Abril 1987. ¿Quién fue el único héroe en este lío? podríamos preguntar con Patricio Rey. Momento crucial en la Democracia reciente. Toma del regimiento de Infantería de Campo de Mayo por un grupo de oficiales al mando del teniente Coronel Aldo Rico, solicitando acuerdo político para los militares implicados en la “Guerra contra la subversion”. - Publicidad - El único héroe de ese lío seguramente fue Ricardo Alfonsin, primer presidente de la Democracia moderna en Argentina, caracterizado en este documental como verdadero animal político. Es verdad que todos (o casi) recordamos qué cosa estábamos haciendo ese domingo de Pascua cuando el presidente Raul Alfonsin salió al balcón de la Casa Rosada y dijo que la sedición había terminado. Desde el Jueves Santo estos oficiales estaban atrincherados en Campo de Mayo. Mientras, del otro lado, en Plaza de Mayo, la gente salía a apoyar a la Democracia. Los medios de comunicación habían impuesto el lema “Democracia o Dictadura”. Sabemos el final de la historia, incluso sabemos más allá, sin embargo hay detalles que el último documental de Sergio Wolf se ocupa de narrar conjugando la trama política bien compleja de esos tiempos signados por una continuidad del espíritu dictatorial (habían pasado sólo algo más de tres años de las elecciones), y por el devenir político de un gobierno civil que reanudaba la democracia después de la Dictadura más feroz. El ensayo debía estar bien articulado. Había que juzgar y castigar a los responsables de esos años. La crisis de las fuerzas armadas, comenzada mucho tiempo antes, se había convertido en malestar concreto a partir de las citaciones para declarar y las condenas de oficiales del Ejército. Una trama nunca abordada por documental alguno en la que se incluye el accionar de la Side paralela de Enrique “Coti” Nosiglia, el papel del atrincheramiento del mayor Ernesto Barreiro en Córdoba y a partir de allí la idea de un pequeño grupo de oficiales de armar algo pequeño y controlado para llamar la atención del poder político y que fueran atendidos los reclamos de las fuerzas. Para eso necesitaban también una figura fuerte “una leyenda de la Guerra de Malvinas” Aldo Rico. “Quién es Aldo Rico?” Pregunta Alfonsin. La entrevista a Rico, lo hemos visto cientos de veces por TV, está aquí articulada con las otras a Jaunerena, Vila, Leopoldo Moreau, de tal manera que se enfrentan los puntos de vista de muchos de los hechos, casi todos, entre la versión política y la versión militar que representa Rico. Los discursos de Alfonsin, como aquel histórico en Plaza de Mayo cuando anuncia que toma la decisión de ir personalmente a Campo de Mayo para encontrarse con Rico y le pide a la gente que llenaba la plaza de a miles, que lo esperen porque va a volver con una solución. Esto no es un golpe devela algunos detalles desconocidos como la casa quinta que solía visitar Alfonsín en Chascomus, o la reunion entre Alfonsín y Rico, o la grabación a pedido del presidente con la cámara de canal 7 relatando los hechos que habían sucedido unos días antes y la proclamación de la ley de Obediencia Debida semanas después. El formato es el de un documental clásico, donde los hechos se exponen incluso con una voz (la del propio Wolf) mas bien monótona y sin excesos. Abandonando el suspenso y el efecto sorpresa que lo habían caracterizado, potencia el relato histórico con mucho material de archivo y registros actuales de los espacios en el que ocurrieron los hechos. Hacia el final un recurso gráfico cita el indulto de Menea y curiosamente no se menciona el gobierno de Néstor Kirchner que anula en el 2003 las leyes de Punto Final y Obediencia Debida impulsando el inicio de causas penales y la reapertura de procesos contra personas imputadas por estos crímenes. En la historia del período democrático más extenso que tuvo la Argentina la Semana Santa de 1987 es sin dudas un hito que puede leerse de muchas maneras, tal así como la historia, nunca congelada, nunca terminada, siempre viva y siempre útil para ser revisada. *Esta nota se publicó en ocasión de su exhibicion en el BAFICI 2018
