Lo femenino Una noche, Ana (Victoria Carreras) hace una extraña llamada por teléfono a Laura (Roxana Blanco) luego de un largo tiempo sin hablarse. Es casi un pedido de auxilio, y si bien se encuentran alejadas, la distancia y el tiempo no parecen ser un impedimento para que su amistad siga latente. Laura decide viajar junto a su hijo Juan (Tahiel Arévalo) para reencontrarse con Ana en un pueblito serrano, cuya ubicación no es detallada. La reunión es dicotómica: por un lado, estará la alegría de volver a ver a una «hermana de la vida», pero por el otro lado, también aparecerá un peligro que se irá potenciando a lo largo de la película. El tercer film de Alejandra Marino es un drama psicológico al que intenta impregnar con un aire de thriller, y se erige sobre varias columnas: la maternidad en distintas formas y puntos de vista –tanto por las mismas madres como por sus hijos-, la violación, la venganza y la mentira (estas tres últimas no las detallo para no spoilear nada de la película). Cinéma Verité Alejandra Marino busca contar esta ficción con un tono naturalista, una cámara neutral que no intenta juzgar a sus personajes, pero que hace compleja la empatía del espectador con ellos. Un guión liviano, con temas de género muy profundos, aunque en la búsqueda de presentarlo como un thriller, se pierde y no se alcanza el objetivo. Si bien no hay banda sonora -a excepción del final- el clima de la película no llega a cautivar. Lo destacable es que utiliza una forma muy bergmaniana como excusa para aislar a los protagonistas de la historia que se encuentran reunidos en el pasado y presente de una amistad, y para lograr que la disputa se dé solo entre ellos, de forma que se construye todo desde el dolor, el resentimiento y algunas alegrías. En cuanto a la estética, hay una cámara en mano discreta, con algunos movimientos torpes –los travellings, sobre todo-, y una descolocada grúa al final que no se utiliza antes en toda la película (teniendo en cuenta que se trata de un film nacional, la razón puede deberse a cuestiones de presupuesto). La fotografía se maneja en su mayoría de día, y hay naturalidad en casi todas las escenas, sin embargo, no sucede lo mismo con las noches que suelen ser en comparación bastante falsas. Conclusión El sexo de las madres posee cierta predictibilidad, incluso en su final, pero también tiene sus aciertos argumentales sobre la construcción de un género femenino que está visto desde el dolor. Las actuaciones son mediocres y acompañan a un guión que tampoco posee demasiado peso como para dejar una huella. Sin embargo, logra tocar ciertos temas actualmente latentes en la sociedad como la violación y el aborto.
Sobre el argumento Damián, Marcelo, Luciano y Facundo son cuatro amigos de la infancia, que ahora a sus treinta y largos siguen unidos por la música y las mujeres. Damián (Gastón Pauls), es un guionista que vagabundea con un guión realizado en base a la complacencia de Ana (Carolina Peleritti), su ex novia que se dedica a la crítica de arte. En pleno estado depresivo post-corte, la única copia del guión la pierde en manos de Vera (Inés Efrón), una actriz under, muy particular que se entrometerá en su vida y que se dedica a ser una suerte de revendedora Avon. Por su parte, Luciano (Fernán Mirás), conduce un programa de radio. Su ex novia, Lila (Emilia Attías), que se dedica a la música, le compone un tema que describe todos los defectos de Luciano en una canción muy pop y pegadiza, que termina volviéndose un hit. Ante tanta humillación y estrés por lo que está sucediendo, Luciano pierde la audición y su único apoyo será Karina (Maricel Alvarez), productora de su programa de radio y prometida de su amigo Facundo (Rafael Spregelburd) que vende tumbas y en su ocio compone música. Él se entera tardíamente que Lila -la ex de su amigo- utilizó una música de su autoría para realizar el tema que defenestra a Luciano y ahora suena en todas las radios. Por último está Marcelo (Ignacio Toselli), que es líder de una fracasada banda tributo a Los Beatles y que conoce a una joven japonesa (Akemi Nakamura) cuyas iniciales son “Y.O.” -como Yoko Ono- haciéndole pensar que la historia puede volver a repetirse. La derrota como Base Tanto en cine como en televisión, se viene explotando mucho desde hace algunos años el gag nucleado en situaciones de fracaso rotundo. Las cosas comienzan saliendo mal, y luego ese error se incrementa al punto de tornarse una derrota humillante para el protagonista. Asimismo, este escenario conlleva cierta incomodidad que finalmente deriva en contextos absolutamente