Buscando a Shelly Toda una curiosidad resulta esta producción animada de Bélgica que resalta el tono ecológico, y los valores de la amistad y el amor por sobre todas las cosas. Ideal para niños de corta edad, Las aventuras de Sammy (se exhibe en 3D) recorre los días de un tortugo marino que recuerda su nacimiento en una playa de California y su odisea para llegar por primera vez al mar, en un camino lleno de osbtáculos. Y sale en busca, junto a su mejor amigo, de una tortuguita llamada Shelly. La película exhibe ritmo, buen diseño de personajes, una pesadilla y peligros varios (tiburones, barracudas y aves en primer plano), entre los que se encuentran los humanos (la lograda escena del derrame de petróleo). Sin nada que envidiarle a producciones norteamericanas y con cierto parecido a Buscando a Nemo, el film evidencia un tratamiento más episódico (va y vuelve varias veces de un mapa) que no empaña el resultado final. Entre hippies, felinos y un centro de rehabilitación que devuelve a las distintas criaturas a un mar feroz, estas aventuras atrapan y no dejan de lado la cuota de romance, nostalgia y vulnerabilidad.
En este caso nos encontramos ante un film con una bellísima estética y colorido. Las caritas de las tortugas y de todos los animales son de lo más simpáticas. El océano y sus habitantes tienen una paleta de colores que van a hacer las delicias de...
Una tortuga de película Las aventuras de Sammy: En busca del pasaje secreto (Sammy’s avontures: De geheime doorgang, 2010) recrea una inocente metáfora sobre las vicisitudes que se deben enfrentar en la vida para sobrevivir y crecer. Esta producción animada belga apunta a los más pequeños. Su lenguaje, sus diálogos, sus imágenes; si bien naif, consiguen construir un tierno mensaje acerca del camino por recorrer en la vida. En este caso, esa vida es un agradable paseo en 3D por los océanos, que los más chiquitos sin duda disfrutarán. Al comenzar el film, Sammy, un simpático tortugo de mar, ya viejo y a punto de ser abuelo, nos introduce en la narración de su propia vida dando comienzo a un flashback que durará todo el film. Así nos enteramos que a los pocos minutos de vida, en un encuentro accidentado, conoce a Shelly, una tortuga de quien enseguida perderá el rastro, pero que Sammy nunca olvidará. Cuando inicia su viaje por el mar se cruza con un tortugo muy sociable llamado Ray, quien se convierte en su amigo y compañero de aventuras y auspiciará como mentor de su vida. Su separación de Ray lo llevará a explorar el mar, sin perder nunca su esperanza de reencontrarse con Shelly. En el medio se cruzará con animales marinos y humanos, y aprenderá a vivir en un mundo no siempre acogedor. Tal vez una de las escenas más representativas y elocuentes de la película sea el momento en que Sammy conoce a Ray. Sammy queda sorprendido por su sentido del humor, su simpatía y amor por la vida. En ese instante, desde su pequeña embarcación de madera en el medio del océano le pregunta a su nuevo amigo qué es lo que debe hacer ahora que nació. La incertidumbre ante el futuro y otras cuestiones que aquejan a las personas se plantean con simpleza y dulzura y humor. Pero no todo es color de rosa: este amigable tortugo también sufrirá ciertas desventuras, casi todas vinculadas con la actuación de los humanos. Son ellos los que ponen en peligro la vida en el mar. Tanto desde la contaminación del agua como cuando las redes de los buques pesqueros lo separan por muchos años de su amigo Ray. Las aventuras de Sammy presenta animación en 3D y este elemento es esencial a la hora de comentar el film. Porque si bien la película tiene un argumento, esta no es su principal arma para ganarse al público infantil. La realidad es que gran parte del entretenimiento apunta a mostrar los viajes por el fondo del mar que emprende su protagonista. Generar la sensación de los más pequeños de sentir que están nadando junto a la colorida fauna marina es la idea que sostiene gran parte de la fascinación visual del film. La oferta cinematográfica infantil no siempre contempla a los más, más pequeños y este es el lugar que viene a cubrir esta película. Como toda producción de cine cuyas estrellas son animales se apunta a generar ternura, y desde la humanización de los personajes también la identificación. Lo que se debe destacar de este film entonces es que si bien no es una producción Disney o Pixar, propone un producto hecho a la medida del público que busca captar, con calidad y buena animación.
