No, no son David Lynch. Es muy feo cuando se intenta ser flashero. El don de poder aplicar el surrealismo y salir bien parado es algo con lo que se nace, como el humor. LA SOMBRA DEL GATO es la segunda película del director Jose Maria Cicala, la cual intenta narrar una historia sobre los diferentes tipos de encierro tomando como foco las razones del mismo. Tenemos un reparto bastante bien armado y una dirección que resalta la estética, lastima que el guión no acompaña al proyecto, siendo el producto final una sucesión de eventos bizarros que carecen de una conexión solida. La historia sigue a Emma (Maite Lanata), una piba de campo aislada del mundo real. Con ella viven su padre Gato (Guillermo Zapata), el mentor de éste, llamado Sombra, interpretado por la estrella mexicana invitada Danny Trejo, una especie de abuela interpretada por Rita Cortese y una descendiente de aborigenes llamada Kimana, interpretada por la preciosa Griselda Sanchez. En su hambre de ver el mundo real, la joven Emma se mete de cabotaje en la camioneta de su abuelastra y se aventura al pueblo y termina encontrándose un celular que usará para mostrar su pequeño mundo a la red. El problema es que sus videos, los cuales subió a no se donde, ni se como, ni por qué, terminan siendo vistos por un lacayo de su familia materna, la cual fue totalmente anulada de su historia por su padre. La chica decide escapar a ver a su otra gente, que vive en una mansión en el medio de la nada y cuenta con unas … Particulares formas de ver la vida. Aparentemente la temática de secta satánica no les basto, tuvieron que agregar detalles de todo tipo y color que nos muestren sin ningún tipo de tridimensionalidad, unas entidades oscuras que parecen ser científicos nazis que hacen experimentos malignos y paran a morfar o a hacer rituales. La historia abusa de unos flashbacks que parecen estar escritos en el momento, dejando detrás lo que se plantea en el primer acto. Tenemos toda una historia de como Gato conoció a la madre de Emma, interpretada por Monica Antolopulus, y a su familia, encabezada por el patriarca Otto, encarnado por el siempre genial Miguel Angel Solá. Luego tenemos otros recuerdos centrados en Gato de chico, en donde nos brindan detalles poco claros de como Sombra lo rescato, pero todo por encima, como un supuesto trato que la granja tenía que cerrar y que después queda en la nada misma. Los diálogos no solo son cursis, sino que son irreales. Intentan ser solemnes y quedan desubicados y anticuados, como el personaje de Trejo, que es una especie de chaman estereotipado que tira frases indias que no vienen al caso. La trama toma rumbos que parecen interesantes, como los flashbacks de la familia materna de Emma, pero todos desembocan en un final surrealista que no se si está intentando venderme un simbolismo inteligente o una secuencia random que intenta emular a TWIN PEAKS: THE RETURN. Las actuaciones son lo mas fuerte, todos están mas que aceptables en sus papeles, en especial Lanata, Zapata y Solá, a quienes se les nota que son actores de raza. Trejo nunca me gustó, me parece un rostro que sirve para vender y ya. A la película le doy crédito por no ser para nada aburrida, dentro de sus inconsistencias uno esta atrapado hasta el final queriendo ver a donde toda esta ensalada de conceptos. LA SOMBRA DEL GATO es una película para ver fumandose un porrito y escabiando algo, uno de esos films que uno pone cuando esta con sus mejores amigos y le hace observaciones graciosas encima comiendo una picada. A pesar de lo mala que es la recomiendo, dudo que la pasen mal viendola. Calificación: 7/10
Una vez más José Cicala se anima a narrar de manera diferente una propuesta que tiene en el centro a una niña que, cuidada por su padre, saldrá al mundo para conocer la verdad sobre su origen, que mezcla sectas, pactos y mentiras. Fresca, original, distinta.
