Inés, Justo y Gerardo conforman un grupo nacionalista para derrocar al gobierno de Chile en los años 70 y desde ahí se desprende otro impulso ¿en qué están hoy los que lucharon violentamente contra Salvador Allende? La respuesta empieza a vislumbrarse cuando Gerardo reaparece en las vidas de los otros dos personajes para obligarlos a revisar un pasado que se empeñaron décadas en olvidar. Una historia atravesada por el crimen y deslealtades desde donde construyeron su presente. Y también el amor, ese que nunca más se vivió con enorme intensidad o que quizá mutó hacia otra cosa. Las cicatrices de los dolores y de las alegrías de estos personajes se rebelan en distintos niveles a lo largo del film y aunque por momentos la historia llama a la confusión no por ello pierde su fuerza y su emotividad. El director Andrés Wood ( Machuca, La buena vida, Violeta se fue a los cielos) siguió puntillosamente el camino de esos hombres y mujeres pertenecientes al grupo político que dirige la sedición contra el gobierno y así la violencia se entrelaza con encuentros y desencuentros que hablan de la pasión que permite a sus tres agónicos personajes poseer una mirada idealizada del pasado, aunque no estén dispuestos a reconocerlo. Con un impecable reparto encabezado por Mercedes Morán, este thriller político va así mostrando lo más secreto de esos años oscuros en los que la violencia era una presencia cotidiana en un país convulsionado.
Marilou y Philippe forman un matrimonio de mediana edad que acaba de jubilarse de sus respectivos y -según ellos- monótonos trabajos y desean poder realizar un sueño que acarician desde hace mucho tiempo: vivir el resto de sus días bajo el sol de Portugal. Esta idea va tomando día a día más cuerpo aunque una serie de alocadas circunstancias aplazan una y otra vez ese fervoroso deseo. Una hija con problemas matrimoniales, un par de pequeños y traviesos nietos, un hijo músico que llega desde el extranjero hasta la casa del matrimonio con una imprevista revelación y la anciana madre de Philippe, quien siempre amenaza con jugar con su salud, son algunos inconvenientes que los probables viajeros deberán soportar muy estoicamente. Así, entre cotidianas y divertidas desventuras, la pareja tratará de solucionar todos los inconvenientes que se les cruzan en el camino, ya que Portugal, según ellos, los espera con los brazos abiertos. El director Fabrice Bracq logró con todo este caudal de elementos realizar una comedia que, muy al estilo francés, une las desventuras de su pareja protagónica con acertados toques de humor, lo que convierten al film en una divertida serie de equívocos de los que no faltan cierta calidez y un inesperado final. Michéle Laroque y Thierry Lhermitte supieron sacar buen partido de su retrato de ese matrimonio que sueña con huir de su larga rutina.
Almanza es un pequeño asentamiento ubicado entre las montañas y el mar donde residen los pobladores más australes del mundo. Uno de ellos se niega a que sus hijos, los únicos niños de la zona, vayan a una escuela de otro pueblo y reclama un digno espacio de estudio en su propia tierra, mientras que otro convive solitario mientras aguarda la llegada de un hijo al que nunca crio. Además de este par de personajes fueguinos, recorren este documental, dirigido con calidez y con una cámara atenta por Juan Pablo Lattanzi y Maayan Feldman, otros pobladores que narran sus cotidianas vivencias en ese remoto y casi desconocido lugar en el mundo.
Cuando un malvado pone al mundo en peligro, Lance Sterling, el mejor superespía del mundo, decide asociarse con Walter, un adolescente capaz de inventar los artefactos más extraños para luchar contra el crimen. El objetivo de ambos es destruir el poder de ese siniestro asesino dispuesto a apoderarse de todo ser viviente de la Tierra, y así ambos pondrá en juego un astuto plan: Walter convertirá a Lance en paloma y el dúo comenzará a vivir una serie de aventuras y desventuras en las que, como en las historias de James Bond, veloces autos y complicadas fórmulas que fijan sus ojos en los malos de turno convierten a este dibujo animado en un sabroso plato lleno de acción y de suspenso. En su debut como directores, Nick Bruno y Troy Quane apostaron a llevar a la pantalla una fórmula en la que nada falta para entretener a grandes y a chicos. Desde el momento en que aparece en escena el valiente espía hasta su sociedad y amistad con ese Walter al que le faltan habilidades sociales (que compensa con gran inteligencia e inventiva), la trama no desfallece hasta un inesperado final. El film, presentado tanto con subtítulos como hablado en español, posee en el diseño de sus personajes y en los lugares que ellos recorren una gran calidad, apoyada por una música que realza la tarea de ese espía y de su compañero de alocadas andanzas.
