlo con interés, algún apoyo material consiguió (no mucho, dicho sea de paso, aunque si premios, que siempre abren puertas), y Andrizzi siguió su camino, ahora explorando otras áreas de su lado creativo. Lo que se estrena en Buenos Aires en estas horas, son dos trabajos, mediometrajes, juntos, gran oportunidad para acercarse a su obra (son sus opus 3 y 4, la primera fue "Momo"). "En el futuro", se presenta un relato sugerente, onírico, sensual, complejo sobre el amor, la esperanza, la espera... Está pensado como un libro, con cierta estructura clásica (epígrafe, capítulos, historias y cierre) pero la manera en que se presenta el universo que el director crea, es singular, sin dudas. Podríamos decir que de las dos, es la más directa (comparándola con su compañera "Accidentes...") y la más emparentada con estructuras "conocidas", por así decirlo. No vamos a decir que es convencional, pero es intrigante y está muy bien construída. La segunda del programa es "Accidentes gloriosos", más arriesgada (al menos así la sentí), libre, profunda, y onírica. No quiero anticiparles mucho de ella, porque lo rico es que cada uno vea como la captación de un evento determinado (o más de uno, mejor dicho), pueden cobrar distintos significados. En este caso, un choque. Una trama enriquecida por varias historias que se cruzan en escenarios oscuros y un enigma que se va poblando con muchos elementos que, a simple vista, pueden parecer inconexos. Mauro Andrizzi es un artista integral. Hay que pensar estos films (ambos reconocidos internacionalmente), como eso, pequeñas obras de arte, lejos de las convenciones cinematográficas tradicionales... Así que debemos señalar que su visión es necesaria para espectadores ávidos por lo nuevo, lo arriesgado, lo original y dispuestos a ser sorprendidos. Es destacable también el empeño del director por no detenerse ante las limitaciones naturales que trae tener restricciones económicas a la hora de plantear un cronograma de trabajo. En lo personal, me intriga saber que podría hacer este cineasta con presupuestos mayores... Lo espero con gran expectativa (habrá apoyo oficial esta vez para la producción desde el minuto cero?), entretanto los invito a vivir estos dos viajes, en las salas Gaumont y Cosmos a partir de esta semana.
En Accidentes gloriosos las historias giran en torno de choques automovilísticos (acaso bajo la influencia de Crash , de Cronenberg): están más hilvanadas y cuentan con puestas en escena más dinámicas y elaboradas. Cada episodio, volcado hacia lo fantasioso, fue compuesto por Andrizzi en colaboración con Marcus Lindeen. La voz en off de Cristina Banegas -con su increíble ductilidad- se hace cargo de todos los personajes, incluso los masculinos. Es, como lo reconoció Andrizzi, el corazón de la película. Un párrafo aparte para el segmento de El chupapijas: la demostración de que con un agujero en una pared -detrás de la que se escondería un mito urbano de la felación-, un buen texto erótico, una aproximación de cámara y el talento de Banegas se puede lograr una pequeña magia, de las que abundan en esta película.
Avaladas por un exitoso recorrido internacional, llegan a la cartelera porteña dos películas de Mauro Andrizzi, el mismo de Mono (2007) y la más conocida Iraqi Short Films (2008), película armada con imágenes de la guerra en Irak grabadas con celulares. En el futuro está compuesta por nueve historias que a lo largo de casi una hora discurren sobre los vaivenes de la experiencia amorosa, armadas a partir de recuerdos e invenciones. Se trata de un mosaico visual y sonoro que perfila a la memoria como espacio de ficción. Participan actores de reconocida trayectoria en el teatro independiente (Sergio Boris, Luis Machín), y las imágenes, en blanco y negro, tienen una indudable potencia poética y erótica. En Accidentes gloriosos , que también dura cerca de una hora, Andrizzi compartió la dirección con Marcus Lindeen, artista danés que proviene del teatro y al que conoció en el Festival de Copenhagen, cuya programación está decididamente orientada a la experimentación. El film ganó el premio al mejor mediometraje del apartado "Orizzonti" del Festival de Venecia y parte de una idea filosófica: algunos accidentes que ocurren evitan catástrofes mayores. Todos los personajes de la película viven una experiencia de ese tipo. Andrizzi declaró haberse inspirado en un film sobre el tema del norteamericano Steven Soderbergh, pero también es inevitable recordar Crash , la inquietante película del canadiense David Cronemberg, como referencia. La experimentada actriz Cristina Banegas aporta diferentes matices desde la voz en off en una película de aliento literario que cumple con una premisa insoslayable del arte experimental: desafiar al espectador en lugar de subestimarlo.
