Con casi una semana de retraso con respecto a su estreno en salas norteamericanas, Suicide Squad (Escuadrón Suicida) finalmente llegó a los cines locales. Y en ese lapso hemos leído historias sobre el estudio "metiendo mano" en la edición del film, Jared Leto manifestando su descontento sobre la cantidad de escenas eliminadas del Joker, y muchas (quizás demasiadas) reseñas destrozando a la película de David Ayer. Esto quizás lo mal predispone a uno; pero no a matar a la película de antemano, sino a cuestionar un poco a los críticos. ¿Qué hay realmente de cierto en ello? Voy a comenzar reconociendo algo: le tenía muchísima fe a esta película desde aquel primer avance con la versión lúgubre de "I started a joke". Luego, cuando llegó el segundo trailer, musicalizado al ritmo de "Bohemian Rhapsody" (en serio, mírenlo una y otra y otra vez: la edición es perfecta), quedé totalmente fascinado con las imágenes y el tono de la adaptación, convirtiéndose así en una de mis películas más esperadas del 2016. Ante la catarata de críticas negativas provenientes del país del Norte en estos días previos a su estreno, es casi inevitable no sentir cierto temor, no pensar "Che, la están matando, parece que es mala con ganas", por más que ya me vengo distanciando de la visión generalizada de los críticos sobre las películas de superhéroes. Cuando un amigo, un par de horas antes de la premiere, me preguntó cómo me preparaba, mi respuesta y estrategia fueron bien claras: "Voy ilusionado con desilusionarme". Escuadrón Suicida tiene un ritmo bastante... raro e irregular, especialmente en el primer acto, durante la introducción de los personajes y el conflicto. Cada uno de los principales miembros del escuadrón (Deadshot, Harley, etc.) son introducidos mediante flashbacks, con su propia ficha personal (con colores de neón y el emblema impreso en pantalla), su propio tema musical y demás, mientras que otros son presentados rápidamente y sobre la marcha: "Ah, sí, él es Josecito, sabe hacer pizzas de harina integral, viene con nosotros". Es justamente en esa porción del film donde más se notan los tijeretazos: no sólo porque son evidentes los recursos utilizados para "abreviar" la narrativa, sino también porque faltan varias escenas que vimos en todos los trailers. Como ex-estudiante de Imagen y Sonido y habiendo participado de varios cortometrajes, entiendo perfectamente el proceso de edición y montaje, sé muy bien que, lamentablemente, muchas veces se filman escenas que terminan quedando fuera del corte final; es algo intrínseco al proceso. Pero aún así, me molesta muchísimo esta creciente tendencia hollywoodense de dejar afuera escenas que nos mostraron una y otra y otra vez en los adelantos (supongo que eso me pasa por gil y mirar cada avance que publican). Por supuesto que toda esa irregularidad es producto de una edición con aires de videoclip, donde -a diferencia de Batman v Superman- Ayer nos quiere mostrar demasiadas cosas en poco tiempo para así pasar rápido al tercer acto. "Perdón, ¿cómo al tercer acto? ¿Qué pasó con el segundo?". Ni idea, pregúntenle a Ayer, porque yo creo no haber visto un segundo acto. Una vez introducido el equipo, casi en simultáneo con el inicio del conflicto, pasamos rápidamente al recién formado escuadrón llegando a la zona de combate. A partir de ese momento se desarrolla todo el laaargo tercer acto, con el skwad enfrentando a su enemigo sobrenatural. ¿Desarrollo de la trama? Bien, gracias, vuelva pronto. Es así llegamos a otros de los puntos fuleros de la película: el villano. Tal cual se avistaba en los primeros avances (y si no se dieron cuenta, es porque no quisieron verlo), el antagonista es muy, muy flojo. Con un "plan" (nótese las comillas) totalmente ridículo y paupérrimo, se repite la historia de la gran mayoría de las películas de superhéroes (sí, incluyendo las de Marvel): no tiene un buen villano, sino que se trata de una simple marioneta sin motivación digna y lógica, que sólo es malvada porque tiene ganas de ser malvada, reuniendo a un ejército de alienígenas/robots/zombies/cosas. Si se ponen a pensarlo seriamente, los únicos buenos buenos villanos fueron el Joker de Ledger, Loki y Magneto; oh casualidad, en cada una de sus cintas, el villano opacaba al héroe. Por el lado de los (anti)héroes, Ayer y cía. cometen el típico error de sumar personajes para luego darles profundidad sólo a un par y mandando al resto al banco de suplentes. Es totalmente lógico y comprensible que Deadshot y Harley Queen sean los principales miembros del escuadrón, siendo ambos los personajes cuyas historias se encuentran más desarrolladas (no convocás a una súper estrella como Will Smith para tenerlo gesticulando de fondo). Pero tomarse la molestia de integrar a personajes sólo para tenerlos gruñendo y "cabeceando" como gansta (Killer Croc), o para que den un par de espadazos aquí y allá (Katana), hubiera preferido que le den más tiempo y profundidad al resto del equipo. En lo personal, me quedé con ganas de ver más de Captain Boomerang (Jai Courtney), un personaje que por momentos es tan despreciable que es divertido (sin mencionar que los australianos son geniales). Y ni me hagan hablar de Enchantress, por favor; lo de Cara Delevingne, con sus intentos de contorneos arabescos, es tris-tí-si-mo. Ahora sí, pasemos a lo bueno. Y ya que venimos hablando de los personajes, hay que dejarlo bien en claro: son lo mejor de Suicide Squad. No solo por lo colorido (en todo sentido) de los protagonistas, sino también por lo acertado del casting. Margot Robbie es Harley Queen. Tiene una gracia, una frescura, que son atrapantes: no podés evitar seguirla todo el tiempo que está en pantalla; aún cuando está ubicada en segundo plano, se la pasa