La historia de la prostitución en Argentina, de abundante bibliografía y estudiosos, tiene ignotos vericuetos que vistos hoy a la luz de la trata de personas resultan entre espeluznantes e increíbles. Aun así, salvo la película de Tejblum estrenada en 2014, no hay muchos documentales que aborden el tema. Malka, una chica de la Zwi Migdal es un recordado documental de Walter Tejblum que se centraba en Malka Abraham, una de las victimas de la trata de blancas de la red Zwi Migdal que termina escapando de la red e instalando un burdel en Tucumán. - Publicidad - Impuros, se estrena el 15 de noviembre próximo en Malba y Gaumont, está dirigido por una dupla de realizadores, la argentina Florencia Mugica (Parir, La cáscara rota) y el mexicano Daniel Najenson, y aborda nuevamente el tema pero desde un modo más generalizado. Remates de mujeres a principios de siglo XX, en Buenos Aires y Rosario. Mayoristas de mujeres para los burdeles en los que se ofrecían tarifas reducidas, por ejemplo para policías o militares. La prostitución en Argentina, al menos la del siglo XX está relacionada claramente con la llegada de los inmigrantes a partir de 1870: primero arribaban los hombres, luego venían las familias, mientras tanto las mujeres eran explotadas sexualmente por rufianes franceses, judío. Impuros aporta enorme cantidad de datos y miradas específicamente de la comunidad judía: de 6000 mujeres judías que vivían en Buenos Aires entre fin de siglo XIX y 1910, la mitad estaban en condición de prostitución, traídas engañadas de Polonia o Tel Aviv. Libros de prostitutas con fotos casi a modo de prontuarios, descripción física, entradas y salidas de los prostíbulos cada 15 o 20 días, una rotación que aún hoy se realiza. Testimonio de historiadores como Rafael Ielpi autor de “Prostitucion y rufianismo”, o Sonia Sánchez, Ivette Trochon, Myrtha Schalom, coleccionistas de objetos como pulseras que marcaban los servicios, o fichas de cambio que eran de uso común ene estos espacios; una visita al edificio del prostíbulo Madame Safó en Rosario, verdadero museo tematico; los registros médicos de enfermedades venéreas. Muy interesante el capítulo dedicado al teatro Idish, espacio que reunía a a colectividad, a los decentes y a los “impuros”. Narrada desde la mirada del abolicionismo, la película conmueve por su poder de documentación pero fundamentalmente por su tesis central: la prostitución no es un trabajo, es violencia sobre el cuerpo de las mujeres, y más aún la idea de que la Argentina se construyó económicamente, en parte, sobre ese mercado.
Aunque parezca un exceso, nada sobra de los 139 minutos que se toma la documentalista María Augusta Ramos para narrar lo más crudo del proceso que durante meses denunció, atacó y socavó el gobierno de Dilma Rousseff y que finalmente logró su destitución el 31 de agosto del 2016. - Publicidad - En Brasilia, el palacio Legislativo de la República de Brasil se convierte en el espacio real y concreto, el único donde se desarrolla este trabajo de observación que con un riguroso montaje alterna planos solitarios del edificio de Niemeyer con las manifestaciones que en el exterior realizan tanto de los seguidores del PT como los opositores. A los primeros momentos tomados con un dron que sobrevuela los parques aledaños le siguen otros, en el interior, también con planos cenitales que registran las discusiones cuerpo a cuerpo en la cámara baja. “No habrá golpe, pelearemos”; “Fora Dilma”; “Que salte el que quiera a Lula en la cárcel”; ” Dilma Guerrera de la patria brasilera” el conjunto de cánticos de uno y otro lado volverán a aparecer a lo largo de todo el filme. El documental es febril en las tomas de las actividades de palacio con plena conciencia que están transcurriendo momentos históricos. Referendum, plebiscito, impeachment o golpe de estado legislativo y mediático de las nuevas democracias latinoamericanas, hechas en nombre de la única sagrada escritura que es la Constitución. Allí emerge con una presencia arrolladora la figura de la abogada Janaina Concepcion Paschoal, una desorbitada y apasionada opositora que es la primera en denunciar las irregularidades del gobierno de Dilma y que se lleva las estrellas del ataque de la ultraderecha brasileña. Vale la pena ver el estilo pastoral de sus discursos y la intensa relación entre el lenguaje político y el lenguaje de la oratoria de iglesia. A dos años de comenzar su segundo mandato (octubre de 2014) Dilma Roussef recibe varias acusaciones en torno a la ejecución del presupuesto y la confección de tres decretos. Unos meses antes había comenzado la investigación de lo que sería la mayor red de corrupcion de la historia de Brasil: la operación Lava Jato (autolavado) en la que terminaría implicado Temer, entonces vicepresidente de Roussef y el vocero de los diputados, Eduardo Cunha. El circo político a pleno, cámaras de televisión, selfies entre los legisladores, celulares alzados sobre las cabezas, conferencias de prensa, reuniones en los gabinetes; a