Una creación de Manuel Abramovich, que es un híbrido de documental y ficción que pone en el centro de la escena a un personaje muy curioso, un influencer mexicano que postea fotos de su cuerpo desnudo, que se dedica a la filmación de videos porno gays caseros, y que es seleccionado para una película del rubro, que satiriza a los grandes personajes históricos mexicanos. Lalo Santos, así se llama el protagonista que se autodefine como exhibicionista, como gay activo, es el protagonista de un film que reflexiona sobre la vulnerabilidad de las seres que transforman sus vidas en un show permanente para satisfacer el deseo de los demás. El titulo que une dos palabras que parecen opuestas, pero que se unen en la demostración de la fragilidad de estos seres, de la soledad extrema que se disfraza para la imagen pública, de lo mecánico de un trabajo muy exigente, de las auto-demandas y del vacío insondable que queda después de mostrarse tanto. Una melancolía rayana en la depresión, con momentos que se acercan al delirio pero que siempre están teñidos de un sentimiento oscuro que todo lo invade. Son tres planos diferentes: la compulsión a alimentar constantemente las redes con las fotos de su cuerpo, la producción a gran escala donde se muestra una escena de sexo entre los supuestos Emiliano Zapata y Pancho Villa, y la producción del porno casero. Al protagonista poco y nada le queda de privado, la incomunicación con su madre, la manera de maneja el VIH, la pocas charlas confidenciales, pero por sobre todo la pena inabarcable.
Cuando James Cameron recibió el Oscar como mejor director por Titanic, se adueñó de la frase que decía Leonardo Di Caprio y se la creyó para siempre. “Soy el rey del mundo “gritó en el final de su agradecimiento. Un hombre que hizo la película más taquillera, ganándole a su propia creación, que tardo diez años en hacer la secuela y que regresa con un plan que incluye “El camino del agua” y tres más (la tercera ya hecha y la mitad de la cuarta), se transforma en un creador único. El que consigue presupuestos de 350 millones de dólares y le promete a la industria cinematográfica que este film marcará el retorno definitivo del público a las salas de cine. Es fácil creerle. Avatar construyó una hermandad de fanáticos que se transforma en un público cautivo. Ellos y los seguros nuevos fieles se encontraran con una película de tres horas, que es mejor verla en pantalla gigantesca y siempre en 3D, que provoca una atracción inmersiva, y gran admiración por todos los rubros técnicos, directores de arte, los actores que prestaron sus cuerpos y talentos para la captura de imágenes y toda la enorme experimentación tecnológica que tanto ama el realizador canadiense. Por ejemplo la utilización de los 48 fotogramas por segundo (como en “El señor de los anillos”) y la tercera dimensión mejorada, toda la nueva batería del CGI deslumbrante. Con ese bagaje es fácil enamorarse de cada nueva y grácil criatura acuática, de la belleza de la imágenes y demorarse tanto tiempo en presentaciones y situaciones no tan bélicas como la que toma la ultima hora. Por eso no es tan importante la historia, y hay diálogos y situaciones tan elementales que no se pueden creer. Jake y Kiri forman una familia, disfrutan de la vida de Pandora sin saber que los humanos planean un genocidio e instalarse allí, porque la tierra es prácticamente inhabitable. Un tema que recorrerá las películas que faltan. Aquí una persecución vengativa hace que la familia huya y se instale con otro grupo étnico adaptado a la vida en el agua. Y sin querer los involucre en la más cruenta de las batallas. Es el cine industrial en su máxima expresión, casi táctil como imaginó Huxley. Un film de indudable belleza artística en cada animal creado, ballenas gigantes, peces espada, mezclas de dragones con delfines, mantarayas lumínicas que ayudan a respirar bajo el agua, una entidad centro de toda la cultura. Y batallas sangrientas, cacerías crueles, pérdidas irreparables. Entretenimiento puro, a enorme escala, que cansa, que fatiga el uso de los anteojos, pero que a la vez es indudablemente atractivo.