haciendo morisquetas o gesticulando. Tiene esa mezcla perfecta de maldad y ternura, pasando de la ingenuidad a la agresividad (y viceversa) de un instante al otro. Por su parte, Will Smith despliega toda su chapa de estrella de Hollywood para interpretar al asesino a sueldo que jamás erra un tiro, y te la creés; la escena en la que está arriba del auto, disparando a la horda enemiga, es todo lo que necesitás para decir "OK, este negro es capo". Un poco más atrás, se destacan El Diablo (Jay Hernández), que sorprende gratamente con quizás la historia más humana de los integrantes del escuadrón (el personaje resulta mucho más profundo de lo que uno vaticinaba) y Amanda Waller, interpretada por una brillante Viola Davis que le hace honor a su contraparte del cómic: totalmente manipuladora, despiadada y desafiante, es la clara demostración de que no hace falta tener súperpoderes para intimidar a tu rival (y una muestra de lo que debería haber sido el Lex Luthor de Batman v Superman). Waller tiene que seguir estando ahí bien metida en el Universo DC. Párrafo aparte se merece la polémica versión del Joker, a cargo de Jared Leto. Si algo no se le puede objetar al reconocido actor, es que Leto se mete de lleno en el papel. Te pueden gustar o no sus tatuajes, te puede gustar o no su diente de oro y su bling-bling, pero Leto simplemente interpreta otra versión del personaje. Tratar de compararlo con la versión de Heath Ledger es totalmente estúpido: no sólo porque sería inútil intentar repetir una actuación como la del difunto actor, sino porque dicha versión no encajaría en este universo que están construyendo, infinitamente más comiquero e irreal que el de Nolan. En sus 75 años de historia editorial, hubo decenas de versiones distintas del personaje: está perfecto que hagan algo radicalmente opuesto a lo de Ledger. ¡Dejemos de pedir algo nuevo y quejarnos cuando nos lo dan! Más allá de eso, si ya tenías tu opinión formada desde aquella primera imagen donde descubrimos su nuevo look, listo, no vas a encontrar nada que te haga cambiar de parecer. Respecto a su relación con Harley, es la historia de un amor tóxico, nocivo, donde él claramente comienza manipulándola hasta que ella se rinde a sus pies, un poco por decisión propia y otro tanto a la fuerza (acá es donde varios fans salieron a criticar la decisión de que el personaje no actúe, bien o mal, por voluntad propia). Él por momentos la somete a sus delirios y, por más retorcidos que sean, ella acepta gustosa. Pero en otras ocasiones, Joker también da indicios de sentir algo genuino (o lo que más se asemeje a ello) por Harley. ¿Un Joker tiernito? ¡Que no se corra la voz en el barrio! La película tiene su cuota de humor, pero tampoco tanto como temían algunos por lo visto en los trailers (que evidentemente nos engañaron un poco). A veces viene por el lado de la réplica, a veces por algunos gestos de Boomerang o Harley, pero dentro de todo es bastante centrado y correcto; simplemente peca del clásico one-liner comiquero, pero... ¿qué película de superhéroes no lo hace? Por el lado de la visual, nuevamente hay cierta discordancia bien marcada: al comienzo, con la presentación de los personajes, tenemos todo el colorido y la parafernalia vista en los pósters y los logos. Una vez que todos llegan a la ciudad (la trama transcurre prácticamente en un solo día), las luces de neón se apagan y todo pasa a ser una película más de ciudades sitiadas. Sinceramente no se nota mucho "la mano" de Ayer, un director con un estilo más callejero, más rústico y urbano (vean End of Watch para entender a qué me refiero). Quizás el género de superhéroes le quedó un poquito grande (¿o chico?), o quizás la gente de Warner Bros. metió la nariz donde no le incumbía; vaya uno a saber. Desde la musicalización (un punto que cobró mucha relevancia ya desde los avances), el soundtrack cuenta con canciones clásicas muy buenas y acertadas en el contexto. Si bien a veces es por demás evidente la intención de que la música nos aporte un primer indicio sobre la personalidad de los protagonistas (nos quedó bien clarito lo de Waller y "Sympathy for the devil"), en lo personal disfruto de esos guiños. Además, ¿quién en su sano juicio podría quejarse de una banda sonora con los Rolling Stones o Eminem sonando en los momentos oportunos? El problema es que son demasiadas canciones: creo que deben sonar, fácil, más de 20 en toda la película, con varias de ellas permaneciendo tan solo algunos segundos. Es como si Tarantino se hubiera clavado una pasti del tamaño de una sandía. Pero bueno, para bien y/ó para mal, así es Suicide Squad. Todo muy bombástico y colorido y ruidoso. A veces es justo lo que necesitan la historia y sus personajes, y otras no tanto. Es como si Warner y DC hubieran intentado hacer todo lo opuesto a Batman v Superman, respondiendo a los detractores que la tildaron de "demasiado seria" y oscura y blabla, y por momentos se hubieran pasado de rosca. Pero que quede bien clarito: al igual que BvS, la película está muy lejos de ser tan mala como dicen gran parte de las críticas online. Para cerrar (¡yay!), quería comentar que... sinceramente da un poco de pena (como viejo lector de cómics y fan de varios de estos personajes) ver cómo les está costando a Warner/DC encontrar el punto exacto, el equilibrio, en su universo cinematográfico. Tienen a los personajes, tienen a los actores, tienen a gente capaz detrás de cámaras; se les está dificultando hallar la historia adecuada. Quizás hubiera sido mejor que Suicide Squad se acerque a sus orígenes comiqueros, con el equipo enfrentando a dictadores de países tercermundistas o ejércitos guerrilleros, operaciones encubiertas, haciendo el trabajo sucio que los superhéroes de