Si bien otras películas antes que The Blair Witch Project habían coqueteado con la temática de "material encontrado", no fue hasta el rotundo éxito de aquel falso documental que el género del terror tomó ese nuevo estilo como propio. Sin dudas este "realismo" que entrega la cámara en mano, donde el espectador y los personajes exploran al mismo tiempo ese ruido extraño o aquella sombra rara, hizo que se abusara de manera indiscriminada del formato hasta el punto de perder el sentido. Pero la gente detrás de Sin Señal hizo los deberes. El formato tiene una razón de ser (algo que queda claro con la resolución) y sobre todo está bien utilizado cuando es momento de atrapar e estremecer al espectador. Es cierto que dentro del cine nacional, sobre todo durante los últimos años, han aparecido una buena cantidad de película de terror que, más allá de su calidad, no siempre logran asustar. Y si bien tampoco soy partidario de que ese deba ser el único requisito que debe cumplir una película de dicho género para ser considerada buena, sin dudas es un plus cuando lo logran y este es uno de esos casos. Son varias las secuencias en las que Sin Señal logra estremecernos y todas gracias al buen uso del formato. Ya sea desde una interesante idea visual o simplemente con sonidos fuera de campo, la película juega con nuestra sugestión y se divierte con eso. También debemos destacar que una historia interesante, con actuaciones lo suficientemente creíbles y un buen desarrollo de la trama, ayudan a la hora de buscar el susto. Mi único verdadero problema con Sin Señal es el final, la resolución. Obviamente que no lo vamos a "spoilear", pero siento la necesidad de decir una pocas palabras al respecto. Si bien comprendo la intención de los realizadores -y de hecho hasta funciona perfectamente para hacer llegar el mensaje que pretende la película- no se hasta que punto será aceptado por el público. Sin dudas es un giro interesante el que buscaron los realizadores, pero descoloca. Y a la hora de cerrar una historia eso no siempre es algo bueno. Pero como constantemente decimos en Alta Peli lo mejor es ir al cine y juzgar por uno mismo, ya que no todos vivimos las películas de la misma manera.
Un found footage argento, a priori, no suele ser demasiado original o bueno. Sin embargo, Sin Señal tiene más de un as bajo la manga para compartir con sus espectadores. La película se planta sin ningún tipo de disimulo o vergüenza como un “Blair Witch argentino”. Todo lo que vemos es lo que hay, es lo que es, la realidad siempre estará ahí cerca, escupiéndole todas sus imperfecciones o falta de glamour a los espectadores, y si bien en un principio nos hace sentir incómodos, es en el desenlace en el que encontramos una explicación para muchas cosas, no solo a nivel guión, sino también a nivel cinematográfico en si mismo. Esta expedición a la isla deshabitada en algún lugar de nuestra república, no tiene desperdicio, si bien por momentos cae en lugares comunes, no por eso dejan de ser en principio efectivos, y en definitiva bien ejecutados. Más de un susto real tuve al ver la película, y algo que RARA vez se ve en una película argentina, o del genero en general:Tensión. Sin Señal genera tensión en ciertos momentos, por medio del cámara en mano, donde es uno el que esta expuesto a “lo otro”. Como siempre dije, en una peli de terror “convencional” es al personaje al que le pasan las cosas, en cambio en un found footage, al estar la cámara en primera persona las cosas nos pasan a “nosotros”, y esto esta muy bien explotado. Sin embargo, si bien el final, tiene una excelente vuelta de tuerca, y resuelve muchas cosas de la película, es algo flojo. Si es jugadisimo a nivel apuesta, sobre todo para una película de genero, lo cual, al menos, es respetable. No por eso, arruina el resto del viaje ni mucho menos. Incluso veo mucho futuro en un próximo film del director, el cual seguramente después de Sin Señal tenga mas dinero para desarrollarlo.
