El gran danés Hay muchas maneras de retrotraerse desde la historia a las atrocidades cometidas por los nazis cuando Hitler tomó la decisión práctica del exterminio y de los campos de concetración. Allí, fiel a una sistemática y modélica estructura verticalista se diferenciaban los prisioneros mediante el símbolo de un triángulo. Para los nazis no era lo mismo un preso político, un judío y un homosexual, grupo al que le tocaba en suerte un triángulo de color rosa invertido. Sobre esta verdad oculta se encarga de indagar el documental de Ignacio Steimberg y Esteban Jasper, El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad para introducir en esta historia de terror a un protagonista bastante poco conocido que tuvo relación directa con la Argentina. El nombre de un endocrinólogo danés, Carl Vaernet, surge a partir de su colaboración directa con los nazis en los campos de Buchenwald, donde aplicó a más de una decena de prisioneros homosexuales una glándula artificial que contenía tetosterona y se inyectaba en la ingle. El procedimiento emulaba a las experimentaciones con las gallinas que por exceso de tetosterona desarrollaban crestas y así se concluía que la homosexualidad considerada como aberración por los nazis tenía cura y los hombres afectados volverían a ser productivos tanto para la guerra como para la reproducción. Como todo nazi luego de la derrota del fuhrer, el destino de este facultativo íntimo de Himmler fue la República Argentina, refugio de varios jerarcas amparados en las estrechas vinculaciones del gobierno de turno con aquel régimen. Hasta ese lugar y siempre con la misión de develar lo oculto llega el interesante trabajo de la dupla Steinberg y Jasper para involucrarse con la investigación en primera persona y descubrir por ejemplo al nieto de Vaernet o simplemente instalarse en el presente de aquel campo de concentración, intacto para el horror y la memoria. Si se trata de recomponer los pedazos de una historia sepultada por la indiferencia hacia las minorías y por los poderes que pretenden silenciarlo, el aporte de El Triángulo rosa… es sumamente significativo y obligatorio si es que se quiere conocer otros cristales de un prisma oscuro y muy poco traslúcido.
La ciencia al servicio de la intolerancia El Triángulo Rosa y la cura Nazi para la homosexualidad (2014) relata la desconocida historia de Carl Peter Vaernet, un médico danés afiliado al partido nazi que realizó experimentos con homosexuales en campos de concentración, con el fin de encontrar la cura a la homosexualidad, considerada una enfermedad hormonal. El trabajo de rigurosa recopilación de datos, recorre los países europeos y la Argentina, siguiendo los pasos y huellas de Vaernet en manos de los investigadores del tema, y aportando también una mirada macro sobre los problemas de aceptación social que tuvieron los homosexuales en diferentes momentos históricos. Vaernet termina en la Argentina como refugiado y curiosamente es contratado por el Ministerio de Salud. Nacho Steimberg, co director del film, oficia de investigador y sigue la documentación que traza el recorrido - junto a las atrocidades cometidas - que el médico danés hizo. La mirada del narrador, ayuda a enlazar los aleatorios acontecimientos, para estructurar su discurso sobre los aberrantes hechos. Tal decisión por momentos potencia el relato, mientras que en otras oportunidades distraen la atención del eje planteado. Tanto el nazismo como la visión histórica que tienen las sociedades sobre la homosexualidad, son temas tan interesantes como muchas veces incomprensibles a los ojos de hoy. Los realizadores Nacho Steimberg y Esteban Jasper, realizan un abarcador documental que cubre todas las aristas de ambos temas, con los especialistas y entrevistados pertinentes (Peter Tatchell, los daneses que investigaron el tema y escribieron el libro sobre Vaernet, y hasta el mismísimo nieto del médico nazi y su visión del tema). El film se desprende en varias oportunidades del personaje principal, que funciona como disparador, y se centra en las víctimas de Vaernet y la lucha de los grupos lgbt eternamente marginados. El triángulo rosa por ejemplo, que era la insignia con la que los nazis distinguían a los homosexuales en los campos de concentración, hoy es símbolo de lucha por los grupos. Un icono que une pasado y presente.