Eduardo Crespo director y guionista de este documental decidió darle la voz y la imagen a la fotógrafa Andy Cherniavsky, conocida como ella misma reconoce “como la fotografa del rock nacional”, que muestras sus fotos, algunas inéditas, otras familiares, en todos los soportes para contar con mucha sinceridad todo sobre su vida y primero las actividades como empresario de su padre, que la relacionaron con los protagonistas de la música y desde lugares privilegiados, y un amor la transformó en testigo privilegiado del rock nacional, en un mundo fundamentalmente masculino. Su relación con el hermano de Charly Garica, que se transformo en habitante de su casa, la colocó en los momentos justos de gestación de grandes músicos y grupos, y ella se profesionaliza para eternizar esos momentos únicos. Un recorrido interesante, jugoso, con esas fotos valiosas y únicas.
Una comedia sin tiempo ni lugar específico creada por Ismal Zgaib, una ópera prima que revaloriza el género con muchos aciertos. Es la historia de una renuncia, el protagonista odia trabajar en un banco donde su padre tuvo mucha influencia, sueña con cambiar de vida y se ilusiona con una cita con su ex compañera, un logro que lo llena de felicidad. Los enredos se suceden con la llegada de tres amigos, dispuestos a festejar su abandono laboral. El les avisa que en poco tiempo llega la chica de sus sueños. Ellos prometen tomar una cervecita e irse. Es el comienzo de una pesadilla con las apariciones de su hermano estafador, su hermana en crisis, su ex novia como nueva vecina del edificio, la portera y su perrito y hasta el fantasma de su padre que realiza una visita desde el más allá El humor que emana no solo de los diálogos irónicos y punzantes, sino a través de las situaciones y el registro de las cámaras redondea un género poco frecuentado por los jóvenes realizadores. Un guión preciso hecho por el director con Nicolás Abello y una oportunidad para revalorizar la comedia.
Una de tiburones con jóvenes musculosos y chicas hermosas que correrán sus riesgos en vacaciones. Ya se sabe en estos casos que los humanos, generalmente bellos y de cuerpos trabajados siempre llevan las de perder. Tratados como el subgénero del terror, los tiburones parecen tener un atractivo intenso, tanto cuando se trata de documentales como este tipo de films que suele detallar la velocidad de ataque de estas criaturas voraces. El éxito alimenta estas producciones, como en este caso, un grupo de amigos de weekend, que se roban dos motos de agua como culminación de una noche de excesos. Después de varios sobresaltos falsos, para poner el tono el asunto, mas tomas realmente impresionantes de una carrera acuática de conductores descerebrados, llegan los tiburones y se suceden heridos, partidos, comidos. En estas batallas entre hombres, mujeres y escualos siempre serán como lo pide el titulo, sangrientas. Con el suspenso que mantiene en vilo a los que gustan de este tipo de películas, para saber cuántos sobrevivientes quedan.
Es el detrás de escena de una telenovela palestina de enorme suceso para todo Israel, a tal punto que el país y las ciudades palestinas prácticamente se paralizan cuando se emite. Una de las cosas que más llama la atención, para los que no vivimos en medio oriente, como una ficción puede cruzar fronteras y odios, pensar en un la relación entre terroristas que sueñan con tomar toda Jerusalem, que envían a una espía mujer que se enamora de un general israelí y que todo el mundo le caiga bien ese romance. Lo que demuestra esta comedia de enredos es hasta qué punto israelíes y palestinos tienen cosas en común, en que se parecen, que pueden convivir en paz y que se pueden tomar a broma controles de frontera, abusos de autoridad, las bombas, las ideologías y los valores del pasado. Toda una revelación . Grandes actores, una historia coral con un perdedor como protagonista que descubre su camino de autor de guiones, tironeado entre distintos intereses.
