Una película esperada por miles de fanáticos que resbala en el intento de buscar una animación de calidad, y provocar empatía con los personajes, lo que termina por generar rechazo. Basada en el manga y anime Los Caballeros del Zodiaco de Masami Kurumada, “La Leyenda del Santuario” cuenta la historia de ciertos guerreros que sacan sus poderes del “cosmo” la energía del universo. Estos, tienen por misión proteger a Athena, la Diosa de la Guerra y protectora de la tierra. La historia se sitúa 16 años después de que el caballero de Sagitario sacrifica su vida para salvar a una Athena bebé que es acusada de impostora por el Gran Patriarca del Santuario. Saori Kido, la joven Athena, no sabía nada del cosmo hasta que cumplió 16 años y conoce a sus protectores, los caballeros de bronce. Su misión y la de sus guardianes será desterrar a la Athena falsa que el Pratiarca implantó y convencer a los caballeros dorados de que ella es la verdadera diosa. Ni Seiya puede salvarla Muchos fanáticos que nos hemos criado con la animación de Kurumada en la pantalla, estábamos más que entusiasmados con la idea de ver a “Los caballeros..” en los cines argentinos, y digamos que “ilusión” no es el sentimiento con el que nos deberíamos acercar a la pantalla, si lo que queremos es conservarla. Aunque sea fanática de éste tipo de animación, con tintes de juegos como el Final poster_cdz_finalFantasy, en esta película parece algo completamente atrasado. Los personajes se mueven acartonados, y las expresiones faciales tardan más en llegar que las caídas de los Power Rangers después de una explosión. Si este fuera el único problema se justificaría, pero la sobreactuación en las reacciones posteriores, ante gestos de dolor o expresiones de alegría terminan por desbordarle la paciencia a cualquiera. Ciertos aspectos permiten decir que la trama no está mal. Tomándola como historia alternativa a Saint Seiya el anime, y sin intentar contentar a aquellos fans más terminantes que sólo buscan algo igual a la serie, se pueden apreciar algunos tópicos y particularidades. Cambios que son introducidos al estilo “Omega” (la nueva temporada de Saint Seiya) como la forma de conservar las armaduras, o el brillo en los ojos ante la apreciación de un “cosmo”, se asimilan bien, y generan un clima particular de película diferente que compensa otras fallas. La historia es más o menos la misma que se cuenta en el arco argumental del anime “Las Doce Casas”, con algunas diferencias que en sí, funcionan. Tanto las armaduras como la aparición de cada uno de los caballeros, ya sea dorado o de bronce, es excelente. Las peleas aunque no épicas, permiten disfrutar de un “Meteoro de Pegaso” o un “Golpe del dragón ascendente” con todas las reglas y provoca saltitos en los asientos. Cosas como la banda sonora es algo que acompaña un poco la trama, pero no es el “Pegasus fantasy” que uno esperaría. caballeros del zodiaco Mención aparte merece “La Casa de Cáncer” que realmente produce al menos un par de tumores. La manera en la que defenestraron la personalidad de Máscara de la muerte no amerita ni olvido ni perdón, y la indignación principal de convertir la casa en la escuela de High School Musical con todo y baile, da arcadas. Pero, eso júzguenlo ustedes mismos. Conclusión La Leyenda del Santuario no es ni por asomo la película que uno espera ver luego del trailer. Con una animación insuficiente, personajes sobre exagerados donde el malo es “el villano que se ríe diabólicamente” y el bueno es el héroe de todos los tiempos. Película que cosechará mas contras que simpatizantes, deambula entre los predecible y lo obvio, y genera en los 93 minutos que dura, que no podamos terminar de digerirla.
Un anime con 25 años de historia ¿Cuál es la dificultad más grande de los anime para ser adaptados en el cine? La respuesta es simple: la gran diferencia con las historias de superhéroes norteamericanos, donde muchas veces los orígenes varían y los guiones pasaron por varias manos. Esas diferencias a través de los años permiten una adaptación mucho más libre. En los anime las historias son más lineales y el autor por lo general no delega a terceros sus trabajos. En ese sentido, cualquier re interpretación es rechazada por el público tradicional, como ya pasó con Dragon Ball y sus infinitas películas, incluyendo la versión live action de 2009 que destrozó a esa gran serie. Caballeros del Zodiaco, la leyenda del Santuario, no se centra en narrar una historia no canónica, sino que hace un resumen de Las doce casas, una de las tantas sagas de la franquicia y ese es un gran acierto ya que muestra un resumen adecuado y ameno para aquellos fans. La película tiene una historia sólida con escenas de lucha excelentes y es fiel al espíritu de la serie. A pesar de ello, el resultado final deja la impresión que no estamos frente a una película de los Caballeros… si bien los de marketing se dieron cuenta de ello, recurrieron a las voces originales de la serie como la de Jesús Barrero en la voz del protagonista, que sumó mucho. Pero no se respetó el estilo de dibujo. No se comprende cómo una animación tan avanzada como la japonesa recurra a un CGI tan artificial que da la sensación de estar frente a una adaptación cinematográfica de un videojuego. Por lo menos si se hubiese realizado algo similar a Dragon Ball Z: Batalla de Dioses, que pese a la historia previsible tenía una excelente animación remasterizada que recordaba a la clásica serie, se hubiera llegado a un resultado más satisfactorio. Estos Caballeros, a simple vista no se parecen en nada a los de antes. Ahora con los ojos grandes y aniñados son parecidos a una versión masculina de Tinkerbell.
