Un amor imposible e inspirador Documental musical que narra la historia de amor entre el letrista de tango José María Contursi y una muchacha de pueblo, Gricel. ¿Cuánto dura el amor?. Ësa es una de las preguntas que flotan en la historia plasmada por el director Jorge Leandro Colás, una mezcla de documental y ficción que explora la pasión del poeta y compositor José María Contursi por una muchacha llamada Gricel, la musa inspiradora de su obra. En 1935, Contursi era un letrista de tango en ascenso, casado y con una hija. Pese a la distancia, Contursi y Gricel mantuvieron un apasionado romance hasta que un día Contursi decidió dejarla ("Conformémonos con escribirnos"). Pero con el tiempo, él se obsesiona con el recuerdo de su amada y en cada uno de sus tangos (entre ellos “Gricel”), se deja ver el desengaño. La historia comienza con un cantante lírico que va recogiendo diferentes testimonios y desea montar una ópera que narra la historia de amor entre Gricel y Contursi, visitando los lugares en donde sucedieron los hechos. Dos personajes y una misma historia de amor ("Nos hizo daño resucitar las horas muertas") ambientada entre confiterías, charlas y cabaretes. La visión nostálgica de la película ayuda a reconstruír ese amor imposible e inspirador al ritmo del dos por cuatro. La laguna de la escena final es un testigo más de un amor trágico.
Imposible es el olvido Gricel (2012), dirigida por Jorge Leandro Colás, es un documental musical que utiliza a la música como elemento organizador para contar la historia de amor entre Gricel y José María Contursi, un romance tan real que tiene muchos rostros y pasajes, debido a que mucha gente los conoció y cada uno tiene una versión distinta para contar. La historia se centra en un joven lirico que quiere hacer una ópera en base al tango Gricel de José María Contursi, y para ello realiza una investigación la cual consiste en entrevistar a las personas que sepan del tango y al mismo tiempo a los amigos y familiares que trataron de cerca al autor. Es decir, todo el mundo aún vivo que sepa sobre el tipo de compositor que él era y las letras que escribía. Y en el camino se descubre que Gricel está inspirado en una musa real con la que José María tuvo un romance muy cercano y también lejano (ella vivía en Córdoba y él, en Buenos Aires). Por más que la película sea un documental, utiliza la ficción en la puesta en escena. Con planos muy bien compuestos y una fotografía detallada, Gricel utiliza movimientos de cámara acotados pues tiende en su mayoría a la cámara fija. Este uso técnico llena de una atmosfera particular a la película, ya que tal recurso no es habitual frente a otros más propios del documental. Pero le juega en contra por el tipo de historia que plantea y sobre todo cuando se tiene mayor aproximación a los personajes de Gricel y José M. Contursi. El mantener todo el tiempo el mismo estilo hace que se perciba que la narración es hermética y distante. Además la misma idea de realizar una ópera podría haber llenado de mayor riqueza a la narración, pero todo queda muy simplificado. Siendo solamente interesante los pasajes musicales del comienzo y la representación que se hace de las voces de los dos amantes para que podamos escuchar las cartas que ambos se escribían. La idea de viaje documental queda trunco y demasiado experimental por su misma disposición escénica, y además en su hora de duración, no termina por dejar en claro si hay algún verdadero interés por parte del lírico sobre el tango Gricel.