Con esta historia, la cinematografía belga se suma a las producciones de dibujos animados en 3D, y lo hace a través de una trama tan simple como tierna que, sin duda, atraerá a los pequeños espectadores. El relato se desarrolla en torno de Sammy, una tortuga marina que decide recorrer el océano para hallar a Shelly, el amor de su vida, a quien perdió en la playa donde ambos nacieron. Durante este intrépido viaje, Sammy deberá desafiar las corrientes y las mareas y conocerá a una serie de simpáticos personajes, entre ellos Ray, un gato sagaz; los integrantes de una comunidad hippie que lo adoptarán como mascota, y, además, una variada colección de cetáceos que, finamente, lo ayudarán en su misión. La fuerza de voluntad y la sagacidad de este personaje central deberán, además, enfrentar una peligrosa mancha de petróleo y presenciar la caída del Apolo XI en el océano Pacífico. Con todos estos elementos que se le presentan a cada paso, Sammy se convertirá muy pronto en testigo del daño que el hombre causa al planeta. Sobre la base de simpáticos dibujos y del fondo marino, principal escenario de la trama, el director Ben Stassen logró su propósito de fomentar el cuidado del medio ambiente y realzar el poder de la amistad. Situaciones hilarantes son los elementos primordiales de esta aventura en la que la valiente tortuga está decidida a defender su amor. Una música que combina armoniosamente todo ese cúmulo de divertidas escenas es otro de los elementos que apoyaron con indudable gracia a este film.
Entre los corales La empresa de Ben Stassen se ha estado especializando en grandes espectáculos visuales para IMAX en 3D. El dato parece menor pero es de interés a la hora de saber lo que se está yendo a consumir en esta ocasión. La película está maravillosamente realizada desde el punto de vista visual, y aunque no soy un amante de la tecnología 3D, tengo mis dudas de que puedan apreciarse la belleza y el impacto visual del film en la versión 2D. Como experiencia visual, el film consigue su objetivo: los niños y los adultos apreciarán los viajes submarinos entre los corales y los planos subjetivos que refuerzan la ilusión de profundidad en la versión estereoscópica. Desde el punto de vista narrativo el relato tiene algunas debilidades. La más importante es la demora en la explicitación de un objetivo definido en el personaje principal. Durante el primer tercio de la película, El viaje de Sammy invita a dejarse llevar por la corriente más que por una búsqueda de un objetivo en sentido riguroso. Por otra parte, los personajes secundarios no son un buen contrapunto del personaje principal. El más pintoresco de ellos, su amigo Ray, desaparece de la película casi hasta el final, y Shelly no vuelve a aparecer sino hasta la mitad de la película. Creo que haber puesto todo el énfasis de la historia en Sammy y en los personajes ocasionales -que tan rápido como aparecen, desaparecen- no ha sido la mejor decisión. Las comparaciones son odiosas siempre pero es inevitable recaer en esa obra maestra de Pixar Buscando a Nemo (2003). Las aventuras de Sammy es más contundente en su perfección visual, pero el producto de Pixar es una pieza de relojería perfecta desde el punto de vista narrativo; lo que el personaje de Sammy no tiene, le sobra al de Marlin: un eje rector de la acción que mantiene en vilo a los espectadores de todas las edades a lo largo de los 110 minutos de película; una compañera cómica, atrevida e insolente, perfecto contrapunto del serio, prudente y cobarde padre de Nemo, y un espectro de personajes estrafalarios que acompañan y participan en partes significativas de la trama. Incluso, cuando se enarbolan mensajes sobre el cuidado del medio ambiente, se lo hace de un modo tan excesivamente solemne en este caso que se pierden preciosas ocasiones de distender el relato otorgándole más peso a los personajes humanos. De todas formas, Las aventuras… pasa la prueba del espectador, tanto del niño como del adulto, quien disfrutará de las peripecias acuáticas de Sammy y del fascinante colorido y pintoresco mundo submarino.
Anexo de crítica: El director Ben Stassen dirige esta simpática animación digital en 3D, deudora de la magistral Buscando a Nemo, con la gran diferencia de un contexto hostil y un mensaje de conciencia ecológica para los más pequeños. Los desniveles narrativos se notan en la mitad del relato y la dispersión de personajes sin peso le juegan un poco en contra a la trama sencilla y con pocos elementos conflictivos. Sin embargo, para los más chicos esta historia de una tortuga que intenta sobrevivir y transformarse en adulta, en un viaje a la deriva por diferentes latitudes, resulta lo suficientemente atractiva para que no se aburran y de paso aprendan algo del mundo marino...