Si bien en el duelo entre Los Caballeros del Zodiaco y Dragon Ball mi corazón siempre estuvo más cerca de la segunda, es innegable la importancia que la primera también tuvo en mi infancia, como en la de tantos otros. Ambas llegaron a la televisión argentina en el ’95, pero solo el dibujo animado de Goku fue el que se mantuvo de forma permanente al aire con sus diferentes sagas, mientras que aquella protagonizada por Seiya desapareció luego de que se emitieran en continuado la del Santuario, la de Asgard y la de Poseidón. Años después volvería con la saga de Hades, de la cual solo vi algunos episodios en el 2004, pero personalmente ya no sentía la necesidad de seguirla. Aún así, eso no borraba el hecho de que una década antes había jugado a la batalla de las 12 casas en el colegio, que había deseado con todas mis fuerzas uno de los muñecos coleccionables* -50 pesos costaban, todo un lujo dado que para la época eran 50 dólares- o que había completado todos los álbumes de figuritas. A este espectador nostálgico es al que se dirige Diamond Films cuando trae Los Caballeros del Zodiaco: La leyenda del Santuario a los cines argentinos, al igual que meses atrás lo hiciera con Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses. El problema es que no parece ser este el público al que apuntaron los realizadores… El film viene a ser un relanzamiento de la conocida serie, una versión en CGI para adecuarla a los tiempos que corren. No obstante, lo que hay es un error de criterio. Se trata de un reboot, aún así parece depender de forma constante del conocimiento de la audiencia del material original. Toda la primera parte funciona muy bien, con la introducción de lo ocurrido años antes con Aioros, el Patriarca y el legado de la reencarnación de Athena a Mitsumasa Kido. Desde ahí, los Caballeros de Bronce son rápidamente presentados, Saori cobra mayor protagonismo y se da inicio a lo que supone una reimaginación de la Saga del Santuario. Una treintena de episodios se resumen en algunos minutos y si bien se dejan afuera del nuevo corte algunos elementos que pueden no llegar a influir -torneo, caballeros negros, de plata, de acero-, lo que más sufre viene por el lado de los personajes. El núcleo de la serie siempre fue el grupo que integraban Seiya, Hyoga, Shiryu y Shun, con Ikki también presente, y la previa a las Doce Casas no era en vano. Cada uno tenía sus experiencias -algunas duras, como las de Fénix en la Isla de la Reina Muerte o la del Cisne visitando la tumba acuática de su madre- y su cuota de sufrimiento, lo que los moldeaba en los guerreros que serían a futuro. En esta oportunidad, despojados de todo su bagaje, son maniquíes, personajes de videojuego seleccionados para cada batalla, sin crecimiento o desarrollo personal. Y este problema se acrecienta durante el ingreso al Santuario. Resumir los 40 episodios restantes de la saga en una hora, genera saltos y huecos brutales en la historia. Algunas cosas se respetan -los hechos ocurridos en las casas de Aries y Tauro-, otras se recortan y reinterpretan -la pelea de Seiya con Aioria, la de Hyoga con Camus-, otras se readaptan para caer mejor al público -Milo de Escorpio es una mujer, un festivo y colorido Máscara de la Muerte como contraparte del sádico original- y directamente otras quedan afuera, como las gloriosas y emotivas batallas contra Shura de Capricornio o Shaka de Virgo. Así, la cuota de sentimentalismo y nostalgia se cruza con dosis de extrañeza y desconcierto, por un relanzamiento que exige que se conozca el producto original para compensar un guión sin progresión que lo edita a lo bruto y deja un sinfín de cabos sueltos. Hay un notable nivel de animación, algunos combates bien logrados, un diseño de los personajes y las armaduras que llamarán mucho la atención y algún recurso ingenioso -los colgantes para invocar a los mantos sagrados, el portal hacia el Santuario-, pero nada que justifique realmente un reboot de la serie o una adaptación para la actualidad. Reconozco que cuando asistí por segunda vez a ver Dragon Ball: La Batalla de los Dioses -la primera en función privada, la otra con un grupo de amigos- disfruté más del evento por la liturgia misma, como parte de una conciencia colectiva que recordaba su infancia. Dudo que algo así ocurra con Los Caballeros del Zodíaco... *Dato de Color: Para quienes quieran saberlo, recuerdo recorrer una juguetería en el Shopping Spinetto buscando al Caballero perfecto con el que mis papás me premiaban por aprobar todas las materias en el colegio. Sabiendo que todos iban a buscar a los conocidos, elegí a uno que nunca antes había visto. Cuando la televisión llegó a la Saga de Poseidón, me enteré de que el muñeco comprado era Bian de Hipocampo, el primer soldado, el más débil y el que más rápido se moría. Por suerte tiempo después me regalaron otro e hice lo que hacían todos y pedí a Aioria de Leo.