desesperanzadores. Es decir que se profundiza a más no poder el descalabro. Sí bien hay ejemplos a lo largo de la historia del cine, me voy a centrar en el presente que es cuando más se está utilizando. En la televisión inglesa encontramos productos como “The Office”, con Ricky Gervais –que luego se adaptó en EEUU con Steve Carell- que, salvaguardando la estética documental que utiliza, argumentalmente se basa en ésta fórmula; o en cine películas como “Superbad” de Greg Mottola (2007) que es otro modelo claro. El ejemplar en la televisión argentina sería “Todos contra Juan”, aquella serie que duró dos temporadas –la primera por América y la segunda por Telefé- y en la que su protagonista, Juan Perugia (Gastón Pauls), es un actor que tuvo sus quince minutos de fama en los 90´s y en el presente es un derrotadísimo actor inactivo. Uno de los responsables de esta serie es Gabriel Nesci, es ahora el responsable de “Días de Vinilo”. Pero al igual que en la serie, Nesci agrega algo más a esta fórmula de la derrota: la nostalgia. La nostalgia es un elemento fundamental para profundizar el gag en la comedia porque anexa identificación en el espectador, ante aquel pasado que sólo recordamos y que no va a volver, haya sido feliz o infeliz, pero es un ancla difícil de levar. Conclusión Días de Vinilo es una comedia cíclica (ya entenderán porqué cuando la vean) que funciona. Uno se ríe, disfruta y se entretiene durante la hora cuarenta y cinco. Hay una coherente y sólida construcción de personajes, incluyendo la efímera participación de Sbaraglia como él mismo, que es impecable. La única parte tediosa –y esto es una observación personal- es el tono de voz de Pauls como narrador. También hay muchos puntos vulnerables en el guión, sobre todo hacia el final, que se tornan previsibles, pero no llegan a entorpecer la película.
Sobre la peli Si no sos un gamer o te perdiste las otras cuatros partes, podes ir a ver perfectamente la quinta pieza de esta serie. Quizás algunas cosas se te escapan, pero no las suficientes como para no disfrutar de “Resident Evil 5: La Venganza 3D”, de Paul W.S.Anderson –que ha participado como director o como productor en las precuelas-. La cosa es más o menos así: la corporación Umbrella es la responsable de haber creado el T Virus, un virus letal que te convierte en zombie –además de alguna que otra mutación-, y viene causando estragos en el mundo desde hace unos cuantos años. La única esperanza ante la extinción de la raza humana es Alice (Milla Jovovich), que viene realizando hace unas cuantas películas todo tipo de operaciones clandestinas desde el interior de la corporación para sabotear este devastador proyecto. Luego de salir de su encierro en Umbrella, será perseguida por Tokio, Nueva York, Washington DC y Moscú, aunque contará con la ayuda de aliados, amigos y algún que otro familiar. Breves apuntes sobre el videojuego Perdón, era “Breves apuntes sobre la película”, lo que pasa que se me complicó diferenciarlos. No porque tenga que ver con el videojuego en sí, ya que bien se sabe que todas las películas realizadas hasta el momento de Resident Evil difieren del popular juego, y ésta no es la excepción. A lo que voy es que la estructura del film de Anderson es la misma que la de un videogame. Comienza con la liberación de Alice de una forma no muy coherente y de ahí le encomiendan la misión de escapar diagramando y mostrándole el mapa de los lugares por los que debe ir –para que lo vea el espectador/gamer-. Todo esto a contrarreloj para quela Reina Roja (la computadora madre de la corporación Umbrella) no la capture. Así va progresando en forma lineal en una misión tras otra, con puertas que se abren sin mucha explicación, escenarios complejos con trampas y enemigos que salen por doquier. En vez de lentes 3D deberían dar un joystick. Lo acertado de la película, de principio a fin, es la estética -que tampoco difiere de un juego, pero que queda bien-, la dinámica de acción, las persecuciones y los efectos que son en su totalidad impecables. Conclusión Resident Evil 5: La Venganza 3D es una película que continúa con la línea de sus antecesoras y es sólo una parte para alcanzar el final de esta saga. Con un guión no muy estructurado, en el que los progresos se van dando por misión y forman parte de un todo lineal sin ningún punto fuerte ya que se está todo el tiempo bien arriba. Sin embargo se cuenta con una buena actuación de Milla Jovovich y, como expliqué más arriba, los escenarios de la película y los efectos, son óptimos aunque con una utilización del 3D que no está explotada del todo.
