Hoy se estrena el film Los Malcriados de Felipe Martinez Amador; co-producción argentina/colombiana. Manuel Rico es viudo y vive con sus tres hijos: Javi, Bárbara y Charly, en la mansión familiar ubicada en la sabana de Bogotá. Manuel ha consentido demasiado a sus hijos para compensar la ausencia de su madre pero también ha sido un padre un tanto ausente por sus obligaciones profesionales. Desbordado por los disgustos de haber criado a tres vagos irresponsables, Manuel sufre un infarto. Entonces, todo cambia; Su empresa ha sido denunciada por desfalco y todos los bienes embargados, lo que obliga a sus malcriados hijos a ocultarse en una vieja casa destartalada en el barrio Las Nieves y como si fuera poco, les tocará hacer lo que nunca se imaginaron: trabajar por primera vez. Al final todos aprenderán una gran lección. Familia es familia!. Malcriados es la típica comedia familiar donde se trata de aprender una lección en la vida. Los hijos ricos que viven de arriba y nunca maduran; son forzados a llevar una historia de clase de media para aprender su lugar. El argumento es medio forzado, la idea de que estos jóvenes aprendan tan rápido a ser honestos y trabajadores es un poco floja y parece más la magia del cine; que una historia bien contada. La conclusión final tampoco termina siendo muy lógica, aprenden que a partir del engaño (uno elaborado) pueden conseguir lo que quieren. Una treta, bastante común en la gente de poder.
Comedia alocada y aleccionadora Un importante empresario viudo padre de tres jóvenes hijos con quienes vive en una lujosa mansión en una zona residencial de Bogotá ha consentido demasiado a sus vástagos para compensar la ausencia de su madre, pero también ha sido un padre ausente por sus obligaciones profesionales. El director Felipe Martínez Amador logró un film entretenido que va mostrando, entre sonrisas, aventuras y desventuras, las peripecias de esos personajes que aprenderán una gran lección. Hay en la trama, además, un soplo de calidez y de cierto aire poético que convierten la historia en una especie de fábula en la que todos sus protagonistas poseen en su interior la íntima necesidad de cambiar el rumbo de sus ajetreadas vidas. El realizador supo, además, conducir con mano segura a un elenco que no lo decepciona en su propósito, mientras que los rubros técnicos aportaron calidad a este entramado que habla, con gracia, de las vicisitudes familiares en medio de sus problemáticas cotidianas.
Malcriados “Nosotros los Nobles”, le pese a quien le pese, fue uno de los últimos sucesos del cine mexicano. Filme que lanzó al estrellato a sus protagonistas y que terminó generando, por lo simple y “adaptable” del relato, una serie de remakes y suerte de “spin off” televisivo, que aún repercute. “Malcriados” de Felipe Martinez Amador, coproducción entre Colombia y Argentina, es la puesta al día de esta historia, pero sin un elenco convincente que la pueda llevar adelante. En la historia del millonario que decide quitarle apoyo económico a sus hijos para que tengan una lección sobre el valor de las cosas, nada, cinematográficamente hablando, es atractivo o siquiera original, como para validar, más que por intereses comerciales, esta adaptación. Lugares comunes, estructura narrativa sintética, y actuaciones olvidables, hacen disparar la pregunta de hasta qué punto es válido que este tipo de filmes se sigan produciendo. La respuesta está en la taquilla, y nada más.
Pobres niños ricos El cine colombiano adoptó una nueva moda que le está dando buenos frutos en la taquilla: la realización de remakes de películas latinoamericanas. La argentina Corazón de León (2013) y la mexicana Nosotros los Nobles (2013) tuvieron su versión local con muy buena recepción por parte del público aunque los resultados artísticos hayan sido más que olvidables. Malcriados es una coproducción entre Colombia y Argentina dirigida por Felipe Martínez Amador, quien adaptó a la idiosincrasia colombiana esta ¿comedia social?, en la que Manuel Rico, viudo y con tres hijos sumidos en una eterna adolesencia: Javi, Bárbara y Charly, habita una lujosa mansión familiar ubicada en la Sabana de Bogotá. El señor ha consentido demasiado a sus hijos para compensar la ausencia de su madre muerta hace unos años, pero también reconoce haber sido un padre un tanto ausente por sus obligaciones profesionales. Un día -para combatir su desidia- pergeñará un plan para hacerles creer que están en la ruina. Los colombianos Víctor Mallarino, Julieth Restrepo, Juan Fernando Sánchez, Jose Restrepo, Juan Pablo Barragan y el ex Jugate conmigo Michel Brown encabezan el elenco de una película tan pasatista como mediocre, donde todo es tan obvio, estereotipado y carente de ingenio que resulta imposible pensar que lo único que importaba era recaudar dinero sin importar el nivel artístico. Mientras hilvana una sucesión de secuencias en tono irónico, intenta realizar una leve crítica social sobre específicos males modernos como el egoísmo, la vanidad social, el individualismo, el pragmatismo burgués, el consumismo y la pedantería de los ricos. Algo que no va más allá de la corrección política y que pierde sentido en la escena siguiente. Si la inédita en Argentina Nosotros los Nobles ya era una película simplona y sin vuelo, Malcriados es mucho peor. Si su nivel técnico es correcto, del artístico no se puede decir lo mismo. Las actuaciones dan más vergüenza que risas. Está claro que a sus creadores muy poco les importó hacer una comedia digna y hasta un poco correcta. Solo querían recaudar y en ese sentido ganaron, porque en Colombia fue tan exitosa como la versión original lo fue en México.
