El capitán de Marines Brad Paxton, vive con Kate, su esposa arqueóloga y una hija en la ciudad de Nueva York. Aun hoy sufre las secuelas de su tiempo en combate. Kate viaja a Marruecos para una misión arqueológica, donde conoce al arqueólogo franco-argelino Jean Rashidi. Cuando Kate y su equipo conducen para encontrar una ciudad antigua escondida bajo el desierto, cruzan inadvertidamente la frontera de Argelia. Los insurgentes locales llegan y secuestran a Kate, Jean y el marroquí Amir Jadid. La película jamás encuentra el tono entre el film de acción, la narración tensa del thriller político y el drama. Ni los actores, ni el guión, ni el trabajo de dirección están a la altura de las posibilidades y finalmente todo se reduce a un film de segunda categoría que no logra dar con el tono y va perdiendo interés a cada paso. Estreno tardío y sin gracia, parte de la excesiva oferta de títulos de la actualidad.
El rescate: El día de la redención es un film que nos relata la historia de un marine estadounidense que sufre el secuestro de su esposa en Argelia, por lo que debe salir hacia su rescate mientras sufre estrés post traumático debido a una misión casi suicida en Siria. Vamos a la realidad, la película en su premisa es bastante correcta, aunque para ir adelantando, cae en los chichés de este tipo de films, el supuesto patriotismo, la caricatura de los terroristas, sumado a una historia desarrollada de forma superficial. La historia arranca bastante bien aunque no ofrezca algo nuevo, el protagonista vuelve a casa luego de una misión y empieza a sentir problemas en su cabeza por lo que sucedió antes de su regreso. En ese momento las cosas llegan a seguir su curso de igual manera, su esposa tiene la oportunidad de encabezar una expedición a Marruecos, y a pesas de que su pareja lidia con sus propios problema, alienta para que ella cumpla con su trabajo. El viaje ocurre de forma adecuada, hasta que “accidentalmente” cruzan la frontera hacia Argelia, dónde todos los asistentes de la expedición son secuestrados. El marine se entera, y obviamente va hacia esos lados a tratar de encontrar una solución, que siempre será volver a las armas. Luego de eso, que está muy bien presentado, se desarrolla todo de forma demasiado vaga, el protagonista al parecer era un experto en todo , que lo conocían todos y por dicho motivo , tenía todo el poder para llevar a cabo el rescate por si solo. El secuestro fue una trampa pero nunca se sabe porque fue así, ni si quiera se sabe cuál es la motivación de los terroristas, mostrado como unos seres brutos que actúan por puro impulso , que para algunas cosas son unos novatos, y para otras, pueden contra cualquier inteligencia. No hay obligación de pedir verosimilitud cuando el trayecto está bien narrado, pero el film termina yendo por lo fácil, cuando en un principio venía muy bien encaminado. En cuanto a las actuaciones , Gary Douran está bastante bien, aunque en el guión no llegan a definir que tipo de soldado es, y sus problemas de estrés post trauma quedan perdido en algunos flashbacks que no encuentra resolución. El resto es más que una caricatura, por no mencionar a Andy García, quien parece que cobró cheque para filmar todas sus escenas en un par de horas. Podemos notar también la falta de presupuesto, si bien a veces se las pueden ingeniar para que el film no resulte dañado por este motivo, se nota la ausencia de locaciones donde se lleva a cabo la acción, hasta quizá la falta de extras, dónde los enemigos parecen ser no más de ocho o diez personas, pero luego van sumando a otros para poder mantener una duración razonable de acción y disparos. El rescate: el día de la redención es una película que lamentablemente no funciona, arranca bien a pesar de no contar con una premisa original pero luego cae en clichés y vacíos argumentales que no tienen solución. Se trata de uno de esos filmes, que sin ser un total desastre, en otra época habría caído directamente a vídeo, o en la época actual, derechito al streaming. Calificación 4.5/10
A comienzos del siglo 21 cuando surgió la serie CSI del productor Jerry Bruckheimer, Gary Dourdan sobresalió como una de las grandes promesas del reparto. Un buen actor carismático que daba la impresión en ese momento que tenía el potencial para construir una carrera cinematográfica en producciones populares de Hollywood. Eso nunca sucedió debido a su adicción a las drogas, que sumado a causas de violencia de género contra su pareja, lo desterraron prácticamente del mundo del espectáculo en Estados Unidos. Dourdan terminó arruinado financieramente e intentó sobrevivir en los últimos años con papeles menores en filmes marginales. Este año finalmente obtuvo un rol protagónico en esta película de acción que consiguió distribución internacional en los cines y representaba su regreso profesional. El