capa y calzoncillos por arriba de los pantalones no se atreven o no quieren hacer. Esperemos que estos nuevos personajes tengan una segunda chance de brillar en la pantalla grande con una historia más acorde, más oscura y violenta (convengamos que la calificación PG-13 tampoco ayudó). Mientras tanto, el resto de los mortales tendremos que seguir esperando y depositando nuestra fe en cierta diosa amazona... VEREDICTO: 6.0 - SUICIDAS CON BALAS DE GOMA Lamentablemente, y tal como sucedió con BvS, el espectador (y fanático) no puede evitar pensar en la enorme oportunidad que se desperdició ante sus ojos. Con un gran elenco e interesantes personajes antiheroicos, Escuadrón Suicida era la oportunidad perfecta para que el Universo DC despegue de una vez por todas en la pantalla grande. Sin embargo, un ritmo narrativo desparejo, una edición chapucera y un villano paupérrimo, hacen que el film se quede sólo en un buen y colorido intento, redimido principalmente por personajes como Harley Queen, Amanda Waller, Deadshot y sí, hasta el Joker; exigimos ver más de todos ellos. Ojalá tengan otra oportunidad en algún país tercermundista.
Batman v Superman: Dawn of Justice (o Batman vs Superman: El Origen de la Justicia) es una de esas películas tan esperadas, tan soñadas por millones de fanáticos, que crea una expectativa absolutamente imposible de cumplir. Im-po-si-ble. Asimismo, es una de esas películas donde todos y cada uno de sus espectadores tiene una opinión bien vocal y definida (y, en este caso, opuesta). Pero, ¿es realmente tan mala como viene diciendo (casi toda) la crítica y (buena parte de) el público? ¿O es otro caso más de ensañamiento, de triple condena de muerte antes de un justo juicio? Antes de proseguir, nobleza obliga: sí, esta review va a ser algo extensa. Pero la película bien lo amerita: no sólo por lo que sucede en el film, sino también por lo que ocurre a su alrededor y en el marco de su estreno. Hay aspectos que sinceramente no se pueden obviar, porque de hecho perjudican el resultado final de la cinta. Así que les pido por favor que me tengan paciencia y lean tranquilos. Por momentos la review va a ir de aquí para allá, casi un daño colateral de la trama. Para comenzar... la primera mitad de la película es bastante irregular. O, mejor dicho, regularmente irregular. El desarrollo de la trama salta de un lado al otro, dividiéndose entre la introducción del nuevo Bruce Wayne/Batman, la actualidad de la pareja de Clark Kent/Superman & Lois Lane (actualmente conviviendo), y la presentación de este nuevo Lex Luthor. El problema es que las escenas dedicadas a cada uno de ellos no duran más que un par de minutos (literalmente). Por momentos se siente como cuando tenés que rendir un exámen en la facultad y sabés que no llegás a leer todos los apuntes. ¿Qué hacés entonces? Leés un poco de cada tema, pasando rápidamente de una cosa a la otra, tratando de estar enterado de todo, sin avivarte que en definitiva no terminás sabiendo nada. Chris Terrio (guionista) y Zack Snyder (director) quieren hacer eso: ponernos al día rápidamente con los 18 meses transcurridos desde el combate en Metrópolis entre Superman y Zod, al final de Man of Steel. Se equivocan, claro. Y sí, ya sé eso de que "las comparaciones son odiosas" pero... asumámoslo y saquémosnos las caretas de entrada: en algún momento, tarde o temprano, consciente o inconscientemente, vamos a compararla con las películas de Marvel; es inevitable. Y hasta creo que, en el fondo, Warner Bros. y DC Comics se ubicaron ellas solitas en esa posición... y precisamente ahí está el mayor pecado que comete BvS: querer ponerse (casi) a la par de Marvel en una sola película. Lo mejor que tuvo el Universo Cinematográfico Marvel, y la principal razón de su innegable y merecido éxito, es que se dieron el lujo de tener 5 películas individuales antes de llegar a la primera Avengers. Warner y DC van a llegar a Justice League Part 1 con sólo tres pasos previos: Man of Steel, BvS, y Wonder Woman. Por un lado, alguien puede objetar "Bueno, pero a DC no le hace falta tanta previa: hasta mi abuela sabe quiénes son Superman, Batman y La Mujer Maravilla". Y sí, en parte dicho argumento es totalmente válido: Iron Man no era ni la mitad de popular o reconocido antes de ser brillantemente interpretado por Robert Downey Jr.; obligadamente tenían que presentarlo. Pero más allá de eso, cada una de esas películas individuales supo darle el tiempo necesario a cada personaje, reuniéndolos de a poco, insinuando futuros arcos argumentales mediante cameos y escenas post-créditos, hasta que, finalmente, los juntó de manera verosímil. Desafortunadamente para los fanáticos de DC, Warner Bros. piensa que no se puede dar ese lujo: creen que ya perdieron demasiado tiempo (y cientos de millones de dólares) ante Marvel-Disney, por lo que necesita precipitadamente alcanzar a su rival ante los ojos del público. Ante esta urgencia por poner todas las cartas sobre la mesa y presentar cuanto antes a la Liga de la Justicia, BvS sufre indirectamente: varios puntos de la trama se sienten demasiado apresurados, forzados, casi innecesarios. Por ejemplo: la razón que lleva a ambos héroes a irse a las manos no es muy lógica, parece tirada de los pelos; pero lo peor es que la razón por la que dejan de luchar -después del zamarreo que se dieron- prácticamente roza el ridículo. Lo mismo ocurre con los sueños/premoniciones. ¿Qué son exactamente y por qué/cómo los tiene justo él? Más allá de que algunas de esas secuencias (una en particular) son visualmente impecables, es una manera simplista y pedorra de insinuar futuros desarrollos. "¿Cómo sabés eso?". "Tengo una intuición" (guiño a la cámara). Dale, media pila. Y antes que piensen "Uh, otro más que la está matando...", aclaro que no es así, la película me gustó. Bastante. Así que vamos a comenzar con rescatar los aspectos positivos (y sí, los tiene, no jodan). Antes que nada: basta, gente... dejemos de demonizar a Snyder; no es el Hitler del género de superhéroes. Les guste el resultado final de la película o no, tiene un estilo bien definido y propio: la estética, los colores, los movimientos de cámara, la fotografía, los trucos digitales... desde 300 hasta acá, Snyder se mantiene fiel a sí mismo, como debe hacer un director, te guste dicho estilo o te parezca una grasada. Y créanme que es muy pero muy difícil tener un estilo propio (más aún en esta época de reboots y remakes de remakes). Y otra cosa: sabe dirigir películas de acción de manera brillante. Sus escenas son ambiciosas, épicas, adrenalina pura, con algunos planos impactantes que tienen todo el potencial para convertirse en icónicos. Snyder tira al techo toda la manteca habida y por haber, y después sale a comprar más, con ganas, desafiante, como debe hacer el director del film que reúne a los 3 héroes más importantes de DC (y hasta te diría que de todo el género). De la misma manera, entre todo el ruido y la crítica ponzoñosa, aplaudo a Warner por tener el valor (y hasta algo de ingenuidad) de cerrar los ojos y decirle a Zack: "Tomá, acá tenés las llaves del auto, tratá de no chocarlo mucho". Es evidente que Snyder tiene un ego y unos huevos ASÍ DE GRANDES para hacer oídos sordos a las críticas y seguir adelante con su visión del Universo DC, sabiendo que sería imposible conformar a todos los fans que vienen fantaseando hace 30 años con ver este enfrentamiento en cine. Más allá de cual sea el veredicto final (que parece que ya estaba sellado y firmado hace rato), Warner y Snyder realmente se la jugaron esta vez, fueron a todo o nada. El guión tiene y trata temas interesantes que, lamentablemente, no termina de profundizar por este maldito apuro de mover todas las piezas de ajedrez en la menor cantidad de jugadas posibles. Por un lado, es algo frustrante verlo a Superman retroceder unos pasos respecto a la posición y confianza en sí mismo que había logrado la última vez que lo vimos, cuando llegaba todo contento al Daily Planet. Ahora nuevamente lo vemos dubitativo y algo inseguro en su manera de actuar. Paradójicamente, es justo ese aspecto del personaje el que más lo humaniza, el que mejor permite que uno, como mero espectador de carne y hueso, pueda identificarse aunque sea un pelín con un alienígena capaz de mover la Luna (como hizo una vez en los cómics). Históricamente las mejores historias de Superman fueron aquellas donde se cuestiona su accionar al punto tal que él mismo duda de su lugar en la raza humana. En esta ocasión (y quizás también como respuesta y metacomentario de Snyder a las críticas recibidas por parte del público y la prensa luego del desenlace de Man of Steel), Superman ve cuestionado su accionar luego del combate contra Zod y de una intervención suya en territorio hostil al gobierno de los EE.UU. al comienzo del film. ¿Hasta dónde puede y debe llegar su "ayuda"? ¿Qué o quién puede garantizar que, de un día para el otro, Superman no panquequeé y ataque a la humanidad? ¿Es correcto idolatrarlo cual becerro de oro? ¿Es un Dios? Todas estas son preguntas válidas, legítimas, y que -en parte- son vocalizadas por la Senadora Finch (interpretada por Holly Hunter). De hecho, creo que son preguntas tan interesantes de plantear que se merecían un film aparte, una verdadera Man of Steel 2. Pero parece que no era el día, así que simplemente son planteadas, se insinúa un desarrollo, y se terminan respondiendo simbólicamente y a las apuradas. Otro aspecto muy importante a destacar es que... en serio, HAY QUE DEJAR DE JUZGAR a los actores antes de verlos interpretar el papel. ¿Se acuerdan cuando Chris Nolan confirmó a Heath Ledger como el Joker para The Dark Knight? Uy, Dios... fue un pandemonio eso. Y sin embargo... hoy en día lloramos a moco tendido con cada aniversario del fallecimiento de Ledger, lamentándonos no haberlo podido ver repetir su inolvidable interpretación, agradeciéndole por tanto y pidiéndole perdón por tan poco. Pero como no aprendemos de nuestros propios errores, como nos fascina hablar antes de tiempo, exactamente lo mismo ocurrió cuando Warner anunció a Ben Affleck como el nuevo Batman: antorchas encendidas, saqueos en las calles, perros con cabezas de gato, eclipses totales del corazón, fanboys online despotricando ¡cómo podía serrrr! que hubieran elegido al tipo que protagonizó Daredevil (una película cuya version extendida en DVD es muy superior a la vista en cine, a pesar de tener un guión malo y un director de tercera, pero... claro, la culpa era del actor), alegando que la noticia era "el último clavo que faltaba en el ataúd de BvS". Todo esto por supuesto olvidando que aún faltaban casi 2 años para verlo en pantalla, pero bueno... ¡esos son detalles insignificantes ante el fanboy odioso! Pero acá estamos, con un nuevo (y muy discutido) actor colocándose la máscara del murciélago, el 6º en el cine, y... hay que dejar el orgullo de lado y reconocerlo con la frente en alto: nuevamente Warner les tapó la boca a todos. Aún es muy pronto para decir si Affleck es "mejor Batman" que Christian Bale (hay diferencias en la interpretación del personaje; son lo mismo y a la vez son distintos), pero algo es seguro: Affleck interpreta a un MUY buen Batman. Perturbado, cansado, agresivo, sólido, hastiado, físicamente imponente (más que cualquier otro actor anterior), es un Hombre Murciélago con varios años y cicatrices psicológicas encima. Se percibe a un hombre que, si no fuera por el ímpetu renovado que le trae enfrentarse