Publicada en la edición impresa de la revista.
En 1990, un grupo de chicos, fanáticos del cine y las historietas, fundaron Farsa Producciones. A lo largo de cien cortos, demostraron su talento para crear historias filmadas con escasos recursos pero muy divertidas y repletas de ideas geniales. Pero el resto del planeta no reparó en ellos hasta 1997, con la aparición de Plaga Zombie, su primer largo. La premisa era muy sencilla: para invadir nuestro planeta, los aliens convierten a las personas en zombies hambrientos.
Terror argentino y clase B La república separatista de Haedo vuelve a ser escenario de la gran saga del cine de género hecho en Argentina. Farsa Producciones lo hizo de nuevo y a quince años del estreno de la primera parte, la historia cierra su círculo y la aventura se transforma en broche de oro, con más sangre que nunca, más acción y más producción. Hernán Sáez encabezó un grupo de trabajo que puede estar orgulloso de haber llevado al cine independiente a otro plano. El concepto indie del cine argentino suele estar asociado a un tipo de cine que es el que protagoniza los festivales (de aquí, de allá, de todas partes), el que recibe el calor de los mecenas oficiales y privados, y el que suele ser tenido en cuenta por la intelligentzia de la prensa especializada. Farsa pateó el tablero hace ya muchos años y así como Plaga Zombie es una muestra cabal de hasta dónde se puede llegar, el resto de lcine de género le debe mucho a esta productora, hoy ícono de las B movies de las pampas. Plaga Zombie: Revolución Tóxica tiene no solo falsos walking dead sino que además tiene muy logrados pasos de comedia (el gran antihéroe del film, a cargo del propio Sáez, "cría" a un zombie), excelentes secuencias de acción trepidante y hasta un gran momento musical, como si pudiéramos soñar con una versión Broadway de la saga. En este contexto, destacar la heroica labor de Sebastián "Berta" Muñiz en la piel del todopoderoso John West, es ocioso, apenas un detalle dentro de un largometraje que es puro trabajo en grupo y pulmón contra la corriente, esa que dice que el cine tiene que contar lo que ya sabemos que puede contar, y no otra cosa. Celebremos la otredad, entonces.
El ritual de espantar alienígenas Pioneros de la comedia de ciencia ficción, Hernán Sáez y Pablo Parés, cierran su trilogía llamada "Plaga Zombie", con este filme tan desopilante, como sorprendente en su intención de parodiar el género con sólidos recursos creativos y de certero impacto en el espectador. Si se busca algo novedoso en el cine fantástico, esta es la película ideal, porque logra ubicar al espectador en una clave de suspenso, que poco después termina transformándose en situaciones tan absurdas, como de un humor ingenuo y contundente. La primera "Plaga Zombie" se vió en 1997, después llegó "Plaga Zombie: Zona Mutante" y ahora "Revolución tóxica", en la que sus tres superhéroes : Bill Johnson, Max Giggs y el forzudo John West, tendrán que agudizar su ingenio para exterminar una plaga de zombies, que provenientes de un plato volador y amenazan con exterminar a los humanos, a partir de la expansión de un extraño virus. LA NAVE MADRE Los tres protagonistas creen que si logran atraer a la nave madre, con un Zombie de Troya, cuyo interior está lleno de explosivos, conseguirán salvar a la humanidad. Pero en el trayecto de poner en práctica su misión, tendrán que lidiar hasta con un torpe agente del FBI y esquivar varios atentados terroristas, en los que la sangre terminará salpicando hasta el más desprevenido. Esta "Revolución tóxica" tiene una muy bien elaborada artillería de efectos, desde la versión local de un extraño plato volador, hasta esos ridículos zombies, que manchados de pintura de los más diversos colores, en particular el verde, consiguen hacer reír y asustar al que los ve. Con algunos hilarantes números musicales, resoluciones de guión que ponen en primero plano las torpezas de sus protagonistas, sumado a gags, en los que el "gore", de brazos, piernas y otros miembros esparcidos por el aire, parecen más bien una fiesta estudiantil, que un temible ritual de zombies, la película sorprende por su acertada estética trash y las estupendas actuaciones de Pablo Parés, Hernán Sáez y Sebastián Berta Muñiz, junto a equipo de entusiastas colaboradores.
