La voz del héroe Maradona - Médico de la selva (2012), el primer largometraje de Martín Serra, es un documental que rememora la vida de Esteban Maradona desde distintos puntos de vista. Una historia que se hace compleja y atrayente por todas las aventuras y desventuras que tuvo. Medico, escritor, filósofo, naturalista, ilustrador, incluso dos veces propuesto para el Premio Nobel de la Paz, todo eso es Esteban Maradona. El filme es un compendio de entrevistas a sus amigos, familiares, investigadores, e incluso está lleno de los relatos de los aborígenes que fueron sus pacientes, pues en su afán de estar más cerca de la naturaleza, el doctor nacido en Santa fe, un día lo dejó todo, se alejó de las grandes ciudades, y se fue a recluirse a Estanislao del Campo. La película tiene mucho material de archivo donde se cuenta sus primeros años de estudio, de profesión, y los avatares que vivió (como estar preso) por su gusto al periodismo y a la botánica. Dentro de todo eso, hay un archivo importante que es una entrevista en la cual el mismo médico ruralista habla sobre su manera de pensar y de ver la vida. Esta voz es el que sostiene toda la película volviendo aún más interesante la idea de distintas caras de una misma persona que, aún viviendo 99 años lleno de homenajes y distinciones, fue más que un médico amante de su profesión. El documental de Martín Serra no trabaja sobre nada novedoso, pero gana con los distintos personajes que van apareciendo en las entrevistas. Hay "subidas y bajadas" con cada entrevistado, para evitar hacerse disperso y desordenado con la multiplicidad de voces y opiniones que van desde lo amical hasta lo más especializado. Sin embargo, esa sensación es al inicio, después cada entrevista y cada historia se van construyendo y la película gana dinamismo. Sin duda, lo más importante es que el personaje de Esteban Maradona, héroe para mucha gente, es agradable y genera curiosidad. Además, las distintas épocas de su vida dan varios niveles a la narración. Siendo lo más atractivo la parte dedicada a los aborígenes. Finalmente, sin alcanzar perfección alguna, la película produce empatía en un doble sentido: todos hablan del enigmático y aventurero Doctor Maradona; y no obstante, en su entrevista se lo escucha como alguien común y corriente lleno de simpatía y humildad.
No son lo mío los documentales, debo decirles. Pero me tocó cubrir el estreno e "Maradona, médico de la selva", y sali con la sensación de que, de no haber ido, me hubiese perdido de conocer en profundidad a una personalidad tan importante, que ha pasado desapercibida, para una parte importante de la opinión pública. La estructura del film es simple, presenta entrevistas, charlas informales con amigos, profesionales y gente que lo admiraba, a todo nivel. También, por supuesto, aparecen los relatos de quienes fueron atendidos por él: los aborígenes. Lo cierto es que Maradona, hombre de familia acomododa, después de un tiempo, se alejó de las urbes importantes y fue a parar al campo, más precisamente a Estanislao del Campo (Formosa). Este singular doctor atendió a la comunidad ahi reunida, sin problemas y con todal compromiso. Fue nominado dos veces para el Nobel de la paz, y pasó gran parte de su vida dedicado incondicionalmente al prójimo. Dentro del documental, tenemos la suerte de contar con una entrevista con el mismo Maradona, quien nos ilumina con su mirada sobre el mundo que lo rodea, su rol en la sociedad y la manera en que las cosas deben hacerse. Hace un planteo filosófico del ejercicio de su profesión, que lo define como un elegido. Aquellos que pueden desprenderse de prejuicios y socorrer al prójimo, ante cualquier adversidad. Los que sienten el llamado, por así decirlo. Martín Serra, el director, cuenta con buen material para graficarnos parte de su vida, y si bien algunos elementos se presentan a confusión, más que nada porque provienen de medios distintos, siguen conservando su valor. Esteban Maradona necesitaba un homenaje fílmico, sin dudas. Aquí lo tiene, quienes vean esta película descubrirán que gran argentino tuvimos y cuanta inspiración su figura puede darnos (aún en ausencia física) para pensar una sociedad distinta.
El otro diez. Cuando uno menciona a Maradona, inmediatamente se remite Diego Armando, pero hay otro Maradona que también debe llenar de orgullo al inconsciente colectivo nacional, quien desde el perfil bajo y la más digna pobreza, resistió al abrumador capitalismo e industria farmaceútica, y dedicó su vida a sanar, cuidar y educar a aborígenes internados en medio de la selva árida formoseña...
