Cuando una película presenta en los títulos una serie de imágenes de películas anteriores de su estrella principal, sólo puede ser una de dos cosas, un homenaje a esa estrella, o una película que no tiene nada para agregar a su carrera. Como sabemos de entrada que no es lo primero, no nos queda otra alternativa que esperar lo peor. Muchos han comentado, repasando la filmografía del más famoso representante de las artes marciales en el cine americano actual, que luego de pisar el monte de Hollywood, a medida que su fama crecía exponencialmente, la calidad de sus películas decayó drásticamente. Honestamente, no he tenido la oportunidad de conocer su carrera oriental, y de su ya extensa filmografía americana puedo destacar algunos títulos puntuales, más por su gracia y simpatía que por el nivel de ellas. En este caso, como a todo héroe de acción, le llegó la hora de protagonizar comedias familiares, y pese los desmedidos esfuerzos de Chan por causar gracia, debió enfrentarse con la desoladora realidad de un argumento demasiado obvio y explotado y de una paupérrima puesta en escena. No faltan las originales coreografías de acción, algo en lo que Jackie Chan es todo un experto. Eso sí, la historia del espía que se enamora de su vecina y debe ganarse la simpatía de sus hijos sin que nadie se entere de su profesión, no convence a nadie. Su inconsistencia radica en la manera básica e infantil en que está planteada (una comedia para toda la familia y apuntada a los niños no demanda per se un desarrollo infantil, sino pregúntenle a Pixar), en la forma en que le cuesta al director de Beethoven, Los Picapiedra y El regalo prometido/Un padre en apuros (otra comedia familiar con héroe de acción, en este caso, Schwarzenegger), combinar su esquemática puesta con las complejas escenas de pelea protagonizadas por Chan, en la falta de comicidad de los gags y en la previsibilidad de la única vuelta de tuerca que pretende sorprender. Hasta aspectos secundarios como la música terminan sumándose a la molestia que provoca el conjunto. Jackie Chan resulta simpático interpretando el rol del hombre que se esfuerza por agradarle a los niños de su enamorada, pero de tanto que se esfuerza termina mostrándose más descolocado y sobreactuado que otros que pasaron previamente por su mismo rol, como el caso de Schwarzenegger. Sólo resta decir que una película simpática no necesariamente es buena, y si mencionamos que El súper canguro (¿alguien me explica por qué en España se estrenó con este título?) es tal vez la peor película de Jackie Chan en lo que va de su carrera en Hollywood, llegamos a la respuesta que nos anticipa el compilado de imágenes robadas para la secuencia de títulos.
Si dejamos de lado que vamos a tener reminiscencias de distintas escenas cómicas ya vistas en otro lado, o directamente se nos venga a la cabeza el título de varias películas, este nuevo film de Jackie Chan te va a...
De nerd a arma mortal Mi Vecino es un espía es una comedia familiar que tiene como protagonista a un grande de la acción, Jackie Chan, interpretando a un agente de la CIA, muy enamorado de su vecina y a punto de dejar su profesión por ella. La única dificultad es que los tres hijos de ésta, creen que él es un aburrido vendedor de bolígrafos. Cuando ella sale de viaje por que su madre enferma, Bob Ho (Jackie Chan) le propone cuidarlos y ahí todo se transformará en una película de aventuras. El experto en artes marciales terminará enfrentándose a agentes secretos rusos, después de que uno de los niños descargue sin querer un código. Mi Vecino es un Espía La primera parte del film es predecible y hasta un poco insulso, incluso el doble papel de Chan: al comienzo se lo ve como un "nerd" y luego como una experta arma mortal de la CIA. A pesar de las sobreactuaciones de los villanos de turno, se debe recordar que se trata de una “comedia” familiar. La segunda parte del relato tiene mucho más ritmo y acción, se hace llevadero y permite que Jackie demuestre todos sus dotes atléticos y marciales. Mi vecino es un espía es una película que podría haber pasado directamente a la pantalla chica, en formato DVD, pero quizás ante la falta de material infantil en los cines, tenga suerte.