Putas errantes Luego de dos años de su estreno, llega al país la cuarta película de Mathieu Amalric titulada “Tournée”, por la cual ganó el premio al Mejor Director en el Festival de Cannes 2010. Sí bien Amalric es más conocido como actor (La escafandra y la mariposa, Munich y Quantum of Solace), como director ha tenido un exagerado reconocimiento con esta película. El film cuenta la historia de un productor de televisión parisino (interpretado por el mismo Mathieu Amalric), que abandona su país al cumplir los 40 años y parte a Estados Unidos a recomenzar su vida. En Norteamérica conoce a un grupo de voluptuosas cabareteras con las cuales arma su compañía teatral. Pero finalmente decide volver a Francia con el objetivo de realizar una gira que concluya en el teatro de París, pero para lograrlo deberá abrir parte de su pasado. Sobre la película Tournée es una película que se va extendiendo tanto como las caderas de sus protagonistas, abre caminos hacia ninguna parte y todo deriva en una nada con atisbos de melancolía y una alegría superficial que nace del día a día. El film en sí, podría calificarse como un hijo no reconocido de John Cassavetes aunque tiene elementos grotescos fellinianos y ese humor sutil que suele presentar el cine francés y que, en lo personal, nunca me sacó una sonrisa. Cabe destacar la habilidad de Amalric para desarrollar una relajada y continua construcción de espacios desconectados cargados con un profundo contenido afectivo, donde el pasado y el presente se entremezclan y forman otro espacio distinto al contexto real que estamos viendo en pantalla. Conclusión “Tournée” es una película anárquica que camina por los bordes del lenguaje cinematográfico y prepondera las relaciones entre los personajes con diálogos que oscilan entre lo profundo y lo banal. Sin embargo, el resultado es una película transitoria, liviana y con un guión para nada sólido que no trascenderá más que por la sobrevaloración dada en Cannes.
Underground Bajo tierra, en la clandestinidad más absoluta se mueven los “topos”. Marginados completamente de una ciudad donde el ritmo de vida es similar al nuestro aunque con elementos que nos vuelcan a un mundo extraño. Los topos son seres subversivos que se mueven por túneles tan bajos que les impide estar de pie, viven de las sobras citadinas y cometen actos terroristas con herramientas básicas pero aptas para su objetivo. El Topo (Lautaro Delgado) es el hijo del líder de los topos, un ser sensible que entre tanto aislamiento y operaciones saboteadoras vuelca su distracción en una escuela de ballet que espía todo el tiempo desde abajo. Su obsesión es tal, que un día decide actuar. Gracias a la logística de su padre (Mauricio Dayub) se entera de la llegada de un nuevo alumno (Ludovico Di Santo), decide secuestrarlo y dejarlo en el submundo a cargo de su hermana para ocupar su lugar en la institución, abandonando ese rol de espectador y comenzando a bailar. Sobre el guión La historia pretende presentar dos mundos distintos: por un lado tenemos uno regido por el orden, la disciplina y el progreso. Por el otro la marginalidad, la anarquía y la subversión ante el primero. Si bien se vislumbran las diferencias entre ambos, como espectador se presiente una falta de delineamiento de estos, es decir que falta remarcar los opuestos para evitar que la unión entre ambos, que es El Topo, no pierda fuerza. Me quedó la sensación de no terminar de comprender esos universos. La estética del plano cerrado Cuando comencé a ver la película pensé de forma casi inmediata y por varios factores en “La Ciudad de los Niños Perdidos” (Jean Pierre Jeanet y Marc Caro). Además de la creación del director, Emiliano Romero, de mundos ajenos a nosotros, hay ciertas similitudes de colores -como la preponderancia del rojo en el submundo- y las actuaciones con marcados tonos del grotesco. Uno puede visualizar en “Topos” un lenguaje signado por los planos cerrados, quizás como herramienta en pos de remarcar el encierro y la marginalidad del submundo o, tal vez, en búsqueda de una estética. Lo destacable es que hay dinamismo dentro del cuadro, aunque carece de comunicación si no fuera por las notables actuaciones. A lo que apunto con comunicación es que esos planos son sumamente escuetos debido a que no hay nada que nos enlace a un conjunto más amplio, no hay una profundidad en la que sumergirse, no son una puerta a nada más que sentimientos del presente de cada personaje que vemos en pantalla. Conclusión En Topos, de Emiliano Romero, hay buenas actuaciones, del Puma Goity, Leonor Manso, Mauricio Dayub, Lautaro Delgado, Ludovico Di Santo, Pompeyo Audivert, Osqui Guzmán, María Figueras y Dalila Romero. Que si bien la película es una buena idea, se desperdicia ante un guión débil y una estética que depende del gusto de cada espectador, pero que a mí en lo personal no me sacia y me cuesta encontrarle algún atractivo.
