Cuando la revolución dejó de ser un sueño eterno En Nicaragua, El Sueño de una Generación (2012) los directores Santiago Nacif Cabrera y Roberto Persano indagan desde el documental de investigación la historia de la revolución sandinista a partir de la visión de los argentinos exiliados que fueron partícipes de la misma. Un 19 de julio de 1979, mientras toda Latinoamérica se encontraba en manos de dictadores, en Nicaragua la Revolución Popular Sandinista derrocaba al presidente Somoza y liberaba al país de una de las más antiguas dictaduras del continente. De ella no solo participaron nicaragüenses sino también argentinos que desde el exilio veían como sus sueños revolucionarios no eran una utopía sino una realidad, aunque más no sea en un país hermano. Nicaragua, El Sueño de una Generación reconstruye la historia de la revolución sandinista, su triunfo, apogeo y la posterior derrota producto del neoliberalismo, con testimonios de una serie de argentinos que formaron parte de ella. Sus vivencias son contadas a cámara mientras se complementan con imágenes de archivo inéditas – entre ellos un corto animado realizado por la actual presidenta del INCAA Liliana Mazure - que ilustran los hechos y recuperan el espíritu revolucionario de una época, pero no desde el lugar de la utopía sino del hecho concreto del triunfo. Entre las diferentes imágenes y testimonios aparecen escenas de películas realizadas por cineastas argentinos como parte de un movimiento que hoy son un documento único para marcar los cambios producidos durante una década. Algunos acertados y otros errados. “El cine debe acompañar las transformaciones de los pueblos” dice el realizador Jorge Denti en un momento del film y es sin duda el lema que atravesará todo el relato, resumiendo el carácter revolucionario del mismo. Sobre el final el relato girará hacia una nueva falsa revolución, contraria a la que soñaron los sandinistas: la “antirevolución neoliberal” que se apoderó del país a finales de los años 80 con promesas de paz y bienestar económico. Una cámara rabiosa se posa sobre shoppings, hoteles cinco estrellas y hamburgueserías multinacionales para mostrar la superficialidad decorativa de las políticas excluyentes que inundarón al país. Un final ya conocido por gran parte de los latinoamericanos que nada tiene de felíz. Nicaragua, El Sueño de una Generación recupera una parte de la historia, no muy conocida por los argentinos, revindicando aquellos compatriotas que querían cambiar el mundo y desde la lucha y la perseverancia pudieron al menos cambiar un país.
La utopía roja y negra Documental argentino sobre la revolución sandinista de 1979. Hay que aclarar que Nicaragua... el sueño de una generación es un documental modesto y algo esquemático. Tanto en el tratamiento de su tema -la revolución sandinista que derrocó a Somoza en 1979- como en su estructura cinematográfica. Nicaragua...está construida en base a cabezas parlantes, clásicas, que comparten un punto de vista, y a algunas valiosas imágenes de archivo. Su rasgo distintivo es el abordaje que sus jóvenes directores, Roberto Persano y Santiago Nacif Cabrera, hacen de un hecho histórico complejo a partir de historias de los márgenes. Argentinos que se fueron del país perseguidos por la dictadura militar y que encontraron su lugar en una utopía centroamericana que duró más de diez años (en 1990 Violeta Chamorro triunfó en las elecciones nicaragüenses y desde 2007 volvió a ganar el sandinismo, liderado por Daniel Ortega). Este filme rescata los sueños y las acciones de hombres y mujeres que lucharon contra la dictadura de Somoza o que colaboraron, después de que el sandinismo alcanzó el poder, en la alfabetización, en la cosecha de café o en el avance social y cultural de un pueblo humilde. Todos los entrevistados transmiten el fervor, la entrega y la falta de temor con los que vivieron el momento histórico. Un cine que procura acompañar las transformaciones de los pueblos.