El otro crack Es difícil hacer un documental cuando no hay mucho material visual a disposición. En el caso puntual de Maradona, tampoco se tiene al protagonista, ya que falleció muchos años antes de que se comenzara a filmar. Eso complica las cosas. Afortunadamente hay algo de material de archivo, sobre todo de la última etapa de la vida de este médico que, por causa casi providencial, terminó instalándose en un pequeño pueblo de Formosa, y dedicando su vida a la medicina rural, en especial atendiendo a las comunidades aborígenes de la zona. Así, el documental comienza con muchas voces en off e imágenes vagas de la guerra del Paraguay que sólo sirven a modo ilustrativo. Luego vienen las entrevistas a personas que lo conocieron, bastante estáticas, ya que se hicieron con los entrevistados sentados siempre en el mismo lugar, que se van intercalando con las declaraciones que el propio Dr. Maradona hizo alguna vez en una entrevista brindada a uno de sus sobrinos nietos. El guión es bastante esquemático, se remite a la narración ordenada de la historia de Maradona, mezclando lo que se pudo conseguir de material de archivo con los testimonios de amigos y familiares que lo conocieron, y compartieron momentos con él. Por momentos, la factura remite a los documentales de los principiantes, ya que la cámara se mueve un poco, aparentemente sin que sea intención del director, Martín Serra, y ni la calidad de la imagen ni la iluminación son de lo mejor. Hay un par de archivos que podrían considerarse joyas, como una filmación muda en 16 mm que se salvó de ir a la basura, en la que se lo muestra trabajando y recorriendo la colonia indígena que fundó. Fundamentalmente por la historia de este hombre, y su peculiar filosofía, sus descubrimientos en lo que respecta al valor medicinal de la vegetación del lugar (incluso una planta que tiene agua, para paliar las sequías), su respeto a las comunidades originarias, y a la naturaleza, es que vale ver esta película. Un personaje interesante para descubrir, aunque la realización del documental no sea lo más destacable.
El otro Maradona Aún resuenan en muchos de nosotros los ecos de la maravillosa historia narrada en El Etnógrafo cuando llega a las salas porteñas la historia de Esteban Maradona narrada maravillosamente bajo la dirección de Martin Serra. Y nuevamente nos ponemos frente a un hombre que renunció a los placeres mundanos para dedicarse a la asistencia de los menos favorecidos. Como toda gran historia de vida, tiene mucho de azar y mucho de destino: Esteban Maradona, joven médico, detuvo accidentalmente la marcha en una estación ferroviaria de Estanislao del Campo para asistir a una joven parturienta. A partir de entonces su nombre fue leyenda en ese poblado y allí decidió establecerse en una humilde casa con nada más que un rústico escritorio, una cama y una silla mecedora. El campo fue su sala de espera y su ámbito de trabajo, los nativos sus pacientes y la naturaleza su objeto de estudio. Así pasó sus años investigando las diversas plantas y sus cualidades medicinales y relacionándose con la defensa de los derechos aborígenes como nadie tal vez lo haya hecho en su época. Esteban Maradona decidió vivir en el ostracismo por años, salvo en los últimos tiempos de su vida donde fue acogido por su familia para poder darle los cuidados médicos que necesitaba. Allí fue reconocido también por la sociedad y sufrió un exceso de atención al cual no estaba acostumbrado. El documental de Martin Serra cuenta con numerosos testimonios de todas aquellas personas que de una forma u otra fueron “tocados” en su vida por el médico rural, pero por sobre todo y como material más rescatable nos brinda entrevistas realizadas al mismo Maradona en sus últimos años. Donde nos narra de manera sincera, calma pero firme, el por qué de cada una de las decisiones que marcaron su destino. Testigo de guerras (fue medico de campaña en la guerra con Paraguay) todos los pasajes del film por él narrados tienen un valor testimonial increíble; más aún considerando que se trata de un personaje que atravesó cientos de situaciones históricas con la única intención de ayudar al prójimo, un ejemplo que muchos deberíamos seguir. Un testimonio necesario para conocer otros tipos de vida que pocos medios de comunicación se interesan en difundir pero que son tan necesarios como auténticos. Ejemplos sobran para inspirarnos: sólo es necesario un narrador hábil para hacerlos llegar al espectador atento y Martin Serra ocupa con hidalguía ese lugar.