a este Dios alienígena que descendió del cielo, muy posiblemente estaría en sus últimas noches de lucha en las calles. Y resulta sumamente verosímil el odio que siente Bruce hacia Superman, luego de una excelente escena inicial donde lo vemos intentando rescatar a sus empleados de los enormes destrozos causados por el combate entre Superman y Zod (el director astutamente nos ubica a nivel cero, para que lo experimentemos como un simple individuo más). Para terminar -y acá no me puedo explayar demasiado, por los spoilers-, me gusta verlo a Batman... en el centro de la escena, estando al tanto de todo, sabiendo todo lo que pasa a su alrededor. Porque Superman será siempre el todopoderoso, pero Batman es el cerebro del grupo, el estratega, el que da las órdenes, el que corta el bacalao. El final de la película lo deja bien posicionado en ese aspecto. Lo mismo ocurre (y acá sí me incluyo entre los que no estaban muy satisfechos con el casting) con Gal Gadot como Wonder Woman. Si bien no son taaaantos los minutos que tiene en pantalla (aunque sí son más de los que creí que iba a estar), me resultó totalmente convincente en su rol dual de Diana Prince y guerrera amazónica: no sólo compré, sino que hasta me dio algo de esperanza de que su desempeño como heroína, sumado a la ambientación de época, pueden convertir su film individual (actualmente en rodaje) en algo realmente interesante y con potencial. Felicitaciones a la Srita. Gadot por cerrarnos bien el upite ^_^ Siguiendo con las actuaciones, Henry Cavill vuelve a interpretar a un más que correcto Hombre de Acero, pero se ve obligado a compartir su presencia en pantalla con el Batman de Affleck... y sí, queda un poco opacado (¿quién no?). Además, hay que reconocer que esta vez las circunstancias le son bastante más adversas que en su debut cinematográfico: creo que la única escena donde la pasa realmente bien es cuando Clark se mete en la bañera con Lois (ella está desnuda, jiji). Y ya que mencionamos a Lois, debemos mencionar que en esta oportunidad el personaje es mucho más instrumental a la trama: la vemos más veces siendo utilizada como herramienta narrativa, como la damisela en peligro, que como aquella intrépida y temeraria reportera que conocimos en Man of Steel. Aún así, cuando los vemos juntos, Cavill y Amy Adams (una excelente actriz) tienen muy buena química; se percibe claramente que Lois y Clark se aman y están dispuestos a hacer lo que sea por el bienestar del otro, de manera tal que resulta creíble cuando la vemos a ella meterse siempre en medio del quilombo y todo lo demás. En cuanto a Lex Luthor... sinceramente no entiendo esta insistencia por llevar al cine a un Luthor tan teatral y operático. Jesse Eisenberg casi que repite a su Mark Zuckerberg de The Social Network, sólo que mejor vestido y con habilidades para el basket. Con sutiles diferencias (algún tic más, mayor velocidad al hablar), prácticamente sigue siendo el mismo Luthor interpretado por Kevin Spacey en Superman Returns (del 2003), que a su vez era el mismo que hiciera Gene Hackman en Superman (de 1978). Me pregunto si alguna vez tendremos la suerte de ver en cine al mejor Luthor de los cómics: ese magnate ambicioso, calculador, celoso ante el arribo de un alienígena al que todos adoran y puede robarle su papel de filántropo héroe de la ciudad, y quien supo ser tan convincente a la hora de decirle a la gente que Superman era el verdadero villano que hasta llegó a ser electo Presidente de los EE.UU. Me encantaría ver algún día esa versión del personaje. El último de los debutantes es Jeremy Irons como el nuevo Alfred Pennyworth que, más que mayordomo, es una suerte de colega/compañero/consejero de Bruce Wayne en su lucha contra el crimen; un perfil novedoso para el personaje, casi una evolución del Alfred interpretado (con tanta pasión y humanidad) por Michael Caine en la trilogía de Chris Nolan: ¡menos tareas de limpieza y más control de drones! El resto del elenco secundario (Diane Lane y Lawrence Fishburne repitiendo sus papeles como Martha Kent y Perry White, respectivamente) no tienen ni tantos minutos en escena ni tanto peso dramático como para realmente calificarlos. Como viene siendo (pésima) costumbre con algunos de los estrenos más pochocleros de las últimos años, la campaña de prensa y promoción revela mucha, demasiada información previa al estreno. Lamentablemente BvS es otra víctima del maldito marketing. Creo que, del combate entre ambos héroes, los avances habrán mostrado un... ¿40%?, lo cual es una barrabasada y una verdadera pena, porque el combate es espectacular (más aún si pueden verlo en formato 70 mm.): contemplar a Batman con la armadura que usaba en The Dark Knight Returns (el comic de Frank Miller de 1986 en el que se basa la pelea) es una sensación simplemente maravillosa, con su aspecto macizo, sin cuello, y sus ojos de neón. Aún así, con toda la información ya divulgada y conocida por todos los que seguimos el rodaje, Snyder y su equipo lograron salirse con la suya y guardarse varios ases fundamentales bajo la manga. Me sorprendí muchísimo en varias escenas, al punto tal de preguntarme "¿Cómo hicieron para que ESTO no se filtre antes? No puedo creer que hayan logrado mantenerlo en secreto". Así que ese es otro punto a favor de la película. Sabiendo que en un par de meses saldrá en Blu-ray una edición con calificación "R", tranquilamente podemos asumir que BvS no sólo tendrá más violencia en pantalla, sino que también habrá varios minutos extras con escenas eliminadas: resulta muy evidente por varias decisiones que toman los personajes, que no se sienten del todo justificadas en lo que vimos previamente; casi podés deducir cuáles son las escenas editadas y adivinar dónde están