Zombies made in Haedo Los zombies, se sabe, tienen una altísima capacidad de resistencia, incluso a los ataques humanos con armas de fuego o de cualquier otro tipo letal. Los zombies argentinos por antonomasia, los de la primera entrega de la trilogía estrenada hace 15 años, culminan su recorrido de ketchup, maquillajes exagerados al punto de lo inverosímil y lo ridículo, de harapos y formas de caminar que emulan, presuntamente, a sus hermanos haitianos. Ansiosamente esperada por los fans de la saga creada por los “masterminds” (o cabezas pensantes, en buen porteño), Plaga Zombie: Zona mutante: Revolución tóxica, retoma en tiempo real la lucha de un grupo de héroes truchos y sus esfuerzos para repelir una invasión alienígena de zombies. Al contrario de lo que sucede en películas sobre alienígenas, casi siempre de un enfermizo tono paranoico, Plaga Zombie probablemente sea el primer film de su tipo en tratar el tema en tono de comedia, de feroz parodia, siempre salpicado de buenos efectos gore, amputaciones y mutilaciones de todo tipo. Respetando estrictamente el estilo y la estética de sus antecesoras (arte, dirección calidad de imagen), el final de la trilogía cierra un periplo iniciado en 1997, cuando armados de cámaras súper VHS y de rudimentarios equipos, los miembros de Farsa Producciones salieron a concretar su mundo criollo y urbano poblado de zombies. Munidos de una admirable formación autodidacta perfeccionada a través de los años, los miembros de Farsa Producciones, incansablemente creativos y cada vez más audazmente truchos para delicia de sus seguidores de culto, salen al ruedo con la tercera y última entrega de un combate aparentemente desigual entre héroes chambones y desahuciados contra una tropa de alienígenas que aterrizan en un suburbio porteño. Bajo el más que adecuado subtítulo de Revolución tóxica, a esta tercera Plaga Zombie se la combate con un pobre remedo de hombre-bomba (perdón, zombie-bomba) que detonará en medio de sus pares y producirá su exterminio sin siquiera mover un dedo. El primer paso parece ser el más difícil: ubicar a un zombie lo suficientemente inocente y tonto como para tragar el anzuelo e ingerir (directamente de un bowl de comida para perros) una dosis masiva de explosivos. Al igual que en la ficción alienígena, es aquí donde los realizadores se topan con el primer obstáculo. Este segmento de Revolución tóxica, de hecho, es el más flojo y curiosamente extenso de una historia que no necesita ser estirada como un chicle para lograr sus propósitos. Cabe preguntarse, entonces, si también los zombies deben ceder a las reglas del mercado cinematográfico y extender su duración al caprichoso estándar de aproximadamente 90 minutos. Pero ésta es una objeción menor a un producto que combina lo mejor del cine Clase B, bizarro, gore, autogestionado (bueno, no tanto, ahora), y finalmente entretenido, lúcido, con inteligentes alusiones a los grandes referentes del cine de género y también a los grandes clásicos de films de aventuras, policiales y épicos. Las actuaciones, como siempre, impecables, especialmente el voluminoso Berta Muñiz, y los FX absolutamente delirantes.
No hay dos sin tres Con la misma impronta que sus precuelas, Plaga Zombie: Zona mutante: Revolución tóxica (2011) sigue la línea impuesta por Farsa Producciones: un cine de autor independiente cuya premisa es reírse de todo pero con un estilo que aporta calidad a pesar de contar con escasos recursos. El film se estrena simultáneamente en cines, DVD e Internet por 48 hs. Dirigida por Pablo Parés y Hernán Sáez, Plaga Zombie: Zona mutante: Revolución tóxica retoma las aventuras de Bill Johnson, John West y Max Giggs y su lucha contra los zombies alienígenas que quieren destruir el mundo. Los tres serán los únicos sobrevivientes de una invasión extraterrestre que quiere terminar con el planeta tierra, debiendo ingeniárselas para exterminar a los “malos “y así salvar de la desaparición a la raza humana. Plaga Zombie: Zona mutante: Revolución tóxica combina una serie de elementos del cine de género con aquellas características del clase B, creando un estilo propio que no encuentra comparación a nada que se le parezca. Así un western se transformará en comedia y la ciencia ficción mutará en un desborde de gags característicos de las sitcoms americanas. El universo de Farsa es una explosión de color que se transmite en la construcción plástica del film. Contrariamente a lo que se puede esperar en este tipo de historias, el color es un protagonista más. Escenarios “pintados” con tonalidades cálidas y una fotografía brillante se armoniza con los hechos que circundan la trama para, desde lo visual, sumergirnos en un mundo tan desfachatado como el que habitan los propios protagonistas. Si por algo se caracteriza Farsa es por trabajar en equipo, sus películas son realizadas en conjunto y llevan la firma de varios realizadores. Y en el fondo es sobre lo que trata la película que no es otra cosa que del trabajo en grupo. Ni Bill Johnson, John West y Max Giggs pueden actuar por separado pero juntos son dinamita y esa pareciera ser la metáfora perfecta para describir a Farsa: un grupo de personas que buscan darle al cine una visión diferente y saben que trabajando en equipo lo están consiguiendo. Final de una saga que será el comienzo de algo nuevo. Como en el cine, como en la vida.