Bienvenida evocación de médico ejemplar Sencillo, austero, medido en sus palabras, respetuoso, ajeno al poder y la ostentación, abnegado, así era Maradona. El doctor Esteban Laureano Maradona. Cada tanto, muy cada tanto, alguien lo recuerda. Más de medio siglo pasó en un pueblito formoseño rodeado de indios. Antes, fue médico y periodista en el Chaco, conferenciante en reclamo de mayor seguridad laboral, médico camillero en la Guerra del Paraguay, jefe de Hospital en Asunción y en el leprosario de Itapirú. Se volvió, tras la muerte de su prometida. En 1935 viajando desde Formosa hasta Tartagal, el tren se detuvo en un villorio perdido, Guaycurri. Alguien pedía ayuda para una parto que venía difícil. «Todo esto era monte, solo había cuatro ranchos rodeados de indios que después me querían matar», recordaba, ya viejo, en una nota. El tren se fue, él se quedó. Vivió en una simple casa sin electricidad, atendiendo gratis a los indios. Brindó instrucción sanitaria, formó una colonia agrícola aborigen, ayudó a crear escuela y comisaría, logró erradicar enfermedades, lo terminaron llamado Piognak, doctor Dios. Y siguió en esa simple casa hasta que, ya nonagenario, tuvo que irse a vivir con los sobrinos. El documental que hoy lo evoca parte desde los recuerdos últimos de amigos y parientes, se expande a caciques y botánicos (porque además fue un estudioso de las plantas medicinales), recoge su voz y su presencia en buen material de archivo, incluso recoge algunas observaciones de dos personas que quieren restarle méritos, encuentra a la niña que nació aquel día («no puedo esconder mi edad», se rie), y recupera a dos periodistas que lo dieron a conocer para todo el país: Enrique Nabor Juárez, de «Primera Plana», y Roberto Vacca, del programa «Historias de la Argentina Secreta». Juárez, nos consta, fue más allá: por toda redacción que pasó, a todo redactor que formó, mandó hacer una nota sobre «el Albert Schweitzer de Formosa», como le decían, en referencia al entonces famoso médico de Lambarené, un rincón perdido del Africa Colonial. Hay diferencias: Schweitzer además era teólogo, organista de fama, escritor, tuvo el respaldo del gobierno alemán, y en 1952 ganó el Nobel de la Paz. Maradona sólo escribió de plantas, aves, lepra, y un vocabulario toba-pilagá, amén de una pequeña memoria, se sostuvo solo, y no ganó el Nobel aunque dos veces lo postularon. Tuvo en cambio varios reconocimientos, hasta de la ONU, y siempre derivó el dinero de los premios a becas para médicos formoseños y misiones similares. En 1994, el Congreso declaró Dia del Médico Rural el de su cumpleaños, y ordenó editar todos sus libros. Esto último todavía no se concretó.
La felicidad de ser el otro El joven director Martín Serra con importante material de investigación, archivos particulares, de museos, de canales de televisión locales, del Archivo General de la Nación de la colonia, dibuja los rostros de un hombre que pudiendo aprovechar beneficios, eligió la pobreza y la voluntad de paliarla en una pequeña localidad del interior profundo de la Argentina. on esas personas que tienen su lugar ganado en la historia de un país. De los que por su austeridad y modestia nada hicieron para ser recordados. Sin embargo, Esteban Maradona, recibido de médico con esfuerzos en la década del 30 y luego de pasar por el Hospital de Expósitos y el Muñiz, conviviendo con los leprosos, combatió en la guerra del Chaco en uno y otro bando, porque todos los hombres sufren igual. Y terminada la contienda, decidió ir a Buenos Aires para instalar su consultorio. Pero la asistencia al nacimiento dificultoso de una lugareña, hizo que perdiera el tren y se quedara medio siglo en Estanislao del Campo (Formosa). El crearía una cooperativa, una colonia para los indígenas, ésos que lo eligieron como su "curandero" y que aun lo recuerdan, por su amor, por la voluntad de que hubiera una educación para tobas y pilagás, y que fuera mal visto por los que se resistían a la devolución de tierras a sus dueños aborígenes, como los que lo obligaron a irse del Chaco cuando hablaba de la ley de accidentes laborales en charlas comunales. LA LABOR SOCIAL De su increíble labor social por el prójimo, del vocabulario pilagá que transcribió, de los estudios de plantas medicinales y dibujos de la flora y fauna de la región que fue capaz de acercar a todos, habla este filme. El joven director Martín Serra con importante material de investigación, archivos particulares, de museos, de canales de televisión locales, del Archivo General de la Nación de la colonia, dibuja los rostros de un hombre que pudiendo aprovechar beneficios, eligió la pobreza y la voluntad de paliarla en una pequeña localidad del interior profundo de la Argentina. Esteban Maradona fue distinguido como candidato al Premio Nobel en 1992, mientras continuaba con sus estudios y sus caminatas hacia la comunidad indígena en soledad y alegría. Todo eso muestra Serra con su filme emocionante, austero, con la voz y la presencia física del médico de la selva. Un pequeño gran filme que muestra esos seres irrepetibles que irradian luz a través del tiempo.