los 17 minutos Dilma aparece en contacto con su pueblo que la recibe con flores y de allí en más lo hara algunas veces más hasta el discurso final. Alli aparece tambien Lula o Chico Buarque, ministro de Cultura, pero la gran ausencia de Temer en el documental es un vacío que puede llegar a decir más que mil palabras. Seguramente habrá temas, detalles y hasta algunos argumentos que podrán escapar a la comprensión del público argentino, pero el entramado de la fascinante política latinoamericana es revisada por Ramos con la intensidad de los debates de estos tiempos y eso sí que no es difícil de entender. A pocos días de elecciones que pueden cambiar el rumbo del país, resulta significativo por partida doble el estreno de O processo. No se la pierdan. Formó parte de la competencia oficial del FIDBA 2018 y se estrena este jueves 4 de octubre en Salas ARTEPLEX BELGRANO, BAMA, Cosmos Cine Uba
Miraba Teatro de guerra y pensaba en lo que había pasado con Lola Arias en The square. Aunque nunca aparece en esta película sueca nominada al Oscar, ella es la artista que realiza la polémica instalación que da título a la película, obra que significa un gran acontecimiento para el museo que dirige el protagonista. En los ámbitos de la élite del arte, Lola Arias, también dramaturga, tiene su reconocimiento y su recorrido. Aquí hace su ópera prima, un ejercicio inédito sobre la Guerra de Malvinas que se estrena en la Sala Leopoldo Lugones este jueves. Teatro de Guerra tiene su origen en una videoinstalación presentada en 2013 en el Festival LIFT de Nueva York que reúne a los excombatientes de Malvinas; paso previo que sirvió para pensar que si alguna vez a estos hombres los reunió la Guerra bien los puede volver a reunir el Arte, casi 40 años después. Por qué no?. Modo de expulsar demonios? Cada uno tendrá su motivación, y aunque no se explicita podrá suponerse qué empuja a cada uno a participar de este proyecto. El acontecimiento será doble en este setiembre en Buenos Aires: Teatro de guerra (film) en la Sala Lugones y Campo minado (obra teatro) en la Sala Casacuberta; ambos reúnen a ex combatientes de la Guerra de Malvinas: veteranos de Argentina y de Gran Bretaña; ambos son modos de pensar y repensar aquella Guerra, que atravesó nuestra historia como un rayo, saliendo de los lugares convencionales del documental genérico y entrando en el documental de creación. Lola Arias lleva el tema y la forma a un extremo que involucra mucho más que los hechos históricos que ya se han contado alrededor de la contienda. Aquí lo central es la representación de la representación, algo que podrá ser un dispositivo excesivamente intelectual, pero que Arias logra humanizar, aún con lo distanciado del encuadre o el tratamiento fotográfico que remarca lo artificial. La fotografía la hace Manuel Abramovich, que en Soldado trabaja el universo de los soldados en la Escuela militar. Estos veteranos, hoy de 50 y pico de años, alguna vez soldados de 20, relatan una y otra vez, y dramatizan una y otra vez pequeños acontecimientos vividos y recordados sobre escenarios montados o estudios de cine o ruinas de casas sin identificar. Todos los espacios son, en Teatro de Guerra, el teatro de estos hombres devenidos en actores que actúan micromomentos de sus vidas. La primera escena es un espacio natural que remite a la caja teatral a la que ingresan lentamente los actores; el casting que le sigue con preguntas a los protagonistas que responden mirando a cámara, o la cantidad de armas, escopetas y cargadores invisibles que manipulan en el relato de los muertos que miraron a los ojos o abrazaron. Pero no hay tragedia en esa mirada sino una camaradería presente que celebra la enseñanza del idioma español-inglés, o la música de una banda improvisada. El dialogo entre un argentino y un inglés frente a un mapa donde cada uno insiste a qué país pertenecen las Islas (Malvinas para unos; Falklands para otros) es un momento fundamental que demuestra que no todo está cerrado. “Admitamos que era tierra de nadie hasta que llegaron los británicos” dice el ingles; “Uds la ocuparon por la fuerza y nunca dejamos de reclamar” dice el argentino. Muchos momentos importantes tiene esta obra notable de Lola Arias, no la dejen pasar porque van a atravesar toda una experiencia. Teatro de Guerra se estrenó en Berlinale (premio ecuménico) y Bafici (Mejor dirección) y va en breve a Biarritz y San Sebastián. Teatro de Guerra Sala Lugones del 6 al 18 de septiembre a las 21.30 hs. Malba Desde el sábado 8 a las 20 hs (todos los sabados). Campo Minado 9 al 30 de septiembre Miércoles a domingos, 20:30 hs. Sala Casacuberta, Teatro San Martín
