Un ministro recién designado y un par de hombres de su confianza reclutan a los mejores comandos para conformar un grupo de Operaciones Especiales con el fin de desbaratar una organización criminal. Con reportes de Inteligencia, el cuerpo antidroga emprende una serie de operaciones de precisión, golpeando sorpresivamente a los narcos. El próximo 22 de noviembre se estrenará el film argentino “Leal”, una película de Pietro Scappini y Rodrigo Salomón, una cinta cinematográfica del género crimen, drama y acción, presentando un guion inspirado en hechos reales. La trama fue creada a partir de anécdotas de los agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que brindaron un riguroso asesoramiento durante la filmación. Es un filme que busca posicionarse o empoderarse del gusto preferencial del público argentino a través de la proyección del género acción local, un estilo muy ajeno en líneas generales del cine de este país. Desde mi perspectiva “Leal” es un filme con muchas debilidades en guión, actuaciones, cinematografía y dirección. El género acción es súper competitivo y el público mundial está muy influenciado por Hollywood, se quiera o no admitir. Eso no significa que solo esa industria genere buenas películas en ese estilo, pero el público más joven en cuanto a gusto preferencial y taquilla lo ha demostrado cuantitativamente. Es un filme donde las actuaciones en su gran mayoría están posadas, falló muchísimo el coach actoral de interpretación. No se proyecta matices en cuanto a su cinematografía, es totalmente plana y sin creatividad en su iluminación o creación de atmósferas. El género acción puede ser trabajado de forma muy contundente en este punto porque siempre posee personajes “oscuros” y la iluminación sirve para lograr efectos contundes y artísticos. Todo está puesto, nada es espontáneo. Es una película “machista” netamente en su guión, el trato a la mujer es sobremaneramente despectivo y abusivo. Solo el personaje de Andrea Quattrocchi (Bety), es respetado en cuanto a la igualdad de géneros. No quiero ser moralista en este punto, pero desde mi visión”Leal” presenta un guion misógino. Puedo confesar que no la disfruté y mucho de los invitados de prensa estaban dormidos durante la proyección.
Narcos made in Paraguay Argentina y Paraguay se unieron en esta co producción inspirada en un hecho real que involucró a la Secretaría Anti Droga paraguaya en su lucha contra el narcotráfico, en un operativo que amalgamó trabajo de inteligencia, logística, reclutamiento de soldados de elite y el apoyo político para llevar a cabo semejante operativo. El resultado de la unión de fuerzas productivas con un fuerte respaldo del INCAA se llama Leal. Con guión del argentino Andrés Gelós y la dirección compartida entre los paraguayos Pietro Scappini y Rodrigo Salomón, a esta película se la debe medir con una vara justa teniendo en cuenta por ejemplo las significativas diferencias de calidad cinematográfica -y artística- con la brasilera Tropa de Elite, sin evitar caer en la comparación con todo narcothriller que se precie y que ahora vuelve con mayor intensidad desde la plataforma streaming Netflix con el estreno de Narcos México. Así las cosas, podríamos decir que Leal es un producto a medio pelo, que no pasa verguenza pero tampoco seduce en cuanto a la acción desplegada en pantalla. Básicamente por malas decisiones a la hora de dirigir y de construir personajes de un bando y del otro, de los buenos que no se corrompen a los malos que buscan dominar territorio y ganar voluntades gracias a la corrupción imperante, porque a pesar de buscar cierta complicidad en el idioma y en una historia de narcos con rasgos de idiosincrasia sudaca resulta muy poco atractivo el resultado final. Más allá de estos desniveles, incluso a nivel elenco que cuenta llamativamente con la participación de la respetadísima Andrea Frigerio, incómoda con el rol de mujer que le tocó en cuestión, junto a la paraguaya Andrea Quattrocchi en un rol un tanto más importante pero no por ello menos chato, Leal abre un interrogante respecto a las políticas del INCAA y su manera de entender una ecuación sumamente peligrosa: Restar calidad por rentabilidad; apostar a la masividad con pérdida absoluta de identidad en tiempos muy difíciles y con escaso margen para cometer errores. De eso depende el futuro del cine argentino y no es cuestión solamente de dinero.
