Un grupo de biólogos se encuentran en la selva norteña de Argentina en busca de evidencia de que allí puede vivir el oso andino, el único úrsido sudamericano. En un bar se enteran de una leyenda autóctona, de un supuesto hombre oso conocido como el Ucumar, y los habitantes del pueblo les contarán sus encuentros con la bestia. Ya en la primera secuencia, enero 2019 en Metan, Salta, aparece el “monstruo”, se lo ve parcialmente, que se escapa ante la presencia de dos mujeres. ¿? Empiezan los títulos donde nos informan que el filme esta basado en hechos reales, las imágenes de bellos paisajes de la selva salteña, con los títulos impresos y una música que intenta establecer vaya uno a saber que, no genera tensión, ni clima, nada absolutamente. Si se podría decir que es clara la intención de instalar el genero al que se intentará adscribirse el filme. Salto temporal mediante nos encontramos en el mismo sitio, Febrero de 2022, Dante (Gaston Palermo) y Josefina (Clara Kovacic) son dos biólogos buscando pruebas de la existencia de osos en la zona, con ellos
Recuperando una leyenda del norte argentino, transmitida oralmente y por testimonios, la propuesta cuenta cómo un grupo de investigadores va tras los pasos de una leyenda icónica. La narración, de manera inteligente, avanza a fuerza de flashbacks de personas que tuvieron encuentros con eso que se busca, llegando a remontarse al origen de la leyenda en épocas ancestrales. Una cuidada fotografía, escenas rodadas en paisajes naturales y una tensión in crescendo hacen de la película una nueva muestra del buen cine de género local.
…Y PISA FUERTE Novedad para el cine argentino: un film de monstruos… y con monstruo mitológico, concebido por un director cordobés, rodaje en esa provincia y en Salta y personaje–criatura con remedo de Pie Grande y el Yeti. En fin. Parece demasiado pero el riesgo siempre será bienvenido más aun cuando no se recuerdan ejemplos semejantes en el cine nacional. Salvo, claro está, aquella relectura kitsch y selvática de El bebé de Rosemary parida por Armando Bó detrás de cámara y en la piel de El Pombero dentro de las demenciales imágenes de Embrujada (1969) con Isabel Sarli acosada por el peludo protagonista con mascarita diabólica de carnaval. Pero El Pombero no pisa tan fuerte como El Ucumar al que se lo ve poco y nada de acuerdo a la acertada elección del fuera de campo y del espacio off a cargo del cineasta Revol Molina (tercer largo de su carrera). El Ucumar parece ser una criatura mitológica, de relato de cuento breve o de construcción oral de acuerdo a quienes aparentemente lo cruzaron en alguna ocasión. Por eso, la película tiene dos ejes paralelos como relato cinematográfico. Por un lado, la labor que cumplen tres biólogos (dos hombres, una mujer) investigando el supuesto accionar de un oso en la selva. Trío especializado que contará la ayuda de un lugareño, el clásico personaje que conoce al detalle el hábitat, pero que reniega de la presencia de un animal para darle cabida al mítico monstruo que se mostrará cerca del final. Y, por otra parte, cinco pequeños flashbacks como si se trataran de viñetas dramáticas que refieren al Ucumar, mostradas como breves inserts narrativos que funcionan placenteramente en contrapunto al tiempo presente. Dentro de esos cinco pequeños hechos que cuenta El Ucumar, plagados de sangre, rituales y exposiciones terroríficas estilo gore, se destaca “El origen”, que refiere al nacimiento de la criatura, donde la película invoca de manera elocuente, en cuanto a la transformación en cámara, a aquella El hombre lobo americano de John Landis. Revol Molina explora con delectación ese espacio selvático, aunque en más de una ocasión se regodea con el uso de una cámara aérea, cuestión que no invalida que la naturaleza como protagonista secundario pero de peso dramático en la historia se fusione a los personajes. Vaya casualidad (o no tanto): el año pasado se estrenó El monte, la muy buena película de Sebastián Caulier donde la combinación naturaleza-personaje se dirigía a contar una historia donde el misterio y la elusión cobraban protagonismo. En ese punto, El Ucumar es diferente: la apuesta de Revol Molina invoca a los films clase B de los años 40 y 50 reinterpretados por los tiempos actuales: el cine como aventura y como exploración de diversos géneros cinematográficos valiéndose de personajes transparentes que no necesitan de explicaciones simbólicas. En ese sentido, El Ucumar es una película original, un primer intento de resurrección de un cine y una manera de narrar una simbiosis de terror y aventura que parecía perdida en el tiempo.