Doble experimento que no pasa de lo curioso Buena jugada la de Mauro Andrizzi: presentar con el título «Andrizzi x 2» un par de mediometrajes experimentales de estilo y asunto similar, subrayando así su concepto de autor. Lo respaldan una presentación en el Centre Georges Pompidou (esa especie de enorme Lego prepotentemente insertado en el viejo Paris), la reiterada presencia en una paralela de Venecia, y abundantes panegíricos de aquí y allá, según los cuales nos enteramos de «su gran intensidad narrativa», «el uso de metáforas para coquetear con lo existencial», «la inteligente meditación sobre el tiempo», «los espacios despojados, sin límites, filtrados por los colores del pasado del cine en emulación digital, los no colores y textura del registro de un tiempo verbal extinto», etcétera. Por suerte lo explican, porque el infeliz mortal que pagó la entrada simplemente ve una sucesión de relatos solemnes y generalmente aburridos, con largos planos fijos, muy bien fotografiados, eso sí, en una excelente gama de blanco y negro (cuando no está toda la pantalla en negro mientras alguien habla). Hay momentos interesantes, a la manera de un David Lynch, a veces unos detalles de humor o de peculiar erotismo («En el futuro» ganó un Leon Queer en Venecia), por ahí un relato en colores, y también descuelgues tales como hacernos oír la estremecedora carta del capitán Robert Scott a su esposa, pero fragmentada e «intervenida», mientras en la pantalla solo vemos una vieja jugando al billar. En resumen, dos ejercicios experimentales que no pasan de lo curioso, pero tal vez le sirvan al autor para avanzar hacia algún próximo trabajo de mayor peso artístico y dramático. Sentido estético no le falta, ni tampoco equipo: el director de fotografía Emiliano Cativa, al que se suma Mariano Goldgrob, las sonidistas Celeste Palma y Sofia Straface, el editor Vázquez Murillo, el asistente Martín Maisonave. Algo positivo para destacar: esto lo hicieron por amor al arte y con el bolsillo propio (y de una entidad cultural sueca en un caso). El Incaa solo aportó para festivales y presentación al público local.
Extraños espacios de la mente Con "Accidentes gloriosos", Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen parecen querer decir que la mente tiene sus propios y desordenados "espacios", que según como se los ordene pueden despertar una variedad de sensaciones, de acuerdo a la propia historia del que mira el filme. En "Accidentes gloriosos", los directores y guionistas Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen parecen haberse inspirado en la novela "Crash", de James Graham Ballard, de la que también se hizo una película. Pero salvando las distancias, acá poco queda de aquel asfixiante universo que exponía "Crash". Porque "Accidentes gloriosos", es igual que "En el futuro" -comentado en esta página- un filme monocorde, hecho de fragmentos de imágenes deshilvanadas, en las que sus personajes anónimos aparecen y desaparecen, sin una razón precisa. El hilo conductor de esas imágenes, es el relato en off, de unos textos dichos por Cristina Banegas, que hablan tanto del amor furtivo, como de la muerte, de la infancia, de la soledad y del sexo. Entre los personajes más claramente definidos en la trama, se ubican un fotógrafo al que le atrae retratar lo que queda de un auto después de un accidente y hasta incluso, si es posible, con las víctimas "in situ". HIERROS Y REGOCIJO Para el hombre de la cámara esos hierros fundidos, retorcidos, se asemejan a extrañas esculturas que le provocan un cierto regocijo. Más aún, si pudiera seguiríaa con su lente a alguien que viaja plácidamente en su auto hasta que de pronto choca y la vida se modifica de golpe. Con "Accidentes gloriosos", Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen parecen querer decir que la mente tiene sus propios y desordenados "espacios", que según como se los ordene pueden despertar una variedad de sensaciones, de acuerdo a la propia historia del que mira el filme.
Cine experimental, atractivo y revulsivo, dos trabajos no pensados para ser exhibidos juntos pero que se complementan en el mundo creativo de su director. Desde la búsqueda de la felicidad y los fantasmas del pasado en una, los accidentes automovilísticos, su atracción y sus resultados, mezclados con historias perturbadoras. Para los que gustan de los riesgos del cine de autor.