Ciencia y terror Mucho menos mediático y sin la condena histórica e internacional de Joseph Mengele, el danés Carl Peter Vaernet fue otro médico nazi que eligió la Argentina para refugiarse después de la caída de Hitler. Su especialidad eran los homosexuales, con quienes experimentó en distintos campos de concentración, convencido de que la inclinación sexual era una “enfermedad curable”. El Triángulo Rosa y la cura nazi para la homosexualidad relata la historia desconocida de este particular personaje, desde sus primeras influencias médicas -los tratamientos mediante injertos de testículos a gallinas realizados por Kanud Sand–, su llegada al nazismo y el posterior apogeo investigativo, hasta su caída y la llegada a la Argentina para desempeñarse en el Ministerio de Salud de la Nación bajo el nombre de Carlos Vaernet. Los realizadores Nacho Steimberg y Esteban Jasper recorren gran parte de Europa para recopilar archivos médicos oficiales y extraoficiales, además de entrevistas a distintos especialistas, entre ellos a los daneses que escribieron un libro sobre él, e incluso al nieto del médico, dando como resultado una investigación rigurosa y atrapante. En la Argentina, en cambio, el proceso es bastante más desalentador debido al manto de silencio desplegado sobre su figura. Manto apenas deshilachado con el hallazgo de su legajo en una dependencia pública. Asentado sobre valiosa información periodística, El Triángulo Rosa y la cura nazi para la homosexualidad no termina de redondearse como un gran documental debido a una tendencia a la dispersión. En ese sentido, da la sensación de que Steimberg y Jasper no confían en la riqueza de su personaje ni en la potencia de lo sugerido, y dedican varios fragmentos a una vinculación obvia y subrayada entre la histórica marginación a los homosexuales y los logros de la comunidad en la Argentina. Una lástima: la complejidad de Vaernet bien valía la película entera.
El triángulo rosa era la insignia con la cual de identificaba a los homosexuales en los campos de concentración pertenecientes al nazismo. Por supuesto, en un régimen con tanto odio visceral de raza, era lógico que los homosexuales fuesen “otra presa a combatir”. De ese combate, entre otros, se encargó el Mayor de la SS y médico Carl Peter Vaernet, monstruo que bajo la excusa de pretender curar ese mal que según él y sus estudios tenía que ver con las hormonas, realizó varios experimentos con los detenidos logrando una considerabla cantidad de muertos en sus manos; claro, está, muchos más muertos que los que producía la “enfermedad” que él quería exterminar. Vaernet gozó de cierta popularidad durante los comienzos del régimen nazi, y hasta varios laboratorios se vieron interesados en sus curas (que incluían, por ejemplo, lobotomía para los homosexuales), es así como luego de pasar por varios países europeos en plan de fuga llega a Argentina en calidad de refugiado, lugar en el que permaneció hasta su muerte en la década del ’60. Los directores Nacho Steimberg y Esteban Jasper toman como puntapié a este personaje nefasto de la historia del Siglo XX como puntapié para hablar en generalización de la marginación que los homosexuales han sufrido a lo largo del tiempo e inclusive en nuestros días bajo un aparente manto de mayor inclusión de la diversidad sexual. Steimberg se calza el documental al hombro, es él quien oficia como investigador y es su voz la que se escucha y la que le da visión y opinión al fin, no esperen ni por asomo, imparcialidad… y es que en estos casos es imposible lograrla. La investigación es minuciosa e íntegra, recorre no solo los pasos del doctor en nuestro país sino por toda Europa, y logra testimonios realmente interesantes, hasta de un heredero de Vaernet que dará su punto de vista al asunto. "El triángulo rosa…" se sigue con interés y también cierta angustia de hacer un balance y ver cuántas cosas realmente hoy han cambiado. Hay sentimiento y pasión en él, hay compromiso y seriedad. La diversidad sexual se convirtió en un tópico frecuente en el cine, sobre todo en el catalogado indie, pero documentales como estos caen como un balde de agua helada, necesario para despabilarnos de una buena vez, para hablar de la verdadera marginación. Para entender hasta dónde nos puede llevar el odio hacia el otro, y ya no hablamos sólo de una diferencia sexual, es el dejar de ver al otro como un igual. "El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad" es uno de los mejores documentales estrenados en el año; temática, causa, y técnica lo avalan.