El punto de partida de la directora Marcela Lordy , sobre el guión que escribieron juntas con Josefina Trotta es una adaptación muy libre sobre la obra de Clarice Lispector. La cámara con planos creativos y significativos sigue el devenir de una mujer de más de treinta años, muy bella, que en apariencia es libre y sigue su deseo. Pero poco después se revela como un ser torturado y solitario, con limitaciones emocionales serias, que huye instintivamente de cualquier compromiso. Alguien acorralado en una soledad oscura, con grandes carencias que arrastra desde su infancia, que seduce a hombres y mujeres en relaciones sexuales intensas pero vacías que la cámara registra en toda su magnitud. Su cruce con un profesor argentino radicado en Brasil, sus encuentros y desencuentros la llevaran a un camino de autodescubrimiento. Mientras tanto se lacera cada noche desde un departamento mirando el mar como quien se enfrenta cada noche con los monstruos de la desesperación. Un interesante film de muchas capas de significados, con logros formales e ideas profundas.
La creación de Leandro Listorti es una hipnótica construcción que establece lazos únicos e impensables entre la preservación de las especies botánicas y la producción fílmica. Con ese encanto especial que tiene el mundo de los trabajadores minuciosos y pacientes que se dedican a documentar, restaurar, guardar nuestro presente, para comprender nuestro pasado, para no llorar, después, por lo perdido. Desde 1750 a nuestros días han desaparecido 500 especies, una cantidad muy superior a pájaros, anfibios y mamíferos juntos. Algo parecido ocurre por ejemplo con casi todo el cine mudo. Plantas y películas que no han resistido el paso del tiempo. Filmada en 16 y 35 mm, toda la película iguala el material de archivo con lo obtenido en Nueva York, Berlín, Buenos Aires y Bariloche. Una coincidencia familiar, la de Cristóbal María Hickern botánico y Pablo Ducros Hicken coleccionista de proyectores, abrió para Listorti el mundo de Herbaria, único e imprescindible, un documental fascinante y un mandato que nadie debería ignorar: preservar para el futuro.
Un vínculo padre e hija que quedo dañado y el paso de los años que no mejora la situación del reproche ni entibia el encuentro. Sin embargo algo más que la frialdad del vínculo se ha desplegado en esa estancia familiar y su entorno. A las dificultades económicas y la decadencia de la casa y su dueño se agrega un entorno hostil y peligroso, las manadas de perros salvajes que atacan los rebaños de ovejas y a las personas. Un tema que el director Juan Dickinson ya había abordado en un film anterior. En la historia escrita por el realizador y Enrique Cortez, Fernando Musa y Mariano Panella, ese peligro implica el reconocimiento de lo salvaje en los humanos, el uso de armas, la presencia de la locura. En ese ambiente rural que pone también en evidencia la naturaleza de cada uno, las verdades sobre la mesa y la supuesta “bondad” del reino animal, en un giro fantasioso pero que es utilitario a la historia. Un elenco sólido que tiene la intensidad necesaria para este drama áspero y violento Vanesa González, Osmar Nuñez, Lautaro Delgado Tymruk, Eva Bianco, una buena realización con tensos climas.
Santiago Fillol se atrevió con un film desarrollado en tres tiempos, que es una nueva lectura de un clásico- el cruento cuento de Esteban Echeverría-, los sucesos ocurridos en nuestro país en l974 cuando muere Perón y bajo el gobierno de su viuda, las tres A comienzan con su accionar de sangre y muerte que adelanta los años de dictadura militar, y nuestros días. Las primeras Imágenes hacen referencia a un director estadounidense que viene al país a estrenar una película inédita y es escrachado por militantes al grito de “asesino”. Lo que sigue es relatado por quien fue su asistente de la filmación en los calientes años setenta. Una filmación adentro de otra filmación, con actores militantes que a pesar de sus convicciones establecen diferencias con los intérpretes contratados entre los peones, filmaciones con ganado que dejan mucha violencia fuera de campo y son contundentes, con un cineasta que pide que las escenas “deben sangrar”. Una relectura de divisiones que nos recorren desde el comienzo de nuestra historia: unitarios y federales, militantes y represión, diferencias palpables en nuestro presente. Las crueldades con animales y personas, un verdadero pacto con el horror, las cuentas pendientes. Una tarea llevada por Fillol, complicada, de múltiples lecturas, riquísima en sus planteos, casi siempre bien realizada, con climas muy logrados y distintos, que merece el elogio. Igual que sus actores y equipo técnico.