Imperdible film de un hombre ejemplar Cuando uno dice el nombre de Maradona obviamente la mayoría lo asocia automáticamente con el futbol. Sin embargo hubo otro Maradona, el Dr. Esteban Laureano Maradona. Este prohombre que nació en 1895 y nos dejó en 1995 fue un verdadero ejemplo para la sociedad. Un médico que habiendo podido ejercer su profesión en Buenos Aires, inclusive el Dr. Pedro de Elizalde lo quería para que trabajara con él, decidió dejar su vida y conocimientos en Estanislao del campo, un remoto paraje de Formosa. Ahí con casi ningún recurso más que su sabiduría y su genio se las arreglaba para cuidar la salud de los formoseños del lugar y también de los pilagá que habitan la zona a quienes les fundo una colonia para que pudieran vivir y estudiar en su idioma y en su lugar de origen. El Dr. Maradona no solo fue un médico rural, fue un férreo defensor de los pueblos originarios. También utilizaba sus conocimientos de las plantas y las hierbas para fabricar sus propios medicamentos. Todo lo que veía, todo lo que descubría lo iba escribiendo y dibujando (con dibujos realmente fantásticos) en sus libros, libros que fueron, en algunos casos, puntapié para ediciones de los EE.UU., quienes s e o quisieron llevar para allá. El prefirió quedarse y vivir en su pueblo, con una austeridad que realimente es fue un ejemplo. Un hombre que al fin tiene un documental que lo muestra tal cual era. Con sus maravillosas virtudes, y también con sus cosas, como humanizándolo. Martin Serra logra un documental donde lo muestra como un hombre que fue creador de su propio destino, más allá de que algunas veces, causas fortuitas (como la que ocasiono su residencia den Estanislao del Campo), le hicieran de puntapié para su recorrer su camino. “Maradona, Medico de la Selva” es uno de esos documentales que tendrían que pasarse en los colegios y en todos los lugares posibles. Todos los argentinos tendríamos que ver este documental para conocer a un hombre que hizo de su vocación, de su austeridad, de su honestidad y, porque no, de sus misterios, una bandera ejemplo para todos los hombres de buena voluntad. “Maradona, Medico de la selva” : Imperdible.
La historia del doctor Esteban Maradona, un hombre enigmático, hermético, aventurero y sabio. El rescate de testimonios de quienes lo conocieron, su propia voz, la ironía de quienes lo descubrieron para los medios, un documental revelador y curioso, como su protagonista.
Una historia de vida "A mi me gusta la pobreza. La riqueza es para cualquier tonto" aseguró el médico rural Esteban Maradona en este documental que cuenta su historia y evoca su figura a través de la mirada de amigos, periodistas, vecinos y familiares. El profesional, definido como un "romántico" por sus allegados, falleció en 1995 y dejó enseñanzas y muchos recuerdos. Maradona recibió el Premio de "médico rural", se crió en el seno de una familia acomodada, fue perseguido en Resistencia, estuvo en la Guerra del Chaco Boreal y se radicó en un pequeño pueblo de Formosa durante más de cincuenta años. Allí ejerció su profesión, especialmente con aborígenes, para finalmente volver a convivir con su familia en Rosario, hasta su muerte. El documentalista Martín Serra logra combinar información, evocación y emoción a través de reportajes e imágenes de archivo que capturan la esencia del médico. "Fui un mal estudiante. Me tenía que trasladar leguas para atender a mis pacientes", afirma en uno de los momentos del film. Amante de la selva y gran observador de la naturaleza y de todo aquello que lo rodeaba, Maradona se ha convertido en una leyenda.