“Apoyo la moción, con toda violencia” Driver (Mel Gibson) viene escapando de una patrulla fronteriza estadounidense luego de hacerse con unos cuantos millones de dólares. En su afán por cruzar aquel nefasto muro que divide los dos países, Driver vuelca su auto al atravesar la pared, cayendo del lado mexicano. Allí es arrestado por las autoridades de ese país y se lo traslada a una cárcel de máxima seguridad llamada “El Pueblito”, donde deberá adaptarse y sobrevivir como gringo. De esta manera comienza “Vacaciones Explosivas”, una película de acción clásica de los ’90 como hacía mucho no veía y en la cual no se espera de ella más que puro entretenimiento. El guión lo logra ya que es una película lineal, ágil, que flaquea muy pocas veces, con algunas situaciones de humor y violencia medida. En la ópera prima de Adrian Grunberg, nos vamos a encontrar con un Mel interpretando un típico héroe de acción en un personaje que acarrea algunas similitudes con Martin Riggs en Arma Mortal –aunque en la vereda opuesta a la ley- y caben destacar también las actuaciones de los habitantes de El Pueblito ya que hablan tanto en inglés como en español y en ambos casos no pierden la credibilidad. ¡Pobrecito México! Tan lejos de Dios… … y tan cerca de Estados Unidos, se decía en otros tiempos por tierras aztecas, y tan errados no estaban. La película cuenta con absolutamente todos los estereotipos que el mundo, en especial el país del norte, se encargó de crear sobre los mexicanos, hasta se escucha un bolero de antaño que, al igual que acá con el tango, no suele oírse normalmente y menos en los extractos más bajos de la sociedad, como es una cárcel. Estética y otras yerbas En lo que respecta a técnica, la película no ofrece nada nuevo, es completamente clásica, con una cámara imperceptible y un montaje completamente lineal. Lo que cabe destacar es la banda sonora, no porque sea algo del otro mundo, sino porque resulta al menos extraño ver a Mel Gibson y una película hablada mayormente en inglés con boleros, cumbia mexicana y hasta un tema de Los Fabulosos Cadillacs. Conclusión “Vacaciones Explosivas” es una película que vuelve al género de acción clásico al estilo de “Sábados de Súper Acción”, con toques de humor, sin sorpresas, buenas actuaciones bilingües, con algunas flaquezas, pero tiene lo principal sobre todo cuando uno elige este tipo de películas, entretenimiento.