El documental de Roberto Persano y Santiago Nacif abarca los sucesos que tuvieron su punto culminante el 19 de junio de 1979, cuando se produjo el triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua. Sobre la base de noticieros de la época, fotografías, animación y los testimonios de voces y figuras que rememoran su participación en aquella gesta, el film intenta sacar a la luz ese proceso revolucionario y lo hace de manera sólida. El film se encarga de evocar la revolución sandinista vista desde los más diversos y amplios ángulos. Con un impecable montaje, una excelente fotografía y una apropiada música este documental, mucho más allá de las muy disímiles opiniones acerca de esta lucha, logra recrear un momento culminante en la historia de América latina, un momento que bien vale no olvidar sino, por el contrario, tener como referencia dentro de los muy aciagos días que, en definitiva, debieron vivir tanto nuestro país como los demás países que hicieron de los sacrificios y de los horrores una memoria colectiva.
Un documental de Roberto Pesano y Santiago Nacif que revive la revolución sandinista que terminó con la dictadura de Somoza, a través de los argentinos que empujados al exilio para salvar sus vidas y las de su familias, terminan paticipando de lo que ocurrió en Nicaragua, que marcó sus vidas para siempre. Solo en el Gamount.
El ayer y el hoy de la historia La década de 1970, fue una época de cambios y de búsqueda de nuevos paradigmas políticos y sociales, que se vieron reflejados a través de los distintos movimientos de jóvenes militantes a lo largo de América latina. Nicaragua fue después de Cuba, el país que le otorgó un marco de realidad concreta a la frase: "hacer la revolución", que se escuchaba frecuentemente en los ámbitos académicos y culturales de una Argentina convulsionada. El 19 de julio de 1979, con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, en Nicaragua se produjo uno de los gritos libertarios de mayor potencia, para aquellos que aspiraban a un rotundo cambio en la política propuesta por las grandes potencias. DICTADOR SOMOZA En esa fecha, en Nicaragua, cae la dictadura de Anastasio Somoza y con ella el pueblo se hace dueño de sus propios actos. En ese marco de convulsionado entusiasmo, un grupo de argentinos partió a solidarizarse con los nicaragüenses. Así se fueron cineastas, médicos, maestros y antropólogos. El documental de Roberto Persano y Santiago Nacif, incluye fragmentos de noticieros de la época, fotografías, un interesante dibujo animado sobre la familia Somoza y testimonios de varios de aquellos militantes que en tierras nicaragüenses se acercaron a ayudar a la gente de ese país, ya sea en lo que refiere a la educación de los niños, en el campo político, o en las áreas de Sanidad y cultura. LA GESTA EPICA Persano y Nacif, desde la dirección y el guión se preocuparon no solo en rendir su homenaje a aquella gesta épica, también le otorgaron un sólido marco narrativo a su propuesta. "La revolución siempre es un gran sueño. Para los argentinos fue una experiencia que nos marcó", destaca uno de los militantes de aquel momento. Mientras la médica rural Felisa Lemos, detalla su trabajo no sólo de organizar vacunaciones y cuidados sanitarios, también en el registro fotográfico que hizo durante esos años, que sirvió como un gran legado para la misma Nicaragua. Además de los testimonios de Lemos, se incluyen anécdotas y relatos de la periodista Aurora Sánchez Nadal, o de María Luisa Babini y su hijo, el antropólogo, Salvador García, que aún continúan viviendo en una Nicaragua, que en la actualidad, según lo muestra la cámara, exhibe grandes calles iluminadas, un hotel de la cadena Hilton y hasta un MacDonald.
