Cine.ar: "Bernarda es la patria" de Diego Schipani: un documental que es un hallazgo. Entre el 10 y el 17 de julio se va a poder ver este documental de Diego Schipani producido y escrito en conjunto con Albertina Carri, y protagonizado por Willy Lemos. Quería contar que se suscitó en algún posteo por allí en facebook un confusión llamativa con respecto al título de "Bernarda es la patria". El error en un flyer le agregaba a la frase un "no" que cambia sin duda el sentido de esta Bernarda lorquiana, argentina en work in process, gay, queer y memoriosa del universo ochentoso que recupera el film de Diego Schipani. Una "Bernarda no es la patria" no es lo mismo que un "Bernarda es la patria". La alusión, claro, tiene que ver con esa joya del teatro español que es La casa de Bernarda Alba. Y aunque pareciera caerse en un juego de palabras es central para entender el documental: "La patria es Bernarda, la que nos encierra a todas y de la que se puede salir solo con el amor, nada más, pero por un amor por el que hay que luchar. Un amor que aparece fragmentado como un vitral." ese comentario dicho así por el poeta Fernando Noy, a modo de conclusión de una prueba de actores es el centro de ese sentido de "Bernarda es la patria". La puesta de la obra de Garcia Lorca, asesinado por el Franquismo por homosexual y artista, es planificada en el film con actores travestidos en un fluir de géneros y una ruptura con aquella encerrona original que el propio Lorca definía como teatro fotográfico. ¿Qué cosa es salir del closet sino salir del encierro que suponen las reglas desplegadas por la patria.? El estreno en Buenos Aires casi 10 años más tarde (1945) del estreno en España (1936) de La casa de Bernarda Alba se debió a la actriz Margarita Xirgu, nombre del teatro en el que se prepara esta obra del film de Schipani, 75 años despúes y espacio del debut del propio Willy Lemos. Un círculo perfecto. La película se propone de algún modo como ese vitral amoroso. En que un actor de larga trayectoria en la escena under de Buenos Aires (Mirá tambien la nota que hicimos con Willy Lemos), pero también en el teatro y en el cine, viene a convertirse en centro, alrededor del cual fragmentos amorosos de sus amigos de adolescencia, de recuerdos de las razzias y los peligros de "vestirse de mujer" aún en el comienzo de la democracia, el abuso del padre (inteligentemente contado de a retazos), las sesiones de maquillajes, el relato de los amores, los ensayos de su personaje. La imbricación entre la cultura under, popular, perseguida y la alta cultura teatral (lorquiana eso si), es bien actual. Las pruebas de actores con Farace, Noy, Veronica Llinas y Lemos como evaluadores es un acierto y en muchos casos esos encuentros funcionan como nudos del sentido del documental. El comienzo con testimonios a cámara de Vanessa Show, Fernando Noy, Mosquito Sancinetto, Mario Filgueira, y otros protagonistas de aquella escena del under de Buenos Aires, historiada ya en las vidas del Parakultural o de Cemento, sirve como punta de lanza en un relato que promete una convención pero que enseguida rompe hacia el lugar de una obra en proceso, tal cual la misma obra que se prepara y ensaya en el Margarita Xirgu y el propio documental con una larga historia de producción y cambios de rumbo, tal cual dice el propio Lemos. Willy es un espectáculo en sí mismo y ésta es la película que finalmente lo eleva al lugar que se merece. Mirá tambien la nota que hicimos con Willy Lemos
El gesto que hace la realizadora chilena María Paz Gonzalez al pasar del documental a la ficción no es un gesto de mero cambio de registro. En aquella hermosa road movie documental que era Hija (2011) y que hace poco volvió a programar el Festival Construir Cine, encaraba la búsqueda de la familia de su madre, recorriendo en su auto un territorio a la vez geográfico y subjetivo. - Publicidad - En Lina de Lima, que se estrena hoy en la plataforma argentina Cine.ar, construye desde el universo ficcional la pintura de una mujer fantástica. Lina es peruana, trabaja como empleada domestica de una familia acomodada de Santiago de Chile. Se aproxima Navidad y prepara su viaje a Lima para ver a su hijo. Mientras, tiene la tarea de controlar la construcción de una piscina en la