La madurez cinematográfica de Farsa Desde siempre, por una cuestión generacional tal vez, los productos de la gente de Farsa contaron con una importante intertextualidad, haciendo referencia a géneros y películas que son del gusto del grupo. En la primera escena de Plaga Zombie: Zona Mutante: Revolución Tóxica hay un doble homenaje: por un lado la estética de The Warriors y por otro la aparición de varios directores de género argentinos que le dieron aire al cine nacional (Daniel de la Vega, Adrián García Bogliano, entre otros) personificando a una pandilla que luego de ver un noticiero es atacada por una horda de zombies. La película de Hernán Sáez y Pablo Parés, que se vio en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, llega en un estreno comercial poco habitual para el Grupo Farsa, más habituados a ser fenómeno de culto. Se trata de un film lúdico, que trabaja también sobre la autoconsciencia de la propia saga: por ejemplo, luego de mostrar la última escena de Plaga Zombie 2 nos devuelve a la historia principal con un gran gag en el que justifican el cambio de aspecto físico de uno de los personajes, interpretado por el multifacético Berta Muñiz. De ahí en más, la película no dará respiro. En esta ocasión los tres protagonistas (Bill, John y Max) intentarán salvar al mundo de la invasión alienígena/zombie. Pero el relato se diversificará hacia las historias paralelas de los tres personajes: las que sobresalen son las de Max Giggs y su historia filial con un zombie al que educa, y la de John West, en su camino para reencontrarse con sus puños de acero, que incluye una gran escena dentro de un gimnasio de box. Con esta película se podría decir que Farsa llegó a la madurez cinematográfica, y que ya no son “esos que hacen películas bizarras”. Plaga Zombie: Zona Mutante: Revolución Tóxica demuestra que están capacitados para varios géneros, entre ellos el musical. Con un timing de comedia envidiable para el cine argentino, escenas de acción impresionantes (la estampida de zombies que los ataca) y muy buenas actuaciones, estamos ante una de las películas más divertidas que el cine nacional hay brindado en los últimos tiempos.
VideoComentario (ver link).
Hace algunos años asistí por primera vez al BARS (Buenos Aires Rojo Sangre) el festival de cine de terror y fantástico. Ese día me entregaron en la puerta un flyer como los que normalmente se entregan para ir a ver bandas, el flyer anunciaba "La primer película de zombies hecha en Argentina", el nombre Plaga Zombie quedó dándome vueltas en la cabeza hasta que tiempo después vi la película. El viernes 30 se estrenó Plaga Zombie: Zona Mutante. Revolución Tóxica y puedo decir que ésta tercer entrega de la saga resume todo el espíritu del cine de FARSA y la evolución de ese espíritu a lo largo de 15 años de profesión. Revolución Tóxica muestra al médico Bill Johnson (Pablo Parés), el luchador John West (Berta Muñíz) y el científico Max Giggs (Hernán Sáez) tratando de detener la invasión alienígena ésta vez con un plan concreto, ellos ya no son los mismos, ya no van de acá para allá tratando de sobrevivir, matando zombies y escapándose del FBI que desea eliminarlos, ellos encontraron su verdadera identidad, son héroes y desean demostrarlo. Ésta búsqueda de la identidad, tan presente en Revolución Mutante refleja la misma búsqueda de FARSA desde el estreno de la primer Plaga Zombie hasta hoy en donde se encuentran consolidados como una de las productoras más creativas a nivel audiovisual. Plaga Zombie: Revolución Tóxica mejora por lejos a sus predecesoras, la técnica de Pablo Parés y Hernán Sáez evolucionó muchísimo y eso se nota en cada puesta de cámara, la narración continúa siendo tan fluida como en la primera y eso es bastante complejo de lograr teniendo en cuenta que ésta presenta más historia e incluso aparecen conflictos internos en los personajes, la manera en que están hiladas las situaciones es genial. Plaga Zombie: Revolución Tóxica nos brinda mucho más humor, peleas muy bien coreografiadas y mucha más sangre, además de un musical y algunas escenas que quedarán impregnadas en la retina de todo cinéfilo amante de la temática zombie. En estos años FARSA cambió la perspectiva del cine en Argentina, ahora hay muchísimos realizadores que se animan a hacer películas de forma independiente y sobre todo películas de género, algo que en nuestro país no abunda y que de la mano de unos chicos de 15 años empezó a cambiar. Hoy 15 años después hay festivales y realizadores que se encargan de cubrir esa demanda, aunque las cadenas comerciales no estén dispuestas a "arriesgarse" éste cine sigue creciendo y tomando nuevos rumbos.