Espía de guardería Sin duda no vamos a descubrir aquí quien es Jackie Chan, un actor que ha ido envejeciendo en pantalla a base de trufar sus numerosas actuaciones con acrobacias inverosímiles, piruetas increïbles, patadas, acción incontrolada... Aunque este no es el caso de Mi vecino es un espía (The Spy Next Door, 2010), una nueva vuelta de tuerca en este subgénero propio que son las comedias fallidas de Jackie Chan para toda la família, en síntesis nada nuevo bajo el sol. Mientras en Hong Kong Jackie parece querer insuflar un aire más trascendente a sus producciones (acaba de rodar el drama de acción Shinjiku Incident, y su último film, aún quiere alucinar con escenas de acción arriesgadas, sin trampa ni cartón, y ahí nos vamos a llevar una gran decepción, porque el bueno de Jackie ya anda rondando los sesenta, y en más de la mitad de las secuencias o bien está doblado o bien se apoya en las famosas cuerdas que se puesieron de moda en películas como Héroe (Hero, 2002) o El tigre y el dragón (Crouching Tiger, Hidden Dragon, 2000). No se le puede pedir peras al olmo, y el hombre ya no está para muchas aventuras. Si al menos el guión ofreciera algo de interés, la pendiente de estreno, Little Big Soldier, se ha presentado nada más y nada menos que en el prestigioso Festival de cine de Berlín) en Estados Unidos filma películas descaradamente orientadas a hacer taquilla contante y sonante. Poco se puede salvar de un film cuya trama nos la sabemos de memoria, rebosante de supuestos gags graciosos que no arrancan ni media sonrisa al más rendido de sus admiradores, y con un elenco actoral de remate que podría participar sin rubor en cualquier telefilme de sobremesa. Pero no nos engañemos, si uno va a ver una de Jackie Chan función podría salvarse; pero ocurre todo lo contrario, es aburrido y plano a más no poder (no se entiende como para parir historia tan insulsa se haya necesitado la participación de cuatro guionistas distintos). Por desgracia, las aptitudes del actor hongkonés son bastante reducidas, y para colmo de males su partenaire resulta ser el petreo Billy Ray Cyrus, más conocido por ser el papá de Miley Cyrus, la estrella de Hannah Montana que por sus condiciones para la actuación. Si además añadimos que el director que firma esta película no es otro que Brian Levant, quien atesora en su filmografía títulos de tan volátil olvido como Beethoven (1992) o Los Picapiedras (The Flintstones, 1994) ya podemos decir a ciencia cierta que Mi vecino es un espía no pasará precisamente a la historia del séptimo arte por la puerta grande. En definitiva, un producto de consumo rápido que se olvida en cuanto el The end de los títulos asoma por la pantalla. Aquí si que se puede aplicar sin temor a equivocarnos aquello que decía el poeta castellano Jorge Manrique de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Misión: cuidar chicos Mezcla de filme de espías y comedia familiar, sólo apuesta al carisma de Jackie Chan. A los treinta minutos de Mi vecino es un espía (para ser benévolos) uno no sólo se pregunta cómo es que la vida transcurre tan rápido y las horas tan despacio, sino qué quisieron hacer los gestores de esta película. Queda clarísimo que no procuraron ser originales. ¿Pero se justifica tanta pereza? ¿Tanta falta de ideas, nuevas o incluso viejas? La única apuesta -la última ficha, lanzada con displicencia en busca de un pleno- es al carisma de Jackie Chan: que sigue funcionando, a pesar de todo, aunque muy opacado por el desdén de este filme, repetición de repeticiones de repeticiones (y así sigue). Bob Ho (Jackie Chan), espía chino que trabaja para la CIA, tiene dos misiones. Una: desbaratar el plan de un malvado ruso que busca terminar con el petróleo del mundo, excepto el de su país. Dos; la más complicada: ganarse la aceptación de los tres hijos de su enamorada y vecina Gillian (Amber Valletta), para poder casarse con