Gato vive con su hija adolescente Emma en una pequeña comunidad, en una granja aislada, sin acceso a tecnologías. Pero un día la joven, consigue un teléfono móvil y lo activa, haciéndose visible al mundo. Luego de que eso ocurre, abandona la granja. Gato sale a buscarla junto a su amigo Sombra, con quien diecisiete años atrás tuvieron una rara aventura con una secta. Emma podría estar en manos de esta gente y deberán rescatarla antes de que sea demasiado tarde. La película tiene ambición. El realizador demostró este año con otro film, Sola, que era capaz de crear mundos originales e interesantes. Pero aquí arma un universo que no es ninguna de las dos cosas. Qué tiene una posible influencia de realizadores como Jean-Pierre Jeunet o Terry Gilliam. Ya estos dos directores son famosos por no tener un trazo fino, imaginen una copia no lograda de ellos. No solo falla en su construcción de un imaginario, sino que el elenco está completamente fuera de tono. La presencia del prolífico Danny Trejo es una especie de lujo para el cine argentino. Digo especie porque tampoco es el más exquisito de los actores a la hora de elegir proyectos. Habla en español con acento y le cuesta bastante verse espontáneo. Después hay un grupo de actores cada uno trabajando en su propia película, Maite Lanata hace un rol de televisión, Rita Cortese procura no alejarse de sus propios lugares comunes y también están Luis Machín y Miguel Ángel Sola. Tal vez es injusto no destacar ciertos trabajos, porque en su búsqueda independiente de actuar sin dirección alguno logra generar algo. No Luis Machín, que quede bien claro. Tampoco la película de tan descontrolada y fallida se vuelve simpática. Lamentablemente se queda atrapada y no logra despertar ese encanto inesperado de las obras menos dignas. Con dos películas estrenadas y una por venir en el 2022 llamada Lennons, José María Cicala parece ser un realizador del que se puede esperar cualquier cosa. Todavía no es un elogio esto, pero podría serlo en el futuro. Mientras tanto en su filmografía La sombra del gato queda como la mala y Sola como la interesante.
Tras una larga trayectoria en el mundo de la fotografía dedicada a retratar en producciones especiales a estrellas de Hollywood, José Cicala decidió que era hora de probarse como director de cine y darle a su frondosa imaginación y a su amor por el cine la oportunidad de mostrarse en ese mundo. Después de Sola, La sombra del gato es la segunda película que se estrena en el año de Cicala y vuelve a mostrar gran capacidad de convocatoria ya consiguió para este relato que se sumen a la aventura desde Maite Lanata a Danny Trejo pasando por Miguel Angel Solá y Luis Machín. Lo que arranca como una historia en un ámbito rural y con una chica que vive en una casa en el campo con su padre y una serie de personajes que conforman su grupo familiar, deriva en pocos minutos en otra cosa. La madre de Emma (Maite Lanata) murió, pero su padre al que todos conocen como “Gato”, creó alrededor de la chica un mundo que la protege y la estimula en sus aventuras. Emma registra en un diario todo lo que pasa en su vida, se inventa una serie de aparatos que usa como cámara para hacer sus películas caseras. La realidad es que la casa está en el medio de la nada y Emma no conoce Internet ni tiene forma de conectarse con el exterior, salvo por una radio AM, hasta que por un accidente llega a sus manos un celular. La conexión con el mundo de repente deja de ser la consecuencia de vivir en el medio del campo. Emma descubre que su madre vive y que todo ese mundo que la protege en realidad la tiene prisionera. Sabiendo esto, la chica se escapa de la casa y va a buscar a la madre que vive en una mansión tenebrosa donde además de vivir la familia materna, funciona una especie de instituto psiquiátrico sacado de alguna película de terror de los estudios Hammer. El director del hospicio es el abuelo de Emma, interpretado por Miguel Angel Solá. En el reencuentro de Emma y su madre es todo felicidad, hasta que Emma va encontrando ciertas pistas de que algo no anda bien en ese lugar. Gato sale del campo para ir a buscar a su hija y a ese viaje se suma Sombra (Danny Trejo). En el hotel del pueblo cercano al hospital hay un conserje transexual, hay un enano, hay situaciones disparatadas y el relato se va a haciendo más gótico y más confuso. Hay algo inasible sobre el bien y el mal. También algo de vampiros, diálogos grandilocuentes y una leve promesa de que esto es solo el comienzo de un relato mayor pero habrá que esperar y ver si se concreta. LA SOMBRA DEL GATO La sombra del gato. Argentina, 2021. Dirección: José Cicala. Guión: José María Cicala, Griselda Sánchez y Gustavo Lencina. Intérpretes: Danny Trejo, Maite Lanata, Guillermo Zapata, Monica Antonópulos, Miguel Angel Solá, Rita Cortese, Griselda Sánchez, Roberto Peloni, Candelaria Molfese y Luis Machin. Director de Fotografía: Martín E. Nico. Música: Nahuel Maeso y April May June. Director de Sonido: Pablo Gamberg. Montaje: Juan Mansueto. Vestuario: Gustavo Alderete. Colorista: Laura Viviani. Maquillaje: Soledad Horan. Duración: 87 minutos.
