Una producción española, dirigida por el mexicano Paco Arango, quien en su ópera prima se mete con un tema que puede desbarrancarse en cualquier momento al golpe bajo y el sentimentalismo, pero que sabe caminar en el filo de la navaja sin caer en tentaciones peligrosas. Una grata manera de contar una fábula navideña: un adolescente enfermo de cáncer, que sabe que le queda poco tiempo, que inyecta optimismo y cambia las vidas de todos los que lo rodean. Con Diego Peretti, siempre bueno, Aitana Sánchez Gijon. Estilo tradicional y buen tono.
Un documental con actores y reconstrucción de época realizado por Jorge Pastor Asuaje y Sergio Pérez que arranca en l871, muestra el trabajo en los frigoríficos que se instalaron en la costa de Ensenada, con condiciones de trabajo prácticamente esclavas, el nacimiento de movimientos obreros. Pero por sobre todo es una reinvindicación de Cipriano Reyes como verdadero gestor del 17 de octubre. Interesante, bien realizada. Con Lito Cruz, Ruben Stella, testimonios de sobrevivientes.
Los que se sorprendieron con un Liam Neeson transformado en un héroe de acción, cuando como agente de la Cia utilizó todos sus recursos para rescatar a su hija de una red de trata, en lo que fue el primer film de la saga, se divertirán con esta segunda entrega, donde el padre de los asesinos que eliminó quiere venganza. La misma estructura, con la bella Estambul de telón de fondo. No da respiro.
Una película encantadora. En su género lo tiene todo para entretener a grandes y chicos. A lo original del planteo, los monstruos deben aislarse para sentirse protegidos de la incomprensión de los humanos, los malos de la película, y presentar a Dracula como un padre sobreprotector, se le suman la diversión y el delirio.
El film de Alejandro Fadel impresiona porque conjuga la posibilidad de la belleza buscada a fondo en el destino de esos adolescentes violentos, condenados desde el vamos a la brutalidad y la marginación. En el entorno de una naturaleza que los abraza y los lleva a lo más primitivo del ser humano con todos los interrogantes y los instintos sin barrera. Un film que se ama o se rechaza. No permite indiferencia.
Daniel Rosenfeld toma esta película como un riesgo creativo que es desde el vamos más que valorable: basarse en un cuento de Silvina Ocampo respetando su texto y a su vez crear una película con clima acorde, llena de misterio, desde la fotografía, los encuadres, los actores. Un cine distinto y valioso.
Del mismo director de “Los paranoicos”, Gabriel Medina, llega este film que ganó el premio al mejor en el ultimo Bafici. Una historia de fascinación, con elementos fantásticos, terroríficos, preocupaciones ambientales y un camino de desesperación y conocimiento. Realmente original con un gran trabajo de Martin Piroyansky en la piel de un joven torturado.
Jeanine Meerapfel escribió el guion y dirige esta coproducción argentino-alemana. Una que, a través de dos historias individuales repasa distintas épocas de la realidad argentina: entre el hijo de un militar nazi y la hija de un judío alemán nace una relación que seguirá con los años, aunque él quiera redimir la historia de su padre con su militancia de izquierda y ella pruebe otras relaciones. Quizás por lo ambicioso del proyecto, mucho no pase de pinceladas de momentos más que profundización.
Buenas intenciones, demasiadas historias subalternas y morosidad hasta llegar al corazón de la búsqueda que comienza un argentino, criado por sus abuelos en Alemania, con padres desaparecidos. Con aciertos parciales.
Un interesante documental de Pablo Gaggero que indaga en la soledad de hombres grandes, que viven solos con lo mínimo, con dolores, una filosofía muy particular, odios y vulnerabilidades. Vale.