No todo es lo que parece La ópera prima de David Sofía es un documental apócrifo estructurado a partir de lo que podría ser el backstage de un rodaje. Sin señal (2012) sigue la línea de películas como El proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999) o Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007) pero con una impronta bien argento. El equipo de producción de un film se dirige a una mítica isla desierta para la realización de un documental antropológico sobre el lugar. Pero a medida que el tiempo transcurre una serie de extraños acontecimientos sucederán sobre cada uno de los integrantes implicados en el rodaje. Una cámara que nunca se apagará filmará todo lo que acontece. ¿Pero es parte de la realidad o todo es una puesta en escena para generar una experiencia límite cuya sensación traspase la pantalla? Siguiendo una línea narrativa característica del cine de terror de los últimos tiempos, en dónde desde la ficción se juega con la realidad, David Sofía va más allá de la experimentación con un film intenso que no da respiro. Como si se tratase de un laberinto juega a despistar constantemente al espectador con bruscos giros narrativos en donde todo lo que parece ser termina no siéndolo. Sin apelar a una gran puesta en escena, ni siquiera una gran producción, el realizador requiere más de la imaginación que de lo explicito. Fuera de campos, desencuadres, cortes bruscos, producto de una supuesta cámara que está siempre encendida, son esenciales para generar ese clima ambiguo al que la película apunta. El film rompe con los límites que separan la ficción de la realidad para sumergir al espectador en una historia que combina el terror, el thriller y el suspenso con elementos del cine autor. Un film apoórifo del que nunca se sabrá cuanto hay de mentira y cuanto de verdad. A pesar de ser un género, muy en boga en el mundo, David Sofía se las ingenia para darle una vuelta de tuerca y convertir a Sin señal en un atractivo producto para los amantes del género.
La isla siniestra Hay algo profundamente sincero detrás de Sin señal: la ópera prima de David Sofía jamás esconde sus referencias al cine de terror norteamericano con El proyecto Blair Witch y Actividad paranormal como emblemas. Esto es, aquellas películas realizadas con material supuestamente documental cuya intención inicial no era ser lo que finalmente es. El film comienza con un grupo de cineastas y un arqueólogo rumbo a una misteriosa isla para grabar un documental para investigar una antigua teoría precolombina según la cual una tribu consideraba a ese ámbito como un lugar maldito. No pasará demasiado tiempo hasta que el grupo empiece a comprobar las consecuencias de su atrevimiento. Sin señal comienza con intensidad, planteando claramente su propuesta y apostando por la creación de un suspenso tan genuino como por momentos efectivos. Sin embargo, sobre la mitad, el interés del film se desplaza al funcionamiento de la dinámica grupal hasta desembocar en una vuelta de tuerca final simplista, que termina arruinando todo lo construido previamente.
David Sofia es el director de este pseudocumental que invoca a Lovecraft y recuerda el Blair Witch Project. Una isla maldita, una investigación supuestamente antropológica y las desapariciones sospechosas. PUEDE ANDAR
Cuando el guión juega de villano Es sabido que El proyecto Blair Witch fue una de las películas icónicas del cine de terror de las últimas dos décadas. Esto dicho no necesariamente por su calidad, sino por la replicación posterior de su estilo: cámara en mano, relato en primera persona, pátina formal de documental, la fuerza de lo sobrenatural condicionando a los protagonistas y la reutilización de un material supuestamente auténtico, cuya intención inicial no era ser lo que finalmente es, son algunas de las características vistas allí y, desde entonces, en decenas de películas de diverso calibre, con la saga de Actividad Paranormal como referente reciente. En plena era de refritos, secuelas y lisos y llanos afanos, debe agradecérsele a Sin señal su sinceridad para jamás esconder sus intenciones de convertirse en un exponente tardío y argento de esta vertiente del género. Dirigido por el debutante David Sofía, el film sigue a un grupo de filmación (técnicos y un arqueólogo) durante su excursión a una isla alejada de la civilización. El objetivo es rodar un documental sobre una comunidad precolombina. Mejor dicho, sobre cómo y por qué esa comunidad convirtió ese lugar en un terreno de exterminio. ¿La teoría? Debido a supuestas fuerzas extrañas que enloquecían a los visitantes. La idea es, además, usar una cámara para captar todo lo que ocurra detrás de escena. ¿Por qué? Difícil atribuirle una razón dentro de la lógica interna del film, pero lo cierto es que sin esa vuelta de guión no habría película. Las cosas comenzarán a complicarse rápidamente cuando la cámara principal se rompa, quedando la originalmente secundaria como única alternativa. La orden del director es clara: nunca deberá apagarse. Todo predispuesto, entonces, para que comience la cacería. Narrados con solvencia y conocimiento del género, los dos primeros tercios de Sin señal suman situaciones que progresivamente marcarán dislates y quiebres en el grupo y, con ellos, el reposicionamiento de los integrantes en distintos escalafones de poder. Los problemas surgen en la última parte, cuando el film desplace su atención al revelamiento de los mecanismos detrás de lo sobrenatural, poniéndole nombre y apellido a lo que hasta entonces era sugerido. Así, Sin señal termina siendo víctima de uno de los peores villanos del cine de terror de los últimos años. Villano que paradójicamente no está en la pantalla, sino en un guión dispuesto a explicarlo todo.