Entre lo que sugiere y lo que muestra, la ópera prima del mendocino Santiago Esteves se levanta muy dignamente como uno de los mejores ejemplos de thriller argentino de los últimos tiempos. La historia, basada en el guión de Juan Manuel Bordón y el mismo Esteves, se mueve en dos territorios simbólicos. Uno, evidente, que refiere a lo crudo del entramado policial y judicial que se aprovecha de la delincuencia juvenil para hacer robos por encargo, otro que está por detrás es otro entramado, mencionado al pasar, sobre la verdadera actividad de un guardia de seguridad retirado que entabla relación con un chico que comete su primer robo y en la huída, va a parar a su casa. En esos días que Rey transcurre en su casa, Vargas intenta un modo de rescate del chico, la educación del título que es tambien como ayudar a esos primeros días de jubilación. Las tareas en el jardín se alternan con la enseñanza del uso de un arma en medio de una chacra. Hay una comprensión tácita entre ambos personajes: un German de Silva siempre tan preciso, y el joven Matías Encina, que Esteves describe con rigurosidad y belleza, y con un diseño musical ascético e impecable. Por un lado el submundo sin código de los matones policiales y por el otro un acuerdo moral sin muchas palabras en una relación con final abierto.
Tal vez, la muerte de Abbas Kiarostami hace un año ya, el 4 de julio de 2016 a los 76 años, fue una de las más sentidas en el mundo del cine. - Publicidad - Se iba el director de El sabor de las cerezas, Detràs de los olivos, Shirin, Copia certificada o Like someone in love, el que nos había hecho descubrir producciones exóticas de lugares improbables. ¿En Iràn se hacía cine?, nos preguntábamos algunos en los años ´90. Nos parecía entonces desde acà, tan lejos, que el cine iranì había nacido con Kiarostami. Un realizador que plantò bandera y fue grande siempre. Un gran autor cinematogràfico. 24 frames es su film póstumo y realmente que se estrene este próximo jueves es todo un privilegio. Proyecto en el que que estuvo involucrado durante los últimos tres años de su vida y que debió finalizar su hijo. Los espectadores que queden hasta el final de los 120 minutos serán seguramente “los resistentes del plano fijo”. Un enorme y sostenido aplauso irrumpirá seguramente tras los títulos. Y sabremos entonces que sí hay público para el cine arte. Cada uno de los 24 cuadros anunciados por una placa negra con su número correspondiente, representa una fotografía, de una selección tomada por el propio Kiarostami, la mayoría paisajes nevados, que fueron intervenidas digitalmente incorporándole una serie de elementos y personajes generalmente animales: caballos, vacas, ciervos, perros, leones, palomas, cuervos. Muchos cuervos. Son 24 cuadros en total divididos por títulos sobre placa negra. Eso tiene que saber el espectador. Cada uno dura un poco más de 3 minutos. Y son fijos. Y narra breves historias. Metz decía que el cine tiene la narratividad pegada al cuerpo. Y acá se comprueba: por muy pequeña que sea, tendemos que armar estas historias con lo que nos ofrece lo que sucede en la profundidad de campo, en el primer plano, en el fuera de campo. Refiere a lo esencial del cine lo de los 24 fotogramas por segundo, a la propia naturaleza del cuadro cinematográfico: es que lo que ocurre dentro de esos bordes es todo, el fuera del campo queda mayormente para el sonido: grillos, viento, un tiro perdido, algún motor, una motosierra. Es tan delicada 24 frames en su voluntad de llevar a un extremo el esteticismo del cuadro que parece haber una redefinición del cine ahí: el cine parece reducirse al plano fijo y a la acción mínima que sucede dentro de èl (como en los comienzos de su historia con los Lùmiere): un grupo de ovejas agrupadas en torno a un árbol, cuidadas por un perro; un grupo de vacas que pasan de izquierda a derecha al lado de una vaca dormida; una bandada de cuervos picoteando el cemento del suelo (uno de los planos que sale del paisaje natural del resto), un manada de ciervos escapando de un tiro, un pequeño ciervo muerto por un tiro, un perro ladrándole a una bandera en medio de la playa nevada, un grupo de personas de espaldas miran la torre Eiffel. Mucha nieve. Mucho árbol seco. Mucha muerte anunciada. Un paraíso propio y personal en el que vivir para siempre. Algunos contados planos a color, empezando por el primero, una animación en base el cuadro “Los cazadores en la nieve” de Brueghel el