La femme Gandhi Luc Besson nos trae, en “La Fuerzadel Amor”, la historia de Aung San Suu Kyi –tuve que hacer copy/paste porque no podía transcribirlo-, una mujer pacifista que lucha de una manera perseverante por la implementación de la democracia y los derechos humanos en Birmania ante el hostil régimen dictatorial que gobierna el país. Si bien podría definirse como una película biográfica sobre esta admirable mujer, se torna un tanto ambiguo ya que también seguimos la vida de su esposo, Michael Aris, un profesor británico con el que vivió en Londres hasta 1988, cuando decidió quedarse en Birmania a luchar por su país. Sí bien tenemos un buen director que lleva adelante una película prolija técnicamente, cabe destacar el aporte de la actuación de Michelle Yeoh (que fue nominada al Oscar por este papel) que hace una interpretación conmovedora, al igual que David Thewlis en el papel de su marido, Michael Aris. Biografías Made in Hollywood Si hay algo indiscutiblemente efectista es que las biografías completas, autorizadas o no, con el montaje y la estética hollywoodense quedan muy bien. Pero hay dos detalles fundamentales para que este sistema inventado hace casi cien años funcione correctamente para las bios: el biografiado tiene que haber fallecido o el leitmotiv por el cual se ganó que lo biografiaran debe tener un final. En esta película no se da ninguno de los dos casos, ni ella falleció, ni su lucha concluyó, por eso es que si bien es por momentos una biografía intensa y muy completa, falla como película porque es tan sólo un recorte de tiempo de la vida de Suu Kyi. Asimismo hay otros dos puntos que, a mi parecer, perjudican al film. Por un lado hay un trato casi beatificador sobre la figura de Suu Kyi, lo cual no me parece mal sino exagerado, ya que se sabe que es una persona digna de admiración, pero no sé si al grado en el que intentó colocarla Luc Besson, tal como ya lo realizó acertadamente con “Santa” Juana de Arco. El otro punto en contra es el afán por tratar de incluir la mayor cantidad de información posible sobre este personaje, asediar al espectador con datos y hechos concretos, pero lamentablemente las películas revisionistas suelen fracasar porque esto es cine, no un libro de Pacho O´Donnell. Conclusión “La Fuerza del Amor” es una película biográfica que no logra una construcción inspiradora sobre Aung San Suu Kyi, de la cual hay mucha tela para cortar, sino que trata de incluir la mayor cantidad de información posible apostando más por la exactitud histórica que por el conmover al espectador. Creo que si no fuera por las maravillosas actuaciones sería un film insulso, más allá de su prolijidad técnica, ya que el problema viene desde el guión. De todas formas, es una buena película para quien busca conocer más sobre esta luchadora birmana incansable, ganadora del Nobel de la Paz.
No prendas la luz, la imagen te desfiguró. “Terror en Chernobyl” (en realidad, si se interesaran en traducir bien el título, sería Chernóbil castellanizado, pero me manejaré como figura en cartel) es una película escrita y producida por Oren Peli, el alma máter de “Actividad Paranormal”, y dirigida por el debutante Bradley Parker, quien fue el encargado de los FX de films como “El Club dela Pelea” o la remake de “Déjame Entrar”. La película trata sobre seis adolescentes que pasean por Europa y deciden contratar a Uri, un guía ucraniano de turismo extremo, para visitar la abandonada ciudad de Pripyat, donde vivían los trabajadores de la central nuclear de Chernobyl hasta el desastre ocurrido en 1986. Tras varios percances llegan, exploran la ciudad, pero quedan atrapados y Pripyat no está tan abandonada como se pensaba. Una de terror (en ambos sentidos de la palabra) Nos vamos a encontrar con un argumento previsible sobre adolescentes atrapados y acechados por algún ente desconocido (algo que venimos viendo desde La Masacre de Texas del ´74), y a pesar de contar con una locación fascinante que es postmodernismo puro y podría ser aprovechada mucho más, notamos que visualmente se queda estancada. En cuanto a la estética, vemos una cámara en mano que no asfixia como debería ocurrir en éste género y no produce esa sensación de pavor y angustia de los protagonistas, salvo por un abuso de las secuencias de oscuridad donde una luz de linterna es la única salvación. Pero aún así, en estos momentos de oscuridad donde el sonido debería jugar un papel importantísimo, no hay un recurso fructífero para que nos sacie el terror que buscamos en la sala. Asimismo, como frutilla de los clichés ya gastados, se ven jóvenes lindos, con buena moral y valientes como para que logremos identificarnos desde la butaca. Conclusión Sinceramente me gusta que las películas me provean de material para analizar y realizar análisis constructivos, pero en algo tan vacío, sin ningún tipo de recursos donde apunta a un espectador sumamente básico, me obligan a ser escueto. Ni siquiera es efectiva para aquel joven tímido que busca una película de este género para abrazar a esa chica que invitó. Recomendarla sería subestimarlos por sobremanera.
