Un documental netamente combatiente, dedicado en especial a los militantes de los partidos de izquierda que defendieron despidos y protagonizaron tomas, que busca demostrar que el crecimiento de la insudria automotriz oculta injusticias.
Las cosas cambiaron Viaje al centro de la producción (2015) es un documental indispensable para entender una etapa que comenzó hace más de diez años y que ahora está llegando a su final. Damián Finvarb (director de La crisis causó 2 nuevas muertes) y Ariel Borenstein realizan un trabajo fenomenal y, en menos de una hora y media, logran dar un pantallazo sobre una de las industrias que tuvo como caballito de batalla el kirchnerismo. Los primeros minutos de Viaje al centro de la producción son como una montaña rusa. Comienza con un informe de la CNN donde se anuncia el salvataje de General Motors por parte del gobierno estadounidense. Luego vemos a los directivos de FIAT paseándose por la fábrica de Chrysler como los flamantes nuevos dueños. En menos de cinco minutos vemos cómo las tres gigantes empresas automotoras estadounidenses quebraron por la creciente producción china. Con el tiempo justo para procesar esta información, aparece en pantalla una publicidad de Chrysler donde se anuncia su nuevo modelo. El interlocutor no es otro que Bob Dylan y, mientras suena de fondo Things have changed, habla sobre la imposibilidad de importar el orgullo americano, el principal ingrediente en la construcción de un automóvil. A continuación nuestra presidente baila en una fábrica de Ford al compás de los cánticos de los operarios y les dice que tienen que estar agradecidos por tener trabajo. En los ochenta minutos restantes Damián Finvarb y Ariel Borenstein explican las consecuencias que hubo en el país de un crecimiento como pocas veces se había visto en la región. De esta manera no dejan resquicio y cubren las distintas aristas de un fenómeno que es digno de estudio para comprender la crisis que está ocurriendo hace más de dos años. Los directores de En obra (2013), vuelven a codirigir y entregan un documental que se nutre de estadísticas, la debilidad de nuestra presidente que a la hora de sus discursos deja una estela de frases que ocultan entre otras el costo de bajar los tiempos de producción para generar más ganancias. Finvard y Borenstein dejan caer el velo del discurso político y empresarial para mostrar la lucha obrera y la complicidad que existen entre los distintos actores. La prolija edición y la calidad de los distintos entrevistados hacen de Viaje al centro de la producción un documental imprescindible para comprender cómo cambiaron las cosas en esta última década.
La industria automotriz en la era kirchnerista Resurgimiento, apogeo y caída. Así podría definirse este documental de Ariel Borenstein y Damián Finvarb (director de La crisis causó dos nuevas muertes) sobre la industria automotriz en la era kirchnerista. La película arranca con imágenes de una de las ferias organizadas hace no demasiado tiempo para celebrar los éxitos y el esplendor del por entonces pujante sector y cierra con registros in situ del duro conflicto gremial por los despidos en la autopartista Gestamp. Más allá de la clara postura ideológica de los realizadores en favor de los delegados de izquierda y en contra de la burocracia sindical, se trata de un registro contundente y esclarecedor sobre los vaivenes de una industria esencial de la ciclotímica economía (sociedad) argentina.
La heroicidad de las bases. En Argentina el deterioro de la distribución de la riqueza se fue profundizando a lo largo de un periplo que comenzó con el tercer gobierno peronista, atravesó la dictadura genocida y los primeros años de democracia, y alcanzó su solidificación durante el menemismo y el kirchnerismo. Los sueldos de la industria automotriz pasaron de superar el 40% de la torta total del rubro en el auge del proceso de sustitución de importaciones (iniciado por Arturo Frondizi durante su presidencia) al mísero 4% de la actualidad (en medio de un contexto caracterizado por una precarización laboral amparada por el estado y un abandono de los trabajadores por parte de sindicatos controlados por una burocracia hueca y muy cobarde).