título original, Día de redención, era una referencia al caos que atravesó en su vida personal. Lo cierto es que el actor tendrá que esperar otra oportunidad porque El rescate es una de las peores películas de acción que se estrenaron este año. Más allá de un guión mediocre que atrasa culturalmente 40 años, como mínimo, la dirección del realizador de Marruecos, Hicham Haji es un desastre. Un sujeto que no tiene ningún sentido de la narrativa, de manejo del suspenso y mucho menos de la realización de secuencias de acción. Las escenas de peleas y tiroteos son tan pobres que ni siquiera las encontrás en un corto amateur de You Tube. Si a esto se le suma una premisa trillada que ya se narró mejor en otros filmes, no hay grandes méritos que justifiquen pagar una entada de cine para ver esto. Cualquier película clase B de Liam Neeson o Scott Adkins ofrece un producto más digno. En Netflix podés encontrar producciones del género más decentes como la francesa Bala perdida que al menos tiene secuencias de acción bien elaboradas. Nadie espera encontrar en un estreno de este tipo un argumento de Aaron Sorkin (Cuestión de honor) pero al menos debería ofrecer un pasatiempo entretenido y el trabajo de Haji falla miserablemente en ese aspecto. Andy García, Martin Donovan (Tenet) y Ernie Hudson en modo zombis no aportan nada y están completamente desperdiciados en un guión estúpido que encima es aburrido. Falla en lo argumental, no aprovecha el reparto que tiene y la realización de las secuencias de acción son horrendas. Imposible rescatar algo positivo de este estreno que califica entre las peores propuestas que brindó el género durante esta temporada.
Es una de guerra y terrorismo. Una más que no escapa a las reglas rutinarias del género, que tiene algunas pretensiones de discusión política y que marca el debut como héroe de acción de un conocido de la serie CSI Gary Dourdan. El se convierte en lo mejor de la película, con gran presencia escénica, cuerpo vigoroso y un desenvolvimiento como si se tratara de un experimentado héroe de acción. En este caso es un veterano de guerra que regresa a su casa luego de una fallida operación en Siria, con serios problemas de estrés postraumático. Sin mucha oportunidad de descanso, su esposa, una conocida arqueóloga recibe una oferta que no puede resistir, el descubrimiento de una ciudad antigua en Marruecos, que puede cambiar muchos conceptos históricos. Previsiblemente un grupo de terroristas islámicos secuestra y mata al grupo de investigadores, la mujer del militar es llevada cautiva y el regresara al escenario bélico al rescate del título. El director Hicham Hajji resuelve las escenas de acción con situaciones nocturnas, muy confusas, intrincadas, con explosiones y mucha violencia. Algunos nombres famosos como Andy García y Martin Donovan solo son figuras decorativas.
HÉROE DEL ABURRIMIENTO La premisa de El rescate pareciera responder a otro tiempo. Hay un capitán del Ejército estadounidense, héroe de guerra, que regresa a casa y no puede dormir por sus traumas. Su mujer, arqueóloga, descubre una ciudad enterrada en Marruecos, un hallazgo que podría cambiar todo lo que sabemos sobre el origen de la humanidad, y viaja hasta allí. En el medio del desierto es secuestrada por terroristas, lo que obliga al capitán a desplazarse hasta el lugar y, armado hasta los dientes, intentar rescatarla. Dicho así, la trama podría pertenecer a alguna película de Arnold Schwarzenegger o de algún otro héroe de acción, una película ubicada en la última época gloriosa que tuvo el género, allá por los 80’s y 90’s. Pero claro, estamos en 2021, y el cine de acción ya no pareciera jugar en las grandes ligas, porque tanto los espectadores como los realizadores están más preocupados por… bueno, digamos que están preocupados por un montón de cosas, pero principalmente por lucir preocupados. Como ya no hay lugar para la diversión, con las cosas terribles que están pasando, el cine de acción de hoy viene cargado de culpa (por la Historia con mayúscula, pero también por su propia historia como género cinematográfico, lleno de balas y testosterona), y tal vez por eso se ve incapaz de constituirse como un entretenimiento. No es que el crítico mire para atrás con ojos maravillados y decida denostar el presente por pura nostalgia, o que sea demasiado necio como para aceptar que el mundo cambió y que el cine es una manifestación de su tiempo. El problema es que muchas películas actuales de acción, en su afán por ser trascendentes, se olvidan del carácter lúdico del género, un componente fundamental para que las cosas funcionen. Y se olvidan (quizás el pecado mayor) de construir un protagonista a la altura. Podrán nombrar a John Wick, o al cine que sucede fuera de Estados Unidos (el de Indonesia, por ejemplo, que es notable), pero de lo que hablamos acá