La musa del poeta Un joven cantante lírico (Pablo Basualdo) decide investigar la historia que inspiró el célebre tango “Gricel”, de José María Contursi. Con la idea de escribir una ópera basada en esa historia de amor, que fue real, recorrerá Buenos Aires y Capilla de Monte, los escenarios principales del romance, recolectando testimonios de testigos de la época, y familiares de los protagonistas. Las imágenes son básicamente actuales, excepto algunas filmaciones originales de la década del ’40 que ilustran ambas localidades en aquel momento. De la tranquilidad cordobesa a la ya en ese entonces ajetreada y luminosa calle Corrientes. También se aprecia un cuidado de los aspectos estéticos del filme en la elección de las horas de filmación, y los efectos de la luz natural, y las escenografías de los cantantes. Un error importante que cometieron los realizadores fue omitir los nombres de quienes hablan en el momento en que lo están haciendo, ya que si bien aparecen en orden al final de la película, el espectador se pierde al momento de escuchar lo que cada uno tiene para contar, ya que deberá intuir qué papel cada testigo tuvo en la historia. Tampoco ayudan al relato los recorridos en silencio, como el de la casa de Gricel donde Contursi vivió sus últimos años. Habría resultado más interesante que se contara cómo era la vida cotidiana, con palabras, o a través de alguna foto sacada allí, por ejemplo, en lugar de recorrer los ambientes vacíos y sin comentarios. De todos modos, se aprecia la búsqueda de alcanzar otros públicos, y no sólo el estrictamente tanguero. Algo que se logró a través de esta suerte de fusión con la lírica, o la lectura de letras de tango sin cantarse, un hecho muy simple pero que permite apreciar la fuerza de la poesía de Contursi desde la pureza de la letra sola. La calidad, digital, es impecable, poco habitual en documentales nacionales. La estructura narrativa sigue un orden cronológico, planteado con una pequeña cuota de suspenso interesante para lograr el final. Una película con una propuesta novedosa dentro de su género, para develar la realidad de uno de los romances más famosos del tango.
Amores que no terminan La ópera y el tango son géneros musicales que comparten descripciones de historias donde los sentimientos a veces trágicos otras no juegan un rol principal y donde las palabras y las frases que se dicen perduran como esos amores que pese al olvido y al paso del tiempo quedan enquistados entre la ilusión de lo que pudo haber sido y lo que finalmente fue. Detrás de toda canción o de cada verso hay una historia que le da origen o un sentimiento que la motoriza para que su creador deje plasmada la experiencia de lo vivido o lo sentido. Y si ese autor además cuenta con un don poético cualquier hecho sencillo puede tornarse con las palabras justas en una poderosa historia de despecho; de amor; de culpa, de traición o resignación, teñida de nostalgia o melancolía. La nostalgia supone siempre un viaje hacia el pasado mientras que la melancolía deja una foto o un fragmento de ese pasado que se cristaliza en un recuerdo y no se rompe jamás. Este prólogo sirve para situarnos en esta propuesta documental, Gricel, un amor en tiempo de tango, del director y cantante lírico Jorge Leandro Colás, quien en el proceso del armado de una ópera para narrar la historia de amor entre una joven y el letrista José María Contursi realiza una investigación para desentrañar la figura de Gricel, esta misteriosa musa que inspirara al escritor a dedicarle el famoso tango que cuenta con la música de Mariano Mores. El documental adopta la estructura musical de una ópera al establecerse el espacio para la obertura, los tres actos y el epílogo, donde se entrelaza el viaje desde Buenos Aires a Córdoba para tomar contacto con el lugar exacto donde Contursi y la muchacha vivieron sus años de romance clandestino al comienzo y que tras la viudez del compositor volvió a renacer 30 años después del último adiós y hasta el final de sus días. Los testimonios de primera mano que por un lado cuentan historias sobre la pareja donde claro está se destaca el intercambio de cartas o la mirada de la hija de Contursi, que aceptó el romance de su padre y también entendió su culpa y alejamiento, van apareciendo a medida que el director y protagonista del documental indaga y trata de explicarse cómo una historia de amor puede dejar una huella tan grande en el tiempo. Existen por otro lado ciertas conexiones entre este documental y aquel realizado por Sergio Wolf Yo no sé qué me han hecho tus ojos al preguntarse sobre el olvido y los recuerdos y salir a buscarlos más allá de que ambos parten de la base de un tango como pretexto de búsqueda. Jorge Leandro Colás renuncia a la voz en off para que su película le dé protagonismo a las diferentes voces que pueden señalarse como el coro de esta ópera, que se acerca de manera muy personal y original a la figura de José María Contursi, un letrista y poeta increíble que en su homenaje al olvido y al amor escribió en el tango Gricel: Me faltó después tu voz y el calor de tu mirar y como un loco te busqué pero ya nunca te encontré y en otros besos me aturdí…
