Una sorpresiva y drástica decisión termina por afectar a la protagonista de una manera en la que siquiera ella podría imaginar los daños colaterales y el tiempo que le llevará superar y transformarse sin su pareja.
Catarsis hecha cine. Corte es una película dramática argentina dirigida por la realizadora Guadalupe Yepes y protagonizada por Gilda Scarpeta, Alejandro Catalán, Luis Machín y Cristina Banegas. Este proyecto toma una impronta muy personal que se relaciona con su directora, ya que la historia que nos quiere contar habla de una abrupta y dolorosa separación que le tocó vivir en carne propia. La idea de este sentido relato comenzó a gestarse en el 2018, en primera instancia pensada para una obra teatral, pero finalmente se decidió ir por el camino cinematográfico y siempre poniendo mucho hincapié en los sentimientos y conductas humanas. Vanesa (Gilda Scarpeta) y Joaco (Alejandro Catalán) son una pareja estable y que viven juntos hace un tiempo. Un día Vanesa descubre que Joaco miente y le es infiel. Su mundo se desarma y decide echarlo de la casa que compartían. Pero el vínculo no se podrá deshacer tan fácilmente: ambos escriben el guion de una película y por esta razón deciden ser amigos. Luego vendrán los reproches, la ira, el enojo y la desilusión que no les permitirá estar tranquilos, ni mucho menos en paz. Será su historia de amor y desamor la principal inspiración para la realización de un cortometraje que, a su vez, les ayudará a atravesar una etapa de dolor, pero también de renacer. El relato está contado todo el tiempo desde el punto de vista de la protagonista, Vanesa, una mujer angustiada y triste debido a la situación que le toca vivir. En cambio, Joaco, su expareja, toma otra postura a pesar de ser el culpable de la ruptura debido a su infidelidad, y vive enojado e insoportable. Será está diferencia en conductas y caracteres lo que nos llevará a pensar que esta pareja estaba destinada al fracaso y que sólo los unía la atracción física o intelectual (ambos son escritores). La película debe su titulo a dos cuestiones puntuales: una al relacionado al final de la pareja protagonista y la otra a que es una película con escenas sin cortes, filmada en planos secuencias, con tomas de doce minutos, llegando así a los 74 minutos de duración. Corte también se traduce como un acto reflejo. Mientras la directora Guadalupe Yepes iba rodando su película, aún no se podía desvincular de su expareja, y es entonces que la recreación de la separación de los protagonistas, con sus crisis y dilemas, fue a su vez un espejo de su propia realidad. El recurso del cine dentro del cine, en el papel de Vanesa, una guionista de cine, es un muy buen punto de partida para esta historia que tiene mucho de autobiográfica. El filme resulta una experiencia donde muchos espectadores se sentirán identificados. Es una película pequeña pero esclarecedora. Vanesa y Joaco pueden ser como cualquier pareja normal que un día por diferentes motivos sufre una gran desilusión. La empatía será casi inmediata y nos llevará a preguntarnos: ¿quién no sufrió por un corte en el amor?
Corte es la crónica de una ruptura amorosa. Narra un final en fade out de una relación que está evidentemente agotada, aún cuando haya una de las partes que no termine de aceptarlo. En la historia de la película van asomando todos los tópicos de este tipo de situaciones -los reproches, la tensión, los intentos fallidos de recomponer, las negaciones, los engaños- como parte de una trama que suma distintas capas narrativas que giran en torno a un mismo argumento: al tiempo que debe decidir si sigue trabajando en el guion para un largometraje justamente con el hombre del que se está separando (Alejandro Catalán), la protagonista (Gilda Scarpetta) intenta producir un corto en el que desea reflejar los sinsabores de esa misma crisis. La directora del film, Guadalupe Yepes, ha revelado que fue un suceso personal muy doloroso para ella el que la impulsó a llevar adelante el proyecto. La estructura de mamushka que eligió para el relato le agrega un condimento distinto a un disparador que suele ser rutinario en el cine. Lo mismo ocurre, por fortuna, con algunas pinceladas de humor que aparecen imprevistamente y funcionan como anticuerpos contra la solemnidad. Son buenos los desempeños de los dos protagonistas y también funciona eficazmente la música de Christian Basso (experimentado músico que colaboró con Charly García y fue parte de La Portuaria), utilizada con buen criterio para generar climas sin apelar nunca al subrayado.