Los discursos y sus grietas Fue probablemente Karl Marx, con El capital, quien primero entendió de manera cabal que muchas veces la mejor manera de plantar bandera frente a una posición contraria determinada es analizar y exponer cómo está construido su discurso, cómo monta sus estructuras de dominación y las contradicciones que oculta o incluso evidencia. Otro que entendió esto muy bien fue Edward R. Murrow, que hizo un trabajo de demolición argumentativo con Joseph McCarthy, utilizando sus discursos para que se les volviera en contra, tal como está reflejado en Buenas noches, y buena suerte. Lo mismo se puede decir de los directores Damián Finvarb y Ariel Borenstein al analizar Viaje al centro de la producción. El documental aborda el ámbito de la producción automotriz argentina -uno de los sectores que de acuerdo a sus altas y bajas marca el pulso del país- y es en su primera parte, donde analiza puntillosamente pero sin resignar potencia y capacidad didáctica todo el campo de fuerzas, donde adquiere mayor interés. Allí tenemos una narración equilibrada, que no necesita bajar línea bruscamente y que recurre a cifras muy específicas para ir detallando las distintas etapas de crecimiento o decrecimiento de la industria, pero también para detallar quiénes son los diferentes actores sociales, políticos y económicos involucrados. Ahí es donde aparece la inteligencia para darle voz no sólo a los trabajadores, sino también a los políticos y empresarios. Esta decisión, para nada ingenua, pone al desnudo a algunos protagonistas, los deja en ridículo cuando queda a la vista -muy a la vista- sus contradicciones, ambiciones, intereses y miserias. No deja de ser bello -por lo verdadero, porque como decía el poeta John Keats, “la belleza es la verdad, la verdad es belleza, esto es todo… lo que necesitas saber”- ver a los ejecutivos sólo preocupados por facturar del modo que sea y enorgullecerse por eso en eventos como El Salón del Automóvil; al sindicalista Ricardo Pignanelli ubicándose del otro lado del mostrador y atacando a los trabajadores a los que debería defender; y a la Presidente de la Nación, en un discurso sumamente sincero, dejando en claro que para ella, cuando los trabajadores -según su criterio- están bien, no deberían protestar y lo mejor sería que se callaran la boca, no sea cosa que la situación se les complique. Belleza, pura belleza en imágenes. Sin embargo, en su segunda parte, donde se concentra en las medidas de protesta de los trabajadores, es decir, en el avance del conflicto antes planteado, Viaje al centro de la producción pierde sutileza y se pone sentenciosa, como evidenciando que no le cuesta construir otro al que enfrentarse pero sí hilvanar una identidad propia, sin subrayados. Esto se puede vincular con un problema de larga data del cine político de izquierda en la Argentina, pero también con todas las expresiones lingüísticas de la izquierda y hasta con todo el lenguaje político argentino en general, en todas sus vertientes ideológicas: la excesiva preocupación por sostenerse a partir del enfrentamiento con un enemigo en vez de edificar algo propio. Aún así, no deja de ser una película muy interesante en su retrato de aspectos que están escondidos pero también a la vista, naturalizados o directamente aceptados, para exponerlos en sus niveles de violencia y ponerlos en crisis.
Una moneda, dos caras Muchos subestiman el poder del cine documental. ¿Lo desestiman porque no es entretenimiento o porque puede causar molestia si la denuncia llega y mete ruido? Ya los Lumière participaron de esta discusión al no querer negociar con Edison la venta de sus proyectores, pues ellos decían que el cine no debería estar al servicio del entretenimiento sino del arte y dedicarse al retrato mecánico de la realidad. Hasta dónde puede llevar la relación al nombrar a estos padres de la cinematografía y el documental al que hace referecia esta crónica, si fueron los Lumière los que retrataron a los obreros saliendo de una fábrica. El mismo Chaplin en su película "Tiempos Modernos", también se involucra con la cuestión obrera y la producción en serie, un contándolo con humor pero dejando en claro la seriedad del problema. Luego de esta introducción, destacar que por más que lo que vayamos a ver sea un registro de la realidad, el retrato posee un recorte, un ángulo de visión; en este caso, son los obreros mismos los que quieren dejar en claro que ellos quieren trabajar y no hacer política. Denuncian que los gremios tradicionales no se preocupan por su problemática sino por conservar sus lugares de/junto al poder. Todavía hay más, la mayoría de los delegados y los obreros pertenecen a