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Si sos un fan acérrimo de los Caballeros del Zodiaco antes de ir al cine tomate un tecito de tilo. De otro modo, existen grandes posibilidades que tu cosmo se canalice de manera negativa durante la función y destruyas todo lo que se encuentra a tu alrededor. La vas a pasar mal y encima terminás en la cárcel. No vale la pena. El año pasado se estrenó Dragon Ball: La batalla de los dioses, una película que sin ser una obra maestra al menos brindó un reencuentro nostálgico con esos personajes clásicos de la animación japonesa. La trama podía gustarte o no pero en ningún momento se ponía en duda que estabas viendo un largometraje de Dragon Ball. Con la nueva película de los Caballeros del Zodiaco ocurre exactamente lo contrario y por ese motivo resultó una de las grandes decepciones de este año. La serie original de 1986 marcó una bisagra en el mundo de la animación con una propuesta inteligente y entretenida que brindó una gran historia de fantasía y trabajaba conceptos interesantes, como la canalización de la energía interna y cuestiones relacionadas con diferentes religiones y mitologías. En materia de contenido era una producción que estaba en otro nivel. Caballeros del Zodiaco: La leyenda del Santuario es la versión retardada de lo que fue una serie memorable dentro de este género. Se hicieron muchas películas con estos personajes y esta es por lejos la peor de todas porque distorsionó todas esas virtudes que convirtieron a esta saga en un verdadero clásico. Creo que hubo factores concretos que generaron este desastre y a continuación paso a resaltar. 1-La animación computada. Este es un tema que deberían replantearse los artistas japoneses. Con este film queda claro una vez más que el animé pierde su identidad al ser trabajado a través de la animación CGI. Durante el desarrollo de esta película en ningún momento sentí que estaba frente a un trabajo de los estudios Toei, sino que más bien parecía un estreno clase B de Dreamworks. Salvo por la elaboración de los escenarios que es muy buena, el diseño de los personajes y sus movimientos son mundanos y este año se vieron cosas mejores en el cine. Cómo entrenar a tu dragón 2 en materia de realización, por ejemplo, es un film completamente superior. La leyenda del Santuario parece por momentos una adaptación hollywoodense de los Caballeros, más que una película japonesa en serio. Todo el arte maravilloso que presentaron las producciones anteriores de esta saga, realizadas desde la animación tradicional, acá se perdió por completo. Cualquier episodio de la serie Madoka Mágica tiene más virtudes desde los aspectos técnicos que este film. La primera escena de acción donde se presenta al protagonista, Seiya, parece salida de un film de Michael Bay en lugar de un animé de los Caballeros. 2-El argumento. Me parece genial que Toei tratara de relanzar esta historia y sus personajes para una nueva generación, pero acá eligieron el peor camino posible. En lugar de brindar una historia nueva optaron por presentar un refrito simplificado de la Saga del Santuario que convirtió en algo tonto lo que había sido un relato interesante. Al resumir la trama para adaptarla en el cine se perdió la profundidad que tenía el argumento original. Por consiguiente, la película falla miserablemente a la hora de llegar a una nueva generación porque convirtieron a los Caballeros del Zodiaco en un producto ordinario que no genera interés. 3-La distorsión estúpida de los personajes. En este punto nos encontramos con el aspecto más irritante de este estreno. Los personajes complejos con personalidades interesantes que se vieron en la serie en esta remake quedaron convertidos en roles acartonados de una película mala de Hollywood. El protagonista resultó uno de los más afectado en este punto. A Seiya lo convirtieron directamente en un tarado. Por momentos el personaje parece salido de un dibujo del Cartoon Network como Ben 10 y su perfil humorístico fue innecesario. Peor aún resultó lo que hicieron con Máscara de Muerte, uno de los grandes psicópatas de esta producción, quien fue representado como un típico villano de Disney de los años ´90, donde el personaje ahora canta y presenta una coreografía de baile. Esto no es un chiste. Máscara de Muerte tiene una infame escena musical que parece salida de La Sirenita o La Bella y la Bestia. Momentos como ese generan que uno vea esta película como un insulto a lo que fue Caballeros del Zodiaco, que poco tiene que ver con este desastre que hicieron para el cine. Hace 20 años que no se estrenaba una film relacionado con este animé y La leyenda del Santuario resultó una enorme decepción. Los estudios Toei están en deuda con los seguidores de esta serie. Ojalá en algún momento rediman con otro proyecto este fiasco que no le hizo justicia a este clásico de la animación japonesa.
Mundo ajeno. Aunque corro el riesgo de sufrir la ira del juzgado especializado en cultura popular, hoy tan presente como signo de la primera generación nostálgica globalizada, tengo que hacer una confesión: nunca me pude enganchar con Los Caballeros del Zodiaco. En esos hermosos años iniciales del boom de la importación masiva de animé a Latinoamérica, mi atención infantil no estaba depositada en aquellos guerreros protectores de la Tierra; para eso tenía las aventuras destructivas de Goku y Pikachu (aunque, en los días de gloria del hoy fallecido canal Magic Kids, estaba más interesado en las locuras surrealistas de Koni Chan y Yamazaki). Pero de todas formas, la tardía llegada de los dibujos japoneses ochentosos a nuestra región durante la era del uno a uno no tuvo muchos exponentes tan mitológicos o queridos popularmente como los de Seiya y sus amigos, así que estaba dispuesto a darle algo de expectativas al film Los Caballeros Del Zodiaco: La Leyenda del Santuario (Seinto Seiya: Legend of Sanctuary, 2014), sexta película basada en la franquicia que nació del manga de Masami Kurumada en 1986. Me equivoqué. Saint-seiya-legend-of-sanctuary-e1394195699920 Todo es veloz, con una introducción a un universo que vive en contradicciones. ¿Cómo? Desde la primera pelea, que nos deposita en un mundo hecho por computadora, el cambio en la animación es obvio hasta para quien tiene el menor conocimiento del animé. Uno podría decir que es un intento de modernizar la propiedad, tratando de alejarla de los días de la cruda mano para ganarse a la siguiente audiencia pequeña. Otro podría acertar que esto sólo se hace porque el ordenador es más barato que el ahora infame lápiz, y esto es sólo una capa de pintura innecesaria a una obra que ya mostraba un manejo sublime de la arquitectura o el diseño de sus protagonistas. Para nada ayuda la insistencia, en un intento de satisfacer a los viejos fans, de usar