LECCIÓN PARA NIÑOS RICOS Dirigida por Felipe Martínez Amador, un film ecuatoriano con coproducción de nuestro país. Una comedia que tiene todos los matices de lo que suele verse más en la televisión, con destino masivo. Un señor millonario, que a la muerte de su esposa, colma de dinero a sus hijos y después de unos años advierte su error: crió a tilingos insoportables y derrochones. Por eso decide darles una lección, les hace creer que perdió todo, que está en la ruina, los obliga a vivir en la casa modesta de los abuelos y somete a la necesidad de vivir de su salario para comer y no mucho mas. Con ese planteo modestamente entretenido y con desenlace previsible, pretende recibirse de buen padre y rectificar la conducta de sus hijos.
Los hijos de Manuel Rico se gastan 12.200.000 en un fin de semana en zapatos caros, ropa, bebidas y lujos. Son, definitivamente, adultos. Y malcriados. Pero Manuel se ha quedado viudo, y como no prestó a sus hijos la debida atención cuando la madre vivía, recién parece darse cuenta. Los vaivenes de la economía, sin embargo, van a darles una lección y a obligar a estos muchachos a trabajar por primera vez en sus vidas. Ciertamente, un argumento divertido, que podría haber disparado un sinfín de situaciones hilarantes. No es lo que sucede en esta comedia colombiana, con participación argentina, en la que ese potencial se deshilacha en una serie de escenas poco inspiradas, con más voluntad de gracia que gracia real. Aún con su buen humor, una propuesta algo desperdiciada.
Escrita y dirigida por Felipe Martínez Amador, llega a carteleras esta comedia colombiana que pone en foco a tres hermanos provenientes de una familia acomodada económicamente, con una madre fallecida hace unos pocos años y un padre al que más allá de sus buenas intenciones los hijos lo sienten bastante ausente, siempre más preocupado por su trabajo que por ellos. Chicos que nunca tuvieron que esforzarse para tener nada, que hacen lo que quieren porque pueden, que dan rienda suelta (y se lo permiten) a cada uno de sus caprichos. Hasta que, después de que los tres en simultáneo pero por separado se mandaran una importante (como un casamiento poco conveniente con un hombre mayor y sin un eje aparente en la vida para su única hija mujer, o que descubrieran al menor en la biblioteca de la escuela teniendo sexo con una compañera), el padre sufre un infarto (bueno, un pre infarto) que lo lleva a cuestionarse el modo de criar a estos irresponsables. Y entonces sucede lo inesperado. Su empresa es denunciada por malversación de fondos, su casa y cosas son embargadas, y de repente se encuentran sin ningún lujo y con la noticia de que ahora, al menos los mayores, van a tener que salir a trabajar, por primera vez en la vida. Todo su mundo se les cae abajo, y ahora tienen que salir literalmente al mundo. Así, cada uno irá aprendiendo lecciones pero sobre todo esta desgracia los une como nunca antes se vieron unidos. El film, que es una remake de una película mexicana, Nosotros Los Nobles, apuesta principalmente a la comedia familiar, con situaciones cómicas a veces desde lo absurdo, a veces desde lo obvio, pero también se permite indagar en otras temáticas más graves. No obstante, la idea parece ser siempre la de hacer pasar un buen rato, y es por eso que al final algunos temas se presentan pero nunca son ni un poco profundizados, como la bulimia o la dislexia, situaciones que el padre de repente se encuentra y dejan en evidencia que efectivamente no les estuvo prestando la atención necesaria. Con aires de telenovela, hay enredos familiares y amorosos, engaños varios, idas y vueltas, enojos y abrazos y besos. Incluso hay algunas apariciones que seguramente sean valiosas para la gente de su país de origen pero acá, al igual que todo el elenco, no son más que rostros desconocidos. Un film con buenas intenciones y divertido, aunque también se torne muy predecible todo el tiempo, y desaproveche oportunidades de profundizar en ciertos personajes y acciones. Y es que al final, lo que importa es la familia.