nuevas vertientes de organización obrera y son combatidos por los tradicionales que ven amenazadas sus posibilidades de conservar el mando y proteger sus intereses. produccion_1_ew Damián Finvarb y Ariel Borenstein, los directores, buscarán desentrañar el desafío de los nuevos sindicalistas poniendo en evidencia que muchas veces el poder de turno tiene un relato y detrás del mostrador, los papeles son otros. Se mostrarán las contradicciones de empresarios que ponen por encima de todo la producción, la división del sindicalismo -entre los que están a la derecha y a la izquierda del poder-, y los funcionarios, desde la presidencia hacia abajo, incluso el uso de la fuerza pública para desalojo de protestas con argumentos poco claros. Si bien la película es un conjunto de reportajes realizados especialmente, tomas de discursos, imágenes de televisión/internet sobre las protestas, negociaciones, es interesante cómo está montado y hay algunas tomas que hacen que esto no sea un collage improvisado sino que tiene un hilo conductor sólido para contar su verdad. Está estructurado en dos partes con una introducción que planta el documental en una situación mundial determinada y el impacto de la globalización: "La Cadena de Producción" : donde se quiere mostrar lo que hasta 2012 fue la industria automotriz en la Argentina y un detalle sutil e irónico donde la Presidenta Cristina Fernández, hace un lanzamiento de una línea de producción con el logo de Ford a sus espaldas. produccion_2_ew Muchos sabemos del modelo de producción fordista y que los obreros deben cumplir ciertos estándares para llegar a metas de producción sin importar las condiciones de trabajo. Todo esto frente a la Juventud Sindical. A partir de allí, se comparará el modelo de producción actual con el de épocas anteriores, y comenzarán a plantear sus posiciones: los empresarios, los funcionarios, investigadores y... los obreros. "La Cadena en Tensión": desmantelará las medias verdades de la primera parte y pasará por todas las protestas de autopartistas que al ser multinacionales, son obligadas a efectuar recortes y donde el hilo se corta por lo más delgado. La medida de fuerza con más minutos es la de la fábrica Gestamp, que se muestra desde afuera, en el acampe de los trabajadores, las negociaciones y el adentro, que sorprende. Esta es la tercera película de Finvarb en el género documental. La primera fue "La Crisis Causó Dos Nuevas Muertes" codirigida por Patricio Escobar (época del gobierno de Kirchner y Grupo Clarín como aliados); La segunda, con la misma dupla para la realización, Finvarb-Borenstein, de 2013, es "En Obra" sobre el caso de Carlos Fuentealba, que relata otra crisis del poder y el sindicalismo. En mi opinión, es bueno aprovechar para verla en el cine, ya que se presenta desde hoy en el Espacio INCAA km0, el cine Gaumont, pues es una manera de enterarse sobre lo que ni los políticos, ni los medios, ni los dirigentes sindicales quieren mostrar y menos en un año electoral (muchas caras conocidas que se presentan en campaña), con la advertencia de que hay una posición tomada, que uno puede compartir o no, pero que es parte del rompecabezas para entender la realidad nacional y sacar las propias conclusiones.
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Obreros al volante En una propuesta con pocos antecedentes, Viaje al centro de la producción es un documental que indaga acerca de varios aspectos relacionados de la industria del automotor en la Argentina, actividad considerada uno de los pilares del crecimiento de esta gestión de gobierno. El film de Damián Finvarb y Ariel Borenstein, en principio, analiza con muestras, eventos, discursos y testimonios del sector, las relaciones entre empresas, autopartistas, sindicatos y trabajadores, entre otros factores. Una primera parte algo intrincada y acotada, no muy atrayente para aquellos que no tienen interés en las problemáticas del negocio automotor. Pero luego el film se encamina decididamente en otra dirección cuando se aboca a registrar la toma de la fábrica Gestamp, a manos de un grupo de obreros especializados. Una situación muy conflictiva que se extendió más allá de los plazos imaginados, y en la que tuvo que intervenir el gobierno nacional para destrabar el enfrentamiento. Finvarb y Borenstein habían codirigido En obra, documental sobre Carlos Fuentealba, el docente asesinado en Neuquén, y aquí ambos se internan en una industria que en los últimos años comenzó a retroceder luego de una primera etapa floreciente. El segundo segmento mencionado es el más interesante y revelador, dentro un film muy específico que tanto puede atraer como dejar indiferente.