casa de un barrio rico de la ciudad. El primer acierto de González es haber elegido a para el protagónico a Magaly Solier, la actriz más conocida del Perú (La teta asustada) por su encanto, mezcla de picardía e ingenuidad logra dar con un personaje encantador; el segundo acierto es ponerla a cantar en situaciones que irrumpen la historia reforzando desde otro lugar sentimientos o ideas y apelando a una musicalidad propia de la canción popular peruana, boleros o cumbias especialmente compuestas para la película. Así, una primer villancico dedicado a la mujer peruana que regresan a sus tierras de lugares lejanos, otra dedicada a la separación de una madre, otra más festiva y sensual con un cuerpo de bailarines que pone también atención sobre los deseos sexuales. Desdichas amorosas que aparecen por allí en un dolor que en verdad Lina lleva consigo pero que tiene más que ver con el desarraigo, y con la desigualdad que se muestra como una regla del intercambio, presente ahí en los regalos que compra en las tiendas y simbolizada mas aún por la camiseta del Barcelona, “es la oficial? le pregunta su hijo. ¿Qué hace en esas tierras Lina cuando sus raíces se le enrollan en el cuerpo? marca . La migración peruana se encuentra con la migración africana y allí construirá una historia solidaria antes que amorosa. La estructura de Lina de Lima está, basada en situaciones que se ligan a través de marcadas elipsis, entre ellas y los momentos musicales que mencionaba la relación es generosa, festiva a la vez que crítica, melancólica y realista, hay un lugar deseado que es el que habita la familia (Lima) y el lugar donde es obligación quedarse para hacerse cargo de una falta cometida. Con esos dilemas la película gana fuerza poética y fundamentalmente funciona como un ejemplo de la desigualdad social de nuestros países. Por allí aparece Edgardo Castro en el rol de hombre furtivo que conoce en tinder, seguramente por la coproducción con Argentina a través de Gema Film. Lina de Lima es una delicada experiencia. No la dejen pasar. Jueves 2 y sábado 4 de julio en CineAr TV Del 3 al 10 de julio disponible en CINEAR PLAY
Este nuevo documental de Pablo Coronel, antes que nada, resulta una excepcional compendio de bandas, geografías e ideas culturales, desde Portugal hasta Filipinas, desde Bolivia hasta Japón la música que llevan estos argentinos hace bailar a todos. - Publicidad - El camino que emprende la banda, también equipo de filmación, asocia aquello de “Alguien te va cantando, cumbia que vas de ronda, canto de amor que nace del corazón,y gira por la noche tu mágica canción.” Letra de la canción de cumbia mexicana de Carmen Rivero a cuyo título alude. Si la cumbia se va de ronda lo hace con entusiasmo y vitalidad, cosa que el documental contagia desde el primer momento sin esconder su intención de diversidad o de deriva. Yendo hacia donde los pies manden allá irán en busca de la comprobación de una tesis: que todo el mundo puede disfrutar de este género musical que el mismo director había historiado en la extraordinaria Cumbia la reina vista cinco años atras en el BAFICI. Cumbia que te vas de ronda debería verse después de Cumbia la reina, si esta funciona a modo de introducción historica, la otra resulta una mirada sobre el presente y el futuro de este tipo musical. Es que, a modo de segunda parte de aquella película, acá el plan es otro: lanzar la música a la gente y ver qué pasa, registrar reacciones e improvisar mezclas y sincretismos para experimentar lo que esta música viene haciendo desde tiempos inmemoriales: girar y mezclarse, no importa si en Japón o en Camboya, si en Bogotá o Buenos Aires. La voz del propio Coronel plantea la hipótesis de la película, y será la que saque conclusiones finales cuando la película termine. En el fondo es pura fiesta. En cada lugar irán apareciendo los pioneros (Los orientales o Los mirlos), las nuevas bandas (no se pierdan lo que pasa en Japón con Miny Crusaders), los híbridos (el hip hop cumbiero en Vietnam) y las profecías entusiastas: el siglo XXI va a ser de la cumbia. Tal vez sea asi: sueño de plaza y multitud por ahora en suspenso. Cumbia que te vas de ronda también es un film de viaje que abre una ventana fresca y curiosa sobre las maravillas del mundo.