Melodías de un amor prohibido Poeta de las cosas simples, José María Contursi fue, sin duda, uno de esos hombres que hicieron inmortal el tango. Su vida estuvo signada por el dolor y, también, por restos de felicidad cuando, a pesar de estar casado, se enamoró perdidamente de Gricel, una muchacha de 16 años que vivía en la localidad cordobesa de Capilla del Monte y pasaba sus días entre concursos de belleza y clases de piano. Ella fue la inspiradora de su tango "Gricel", y aunque el romance entre ambos se cortó de improviso Contursi se obsesionó con el recuerdo de su amada y, de allí en más, cada uno de sus temas habla de desengaño y desdicha. En torno de esta historia, Manuel, un cantante lírico, se dispone a componer una ópera que hable de ella. Así, y con la necesidad de ahondar más en ese amor, recorre salones de tango en los que las piezas de Contursi le brindan la necesaria inspiración. Sus pasos lo llevan también hasta Capilla del Monte, donde antiguos pobladores recuerdan a Gricel y lo obligan a conversar con personajes más autorizados en materia tanguera. El film comienza a perfilarse como un documental que se mezcla con la ficción a través de ese cantante (inexpresivo trabajo de Pablo Basualdo). Un par de tangos de Contursi van otorgando al film un aire melancólico que el director Jorge Leandro Colás ( Parador Retiro ) supo capitalizar. Una cámara siempre dispuesta a recoger con calidad los lugares en los que ese amor se cristalizó con enorme fuerza (desde las serranías cordobesas hasta los más típicos lugares porteños) convierte a esta producción en el recuerdo de un poeta que, desde su inspirada pluma, cantó a lo más profundo de la pasión, de esa pasión en la que Gricel fue su figura romántica y su necesidad de convertir el amor en tiempo de tango.
La reconstrucción de la historia del personaje del famoso tango, con testimonios emotivos, una parte de la historia popular.
El amor, en dos por cuatro Es un filme con una historia de amor con final feliz. Fue la que unió a José María Contursi, popular letrista de tangos ("Niebla del riachuelo", "En esta tarde gris", entre muchos otros) y Susana Gricel Vigan, dando origen al tango "Gricel". En la película, un personaje, joven cantante lírico, decide escribir una ópera sobre el romance y comienza a transitar los distintos pasos de la historia original. EN LOS AÑOS 30 A través de individuos, espacios geográficos que recuerdan los sucesos, diarios de la época, el filme recrea el encuentro que el popular "Katunga" Contursi tuvo en 1935 con esta chica, ganadora de varios concursos de belleza y que las hermanas Omar (Gory y Nelly, cantantes ambas) le presentan en Radio Stentor. Ella tenía quince años. Lo que se convertiría con el tiempo en romance prohibido por el compromiso del autor ya casado y con una hija, se prolongó con encuentros esporádicos y largas cartas en una relación que finalizaría con la muerte de Contursi, treinta y siete años después. Gran parte de su obra estaría teñida de ese tono de melancolía y tristeza que caracterizó la relación hasta el momento del reencuentro final. TRAMA NOSTALGICA El director Jorge Leandro Colás, valiéndose de un joven personaje, que obra como investigador de la historia, recurre a distintos elementos para ir armando la trama que rodea la realidad de la pareja. Testimonios escritos, diarios de la época, charlas con investigadores, tangueros (Oscar Fresedo, José Gobello, Oscar del Priore, Ernesto Pierro, Marcelo Oliveri, entre otros), la misma hija de Contursi, la nieta adolescente de Susana Gricel Vigan, gente de Capilla del Monte, donde fueron a vivir, ya mayores, luego del reencuentro, van armando el rompecabezas de aquella relación. El tango como "leit-motiv", las tanguerías, el recuerdo, dan vida a una historia con la que el espectador se identificará emocionalmente. Antecedentes fílmicos como "Yo no sé que me han hecho tus ojos" de Lorena Muñoz, enmarcan una película cálida con la música de Buenos Aires y la sensibilidad de lo que ya no está.