ella. En algún momento, la mujer tiene que marcharse a cuidar a su padre y los niños quedan al cuidado de Ho. Obviamente, se verán enredados en la acción y esto les atraerá. En este punto, hay que aclarar que -a pesar de los trucos que permite la tecnología, y de algunas coreografías interesantes- Chan ya no está para tantos saltos y cabriolas. El simpático actor cumplió 56 años ... Alguien podrá sostener que el filme es deliberadamente retro, que pretende homenajear a dos géneros inoxidables: las películas de espionaje y las comedias blancas familiares. Ok. ¿Pero es un homenaje hacer un producto muy inferior al original, sin aportar un piso mínimo de ingenio? Hasta el espectador menos iluminado es capaz de prever qué va a pasar en los 90 minutos que les siguen a los dos primeros. Es curioso este fenómeno de hacer filmes de mera diversión (nada tiene de malo) sin aportar elementos entretenidos (sí lo tiene, el aburrimiento). Tras el final de la película, que aquí no se develará porque sería redundante, vemos las escenas fallidas, descartadas por el director, Brian Levant. Una sucesión de equivocaciones y bloopers que ocurrieron durante el rodaje. Uno supone, entonces, que se encontrará, finalmente, con material un poco más divertido. Pero no. Hasta esta coda suena a producto viejo. Una pena: aun con espectadores, hablamos de un cine vacío.
Un babysitter chino de la CIA El infalible Jackie Chan enfrenta a agentes rusos y a tres niños de pesadilla Un poco de Mi pobre angelito , mucho del humor estilo Mel Brooks ( Superagente 86 ) y para completar el talento popular de Jackie Chan para este tipo de comedias que sólo buscan el entretenimiento y la sonrisa de chicos y grandes. No se trata de un formato nuevo. Todo lo contrario. La lista incluye mejores (mucho mejores) y peores (mucho peores) propuestas. Ubicarse en un punto intermedio es todo un mérito de Mi vecino es un espía , dado que en la línea de producción hollywoodense cada vez más frecuente el humor chabacano, desagradable y lisa y llanamente idiota que, por suerte, aquí no aparecen. Chan encarna a Bob Ho, un hombre inofensivo pero algo enigmático que para todo el mundo es un importador de lapiceras oriental, gentil pero algo torpe y sobre todo poco agraciado en su figura. Apenas comienza la proyección el guión revela que ha convencido a su bonita vecina, divorciada y con tres pequeños hijos, todos muy inteligentes pero a la vez con bastantes mañas, de que sea su pareja. Ellos, como un coro infernal, se burlan de él toda vez que pueden. Lo que no imaginan es que en realidad este hombrecito con buenos modales y anteojos es, en verdad, un agente de la CIA acostumbrado a desarmar planes de malvados agentes rusos y terroristas con gadgets de todo tipo. Y la cosa se complica no sólo cada vez que suena su humilde beeper, sino en particular cuando el más brillante de los tres pequeños baja de la PC del padre postizo y a su iPod una clave muy importante para la seguridad mundial que confunde con la grabación pirata de un show musical en vivo. Además, la madre ha partido de viaje y él se ha quedado a cargo de todos ellos. "He derrocado a dictadores", les dice a sus colegas antes de despedirse de ellos, con la intención de hacerlo para siempre "¿Tres niños van a poder conmigo?", remata. A partir de ese instante comienza su carrera loca y a los saltos (en España se la estrenó como El gran canguro ). Es preciso reconocer que los sketches se sustentan en la acción pero resultan efectivos. A decir verdad, todo es deliberadamente ridículo y las que sobresalen no son precisamente las correctas actuaciones de Chan (muy gracioso pero salvado por cinco dobles de cuerpo y efectos especiales a la hora de pegar saltos imposibles) ni de Amber Valetta ( Duplex, Hitch ), sino la de los niños, en especial la de Madeline Carroll, y la dirección de Brian Levan (autor de la memorable El regalo prometido ).