Para el espectador casual, que no tiene mucho recorrido en el cine independiente, esta será una sorpresa. Si no conoce a Video Films, a la gente de Farsa producciones o jamás escuchó hablar de las anteriores "Plaga Zombie", es probable que se extrañe de saber que en Argentina se produce cine de clase B, muy bizarro y bien producido. Los chicos de esta productora, hacen ya historia cerrando su trilogía con la clara idea de instalarse a otro nivel: "Revolución Tóxica" tuvo estreno mundial el 30 de marzo y por 48 horas estuvo disponible para verse por youtube sin costo. Si bien ahora mismo pueden verla en sala (o conseguir su DVD, visiten a los distribuidores autorizados), lo cierto es que estos zombies suburbanos han salido del placard. Bien por ellos. Eso sí, para que les guste, tienen que tener afinidad con este tipo de cine. Si bien hay varios grupos que desde el conurbano vienen trabajando la veta bizarra y autogestionada, hay que decir que Farsa ha llegado lejos (si no vean "Filmatrón", exhibida en BAFICI hace unos años con Laura Azcurra como protagonista!): han perfeccionado sus técnicas de abordaje del género desde su nacimiento (a fines de los 90') y demuestran en cada apuesta que aprenden rápido. Pablo Parés y Hernán Sáez tienen mucho rodaje detrás y era de esperar que el cierre de esta franquicia mostrara la etapa creatva en la que se encuentra el equipo. Para los que no conocen mucho de estos chicos, la historia es simple. Hay una invasion extraterrestre, tres sobrevivientes (Bill, John y Max), intentan detener lo que sería la fase final de ese arribo, a través de una idea particular: crear una especie de "caballo" (zombie, en este caso) de Troya para que, al volver a la nave madre, lleve una carga de explosivos que destruya el corazón del team visitante. No queremos anticipar mucho de los perfiles individuales de los protagonistas, pero sí decirles que poseen un raro equilibrio: son guerreros pero cada uno tiene su propia historia de vida que lo marca y define su camino en esta lucha. Los tres han desarrollado una extraña amistad y los principios que los guían, tienen lo suyo! El guión (quizás el punto más débil de esta entrega), desde ya, no hay que tomarselo más que como una excusa para ver como este equipo homenajea todas las influencias del género clásico y las enriquece con sus propios aportes (el musical en el desarmadero muestra que hay cosas que se pueden hacer bien, si uno cree en ellas). Farsa se caracteriza por usar una paleta brillante, mucho maquillaje y filma con el oficio que la producción requiere. Nunca dejen de olvidar ni por un momento que este cine es clase B. Pero tampoco pierdan de vista el esfuerzo que significa rodar un film de esta envergadura con pocos recursos económicos. A estos tipos ideas les sobran, dinero no. Eso sí, hacen maravillas con lo que tienen. En esta oportunidad esta historia se cierra (con todo, es una auténtica fiesta de graduación) pero habrá mucho por venir. Todo fin significa un nuevo comienzo. "Plaga Zombie 3" es una pelicula que todos deberían ver, sólo para conocer que hay gente que hace cine independiente en todo tipo de géneros, incluso en los que no son tan populares. No dejen pasar la oportunidad de acercarse y visitar este universo, no todos los zombies tienen que pasar forzosamente por la previsible caracterización al estilo "The walking dead"...