Lo que quedó del sueño nicaragüense Roberto Persano y Santiago Nacif presentaron hace tres años, junto a Andrés Martínez, un buen documental llamado «El Almafuerte», sobre un taller donde, dolorosa pero también luminosamente, el director y el personal hacen lo que pueden, y los jóvenes internos se muestran agradecidos. Para quien no lo recuerde, el Almafuerte es un Instituto de Menores de Máxima Seguridad. Ahora ambos autores, con Martínez como productor, dan un salto cualitativo, y brindan un relato más amplio, sobre una experiencia donde gente bienintencionada hizo lo que pudo, y agradece haber tenido la oportunidad de intentarlo. Puede ser casual, pero ambos documentales hablan sobre dos singulares intentos de mejorar las personas y la sociedad. El documental que ahora vemos es más exigente porque implica mayores búsquedas, transita lugares aquí y en Centroamérica, rastrea archivos, combina testimonios diversos, abarca varios años de Historia y de historias. Y ya se sabe lo que dice el refrán acerca de quien mucho abarca. Aún así, logra su cometido: recoger el testimonio de algunos argentinos que participaron de la experiencia sandinista y evocar su entusiasmo. De nuevo, para quien no lo recuerde, entre 1979-90 la Revolución Sandinista abatió la dictadura de los Somoza, intentó seguir, con mejoras, el modelo socialista cubano, sufrió los embates de una poderosa contrainsurgencia y una fuerte inflación, y resignó su lugar en elecciones democráticas. Con tantos acontecimientos, cada una de las personas entrevistadas podría dar para una película. Interesa, por ejemplo, la doctora Felisa Lemos, epidemióloga de vasta experiencia en los esteros del Iberá, que allá impulsó los centros de salud pública en zonas rurales y en 1991 quedó desolada al ver que el mayor hospital del país había sido transformado en sanatorio privado. O Néstor Napal, economista que trabajó como asesor de cooperativas. O los argenmex Jorge Denti, documentalista, y Nerio Barberis, sonidista, que llegaron durante la guerra y se engancharon con la formidable campaña de alfabetización («que para mí fue mucho más interesante que la guerra», dice Denti). Muy graciosa, por otra parte, lástima que muy breve, la anécdota donde Barberis imita a Liliana Mazure, actual directora del Incaa y entonces autora de un dibujito didáctico, el «compa Clodomiro». Curiosamente, quienes menos hablan son las dos figuras más comprometidas: el Pampa Ubertalli, entrenador de milicias populares, y Pola Augier, cofundadora del Erp y coordinadora de la policía sandinista. Tales fueron sus cargos, y seguro que también darían para una película, y más de una. Bien logrados el comienzo, con resumen de voces e imágenes de la acción en Nicaragua y la situación en Argentina 1979, y el final en 2009, con la gente volcándose a festejar el 30° aniversario de su revolución. Para entonces Daniel Ortega, líder sandinista, ya había ganado otra vez las elecciones.
Cada tanto, el periodismo me regala instantes mágicos, como el vivido durante la presentación de este película ayer, jueves, en el Gaumont. Como en muchas oportunidades, aparezco por sala sin mucha información de prensa y en esta oportunidad, me tocó vivir un emotivo acto de presentación de este documental, en el que se mezclaron muchas emociones: Nicaragua es una geografía muy especial para mí y su revolución sandinista un hecho histórico que aún conmueve por el momento en que se desarrolló. Este registro es una suerte de homenaje a esos hombres que creyeron en un cambio político de envergadura y fueron capaces de llevarlo adelante, contra toda adversidad. Nicaragua tuvo un familia que se erigió como autoridad durante muchas décadas, amparados en un sistema corrupto (y financiado por EEUU) que le permitió crecer económicamente a unos pocos y sumergir a la población en la pobreza y el analfabetismo más absoluto. Campesinos nucleados bajo el Frente Sandinista (nombre que tomaron del revolucionario que fue símbolo de la resistencia contra la dictadura y fuera asesinado en 1934) lograron derrocar al régimen en 1979. Este documental de Roberto Persano y Santiago Nacif Cabrera aborda la reconstrucción de ese período de consolidación de ese cambio a través del relato de exilados argentinos que formaron parte de dicha gesta. No era un destino cómodo, Nicaragua, pero eran años difìciles y muchos locales (dada la grave situación en nuestro país a principios de los 70') decidieron unirse a la causa más trascendente en ese tiempo y partir a luchar contra Somoza (el dictador). Pero así como sucedió con Cuba, la desigualdad reinnate, convocó la lucha de revolucionarios de todas partes de América Latina para dar batalla. La lente de los directores se centra en un grupo de hombres y mujeres que narran su experiencia en esos días de tanta movilización. La seguridad, la campaña de alfabetización, la lucha a brazo partido con los "Contras" (brigadas pro régimen que contaban con apoyo estratégico y dinero del gran país del Norte), son ejes en los que se apoya el relato y que van delineando un recorrido rico, lleno de matices ideológicos notables, que funciona como documento que retrata una época central en la historia de nuestra región. Un gran montaje, excelente material de archivo y relatos cargados de imágenes bellas se van sucediendo a medida que la composición se profundiza. Emociona ver incluso la caída de los sandinistas (el neoliberalismo al final se impuso en los 90' con Violeta Chamorro como abanderada) y la hidalguía de sus líderes (con su actual presidente a la cabeza, Daniel Ortega) a la hora de reflexionar sobre los ideales que impulsaron la lucha y el desarrollo de esos eventos. En síntesis, un gran documental para aquellos que conocen sobre el tema y una gran oportunidad para los que no. "Nicaragua, el sueño de una generación" logra conmover, sin dudas y llega en estos días, cuando se cumplen nada menos que 33 años de aquella gesta heroica (ese país fue el primero que vio a un dictador ser derrocado por fuerzas populares). Un solo horario en un solo cine quizás no sea cómodo pero... Vale la pena.
