Se acerca una de las fechas más negras de la historia argentina, 24 de marzo, y siempre en estos momentos suelen estrenarse películas ya sean ficciones o documentales afines con la temática de la última dictadura militar en nuestro país. Por esta razón, la primera expectativa al ver un documental como Nacidos vivos es la de encontrarse con un fresco que evidencie uno de los máximos horrores ocurridos durante esos ochos años, el robo y sustitución de identidad de bebés. Sin embargo, aquí está el primer impacto, "Nacidos vivos" no se limita solamente a hablar de ese terrible período. El trabajo de Alejandra Perdomo, de reciente paso por Pantalla Pinamar donde tuvo un recibimiento emocionante, arroja un dato, una cifra que desmorona, el robo y/o venta de bebés con el subsiguiente cambio de identidad afecta a más de 3.000.000 de ciudadanos en Argentina. Perdomo captura el testimonio de adultos que en pasado sufrieron este atroz crimen y que ahora buscan reencontrarse de alguna manera consigo mismos. Para esto se rescata la labor de varios intervinientes y factores actuales que en cierta forma ayudan a que ese descubrimiento sea posible. La creación de la Oficina de Derechos Humanos en el registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires es un avance enorme, y así lo evidencian las palabras de su fundadora Mercedes Yánez. También tendremos la oportunidad de oir a otra gran luchadora Eva Giberti, todo una voz de la experiencia en temas infantiles, ahora a cargo de la Oficina de adopciones. Algo fundamental en "Nacidos vivos" es que pone en primer plano la emoción, la esperanza, sin dejar de lado reclamos como el que se considere a este crimen como de lesa humaniodad. No hay aquí banderías políticas ni militancias, si bien se reconoce un gran avance en los últimos tiempos. Por supuesto, si bien no es lo único, habrá testimonios de aquellos jóvenes que fueron sustraídos durante el último período de facto, es inevitable, y hasta ocupan un lugar central; pero también “la acción” logra trasladarse hasta España para hablar de las mismas cuestiones. Párrafo aparte para la banda sonora omnipresente y valerosísima a cargo de la ex Blacanblues Viviana Scaliza, uno de los grandes aportes del documental, quien también ofrece su testimonio como víctima de este delito. "Nacidos vivos" mezcla dolor, desesperación, angustia, pero también esperanza y una cierta amarga alegría para quienes lograron cerrar su círculo (si es que esto es posible). Un gran trabajo de investigación y recopilación de Perdomo, de visión indispensable en estas fechas y siempre, estas heridas no pueden prescribir.
Cálido documental Se calcula que alrededor de 3.000.000 de personas desconocen su verdadera identidad en nuestro país, ya que fueron entregadas, vendidas o robadas durante su primera infancia. Esta problemática le sirvió a la directora Alejandra Perdomo para insertarse en este documental, que refleja la lucha de quienes han tomado la difícil decisión de conocer su verdadero origen. Sobre la base de recuerdos, investigaciones y largas esperas, el film desgrana diversos casos que introducen a sus protagonistas en el proceso de las falsas adopciones, y en el robo y la venta de niños recién nacidos. Si bien estos relatos están centrados en Buenos Aires, donde Mercedes Yáñez, titular de la oficina de Derechos Humanos del Registro Civil porteño, realiza una silenciosa tarea para reconstruir esas historias, la cámara también se traslada a España, donde las asociaciones locales que trabajan por la identidad mantienen un fuerte contacto a través de las redes sociales. Con una cámara atenta a palabras y gestos, la realizadora supo comprender y dar calidez a las múltiples aristas de su tema de estudio. En cada uno de los testimonios incluidos en el film se descubre el regocijo de quienes, finalmente, conocen a sus verdaderos padres, o la perseverancia de quienes deben continuar luchando para descubrir las circunstancias de su nacimiento.