viejo en donde se figuran buena parte de los elementos que se van a repetir en el resto de los cuadros. Así como el comienzo es la pintura, el último plano es el cine: en un monitor el plano de una pareja romántica hollywoodense dentro de un adobe premiere o programa similar funciona sola en su desglose de movimiento. Una joven, misteriosa duerme sobre el escritorio que da a una ventana a través de la cual se ve un árbol, Contemplativa, testamentaria, yo recomiendo fervientemente 24 frames que se estrena este jueves 23 de agosto en el Cine Cosmos. Y recomiendo paciencia también, es un premio el final y el espectador saldrá lleno de una vitalidad que solo un gran director puede ofrecer.
El cine argentino cuenta sólo con dos películas que adaptan novelas de Manuel Puig: Boquitas pintadas, de Leopoldo Torre Nilsson realizada en el prolífico 1974 y Pubis Angelical de Raúl de la Torre de 1982; ambas con intervención de Puig en el guión. - Publicidad - Más tarde, en 2004, el hijo de Torre Nilsson filma Vereda tropical una película curiosa y algo olvidada que aborda esta personalidad trascendente de la cultura argentina desde la ficción y en torno a su exilio. A Puig las amenazas de la triple A lo obligaron a exiliarse primero en México, luego en Rio de Janeiro. Los últimos tiempos que pasa en esta ciudad, donde había llegado en 1980 es el recorte de tiempo que elige Torre para dar a conocer la profunda soledad e insatisfacción personal de un escritor que lo llevará finalmente a un nuevo exilio, a Cuernavaca donde morirá en 1990. Antes que un biopic sobre la obra de un escritor, Vereda tropical es una sucesión de situaciones con un hombre mendiga amor, “la literatura no me importa, lo único que me importa es el amor”. El homosexual maduro que busca jóvenes en la playa, o que se enamora perdidamente de un joven pintor de paredes, o el amante de un hombre casado. En cambio, Regreso a Coronel Vallejos, documental que se estrena este jueves y que viene con cierto recorrido por festivales, es un acercamiento a Manuel Puig escritor. Y particularmente, ya no el Puig del exilio, sino al de sus novelas centrales, el del método de escritura la observación de los personajes de su pueblo que traslada a la ficción quizás para hacer la vida algo más tolerable. La bonaerense ciudad de General Villegas, lugar de nacimiento e infancia del escritor, tiene en la entrada un gran cartel con el rostro de Puig que da la bienvenida a todo aquel que llega. Sin embargo, el entramado que devela el documental de Carlos Castro tiene que ver con el rechazo que se produjo con las dos novelas que escribe Puig en torno a la vida social y cultural de su pueblo: “La traición de Rita Hayworth” (1968) y “Boquitas pintadas” (1969). En ambas, General Villegas se transforma en un pueblo de ficción llamado Coronel Vallejos. image-2018-08-15 (4) Castro se traslada a Villegas/Vallejos y utiliza como voz narradora y como punto de vista el de Patricia Bargueño, una mujer a quien un grave accidente la deja cuadripléjica y en silla de ruedas, estudiosa y defensora de la obra de Manuel Puig, dueña actualmente de la casa donde vivió el escritor; ella guía la idea de este retrato de un Puig y que era mirado como un escritor “chismoso” que se valió de las historias del pueblo para hacer sus libros. Planos fijos de esquinas y frentes de casas del pueblo, la iglesia, el club de jubilados, la típica construcción italianizante de ciudad de la provincia de Buenos Aires, la estación de tren abandonada se recortan sobre el cielo celeste de La Pampa. El té que comparten unas señoras mientras hablan de cómo ahora sí entienden que es una película, señalando a las personas que están del otro lado de la cámara. Puig habla del cine también y el documental de Castro se aproxima así a esta relación. Aún con cierta redundancia en la descripcion del hombre que nunca volvió a su lugar natal, es muy notable el uso de una segunda voz narradora que es la del propio Puig, verdadero hallazgo esas imágenes inéditas y su voz salidas un programa de TV también inedito producido por Felisa Pinto qué explica el destino de ese documento, hoy invaluable. Castro logra hacer un catálogo completo de ese pueblo real hablando de ese pueblo ficticio que hoy ya es literatura: los que lo conocieron, los que no lo conocieron, los descendientes de aquellos que inspiraron sus novelas, el maestro de la escuela, el cura de la iglesia, los adolescentes de la escuela,. La historia está cruzada por el presente que es siempre distinto, más tolerante y más idealizante.