es del cine de acción hecho en Hollywood, que es un concepto en sí mismo y al que El rescate pareciera querer adscribir. En esos términos, el héroe de acción es una figura capital, y también una figura caída en desuso, porque… aparte de Jason Statham, o de los últimos diez años de Liam Neeson, ¿a cuántos podemos nombrar? El que intenta ocupar ese rol en El rescate es Gary Dourdan, conocido por su participación en la serie CSI. Su capitán Brad Paxton es un tipo musculoso y serio, entrenado en el uso de armas y en el combate cuerpo a cuerpo (al que le agrega una capa pugilística, cortesía de un padre entrenador de boxeo). Es, también, un personaje terriblemente aburrido, encarnado por un actor que llegó tarde a la repartición de carisma, y que transcurre entre las escenas sin mucha convicción. Claro que el guion no lo ayuda, colmado de arbitrariedades y situaciones insólitas (el momento previo al secuestro, cuando los personajes no se dan cuenta de que cruzaron la frontera entre Marruecos y Argelia, es alarmante). Ahí entra en juego el carisma del héroe de acción: muchas de las propuestas de la época dorada eran absurdas e irrespetuosas, pero la presencia del protagonista desviaba nuestra atención hacia él, haciéndonos obviar (o perdonar) las cuestiones más flojas. Un tipo como Schwarzenegger era capaz de meterse en las tramas más desopilantes y hacernos creer, en el sentido más espiritual de la palabra. Nos permitía abrazar la falopa y dedicarnos a disfrutar. Claro que, como dijimos, la diversión ya no es un fin a alcanzar. Entonces El rescate se propone aburrirnos, pero no por la obviedad y la pereza con que está tratado el trasfondo geopolítico de intrigas entre la CIA, el ISIS y el gobierno marroquí por la explotación del petróleo. Tampoco por el ajuste de cuentas que pareciera querer hacer el director Hicham Hajji con los poderosos de su Marruecos natal, diciendo que son igual de malos que los norteamericanos, y que la plata mueve al mundo (qué novedad). Es más: el aburrimiento tampoco viene de la decisión de embarazar a la esposa de Paxton (interpretada por una insostenible Serinda Swan) y hacer con eso un sutil pero insistente alegato pro vida, en el contexto de una película donde le vuelan la cabeza a varias personas. Lo que instala el aburrimiento y abre el juego hacia el hastío es la falta de movimiento, porque por más que Paxton se desplace desde Estados Unidos hasta Marruecos, las cosas en El rescate se mantienen estáticas, y la película gira en círculos hacia un final donde se apuran unos tiros, como para cumplir. Esa circularidad está dada por la secuencia inicial, la que instala el trauma del protagonista, y la que finalmente nunca se explica, anulando la posibilidad de que Paxton genere alguna emoción. Curiosamente, ese plano secuencia un poco berreta del principio es lo único de la película a lo que se le puede rastrear algo de personalidad. De ahí en más, todo se precipita hacia el desastre. Si El rescate tuviera músculo y nervio, los problemas que nombramos en el párrafo anterior pasarían a un segundo plano, pero en lugar de eso se evidencian y molestan mucho más. Al espectador no le queda otra que desear que lo rescaten de esta experiencia, pero si el que viene es Brad Paxton, es probable que prefiera quedarse prisionero.
El rescate es ese tipo de película que antes de la explosión digital solía proliferar en los locales de alquiler de video. Un formato rutinario protagonizado por un indestructible héroe de acción, en este caso un capitán de la Marina de los Estados Unidos que pasó por un dramático episodio en Siria –territorio todavía lleno de conflictos en el presente– y que por lo general apuesta a la fortaleza de la puesta en escena (y especialmente del montaje y los efectos) más que a la base de un buen guion. Cuando en una película con militares que involucra como tema importante un trauma del pasado se recurre al flashback sin límite y un personaje le dice a otro “Tenemos que ser cuidadosos” y de inmediato explota el desastre, se prende la luz del “film convencional”. Y de esos hay buenos y malos. Este no es de los casos más felices. Las escenas de acción no son tan espectaculares como para morigerar la sensación de debilidad que delata una historia familiar en Marruecos colocada con fórceps y destinada a reforzar la idea de un enemigo execrable. En la agitada vida personal de Gary Dourdan hay más matices que en este papel que asume con una aburrida obediencia al modelo canónico. Aunque la crítica lo ha castigado por este papel, Andy García es, en cambio, quien tomó la decisión más sagaz en el contexto donde debió moverse y compuso la parodia de un embajador estadounidense que introduce momentos de comedia velada en un film que por pasajes también es insólitamente solemne teniendo en cuenta las premisas de las que parte.