Un seria investigación sobre un médico danés que vivió y murió en nuestro país, que sostenía que la homosexualidad era una enfermedad y realizó experimentos letales en un campo de concentración. Buen trabajo de Esteban Jasper y Nacho Steinberg.
Otro rostro para el horror Poca información se conocía sobre el trato y las experimentaciones con homosexuales en los campos de concentración del nazismo. Menos aun se sabía de Carl Peter Vaernet, médico danés que experimentó con prisioneros en Buchenwald, uno de los tantos centros del horror. El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad presenta semejante tema a través de material informativo, entrevistas a científicos y una elección de punto de vista a cargo de un investigador ficticio. La descripción que se hace de Vaermet, quien luego del ocaso nazi trabajó en el Ministerio de Salud en Argentina, además de ejercer la medicina en un instituto privado, oscila entre sus datos personales y su labor pública, momentos en que el documental se plantea hasta dónde puede llegar la mente de un individuo al trabajar de manera consciente para el mal. Si la documentación resulta más que valiosa para conocer una parte casi desconocida de aquel terror, la forma en que transmite el discurso no va más allá de un informe televisivo con sus correspondientes relatos a cámara entremezclados con imágenes de archivo y escenas que complementan los objetivos de la película. Los últimos minutos del trabajo de Jasper y Steinberg conectan aquel pasado con la actualidad política e institucional de Argentina, al mostrarse imágenes sobre la promulgación en julio de 2010 del matrimonio igualitario. Allí el documento desplaza su carácter histórico para convertirse en un institucional urgente sobre los últimos tiempos, donde aquel asesino con varios diplomas, dispuesto a curar “la enfermedad”, se convierte definitivamente en una foto en blanco y negro detenida en el tiempo.
Interesa, pero faltó investigar Este breve documental habla del doctor Carl Peter Vaernet, médico nazi que, sin trayectoria alguna en la investigación científica, se puso a probar la inoculación de testosterona en una veintena de homosexuales presos en el campo de Buchenwald, con resultados, digamos, poco satisfactorios para ambas partes, sobre todo para los pobres presos. Tras la guerra viajó de Dinamarca a Suecia y de allí a la Argentina, donde murió en 1965. El film sintetiza su biografía, los curiosos experimentos genéticos de su contemporáneo Knud Sand sobre gallos y gallinas, su participación con los SS, y muestra su contrato de trabajo en el Ministerio de Salud de la Nación, firmado por el doctor Ramón Carrillo. Eso es interesante. ¿Pero qué hizo Vaernet en el Ministerio? ¿Le pusieron algún equipo a su disposición? ¿Qué sabía sobre este hombre el doctor Carrillo, el mayor sanitarista que tuvo nuestro país, y también uno de nuestros primeros neurobiólogos, con estudios en la Alemania de los 30? En 1955 los de la Revolución Libertadora escarbaron todo para difamarlo, sin encontrarle relación alguna con ése o cualquier otro nazi llegado hasta estas tierras. ¿Será tema de otro documental? Este tampoco menciona los contactos de Vaernet con laboratorios norteamericanos interesados en sus teorías para curar la homosexualidad inyectando testosterona, ni los experimentos que al respecto hizo uno de sus hijos en EE.UU., Kjeld Vaernet, junto al famoso lobotomizador Walter Freeman (que, dicho sea de paso, llamaba lobotomóvil a su auto). Aparece en cambio uno de sus nietos, también médico del mismo nombre, Kjeld, pero con otra filosofía de vida, en compañía de investigadores que refieren detalles sobre la mentalidad de aquel entonces, y explican que recién en el 2005 los presos con triangulito rosa recibieron la definición de víctimas del nazismo a igual nivel que los presos judíos, gitanos, políticos y religiosos (testigos de Jehová, curas y pastores opuestos al régimen, etc.). Antes, se los consideraba al mismo nivel que los presos comunes. Y se pensaba que eran "enfermos curables".