Crónica de una ruptura amorosa Con producción de Patricio Quevedo, y escrita por la directora Guadalupe Yepes junto a Vanessa Robbiano, Corte es un drama romántico que llega esta semana a las salas. La crisis de pareja entre Vanesa y Joaco, luego que ella descubriera la infidelidad de él, se torna compleja, en tanto se mantienen compartiendo el espacio de vivienda en tren de colaboración artística mutua. Pronto la situación se vuelve incontrolable para ambos y el enfrentamiento pleno de reproches y enojos muestra la infelicidad de los protagonistas. La historia es una sucesión de desprendimiento de nervios de ida y vuelta en el marco de encierro que se les impone indirectamente. La incomodidad y el pasaje de cambio de emociones desde el agrado hasta el lugar contrario y más oscuro es un gran trabajo y logro desde la dirección, en el planteo de un relato revelado por capas. Las cuestiones técnicas acompañan con relevancia a un film digno de ser apreciado, en la reunión de diálogos e imágenes que se pretenden cercanas a un conflicto real. Los protagonistas Gilda Scarpetta, Alejandro Catalán, Luis Machín y Cristina Banegas, acompañan el planteo y la definición de intención en Corte.
Una pareja moderna, sofisticada frente a una separación. Los dos pertenecen al mundo del cine, trabajan juntos, tienen reconocimientos. Pero cuando él le es infiel, ella lo hecha de su casa. Entre el enojo y el incumplimiento de un pacto moral que parece existir solo para ella, el despliega una argumentación que pretende hacerla culpable, y la enreda en un arreglo que aceptan fácilmente. Seguir trabajando juntos. Ella decide comenzar un cortometraje contando su separación, no lo sabe pero en ese trabajo construye un espejo donde podrá reflejar lo que verdaderamente le pasa. Donde podrá entender, dialogo con terapeuta, experta en constelaciones y charlas con amigas mediante, lo difícil de un adiós. Todo está ahí, las idas y vueltas, los tiempos diferentes, los dolores desencontrados, la dimensión del desenamoramiento, los tiempos de duelo. En el guión de la directora Guadalupe Yepes, que escribió con Vanessa Robbiano, esta la radiografía de las decisiones importantes con el barullo de miedos e inseguridades. La realizadora, con una protagonista perfecta como Gilda Scarpetta, crea los climas tensos y melancólicos que conmueven y hasta hacen sonreír. Bien Alejandro Catalán y los lujos de Cristina Banegas y Luis Machin.
Vanesa y Joaco se han separado. Él le ha sido infiel y ella le ha revisado los chats privados de él. Entre reclamos y discusiones, ambos deciden que a pesar de todo seguirán adelante con el proyecto de escribir una película. En ese aspecto, ambos se necesitan. Pero las cosas se mantienen tensas. Vanesa comienza a plasmar en un cortometraje lo vivido en su pareja, lo que la ayuda a atravesar la ira y la depresión de la separación. La película es cine dentro del cine y a la vez la historia de una pareja que es contada a través de una ficción que es también el centro de este largometraje. Largos planos para narrar completas cada una de la escenas no tienen justificación alguna. Los diálogos no son ni profundos, ni divertidos, ni interesantes. Las visitas a terapia de Vanesa son un show de lugares comunes que dan vergüenza. Es posible que ese sea el universo de los personajes. Hablando todo y confiando en un terapeuta idiota. El cierre de aprendizaje y felicidad, de catarsis completa, es tan forzado y obvio que solo puede ser motivo de alegría para la protagonista. Y, si todo es tan obvio como parece, también lo es para la directora.
