La serie de películas de Barbie ha llenado, como sus juguetes y otros productos del merchandising de la bonda, los bolsillos de sus creadores, Mattel Entertainment. Desde ya, han utilizado el CG como estandarte (muchas de ellas), para hacer films con relativa frecuencia, estrenarlos en canales infantiles y lanzarlos en dvd/br poco tiempo después. ¿Qué ofrecen? Historias blandas, sin mayor sentido que la excusa para ver a un personaje femenino de belleza "americana" (de hecho es un ícono mundial) desfilar con vestiditos cortos de colores rosa y violeta en algún tipo de aventura básica. Eso sucedió en muchos casos. Más de los que puedan imaginar. Pero deben haber funcionado comercialmente, porque de otra manera no se explica lo aburrido y monótono que puede ser su visionado. Cuesta pensar en este personaje en sala, teniendo en cuenta que no es un ámbito donde luzca demasiado. De la historia, mucho no se puede decir. Si, anticipamos que Barbie (que aquí es Kara) es una simpática niña que ha sufrido un encuentro con una mariposa extraña. Dicho evento le ha proporcionado superpoderes (si, un mix que suena a SpiderMan lisa y llanamente, cosa que sucede también porque su director participó en una de las de Sam Raimi) que utliza para combatir el crimen. Claro que para que la historia se complique un poco, aparece un alter ego opuesto, para complicarle la vida a nuestra blonda heroina. Hay mucho colorido, una animación que podría haberse trabajado más (pero si así funciona, por qué pensar en cambiarla?) y nada más. Sí, está Barbie y puede convocar a las peques de la familia. También incluso, pueden pasar un rato divertida, como si estuvieran frente a la tevé. Pero nada más. Ezekiel Norton (el hombre detrás de las cámaras) hace lo que puede, y puede poco, para dotar de intensidad y atractivo a un film que evidencia una carencia de carácter y ritmo notable. Ni con los cuadros musicales evitás el cabeceo. Me atrevo a decir que para llegar al final de "Barbie in Princess Power" hay que ser un fan incondicional. Para ellos exclusivamente es esta peli y deben entenderlo así. No, cine no parece ser (no todo lo que se proyecta en una pantalla grande es cine). Si quizás un dvd prolijito proyectado en sala para que disfruten las chicas que quieren volverse personajes como Barbie. Regular, y menos también para el resto del mundo.
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Mejor, en la tele. Lo inverosímil de la trama y los diálogos, y la animación esquemática atentan contra un mínimo disfrute, de este filme, original para la TV. Pensada para y estrenada en la televisión estadounidense, Barbie: Súper Princesa es una TV movie, que en la Argentina se conoce hoy en 129 pantallas de cine. Las muñecas de Mattel han saltado a la animación en distintas ocasiones, pero ésta es decididamente inconsistente. No sólo porque el nivel de las situaciones que plantea a los chicos, y el de los diálogos parecen tratar a los menores como niños de escasa inteligencia, sino porque su mensaje paupérrimo. Kara -nunca se la menciona como una Barbie, esto es: salvo en los créditos, la palabra Barbie no aparece en toda la proyección-descubre, luego de ser besada (en un cachete, eh) por una mariposa, que tiene superpoderes. Entonces, la princesa que vive con papá rey, mamá reina, dos hermanitas y una prima se convierte -antifaz mediante y vestido ultra fashion- en Súper Princesa, para resolver todo tipo de atropellos en el reino. Pero como la primita -que no es rubia como ella- es algo así como mala -pero no tanto- y envidiosa, consigue los mismos poderes y trata de hacerle sombra. Imposible hacerle eso a alguien tan flaquita. El malo de turno -el Barón Von Ravendale: raven es cuervo- es como el Jafar de Aladdin (en vez de lorito tiene un sapito), en el sentido de que quiere aprovechar la primera oportunidad que aparezca para acceder al trono. Tiene un argumento de peso: asegura que un abuelo perdió el reino jugando a piedra, papel o tijera. Lo hace sin mirar a cámara, pero hablando en voz alta, un recurso que idiotiza más aún, y sin sonrojarse. El creó la poción que terminó convirtiendo a la oruguita en mariposa extra power, así que mejor que se la banque. La animación es limitada, o tal vez sea adrede, porque los personajes se mueven con la escasa flexibilidad que tienen las muñecas “de verdad”. Para aquellos injustos y arbitrarios que denostan a Tinker Bell y sus películas, no saben lo que se están perdiendo.