Ciencia y nazismo Sin llegar a la notoriedad del Josef Mengele ni haber sido objeto de condena pública, el médico danés Jan Vaernet también contribuyó con los experimentos científicos desarrollados por los nazis. Su campo de acción era singular: buscaba una "cura" para la homosexualidad partiendo del supuesto de que las hormonas determinan la orientación sexual de cada uno. En el nazismo, al que se sumó durante la guerra, encontró el ámbito donde poner en práctica sus experimentos, tanto en Buchenwald como en Praga, adonde fue destinado por Himmler. El film indaga en la vida de este personaje que sorteó a la justicia, halló refugio en la Argentina y fue contratado por el Ministerio de Salud. El interesante relato se dispersa un poco al vincularlo con los avances logrados por la comunidad homosexual en los últimos años.
Indudablemente la multiplicidad de temas abordados por los documentales en la Argentina habla de un vasto catálogo temático cuyos andariveles principales, en estos últimos seis o siete años, pasan por una extensa mirada hacia los pueblos originarios y hacia la historia reciente de los ‘70 a esta parte. Por esta razón, la aparición de obras como “El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad” permite una revisión de tiempos más lejanos y de historias cuyo germen puede resultar curioso como punto de partida, para luego transformarse en algo más denso. Nacho Steinberg y Esteban Jasper no escatimaron esfuerzos para tratar de llegar a fondo con la historia de Carl Vaernet, un médico danés de prácticas algo fuera de la ortodoxia que a partir del predominio de Hitler se une a las fuerzas de la SS por convicción y para tratar, en ese contexto, de probar que “la homosexualidad tiene cura” partiendo de la horrorosa base de que es una enfermedad. El deseo de indagar es tal vez la condición sine qua non para construir un documental y esta co-dirección entrega precisamente eso. En principio trasladándose a los escenarios de los hechos (Dinamarca, campos de concentración, etc); luego describiendo, cuando es útil y aporta, el contexto primero y los usos y costumbres después. Da escalofríos el sistema de clasificación que los nazis tenían para diferenciar los prisioneros, parte del cual consistía en señalizar a la gente con triángulos de distinto color, de ahí parte del título der la producción. El personaje en cuestión ha logrado zafar de sus propias filas, luego de las autoridades internacionales, para recalar en Argentina, en la ciudad de Buenos Aires, y para colmo con trabajo otorgado por alguien en el ministerio. Todo esto gracias a las ganas de los realizadores de poner toda la carne al asador, aunque una pata de la historia quede trunca merced al hermetismo de los descendientes. “El triángulo rosa y la cura Nazi para la homosexualidad” tiene por resultado una película prolija, de buena factura técnica, que tiene como corolario una respuesta positiva frente al viejo axioma del género documenta,l que marca la diferencia entre lo que se sabía antes de entrar al cine y si quedó todo claro al salir. En este aspecto, cumple con creces.
Si en algún momento pensamos que con Josef Mengele estaba todo dicho, bueno no es así, también existieron otros médicos que practicaban experimentos con homosexuales en los campos de concentración para encontrar la cura de la homosexualidad, en este caso están las practicas del médico danés Carl Peter Vaernet que también eligió nuestro país para refugiarse. A través de los archivos que se encontraron, testimonios, fotos, interesantes entrevistas y hasta un nieto del médico nazi, dando su opinión. Se logra este interesante documental, de este médico que podríamos decir que tuvo menos prensa pero sus hallazgos son terroríficos y algunos documentos tal vez te van a sorprender.