La verdadera Gricel de Contursi Circulan algunas leyendas acerca de la mujer que inspiró a José María Contursi varios de sus mejores temas, como «Cristal», «Como dos extraños», «Cada vez que me recuerdes», y otros, entre los que sobresale «Gricel». Con música del entonces llamado Marianito Mores, hoy el maestro Mariano Mores. Y una primera grabación a cargo de Aníbal Troilo, su orquesta y su cantor Francisco Florentino, 1942. ¿Pero de veras existió Gricel? ¿Es cierto lo que decían de ella? ¿A qué amor de su pasado dedica Contursi su tango-canción? ¿Y si no fue solo de su pasado, sino que se mantuvo a lo largo del tiempo como un amor oculto, y eso de «ni te acuerdas de mí» fue solo una figura poética, o una trampita para disimular ante la esposa del poeta? Porque él ya era casado, con lo que el comienzo del tango («no debí pensar jamás/ en lograr tu corazón») está hablando de dos pecados, uno explícito en la letra («y con mis besos te aturdí/ sin importarme que eras buena») y otro implícito y hogareño. «Seguía las pautas de la época», lo comprende alguien muy cercano. El documentalista Jorge Leandro Colás («Parador Retiro», «Más que amor es un sufrir») va en busca de la verdad. Lo hace a través de un joven cantante lírico que aporta su presencia y algún oportuno párrafo de su repertorio, como el «aprite un poquegli occhi» de «Las bodas de Figaro». A él, en Buenos Aires, le cuentan lo que saben José Gobello, Osvaldo Fresedo, Oscar del Priore y otros memoriosos. Le hablan de la rutina de «los claritos» a media tarde, el Marabú, el puchero de gallina en El Tropezón, las diferencias entre Pascual y José María, la culpa y la condición humana en los versos del hijo, los cantores que pretenden «mejorar» las letras, y cómo era ella. «Todos conocíamos a Gricel», le dicen. Pero alguien le cuenta algo más: Alicia Contursi, la hija que también conoció a Gricel. Y luego, en Capilla del Monte, los vecinos hoy viejitos que la conocieron como Susana, y la nieta, que supo del romance recién cuando murió la abuela y aparecieron los periodistas. Y entre medio, las cartas de amor, las fotos de época, el actor que hoy, por los pueblos serranos, presenta un unipersonal sobre aquellos amores, toda esa historia vivida en la mayor discreción, que se terminaría mostrando públicamente recién en la vejez. Y el miedo de Contursi a la locura. Y la visita del viajero a la capilla. ¿Sería ese que ahí vemos, «el Cristo aquel» que menciona la canción?). Y algunas otras cosas, que pocos habrán imaginado y aquí afloran, provocando interés y hermosos sentimientos. Buena búsqueda, conducida por Cristina Marrón Mantiñán. Buen armado, aunque uno por ahí se quede con ganas de escuchar las versiones de Goyeneche, Jorge Sobral, o el flaco Spinetta. Pero, seguramente, conseguir los derechos hubiera salido casi tanto como lo que salió hacer la película.