En un taller barrial un grupo de jóvenes, la mayoría de ellos con síndrome de Down, se dedica con pasión a la pintura. La directora Josefina Recio sigue con su atenta cámara el día a día de esos protagonistas, que descubren en cada pincelada sobre la tela la necesidad de ser libres, expresar sus deseos, temores y creencias en un mundo que los atenaza, muchas veces negándoles su interioridad y, al mismo tiempo, les deja lugar para sus sueños y para comprender a quienes se encuentran a su lado. En contraposición a los cuadros surrealistas que suelen pintar buena parte de los integrantes del taller, el grupo deja lugar para la risa y para la ternura.
Cuatro travesías épicas realizadas entre 1931 y 1955, entre ellas la primera vuelta al mundo en solitario atravesando el temible Cabo de Hornos, elevaron a Vito Dumas al Olimpo de los ídolos populares. El novel director Rodolfo Petriz logró un documental tan cálido como poético en torno de la figura de ese navegante que siempre tuvo como ardiente fijación recorrer todos los mares del mundo junto a su soledad. Recortes de diarios, revistas, fragmentos de noticieros y recuerdos de sus familiares y amigos van pautándola larga trayectoria de ese Vito Dumas que integró, sin duda, la galería de los nombres más importantes del deporte argentino.
En un pequeño pueblo del sur de Francia el matrimonio compuesto por Gilbert y Simone vive una cotidiana y conflictiva relación. El enfado permanente del marido, la falta de dinero de ambos y la partida de Etienne, vecino y amante de la mujer, empujan a esta a abandonar su hogar en el preciso momento en que llega a la casa el adolescente nieto de la pareja, quien había estado alejado mucho tiempo de sus abuelos. Es entonces cuando Gilbert se da cuenta de que está dispuesto a todo teniendo como sostén a ese muchachito, quien, en principio, se siente incómodo frente a la relación de esos tres personajes que lo rodean continuamente. Sobre la base de este entramado por momentos delirante, el director José Alcala construyó una sutil y entretenida comedia que oscila entre el amor y la necesidad de salir adelante frente a cualquier contingencia que perturbe a esos seres en conflicto. El realizador no se conformó sólo con relatar las peripecias de sus protagonistas sino también hizo blanco en el hundimiento de una sociedad que, a cada paso, halla sus materiales para reinventarse en sus vidas cotidianas. El terceto protagónico compuesto por Daniel Auteuil, Catherine Frot y Bernard Le Coq supo imponer gran calidad a sus nada fáciles papeles, en tanto que una pegadiza música y una impecable fotografía apoyaron esta entretenida y pensante historia.
María y Daniel tienen más de 40 años, llevan ocho de casados y no han podido cumplir su sueño de ser padres. Como última solución a su desconsuelo la pareja comienza a realizar los trámites de adopción y viaja a una ciudad del norte argentino para continuar con ese proceso. Ambos llegan a ese lugar y una asistente social los acompaña para iniciar el período de vinculación, pero en ese encuentro tan esperado y deseado las cosas no suceden como ellos lo soñaban. Mientras aguarda hallar alguna solución a su problema el matrimonio se aloja en un hotel para, al día siguiente, retornar a su hogar. Durante esa larga noche la pareja comparte sus dudas, sus miedos y sus ilusiones mientras una lluvia incesante sirve de telón de fondo a su rota ilusión. El director Maximiliano González realizó con esta historia el último largometraje de la trilogía que inició con los films La soledad y La guayaba, donde el hilo narrativo es la problemática social de las mujeres en la provincia de Misiones. Como en sus anteriores producciones, Lejos de Pekín habla de la soledad de esa pareja que parecía tenerlo todo, menos lo que más deseaba: un hijo. Elena Roger y Javier Drolas aportaron enorme calidad en sus actuaciones al componer a ese matrimonio en busca de la felicidad, mientras que una impecable fotografía subraya esta trama tan tierna como emocionante.
Yolanda es una joven que transita la noche entre delincuentes y proxenetas. Deseosa de hacer dinero, contrata a dos muchachas para cometer un fabuloso robo. Sus secuaces son más hábiles de lo que imaginaba, y junto a ellas termina adueñándose además de un cargamento de droga. En medio de estas andanzas, otra mujer las perseguirá para recuperar tanto la droga como el dinero. Con estos alocados elementos el director Matías Szulanski salió airoso de su propósito de realizar una historia bizarra que remite a la ingenuidad y a la forma de aquellas antiguas películas que transitaban entre el crimen y la comedia.
En un pequeño pueblo, los padres amenazan a sus hijos con la leyenda del Patalarga para no ser molestados a la hora de la siesta. Sin embargo Teto, Maru y Ramón, un audaz trío de adolescentes, comenzarán a investigar la existencia de ese extraño ser y descubrirán que se trata de alguien que debió esconderse de la vista de los demás por su extravagante apariencia y que posee un corazón bondadoso. El grupo pondrá a descubierto las maldades del intendente del pueblo y se ganará el afecto de los vecinos. Con esta tierna historia, la directora Mercedes Moreira elaboró un film animado que habla de amistad y de comprensión a partir de esos tiernos personajes.