Tengo la creencia de que las críticas pueden ser totalmente objetivas desde el punto de vista de análisis, siendo solo su puntaje y recomendación la parte subjetiva. Pero esta vez no puedo mantenerme dentro de esos límites por una simple razón: la saga de Plaga Zombie es una parte importante de mi vida, la cual me llevó a decidirme a ser un cineasta. La primera de ellas, un proyecto que realizó un grupo de jóvenes de 18 años, fue una sorpresa para el cine de género en Argentina. Este conjunto, que se denominaría Farsa Producciones, logró algo que parecía imposible para la época: llevar una épica historia de terror y fantasía a grandes proporciones de forma barata y divertida. Así, con casi nada de presupuesto, y editando en cámara, la primera Plaga Zombie se convirtió en un clásico de culto. Un punto de referencia para la producción nacional desde el cual se puede empezar a hablar de cine de género fantástico en el país. Unos años después surge Plaga Zombie: Zona Mutante, la segunda parte de esta epopeya. Farsa entonces demuestra todo lo que ha cosechado luego de los estudios tanto en cine como en la producción de sus videoclips. La acción es mayor y el despliegue visual es diez veces más importante que en la anterior oportunidad. Un nuevo clásico de género había nacido en Argentina. Luego de ver estas dos películas comprendí que había potencial en nuestro país para hacer un cine diferente, por ende les tengo un afecto muy grande por todo lo que me enseñaron en su momento. El pasado 30 de marzo entonces llegó el día del final de la saga. Luego de 11 años, se estrena la última parte de la serie Plaga Zombie con el subtitulo Revolución Tóxica. En esta ocasión ya estamos plenamente conscientes de que la invasión es, en realidad, de extraterrestres y que el FBI es conocedor de todo esto. Es el trabajo de Bill, Max y John introducir a un muerto vivo lleno de explosivos (llamado el zombie de Troya) dentro de la nave madre para destruirla. Pero no todo es tan fácil pues esta entrega verá a sus protagonistas en su momento más débil. John West, famoso luchador, ahora duda de su fuerza y valentía, mostrando una faceta mas humana que en las anteriores películas. Max se encariña con su "zombie de Troya" llamado Junior, algo que complica aún más la misión. Y Bill debe mostrar su valor y astucia frente a peligros que jamás se había topado en el pasado. Plaga Zombie: Revolución Tóxica tiene un ritmo frenético. Su hora y media de duración pasa volando entre agitadas escenas de acción, diálogos hilarantes, momentos sin sentido y un musical gratuito que es el punto más alto de la película. Tiene algunos fallos como la presentación de un personaje al comienzo del film que no posee peso alguno, así como la idea de que el FBI está infiltrado por robots alienígenas, algo que no se expande en lo más mínimo, problemas que, no obstante, no hacen que uno pierda la línea general del argumento. Farsa esta vez puso toda la carne al asador, pues visualmente es impactante. Muestra así que con solo una porción de lo que cuesta una película como El Secreto de sus ojos se puede hacer un film lleno de efectos visuales y perfectas coreografías. No bastan las referencias cinéfilas sino que también encontramos muchas de ellas para los cómics y videojuegos, algo que se ve acentuado con una paleta de colores tan fuerte y vivaz que de momentos hace pensar que uno está en presencia de una historieta en pantalla. De a ratos el apartado sonoro se pierde con algunos sonidos que están fuera de lugar o que por momentos son inexistentes, pero esto se ve compensado con una increíble banda sonora realizada por Pablo Vostrouski que acompaña magistralmente cada momento del film. En conclusión, Plaga Zombie: Revolución Tóxica es, por lejos, la mejor de la serie. Los héroes de la película, estos tres amigos, son héroes de cómic, héroes de videojuegos, héroes cinematográficos. Son también, junto al equipo de producción, héroes dentro del cine en Argentina. Gracias a ellos, tanto yo, como muchos otros cineastas en el país, podemos ver que hay formas de hacer cine de género. Solo hay que tener el coraje y las ganas de hacerlo, no importa lo que digan o los límites que impongan. A Farsa Producciones esto nunca le importó, y por ello hoy son referencia en nuestra industria cinematográfica.