La película de Pietro Scappini y Rodrigo Salomón toma los clichés de las películas hollywoodenses sobre grupos militares que persiguen narcos y los traslada al contexto de la frontera entre Paraguay y Brasil. En ese afán por imitar al cine mainstream se pierde la oportunidad de contar una historia propia y particular. El uso del humor hace pensar en una posible intención paródica descartada por la insistencia en situaciones dramáticas. Las elecciones estéticas también están signadas por el lugar común y las actuaciones recuerdan a ciertos productos televisivos. Entre lo mejor del film está la voluntad de reivindicar a los personajes femeninos en un ámbito machista.
Hei Films produce junto a Arco Libre un hito para el cine industrial paraguayo, Leal: Sólo hay una forma de vivir. Inspirado en hechos reales, según se anuncia, el guion de Andrés Gelós (de gran trayectoria, responsable de Los inocentes) cuenta la historia de grupo especializado en operaciones contra el narcotráfico que trata de capturar a un importante narco que opera en la triple frontera de Paraguay, Argentina y Brasil.
Las películas de acción en el mundo “narco” ya se convirtieron en un género con convenciones propias, demasiado trajinado en series y producciones de clase “B”. En este caso con aportes de capitales argentinos y paraguayos, con el guión de Andrés Gelós y la dirección de Pietro Scappini y Rodrigo Salomón, se cuenta la historia de una brigada especial de lucha contra el narcotráfico, que se formó con hombres leales y seriamente entrenados frente a fuerzas policiales usualmente corrompidas. La historia no aporta toques originales, transita los lugares comunes de crueldad de los “malos” y “heroicidad” de los buenos. Lo destacable del film lo otorga el despliegue de escenas de acción bien realizadas con un ambicioso proyecto que pone el ojo en el entretenimiento. Lo demás entre venganzas y amores televisivos, toques de humor convencional y desarrollo de “manual” cumplido sin pretensiones.
LO QUE VALE ES LA INTENCIÓN Los films donde grupos comandos se enfrentan a narcotraficantes forman parte de un subgénero que es manejado con solvencia por el cine hollywoodense, con ya varias producciones que han tenido gran éxito. Sin embargo, por estas latitudes estos trabajos no son muy habituales, a pesar de ser un tema álgido en la región que nunca parece solucionarse. Intentando explorar en este terreno, Leal narra la historia de un ministro recién designado que elige un par de hombres de su confianza para reclutar a los mejores comandos para conformar un grupo de Operaciones Especiales con el fin de desbaratar una organización criminal. Con reportes de Inteligencia, el cuerpo antidrogas emprende una serie de operaciones de precisión, golpeando sorpresivamente a los narcos. Esta coproducción entre Paraguay y Argentina busca asimilarse con el estilo y las formas de los films estadounidenses sobre la temática, pero lamentablemente quiere parecerse tanto a estas películas que termina siendo una copia integra de estas pero con paisajes locales. La película intenta en forma fallida querer aportar algo autóctono pero nunca logra romper esa base esquemática tan rígida y, a su vez, lejana a nuestra idiosincrasia, con lo que el producto termina siendo desabrido. Además, esta forma impuesta hace que el guión resulte muy forzado, teniendo que cumplirse con determinadas normas que impone “el género”, llevando a que la historia no fluya y en muchos momentos se vuelva demasiado previsible. A su vez, esto repercute en las actuaciones, las cuales resultan muy encasilladas y forzadas en algunos instantes, con lo que todo el conjunto sea un masa dura, uniforme, sin climas ni matices, como si se siguiera un reglamento estricto. A pesar de todas estas falencias, la película posee una gran producción y se observa que existieron recursos al momento de filmar, circunstancia no menos importante ya que uno de los principales males que tienen las películas que abordan temas bélicos o policiales en la región es que tienen que arreglarse con poco, realizando productos muy pobres. Aquí es todo lo contrario: aviones, armas, camionetas, locaciones y buenos labores técnicas hacen ver que hubo una importante inversión de dinero. No obstante, Leal es una prueba más de que con solo plata no se hacen buenas películas: debe haber una idea y un guión concretos que puedan narrar una buena historia, la cual permita a los actores desarrollar lo mejor posible sus papeles y hacer crecer la trama. Todo lo que está producción no tuvo.