Sobre la ignorancia y lo que no se muestra es en donde "Sin Señal" (Argentina, 2014) de David Sofia potencia la fuerza de su relato. Una historia simple pero que a medida que avanza se complejiza y se diversifica. Al igual que la serie de ficciones iniciadas con "The Blair Witch Project" la cámara funcionará como testigo de algo que nunca se termina de decir, y mucho menos, mostrar. Un grupo de jóvenes realizadores se adentraran en una isla llamada “El Faro Rojo” para poder desentrañar el misterio oculto en una civilización ancestral que utilizó ese espacio como lugar de destierro. En ese aislado lugar, en el que durante algunos días estarán filmando una película y además el backstage de la misma, es en donde de repente se desnudarán algunas miserias de la convivencia y el trajinar. Todo se complicará cuando la cámara principal no funcione y el documental pase a ser la película principal. Y más aun cuando el sonidista desaparezca misteriosamente del grupo. Al estilo de “Diez Indiecitos” de Agatha Christie, los miembros, que de un idílico comienzo pasarán a una desesperada búsqueda, comenzarán a desaparecer uno a uno en la inmensidad de la oscura y silenciosa noche. Todos comienzan a sospechar de los otros y en esa sospecha eterna es que "Sin Señal" fundamentará su razón de ser. Sofia trabaja con el artificio de la cámara en mano y en movimiento para fijar en el espectador el verosímil del género, necesario para mantener el interés en la historia. Además recurrirá a la imagen generada a través de cámaras infrarrojas y a la estática o cortes abruptos para seguir fijando la idea de naturalidad en la historia. Los personajes respetan la estructura clásica de este tipo de filmes, así habrá una mujer débil en contraste con una fuerte, lo mismo con los hombres, y un líder que comenzará a verse desorientado ante las desapariciones físicas de sus compañeros. A nivel actoral, si bien la idea era la de poder de alguna manera reflejar la naturalidad para poder así completar la idea de “documental”, por algunos momentos hay cierto artificio en la interpretación de ciertos diálogos que denotan el previo armado de las escenas. Un giro hacia el final revelara un aspecto no imaginado, que si bien marca la inflexión necesaria de punto de giro, también podría haberse solucionado de otra manera. Filme de género, con una facturación y calidad acorde al tipo especifico de relato, "Sin Señal" logra su cometido, mas allá de algunos olvidos en la trama y la resolución simple del conflicto. A veces, solo a veces, la sugerencia puede decir mucho más que la explicitación determinante de algo que no hacía falta profundizar.
(Anexo de crítica) El cine argentino se va animando poco a poco a meterse en diferentes géneros, y el de terror últimamente viene siendo uno de los preferidos a la hora de explorar qué se puede hacer con la cámara. Y es en este caso que David Sofía dirige la primera película argentina que se puede encasillar dentro del subgénero found footage, aquel que se dio a conocer con la película “El Proyecto Blair Witch”. “Sin Señal” es un falso documental sobre un rodaje de otro documental, en una misteriosa isla a la que se llega con un interés antropológico pero luego se quedan por algo más. Porque empiezan a pasar cosas raras a la que de a poco ya no le van encontrando explicación posible. El objetivo principal: nunca apagar la cámara, seguir filmando pase lo que pase. A partir de una simple premisa, la llegada de un grupo de personas a un lugar aparentemente maldito, es que la película desarrolla diferentes climas entre el suspenso y el terror que juegan con las emociones de sus protagonistas y, claro, de su espectador. El film logra expresar una buena dosis de tensión, que mantienen a uno alerta, y el juego entre ficción y realidad funciona hasta su final. Si bien este subgénero está hoy en día explotado hasta el hartazgo (especialmente en Estados Unidos) para nuestro país esta película termina siendo una bocanada de aire fresco, algo distinto. Sin sorprender demasiado, no deja de ser original para nuestra industria y aunque sus ideas y recursos sean muy básicos dentro del found footage (al ser siempre un punto de vista subjetivo hay mucho fuera de campo, movimientos de cámara bruscos y encuadres extraños que simulan ser improvisados), éstos están muy bien manejados y logran su eficacia. Hay un conocimiento del formato que está muy bien aplicado. Resumiendo, “Sin Señal” es una experiencia imprescindible para los fanáticos del género. No es un film excelente, pues además de, como señalé antes, optar por recursos muy típicos de este subgénero es verdad también que la resolución no está a la altura del resto del film. Aunque los créditos finales se merecen mención aparte, no sólo porque nos relatan casi una nueva historia, sino que el modo en que está representado, especialmente desde lo visual, es muy bello.