Cualquier tiempo pasado fue mejor No vamos a descubrir aquí quién es Jackie Chan. Todos los que peinamos -o todavía podemos peinar- canas crecimos disfrutando con auténticos clásicos del cine de kung-fu en títulos tan improbables como El mono borracho en el ojo del tigre (The drunken master), La serpiente a la sombra del águila (Eagle´s Shadow) o Meteoro inmortal (sic). El bueno de Jackie ha ido envejeciendo en pantalla a base de coronar sus numerosas actuaciones con acrobacias inverosímiles, piruetas increïbles, cabriolas impensables, puñetazos, patadas, acción incontrolada... y nosotros nos lo hemos disfrutado a más no poder emulando sus hazañas contorsionistas a la salida del cine. Educado, aunque no lo parezca, en la prestigiosa Escuela de la Ópera de Pekín, una suerte de teatro total que se nutre de las formas más arcaicas de la tradición china (los responsables de la Escuela siempre han considerado a Chan como uno de sus alumnos más díscolos), el actor comenzó hace ya unos cuantos años una carrera paralela en la meca hollywoodiense que le llevó a interpretar films mucho menos violentos, destinados al consumo del público adolescente y familiar (la trilogía Rush Hour, El Superchef, El poder del talismán e incluso una insulsa versión de La vuelta al mundo en 80 días dan fe de ello). Mi vecino es un espía, vendría a constituir una nueva vuelta de tuerca en este subgénero propio que son las “comedias de Jackie Chan para todo público”, que se sumaría a los títulos anteriormente citados. Nada nuevo bajo el sol: mientras en Hong Kong Jackie parece querer insuflar un aire más trascendente a sus producciones -acaba de filmar el drama de acción Shinjiku Incident, y su último film, aún pendiente de estreno, Little big soldier, se ha presentado nada más y nada menos que en el prestigioso Festival de cine de Berlín- en Estados Unidos rueda películas descaradamente orientadas a hacer taquilla contante y sonante. Poco se puede salvar de una película, cuya trama nos sabemos de memoria; rebosante de supuestos gags graciosos que no arrancan ni media sonrisa al más rendido de sus admiradores, y con un elenco de saldo que podría participar sin rubor en cualquier telefilme de sobremesa. Pero no nos engañemos, quien vaya a ver una de Jackie Chan busca alucinar con escenas de acción arriesgadas, llevadas a cabo al filo, sin trampa ni cartón. Y ahí nos vamos a llevar una gran decepción porque el bueno de Jackie ya va rondando la sesentena y en más de la mitad de las secuencias o bien está doblado o se apoya en las dichosas cuerdecitas, que se puesieron de moda a partir de películas como El Tigre y el Dragón o Héroe. No se pueden pedir peras al olmo, el hombre ya no está para muchas aventuras. Si al menos el guión ofreciera algo de interés, la función podría salvarse; pero ocurre todo lo contrario: es aburrido y plano a más no poder (no se entiende cómo para parir una historia tan insulsa se haya necesitado de la participación de cuatro guionistas distintos). Por desgracia, las aptitudes del actor hongkonés son bastante reducidas y, si encima su partenaire no es otro que el pétreo Billy Ray Cirus -más conocido por ser el papá de Hannah Montana- pues mejor huir del cine. Los niños que actúan como contrapunto infantil del protagonista son bastante chirriantes, exceptuando a Madeline Carroll (vista en Resident Evil: Extinción), que destaca sobremanera; mientras que en la parte adulta se puede destacar la presencia de la guapa Amber Valletta (Gamer) y la no menos estimulante Katherine Boecher ( de la serie Mad men de HBO, o Héroes). Si a todo lo dicho añadimos que el director que