El amor de toda una vida “¿Cuánto dura el amor? Hay amores que pueden durar toda una vida”. A la inversa del ícono tanguero (el abandonado por una mujer), el poeta José María Contursi hizo letra, al ritmo del 2 x 4, sobre como dejó a Gricel, una joven de 16 años y luego, preso de la culpa, arrastró una pena eterna. Y la buscó. Reconstruir esa increíble historia de amor prohibido, ocurrida en la década del ‘40, es la misión de este documental, donde Manuel (Pablo Basualdo) es un cantante lírico que quiere llevar el tango Gricel a escala de ópera. Entonces bucea en archivos (lee la epístola amorosa entre ellos), y entrevista a historiadores, amigos y familiares de la pareja para ensamblar aquella aventura de pasión y pecado donde el tanguero se arrojó a una aventura sin igual para encontrar a su amada en Capilla del Monte. El filme, con un tranquilo desarrollo donde convive la música clásica y el tango, exhala aires de melancolía tanto en Buenos Aires como en Córdoba, proponiendo cuidadas locaciones y logrados personajes secundarios que colaboran en reconstruir la historia. Con la música de Mariano Mores, Contursi -a diferencia de muchos tangueros- se corrió de la ficción para inspirarse en la vida misma. El desengaño, la depresión por enviudar de su esposa, los fantasmas del alcohol y la muerte que lo rondaban, transportó al poeta hacia un sinfín de heridas y desdichas. Al que sólo la bella Gricel pudo rescatar. Y curar.
No debí pensar jamás en lograr tu corazón El amor en sus diversas formas es siempre amor. Y así lo vivieron el famoso letrista de tango José María Contursi y Susana Viganó, a quien el autor inmortalizó en “Gricel”, el recordado tango que es un clásico del 2 x 4. Y fue amor en sus diversas formas porque cuando Contursi conoció, casi por casualidad, a Gricel, estaba casado. Luego de un flechazo en Buenos Aires, fueron amantes durante un tiempo. Pero Gricel vivía en Capilla del Monte y Contursi era un hombre de la noche porteña. La relación se cortó por decisión de él. Pero cuando su mujer falleció, Contursi entró en una gran depresión y, después de veintidós años, reconquistó a aquella muchacha de pueblo con la que había sostenido su relación durante un tiempo, a través del intercambio epistolar. Y, desde entonces, vivieron juntos hasta la muerte del autor. Paradojas del destino, la historia de amor que construyeron Contursi y Gricel no tiene el final que suelen tener los tangos cuando hablan del amor. Jorge Leandro Colás –que había debutado como cineasta con Parador Retiro, documental sobre el lugar donde duermen personas en situación de calle– decidió realizar su segundo largometraje con esta historia. Gricel tiene un pequeño argumento ficcional que funciona como ordenador de la estructura narrativa del documental: Manuel (Pablo Basualdo) es un cantante lírico que está entusiasmado con escribir una ópera sobre la historia de amor entre Contursi y Gricel. Y, entonces, decide investigar contactando diversas fuentes. Es en ese momento en que la ficción da paso al documental cuando Manuel comienza a recorrer el camino de esa historia entrevistando a personas que vivieron la época de Contursi y que relatan cómo era la noche porteña, mientras otros recuerdan aquella relación. Gricel tiene dos vetas. Una de ellas comienza con el relato breve de la obra de Contursi, donde queda claro que Gricel no sólo fue un gran amor en su vida, sino también su musa inspiradora. A tal punto, que a varias de sus obras más famosas, Contursi las escribió en el hermoso paisaje de las sierras cordobesas, donde ella vivía. Gricel también relata, a través de personas vinculadas con el tango, cómo era ese mundo por entonces y cómo lo vivía “Katunga” o “El duque de la noche porteña”, algunos de los apodos que tuvo el autor de “En esta tarde gris”. Esas noches que terminaban todos comiendo “el pucherito de gallina”, como comenta Oscar Fresedo. La otra veta narrativa tiene anclaje en Córdoba, más precisamente en Capilla del Monte, donde Manuel entrevista a habitantes del pueblo que recuerdan la historia entre Contursi y Gricel con detalles sustanciosos. Uno de los aspectos destacables de este documental de Colás es que el cineasta logra reconstruir aquella historia con la dificultad que implica acceder a fuentes de algo sucedido hace muchas décadas. Y entre esos logros están los testimonios de Alicia Contursi, la hija del letrista –una persona clave en el relato de la historia–, y la nieta de Gricel que le otorga emotividad casi al final de este documental. Gricel tiene un ritmo sostenido con la fluidez de los relatos, la lectura de las cartas de amor y el agregado de algunas interpretaciones de tangos que, en algunos casos, funcionan como separadores de los testimonios. Si bien es un elemento atractivo la idea de ficcionalizar el documental con la búsqueda que emprende el cantante lírico, no resulta muy acertada la elección de Basualdo, quien, en la vida real, también tiene esa profesión, ya que no es actor. Por momentos, no se lo nota con la soltura necesaria para entrevistar o emocionarse. No hay que dejar de lado que no representa a un periodista que busca información, sino a un artista en búsqueda de conocimientos y sensaciones que lo inspiren en su proyecto operístico.