los cortes. Recuerdo que hace un tiempo se había corrido el rumor de que la película iba a ser lanzada en dos entregas, que era tanto el material que tenían filmado que necesitaban dividirla para que no les quede una película de 4 horas. ¿La verdad? De ser verídica esa información, hubiera preferido eso: dos películas que sumen 3 hs. y media, 4 hs. en total. De esa manera las escenas hubieran podido desenvolverse con mayor fluidez y respirar, en lugar de sofocarse en su propio apuro y dar manotazos de ahogado. Olvídense de todas esas pavadas (por no decir pelotudeces) de que "Superman está hecho un amargo", "Batman no mata", y blablabla: tengan en cuenta que, en 75 años de historia editorial, los personajes tuvieron decenas (y hasta diría cientos) de reinterpretaciones; te guste o no, esta es simplemente una más de tantas que pasaron y pasarán. Lo verdaderamente triste de todo esto es que, en el centro de BvS, hay una buena película, una buena historia... pero eligieron narrarla de la manera equivocada y a las apuradas, mirando de reojo cómo su rival sigue contando los billetes y fumando habanos. ¿Ahora? Ahora esperemos, por el bien de todos los fanáticos del género... pero de los que disfrutamos el género en serio, no de los que tienen puesta la camiseta de X editorial... que no sea demasiado tarde, que haya tiempo de dar un ligero golpe de timón y corregir el curso. Eso sí sería hacer justicia. Estamos hablando de Batman, Superman y Wonder Woman: es lo mínimo que se merecen. VEREDICTO: 7.0 - NO ME PEGUEN, SOY SNYDER Sinceramente iba a calificarla con 1/2 punto menos, pero decidí redondear para arriba porque... SÍ, tiene varias incoherencias y desarrollos no justificados, pero se nota claramente que eso es más culpa de la mala edición que del guión (sumado a esa maldita urgencia por "alcanzar" a Marvel). Además, en lo personal, valoro muchísimo que Zack Snyder, contra viento y marea, se mantenga fiel a su propio estilo y estética visual. Eso sin mencionar que nos tapó la boca dos veces: el Batman de Ben Affleck rápidamente se ubica "ahí arriba" entre los mejores, y Gal Gadot como Wonder Woman resulta ser una gratísima y esperanzadora sorpresa. No se dejen confundir: Batman vs Superman: El Origen de la Justicia no es el peliculón que anhelábamos, pero tampoco se merece críticas tan venenosas como las que está recibiendo.
Dueño indiscutido de la mejor campaña publicitaria de los últimos años, el mercenario mutante de Marvel Comics finalmente llegó a los cines. Pero, ¿es digno de semejante prensa, o es puro blabla? La génesis de Deadpool es bastante particular, ya que bien podría decirse que es una película hecha gracias a los fans. Como ya te contamos hace unos meses de manera súper detallada, en plena Comic-Con 2014, "se filtró" una suerte de trailer conceptual de una película de Deadpool que, más allá de los rumores que llevaban años oyéndose, aún no era para nada firme su realización. El clip, protagonizado por Ryan Reynolds (quien fuera vinculado al proyecto desde el 2004), mostraba al personaje atacando un vehículo de matones en plena autopista. Pero lo mejor de todo era que el actor se veía como Deadpool, sonaba como Deadpool, bromeaba como Deadpool, y rompía la cuarta pared como Deadpool (una de las principales características del personaje en los cómics). Dicho de otra manera: era todo lo que no había sido la bochornosa aparición de Deadpool en X-Men Origins: Wolverine (también interpretado por Reynolds). Ante la avalancha de pulgares arriba en las redes sociales por parte de la prensa especializada y de los fans, 20th Century Fox raudamente firmó el cheque y dió luz verde para que comience la producción de la tan esperada adaptación cinematográfica del personaje creado por Rob Liefeld y Fabian Nicieza en 1991. Es por eso que decimos que el film estuvo gestionado por los fans: ¿quién sabe cuánto tiempo más hubiera pasado antes que 20th Century Fox aprobara el proyecto, si no hubiera existido semejante presión del geekdom en las redes sociales? Desde los créditos iniciales, donde no mencionan a ninguno de los actores del elenco sino que los generalizan/estereotipan en diversos rubros (como "villano británico"), la película ya te brinda esa sensación de tranquilidad que suena en tu mente diciéndote "Estos tipos entendieron todo". "Estos tipos", por supuesto, son Rhett Reese y Paul Wernick, la misma dupla guionista de Zombieland, que -junto con la importante intervención del propio Reynolds- supieron plasmar en la pantalla grande todo lo que hace de Deadpool... bueno, Deadpool. Los incesantes latiguillos, la constante ruptura de la cuarta pared (en un momento, el personaje literalmente mueve la cámara para que no podamos ver qué sucede), la frialdad a la hora de asesinar gente y hasta los chistes subidos de tono y las puteadas; algo que, si bien en los cómics no puede hacer por un tema de censura, acá en el cine, con una calificación para Mayores de 16, utiliza con holgura. Pero todo esto de los gags y las referencias metatextuales no funcionaría con la suma eficacia con la que lo hace, si no fuera por Ryan Reynolds. El actor, que durante años se cargó el proyecto al hombro buscando la financiación necesaria por parte de la Fox, ES Deadpool. No tengan la menor duda al respecto. A pesar de estar con la máscara colocada durante gran parte de la cinta, uno puede imaginarse a la perfección cada gesto, cada mueca realizada por Reynolds a medida que dispara un chiste detrás de otro, con un ritmo y un timing envidiables: desde Green Lantern, sus propia carrera actoral, los X-Men ausentes, y hasta Liam Neeson (!), todos son observados por la lupa sarcástica de Deadpool; no por algo su apodo en los cómics es "The merc with a