Mucho más que un médico rural Dicen que él prefería ser considerado apenas un médico rural. Por cierto lo fue y de los más apasionadamente entregados a la tarea. Pero la extraordinaria trayectoria vital del doctor Esteban Maradona, la aún más extraordinaria obra que desarrolló, las múltiples facetas de su personalidad, sus variados talentos y, sobre todo, su estatura moral exceden largamente cualquier encasillamiento. Compleja tarea, pues, la emprendida por Martín Serra al intentar resumir en un film el retrato de cuerpo entero y la historia de este verdadero prócer civil que rehuyó hasta donde pudo la notoriedad, así como había rehuido siempre honras y privilegios. Para concretar tamaña empresa, hizo falta investigar, viajar a Rosario donde Maradona pasó en familia los últimos años de su vida (murió allí en 1995, a los 99 años), y por supuesto, a Estanislao del Campo, el pueblito formoseño donde trabajó durante 51 años y donde se registraron algunas de las entrevistas con amigos y pacientes, con historiadores y otros profesionales conocedores de su obra y en especial con las comunidades aborígenes a las que prestó su atención y con las que aprendió muchos secretos de la naturaleza (por algo habla de "la universidad de los indios"). Hubo además, que reunir el material audiovisual existente (escaso, pero valiosísimo como que incluye, por ejemplo, la voz grabada del protagonista en una suerte de reportaje realizado en familia donde cuenta sucintamente su historia hasta las imágenes recopiladas del recordado ciclo Historias de la Argentina secreta, con un Maradona ya en los años altos o las que ilustran sobre el ambiente en que vivió: un modestítimo rancho sin luz eléctrica ni otros servicios, donde volcaba el resultado de sus observaciones sobre flora y fauna de la región con su letra pequeña y clara y sus preciosos dibujos. Varios de los libros que dejó no han sido aún editados. Por supuesto, el gran atractivo del film viene de la singular personalidad de este personaje de leyenda que se crió en el campo santafecino, se recibió de médico en Buenos Aires, decidió volver al interior para ejercer la profesión y, tras la revolución del 30, partió rumbo al Paraguay, donde ya mostró el espíritu solidario que lo animaba al alistarse como médico en la Guerra del Chaco (allí atendió también a los heridos bolivianos). Volvía a Buenos Aires cuando el tren en que viajaba se detuvo en el paraje formoseño, donde una parturienta necesitaba urgente atención. Él respondió al llamado, salvó a madre e hija y allí se quedó para siempre. La construcción del documental evita la dispersión, no descuida la emoción y da cabal idea de la grandeza de este héroe secreto y ejemplar.
Con un estilo de documental clásico, de estructura lineal y con narraciones en off, Maradona – Medico de la selva, aborda la existencia de un hombre absolutamente alejado de lo convencional. Dentro de su profesión Esteban Maradona fue un revolucionario, el propiciador de ideas y técnicas que aún hoy son pioneras y audaces en su tipo, y en lo que hace a su paso cotidiano por este mundo, llevó una vida de características sorprendentes, casi marginales, que en muy poco se asemejan a la de cualquier otro hombre y menos aún a la de un profesional en su tipo. Y la película inicial de Martin Serra tampoco es una pieza tan convencional, por su collage de recursos audiovisuales y porque la principal voz de referencia es del propio Dr. Maradona. Un personaje hermético, misterioso, rebelde y a la vez múltiple (escritor, dibujante, naturalista, aventurero, soldado en una guerra), genial y casi legendario. Muy poco transitado y reconocido en la historia oficial de la medicina argentina, pasó del seno de una familia acomodada a ser un médico rural que renunció a todo y hasta fue perseguido por sus ideales. Recién en la última etapa de su vida recibe cierta repercusión en los medios por su inusual trayectoria. El film se plantea si se trató de tan sólo un outsider, un curandero ermitaño, o mucho más que eso. Interesante trabajo que retrata a un hombre fascinante.
El otro ídolo de la (otra) gente El otro Maradona, Esteban Laureano, médico rural que murió en 1995 a los 99 años tras una vida abnegada y austera, con mucha menos fama que la merecida, es un ejemplo neto de altruismo. Lo que lo convierte en un personaje de difícil abordaje, al menos para este documental carente de claroscuros, cercano al panegírico. Sin embargo, su destino no sólo abunda en nobleza, sino también en peripecias, ideas y acciones fuera de lo común, lo que lo torna interesante más allá de las virtudes propias, las alabanzas ajenas, o las herramientas cinematográficas utilizadas para transmitir su historia. Maradona, médico de la selv a abunda en cabezas parlantes elogiosas y material de archivo, especialmente eficaz en la parte sonora, en la que se destaca una charla/entrevista hecha por un familiar. “La invención suele surgir de la vagancia”, le escuchamos decir a Maradona. O: “Me gusta la pobreza”. O: “Soy un médico que no cree tanto en la medicina”. Mientras una cámara subjetiva recorre algunos parajes remotos que fueron parte de su destino, su voz suena tan reposada como lo habrá sido su personalidad, aún en los momentos difíciles. Durante su trabajo como médico en la guerra del Chaco Boreal, por ejemplo. O durante su tiempo en Guaycurú (hoy Estanislao del Campo), pequeño pueblo formoseño en el que se radicó durante 51 años, tratando a los aborígenes de la zona o investigando y escribiendo sobre la naturaleza. En tiempos de facilismo y fama vacía, su estilo ascético, generoso, alejado de cualquier tipo de exhibicionismo, resalta más. En la divulgación de su vida, que a la humildad de Esteban Maradona le hubiera costado aceptar, se encuentra la mayor virtud de este documental que no cuenta con una voz en off que sobreexplique: alcanza con las palabras de él y las de tantas personas que lo admiraron.