Débiles poderes. En esta ocasión, Barbie "interpreta" una vez más a una princesa que se debate entre las obligaciones protocolares del reino y sus sueños. La actriz-juguete animado se llama Kara, pero también Súper Sparkle, porque esta nueva entrega es de superheroína (gracias a un beso de mariposa mágica). También hay un varón-barón malo y una prima con la que Barbie no se lleva bien. Hay enseñanzas básicas, algunas canciones, intentos de humor y mucho color saturado. Con respecto a la Barbie modelo 2014 (Barbie y la puerta secreta), Barbie Súper Princesa es un paso adelante: la animación es más fluida y la narrativa es menos desarticulada, incluso hay más variedad de ángulos en los encuadres. Pero para que estos productos en serie tengan una jerarquía y una inventiva propiamente cinematográficas todavía falta un buen trecho.v
Barbie que vuela, la única novedad Contando las que salieron directo en video, y las pocas que alcanzaron a verse en cines, ésta es la 31ª película de Barbie. Sale en cines, quizá porque hace de "super princesa" con superpoderes. Pero la animación sigue los cánones tradicionales, que parecieran regirse por un programa viejo, tieso. Comparada con las "Tinkerbell" pasa vergüenza. El director de animación, Larry Anderson, ya lleva 19 películas haciendo lo mismo, y así puede seguir hasta que se jubile y sea reemplazado por otro que hará lo mismo. La principal productora, Shelley Dvi-Vardhana, ya lleva cinco años y ocho películas sin exigencias. Y el director, Zeke Norton, hizo las tres últimas y podría hacer otras tres, o más, sin que lleguemos a ver la diferencia. Perdón, ahora hay una diferencia. Barbie vuela. Es gracioso cómo descubre que puede vencer la ley de gravedad y empieza a manejar su cuerpo sin darse la cabeza contra los árboles o las paredes. Hay otras partes graciosas, y varios personajes simpáticos. Por ejemplo, las dos amigas científicas siempre tuneadas de algo, o los gestos en pose de la princesa cuando le sacan una foto en medio de un acto heroico. La historia es sencilla: hay un malo que pretende apoderarse del trono, una fórmula secreta difícil de hacer, un gusanito que se vuelve mariposa contagiosa, padres demasiado protectores, hermanitas y animalitos mal dibujados, la Barbie que se convierte en Super Diamante, una envidiosa que se convierte en El Diamante Oscuro, mucha gente agradecida por los salvatajes de la superchica, y una moraleja contra la gente odiosa. No mucho más. Las nenas pueden dejar a sus padres afuera, y pasar a buscarlos a la salida, o dejar que duerman en la butaca de al lado, siempre que no molesten.
Para las nenas fanáticas de la muñeca y sus aventuras. Ahora Barbie se transforma en una heroína con superpoderes, mientras su prima, en su enemiga, hasta que se dan cuenta que tienen que derrotar a un verdadero peligro. Ya tiene su público cautivo, por eso, siempre PUEDE ANDAR
Sí, ya sabemos: muchas nenas van a querer verla en cine aunque casi en seguida va a ir a parar al video. En fin, es como es. De todos modos, este escriba ve estos films pensando que quizás hay algo bueno, alguna idea cinematográfica, un ejercicio de libertad de los realizadores. Pero no: la animación es flojísima, la historia de Barbie volviéndose superheroína es un poco tosca y el conflicto, nulo. Conmigo no, Barbie.