Registro de un drama extendido y eterno Corresponde aclararlo de entrada: este documental no se refiere a los casos de niños nacidos en cautiverio bajo el régimen militar, sino a otros casos mucho más extendidos y eternos: los de aquellos chicos que fueron dados en adopción ilegal con anuencia o por ignorancia o temor de sus madres, la mayoría de ellas pobres adolescentes, o adolescentes pobres, que es casi lo mismo. A veces les dicen que el bebé nació muerto, o que murió a las pocas horas, que "ellos" se encargan, que para qué quiere el cuerpito, y la infeliz se va sola, con la ropita que había preparado. Pasa sobre todo en provincias, como lo describe "Nordeste", de Juan Solanas. Pasa en muchas otras naciones también, como vimos recientemente en "Philomena", de Stephen Frears, o como señala Bertrand Tavernier en "Holy Lola", sobre los trámites de una pareja francesa para llevarse una criatura de Camboya. Las leyes de adopción, con todas sus vueltas y demoras disuasivas, también las hacen "ellos". La documentalista Alejandra Perdomo no se demora en denunciarlos. Las autoridades ya deberían conocerlos. Ella prefiere descubrirnos el trabajo quijotesco de una mujer que, casi desde la nada, está ayudando a mucha gente a conocer su verdadero origen y en algunos casos, si es posible, a conocer a su madre biológica. La mujer se llama Mercedes Yánez y está al frente de una dependencia mínima, sin mayor equipo ni presupuesto, desempeñando un trabajo detectivesco casi superior a sus fuerzas y sus posibilidades, pero aun así está al frente, y muchas veces logra resultados positivos. El lugar se llama Oficina de Derechos Humanos y desde hace 16 años funciona en el Registro Civil Central de la Ciudad de Buenos Aires. No da abasto, y no hay nada parecido en las provincias. La película muestra un poco de su labor, agrega explicaciones de especialistas reconocidas, se apoya en historias, a veces resueltas, muchas veces no, de diversas personas que buscan saber algo muy importante para ellas. Algo tal vez fundamental, que sólo unos pocos Estados avanzados consideran. Los otros suelen perder sus archivos, o mezquinarlos al interés ciudadano. Es cierto, Yánez no tiene el carisma ni el sentido del espectáculo que tenía Franco Bagnato con su programa dedicado al reencuentro de familiares ("Gente que busca gente", creación de Rosita Sueyro), pero su labor es cotidiana, firme, indeclinable. Al menos hasta que la jubilen. Lo que pase después, habrá que ver quiénes se encargan. Perdomo enciende el alerta con esta película, e impulsa a la coordinación de grupos interesados. En eso las redes sociales suelen ayudar en las búsquedas, y en el reclamo de leyes útiles, equipos, presupuestos, examen obligatorio de Adn para la parturienta y el bebé. Según cálculos, en Argentina hay más de tres millones de personas robadas y vendidas a poco de nacer.
Un documental que descubre una realidad desconocida por la mayoría: ¿Qué pasa con esos hijos dados en adopción, comprados o sacados a las madres con engaños, entregados por parteras o médicos, anotados como propios por los adoptantes? ¿Pueden averiguar su verdadera identidad? Un trabajo conmovedor de Alejandra Perdomo, que sufrió en carne propia una de estas historias.
El derecho a saber En el marco de la excelente 10° Edición de Pantalla Pinamar se presento en la sección “Nada más que la verdad” el documental de Alejandra Perdomo : “Nacidos Vivos”. En nuestro país el tema de la adopción siempre fue problemático. Por lo general cuando uno lo hace legalmente y en forma como lo estipula la ley se pueden tardar años y años, en detrimento tanto de aquellos que quieren adoptar como de los mismos chicos que están en condiciones legales de ser adoptados. Esto hace que, bien argentino, hacha la ley hecha la trampa, y mucha gente opta por medios ilegales. Algunos casos incluso, y sobretodo en el tema de embarazos adolescentes y gente de nivel sociocultural muy bajo, son propensos a que sus chicos sean adoptado ilegalmente sin que ellos mismos sepan. Más de una vez se les dice a la madre que sus hijos han muerto en el parto, mientras que el bebe es comprado (esta es la palabra lamentablemente) a unos padres que saben que están haciendo las cosa de una manera que no corresponde, pero que su afán de ser padres los lleva a eso. El problema es que esos chicos, así como los que fueron apropiados por la dictadura, viven una vida que no es verdaderamente la de ellos. Algunos dirán que