Crítica de “El Ucumar”, terror con una criatura autóctona del norte argentino El film del cordobés Octavio Revol Molina presenta una suerte de Yeti argentino que, según la leyenda, habita en la selva andina desde tiempos ancestrales. Una pareja de biólogos (Clara Kovacic y Santiago Zapata) junto a un fotógrafo (Gaston Palermo), se internan en la selva salteña con intención de fotografiar al oso andino, una especie en extinción. Pero los lugareños les informan de la presencia del Ucumar, un ser mitológico, mitad hombre mitad animal, que habita la zona. Tarde o temprano se cruzarán con la criatura. Octavio Revol Molina hace una película de terror muy regional, gracias a la asociación del monstruo del título con cuánta fábula y cuento popular se menciona entre los habitantes de la zona, y también, por las múltiples referencias al cine de terror de criaturas humanoides. Hay homenajes implícitos que van desde El hombre lobo americano (An American Werewolf in London, 1981) hasta King Kong (1933), pasando por El monstruo de la laguna negra (Creature from the Black Lagoon, 1954). Pero el valor agregado de esta producción nacional es arraigar la fantasía a las creencias populares de los habitantes del lugar. Hay una minuciosa representación en el film del hombre de campo con sus hábitos y costumbres que dan espacio al pensamiento mágico. Una cosmovisión con tintes fantásticos presente en esas regiones. De esta manera el Ucumar en tanto ser, se suma al Nahuelito entre las criaturas que aseguran haber sido vistas por gente de la zona. Con ingenio, el guión focaliza la historia en los biólogos, personajes del mundo de la ciencia que por supuesto descreen del pensamiento mágico. Su búsqueda los lleva a toparse con diversos lugareños que cuentan un relato asociado al Ucumar. Una suerte de anecdotario popular que la película recrea sin salirse de la historia principal. Una forma de darle cuerpo a la leyenda y al mito. El Ucumar (2022) cuenta con un buen trabajo de edición y efectos especiales muy detallado para camuflar al máximo la carencia económica de la producción. Sin embargo, estas “deficiencias” se justifican desde la narrativa fantástica y las múltiples referencias a un cine clase B, y hacen eficiente el recurso a la hora de acercar al público a un ser mitológico oculto en el imaginario popular del interior del país.
Una misteriosa criatura del norte argentino. El Ucumar (2022) es una película de terror argentina, dirigida por el realizador Octavio Revol Molina y protagonizada por Clara Kovacic, Gastón Palermo, Santiago Zapata, Nicolás Obregón y elenco. Su trama refiere acerca de los avistamientos de una extraña criatura, de aspecto gigantesco y forma humanoide, que se vienen produciendo desde hace bastante tiempo en la selva de Metán, ubicada en el sur salteño de nuestro país. Hasta allí se trasladará la eficaz científica Josefina (Kovacic), en busca de más información sobre este monstruo que tiene aterrorizada a toda la lejana e inhóspita región. Un poco mito del folclore popular norteño, otro poco leyenda urbana selvática, El Ucumar es una misteriosa presencia que ya fue nombrado por el antropólogo Adolfo Colombres en su libro “Seres mitológicos argentinos” (2000). Físicamente El Ucumar es un mítico animal salvaje con ligeros rasgos humanoides, manos y pies de enormes dimensiones y cuerpo completamente lleno de pelos y con barba. Muchos paisanos del lugar lo comparan entre un oso y un yeti. Sus pisadas son muy detectables y dicen que es muy ágil y rápido. Se esconde en cuevas y escapa al contacto humano. Sólo se ha alimentado en alguna oportunidad de algún ganado o oveja. El director, productor y guionista cordobés Octavio Revol Molina se sintió interesado desde 2019 por esta criatura debido a un informe que encontró en internet, luego comenzando una ardua investigación del caso que finalmente da como resultado el largometraje El Ucumar, que contiene una historia con fuertes elementos del cine de suspenso y terror. La filmación de la misma se llevó a cabo en la selva de Metán, un complicado escenario natural lleno de inconvenientes (animales salvajes, altas temperaturas, poca iluminación por la profunda vegetación). Pero por otro lado este particular espacio dio como resultado darle al film un aura muy especial, ideal para un relato de terror y misterio. Es justamente Josefina, la heroína de la trama, una mujer llena espiritualidad y razón. La actriz que la encarna, Clara Kovacic, es llamada “La reina del grito argentina”, gracias a sus participaciones en las últimas y más relevantes películas del género del terror producidas en nuestro pais, entre ellas el neo-giallo Abrakadabra (Hnos. Loretti, 2018), El último zombi (Martín Basterretche, 2021), La parte oscura (Max Coronel, 2020) y la próxima a estrenar Demonio eclipse rojo (Samot Márquez, 2023). El Ucumar está narrada a través de una antología, o sea a través del conjunto de diferentes versiones acerca de la criatura, ofrecida tanto por los actores como por gente lugareña, mezclando así un poco realidad y ficción. Uno de sus mayores aciertos también es desde lo visual ir mostrando de a poco a la criatura, para de esta manera, ir generando intriga ante lo desconocido y miedo por su accionar en el espectador. El terror del tipo fantástico que ofrece, junto a la mística del lugar y sus habitantes, hacen el resto: el de hacernos reflexionar que la naturaleza más salvaje tiene sus misterios y dilemas y que, de una vez por todas, tiene que ser respetado.
“El Ucumar”, de Octavio Revol Molina. Crítica Pese a la ya bastante explorada historia del típico grupo de científicos/as que van en busca de un cierto fenómeno o un animal autóctono, lo que los lleva a internarse en un bosque que los llevará a su perdición, “El Ucumar” redefine a la típica historia de terror para abordar una leyenda del norte de nuestro país probablemente poco conocida para el público en general. Si bien que el film puede llegar a recordar el mito del hombre lobo, tan extendido en la cultura anglosajona y en el cine hollywoodense, “El Ucumar” regionaliza el género de terror y le otorga un tinte local para revalorizar nuestras leyendas argentinas y recordarnos que las múltiples culturas de nuestro país tienen mucho para contar.
El próximo 2 de febrero se estrenará esta peli que, como dice su nombre, trata sobre la bestia mítica norteña: Ucumar. ¿Es un oso, es un pie grande, es un humano con barba? No, es el Ucumar. Fin del chiste. La historia va así:Dos biólogos y un fotógrafo viajan a Metan (Salta) en la búsqueda del oso andino, una especie que habita en los países limítrofes pero que nunca se ha visto en la selva salteña. Durante la primera incursión encuentran una pisada extraña que concuerda con el tamaño del oso en cuestión, aunque con algunas diferencias. Luego instalan cámaras estratégicamente para poder tomar imágenes del espécimen y vuelven a la ciudad a alistarse para la próxima jornada; su plan es pasar la noche en la selva. Dentro del bar de la ciudad los lugareños los reciben con el mito del Ucumar, una especie de pie grande norteño con hibridación humana que suele atacar mujeres para poder aparearse. Con esta sugestión es que el equipo emprende su aventura selvática al otro día. Intentarán desandar el mito y encontrar al oso. ¿Lo lograrán? Esta peli, catalogada de terror (con tintes humorísticos), utiliza el recurso del flashback para ir contando sucesos que nos muestran un poco el accionar del hombre oso. Además, El Ucumar, está basada en hechos reales, por lo que estas escenas dan cuenta de los treinta y tres avistamientos que ha habido en los últimos diez años. El Ucumar está dirigida por Octavio Revol. El reparto principal se compone por: Clara Kovacic (bióloga) —en su bio me pareció interesante el dato de que escribió las letras de las canciones de la obra teatral Macbeth en 2011—; también están Santiago Zapata (fotógrafo) y Gastón Palermo (biólogo). Tiene una duración de hora y media y las locaciones son hermosas. En particular, esta película no me asustó, creo que si buscan eso no lo van a encontrar. Hay algo en la peli que sugiere parodia, el director dice que tiene un poco de humor y la parodia está dentro del humor, pero al parecer una sátira de una película de terror eso le quitó suspenso y terror. Por otro lado, me gustó que se evoquen mitos folclóricos de nuestro país y que utilicen actores de diferentes provincias con sus tonadas respectivas. Qué se yo, a mí la película no me convenció. Lo de dejo a criterio de ustedes. Pero…