las voces originales del animé en esta nueva producción, que pone un dialecto pasado en un intento fallido de presente tecnológico. En 2014, el look dado por el director Keiichi Sato es el de un simple videojuego con escenas cinemáticas y todo, que sólo da más capas a las edificaciones y menos distinción a los andróginos personajes. Pero a esto no ayuda el hecho de que, para una película que dura 93 minutos, esta apenas llega a los 20 cuando se trata de desarrollar su historia, con el guionista Kaito Ishikawa reciclando a puro corte y pegado el arco argumental de las 12 casas; ese donde Seiya y los demás santos tratan de llevar a la reencarnación de Atena al santuario protegido por los caballeros dorados de los 12 signos del zodiaco, para salvar al universo. Si eso suena interesante, entonces prepárense para que sus ilusiones sean aplastadas por lo que básicamente es una recopilación apurada de los grandes hits de una temporada, arrojando decenas de personajes a cualquier dirección para compensar el desinterés por el material que no sea el compendio de peleas preparadas por la siguiente hora de metraje. timthumb Pero, de nuevo, el proceso es inexplicable. ¿Por qué tiran a la pantalla una trama conocida por los fans, que ya la vieron en forma desarrollada? ¿Por qué creen que los recién llegados a la historia van a entender o preocuparse por algo que no tiene motivación, personajes cuyas acciones o virtudes aparezcan (fuera de los imperiosos clichés actuales del mercado), o algo que no consista en puños y habilidades especiales? ¿Cuál es el público de esta película? Olvidable en sus mejores momentos y tediosa hacia el fin de su sobredosis de enfrentamientos ligeros de peso, Los Caballeros Del Zodiaco: La Leyenda del Santuario es como si un mal amigo te obligase a verlo jugar por una hora y media a su hack and slash favorito, pero sin contarnos cual es o porque es tan interesante para él. Y luego, por alguna razón estúpida, decidiera mostrar su gameplay en los cines (seriamente, uno podría ver esto y ahorrarse dinero). Que pérdida de cosmos.
Animación en bronce Luego de la repercusión local y exitosa de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses, otro tanque nipón de la animación aterriza (sin incluir la olvidable Súper Once: El juego final) por estas tierras: Los caballeros del Zodíaco. Y toda su magia. Basada en el manga y anime de Masami Kurumada, la historia de la película gira en torno a la protección de Athena (Saori Kido) la diosa griega de la sabiduría, la estrategia y la guerra. Bajo la custodia de los caballeros de bronce (entre los que se encuentra el protagonista Saint Seiya), el filme ocurre 16 años después del nacimiento de Athena, quien toma conciencia de su cosmo energía. Los caballeros del Zodíaco siempre tuvo un carácter de culto, con una multiplicidad de personajes y un jugoso mundo de universos ficticios por retratar. Uno de esos desafíos para el director Kei'ichi Sato (Ashura, Kuroshitsuji) fue compilar La batalla de las Doce Casas, donde los caballeros de bronce deberán enfrentar a diversos santos de plata (como Tremy de Sagitario) u oro, caso Mu de Aries, o Saga de Géminis, etc. Por más que se saltearon varios caballeros, estuvo bien resuelta. La película apunta al fanático, es de nicho, es muy difícil que aquel que ignore sobre el tema pueda comprender el filme. A esto hay que sumarle repentinos cambios de escenas y personajes, cortes abruptos (como si fuesen tandas publicitarias) y una jerga del manga no muy digerible. Complicado.El aspecto de la animación es bastante polémico: más cerca de la estética de una realidad gamer que la de una producción cinematográfica (un caso: el colosal paso por el inframundo dominado por Hades), o también la gestualidad de los personajes, que deja mucho que desear. Varios de los paisajes parecen fotografías ensambladas a un mundo de fantasía. Pero eso sí, la historia, el guión del filme, es compacto, sin fisuras, bastante fiel al original de Kurumada. Las armaduras son otro fuerte: una excelente recreación digital que dejan ver las texturas y brillos que hacen a la contextura física de estos héroes y villanos. Y las cosmo energías, tanto de héroes como villanos, iluminan por doquier. Leyenda del Santuario es un buen primer paso. ¿Seguirá?
Un clásico del animé En la avant première de Los Caballeros del Zodíaco - Leyenda del santuario, el mayor aplauso fue, en los créditos iniciales, para el autor del manga original -y aquí productor ejecutivo- Masami Kurumada. Es decir, para quien creó, ideó e imaginó a Los Caballeros del Zodíaco (Seinto Seiya o Saint Seiya). Es extraño, singular, incluso admirable el gesto: no se trata de un actor estrella de Hollywood, es el autor. El manga, y sobre todo la adaptación animé de estos personajes, creó legiones de seguidores en muchos países. Y aquí también. Esta nueva película plantea, en términos estéticos, una combinación del estilo de los episodios televisivos y las películas anteriores con algo así como un refreshing visual digital. El riesgo de embarullar la imagen gracias a las mayores posibilidades de velocidad de agregar capas y capas de animación y de exacerbar el detalle estaba al acecho, pero no ocurre: hay tal vez menos colorido -o los colores son "menos infantiles"-, pero la imagen se mantiene clara y límpida, y las peleas siguen apelando al gigantismo del gesto y de la frase -cosmos, claro, pero también la obsesión por el poder grande, absoluto- mediante planos compuestos con pocos elementos. De esta forma las peleas conservan su atractivo, su movimiento simple y sus repercusiones visuales (la rotura de pisos, paredes, escaleras) y sonoras. El argumento de esta película incluye la puesta en duda de la reencarnación de una diosa, caballeros jóvenes de bronce, caballeros dorados guardianes de cada casa zodiacal, traiciones, engaños, valores frecuentemente mentados como lealtad, valentía, etc. Y se nos ofrece una habitual mezcla de diversas mitologías -con fondo de cocción griego- en un paquete cósmico, temporal, atemporal y arquitectónico (en el santuario podemos apreciar algo así como un Coliseo romano más torres dignas de Notre Dame, entre muchas otras cosas). El riesgo principal de mucho animé basado en personajes ya conocidos es que dejen afuera y con la ñata contra el vidrio -por la complejidad del asunto, las traiciones y los reenvíos de la trama- a quien no esté familiarizado: en esta película afortunadamente hay bastante claridad, que comienza a averiarse, y después de la visita a la casa de Tauro (entre otros derrapes hay un salto -que después se explica-, pero así y todo deja la sensación de un error). Y sí, la pelea final se agiganta hasta un punto endemoniado, cósmico, galáctico y un poco tedioso. Cosas de obsesionarse con lo absoluto del poder.