La duda y la falta de certezas como normas Los accidentes son situaciones al azar en los que la realidad interviene al cuerpo. El accidente puede ser buscado, esperado, deseado, poseído o puede ser una incidencia brutal de la naturaleza o los artefactos. Pero siempre el cuerpo es intervenido por esa instancia y marcado de un modo que muchas veces es imposible olvidar. Andrizzi construye, con la voz irreprochable de Cristina Banegas, quien hilvana relatos antojadizos, una historia de accidentes, cuerpos y miradas. La mirada perversa del fotógrafo que no puede evitar desear llegar al lugar del accidente antes que nadie, la mirada de los miles de ojos que miran desde lo oculto, la mirada del ojo de Buñuel que en esta ocasión no es cortado con la navaja sino que mira y mira sin cesar. Recuperando cierta tradición surrealista y por momentos descontrolado en una libertad sin anclajes narrativos, el realizador asume un recorrido que apenas deja algunas ideas claras y muchas cuestiones por resolver. Tal vez demasiadas como para promover la (re)construcción a cargo del público. Que no busque el espectador un relato organizado en Accidentes gloriosos: si lo hace, sólo podrá decepcionarse. Es una película hecha de a trazos, que entrama líneas de encuentros en palabras, en planos, en algunos huecos misteriosos y provocadores, tras algunas marcas cinéfilas (el plano con el que abre la película insuperablemente propio de un policial negro o los ojos que rememoran a El perro andaluz, entre otros). Podría decirse que la película es cine experimental. Pero estrictamente no pertenece a ese universo. Accidentes gloriosos se inscribe en una tradición que tiene muchos años en la cinematografía mundial. Andrizzi asume riesgos y en su búsqueda tiene hallazgos importantes y no siempre logra generar en el espectador la inquietud y el cuestionamiento que busca. Por momentos atrae y por momentos se reitera y languidece. Lo que importa es la apertura a la duda y a la incerteza que le propone al espectador. El que busque una película que le explique todo, es mejor que busque en otra parte.
En dos películas recientes Andrizzi intenta encontrar un camino alternativo para el cine con vocación narrativa En el futuro, una inteligente meditación sobre el tiempo, y en especial sobre el carácter imprevisible del futuro, se llevó el León Gay 2010 a la mejor película de temática homosexual en el último Festival de Venecia, premio legítimo, aunque no refleja la totalidad de sus virtudes. Un par de besos entre hombres y un relato explícito sobre dos hombres, quienes alguna vez fueron heterosexuales y rivales por desear a la misma mujer, y mucho tiempo después constituyeron una pareja, dista mucho de definir las intenciones del realizador. Como sucedía en su heterodoxo documental Iraqi Short Films, Andrizzi, ahora, con un film de ficción, vuelve a urdir su relato a través de fragmentos: un espectro recuerda su hogar, una mujer relata cómo descubrió la vida paralela de su difunto esposo, una pareja discute sobre la participación secreta de uno de ellos en varias películas porno, un joven comparte su experiencia con una prostituta signada misteriosamente por El libro del desasosiego de Fernando Pessoa, entre otras historias. El tono es siempre intimista y cada tanto, entre un relato y otro, en el que predominan planos fijos, Andrizzi intercala secuencias de una intensidad sorprendente y de una belleza incuestionable, como la colección de besos que abre el film, la subjetiva de un gato, el movimiento de un abanico, y un plano generalísimo de una ciudad atravesada por un relámpago. Se podría decir que el film interpela desde el futuro, como si la película fuera una huella del porvenir. Sin embargo, Andrizzi parece haber conseguido alcanza lo que viene buscando en Accidentes gloriosos. En menos de una hora, Andrizzi y Lindeen sugieren una línea novedosa para el cine con vocación narrativa. Ya en En el futuro Andrizzi ensayaba una modalidad de relato en la que sus personajes contaban la película (un mosaico de historias sin conexión entre sí) y parecían ofrecer un testimonio de sus propias vidas. Esa zona indiscernible entre documental y ficción es aquí superada por un sistema narrativo similar más depurado en el que se preserva la fotografía en blanco y negro y un conjunto de historias autónomas, y en donde se repite una meditación filosófica discreta acerca del accidente como categoría existencial. Si bien los accidentes automovilísticos tienen cierto protagonismo, Accidentes gloriosos no es Crash, aunque la perversión de Cronenberg merodea en algunos pasajes. Un lentísimo travelling hacia adelante que culmina en un agujero con connotaciones eróticas resulta sublime cuando la voz en off omnipresente en todo el film le añade un cuento en el que una felatio consigue elevarse a una dimensión sublime. Las historias siempre están atravesadas por el acaso: una pareja a punto de estrellarse con su auto, unas cartas de amor encontradas por alguien, una sesión espiritista, los efectos de un trasplante en un pintor, un fotógrafo obsesionado con los choques automovilísticos pues allí el metal, la chapa, los líquidos sintéticos, la carne y la sangre devienen en obra de arte. En un pasaje bellísimo un hombre vuela por Buenos Aires y sus recuerdos no dejan de fluir por su memoria, entre ellos sus visitas al zoológico de la ciudad, cuyos animales tienen una aparición gloriosa. Andrizzi y Lindeen pueden transformar una mesa de billar en un escenario casi metafísico que sintetiza el azar y la voluntad. Cierta obsesión por nuestra condición óptica es recurrente: los lunares de una víbora son miles de ojos y en el hueco de un árbol pueden habitar varias miradas (¿un homenaje a Metrópolis?). La música de Hans Appelqvist es un exquisito aporte atmosférico para este film con momentos notables.