Basada en la novela del escritor japonés Durian Sukegawa, Una pastelería en Tokyo de Naomi Kawase, directora muy apreciada por el público argentino, parece volver a una tradición de la relación entre el público occidental y el cine oriental. En esa tradición, las películas japonesas (Kurosawa, Ozu o Kobayashi) enseñaban al espectador occidental las buenas maneras del transcurrir de la vida, tanto del vivir como del morir, encontrando una especie de arcadia humanista y un elevado sentido de la simplicidad ética: ancianos entrañables, relaciones maestro-aprendiz, referencias a la naturaleza como la fuente de toda belleza posible y al dolor físico provocado por las injusticias o la guerra una manera de enseñanza necesaria en representación de la humanidad toda. - Publicidad - Autoreferencial o directamente autobiográfico, el cine de Kawase representa muy bien ese tipo de cine japones que le gusta a Europa: su larga presencia en el Festival de Cannes lo demuestra, Shara, compitió en 2003, El bosque del luto (Mogari no mori), gana el Grand Prix en 2007, Hanezu no tsuki (Hanezu), en 2011 y Aguas tranquilas (Futatsume no mado), en 2014. Una pastelería en Tokio (An) fue la película de apertura de Un Certain Regard 2015. Aquí no va a encontrar el espectador las calles atestadas de gente o de tecnología de la Tokyo actual porque la historia transcurre en un barrio de la ciudad: una pequeña esquina que tiene una todavía más pequeña pastelería donde se vende solo Dorayaki, especialidad dulce japonesa. No hay vértigo, al contrario, los planos fluyen hacia la descripcion de sus personajes. Los envuelven, para entenderlos. El lugar es gerenciado por Sentar?, quien pone un aviso para contratar a un ayudante. Allí acude la anciana Tokue (la actriz Kirin Kiki sabe darle un tono muy particular) quien ante una primera resistencia de Sentar? terminará, sin embargo, finalmente contratada. Va a cocinar un relleno de pasta de frijoles único. Una pastelería en Tokio podría entrar dentro del género de cine de cocina y cocineros. Los momentos que Tokue y Sentar? comparten en la cocina, tal vez resulten lo mejor de la película: las dificultades de la anciana afectada por una deformidad en las manos y la asistencia amorosa de ese hombre tosco que va transformando su hosquedad ante la ternura de la mujer que resultará salida de un hospital de leprosos donde fue recluida durante 60 años. Tokue se maravilla con el cerezo florecido de la puerta de la pastelería y acerca su oído a los frijoles que se cocinan en la olla. Para ella, las cosas de la vida tienen una historia que hay que saber escuchar y asi le enseña a Sentar? que cura con ella su pasado oscuro para poder renacer un dia, en una plaza vendiendo dorayakis en su nombre. Bella película de Kawase como no podía ser de otra manera. Solo en el Cine Cosmos UBA 20:15
En este 2018 el cine comercial argentino está frente a un desafío que parece repetirse: cómo encontrar esa porción de público que en plena crisis pague casi 10 dolares una entrada, llene las salas, haga la diferencia si alcanza rápidamente el millón de espectadores, cosa que parece imposible por lo menos desde Relatos Salvajes. Con qué interesar a ese espectador-tipo si no es con Ricardo Darín, Francella o una historia de un asesino serial (El ángel). El amor menos pensado tiene una estructura muy sencilla que parece haber hallado la fórmula del éxito: compartimenta situaciones, mayormente amorosas, las hace protagonizar por un actor famoso, mayormente televisivo, les da a esas situaciones una unidad de sentido que arranca y termina rápidamente: Juan Minujin en la tienda de perfumes, Norman Brisky como el padre que interpreta una clase de actuación frente al hijo; Gabriel Corrado como el galán del boliche, Claudia Lapacó como la octogenaria madre que planta