Introducción al animé Los caballeros, que protegen al mundo del mal, ofrecen una aventura construida para los fanáticos que no defrauda. Gran despliegue visual y una valorable cuota de humor. Saint Seiya, conocido en español como Los Caballeros del Zodíaco, es un manga de acción creado en 1986 por Masami Kurumada y publicado originalmente en enero de 1986 en la revista Shuukan Shounen Jump de la editorial Shüeisha. Manga es el nombre que se le da la historieta en Japón y el volumen de este género es prácticamente inabarcable para quien no decida dedicar su vida a investigar el tema. Incluso Los caballeros del Zodiaco es una historieta bastante grande publicada entre 1986 y 1990. Fue adaptado posteriormente en una serie de animé de ciento catorce episodios. Fue a través de la televisión que su éxito superó ampliamente las fronteras de Japón y se convirtió en objeto de culto por gran parte del mundo. Toda clase de derivados se fueron multiplicando en los más variados formatos, llegando a media docena de films, de los cuales Los Caballeros del Zodiaco: La Leyenda del Santuario (2014) es el último. Sin duda, es muy difícil acercarse a un universo tan vasto y complejo, pero como cualquier largometraje, el que hoy se estrena debe tener vida propia y funcionar o no de forma independiente. Los caballeros que desde tiempos inmemoriales han protegido al mundo del mal, vuelven aquí para ofrecer una aventura que sin duda está construida para los fanáticos, los que serán más críticos y a la vez más leales a la saga. Para los demás espectadores, hay muchos saltos y elementos que llaman a la confusión. Pero el film intenta explicar todo lo que puede la trama y avanza de forma que aun con la falta de información puede disfrutarse. La película comienza con Saori Kido, una niña preocupada por sus misteriosos poderes quien es salvada por un muchacho, Seiya, del ataque de un asesino. Saori se da cuenta de su destino y su misión y decide ir al Santuario con Seiya y su compañía de Caballeros de Bronce. En el Santuario tendrán que emprender una feroz batalla contra los más grandes caballeros, llamados Caballeros de oro. Lo mejor que tiene la película es el despliegue visual, las impresionantes armaduras y la forma en que se van presentando. Para los no acostumbrados a esta clase de cine, tal vez sea una sorpresa el tipo de humor absurdo que la película tiene, pero se trata de una de sus mejores características. Los viejos defensores sabrán disfrutar de esta nueva película y los que no conozcan nada de este universo se sorprenderán mucho con las imágenes, aunque es difícil que muchos de estos últimos se acerquen al cine a verla.
Un festín para fans del animé Es curioso, pero a diferencia de otros dibujos animados más o menos clásicos, o al menos surgidos en tiempos analógicos, a "Los Caballeros del Zodíaco" les sienta especialmente bien la tecnología digital. Un detalle de esta excelente adaptación a la era de la animación computarizada es el hecho de que en un contexto tan delirante, para no decir totalmente demente como el creado por el legendario Masami Kurumada, hay muchos primeros planos que captan las expresiones de los protagonistas de un modo casi naturalista, y lo mismo se aplica a objetos tan extraños como las pequeñas placas que identifican a cada uno de los Caballeros, que al ser mostradas en detalle parecen reales y no un simple dibujo. Quizá la intención de darle una estética hiperrealista a estos nuevos Caballeros del Zodíaco tenga que ver con que, tal como explica el prólogo visualmente explosivo, la trama transcurre en nuestros tiempos, años después de la clásica "guerra santa" que ocupó a estos guerreros místicos durante casi toda su historia. Ahora hay una bebita recién nacida encontrada de manera surrealista en unas ruinas del Himalaya por un explorador, que recibe el mensaje del Más Allá de que debe cuidarla, ya que es la reencarnación de la diosa Athenas, y también que debe prepararse para cuando ella cumpla 16 años, ya que aparecerán muchos asesinos todopoderosos para asesinarla, pero por suerte también sus defensores, obviamente los Caballeros del título. Así que 16 años después, la adolescente, luciendo el típico y tan atractivo uniforme de colegiala japonesa, empieza a recibir los ataques cósmicos en una alucinante escena ambientada en una autopista sobre un puente colgante. A partir de ahí la película no para nunca, con escenas más y más increíbles, dado que para demostrar que es la auténtica reencarnación de la diosa, sus Caballeros deben llevarla al mítico Santuario donde reinan los Caballeros Dorados. Para llegar hasta ahí hay que pasar por doce puertas, cada una protegida por un todopoderoso Caballero Dorado, que responde a cada uno de los signos del zodíaco. Si bien argumentalmente la sucesión de puertas zodiacales puede resultar un tanto repetitiva, lo cierto es que da lugar a momentos antológicos, como el número musical donde el sardónico Caballero de Cáncer tiene las paredes tapizadas con todas sus víctimas, y las hace cantar como una especie de coro mortuorio. Los fans de los personajes ya conocen y disfrutan de estos toques humorísticos propios del animé. Lo que puede asombrar es el imaginativo arsenal de recursos visuales de esta nueva versión, empezando por el uso superoriginal de la cámara lenta y el cuadro congelado absolutamente inusual en el cine animado. Este tipo de cosas, más la amplia paleta de colores del film se disfrutan especialmente en la pantalla grande, por lo que la experiencia es un placer que sin duda los fans del animé agradecerán como nunca.