firma esta comedieta familiar no es otro que Brian Levant, quien atesora en su filmografía títulos de tan volátil olvido como Beethoven, Los Picapiedra, Aventuras en Alaska, entre otras, con Ice Cube ejerciendo a su vez labores de canguro, ya podemos decir a ciencia cierta que Mi vecino es un espia no pasará precisamente a la historia del séptimo arte por la puerta grande. Ni los títulos de crédito del final de la película, tan celebrados en otras producciones de Jackie Chan con tomas falsas donde el actor demostraba lo duro que había sido todo el supuesto trabajo de preparación de sus peligrosas proezas, están a la altura de lo que se esperaba. En definitiva, un producto de consumo rápido que se olvida en cuanto el ‘The end’ asoma por la pantalla. Aquí si que se puede aplicar sin temor a equivocarnos aquello que decía el poeta castellano Jorge Manrique de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
La CIA es buena... Bob Ho (Jackie Chan) es, en apariencia, un vendedor de lapiceras y vive en la casa de al lado de Gillian, quien la habita con sus tres hijos. Los dos están saliendo hace unos meses y están a punto de comprometerse, sólo que él no le cae bien a los hijos de ella. Bob en realidad es un espía de la CIA que se ve en problemas cuando Gillian debe hacer un viaje de urgencia dejándole los chicos a su cuidado. Entonces Bob debe organizarse para combatir a un peligroso ruso con ganas de dominar al mundo (Magnús Scheving, Sportacus de "Lazy Town"), y al mismo tiempo cuidar a los chicos y ganarse su cariño. Comedia que podría haber directo al DVD o estrenada en un canal infantil, pero que llega al cine para los chicos de entre 7 y 10 años que no se aburrirán pero tampoco saldrán muy emocionados. Los padres pueden entretenerse con las coreografías clásicas de Jackie Chan, más viejo y necesitado de dobles, sin sentir vergüenza ajena. Que no es poco.
¿Por qué Jackie? ¿Por qué? Es realmente desconcertante tratar de entender los motivos por los que una estrella del cine de acción y las artes marciales de la envergadura de Jackie Chan se quema con estos mamarrachos a esta altura de su carrera. ¿Tanto le habrá pagado Lionsgate para ser parte de esta producción? Una leyenda como Chan debería respetarse más a si mismo y evitar aparecer en películas malas como esta. Por lo general ocurre con las propuestas familiares que las criticas suelen ser más indulgentes, total “es una película para chicos”. Sin embargo lo que hicieron con este film es imposible de defender. Mi vecino es un espía es un film realmente terrible donde Jackie hace un papel triste tratando ser gracioso en un rol que ni él se siente cómodo junto con Amber Valleta, que como una reina rema las situaciones pedorras que le brinda el guión. Ambos no tienen ningún tipo de química en escena pero es claro que a los productores tampoco les importó. La película es un robo burdo a Niñera a prueba de balas, que Vin Diesel hizo para Disney con algunos cambios menores, que evitaron que los productores se comieran un juicio por plagio. Con villanos y escenas de acción dignas de Bañeros 3, la que hicieron Freddy Villareal y Pablo Granados, este trabajo de Chan es muy triste de ver para los seguidores de esta leyenda del cine. Hay cosas que no deberían hacerse por dinero. Después de las actuaciones memorables que brindó en la remake de Karate Kid y The Shijunku Incident es fuerte ver a Chan en esto. Ni los bloopers del final tienen gracia! Sumado a un guión deplorable y una pobre dirección, Mi vecino es un espía es una película totalmente olvidable de Jackie Chan con la que no vale la pena perder el tiempo.