mouth" (algo así como "el mercenario bocón"). Por supuesto que ante semejante cantidad de chistes, algunos no dan en el blanco o (como audiencia latinoamericana) no entendemos del todo la referencia, pero la gran gran gran mayoría de ellos te van a sacar una risa. Respecto al resto del elenco, el círculo íntimo de Wade se compone de Vanessa (la bella Morena Baccarin, de Firefly), su amigo/barman/dealer de armas Weasel (T.J. Miller, de Silicon Valley), y su confidente y ciega roomate, Blind Al (Leslie Uggams, de la recordada serie televisiva Raíces). La química con cada uno de ellos es totalmente efectiva y convincente. Sentimos la pasión desbordada entre Wade y Vanessa (especialmente luego de ese montaje "festivo"), la camaradería sincera con Weasel (quien no duda en buscarle similitudes poco agraciadas luego de ver por primera vez su rostro desfigurado), y la confianza de entrecasa con Blind Al. Este trío secundario contribuye a que, si bien dista muchísimo de ser algo similar a un (super)héroe -como él mismo reconoce más de una vez-, podamos percibir a Wilson como alguien mucho más humano y sensible, y no como una simple máquina de matar y tirar chistes. Pero Deadpool, como todo buen personaje actual, forma parte de un universo mucho mayor, en este caso el de los X-Men. Es por eso que cuando Colossus (en la voz de Stefan Kapicic) y Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand) aparecen para intentar convencerlo por enésima vez de que se una al equipo del Prof. Xavier, queda bien claro que la película está firmemente plantada en la franquicia mutante (y que hace como si X-Men Origins: Wolverine jamás hubiera existido, gracias a Dios). Realmente da gusto verlo a Piotr "Peter" Rasputin, con su acento tan soviético y su naturaleza de buen pibe, haciendo algo en pantalla, a diferencia de sus pasadas intervenciones cinematográficas. Por su parte, Negasonic Teenage Warhead es una interesante adición al equipo, gracias a su personalidad de adolescente desinteresada y cuasi-emo. Ambos aportan lo suyo en el combate final sin prolongar su presencia ni volverse tediosos... además de teasernos de cómo sería ver a Deadpool luchando en equipo junto a los X-Men, claro. La trama de la película es bastante simple y convencional, incluso para ser una "historia de origen": chico conoce chica, chico es diagnosticado con cáncer terminal, chico se somete a un dudoso experimento con la promesa de curarse, chico termina torturado y desfigurado, chico duda de reaparecer ante chica, chica es secuestrada por el malo, chico decide recuperar a su chica y, de paso, vengarse del malo. Es una película de superhéroes hecha y derecha, que por momentos transita el género romántico, el de horror, y termina en una clásica venganza. Sabiamente los realizadores optaron por arrancar el film in media res, en plena escena de acción, e ir mostrando mediante flashbacks cómo Wade Wilson se convirtió en Deadpool. A decir verdad, resulta algo molesto la forma en que los implementaron (los flashbacks no siempre están insertados en el mejor momento). Pero por suerte, promediando el relato, los recuerdos alcanzan al desarrollo presente, el recurso del flashback concluye y la acción transcurre de manera lineal hasta el desenlace. Quizás el punto más flojo -como muchas veces sucede en el género- es el de los villanos. Es que Ajax (interpretado por Ed Skrein, de The Transporter Refueled) y Angel Dust (Gina Carano, de Fast & Furious 6) son dos antagonistas de lo más genéricos, sin mayor profundidad ni grandes motivaciones. Pero, nobleza obliga, debemos aclarar que en los cómics Deadpool tampoco posee un gran antagonista propio; sus grandes y más recordados enfrentamientos siempre fueron con los villanos de otros, como Magneto o Apocalipsis; es por eso que, aunque decepciona un poco lo chato que resultan sus enemigos cinematográficos, tampoco nos sorprende. Por el lado de la dirección, el debutante Tim Miller plantea las escenas de acción de manera estilizada y con buen ojo, sin esconder las decapitaciones ni demás actos violentos perpetrados por nuestro particular protagonista. Es más, no sólo no las esconde, sino que nos las patea directamente a la cámara. Las coreografías de las peleas no hacen más que exaltar la agilidad y destreza física de Deadpool, quien pasa de utilizar armas de fuego a utilizar sus espadas con total naturalidad y fluidez. También debemos mencionar la gran banda sonora, con algunas canciones que definitivamente vas a salir cantando en voz baja a la salida del cine (como "Shoop" o "X gonna give it to you"), y un par de selecciones musicales que -por lo fuera de contexto- resultan brillantes. Entre la avalancha de películas de superhéroes que tuvimos en la última década (con un promedio de casi 5 films por año), y las que tendremos de acá al 2020, Deadpool se destaca por su originalidad (aún dentro de los parámetros del género), su metatextualidad, y su humor zarpado: sinceramente creo que me reí más viendo Deadpool que cualquier otra comedia en el 2015. Hay una escena en particular (que me recordó mucho a Alejo y Valentina), que surge totalmente de la nada y expone la demencia del personaje de manera bien definida, que te va a hacer reír a carcajadas. Los realizadores saben que le deben mucho a sus seguidores, y en cierta manera celebran esa fuerte presencia en la cultura pop, con referencias a Star Trek, Voltron e incluso Hora de Aventura. Además, la película es un claro signo de lo bien plantado y firme que está el género superheroico en Hollywood actualmente: de otra manera, un largometraje protagonizado por un personaje que sólo conocen los más geeks, con un actor principal que -aunque reconocido y popular- jamás metió un rotundo éxito de taquilla, y