Ventana a Los Andes “Arrieros” es un documental de observación (es decir que el realizador no interviene en la narración de los hechos) en el cual vemos la vida de unos arrieros chilenos que habitan en Los Andes y buscan vivir y adapatarse al sistema con todo lo que cuentan en su lugar, más allá de estar a sólo dos horas de la capital trasandina. Juan Baldana nos trae con “Arrieros” la segunda película de una trilogía que cuenta la historia de comunidades que conviven en la naturaleza –“Soy Huao” (2009) es la primera y parte que transcurre en la Selva Amazónica Ecuatoriana-, vidas más simples sin la creencia del mito del “confort” que tanto se reverencia en las ciudades. Este tipo de cine no es para cualquier espectador, uno tiene que ser consiente al sentarse en la butaca que va a ver un trozo de realidad cordillerana, sin aconteceres vertiginosos más que el arrío, algún esbozo de comercio con los viajeros que pasan por ahí y el degüelle de alguna que otra oveja (o sea que además de ser un espectador tolerante, no tiene que ser impresionable). Lo ilegible Sí bien debo destacar cierta agilidad en el montaje pese a esa cotidianeidad simple y andina, además del acierto sobre una chica down de la comunidad que genera cierta curiosidad y misterio, hay una carencia de planos estéticos ante tal paisaje que en éste tipo de cine es casi fundamental para el goce del espectador aunque el fin sea demostrar ese tipo de vida. Asimismo, pese a que rompa un poco lo límpido de los planos, se hace fundamental el subtitulado ya que es un lenguaje muy cerrado el que se habla en la comunidad. Conclusión “Arrieros” es un documental que refleja bien el día a día de esta comunidad semi-aislada con una cámara en mano que banco, aunque en medio de tanta naturaleza se centre demasiado en el hombre y no equilibre con la inmensidad de los paisajes andinos. Para los interesados en verla, les recomiendo que vayan al cine que es el único medio donde se puede hacer tolerable éste tipo de película, ya en dvd sería insostenible.
“Pompeya” es la segunda película de Tamae Garateguy, aunque podría considerarse su ópera prima ya que su primera realización, “Upa! Una película argentina”, fue una co-dirección con Santiago Giralt y Camila Toker que, por otra parte, ganó el premio a mejor película en la selección oficial argentina del Bafici 2007. En “Pompeya” se narra como Juan Garófalo (Joel Drut), guionista freelance -como se define él-, es contratado por el director Samuel Goldszer (Miguel Forza de Paul) para escribir su próxima película sobre gangsters en la Buenos Aires de hoy, más precisamente en el barrio de Pompeya que, tras varias juntadas, ese barrio se va tornando un tanto imaginario. En esta Pompeya onírica aunque bastante similar a la real surge Dylan (José Luciano González), un protagonista marginal con mucha calle y que lleva bien el rol de héroe en la película. También está Timmy (Federico Lanfranchi), su hermano sordomudo y trastornado que es el punto débil de Dylan; y su amigo Shadow (Hernán Bustos), un mujeriego bastante básico que sale con Gibson (Fran Capra) una chilena inmersa en ese mundo, pero que se mantiene al margen. Por último aparece Lana (Lorena Damonte), la femme fatale que inicia el triángulo amoroso con los hermanos. En esta Pompeya hay una guerra silenciosa entre la mafia rusa y coreana; Dylan queda en el medio y tratará de sobrevivir, siempre a merced de las decisiones de Juan, el guionista que lo creó y que vive fuertemente esta historia. Advertencia: Los siguientes son breves apuntes del nerd que llevo dentro, sí quiere evitar mi ñoñez innata puede pasar directamente a la conclusión. Cine dentro del cine Esta segunda obra tiene dos puntos en común con “Upa! Una película argentina”: El guión en el cual se repite la fórmula de lo que suele llamarse “cine dentro del cine” y cierto aspecto de la estética que desarrollaré más adelante, pero primero quiero centrarme en la parte argumental. Para ampliar brevemente este concepto de “cine dentro del cine”, aunque es bastante obvio, se refiere a toda aquella película ficcional cuya trama es la realización de una película, tal es el caso de “Fellini 8 y1/2” o la última ganadora del Oscar “El Artista”. En “Pompeya” esta línea está más delineada que en las peliculas con las que ejemplifiqué, por ende vamos a ver dos historias paralelas bien marcadas, por un lado la realización