Existe un axioma, sobre todo en cine, que reza: “Todo ya esta hecho, nada es original, todo es copia, lo importante es saber a quien copiar y hacerlo bien.” En este caso, los productores parecen que apuntaron a realizar un producto pasatista, refrito de infinidad de otros, con el sólo objetivo de recaudar dinero. La pregunta del millón sería: ¿En que se basa su lógica? La respuesta más rápida que encuentro es saber que los niños de alrededor de 8 años, van cambiando. No son los mismos, que hubieron visto las películas de Adam Sandler haciendo de papa postizo, o más atrás en el tiempo, ¿25 años?, la muy buena comedia francesa “Tres hombres y un biberón” (Coline Serreau, 1985) y su versión estadounidense “Tres hombres y un bebe” (1987) Posiblemente estos niños sí hayan visto “Hada por accidente” (2009). Pero “Mi vecino es un espía” protagonizado por el infalible Jackie Chan, intenta presentar algún giro narrativo o de la construcción del relato, que no logra establecer. De qué va la historia: una mujer joven, separada y madre de dos hijos de su factoría y una tercera, la mayor, hija de su ex marido que la deja, no se sabe si de recuerdo o en garantía, tiene un vecino, simpático, amable, de origen chino, que ocupa su tiempo vendiendo lapiceras chinas. Gillian (Amber Valleta) y Bob Ho (Jackie Chan) están empezando a tener un romance, los niños dan cuenta de esto y ninguno lo acepta. En el momento oportuno (para que el guión crezca un poco) la madre debe hacer un viaje urgente y estos tres niños se quedaran a cargo del aburrido y tedioso vecino. Lo que ellos no saben es que en realidad él es un espía chino que trabaja para la C.I.A. a punto de jubilarse. Si siempre pudo contra los todos los malvados del orbe, ¿cómo no va a poder con tres adorables criaturas? Ahí empieza su calvario. El de los espectadores, sobre todo los adultos, empezó a los 3 minutos de comenzado el filme, así de previsible, remañido y tonto. Sólo las escenas de acción, bastante risueñas, siempre muy bien coreografiadas por Chan, bien filmadas, son las que despiertan de letargo. Respecto de los rubros técnicos, a ser honestos son todos de buena factura, del mismo modo que las actuaciones, todas correctas. Demasiado poco.
La familia americana Exigente como una película con las trillizas de oro, vertiginosa como una de los superagentes Tiburón y Mojarrita, y conmovedora como un capítulo de La isla de Gilligan, Mi vecino es un espía desestima tanto a su audiencia como a su estrella principal. El genial Jackie Chan es sistemáticamente humillado, aun cuando la vieja estrella del cine de Hong Kong interprete aquí a un agente de la CIA a punto de retirarse, una cortesía ideológica de Hollywood para un gran actor, tal vez un extraño heredero de Buster Keaton. A su vez, solamente los descendientes de Forrest Gump pueden apasionarse con este relato destinado a toda la familia en el que se celebra, lógicamente, la institución más amada por Disney. Chan está enamorado de una mujer con tres hijos: una adolescente, un niño medio nerd y una pequeña de 4 años (más tres mascotas: un cerdito, una tortuga y un gato). Los hijos rechazan al candidato: es un don nadie, un mediocre vendedor de lapiceras. Unos terroristas rusos con pretensiones monopólicas sobre el petróleo y unos días en los que el agente secreto deviene en niñera de las criaturas cambiarán la perspectiva de éstos respecto del novio de su madre. Quedará aclarado: el chino no vende bolígrafos. Así, Chan luchará contra los rusos, preparará tostadas, cantará canciones de cuna, aprenderá el significado de Halloween y repartirá un par de patadas mientras su elástico cuerpo ya envejecido desafía la fuerza de gravedad. Si Schwarzenegger, La Roca y Bruce Willis pueden ser niñeros, por qué no habría de serlo el gran Jackie Chan. Como suele ocurrir en este género de películas de acción familiar, se tendrá que dejar un mensaje. Es que aquí el cine es un evangelio indirecto. Habrá un sermón preciso y narrativamente pertinente: una familia no se constituye por los lazos sanguíneos sino por quienes nos aman. El mensaje subliminal es otro: hay buenos tipos en la CIA. Y así el niño de la casa ya sueña con ser espía. Ha nacido una vocación.