Texto publicado en edición impresa.
Un marine ya retirado por haber pasado un traumático momento en una misión en Siria debe volver a la acción, pero esta vez para una tarea que lo involucra personalmente, ya que una de las rehenes que han tomado es su esposa. La mujer, que ni siquiera es espía, es una antropóloga que está investigando unos restos óseos de millones de años, pero por esas cosas del desierto pasa una frontera que no debe y así es como aparece en escena un grupo de terroristas de ISIS. Gary Dourdon, que protagoniza una de las tantas series CSI que dan vueltas por las señales de cable, no tiene que esforzarse mucho para dar vida al marine, que como dijimos, debe superar sus temas de ex combatiente porque esta vez los terroristas del ISIS se metieron con la antropóloga equivocada. SI vamos a ser devastadóramente francos, nadie se esforzó demasiado, porque el guión es más plano plano que las superficie del desierto donde se desarrolla y ni siquiera las acciones de combate están hechas con ganas. También se impone decir que solamente Andy García y Martin Donovan aportan algo de solidez para darle vida a la endeble trama de espionaje que se desarrolla detrás de la historia central. El final queda lo suficientemente ambiguo como para una segunda parte, dependerá cuanta gente se entregue al visionado de esta rutinaria y desvaída película de acción. EL RESCATE Redemption Day. Estados Unidos, 2021. Dirección: Hicham Hajji. Guion: Hicham Hajji, Lemore Syvan, Sam Chouia. Fotografía: Philip Lozano. Edición: Karim Ouaret. Intérpretes: Gary Dourdan, Serinda Swan, Andy Garcia. Duración: 99 minutos.
Creo que la cuestión que nos apela el visionado de «Redemption day», está relacionada con el tipo de propuesta, más que con la calidad de la misma. Y me atrevo a pensar en que hoy en día los héroes que son taquilleros en el género, plantean o una propuesta violenta y bien coreografiada (desde «John Wick» hasta «The Raid», por ejemplo) o un héroe clásico, maduro, parco, serio pero carismático, ya sea del estilo Liam Neeson o Jason Statham. En ningún caso rescatar el espíritu de los films de acción de los ochenta, como es este caso, parece una buena idea. No hay público para eso, más cuando las cadenas de streaming, incluso, acercan cintas medianamente aceptables que prodigan tiros, balas y explosiones. Y dicho esto, ahora sí, podemos hablar de este trabajo de Hicham Hajji, ópera prima de este marroquí que estudió cine en Canadá y que se le anima al género, en su propio terruño. La historia es la de un soldado que ha vuelto a América después de haber vivido dolorosos momentos en el frente de batalla. Brad (Gary Dourdan) parece haber terminado esa etapa y querer vivir una vida distinta, en compañía de su mujer y su hija. Pero su esposa, de profesión arqueóloga, complica involuntariamente las cosas cuando parte a Marruecos a realizar una tarea quizás trascendente para nuestro tiempo (¿será para tanto?) y cae prisionera de un grupo terrorista que conoce su oficio y quiere obtener rédito de esa captura. Al enterarse de esto, Brad se lanzará a una aventura previsible, que implicará una operación de rescate en terreno hostil, previa discusión política con funcionarios que habilitarán por izquierda dicha incursión. En roles secundarios aparecen Andy García, Martin Donovan y Serinda Swan, quienes han tenido mejores papeles, sin duda. ¿Que esperar entonces de «Redemption Day»? Sin dudas es una cinta convencional, con mucho espíritu clase «B», plagado de actuaciones discretas y un guión limitado y poco imaginativo. Dourdan era una promesa allá, hace tiempo pero… el tiempo ha pasado y su oportunidad parece perdida. Hajji tiene a su favor que conoce el terreno donde rueda bien y en ese sentido, los locales parecen caracterizados con adecuadamente pero lo cierto es que la raíz del conflicto, hoy se resolvería (suponemos) de otra forma. No puedo asegurarlo pero… En definitiva, si sos fan del género y querés una película sencilla, modesta, pasatista y de bajo vuelo, la alternativa es válida. De lo contrario, hay mejores exponentes en Netflix y Amazon Prime, que la superan en calidad.