y el progreso del guión que escribe Juan junto a Samuel y un personaje satélite a esta dupla que se llama Daniel (Cristian Drut), y por otro lado la historia que se guiona sobre esta Pompeya imaginaria de Dylan. Lo destacable, en este sentido, es que sí bien ambas circulan en paralelo la directora cuenta con cierta facilidad para moverse sin problemas entre ambas ficciones, incluso la historia de Juan sobre la realización del guión está muy bien llevada porque resulta tan interesante como la de Dylan en Pompeya. Esto se debe a que se generan charlas y debates muy interesantes para cualquier interesado en el cine, como por ejemplo, en una parte surge el interrogante sobre “el olor a sexo” y cómo representarlo ante las limitaciones de un arte que sólo es audiovisual. Neocompadrito Ante todo, para los que ignoran el ambiente tanguero de antaño o no leyeron algún cuento de Jorge Luis Borges en que se hable de la figura del compadrito como “Hombre de la esquina rosada” o “El Muerto”, voy a dar una definición escueta para que se sepa a qué me refiero. Partamos de la palabra “Compadrito”, que es un diminutivo despectivo que utilizaban los bacanes ya que a los de su misma clase se los trataban de “compadre”, pero a aquellos que pertenecían a un nivel social más bajo, provenían de los suburbios de la ciudad, se vestían tratando de imitar a los “compadres” y nunca alcanzaban su nivel y respeto en la sociedad, los nombraban “compadritos” para evidenciar el rechazo. Sin embargo ambos bandos tenían dos cosas en común: el tango y el cuchillo. Ésta arma blanca es fundamental para defender el honor seas “compadre” o “compadrito”, los dos se podían trenzar en una pelea que terminaba con la muerte de uno de los dos cuchilleros con tal de sostener con la frente en alto sus principios. En las conversaciones entre Juan, Samuel y David, se menciona un par de veces a Borges en referencia a Dylan, Timmy y Shadow, porque se los relaciona con unos compadritos borgeanos. Es por eso que hago alusión a un “neocompadito”, porque aquel que describía Borges ha mutado. Si bien este nuevo compadrito sigue viviendo en los suburbios de la ciudad, y su arma sigue siendo el cuchillo, ya no pelea y mata por el honor sino por la plata; ya no intenta imitar a aquel de un nivel social superior, sino que tiene su propia vestimenta, sólo busca relacionarse con gente de su status y sus principios son sumamente endebles. A pesar de tener estos tres compadritos postmodernos que son personajes sumamente ricos, en la película hay una transformación rápida dejando de lado este estereotipo, pero no puedo desarrollarla porque sino les echo a perder parte de la misma. Estética Este es el segundo punto en común que tiene “Pompeya” con “Upa! Una película argentina”. Una cámara en mano continua, zoom bien realizados y un montaje que, como decía antes, denota la facilidad con que la directora se mueve entre ambas ficciones. Por momentos tenemos contraluces muy logrados, violentos, y hasta el ambiente de la mafia rusa tiene cierta particularidad cuasi teatral donde por ahí más se remarca aquella Pompeya imaginaria. Digo esto porque el lugar donde se concentran los rusos tiene cierto aire tarantinesco, más específicamente como en la película “Kill Bill” cuando pelea Beatrix Kiddo con los Crazy 88 en ese contraluz azul, pero en este caso tenemos todo tirado al rojo. El resto de los lugares son de la Pompeya real, la que conocemos con el Puente Alsina, la avenida Saenz, los camiones que circulan continuamente, la zona fabril que es desde donde opera la mafia coreana y la villa de donde proviene Dylan, es decir que lo que vemos es un barrio más neorrealista. Pero no podríamos terminar de adjetivizarlo así porque los personajes son los que construyen esta Pompeya onírica, que terminan alejándonos de aquel neorrealismo italiano que nos contaba las penurias de la posguerra en tono documental, aquí las creaciones de Juan son personajes clásicos que provienen del género y no hay ninguna pretensión de “mostrar una realidad”. Conclusión Pompeya demuestra como a pesar de los bajos presupuestos que maneja nuestro cine, se puede realizar una película con escenas violentas bastante logradas, buenas actuaciones y sobre todo entretenida. Con un guión que utiliza fórmulas ya vistas, pero consistente en todo su espectro, con altibajos que oscilan entre la sorpresa y la obviedad.