Al fin una película donde el 3D tiene razón de ser Además de su mensaje ecologista, el filme hará vivir a los chicos una gran experiencia. Ante todo, y lo más importante, si usted decide elegir una película en 3D en la cartelera para llevar a sus hijos, sobrinos, ahijados o nietos, no lo dude: Las aventuras de Sammy: en busca del pasaje secreto les hará vivir una experiencia como no se recuerda en el mundo de la animación tridimensional. Sentirán que están nadando, flotando o sumergiéndose en el mar abierto, al lado de peces, corales y tortugas marinas, sí, al alcance de la mano. El director belga Ben Stassen ( Vamos a la luna ) aprovecha el efecto tridimensional para integrarlo a la historia. Aquí el 3D no está para acompañar a Sammy, un tortugo marino, en su travesía de 50 años, sino convivir con él en todo lo que le suceda. Va mucho más allá de que los chicos estiren sus bracitos para “tocar” lo que deseen: la profundidad del fondo y los relieves de los personajes logran esa impresión de realidad, por más que estemos ante una fantasía animada. Una ficción con algo de utopía, es cierto, pero mucho de autenticidad y verdad fácil de constatar en el mundo que vivimos. Sammy nace obviamente de un huevo, le cuesta llegar hasta la costa y, una vez allí, se embarcará en una aventura sin fin. Una amiguita, Shelly, lo ayudará en sus primeros pasos, la perderá, conocerá a otro tortugo del que se hará amigo fiel y navegará distintas aguas alrededor del planeta –incluidas nuestras costas australes- en busca de ese amor extraviado por las corrientes marinas. Y como si no tuviera suficiente con tener que lidiar con los depredadores naturales, Sammy se enfrenta a manchas de petróleo, pescadores furtivos y bolsas de plástico que casi lo ahogan. Hay un claro mensaje ecologista, pero no impuesto ni obligado, sino consignado: los más pequeños lo incorporarán como algo natural. Lo mismo que los personajes “malos” –al margen de algunos humanos-, todos tienen una razón de ser. ¡Y hasta aparece un pulpo Paul! La película, entonces, recorre 50 años de la historia contemporánea, con Sammy como testigo privilegiado de la caída del Apolo XI en el Océano Pacífico, por ejemplo. Todo en un tono ameno, accesible y disfrutable. La paleta de colores y el movimiento de los personajes también sirven de atracción a los más pequeños, a quienes indudablemente está destinada Las aventuras de Sammy , pero que sus acompañantes también podrán divertirse. Y ya se viene la secuela… «
"¿No sería maravilloso poder viajar por el mundo entero?"... Sammy "No se llega a descubrir el mundo todos los días, ¿verdad?"... Shelly Sammy, un tortugo marino de color verde, nos relata su historia durante cincuenta años, sus aventuras y peripecias desde que salió del huevo en 1959. A veces resulta difícil dar el primer paso y es por eso que Sammy es el último de su grupo en llegar hasta el mar pero, una vez allí, poco a poco, va perdiendo el temor a lo desconocido y comienza a disfrutar del camino maravilloso que tiene por delante, realizando grandes descubrimientos que marcarán su vida. Su gran objetivo es encontrar a Shelly, la adorable, decidida y despreocupada tortuguita a quien ama y que ha perdido en la playa de California donde ambos nacieron. A lo largo de su aventura, Sammy pasa momentos de soledad pero también se cruza con diversos y coloridos personajes: Ray, un tortugo gris, alegre, glotón, fiel y bondadoso, que se convierte en su mejor amigo y compañero de viaje durante los primeros años; Fluffy, un gato francés bastante pícaro y territorial; y, por último, un grupo de humanos muy peculiares. Durante su travesía alrededor del mundo, Sammy deberá seguir sus instintos y evitar ser atrapado por las aves rapaces o por las redes de los pescadores; él no sabe qué le depara el destino, pero en cada tramo de su recorrido siempre aparece alguien para darle una mano cuando más lo necesita, lo cual nos dice que nunca estamos realmente solos, y es por eso que este film habla en primer lugar de la amistad y de la colaboración entre todos los habitantes del planeta. La mayor parte de la película es un flash back, donde este simpático personaje recuerda su vida y la comparte con el espectador, quien logra emocionarse con el relato. El aspecto visual de esta producción demuestra que se trata de un trabajo de primer nivel, ya que posee una gran calidad de animación y logra que los gestos y movimientos de los personajes resulten creíbles y realistas. El film está realizado totalmente en 3D y se nota en todas las escenas ya que las imágenes salen de la pantalla y generan la sensación de poder alcanzarlas con las manos. Tanto el director Ben Stassen como Wave Pictures, la empresa productora de la película, son los mismos que realizaron Vamos a la Luna (2008), aquella entretenida historia donde unas moscas se colaban en el vuelo espacial de la nave Apolo 11 en 1969. Aquí también hay una referencia a ese vuelo y, más precisamente, a la caída final de la nave en el Océano Pacífico al reingresar