Crítica emitida al aire en Zensitive Radio
Crítica emitida al aire en Zensitive Radio Nordelta
Cuatro años después del final de la serie, la más costosa producida por Masterpiece para la televisión británica, Downton Abbey hace su arribo magistral a los cines. Con toda la pompa y el lujo que el programa televisivo nos tuvo acostumbrados a lo largo de seis magníficos años, el elenco completo regresa para reinterpretar sus roles, aunque con pocos minutos en pantalla para cada uno. La historia, inspirada en la visita real del Rey George V a la mansión de Wentworth Woodhouse, se sitúa en el verano de 1927, dos años después de episodio final. Los reyes enviaron una carta anunciando su estadía en Downton durante los festejos que se realizarán en Yorkshire: desfile militar, cena de gala y baile en Harewood House. El anuncio pone patas para arriba la calma campestre del lugar: los Crawley comienzan los preparativos contrarreloj y sus empleados no podrían estar más emocionados y nerviosos al mismo tiempo. Para algunos servir a los reyes será el momento más importante de sus vidas, para otros, el más estresante. Cuando los enviados de la Corona lleguen con las indicaciones de cómo hay que hacer todo durante esos tres días, los planes de la familia Crawley podrían tambalear.
Lionel Essrog es un detective privado que se ve envuelto en el turbio mundo de la política de Nueva York cuando comienza a investigar la muerte de su mentor y socio, Frank Minna. Padeciendo del síndrome de Tourette, esa cantidad de tics motores y fónicos no lo ayudan a pasar del todo desapercibido por los vecinos de Harlem y Queens por donde decide comenzar a indagar en los motivos que llevaron al asesinato de quien él consideraba como un padre. Un club nocturno y las reuniones de zonificación de nuevos emprendimientos le darán la punta por donde desarmar la madeja de intrigas.
Daniel Jones (Adam Driver) trabajó durante cuatro años en la Oficina Antiterrorismo del gobierno norteamericano. Tiempo después, y como miembro del personal del Senado, su jefa -la senadora Dianne Feinstein (Annette Bening)- le asigna la tarea de comandar una investigación acerca del Programa de Detención e Interrogación de la CIA implementado tras los ataques del 11S. Para eso es reubicado en el subsuelo de una oficina secreta en Virginia y le dan el plazo de un año. El reporte de Dan y sus colegas comienza a develar que esas técnicas utilizadas en los interrogatorios eran torturas encubiertas. Además de inhumanas eran por demás ineficaces. A medida que van profundizando en los procesos implementados contra los detenidos (sin contar la cantidad de muertes que se sucedieron durante esos años), el Comité de Inteligencia se irá enfrentando a los miembros de la CIA y de la Casa Blanca que quieren seguir escondiendo bajo la alfombra todos los errores y las vejaciones cometidas desde el año 2001.
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Dani perdió a sus padres y a su hermana de manera trágica. Tiempo después, en medio del duelo, su novio la invita a sumarse a un viaje de estudios. Es que uno de sus colegas regresará a su comunidad en Suecia y decide invitarlos para que conozcan el lugar en el cual creció. Sin otra responsabilidad, vuelan a Estocolmo y de allí manejan cuatro horas hacia el norte hasta llegar al medio de la pradera. Nada indicaría que allí existe civilización alguna. Caminando varios minutos más logran ingresar a una aldea rural donde se vive sin dinero, despojados de elementos materiales o cualquier apego que genere diferencias sociales. Todo parece idílico y perfecto. Pero el festival del mid-summer (solsticio de verano) enseguida muestra su cara más cruel y bizarra al revelar las intenciones de una secta pagana plagada de secretos y torturas.
Fanning está pasando por uno de sus mejores momentos, con tres películas en simultáneo en cartelera, y aquí logra lucirse una vez más en su faceta cómica. Si se la compara con Chalamet, gana por varios puntos: el actor de “Llámame por tu nombre” se puso en modo-Allen-neurótico y parece casi una imitación de los mejores roles actorales del director. Prácticamente todos los personajes parecen haber perdido la autocensura y dicen lo que piensan sin filtros, no estamos acostumbrados a eso y allí los grandes momentos de risas de “Un día lluvioso en Nueva York”. Woody Allen despliega todo el cinismo posible hacia esa ciudad a la que ama profundamente y permite que todos los actores, aún los de roles más pequeños, tengan su posibilidad de lucirse. Eso habla de la calidad del guión construido por Allen, siendo una película disfrutable aún sin ser de las mejores de su filmografía.
Destiny trabaja en un cabaret para ganarse la vida y mantener a su abuela. El negocio no viene muy bien, no se siente a la altura de sus compañeras, mucho menos si se compara con Ramona, la líder de las chicas que hacen pole dance en Moves. Cuando logran tener una pequeña conversación, Ramona decide enseñarle algunos movimientos y tenerla bajo su ala protectora. Trabajando en conjunto, 2007 se transforma en un año de grandes números. La caída bursátil del año siguiente cambiará las reglas de juego en Wall Street, incluso dentro del local frecuentado por hombres de negocios. La necesidad de dinero las llevará a quebrar la ley engañando a potenciales clientes del cabaret. ¿Hasta cuando ninguno de esos clientes estafados las denunciará a las autoridades?