sus orquídeas, Chico Novarro bailando en medio de una cena para salvar un momento incómodo o el mismo Rubio que tiene gran protagonismo en la película funcionando para Darin como ese partenaire que era en anteriores películas Eduardo Blanco. Ahora bien, fragmentar, segmentar y sumar aunque lo intente, no significa integrar y lo que en apariencia aquí se presenta como una unidad narrativa, contada en primera persona con el comienzo y el final situado en el mismo lugar (no es spoiler) resulta algo asi como un parentesis que contiene una superficie extremadamente pulida, pero sin sustancia ni profundidad alguna. Esta pareja que roza los 60, entra en crisis por la partida de su hijo a España. Más allá de que el espectador pueda identificarse con este dolor o esta crisis, lo que pasa ahí, cuando ella se da cuenta que no hay mucho más más allá de eso, lo que se dice de boca para afuera no produce algo sustancioso: la crisis es externa y su envoltorio un bello decorado con ideas de una revista de interiores. El jardín de la madre, los pulcros rincones de la casa, o el loft que le presta a Darin su amigo para que se vaya momentáneamente de su casa. Una ambientación sin vida, o aún sin pasado, más las vistas de una ciudad randerizada salidas de la mejor maqueta digital de un arquitecto. Una imagen de luz siempre plena, salvo lo que es tal vez el mejor plano de la película: el contraluz frente a la ventana cuando el matrimonio se confiesa mutuamente no estar enamorados. Agradable pero monocorde, con crisis pero sin tensión, con pasado pero sin recuerdos, un amor que el titulo no espera pero que se vislumbra en los primeros minutos y un desamor que tampoco se espera pero que rápidamente es subsanado por el bien de la armonía familiar. Frases para el instagram y un film demasiado pulcro, con relaciones perfectas donde hasta lo doloroso resulta encantador.
Desobediencia es la película LGBTT de Sebastián Lelio. De su serie de mujeres fuertes que siguen sus deseos frente a un mundo normalmente hostil, el chileno reciente ganador del Oscar con Una mujer fantástica tiene aquí su primera producción en inglés. Actualmente enfrascado en la remake estadounidense de Gloria, Lelio ya parece consustanciado con este cine mainstream. - Publicidad - Desde la narración clásica más estricta, y través de la adaptación de la novela de Naomi Alderman, se mete esta vez en el mundo de la ortodoxia judía londinense. El regreso de una mujer llamada Ronit, a la comunidad de Hendon, en Londres, cuando le avisan de la muerte de su padre, un rabino ejemplar, significará además el reencuentro con un viejo amor. Ahí estará el primer giro inesperado en un guión notable que se contextualiza en la cerrada y inflexible sociedad jaredí. La mirada moralista de los otros y la libertad de una mujer que decidió alejarse de ese mundo de mujeres sumisas, hombres que rezan en la sinagoga, y niños que se educan en la réplica de esas reglas. El rechazo que sufre a su llegada y luego el contacto con Espi, esposa del futuro rabino (excelente actor Alessandro Nivola) cosa que traerá sus consecuencias, serán el corazón de una película que se mueve en las aguas del cine de personajes conflictuados por situaciones del pasado y por la toma de decisiones hacia el futuro y fundamentalmente por las imposiciones de reglas religiosas que deben adaptarse a esas problemáticas. Lelio no elige enfrentarse malamente a estas reglas sino que muy hábilmente las concibe como parte del hilo argumental y habla también de la capacidad de cambio de los sujetos inmersos en la religion. Habrá muchas maneras de interpretar la desobediencia del titulo. Eso se lo dejamos al espectador. Bien vale la pena adentrarse en el desafío. Rachel Weisz y Rachel McAdams, son dos protagonistas de gran química. Eso tambien hay que decirlo.