una vida mejor, pero eso nunca se podrá saber y esos chicos tienen el derecho a saber y a conocer quiénes son sus verdaderas madres y padres para después decidir el camino a seguir. A diferencia de los hijos de desaparecidos, estos jóvenes que que fueron sustituidos y que son hoy hombres y mujeres nacidos en los años 60 hasta la fecha no tenían donde ir. Mercedes Yáñez, funcionaria del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al escuchar una de estas historias crea la dirección de derechos humanos donde, junto a tres colaboradoras, recibe estos casos y los ayuda, realizando una exhaustiva investigación y, por sobretodo, una por su gran vocación de servicio y pasión. Yáñez, comienza así la cruzada de tratar de que estos, hoy hombres y mujeres, encuentre a su familia biológica. “Esto es lo que con un guión concreto, conciso y eficaz cuanta Alejandra Perdomo en “Nacidos Vivos” la historia de la creación de esta oficina y la lucha de muchos hombre y mujeres en busca de la identidad perdida. Así nos vamos enterando en el documental de casos en que a la madre se le dijo de que su hijo varón nació muerto y en realidad es una mujer que hoy esta tras los pasos de encontrar a su madre. Todos tenemos el derecho a la identidad y Alejandra Perdomo contando la historia de Mercedes y su oficina (única en todo el país que se dedica a esto), abren una puerta donde vislumbrar una luz de esperanza de que en los demás distritos del país se pueda hacer un trabajo afín y que, ya que hay, como corresponde, un gran presupuesto para encontrar a los hijos apropiados durante los 8 años de la dictadura, se consiga un presupuesto similar para que estos sustituidos durante más de 50 años por la corrupción de funcionarios, médicos, parteras y hospitales tengan también la misma posibilidad de saber quiénes son verdaderamente. “Nacidos Vivos” un excelente documental par que la sociedad tomen conciencia y para que los funcionarios, de todos los colores políticos, tomen cartas en el asunto .
Cuestión de identidad Presentada en el 10 Pantalla Pinamar hace unos días, y tras un emotivo recibimiento, se estrena Nacidos vivos (2013), un documental valiente y necesario dirigido por Alejandra Perdomo sobre los bebés que fueron entregados, vendidos o robados en el pasado, y que hoy ya adultos buscan conocer su verdad. Un tema no difundido que afecta, según cuenta su realizadora, a más de 3 millones de personas sólo en Argentina. En una población de 40 millones de habitantes como tiene la República Argentina, que 3 millones de personas no conozcan su verdadera identidad es grave. Sobre todo porque el único organismo que ayuda a las víctimas de robo de bebés a hallar su paradero tiene su oficina en Capital Federal: la Oficina de Derechos Humanos, del Registro Civil de Buenos Aires. La película describe esta y otras dificultades de un cuadro de situación complejo y duro donde reina el desamparo. Y no lo hace desde una lucha enmarcada en ninguna militancia política, ni desde un sentimiento de desquite: la directora afronta su trabajo reconociendo la labor de víctimas de identidades sustituidas que buscan su verdadero origen. El trabajo abre de esta manera una puerta a las personas que necesitan encontrarse, apoyarse, y unir fuerzas en esta batalla por recuperar su verdadera identidad. Nacidos vivos es una investigación que viene a desenmascarar el robo y la venta de bebés bajo el título de falsas adopciones. Una herida que excede el territorio argentino, evidenciado cuando el documental se traslada a España y cruza testimonios que padecen el mismo problema. El mensaje que pregonan es simple: que la “sustitución de identidad” sea considerada un delito de lesa humanidad a fin de que no prescriba. La Dra. Eva Giberti (adopciones) y la Sra. Mercedes Yañez (creadora de la Oficina de DDHH del Registro Civil de la CABA) aportan la complejidad de su labor para poder llegar a una búsqueda biológica exitosa. La banda sonora del film está compuesta por la cantante Viviana Scaliza, ex Blacanblues, una de las entrevistadas cuya identidad también fue sustituida al nacer. Siempre es saludable que en vísperas del día de la memoria (24 de marzo) se estrene una película con una temática acorde. No porque tenga que ver exclusivamente con la última dictadura militar -de hecho trasciende la misma- sino porque es un tema de identidad y memoria que se solucionará sólo gracias al esfuerzo de muchos y a la labor digna y frontal de todos.