José Cicala se enamoró de su tarea como cineasta y no hay quien lo pare. En este su segundo estreno plantea un mundo delirante que atrapa al espectador curioso por saber los destinos nada claros de sus protagonistas. Una manera de contar libre y frenética que bate y mezcla temas tan duros como las sectas, los experimentos con humanos, la ideología nazi, un chaman que encuentra en Danny Trejo la encarnación perfecta, en Maite Lanata a una protagonista que no le teme a ningún desafío y a un Miguel Angel Solá como líder del una corporación del mal que esta impagable. Lo demás es música, ensoñaciones, confusiones, divertimentos, animales y toda una comparsa que no se detiene: Chicas trans, planes secretos, mentiras y entretenimiento.
"La sombra del gato": ¿de tan mala es buena? Comienza como un cuento de hadas para adultos, continúa en la senda del relato gótico, con encierros y traumas del pasado a granel, y termina como un homenaje desvaído a David Lynch y/o Terry Gilliam, con guiños al cine de terror con cultos demoníacos. Estreno en salas únicamente. El segundo largometraje de José María Cicala confirma su interés por sacudir y mezclar las influencias temáticas y formales más eclécticas. Si en Sola, estrenada hace apenas algunas semanas en el Cine Gaumont, el drama de época con marco bélico derivaba en un tobogán de emociones de tonos alucinatorios, algo similar puede afirmarse respecto de La sombra del gato, que comienza como un cuento de hadas para adultos, continúa en la senda del relato gótico, con encierros y traumas del pasado a granel, y termina como un homenaje desvaído a David Lynch y/o Terry Gilliam, con guiños al cine de terror con cultos demoníacos. Más allá de algunos momentos relativamente logrados sobre el final, nada funciona del todo bien en la película, que no logra convertir el libre albedrío en algo más que una serie de caprichos. Detalles curiosos no faltan, comenzando por el hecho de que uno de los personajes centrales está interpretado por el californiano (de origen mexicano) Danny Trejo, cuya extensa carrera, usualmente en roles de tipo duro, lo transformó en uno de los rostros más reconocibles en el cine de Hollywood de las últimas tres décadas y media. Trejo, cuya historia de vida puede conocerse en detalle gracias al reciente documental Prisionero número uno, es aquí Sombra, ayudante y hombre para todo de Gato (Guillermo Zapata), dueño de una granja colectiva dedicada a la manufactura de alimentos artesanales que parece ubicada a miles de kilómetros de cualquier rastro de civilización. Gato y Sombra conviven con una joven aborigen y una anciana (Griselda Sánchez y Rita Cortese, respectivamente) y la hija del primero, una muchacha inquieta e interesada en el mundo exterior llamada Emma (Maite Lanata), que anda todo el tiempo simulando un rodaje con una cámara hecha con cartón y colecciona recortes sobre ovnis, mujeres-mono y otros hechos insólitos. Emma se sube a la camioneta familiar y, sin que medien explicaciones o contextos, aparece en medio de un carnaval, bailando entre las comparsas. El hallazgo de un teléfono celular abandonado provoca indirectamente la excusa para una rebelión y escape, punto de partida de la aventura. El guion, escrito a seis manos, da por sentadas esas y muchas otras cosas sin pedirle al espectador disculpas por la insensatez o el atolondramiento, escudándose en una aparente red de contención camp que incluye villanos que parecen salidos de una película de Los Parchís, un cuarteto de drag queens responsables de un hotel, varios flashbacks que destacan el origen pretérito de las maldiciones presentes y un hospital psiquiátrico con subsuelos inundados. Mezcolanza que no ofrece demasiado sentido, pero tampoco logra generar un disparate estimulante. O tal vez la apuesta sea a un “tan mala que es buena” autoconsciente, en cuyo caso la reacción del espectador dependerá de su tolerancia a ese argentinismo sin definición ni etimología concreta, el así llamado (mal llamado) “cine bizarro”.