“No debí pensar jamás en lograr tu corazón, y sin embargo te busqué hasta que un día te encontré, y con mis besos te aturdí sin importarme que eras buena...” así comienza el tango Gricel, y en esas pocas líneas se encierra todo el secreto, de esta canción y del documental que indaga en su historia, Gricel: Un amor en tiempo de tango. En su segundo trabajo como documentalista, Jorge Leandro Colás se inmiscuye en el trasfondo detrás del tango compuesto por José Maria Contursi (la letra, la música es de Mariano Mores). Y sí, Gricel existió en serio, y ambos, autor y mujer, vivieron una de esas historias como sólo el tango puede narrar (aunque esta vez con final feliz). Ahora sí, resumidamente la historia del amor (que para quienes no la conozcan es digna de descubrir), Contursi conoce a Gricel cuando esta tenía tan sólo 16 años, son las hermanas Nelly y Gory Omar las encargadas de presentárselas en un encuentro en la radio. Contursi ya tenía una vida hecha, era bastante mayor, estaba casado y con una hija. Pronto iniciarían un romance oculto, tan apasionado como prohibido... un romance que estaba destinado a perderse, los encuentros se fueron espaciando cada vez más, continuó en cartas durante mucho tiempo, hasta el olvido, o no, porque ninguno pudo olvidarse del otro, como lo demuestran los tristes tangos de amor del autor. Muchísimos años después Contursi decidió no seguir negándose, buscó a su Gricel hasta el cansancio, hasta encontrarla, y allí halló su muerte, con su amada. Colás le escapa al clásico cabezas parlantes, material de archivo “disfrazándolo” con algo de ficción. Nos cuenta la historia de Manuel (Pablo Basualdo) un joven cantante lírico que quiere escribir una ópera sobre Contursi y Gricel y el romance eterno que los envolvió, eso lo lleva a investigar, a buscar en archivos, a entrevistar... y así entramos al plano documental mechándolo con la ficción; y a su vez, el tango se mezcla con la música clásica. Como es de esperarse el documental no se apura, se toma sus tiempos en recalar información, casi como si fuese un análisis periodístico de la cuestión (en la que los personajes de ficción son clave), y va introduciendo al espectador en la historia de a poco, tranquilamente, hasta atraparlo, y hacerlo sufrir a la par de sus protagonistas, aunque uno ya conozca la historia y desde entrada sepa como termina. El gran hallazgo de Gricel: Un amor en tiempo de tango es ese, el contar una historia de amor, más allá del documental histórico, uno logra emocionarse como si estuviese frente a una de esas películas de pañuelo en mano. En este punto, y en el esquema y temática en general, Gricel debe mucho a ese otro gran documental sobre el enigma Ada Falcón que fue Yo no sé que me han hecho tus ojos de Lorena Muñóz y Sergio Wolf. En el plano estrictamente documental, lo hay de todo, entrevistas a hombres y mujeres de la época, a descendientes, a historiadores, material de archivo interesante, y mucho por descubrir aún para los que van con cierto conocimiento previo. Gricel: Un amor en tiempo de tango es un documental que recomendaría específicamente a aquellos que tratan a estos como algo menor; el tratamiento que hace del relato, la fuerte impronta estética, y lo atrayente del conjunto lo hace un film que no tiene nada que envidiarle al mejor de los melodramas salido de la mente de un guionista. Queda demostrado una vez más, la realidad, supera a la ficción.
Publicada en la edición digital Nº 4 de la revista.