El rescate: el día de la redención es una película protagonizada por Gary Dourdan, actor con una larga trayectoria en series televisivas y papeles secundarios, en la que se luce como héroe de acción. Está escrita y dirigida por Hicham Hajji, y completan el elenco Serinda Swan, Brice Bexter, Sami Naceri, Ernie Hudson, Martin Donovan y Andy Garcia entre otros. La historia se centra en Brad Paxton (Dourdan), un soldado condecorado, que debe encabezar una carrera contrarreloj para rescatar a su esposa (Swan), secuestrada en Argelia por un grupo de terroristas islámicos. Y para ello cuenta con la ayuda de Younes Laalej (Bexter), de los servicios de inteligencia marroquíes, quien conoce el terreno y lo ayuda a entrar por la frontera de su país en forma clandestina. Si bien es cierto que la trama tiene muchas similitudes con Desaparecido en acción, es porque esta película recupera esa estética del cine de acción de bajo presupuesto tan popular en las décadas del 80 y 90, que generalmente estaban destinadas directo al video. Y Gary Dourdan es el heredero ideal de este tipo de héroe, ya que su destreza para las escenas de acción suple sus limitaciones actorales, en las que se deja claro que sufre de stress postraumático por la reiteración de flashbacks en las que se muestra de forma entrecortada un combate por el que fue condecorado. Un párrafo aparte merece la fotografía, a cargo de Philip Lozano, no solo por el buen uso de los planos secuencia, sino también por el fuerte contraste que genera entre los tonos fríos de Nueva York y los cálidos del norte de África. Lo que muestra una declaración de principios, resaltando además la vida confortable y civilizada de los primeros y el salvajismo de los segundos, que a su vez, además de ser criminales, se oponen al estilo de vida propuesto por los Estados Unidos. En conclusión, El rescate: el día de la redención es una película que contiene una gran cantidad de clichés propios de una forma de hacer cine pasada de moda, y que hoy se recuerda con nostalgia. Y ese es el motivo por el que se le perdonan todos sus defectos y exageraciones, ya que a fin de cuentas cumple con su objetivo de entretener al espectador.
Una de tiros con Gary Dourdan y Andy García El debut cinematográfico del realizador Hicham Hajji es una propuesta que mezcla estereotipos del género “secuestro” con dosis de films bélicos. Una propuesta filmada con una estética publicitaria, plagada de estereotipos, que resiente absolutamente todo el relato. En el primer tramo el director Hicham Hajji logra transmitir, con algunas escenas muy logradas, ese encuentro entre nuevos desconocidos, una pareja que se reencuentra luego de meses que uno de ellos (Gary Dourdan) vuelve de la guerra. Así, entre este hombre atormentado por las pesadillas de un conflicto bélico en el que perdió mucho más que su presente, y que sabe que su vida ha cambiado para siempre y su mujer (Serinda Swan), una arqueóloga a la que se le presenta una propuesta única, viajar a Marruecos para liderar unas excavaciones, El rescate (Redemption Day, 2021), comienza con buen paso. Los diálogos vívidos, reales, que transmiten con emoción las ideas que tienen que ver con esa pareja que se ama, con una hija adolescente que los idolatra, y que en un punto saben que tienen que apoyarse para avanzar cada uno en sus carreras, rápidamente se desmorona cuando la acción, caprichosamente, nos traslada a Africa, y en donde Kate (Swan), es secuestrada por un grupo de terroristas que entienden que ella es una espía, sin saber realmente quién es. El rescate pierde oportunidades cuando se transforma en “una de acción”, principalmente porque el héroe de turno, Dourdan, si bien posee el “físico” que la industria audiovisual heteronormativa y patriarcal exige para este tipo de relatos, no posee el peso específico necesario para llevar adelante el relato, y tampoco Hajji, que no hace otra cosa que emular modelos predecesores de films que podrían ser programados en un continuado de televisión abierta sin muchas expectativas de espectadores. Dourdan no sabe muy bien qué hacer con su personaje, a diferencia de Swan, ducha en el tema, proveniente de una serie procedimental, a quien Hajji la expone a las peores vejaciones, y en un sinsentido, tras ubicarla frene a esos hechos, siempre la muestra “impecable” en su aspecto. Para sumar males a este combo aburrido y lamentable, de una propuesta que zozobra y cae en un propio espiral de tedio, aparece Andy García en el rol del embajador en Marruecos, en una caricatura exagerada, haciendo de la hiperbole su actuación, tirando ya por la borda cualquier posibilidad de remontar lo irremontable.