Crítica de “La sombra del gato” Una película de José María Cicala Ricardo De Luca Hace 4 días 0 108 El film Protagonizado por Danny Trejo, Maite Lanata, Guillermo Zapata y un gran elenco compuesto por Monica Antonópulos, Miguel Angel Solá, Rita Cortese, Griselda Sánchez, Roberto Peloni, Candelaria Molfese y Luis Machin tendrá su estreno el próximo jueves 23 de diciembre en cines. La película abre con un primer plano de la joven Emma (Maite Lanata) subida a una bicicleta. La imagen de su pelo al aire parece indicar que va a alta velocidad, su cara denota un gesto de libertad como si escapara de algún encierro. Sin embargo cuando el plano se abre para tomar a la protagonista en un plano entero, se descubre que esa bicicleta es fija y que Emma ha estado pedaleando, pero para llegar a ningún sitio. Un inicio de historia, que es todo un símbolo de lo que se verá luego. Emma vive con su padre, Gato (Guillermo Zapata) en una granja alejada del pueblo, sin conexión a internet, ni televisión, aislada por completo del mundo real. Con ellos también viven dos mujeres y un hombre que en un principio aparentan ser familia. Un día, la joven protagonista consigue escapar y llegar al pueblo. Lugar al que temía ir, a pesar de su potente curiosidad debido a las palabras que su padre manifesta induciendo pavor, para mantenerla encerrada. El pueblo será para Emma un sitio de descubrimiento, en donde por casualidad, se topa con un teléfono celular, que dará comienzo a una segunda parte de la historia, en la cual un pasado oculto verá la luz tanto para la protagonista como para el espectador, que inician un camino hacia la verdad, prácticamente de la mano.
La búsqueda de una verdad reveladora lleva al personaje protagonista de esta historia a encontrarse lo inesperado. Tal es el disparador argumental de la última propuesta de José Cicala, “La Sombra del Gato”. Una aventura, ambiciosa, desmedida, confusa y onírica. Un collage de géneros de aglutina el suspenso, el drama, el cine fantástico, la comedia y el terror. Una propuesta experimental y delirante, que añade el toque bizarro que toma una página de Robert Rodríguez y sintetiza a Alex de La Iglesia. Emula a Guillermo del Toro y admira a Quentin Tarantino; tales son las influencias del realizador argentino que pocos meses atrás estrenara el film “Sola”. Nombres de primera línea, como Luis Machín, Rita Cortese, Miguel Angel Solá, Danny Trejo y Maite Lanata integran un elenco de figuras reconocidas, al servicio de una historia que deposita sobre nosotros profundos interrogantes, sin preocuparse, explícitamente, por responderlos todos. El tono no será siempre el acertado y el verosímil será puesto a prueba, mientras la dirección actoral lleva el relato hacia confines estrafalarios de sangriento ritual. Una fortaleza que resguarda secretos y un mundo paralelo sectario alimentan la imaginación de un director que no pecará de tímido. ¿Qué está dispuesto a cambiar el ser humano por su fanatismo? Pareciera la pregunta encumbrarse como mensaje moral subliminal a tan exagerado paradigma. El despertar de la joven protagonista, ilustrada su travesía en contrastada fotografía y estridente sonido pop, acompaña un relato vertebrado a través de flashbacks y una ambientación surrealista. No obstante, las referencias cinéfilas de culto y las buenas intenciones narrativas no acaban por materializarse en un producto desparejo, inconstante y falto de cohesión. “La Sombra del Gato” es un tren desbocado pronto a estrellarse.