El documental de Alejandra Perdomo (“Rompiendo muros“, 2001), pone en foco un tema delicado, el del cambio de identidad y robo de bebés. La pelìcula se presentó en Pantalla Pinamar 2014 con muy buena recepción de público, con la presencia de su directora y distintas protagonistas víctimas de esta terrible problemática, personas que buscan a su madre porque han sido sustraídas al nacer. A partir de la tarea aprendida por Mercedes Yáñez, para primero crear, y luego sostener la Oficina de Derechos Humanos, dentro del Registro Civil Central de la Ciudad de Buenos Aires se ha vuelto posible que cientos de personas que se reconocen o sospechan en situaciones familiares de adopción “legal”, hoy puedan saber realmente cuál es su origen. El trabajo no es menor, si pensamos en una estadìstica que marca que alrededor de tres millones de personas en nuestro país tienen dudas acerca de quiénes son realmente sus padres. El documental es correcto, de factura tradicional, estructurado en una exposición de testimonios, ocupando un papel preponderante la voz de la funcionaria, quizás porque una de las cuestiones centrales de su planteo es sobre la necesidad de sostener ese espacio dentro de las estructuras administrativas del Gobierno de la Ciudad. Dos cuestiones parecen interesantes para apuntar a una reflexión: la primera, qué sucede con la legislación, que vuelve el delito de sustracción de identidad “entre particulares” un delito común, por así decirlo, con una posibilidad de castigo caducable, porque los únicos delitos de este tipo que no prescriben son los de lesa humanidad, en nuestra legislación, el mismo crimen cometido por el Estado contra los particulares; la segunda, algo que una de las propias víctimas dice en la película, que lo que se busca siempre es a la madre, porque se cumple finalmente que nacemos de mujer, como si del padre fuera esperable el abandono, o al menos, más natural su ausencia. La película cuenta con el testimonio especializado de la Dra Eva Giberti. Presenta además casos españoles, donde el tema es particularmente complejo también, porque está atravesado por el proceso de revisión de crímenes del franquismo. Oficina de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: Uruguay 753 5º piso. De 10 a 14 hs. Nacidos Vivos, dirigida por Alejandra Perdomo Estrena el 20 de marzo de 2014.
Una lucha por la identidad Nacidos vivos es el segundo documental de la directora Alejandra Perdomo, en el que analiza la problemática de la sustitución de identidad, enfocándose principalmente en casos de adopciones ilícitas que involucran métodos violentos como la extracción forzada y el tráfico de personas, con la anuencia de ciertas instituciones sociales. Los testimonios que construyen la temática rápidamente dejan al descubierto la responsabilidad social y política del Estado, especialmente en su incompetencia en hacer valer el derecho constitucional que tiene todo ciudadano argentino de saber su procedencia biológica y conocer la identidad de los padres. Resalta además la ineficacia de las leyes existentes para penalizar estos delitos (que en todos los casos incluyen la falsificación de documentos de identidad) o por lo menos prevenirlos. La cantidad de información que estos testimonios trasmiten resulta por momentos abrumadora, no sólo por la rigurosidad con que se exponen algunos datos, sino también por la cantidad de personas que se encuentran en esta condición. Sin embargo, la sensación que como espectadores experimentamos no es la de agobio sino que se crea en nosotros un gran interés por saber. Esto se debe en gran medida a que en Nacidos vivos los “expertos” en la materia son las víctimas. Sus propias palabras están llenas de una pericia que han tenido que forjar ante la inexistencia de organismos que canalicen los delitos. La otra gran fuente de información es Mercedes Yáñez, titular de la oficina de Derechos Humanos del Registro Civil porteño y la única cara visible del organismo público. Su figura, además de servir de nexo entre los testimoniantes a quienes ha ayudado y el Estado al cual representa, trasciende las fronteras de lo burocrático y se posiciona como un modelo ejemplar al que queremos seguir y escuchar. A ese gran hallazgo de la directora hay que sumarle, sin duda, el hecho de convertir el espacio testimonial del documental en lugar de contención, donde la historia individual -que como bien dice una de las testimoniantes nadie ha cuidado o preservado- encuentra un lugar de catarsis, en el que son reconocidas las penas y también los logros. Se otorga así un territorio de unificación visible a miles de personas que luchan día a día por saber quiénes son y de dónde vienen. Con esto Perdomo realiza un gesto que de alguna manera dignifica esta lucha, especialmente la de aquellos que enfrentan la imposibilidad de encontrar una respuesta a la pregunta existencial por el origen.