La génesis desde este proyecto nace de lo puramente autorreferencial. Una historia personal a través de la cual Guadalupe Yepes, indaga en terrenos de ficción. Un proceso personal, tan interno y visceral, que se convierte en la síntesis de una obra fílmica, cuando crisis se escribe con mayúsculas. A la hora de canalizar el dulce caos, es natural del artista recurrir a las herramientas que tiene a mano: la escritura, la narración y la dirección son tres áreas en donde Guadalupe encuentra fértil terreno de exploración. En esta oportunidad, labores de guion, realización y producción nos hablan de una tarea múltiple por parte de la autora. Tres actos son anunciados en idéntica cantidad de encuentros que mantiene la (ex) pareja en la piel de Gilda Scarpetta y Alejandro Catalán, dos intérpretes de fuerte estirpe teatral; y es así como se nos induce en una historia que transita las distintas etapas de duelo -cinco en total- para ambos. El cine dentro del cine funciona aquí como gran ensayo, guion en bruto y gancho inagotable para estos seres atrapados en un círculo viciado. “Corte” es una experiencia narrada en tiempo real, en donde el ritmo emocional se acompasa al lenguaje audiovisual -notable elección estética en paleta de colores, movimientos de cámara- engrandeciéndose con la participación especial de los consagrados intérpretes Cristina Banegas y Luis Machín (la voz del psicoanálisis que busca comprender las neurosis). El descubrimiento de una infidelidad, la separación, la continuación del vínculo en otros términos y la contradicción entre dos deseos contrapuestos, fraccionan en instancias a la propuesta. El dilema vincular se presta al siempre bienvenido juego metatextual: observamos a una mujer dentro de su objeto retratado, sorteando los traumas propios del trance, rumbo a una superadora transformación. El vocablo del título se inscribe como necesidad impostergable remite a la drástica decisión a tomar sobre un síntoma que se repite, y reincide en el regreso a los mismos ciclos enfermizos. El daño que se alimenta, el modo incesante que lleva a transitar idénticos lugares oscuros, melancólicos… “Corte” adquiere forma y fondo. Yepes aborda el acto de transformación de sus criaturas, cuestionando posturas y decisiones, lo hace acercándose en primerísimo plano. El final del amor suele indicar que la horma no era digna de propios zapatos; el montaje sabrá compaginar los motivos acumulados de malos entendidos. Sanar para no volver a repetirnos.
Un drama sobre las relaciones de pareja de Guadalupe Yepes El film es un relato acerca de las distintas posibilidades que se pueden lograr para contar un mismo argumento y así encontrar matices que expresen la emoción de los encuentros y desencuentros en una relación sentimental. Vanesa (Gilda Scarpetta) y Joaco (Alejandro Catalán) son una pareja que está pasando por una ruptura dada por una infidelidad. Sin embargo, aún tienen proyectos que los mantienen relacionados. Por un lado, la escritura de una película y por el otro, el de un cortometraje. Este último será el que plantee lo que ha sucedido con la pareja. A partir de ahí, la relación de ambos se presenta nuevamente con los cual terminan más próximos de lo que esperaban, al mostrar el proceso creativo de la escritura. Todo ello, los hará replantearse el vínculo. Resulta interesante que el relato se centre en un encuentro de pareja, en este caso de una situación posterior a una separación, replanteada de diversas maneras. La ficción del cortometraje permite mezclar el contenido del cortometraje y el proceso creativo en una comunicación constante. Si bien resulta atractivo este procedimiento, tiene algunos aspectos que no potencializan el ritmo de las conversaciones y los giros de cada nueva situación, sobre todo en lo relacionado a la intensidad de cada nuevo encuentro. El diálogo es el elemento central que lleva a la historia del pasado de cada uno de los protagonistas, y los motivos de la separación. No obstante, hay una tendencia a dejar muy claro la situación de lo que ha sucedido y los conflictos sentimentales que podrían sobredimensionar el drama de los personajes. Las decisiones estéticas en cuanto al estilo visual contribuyen a la intensidad del drama. Sobre todo, al estar concentrados en cada nuevo encuentro de la pareja. Sin embargo, el uso del plano fijo y el zoom implican un tratamiento muy relacionado a lo teatral. Finalmente, Corte (2022) es una historia centrada en dos personajes con su vínculo sentimental, que logra puntos altivos en varias situaciones, y así se convierte en un relato sobre la interacción de una pareja.