La extraña película argentina con Danny Trejo El film dirigido por José Cicala es una ensalada de tonos y registros que suma el relato de una adolescente, una secta satánica y a Danny Trejo, en la misma historia. “Esa idea puede convertirse en un delirio” se menciona al final de La Sombra del Gato (2021) como una manera de justificar lo que acabamos de ver. La película es un coctel de ideas desmesuradas con tintes bizarros y, a la vez, cuenta con un elenco increíble. ¿Qué es entonces La Sombra del Gato? Empieza con la estructura de una coming of age (género de paso a la adultez) en la que Emma (Maite Lanata), una chica que vive con su familia ensamblada en el medio del campo, añora el mundo exterior. Hasta ahí tenemos buen ritmo narrativo y una intención de describir una fauna de personajes estrafalarios que conviven en armonía en un particular pero ameno espacio campestre. La música y calidez de las imágenes trasmiten el clima de felicidad de la niña. Un día Emma pregunta por su madre y descubre que su padre Gato (Guillermo Zapata), le ocultó su existencia. En busca de su progenitora cae dentro de una secta satánica orquestada por su abuelo materno (Miguel Ángel Solá). Los flashbacks tratan de explicar el pasado oscuro familiar y aquí la cosa se pone extraña, no tanto por lo que se cuenta sino por el cómo. La secta sigue la lógica de cualquier film al respecto, con trajes y rituales diabólicos, pero el tono y registro paródico rompen la atmósfera y la cambian por un tono burlón de comedia familiar en donde los personajes son arquetipos exagerados de un trillado género de terror fantástico. El tono deja de ser convincente y los chistes entre los inoperantes operarios de la mansión psiquiátrica no terminan de ser eficaces nunca. El tío y hermano mayor de su padre, una suerte de ángel de la guarda de la familia, es Sombra (Danny Trejo), un hombre místico y único capaz de rescatarla. Es el personaje por excelencia de Danny Trejo con Machete (2010) de referencia. Un tipo con campera de cuero y sombrero, rudo, que sólo aporta frases breves con didácticas moralejas sobre la vida. Más con la intención de darle espacio a la figura internacional que por buscarle sentido a lo narrado, la película despliega un final con un héroe impensado. El relato deambula de un registro a otro y choca contra sus propias e imposibles pretensiones. Por momentos quiere aportar dosis de humor, en otros tramos descoloca con los trajes tecno futuristas de la secta. Aparecen Mónica Antonópulos (como la madre de Emma), Luis Machín, Rita Cortese, en un enorme elenco para una producción que derrapa en osadía y pierde la brújula cinematográfica. La escena sublime es Danny Trejo en una coreografía con mujeres trans (una es enana), con quienes conforma un improbable equipo para rescatar a Emma. Quién escriba alguna vez la biografía del actor mexicano deberá recurrir a este film en busca de explicaciones. Música pop (en inglés), registros de actuaciones disimiles y un guion imposible, hacen de La Sombra del Gato una película tan desconcertante como llamativa.
Con «La Sombra del Gato» el argentino José Cicala trae un nuevo film a la pantalla grande luego de «Sola», película que trataba sobre una distopía, protagonizada por Araceli González. Ésta vez trae un gran cast con algunas sorpresas. La historia es acerca de Gato (Danny Trejo) quien vive en una granja con su hija Emma (Maite Lanata) en donde están aislados de la tecnología, sin internet ni teléfono. Todo toma un giro inesperado cuando su peculiar hija obtiene un teléfono y ahora su padre junto con su gente van en su búsqueda para evitar que suceda lo que más temen. El cast es increíble, está muy bien elegido y el foco de atención es sin dudas Danny Trejo. Por su parte, Maite Lanata demostró lo mismo de siempre, que logra poner su propia esencia en cada personaje, saliendo de su zona de confort. El director recordemos que además es un reconocido fotógrafo por lo que fotografía y arte del film son muy acertadas. En cuanto a la historia fue muy interesante y clara. Igualmente, hubo un poco de titubeos en la mitad de la misma lo cual hizo que se vuelva redundante y se notó el querer «alargar» cada momento. Creo que eso fue innecesario. Hubiera sido un gran acierto que apostaran a contar un poco más la historia de ciertos personajes ya que dado el contexto le hubiera dado mucha relevancia. Con mucha alegría afirmo que el cine argentino está dándonos el gusto de ver diferentes propuestas que dejan la vara cada vez más alta. Esperamos ver más de Cicala en la pantalla grande porque la verdad es que siempre sorprende su mirada y la estética que le da a cada historia que propone y la elección del cast.