Se trata de una producción documental que tardó en realizarse más que lo esperable. Esteban Laureano Maradona fue un médico rural argentino, además de investigador naturalista, escritor y filántropo, que murió en 1995, a pocos meses de celebrar sus 100 años. Vivió casi toda su vida en el norte del país, donde ejerció la medicina sin pedir nada a cambio. Un hombre que nunca dejó de tener por objetivo, en la acción y la prédica, sólo el de servir al prójimo, sin otra ambición que acompañar desinteresadamente al necesitado en todo de lo que de él dependiese, sin importar quien fuere ni de donde viniere. La realización ha sido estructurada con firme basamento documental mediante entrevistas mantenidas con personas cercanas al galeno a lo largo de su vida, y material de archivo (fílmico y gráfico), incluyendo notas que le realizaron al mismo protagonista objeto del proyecto. La narración fluye a buen ritmo, ágilmente, despertando el interés del espectador, rememorándolo, o descubriéndolo, mediante el suministro de apropiada información, en forma clara y medida para saber quién fue, qué hizo, cuándo y donde. La obra logra que, además de relatar en apretada síntesis de la vida del Dr. Maradona, signada por su humanitarismo, posa mirada de los otros sobre él como un gran homenaje a la persona que en vida, y mire que hubo tiempo, transitó en un casi anonimato injustificado. El resultado es una producción tan humilde, sencilla, franca y emotiva como el personaje que la inspiró.
Publicada en la edición digital #243 de la revista.
El filántropo desconocido El médico Esteban Laureano Maradona es retratado por Martín Serra en un filme que combina armónicamente fotografías, videos y entrevistas. Se estrena hoy a las 19.30 en Ciudad de las Artes. No es fácil librarse de la tentación de vender un santo. Esteban Laureano Maradona, nacido en Esperanza, en 1895, poseía varias aristas para hacer de él un ícono de la perfección humana. Médico, naturalista y escritor, Maradona pasó más de 50 años ejerciendo la medicina en Estanislao del Campo, un pueblo perdido de Formosa, y a sus 100 años murió junto algunos familiares en Rosario. Sus pacientes fueron mayoritariamente indios. A mediados del siglo XX, junto a un inglés llamado Dring, Maradona formó una comisión indigenista y fundó la colonia Juan Bautista Alberdi. Vivió en la pobreza y por mucho tiempo pasó inadvertido. El director Martín Serra se desmarca con elegancia y precisión de la hagiografía. No hay duda de que entre los testimonios que recolectó de amigos, vecinos, periodistas, historiadores y familiares, estaba el deseo de conmemorar a Maradona, deseo que no siempre puede conjurar el impulso de su canonización. Serra parece advertir el problema y sorteará exitosamente el imperativo social de postular en Maradona un ideal platónico que todos deberían imitar. Hacia el final, Abel Bassanese, un querido amigo del médico y quien lee una conmovedora carta en su entierro, recapitula un deseo tardío de Maradona: "Si dicen alguna inexactitud, aunque me favorezca, desmiéntala". Serra es fiel al mandato. El plano inicial se repite varias veces. Un plano subjetivo que se adentra en la selva, el paisaje en el que Maradona vivió la mayor parte de su vida. La selva es un bioma demasiado exuberante para conocer en su totalidad. Lo mismo sucede con Maradona: hay algo de él que se resiste a ser develado. El ascetismo del médico es tan inescrutable como el gorro que solía llevar puesto; sabremos que alguna vez amó a una mujer y que ella murió demasiado temprano, pero nunca sabremos la razón de su inquebrantable soledad. ¿Era anarquista? ¿Un católico de izquierda? Fue perseguido por la policía en la época del presidente de facto José F. Uriburu y al escapó al Paraguay, donde terminó sirviendo como médico en la Guerra del Chaco. De este Maradona se podrían hacer miles de películas. Serra combina armónicamente fotografías, material de archivo, videos familiares y entrevistas. Cuando el filme descubre al naturalista a través de los libros escritos e ilustrados a mano por Maradona, la sabiduría del personaje alcanza su esplendor. Él, un ilustre médico, dice haber aprendido mucho en la "universidad de los indios". Y allí reside la hermosura del personaje (y del film): el amor por el conocimiento no está desligado del amor al prójimo.