Bienvenida esta producción original paraguaya en la que se deconstruyen y construyen sobre cimientos de género un relato acerca de los carteles y la utilización política, corrupta, de la droga y sus carteles en “Leal”. Pietro Scapinni y Rodrigo Salomón desandan una historia de pasión y venganza en medio de la frontera, un lugar en donde los terratenientes y capos narcos son dueños de absolutamente todo. Se puede criticar el intento de replicar fórmulas y estereotipos, pero aun con su interés por reforzar ese discurso, “Leal” encuentra su propio vuelo, tal vez por la habilidad de depositar en personajes femeninos un dejo de libertad y esperanza ante la negativa y violenta situación machista del relato. La trama de “Leal” es simple, hay un recientemente designado Ministro que deberá armarse de un equipo de especialistas para desbaratar una organización criminal, ligada al narcotráfico, como primera gran prueba de su mandato. El leal del título alude a eso, todo el tiempo los personajes se piden y exigen lealtad, en un mundo en donde la corrupción es casi moneda frecuente, todos son objetos de sospecha y vulnerabilidad. Hay una mujer (que interpreta Andrea Frigerio) que además organizará una subtrama relacionada a la venganza, al ver cómo su familia es desmembrada por el poder, aceptando utilizar su cuerpo y el de su hija como vehículo hacia una revancha, que, inevitablemente, llegará hacia el final. El despliegue de “Leal” se ve en las escenas en lugares naturales, abiertos, inmensos, en donde la guerra de los narcos termina cobrándose una infinidad de víctimas a pesar de ser pocos los que se mueven allí. Replica de series televisivas que encontraron el nicho “narco” para producir infinidad de telenovelas y productos, tal vez el registro simil TV de algunas puestas terminan por jugarle en contra al producto final. Pero ante la invasión de discursos provenientes de cinematografías centrales, es hora de comenzar a respetar la producción regional para fortalecer vínculos y coproducciones, aún en productos de género trillados. Así y todo, con sus pro y contras, algunas actuaciones comprometidas, y detalles como trazos gráficos que la acercan a la televisión, “Leal”, como ejercicio de género, debe ser considerado por sus virtudes técnicas, realizadas por el mismo equipo que trabajó en “Gracias Gauchito”, de reciente estreno, y que apuesta a la calidad de la imagen para reivindicar el producto.
Comando Paraguay “En mi patria morir o vencer” reza la canción del final de la película, se trata de LEAL -solo hay una forma de vivir- (2018), la producción paraguaya de acción que sigue la odisea de un grupo comando paramilitar que tiene que desbaratar a un poderoso cartel del narcotráfico. Un poderoso narco -al estilo Pablo Escobar- se maneja con total impunidad por el Paraguay. Ibáñez (Félix Medina) y Gorostiaga (Luis Aguirre) son dos comandos de la SENAD (Secretaria Nacional Antidrogas) que empiezan a reclutar, junto con un veterano ministro reincorporado a las fuerzas (Silvio Rodas), a un equipo para desbaratar al señor de los cielos de las drogas. Para hacerlo es fundamental el aporte de Betty (Andrea Quattrocchi), la única mujer en ese universo masculino. Un cine pocas veces visto en la cinematografía paraguaya que despliega una gran factura técnica, que sus directores, Rodrigo Salomón y Pietro Scappini, manejan con destreza al desembarcar en un formato ajeno con su lógica patriota, la camaradería entre pares y la subordinación del mundo militar. La película cumple con las reglas y presenta personajes esquemáticos, con buenos -buenísimos- y malos –despiadados- como el género indica, con puntos en común con la brasilera Tropa de Élite (2007) o la serie mexicana Narcos. Como 7 cajas (2012) LEAL -solo hay una forma de vivir- también toma el ritmo y la estructura de un tipo de relato extranjero para adaptarlo a la cultura local, con fortalezas –su gracia, su relación con el subdesarrollo- pero también con debilidades –se dilata la narración, se abusa de los chistes- como si importase más retratar la idiosincrasia guaraní que contar la historia. Lo que habría que preguntarse es porqué este tipo de alabanza sobre las fuerzas paramilitares son representadas como una necesidad para la sociedad.
Inspirada en hechos reales. La trama toca un tema bastante trillado, el actuar de los narcos, que últimamente lo estuvimos viendo tanto en el cine, como en televisión, casualmente hay una serie “Narcos” que se puede ver en una plataforma digital. Por lo tanto a pesar que tenga otros elementos, su desarrollo no resulta nada original, las actuaciones resultan desparejas y los personajes desaprovechados. Se eligió como escenarios: la triple frontera de Paraguay, Argentina y Brasil, hay malos, corruptos, venganza, persecuciones, explosiones, mucha acción, romances, está llena de clichés y contiene alguna pincelada de humor.