Que el mundo y la sociedad han cambiado mucho desde la década del ‘60 para acá es una verdad de Perogrullo, pero sirve como contexto para preguntarse por la falta de evolución de algunos personajes históricos más allá de la máscara exterior. La muñeca Barbie puede haber tenido una significancia muy diferente en la época en la cual fue creada. En la década del ‘60 seguía la estética de Jackie Kennedy, Marilyn Monroe y otras figuras icónicas. Claramente su tema era la moda. Hoy hay una buena parte de la sociedad intentando dar respuestas a lo que el juguete representa, y mientras tanto la nena de la empresa de juguetes Mattel tiene una franquicia millonaria, programa de tv propio y hasta películas que a veces no protagoniza con su nombre de fábrica. Algunas “actitudes” de la franquicia han sido cuestionadas e incluso combatidas. En especial en temas como la sobredimensión de la belleza femenina transformándola en objetivo obsesivo por parte de las nuevas generaciones de niñas, en muchos casos alentadas por sus propios padres. "Ser linda" se impuso a "ser" simplemente, respetando a rajatabla todas las tendencias de la moda impartidas desde revistas y programas cuyo contenido, lejos de colaborar en darle a la niña-adolescente-mujer el lugar que tiene que ocupar, la coloca en una posición de competencia vana por lograr ciertos cánones de belleza, status social, posición económica, etc. Da para largo el debate y la verdad es que uno debe poder aislar su ideología (como ejercicio de objetividad) para no teñir (aún más) la subjetividad con la cual se puede analizar una obra. “Que suerte pa’ la desgracia” cerraba el gran Pepe Biondi algunos de sus cortos televisivos, me tocó por segunda vez consecutiva decir algo sobre la nueva entrega de esta (saga no, es mucho) digamos serie: “Barbie:Super Princesa”. Lara (Barbie) está paveando con un aparato que la ayuda a volar. No sirve para nada esta secuencia, más que para intentar una dosis de humor o empatía y para que todo termine con ella colgada de un árbol mientras sus padres, lejos de mandarla siquiera a “su cuarto en penitencia” por todo el quilombo que hizo, le dicen que se cuide pues debe prepararse para la gran fiesta súper guachi-guau de alguna familia de sangre azul y… bla bla. Las dos hermanas de Lara andan y la siguen a donde vaya en sendas motonetas, con una fidelidad que ni los muchachos de la “12” tienen. La primita anda medio envidiosa. Guarda con ella. Mientras todo esto ocurre, alguien que habita en el palacio quiere hacer una fórmula química para HTYUDNSJK, y con eso KTRSFGUJÑÑÑOVTUKMA, y así ser el nuevo rey del lugar. Créame que fui más claro que la explicación del guión. La cuestión es que parte de ese experimento le cae a un gusano, éste se transforma en mariposa técnicolor (gracias Fito) y va a darle un beso a Lara para transformarla en una chica con súper poderes. Lo que faltaba. Ahora la nena anda volando por ahí haciendo más lío para arreglar líos. La sigue Ken, más estúpido que nunca. El famoso novio de Barbie está disfrazado de periodista y viene a ser una especie de “Luisa Lane” masculino de esta súper chica. Cinematográficamente hay una escasísima construcción de personajes, nada de lo que hace nadie está debidamente justificado, atento a que probablemente los responsables del guión dan por entendido que todo el mundo sabe quién es quién aquí. Por ejemplo, sabemos lo que hace el “villano”, pero no sabemos por qué, con lo cual todo está superficial y caprichosamente armado. Ni siquiera los diálogos sirven para profundizar nada. Lo único coherente es que Barbie (o Lara) sigue siendo la misma desde su creación hasta hoy. Por tratarse de un producto de animación, extraña ver que los personajes tienen apenas un poquito más de movilidad que las estatuas de la Isla de Pascua. En los tiempos que corren podría atribuirse a una cuestión presupuestaria, pero como a Mattel si algo le sobra es guita, sólo queda la opción más cercana a la realidad: hay displicencia y pocas ganas en esta producción. Deseos de facturar. Un combo de local de comidas rápidas en donde el sabor está lejos de la calidad.