Un documental de Martín Serra Un hombre que rodeado de todo no encontró nada y rodeado de nada encontró todo. Sabemos que el status del cine documental es una prueba de legitimación del mundo y de su existencia, como también sabemos que un buen documental además de ofrecernos una historia, debería estimular un diálogo alrededor de su tema, y creo que Maradona Médico de la Selva lo logra. Su director ha apelado a cruzar comentarios, testimonios, entrevistas, la voz en off del relato del protagonista, un importante material de archivo fotográfico y fílmico, los que ha sabido contextualizar y yuxtaponer. Esta es la historia de un médico llamado Esteban Maradona, que por un conjunto de razones casuales y causales eligió una forma de vida absolutamente inusual. Pudiendo desarrollar su profesión en otro contexto se quedó a practicar su vocación con los indígenas. Entendiendo que el hecho de ser médico, no es homologable a otras profesiones, simplemente porque se trabaja con seres humanos. Maradona fue un hombre que amó a los indígenas, que les enseño desde como cultivar la tierra, cocer ladrillos o construir viviendas, pero también a defender sus derechos. Y a la vez tuvo la inteligencia de nutrirse de la cultura toba, pilaga y wichi. Solía decir:- La niversidad de los indios me enseñó mucho”. Un hombre tímido y solitario, pero a la vez sociable, que caminaba leguas y leguas de noche y de día para atender a sus pacientes. Pasados 40 años de esta existencia dedicada a los otros, se lo reconoció como un hombre de ciencia, por sus aportes a la botánica, la ecología, la etnobotánica y a otras especialidades relacionadas con la flora yla fauna. A las cuales se sumó su capacidad de eximio dibujante, cuyos únicos materiales eran sobres, un lápiz negro y lápices de colores comunes, que mojaba en una latita “de pate”. El espectador puede disfrutar de una historia de vida, y a la vez reflexionar sobre que lo que representa sentir y practicar una vocación, sobre la medicina y sus curas, sobre la situación pasada y presente de los indígenas, sobre el ascetismo, sobre la dignidad. SOBRE QUÉ ES LA VIDA Y COMO PUEDE VIVIRSE. Imaginando a este hombre en una modesta casa sin luz eléctrica, operando bajo la luz dela luna, las estrellas o los fogones, escribiendo, dibujando, estudiando, tomando un mate, barriendo, comunicándose con sus semejantes y contemplado el mundo. Pensando en que tanto le gustaba la pobreza, convencido de que “la invención en algún sentido suele surgir de la vagancia, porque para ser un sabio hay que ser un vago…porque andar de un lado a otro le permite conocer más” . Una replica en algún sentido de los naturalistas del siglo XIX, pero que muy lejos de abstraerse del mundo, lo penetraba y lo traducía. Recomiendo al lector/espectador leer una nota de su director (abajo), la cual desarrolla en 5 items. -a quien pensaba realizarle una entrevista-, que de hecho no creo necesaria, ya que en su discurso está todo dicho. A quien felicito por su trabajo y reflexiones que lo llevaron a realizar este documental. Acerca de Esteban Maradona Esteban Maradona nació en la provincia de Santa Fe en 1895. Criado en el campo de la familia en Barrancas, donde cursa sus estudios primarios. Se traslada a Santa Fe y luego a Buenos Aires para concluir la secundaria. Más tarde se recibe de médico en la Universidad de Buenos Aires y allí comienza una vida de periplos y viajes continuos que lo llevan a través de Resistencia, Asunción (donde trabaja como médico en la guerra del Chaco Boreal entre Bolivia y Paraguay). Al finalizar una casualidad lo detiene en Guaycurú (hoy Estanislao del Campo) donde sin demasiada explicación se queda a vivir durante casi cincuenta años alejado de todo y en medio de la naturaleza y los aborígenes de la zona. Con casi 90 años su familia lo traslada a Rosario donde vive rodeado de una familia numerosa, en contraste a aquella vida solitaria. Murió en esa ciudad a los 99 años. El se consideraba el médico más zaparrastroso del país. Notas del director Tiempo después de haber conocido a (la historia de) Maradona