Cuando una película empieza con “Habia una vez“, nada bueno puede resultar. Princesita no comienza así, lo hace con un “Cuentan que en las regiones australes nunca se había vivido un verano tan caluroso…” Un universo de la leyenda que intenta poner en funcionamiento, pero que ni siquiera la interesante animación inicial y esa voz over, pausada, extemporánea, de cuento bíblico va a salvarla. Ni a la introducción, ni a la película. Cierto exceso de literatura que seguirá con un tratamiento visual más cercano a la felicidad de la publicidad que, por supuesto, no tardará en pudrirse (algo que por otro lado el espectador espera). Siendo la felicidad la que se disuelve y no su estética publicitaria, parece radicar allí una falla central: una organización visual general que no acompaña la transformación psicológica o mental de toda la historia. Y una obviedad en el choque entre esa belleza y la terribilidad del abuso que, encima de todo, remarca y remarca la voz omnipresente, abundante y excesiva. - Publicidad - Qué mejor que ubicar esas patologías en el espacio de una secta: la película de Marialy Rivas, directora de Joven y alocada, está basada en una historia real, y se ubica en una secta, lógicamente radicada en algún lugar paradisíaco de las montañas de Chile y lógicamente también es manejada por un seductor y manipulador personaje que tiene bajo su ala a un grupo de niños, niñas y adolescentes. Tal vez sea digna de mencionar la finlandesa Midosommar, un fenómeno de las películas de sectas bastante actual. Una de esas niñas es Tamara, de 12 años, en pleno momento de cambio hacia la pubertad será la elegida para engendrar un hijo del líder, padre, mentor o protector. La voz de la niña toma la posta de la narración y será la encargada de ir guiando al espectador en su recorrido interno desde la percepción del protector al espanto de la violencia que finalmente se desatará. Princesita ya había tenido su estreno en 2018 en Buenos Aires, es una coproducción chileno-argentina-española y desde el jueves 11 de junio se puede ver por puentesdecine.com.ar. La película se involucra con un tema de por sí despreciable y de lo que el cine internacional tiene muchos ejemplos. La película se la puede aprecir desde esa intención, la de incorporar el tema del abuso infantil a un cine que no lo tiene. Sin embargo, tal como el tratamiento del femicidio, estos temas suelen relacionarse rápidamente con el trauma infantil, que deriva en la locura o la enfermedad del abusador y no en el acto delictivo con valor en sí. Naturaleza, religiosidad, amorosidad libre, comunidad y felicidad en la secta de Miguel conforman un nudo que hemos visto muchas veces en la historia en el cine. No faltará el sacrificio ni la liberación, ni la sensación de que detrás de los fuera de focos, los sonidos perturbadores y los bellos planos del paisaje exterior le falta algo de lo interior que la pelicula no termina de poder captar.