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Los Caballeros del Zodiaco: la leyenda del Santuario recrea y aggiorna un momento clásico del manga de Masami Kurumada. El desafío principal de Los Caballeros del Zodiaco: la leyenda del Santuario es claro desde el comienzo: debe satisfacer a los fanáticos de la saga y a la vez entretener a un público muy joven que no está familiarizado con caballeros de bronce, signos zodiacales y poderes místicos que surgen a partir de sentimientos nobles. Para lograr el objetivo, la compañía Toei Animation, aunque japonesa, decidió “occidentalizar” un poco la historia. Esto es: reducir el argumento de uno de los momentos más recordados del manga y el posterior animé para que funcione en la lógica de una película taquillera. Y le otorgó efectos tridimensionales para que las batallas (y los poderes, los colores, las hermosas arquitecturas) fueran más espectaculares, con efectos de slow motion y travellings que recuerdan los más logrados videojuegos de pelea. Liderados por Seiya, los Caballeros son un grupo de amigos que desde niños fueron entrenados para defender a la joven Saori Kido, reencarnación de Atena, la diosa griega. En el filme, deben acompañarla al Santuario para demostrar que Kido es aquella divinidad y no una impostora, como asegura Saga, el líder de aquel lugar, un personaje oscuro que en el fondo representa a un villano clásico, corrompido por el poder y la ambición. Mientras Saori agoniza a raíz de una herida, Seiya, Shiryu, Hyoga, Shun e Ikki, Caballeros de Bronce, deben atravesar las 12 casas del Santuario, cada una perteneciente a un signo del Zodiaco y protegida por un Caballero Dorado. Es probable que varios seguidores de la primera hora protesten por algunas simplificaciones en el argumento, aunque el propio Masami Kurumada, creador del manga, haya sido el productor ejecutivo de la película, y los doblajes al español estén a cargo de las mismas voces del dibujo animado que pudo verse en la televisión argentina de la década de 1990. Sin embargo, la trama de fondo se respeta. Incluso cuando el enemigo a vencer es más poderoso, el valor de dejar la vida por las convicciones supera todos los obstáculos y agiganta la fuerza. Cuando Seiya pronuncia “Voy a elevar mi cosmos, lo elevaré al máximo” puede sonar cursi, pero también emocionará a un puñado de nostálgicos.
Queremos la tercera temporada de The Lost Canvas Los Caballeros del Zodiaco es una película que está a la mitad de todo. No es una película para (nosotros) los fans porque la historia, si bien intenta plantearse como reboot no sólo no aporta nada nuevo sino que además está carente de todo lo que un amante de Saint Seiya quiere ver en pantalla grande. A pesar de estar extremadamente lavada en argumento y violencia tampoco es una película que logre encajar comercialmente en la búsqueda de la masividad y que pueda ser digerida o entendida en su totalidad por aquellos que no conocen el hermoso universo de Masami Kurumada. A veces suelo escribir sobre tecnicismos (a favor o en contra) que se relacionan a un fetiche con el producto audiovisual y una obsesión que debería tratar en una terapia. Esta vez no voy a hacer uso de ellos y me voy a limitar a decir que, sacando las animaciones, todo el resto de la película está mal hecho. El sonido estaría bien si la finalidad del producto fuera YouTube pero no está a la altura del espectro de una sala de cine en donde lo que importan son los detalles. La narración está estimulada por una total falta de criterio por parte del montaje y eso la convierte en una historia mal contada, en un cúmulo de acciones, no sólo incoherentes sino que perdieron, por priorizar la velocidad del corte, toda estructura dramática. En Los Caballeros del Zodiaco las cosas suceden y como espectadores, a pesar de haber seguido las aventuras de estos muchachitos desde hace 20 años como en mi caso, no sentimos empatía alguna. La película es un picadito entre los momentos más dramáticos de la saga y eso hace que el efectismo simplemente se pierda. Por hacer un resumen de 70 capítulos en 90 minutos la película nos priva, entre otras cosas, de una construcción de los personajes que nos permita acompañar su recorrido exterior e interior. Los Caballeros del Zodiaco es una película que está a la mitad de todo. Hay cambios de la historia que son interesantes y demuestran que cuando se tiene un universo tan sólido hay que poner mucho esmero en arruinarlo. Hay otros que por el contrario, dan ganas de violentarse con la pantalla. Algunos ejemplos son el giro “Disney” que le dan a Mascara de Muerte o los anteojos sin sentido de Mu de Aries, entre muchos otros. Sólo puedo rescatar dos cosas: Spoiler -El final, en donde se alcanza un interesante sincretismo. El falso Patriarca deviene en hombre- serpiente, el santuario se oscurece y el Partenón Griego se convierte en una catedral gótica. La oscuridad de la Edad Media comienza a apoderarse de la “iluminación” del periodo clásico. Es ahí en donde el héroe (más centauro que nunca) pelea hasta destruirlo, volviendo a la estructura cultural anterior. Fin del Spoiler -El doblaje latino que, a diferencia del japonés, mantuvo las voces originales de la emisión de los 90´s y que al menos en los primeros 10 minutos de película me hizo sentir niño nuevamente. Esas dos cosas y las animaciones pueden llegar a valer la entrada dependiendo del nivel de nostalgia que mantenga cada uno. Lamentablemente la mejor película de Saint Seiya sigue siendo La Obertura del Cielo y la OVA The Lost Canvas que nos dejó con sólo dos temporadas. Perdón Seiya por mis palabras, puedo asegurarte que me duelen mucho más a mí que a vos. De todas formas siempre voy a ser un santo de Atena. Nota: Nunca aparece ninguna de las canciones originales, ni las niponas, ni las españolas, ni las latinoamericanas. Eso no se hace.