a la Tierra, cuando las tortugas marinas son testigos de ese hecho histórico. Hay otro punto interesante que plantea esta historia, que se relaciona con la manera en que interactuamos con el medio que nos rodea y con quienes nos encontramos a lo largo del camino y cómo según el punto de vista con que se observe una determinada situación en la vida ésta puede ser favorable o desfavorable, y tal cual reflexiona Sammy en una oportunidad, “la visión de las cosas cambia según las circunstancias”. Pero esta nueva película tiene un fuerte mensaje ecológico. Por un lado, expone el asunto de la pesca negligente debido a la cual, a veces, otras especies caen en las grandes redes. Por otro lado, denuncia dos situaciones gravísimas: primero, la caza de ballenas que a esta altura está prohibida porque hay muchas especies en vías de extinción y muchos ambientalistas vienen reclamando hace rato; el otro tema fuerte está relacionado con los desastres provocados por derrames de petróleo en el océano. Eso demuestra cómo los seres humanos afectan las vidas de otras criaturas y como, muchas veces, el hombre daña el mundo que habita. Esto es bien real y alarmante, ¿cuántas veces se han derramado cantidades enormes de petróleo en los mares de nuestro planeta? Desastres ecológicos de esa índole han puesto en peligro la vida de muchas especies en más de una ocasión. Por lo tanto, el film fomenta el cuidado del medio ambiente y crea conciencia al respecto en el espectador, que esta vez serán en su mayoría niños, por lo cual se recomienda que los padres conversen con sus hijos luego de ver la película. Finalmente, tenemos un producto precioso para toda la familia que, además de entretener y emocionar, es educativo y nos aporta mucho más. “Las criaturas marinas necesitan de los seres humanos para sobrevivir y ellos son los encargados de mantener los mares limpios y sanos”.
En sesenta días la cartelera cinematográfica infantil se ha visto profusamente poblada de estrenos. La mayoría de los mismos tuvieron un directo mensaje ecologista que en ocasiones no pasó de ser un panfleto didáctico de cómo debe cuidarse el medio ambiente. Casi todas las tramas se han desarrollado en el hemisferio norte donde el cuidado de la ecología no pareciera tener ni siquiera una mínima prioridad ante el avance económico. La película que se comenta tampoco escapa a este bombardeo de “manual ecológico” del que se viene nutriendo la cinematografía destinada a los niños. Y también, como casi todas las películas, inserta una subtrama dedicada a resaltar las bondades de la verdadera amistad. Afortunadamente, el pequeño espectador encuentra, en esta oportunidad, una diferencia. Sammy es un ejemplar de tortuga verde de mar que nace con más lentitud que la habitual en su especie lo que no le permite, en el momento de su nacimiento, estar entre “los ganadores de la vida”. Sobrevive porque lo ayuda Shelly, una tortuguita dulce y solidaria, pero ella será arrastrada naturalmente hacia la protección que le dan las aguas de mar, y Sammy con un golpe de suerte caerá sobre las olas, se salvará pero no encontrará a la bella que ya ha conquistado su corazón. De ahí en más se dedicará a buscarla pacientemente, tiene mucho tiempo por delante como casi todas las tortugas que no son devoradas por las aves marinas cuando salen del nido. Sammy navegará sobre los desechos de una balsa que es empujada por la Corriente del Golfo de México y con él viaja su amigo, la tortuga Ray, alegre, festivo y leal amigo, con quien deberá huir ante los peligros que traerá aparejado un derrame de petróleo en el Mar Caribe y tratar de no caer en las redes rasantes de los pescadores. Precisamente cuando tratan de no ser capturados y convertidos en sopa, las circunstancias los separan, pero Sammy se reencontrará con la cautivante Shelly y juntos buscarán el pasaje secreto, que no tiene nada de secreto porque se trata del Canal de Panamá, que permitirá a las dos tortugas pasar al Océano Pacífico y seguir con las aventuras de sus juveniles cincuenta años. Juntos viajarán por casi todo el mundo y hasta llegarán a congelarse en la Antártida mientras observan como un gomón del barco de una entidad ecologista se interpone entre un buque pesquero y una ballena. Hay un ligero mensaje subliminal en una nostálgica referencia a la cultura hippie que entre sus enunciados tenía la protección y el derecho a la supervivencia de todos los seres vivos. Se trata de un filme ameno, lleno de situaciones humorísticas, con dibujos animados con mucho colorido que hacen las delicias de los niños. Fue realizado en Sistema 3D, una tecnología que puede tener riesgos de bloqueo de ordenador computado durante la proyección Los niños de todas las edades la disfrutan, aunque la comprensión total de la historia es para niños a partir de los 7 años, cuando ya tienen algo de información sobre las corrientes marinas, los animales empetrolados, las organizaciones que protegen la ecología y la natural situación de que el pez grande se come al chico.