Octavio Revol Molina con la colaboración de Nicolas Abello dirigen esta película filmada en las yungas de Metan y en Córdoba,. El argumento se mete con una leyenda del norte argentino, una criatura mentada en relatos, fogones y testimonios, que forman parte del bagaje cultural mítico de nuestro país. Ese humanoide peludo que puede ser confundido, por los que no son de la región, como un ejemplar del único oso existente en Sudamérica. Según la superstición, la criatura ataca para alimentarse y perpetuar la especie. Con una buena fotografía, y un relato alimentado de flashbacks crea una intriga que enfrenta la incredulidad científica con la convicción popular. El tema de la realización es floja, el vestuario, el pasado incaico y ciertos efectos especiales que es mejor olvidar para sugerir más que mostrar. Un intento esforzado de cine de género.
La película de Octavio Revol Molina se basa en la leyenda argentina sobre una mítica criatura que es especie de Pie Grande nacional, una enorme criatura peluda que se esconde de la mirada humana y cuando es avistada puede ser confundida con un oso. La excusa de la película es seguir a un grupo de biólogos que no buscaban encontrarse con esta leyenda, sino que contaban con la posibilidad de encontrarse un oso andino, pero los lugareños se la presentan a través de sus historias, cosas que escucharon o que dicen haber visto. La estructura narrativa de esta película de terror es original: la trama argumental principal solo es una excusa para desplegar a través de flashbacks (y a veces hasta un flashback dentro de un flashback) pequeños cuentitos sobre las apariciones o el posible origen del Ucumar. El problema es que así los protagonistas quedan relegados, es imposible de conectar con la historia y parece más bien un conjunto de escenas, una antología de cuentitos, que en su afán de narrar la leyenda algunas se tornan hasta repetitivas. Hay muchas versiones sobre la criatura sobrenatural. Como es algo que se va trasladando oralmente, la historia se transforma y se puede decir que es macho o que es hembra; se dice que si te agarra te viola o algunos que te mata directamente, quizás que te come; que agarra mujeres para engendrar o que busca niños… En fin, son amplias las versiones obre sus apariciones en el Noroeste argentino y Revol Molina parece no terminar de decidirse por ninguna por lo que plasma un poco de cada una. Desde el escepticismo hasta el miedo y la fascinación, pasando por la curiosidad propia de cualquier historia que parece increíble pero tiene algo que la hace sospechar de ser real, a causa de esta estructura a los protagonistas les termina faltando un arco mejor logrado y no tienen dimensión alguna. Hacia el final, hay alguna sorpresa que impacta y le da a la película la sensación de que en una versión más escueta, sin incontable cantidad de flashbacks, podría haber funcionado mejor. La idea de rejunte de relatos sobre los avistamientos le resta ritmo. Desde lo técnico, todo está rodado con mucha prolijidad, una notable fotografía y un buen uso de los efectos especiales que sumado a las interpretaciones sólidas le imprimen un tono serio al film, inesperado para la curiosa historia pero que le funciona con sus gotas de ironía o parodia. Con excepción de la escena precolombina donde todo luce inverosímil. Por momentos se atreve al gore y hay un par de imágenes jugadas, con crueldades que suelen verse cada vez menos en el cine. El Ucumar se adentra en la fascinante mitología local y nos presenta una leyenda que no es tan popular por fuera del interior del país (dentro del cine argentino, en la reciente película correntina La Luz Mala se hace alguna mención). Argentina es un país enorme y no solo está lleno de paisajes sino también de historias, solo hay que saber encontrarlas.