POINTS: 5 Manuel Rico (Víctor Mallarino) is a middle-aged widower and a rich businessman who lives with his three grown-up children, Javi (Juan Fernando Sánchez), Bárbara (Julieth Restrepo), and Charly (José Restrepo) in a posh manor in Bogotá. On the one hand, Manuel has given his children everything they always wanted to the point of spoiling them rotten. On the other hand, he’s also been an absent father who has never connected very well with his children. He’s the typical businessman who’s always busy. Pretty much out of the blue, he has a stroke and ends up in the hospital. This is when the status quo begins to change as he realizes how bad it is that his children have taken for granted the lifestyle he has provided. What’s even worse, though, is that his own company faces embezzlement charges, so almost all his properties and belongings are confiscated. Needless to say, no one has the money to settle these matters legally. So the family hides out in a secluded two-bit house. Reduced to an almost penniless state, the grown-up children will have to do something they’d never done before: work. Malcriados (“Spoiled”), directed by Colombian writer and filmmaker Felipe Martínez Amador and written by Mariano Vega, is a cliché of a movie from the first frame to the last. Stereotyped characters utter an equally stereotyped dialogue, the performers overact, you see the uninspired gags coming from a mile away, the incidental music is unbearable, and the mise-en-scene makes you recall a mediocre TV movie. The chief idea of the film seems to be that once a family is confronted with a huge crisis, it should stand united; its members must trust each other and talk about their hidden emotions and longings, and in the end they will surely become a better family, one that is nurturing and supportive. Because in Malcriados a financial crisis like any other is more than enough for a complete change of lifestyle, without that much effort and in a relatively short period of time: a life lesson for a wholesome family — never mind how farfetched it is. The reasons why Malcriados looks and sounds like a mediocre TV flick are pretty diverse. It’s not only because its narrative consists of a series of autonomous scenes with little dramatic progression, but mostly because, in terms of style, absolutely nothing stands out. The camerawork, for instance, is static and flat; or take the overall photography, which lacks creativity and instead relies on dull formulas. What’s more disappointing is that the characters never come across as individuals, but rather as shallow vessels performing actions meant to be comic. The idea of rich and spoiled children who face the real world as adults is already rather over-explored, but if executed with a minimum degree of originality and a somewhat personal approach to comedy, then it could be the right stuff for a decent movie. But when everything is so obvious, so heavy-handed, then what you get is just a lame feature. Production notes Malcriados (Argentina, Colombia, 2016). Directed by Felipe Martínez Amador. Written by Mariano Vera. With Víctor Mallarino, Julieth Restrepo, Juan Fernando Sánchez, José Restrepo, Michel Brown, Yuli Pedraza. Cinematography: Juan Carlos Gil. Editing: Alejandro Parysow. Running time: 111 minutes. @pablsuarez
DE CRECER, O UNA BUENA PELICULA, NI HABLEMOS Llena de lugares comunes, esta comedia colombiana (en coproducción con Argentina) retrata sin trazos virtuosos y pocas ideas a una familia de clase alta que intentará remendar en la austeridad las grietas interpersonales. Un ejecutivo de una constructora y su esposa criaron a tres inútiles que luego de la muerte de su madre llenarán ese vacío potenciando hasta el ridículo su opulencia, egocentrismo y mezquindad. Desde ahí harán patria del título de Malcriados. Basada en la -exitosa- película mexicana Nosotros los nobles, insiste con un guión flojo y lo empeora. Persigue con poco disimulo la fama de la película original, sólo eso, aunque con los años seguro quede condenada a la intrascendencia. La familia Rico (sí, otro nombre no se les ocurrió para identificar el linaje) es un conjunto de personajes irritables que sólo piensan en su propio bien. El padre busca entonces la redención familiar llevando a todos a la casa de su infancia y haciéndoles creer que están en quiebra. Una vez lejos de su conformidad, buscarán empleo y pasarán más tiempo juntos. Los chistes y los golpes bajos están a la orden del día y se adivinan muy fácil. La historia tiene poquísimos chispazos que no llegan a otorgarle brillo en ningún pasaje. Hay un culebrón de por medio con la hija del empresario y un porteño que tiene el sello de Pasión de gavilanes, e insólitamente está personificado por el argentino Michel Brown. La premisa sobre la que se sostiene es bien simple: ¿el dinero hace o no a la felicidad? En los hombros del padre se dispone toda la reserva moral y en los 111 minutos del film lo terminan volviendo igual o más tedioso que los demás. El director colombiano Felipe Martínez Amador armó un buen equipo técnico y hasta se consiguió la máquina de tomar malas decisiones que le facilitó mucho el rodaje. Ser rico en Colombia parece ser bien distinto que serlo en Argentina, por eso es que la aceptable repercusión que tuvo allí jamás sea ecuménica o acá la concibamos como algo digno de ciencia ficción. O hasta una grasada medio Ricardo Fort. Las actuaciones son desde exageradas a bizarras y algunos personajes pretenden ser más graciosos que los chistes que los involucran. Completan el reparto: Víctor Mallarino, Julieth Restrepo, Juan Fernando Sánchez, José Restrepo y Juan Pablo Barragán. Hay una escena de acción que pareciera ser una descartada en la última de Bañeros. Les deseo a todos los hermanos colombianos después de una semana convulsionada que llegue pronto la paz que tanto anhelan y que bajo ninguna circunstancia vean esta película.