“Toda persona tiene derecho a conocer su identidad biológica y la de sus padres”, así de contundente es la frase que en primer plano (de entrevista para documental) dice con firmeza Mercedes Yañez de la oficina de DDHH de la Ciudad de Buenos Aires. El documental “Nacidos Vivos” de Alejandra Perdomo tiene como eje central el derecho a la identidad. De a poco iremos conociendo a Gisela Lauda de Vicenzo, Alejandra Cilleros, Lucas Frontini, Viviana Scalisa, o a Carina, en Cataluña, España, que han sido víctima del tráfico de chicos en la Argentina. Adoptados de una u otra manera, son los que prestarán testimonio de distinto tenor para que el espectador, junto con la palabra de expertos entrevistados como la Dra. Eva Giberti, coordinadora del programa “Las víctimas contra las violencias”, o la propia Mercedes Yañez, pueda armar en su mente una serie de conocimientos sobre la temática del robo y tráfico de chicos, no sólo en nuestro país sino también en Latinoamérica y en España. Dejemos de lado el puro convencionalismo con el que “Nacidos vivos” está concebido (en este caso entrevistas con inserts de alguna visita de una embarazada a algún hospital), porque es necesario para apreciar su contenido. Detenerse a pensar la utilidad de planos detalles de las manos de los entrevistados o de una nena tomando mate es un ejercicio fútil porque probablemente ni siquiera hayan sido guionados. La directora confía ciegamente en el material que le va a entregar a los que vayan al cine. ¿Quién se animaría a negar la importancia de ser conscientes, como miembros de la sociedad, de una realidad que arroja números escalofriantes respecto de la cantidad de chicos en la misma situación? También vale preguntar si es el cine, con lo complicado que está por falta de pantallas, el medio adecuado para que éste material llegue a la mayor cantidad de gente. Si la construcción cinematográfica carece de creatividad, pero el contenido es valiosísimo, necesario, indispensable de qué sirve que lo vean las 500 personas (con suerte) que irán al Gaumont, aun cuando todas salgan a recomendarla? No puede ser el cine el único destino. Documentales como “Nacidos vivos” deben ser vistos porque pone, como mínimo, en conocimiento de la existencia de personas que se dedican denodadamente a buscar agujas en pajares (y vaya que las encuentran). Es hora de darle a éste material el lugar que merece.
As appalling as it may sound, there are too many people in Argentina who don’t know their true identity. They were illegally “adopted” in many different ways: they were sold, stolen, or exchanged at birth, with forced or no consent at all, from their biological parents (more often than not, from the mother). Accordingly, their adoptive parents never told them they were adoptees during their childhood and teenage years. For that matter, some never found out in their entire lives. As expected, those who learned about it by unexpected and painful means endured quite a traumatic experience. In time, most of them decided to look for their biological parents, but not many found them. So far, their identities remain unknown. None-theless, they have the courage and energy to keep on searching. The Argentine documentary Nacidos vivos, by Alejandra Perdomo, concerns the stories of more than a handful of adults whose identities were changed at birth. Their testimonies speak of the darkest zones of a society that turns a blind eye to a problem way more widespread than it may seem. Of course, this is not an Argentine problem, and so the documentary deals with some cases that take place in Spain, where Argentine associations utilize social networks for finding much sought after mothers and fathers. In Buenos Aires there’s the Office of Human Rights of the Civil Registry, which silently yet firmly conducts as many investigations as possible in order to help adoptees know who they are. Little by little and with tremendous effort, more and more people are learning about their origins thanks to the efficient work carried out by tireless social workers. Among the documentary’s most valuable testimonies are those of psychoanalyst and educator Dr. Eva Giberti, who has a most exhaustive background in matters of adoption; Mercedes Yáñez, founder of the Buenos Aires Office of Human Rights, and an adoptee whose identity was changed at birth; and vocalist Viviana Scaliza, who also was separated from her biological family. Many other different, unfamiliar faces with similar stories draw a picture with too large a scope to pretend it’s not a major problem. Nacidos vivos is indeed a powerful document: it exposes the roots of the problem, shows its many ramifications, and addresses essential questions regarding the many facets of the secreted experiences of substitution of identity. It provides viewers with information hard to get elsewhere, which speaks of a web of lies and deceit in ways you wouldn’t believe. This is how it raises awareness in a sturdy, determined, yet non belligerent manner. For it’s not a piece of facile agit-prop, but a thoughtful and much-needed indictment of a hideous crime. Most importantly, it shows the faces and voices of those deeply hurt by their illegal “adoptions,” and so it becomes a testimony of human endurance and will power to overcome adversity. It’s not about statistics, it’s about persons. What makes it so valuable is its humanistic edge. However, there’s a downside, and it has to do with its film form, not with its content. Even for a conventionally shot and edited documentary, Nacidos vivos loses momentum from time to time and has a hard time articulating a narrative as gripping as the theme calls for. This is when you feel it could have been less formulaic. Perhaps it could have used more editing too for some interviewees need more screen time (and so their stories would have been more exhaustive) whereas others become involuntarily redundant at times. In the end, you may get the feeling that there’s an overall need for a stronger dramatic progression that’s not always fulfilled. Like many socially-conscious local documentaries released in these last years, Nacidos vivos is an indispensable document of its times that can use as much exposure as possible to make a difference in a ominous reality.