tuve (y tengo) dos imágenes permanentes en mi cabeza: la primera es él en su rancho, en la oscuridad en la noche, sólo, leyendo, escribiendo o dibujando algo a la luz de la vela, en medio de un silencio solo interrumpido por esporádicos ruidos nocturnos; la segunda es este mismo personaje, según crónicas de habitantes del pueblo, emponchado (de negro) y con un chambergo de ala ancha, caminando por las calles de Estanislao del Campo en las noches cerradas, frías y ventosas, no sabiendo precisamente hacia donde se dirigía. Estas dos imágenes, que para mi generan misterio por saber quién es este personaje, me llevaron a comenzar a investigarlo de manera más profunda. Por otro lado, la selva, senderos de ñandú, ferrocarriles, ritos aborígenes, un amor frustrado. Lo que sigue plantea el por qué de mi intención de realizar este documental. Primer interrogante: ¿Quién fue realmente Esteban Maradona, el otro Maradona, el desconocido? Fue un médico. Hasta aquí, nada novedoso. Segundo: ¿Qué cualidad tiene éste médico para ser protagonista de un film? La comunidad aborigen de un pueblo de la provincia de Formosa donde vivió cincuenta años en medio de la selva, lo llamó piognak (en el idioma original pilagá es piogonak), que significa curandero o Doctor Dios, elevándolo a una instancia superior, algo imposible para cualquier doqshi (blanco): ese rango solamente era y actualmente es para nativos. Comienza a crecer mi interés sobre éste personaje. Tercero: ¿Cómo lo podríamos definir? ¿Es imposible encasillarlo? ¿Fue un aventurero, un observador, un vagabundo, un filósofo, un desposeído, un loco, un rebelde, un perseguido político, un vago, un trabajador incansable, un exiliado, un tipo de mal carácter, un marginal, un indigenista, un escritor, un ermitaño, un hombre de acción, un pacificador, un curandero, un naturalista, un romántico? ¿O no fue nada de eso? Cuarto: ¿Qué hizo? Nada demasiado trascendente ¿Es necesario hacer algo trascendente? Ejerció la medicina y observó la naturaleza. Sin ningún planeamiento ni estudio previo de la situación, fue aprendiendo a convivir con los nativos, de los cuales aprendió mucho, según sus crónicas ¿Esta convivencia era necesaria para ambas partes? Quinto: ¿Qué circunstancias llevan a un hombre educado de manera tradicional y conservadora, a convertirse en lo que fue? ¿Por qué un médico, en una de las urbes más importantes del mundo, como era Buenos Aires en los comienzos de las décadas del 20 y del 30 del siglo pasado y con todas las posibilidades para triunfar y destacarse como tal, abandona todo? ¿Cómo ese retiro se transforma en una aventura que terminaría medio siglo después? ¿Por qué, sin proponérselo de antemano y con un trabajo confirmado en Buenos Aires, se queda a vivir en una casa con techo de chapa cartón en el centro geográfico de la provincia más pobre del país? ¿Cómo puede forjarse una personalidad así? Probablemente no haya ninguna respuesta racional. O quizás no haya respuesta. Una cosa es segura: todo lo vivió desde su simpleza y su pragmatismo, desde una posición extremadamente individualista y sin reflexiones filosóficas ni políticas. La vida de Maradona fue una historia poco común. Una vida que a simple vista pareció mantenerse al margen de su tiempo. Si de alguna manera queremos acercarnos más a Maradona es diciendo que fue una persona vencida por el destino, una persona sin pretensiones de nada. Y que desde allí se forja esta extraña personalidad. Schopenhauer afirmaba que la libertad es ausencia de necesidades. Esa ausencia de necesidades quizás sea el origen de Maradona como personaje. “MARADONA”, de algún modo, es un film sobre la libertad. O, en su defecto, es la historia de una necesidad. ¿Hasta que punto uno actúa como actúa? ¿A partir de cuándo una necesidad se transforma en obligación? ¿Cuánto de necesidad y cuánto de libertad hay en la vida de Maradona y en la de cada uno de nosotros? Hacia la búsqueda de esto radica mi necesidad de confrontar la libertad contra la necesidad/obligación, valga esta contradicción. Y, finalmente, si son excluyentes o no.