Bien se podría traducir Miragem como Milagro. Algo que sucede en estas noches pegajosas y húmedas de una Río de Janeiro mirada de soslayo y a oscuras, a través de la ventanilla o el espejo retrovisor de de un auto. El equívoco de la palabra no es más que uno de esos falsos amigos que los idiomas a veces regalan. - Publicidad - Sin embargo, en español miragem significa Espejismo y es el nuevo trabajo de Eryk Rocha, conocido aquí por Cinema Novo film documental sobre aquel movimiento del cine brasileño cuyo emblema fue y es Glauber Rocha, su padre. La intención de espejismo que Rocha reaviva en el sistema visual de Miragem, filmada en coproducción entre Argentina y Brasil, cruza todo lo visto como a través de un filtro, una ilusión óptica que bien podría hacer entender la situación del Brasil actual: ese infierno al que parece hacerle falta un milagro para que termine. Paulo es taxista, el dinero que hace va en gran parte a la empresa de taxis que lo contrata. El resto, lo guarda celosamente para pagar la cuota alimentaria de su hijo, tras una separación que se menciona como traumática. El milagro es el hijo, tal vez el espejismo también. Como en las películas de taxis (Todo en una noche de Mika Kaurismäki; Taxi Blues, de Pavel Lungin o Taxi-Teheran de Jafar Panahi) en el micro espacio del coche transcurren buena parte de los momentos: unos adolescentes borrachos, una pareja de turistas argentinos (Inés Estévez y Luis Ziembrowsky) en crisis económica, un empresario misterioso, una madre y su niño o una enfermera con la que entabla una relación amorosa; la extensión de ese taxi es la empresa o el bar, y sus compañeros taxistas que con alguna que otra voz desde la radio hacen un contacto crítico con la situación económica de esa ciudad rica y pobre, con los extremos más extremos que puedan imaginar. Rocha dice que esa ciudad es también protagonista del film, no la luminosa, brillante, soleada y divertida Rio sino la nocturna, pegajosa, lluviosa y amenazante que Paulo está obligado a transitar para poder mantener algo de la dignidad de un trabajo en peligro de extinción.
Lo Habrás Imaginado es un recomendado estreno argentino que este nuevo jueves de cuarentena llega a través de la plataforma cine.ar. La realizadora Chaya Miranda logra construir una película con muchos aciertos desplegando con inteligencia y sensibilidad uno de los temas que el cine nacional frecuenta muy poco, y no siempre con buenos resultados. - Publicidad - Ya desde el guión que es propio, Chaya Miranda se atreve a desarmar el entramado político, policial y judicial de la trata de niños y el abuso infantil logrando que las dos dimensiones que la película reúne, la intima y la política, logren fusionarse sin bajar linea, o sin construir un sistema de discursos prefijados. Tal vez el hecho de moverse, desde el comienzo, en el plano de las sugerencias y que el espectador tenga que ir deduciendo qué piezas encajan en ese rompecabezas en el que no todo es lo que parece, tenga mucho que ver en la fluidez narrativa que el film alcanza.Lo otro importante son los actores: sobre todo el tandem Portaluppi-Nuñez que funciona a la perfección, uno, un personaje más escondedor que el otro, y más oscuro, pero entre ambos logran momentos de diálogo realmente intensos, nunca obvios, tal vez los más atractivos. Ese investigador (Portaluppi), enamorado de una mujer asediada por sus fantasmas, se ve enfrentado a todo un sistema de poder en el que él a su vez está inscripto, logra momentos notables: como cuando llora desconsoladamente y dice que este país es una mierda. Aunque tiene momentos mas desencajados como la escena onírica entre Pasik y Lamas o algunas de las escenas sexuales del matrimonio, y algunas situaciones fueron demasiado rápidamente resueltas como el juicio, Lo habrás imaginado cuyo titulo alude a esa frase típica con la que los mayores cómplices contestan a los niños abusados, no mella el resultado general.