He aquí un documental que bien puede ponerse como ejemplo de cumplir el objetivo que se propone. Sin importar la cantidad de espectadores que puedan estar interesados, “Nicaragua...el sueño de una generación” ha sido construido casi televisivamente en estética y edición. En este aspecto puede discutirse su presencia en las salas de cine, pero uno ve que cada cosa que celebran los realizadores no presupone conocimientos previos de los espectadores. En un documental se puede explicitar parte del tema (tanto con texto como con imágenes) sin perder la capacidad creativa o artística por hacerlo. “The cove” (2010) era un formato casi de reality show donde el equipo de filmación se arriesgaba de noche, y con luces infrarrojas, para mostrar la matanza de delfines. “Figuras de guerra” (2010) tiene una mezcla de todo y logra su profundidad gracias a la enorme sensibilidad con la que se aborda el tema de la inmigración ilegal en Francia. “Arrieros” (2010), por ejemplo, falla en el cómo, pues obliga al espectador a suponer demasiadas cosas más allá de lo que las imágenes describen. Tres ejemplos de documentales estética y estructuralmente distintos. “Nicaragua...” entonces se inscribe como una cuarta opción, en la cual el racconto de la historia del país se vuelve necesario como el colchón de información en la cual el espectador descansa para recibir lo más actual. El tema abordado es la Revolución Sandinista de 1979 que terminaría con el gobierno de Somoza. El tema se bifurca en contar lo que pasó y en mostrar la influencia de aquellos hechos en el presente, aún si la información no llega necesariamente por sus protagonistas directos. Como la realización tiene una estructura básica, la información al espectador es lo que cobra mayor y mejor preponderancia por parte de Roberto Persano y Santiago Nacif. Todos salimos beneficiados y conociendo un poco más de una parte de la historia de América Latina, respecto de la cual lamentablemente no abunda información precisa y acabada.
En momentos en que se conmemora el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua, ocurrida el 19 de julio de 1979, se da a conocer oportunamente este notable trabajo de los directores Roberto Persano y Santiago Nacif Cabrera. Un movimiento histórico, señero, ejemplar, inolvidable para toda la región, y que ahora encuentra eco audiovisual en este documento que aúna valioso material de archivo con entrañables exposiciones de testigos -y también partícipes activos- de aquellas horas. Relatos de militancia y adhesión incondicional a la gesta del sandinismo que testimonian su tremendo poder ideológico y social. Salpicados por emotivas revelaciones, corresponden en su mayor parte a argentinos, como los cineastas Jorge Denti y Nerio Barberis, que llegaron a ese país centroamericano llevados por fuertes convicciones, algunos exiliados por el golpe del 76. Dentro de las imágenes de aquella época se incluyen fragmentos de otros films, como el realizado en animación por la actual conductora del INCAA Liliana Mazure y el grupo Cine Sur, en pos de una mayor alfabetización y renacimiento económico. La película hace un relevamiento amplio de la resurrección y la tragedia de un pueblo, dedicando un párrafo a esa suerte de fin de sueño que fue la asunción en 1990 de Violeta Chamorro en el gobierno. Una pieza insoslayable para quienes la afirmación de la memoria es un concepto esencial.
Publicada en la edición digital #242 de la revista.