Lifting digital Arranquemos por lo obvio: Los caballeros del Zodíaco, ¿de qué estamos hablando? Esta serie que consiguió tener en nuestro país tantos adeptos como otras tiras exitosas del animé (Dragon Ball o Robotech) es un manga (o cómic) de 1986 titulado Saint Seiya que, a raíz de su éxito, comenzó a emitir su versión animada ese mismo año. De esto es de lo que mayor memoria tiene un espectro de gente de entre 20 y 35 años y, seguramente, recordará bien el boom que supuso su emisión en el desaparecido canal Magic Kids, con sus sangrientos escenarios y batallas que podían extenderse por incontables capítulos hasta que un golpe fatal decidía el resultado. Esta creación de Masami Kurumada, respetado autor que aquí también tuvo éxito gracias a la emisión de la serie Beta X, tiene una carga afectiva sobre un amplio y nostálgico público, aunque también hay que destacar las virtudes que tenía: un pastiche de mitología grecorromana que enmarcaba un relato superador con héroes que enfrentaban no sólo a feroces enemigos, sino a sus propios traumas psicológicos, en interminables pasajes introspectivos que encontraban en el desarrollo de personajes uno de sus principales atractivos a pesar del cliché heroico que podía suponer. Bien, hecha la introducción obligada, lo que tenemos entre manos es un film, pero no se trata de uno de los incontables OVA’s (películas directo a video) que se produjeron y son conocidos entre fans. Es una reinterpretación de los sucesos de la primera temporada televisiva, conocida como la Saga del Santuario, con un aspecto visual digitalizado que inmediatamente sorprende por sus vertiginosas batallas frente al estatismo que tenían las de la serie animada original. Esta introducción explosiva, que sirve de prólogo, luego da lugar a la historia que ya conocemos: Saori Kido es la reencarnación de Atenea y debe ser protegida del santuario donde se encuentran los Caballeros Dorados, ya que la creen una impostora que puede desequilibrar la existencia del mismo. Por otro lado se encuentran nuestros protagonistas, los Caballeros de Bronce, que están convencidos de que Saori Kido es la verdadera Atenea y, por lo tanto, juran protegerla utilizando un arsenal de habilidades para las que fueron entrenados toda su vida. Los mejores minutos de la película se dan en esta introducción donde vemos las novedades respecto a la serie que conocemos: el comic relief, un tono menos solemne y la introducción de los personajes es mucho más directa, sin subtramas o un desarrollo de su pasado. Pero no todas estas novedades terminan beneficiando a esta nueva edición dirigida por Keichii Sato (que antes que en largometrajes, tiene más experiencia en series televisivas). El guión sufre el pormenor de tener que reinterpretar una temporada televisiva completa en menos de dos horas. Si bien tras la introducción uno intenta olvidar lo que fue la versión televisiva, lo cierto es que la cruzada de Seiya y el resto de los caballeros a través de las Doce Casas tiene giros forzados y elipsis confusas que demuestran la imposibilidad del guión de lograr un relato uniforme. Esto afecta también el desarrollo de personajes, haciendo de los compañeros de Seiya colegas sin ningún tipo de relieve, perdiéndonos tanto su formación como guerreros como los traumas psicológicos que tuvieron que atravesar para llegar allí. Y además repercute en el clímax, la desesperada batalla contra el patriarca, ya que los sacrificios que hacen los caballeros por llegar hasta esa instancia no tienen la carga emotiva necesaria para conmocionar al espectador. Visualmente, Los caballeros del Zodíaco: la leyenda del santuario logra sorprender pero, por momentos, parece no poder despegarse del montaje que podía apreciarse en la serie original. Para entender esto sólo hay que prestar atención a los planos detalle que se encuentran dispersos a lo largo del film: este recurso, extraído del comic y explotado en el anime por su economía narrativa y potencialidad expresiva, resulta en la película CGI un recurso tosco e incoherente que afecta la fluidez de las secuencias de batallas, que a menudo pierden el impacto pretendido por Sato. Lejos de la calidad narrativa del material original de Kurumada e indecisa entre resultar convencional y simplificar el argumento o apegarse a la serie televisiva, esta película de Sato resulta entretenida y novedosa desde lo visual, pero no logra la misma intensidad o empatía con los personajes legendarios con los que está identificada prácticamente toda una generación.
Solo para fanáticos del animé, adaptación de la mitica serie de TV con animación digital. Pierde la magia vintage en procura de llevar la historia a terrenos mas contemporáneos.