Un gallo aparece subrepticiamente, su ojo es amenazante. Símbolo masculino por excelencia, objeto de riñas ilegales y belicosidad salvaje, el ojo del gallo despierta a Romàn (Lautaro Delgado) de una siesta en esa casa abandonada que dejó su padre policía al morir y que habrá que vender pero “esta floja de papeles”. La casa guarda secretos en los que lo familiar se mezcla con el oscurantismo de la corrupción y la impunidad policial. Dos fotos colgadas en la pared informan al espectador que Romàn también es o fue en algún momento policía. - Publicidad - En su primer film de ficción, Herzog (Orquesta roja) se mueve en las aguas de lo no dicho o lo que está apenas sugerido, y además lo hace en el contexto de un pueblo de provincia, con sus casas bajas y los amplios panoramas que el diseño sonoro de Matías Sorokin refuerza con notas que refieren al western. En ese pueblo se produce la desaparición de una joven mujer, justifificada por un “se caen al río y se las puede tragar la represa” por uno de los personajes, el inquietante Alian Devetac (ojo con este actor). La tensión entre una cosa y otra es buscada. Román tiene un pasado doloroso del que no tenemos mucho conocimiento y un amor perdido que aparecerá en varias ocasiones en su delirio emocional. La amada se presenta fantasmàtica pero interactúa con èl (no lejos de la serie Riverside) convirtièndolo por algunos segundos en un ser feliz. Suponemos que esa será la motivación central que hace este recién llegado, con algo en el pasado que habrá que ir develando, husmee en pistas que se presentan, un grupo más de suposiciones que de certezas. Habrá que estar atentos a las señales, a los rasgos y los cambios de humor de los personajes, exterioridades a las que apela inteligentemente el realizador en la dirección de actores. Allí estará desplegada toda la violencia contenida que esta película contiene. La denuncia que se hace es desde una voz eminentemente masculina y es hacia las redes de trata de mujeres de las cuales forman parte las policías provinciales.
En realidad, podríamos empezar diciendo que esta película, antes que de su director, es de su actriz: una gigantesca Renée Zellweger en una actuación tan difícil como pronunciar su nombre. - Publicidad - Igual que en la reciente Stan y Ollie, el tiempo de la historia se concentra en la gira que Judy Garland hace por Inglaterra en 1968, hacia los últimos años de su vida. En pleno Brexit no parece un dato menor este acento puesto en estos finales de carreras de las estrellas del cine clásico de Hollywood buscando rememorar en el otro lado del océano un éxito ya ido y, sobre todo, recaudar los últimos dólares de sus carreras. Judy tiene una motivación especial: recuperar la tenencia de sus pequeños hijos, Lorna y a Joey hijos de su matrimonio con Sidney Luft. Sin casa y sin trabajo irá a buscar Judy en Inglaterra esa luz de esperanza. También en Rocketmann, biopic de Elton John que ve nacer al ídolo de la canción, Inglaterra es el escenario y también y la potencia está reservada en la actuación de sus protagonistas. Con algunos flashback hacia el plateau de filmación de El mago de Oz la película que la consagra, Judy que despliega una crítica feroz sobre esa maquinaria fagocitadora de actores y actrices niños, no es una gran película pero si es el marco correcto para que su actriz logre representar con enorme dignidad a icono de la pantalla que fue Judy Garland, joven todavía, pero con todo el aspecto de una mujer mayor, adicta a los barbitúricos desde pequeña, con alteraciones de sueño y de alimentación, dulce, perdida, maternal, irresponsable, que despliega toda su vitalidad solo en el escenario cuando canta las canciones de su repertorio, incluida la emotiva Somewhere over de window Hay que decirlo: con su cuerpo delgado, sus gestos contenidos siempre para agradar, pero que trasuntan un dolor antiguo y duradero, lindante pocas veces con la felicidad, esta Judy de Rene Zellweger, logra llegar a lo más alto del arcoiris, así que no se la pierdan.
Podría ser una película de postales, fotografías quietas de una de las ciudades más bellas del mundo, y a la que el cine argentino curiosamente nunca se atrevió. Venecia es la ciudad; Venezia, la película. El director es el cordobés Rodrigo Guerrero quien pasará a la historia de nuestro cine como el primero que logró filmar integramente en La Serenísima. - Publicidad - El misterioso deambular de su personaje hace que el espectador ingrese al film a través de una pregunta: qué hace esa joven argentina, moviéndose por las calles llenas de turistas con apenas algunas palabras en inglés y unas poca horas de llegada? La información que se retacea desde los primeros minutos va adquiriendo forma para entrar a un momento desconcertante. La locación se transforma en un espacio hostil y Sofía, sin demasiadas palabras ni explicación en algo parecido a un fantasma sin que nosotros sepamos muy bien por qué. El verdadero conflicto pasa por cómo la joven se va apropiando de la ciudad desde el dolor y la incertidumbre sin caer en lo obvio o en lo subrayado y en esa dirección la neblina permanente y la cámara prácticamente pegada a su cuerpo remarca esa deriva que lleva a Sofía a un lugar de libertad inesperado y por lo tanto a un lugar de autoconocimiento. Qué cosas siente Sofía o que y cómo toma sus decisiones será cuestión de interpretarlo. Venezia es una película interesante, Guerrero no se enamora del paisaje externo sino que muy inteligentemente privilegia el transcurrir interno de su criatura.