Las aventuras de Sammy quizás sea una de las mejores películas que hasta el momento supieron poner el 3D al beneficio del espectador que busca "tocar algo". Hicieron un gran trabajo en este aspecto, repartiendo a lo largo de la película esos momentos "especialmente 3D". La historia es ideal para los más chicos, y se han esforzado en meter temas ecologístas por sobre todas las cosas. En esa búsqueda de que los chicos recuerden esos puntos, quizás dejaron de lado la interconexión entre cosas que van mostrando. Pero ese es un detalle menor con el resultado final. Para los más grandes quizás puede ser un poco larga la historia, pero los chicos la pasan bárbaro. Es de esas películas donde los chicos (y no tanto) estiran la mano hacia la pantalla. Buena música, muy buen arte, buenas "texturas", son varios de los otros puntos que suma Las aventuras de Sammy. Sin lugar a dudas una excelente opción familiar, para un sábado a la tardecita ;)
Producción animada de origen belga, Las aventuras de Sammy - En busca del pasaje secreto es un film de altísima calidad visual y estética, además de contener mensajes esenciales acerca de la preservación del medio ambiente, La película de Ben Stassen, sin apelar a ritmos alocados ni personajes hiperkinéticos, propone asimismo un entretenimiento sin pausas a través de su trama y recursos técnicos. Porque la aventura de esta tortuga de mar en su búsqueda de un amor perdido en su playa natal, está desarrollada con un 3D de formidable resolución expresiva, como pocas veces se ha visto desde que el sistema ha sido reciclado para films de animación y de acción viva. Su imaginativo aprovechamiento, unido a los atributos artísticos de los trazos digitales, logran una combinación atrayente y singular. Narrando las alternativas de vida de este encantador paquidermo marino desde su nacimiento hasta su adultez, confraternizando o confrontando con otras criaturas que incluyen humanos, la película va recorriendo distintas latitudes, en tierra firme o ámbito acuático. Más allá de alguna inevitable ingenuidad, Las aventuras de Sammy intercala con creatividad y espíritu formativo importantes postulados ecológicos, que redondean un producto más que recomendable.
Un viaje oceánico Sammy es un simpático tortugo quien ya desde su nacimiento, como cualquier quelonio marino, tiene que luchar para llegar desde las profundidades arenosas hasta el mar. A partir del kilómetro cero de su vida, la tridimensionalidad sumergirá al espectador (y especialmente a los niños) en un mundo de fantasía. Las aventuras de Sammy: en busca del pasaje secreto recorre las primeras cinco décadas de vida de Sammy que se topará con coloridos personajes como, por ejemplo Ray, un tortugo histriónico, intrépido y algo vanidoso que cuida al protagonista durante sus primeros años de su vida en las aguas. También asomará Fluffy, un gato que convive con una comunidad hippie que cuidará de Sammy cuando este se extravía. Y quizás el eje de esta película es Shelly, la tortuga que le roba el corazón a Sammy y él atravesará mares enteros (bordeando estas costas australes inclusive) para dar con su amada. La película además baja un mensaje ecologista donde el ser humano tiene un rol de mal necesario. Manchas de petróleo, bolsas plásticas, cazadores furtivos, entre otras crueles consecuencias de la mano del hombre, harán que Sammy y sus amigos reflexionen sobre el papel de los humanos en este mundo. Pero sin caer en la crítica exhaustiva. Las aventuras de Sammy… es sin dudas una excelente opción para disfrutar en familia de la tecnología 3D. Sumergirse y dejarse sorprender.