Es mi obligación empezar esta reseña aclarando que no poseo ningún tipo de conocimiento sobre el manga y animé en los que está basada esta nueva película. Si tengo el recuerdo que se emitían por TV cuando yo rondaba los 12 años, recuerdo las cajas grandes en las que venían sus muñecos, y recuerdo haber visto eso que se estrenó en 1996 en argentina como una película sin serlo, pero jamás despertaron un interés propio; por lo cual, aclaro, se analizará únicamente lo que vi en pantalla, objetivamente. La historia, se desarrolla de modo “alternativo” a lo que se vio en el manga y animé de Masami Kurumada (que aquí oficia como co-guionista o consultor creativo) y sigue, en parte, los lineamientos del animé comenzado hace dos años, conocido como Omega aunque con varios cambios. Los Caballeros de Bronce deben proteger a una Athena niña (llamada Saori Kido), Diosa de la Guerra y protectora de la humanidad, que siendo bebé fue despojada de su trono acusada de impostora y colocando en su lugar a un verdadera farsante. Athena crece sin conocer su origen y su destino, pero un encuentro con Seiya cambiara las cosas, y con la ayuda del resto de los Caballeros se enfrentarán al Gran Patriarca del Santuario, y a los Caballeros de Oro mientras intentan convencerlos de que Saori es su verdadera Diosa. Este será a grandes rasgos su lineamiento principal, claro que a lo largo de los 93 minutos se desarrollarán otros arcos argumentales, historias paralelas y cada Caballero tendrá su momento de lucimiento. Quizás para adaptarse a los tiempos que corren, para esta ocasión se decidió pasar de la animación tradicional, más representativa del animé, a la animación poligonal tridimensional. Lo cierto es que, no sabemos si por una falta de presupuesto pericia, pero esta animación atrasa un cierto período en comparación al lugar en que la técnica se encuentra hoy en día. Salvo contadas escenas, en su mayoría, dado una “sorprendente” lentitud, y una falta de claridad en los rasgos (y sobre todo en los ojos), pareciera que estamos asistiendo a una larga presentación de un videojuego para PSOne. La historia en varios tramos no avanza y cae en baches reiterativos o en cuestiones que poco tienen que ver con lo troncal, lo cual incluye un humor que rara vez funciona y hasta extraños momentos musicales. Pareciera, tal cual sucedió el año pasado con el nuevo film de Dragon Ball Z, que el efecto buscado es remozar el éxito para una nueva generación y apuntar a un público bastante menor al que sus orígenes iban apuntados. Vuelvo a aclararlo, no puedo asegurar cuál es la sensación que esta Caballeros del Zodíaco: La Leyenda del Santuario puede dejar en los incondicionales fanáticos. En cuanto a este cronista, un virgen en la materia, la sensación de esos pocos más de 90 minutos lejos de parecer poco le parecieron eternos.
Rica aproximación cultural a través de un inteligente entretenimiento Un breve resumen indica que “Los caballeros del Zodíaco” es un manga (historieta) japonés lanzado en 1986, latente hasta 1990. En esos cuatro años hubo una adaptación animada (en animé) televisiva en la cual se amplió un poco la historia, la cual tuvo además cuatro largometrajes estrenados en plena publicación del cómic. Luego hubo un revival, en el 2004, también en formato animé. Diez años después tenemos éste relanzamiento: “Los Caballeros del Zodiaco: La Leyenda del santuario”. El cómic (y la serie de TV) narraba las aventuras de cuatro caballeros (o “Santos”) que luchan y protegen a la diosa Athena, quien reencarna en forma humana con el nombre de Saori Kido. Obviamente ella es la elegida para combatir las fuerzas del mal que tiene varios nombres y variantes a lo largo de la saga. La diosa, cuyos poderes son revelados a su debido momento, tiene a estos cuatro aliados con poderes cósmicos basados en alguna de las constelaciones pero que, en definitiva, tienen que ver con las virtudes de los elementos fundamentales (agua, tierra, fuego, etc.) El atractivo fundamental siempre fue el de poder combinar sabiamente los personajes de mitologías tan disímiles como la griega y la escandinava, con gran dosis de acción y personajes sólidamente construidos con bases dramáticas inspiradas en los conflictos de los dioses, y en virtudes como la fidelidad y el honor contrapuestas con el egoísmo, las ansias de poder y la traición (casi en ese orden) A casi 30 años de la creación de Masami Kurumada esta producción presupone un reinicio por partida doble. Primero, debido al abandono por completo del animé clásico para pasar a una estética tridimensional cuyo colchón es la presencia exclusiva de CGI para su diseño. Segundo, porque, por suerte, los guionistas Kaito Ishikawa y Masami Kurumada (con casi 61 años) van por el camino más inteligente de todos: proponerse no dejar a nadie afuera, en particular aquellos que no tengan ni la menor idea de la existencia de estos personajes. ¡Vaya si funciona esta idea! Desde el punto de vista del diseño de arte, la película tiene un evidente poder visual que casi no da respiro. Las escenas de acción, junto a los decorados, le dan un tinte épico en cada batalla, y de vez en cuando, reaparece ese humor ridículo (a veces descolgado) que caracteriza al manga. Hay, como suele pasar cuando hay poca seguridad en el producto, un exceso en la banda sonora con pasajes demasiado subrayados lo cual resulta un poco agobiante. De todos modos, estamos frente a otro evento cultural como ocurrió con el estreno de “Dragon Ball” este año (visto por casi medio millón de espectadores). Seguramente el éxito está asegurado no sólo por los fans, sino por cualquiera que se sume sin temor. Todo está explicado en forma dinámica, aunque también se guardan secretos para los más ortodoxos, quienes se irán del cine con nuevos aportes al argumento clásico. Puro entretenimiento.