Estamos a 103 años de aquel 1917, penúltimo momento de la primera guerra global, cuando entraron en juego los repartos de territorios colonizados por las grandes potencias desde hacía, por lo menos, 200 años. - Publicidad - Una profusa filmografía, y lógicamente bibliografía media en este centenario. Grandes películas como Sin novedad en el frente (Milestone, 1930) La gran ilusión (Renoir 1936), Adiós a las armas (Vidor, Huston, 1957), Dr. Zhivago (Lean, 1965), Gallipoli (Weir, 1981). Cientas más. El jueves 30 de enero se estrena en Buenos Aires la que viene siendo la sorpresa de los últimos meses: 1917, de Sam Mendes realizada sobre guión propio y basado en las historias de su propio abuelo quien, como el protagonista, era un mensajero entre trinchera y trinchera. Ganadora de varios Golden Globe y aspirante al Oscar. En primer lugar hay que decir que la película de Mendes (Belleza americana) es una película formalmente virtuosa. Es el uso monumental del plano secuencia su elemento más evidente (recuerdan que hace 5 años discutíamos el valor de Birdman en relación también a su estructura de plano secuencia?) y, aunque él mismo reconoció que existen cortes imperceptibles, lo que termina siendo una sensación es la del plano continuo desde el minuto cero al 148, que provoca un gigantesco trompe l´oeil y un realismo extremo. Ese mismo recurso le da también su cuota de extrañeza, pero el seguimiento que hace la cámara de Roger Deakins es obsesivo: esos dos personajes deben cruzar las trincheras peligrosas de la linea Hindenburg, hecho histórico del retiro de los alemanes que dejaban a su paso un territorio devastado, corrían febrero y abril de ese año. Ojos cerrados en el comienzo, ojos cerrados en el final. Todo parece un sueño, pero la guerra es una pesadilla. No podemos dejar de pensar en eso mientras nos sumergimos hasta el tuétano en el campo de batalla que, no por humeante, oloroso, contrastante, mortal deja de ser bello como ese sublime que no podemos explicar. La motivación que mueve la historia resulta una vertiginosa carrera dirigida a salvar un ejercito de 1600 hombres que van directo a una trampa. Varios escenarios deben atravesar estos personajes: el túnel apretado lleno de ratas gordas como gatos, la ceniza blanquecina y los cráteres de agua pútrida, la campiña verde, los puentes deshechos sobre el río, las ciudades incendiadas con fuego en el horizonte y sombras amenazantes, las trincheras como avenidas ajustadas. Los alemanes raramente tienen cara y aparecen como si fueran personajes de algún videojuego. Eso sí son maliciosamente traicioneros y deben ser eliminados saltando todos los obstáculos. Hay un momento nocturna en una ciudad francesa destruida donde encuentra el soldado a la única mujer que aparece en la película, un bebé que la hace madre torna esa escena de una sensibilidad que roza el sentimentalismo. Pero como decía, la guerra es una pesadilla. La dirección de arte y la fotografía están en sintonía con esos pasajes acelerados que el espectador verá pasar con el ritmo de este gran montaje en plano que es 1917, que resulta la gran máquina que la película tiene para ofrecer. Un espectáculo que la pantalla grande ofrecerá con un esplendor seguramente único.