Recuperando la identidad. La política de secuestro, tortura y asesinato por parte de los funcionarios civiles y militares del Proceso de Reorganización Nacional generó conciencia sobre la necesidad de organismos que velen por los derechos humanos. Tras el regreso del protocolo democrático, los derechos humanos se convirtieron en una bandera, primero de lucha social contra el terrorismo de Estado para conducir más tarde al fortalecimiento de la consigna de memoria, verdad y justicia, que consolidó toda esta construcción de conciencia en organismos públicos de derechos humanos que cobraron fuerza con la sanción en 1996 de una nueva Constitución del Gobierno de Ciudad -de carácter progresista- que garantizaba “el derecho a la identidad de las personas” y aseguraba que el Estado -a través de sus organismos- debía facilitar “la búsqueda e identificación de aquellos a quienes les hubiera sido suprimida o alterada su identidad”. Nacidos Vivos es un documental de Alejandra Perdomo acerca de la búsqueda de la identidad por parte de las víctimas del tráfico ilegal de personas en la Argentina. En la oficina del Registro Civil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mercedes Yáñez, coordina desde el departamento de derechos humanos las investigaciones sobre el robo y tráfico ilegal de bebés recién nacidos. Hace ya más de una década, Mercedes descubrió a partir de un testimonio que el Registro Civil no estaba cumpliendo con el artículo de la ley que garantiza la identidad, y comenzó así con la creación de la historia de este organismo público que se dedica a ayudar gratuitamente a la restitución de la identidad a aquellos que tengan dudas sobre las características de su adopción. A partir de varios testimonios de víctimas, Nacidos Vivos reconstruye el derrotero del tráfico de personas, cuyo modus operandi incluye la complicidad de médicos y enfermeros para apropiarse ilegalmente de bebés de mujeres jóvenes de precaria condición social, en la mayoría de los casos, declarando muerto al hijo nacido y vendiéndolo a parejas de mejor posición socioeconómica. A modo de ilustración de un fenómeno que se repite en todo el mundo, Perdomo y su equipo realizan entrevistas en España a mujeres a las que les han arrebatado a sus hijos recién nacidos y a mujeres adoptadas que buscan a sus padres biológicos.
El molde del tema. La identidad es un tema inagotable y el formato documental -en especial el del cine argentino- lo ha explotado durante esta última década. Las consecuencias del último gobierno de facto y de los años previos de una democracia ficticia han impactado en el corazón de la identidad y en el proceso posterior de búsqueda, restablecimiento y reparación de muchas personas. Lo cierto también es que la identidad, como rama de los derechos humanos, es un problema diario, que no precisa de un contexto extraordinario porque siempre está presente y Nacidos Vivos lo reconfirma. Aquí la visión parte de aquellos hijos que descubrieron tarde que fueron adoptados bajo circunstancias turbulentas: robados, regalados o bajo la influencia de sus madres biológicas. El principal recorte de este documental está en la figura de Mercedes Yañez, la única encargada en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de rastrear partidas de nacimiento, cotejar datos e intentar reconstruir la identidad de los solicitantes, quienes llegan a su oficina en el registro civil de la calle Uruguay.