encima con calificación "Restringida" (algo a lo que los estudios le escapan como a la peste, porque implica una recaudación mucho menor), jamás hubiera visto la luz del proyector. Cada tanto Hollywood se acuerda de cómo era tomar algún riesgo. (Ah, por cierto: sí, hay un esperado cameo y una escena post-créditos. Pero definitivamente ninguno es lo que se esperan... pero por eso mismo deben uno de las mejores cameos y escenas post-créditos que hayamos visto. ¡No se lo pierdan!) VEREDICTO: 8.5 - DEMENCIALMENTE DIVERTIDA Deadpool es una de esas películas que uno, como fanático del género y viejo lector de cómics, no puede más que prender una vela y agradecerle a la Virgen por que existan en el mercado actual. Irreverente pero totalmente respetuosa de su audiencia comiquera, violenta, creativa, con buenas escenas de acción y -en especial- absolutamente divertida de punta a punta, nos cuesta pensar un mejor debut para un personaje en la pantalla grande. Felicitaciones para Ryan Reynolds y los realizadores. Ahora sí: ¡queremos verlo junto a Wolverine!
El tan esperado film de Alejandro González Iñárritu, que -para muchos- por fin le daría el premio de la Academia como Mejor Actor a Leonardo Dicaprio, llegó a los cines. ¿Realmente es tan bueno? ¿Leo se merece el Oscar, o se quedará tirado en la nieve, moribundo, viendo como se le viene encima una incesante avalancha de memes? La trama de The Revenant (o El Renacido) es bastante sencilla: ambientada en el noroeste de Norteamérica en 1820, cuenta la historia de una expedición de cazadores de pieles (un oficio muy común en aquella época), a cargo del Capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson, de Star Wars: The Force Awakens y Ex Machina), con la ayuda del rastreador experto Hugh Glass (DiCaprio) y su hijo indígena, Hawk (Forrest Goodluck). Luego de una emboscada por parte de los indios locales (que están en busca de alguien), el grupo de Glass se ve diezmado y gravemente reducido en número, obligado a emprender una retirada y modificar su ruta. Luego, cuando Glass sale a cazar solo, por su cuenta, es brutalmente atacado por una osa parda (¡que no, no se lo viola!) que lo deja al borde de la muerte. Imposibilitado de hablar, y menos aún moverse, el capitán Henry -un hombre leal y justo, que sabe que le debe la vida de sus hombres a Glass- decide que lo trasladen entre todos en camilla hasta el campamento, para que allí sea tratado debidamente. Pero esto no hace más que retrasar aún más la ya difícil travesía de su expedición; ante el descontento de sus tropas, y sabiendo que el grupo de indios les pisa los talones, Henry ofrece una recompensa a quienes decidan quedarse cuidando de Glass el tiempo que sea necesario hasta su natural deceso, para luego enterrarlo debidamente. Los voluntarios son John Fitzgerald (Tom Hardy, de Mad Max: Fury Road), un hombre que ya tuvo ciertos roces agresivos con Glass, y el joven Bridger (Will Poulter, de We're the Millers). Ah, y Hawk, el hijo de Glass, claro; se queda con su padre, que es el único que lo cuida. Y ahí están los tres, sosteniéndole la vela encendida al pobre Glass, esperando a que se muera apaciblemente de una buena vez. El problema es el siguiente: a Fitzgerald le importa tres carajos que Glass muera en paz; él solo quiere volver rápido al campamento, cobrar la platita que le prometieron, e irse bien lejos a comprar un terrenito. Así que decide tomar cartas en el asunto y... apurar los trámites, digamos. Pero luego de enterrar vivo a Glass y mentirles a todos al respecto, resulta que éste -que estuvo siempre consciente y viendo todo lo que ocurría a su alrededor- logra escapar a fuerza de voluntad y mucha baba, poco a poco recobrando sus fuerzas, comiendo lo que puede como puede, durmiendo en los lugares menos habituales (ya van a entender...), y emprendiendo así su viaje de regreso hacia el campamento con un sólo objetivo en mente: vengarse de Fitzgerald. La trama, a pesar de que quieran adornarla como una historia de amor de padre e hijo, o de crecimiento espiritual, es una venganza hecha y derecha. Si bien tiene un ancla emocional en la relación de Glass y Hawk, ese sentimiento es el medio para justificar el fin. Y el fin es hacerlo cagar a Fitzgerald. Así de simple. Hay algunas subtramas que luego terminan no aportando demasiado, pero el principal combustible que lo impulsa a Hugh Glass a pasar las mil y unas es su profundo deseo de revancha. El director mexicano es, a esta altura, y especialmente luego de Birdman, un abonado a los planos secuencia, y en esta oportunidad vuelve a utilizar este recurso constantemente: Iñárritu intenta introducir de lleno al espectador -aún cuando éste no quiera- ahí, dentro de la pantalla, junto a los personajes, con su cámara inquieta yendo y viniendo de un lado hacia el otro, a una velocidad lo suficientemente lenta como para no marearnos y permitirnos apreciar el maravilloso paisaje. El ataque inicial al campamento de tramperos, por ejemplo, es impactante y salvaje; piensen en el desembarco en Normandía que daba inicio a Saving Private Ryan, pero con indios en lugar de nazis y flechazos en lugar de balas. Cabe mencionar que este grado de realismo se debe no sólo a la insistencia del director por meternos en la escena, sino también a la sabia decisión tomada por Iñárritu y su Director de Fotografía, Emmanuel "El Chivo" Lubezki, de filmar los escenarios naturales con luz ambiental. Es que, por si no lo sabías, The Revenant fue filmada sin utilización alguna de luz artificial, exclusivamente con luz natural. Este dato, que quizás para el lector promedio pueda parecer un mero detalle anecdótico y sin mayor relevancia, es de una vital importancia técnica, permitiendo que los colores se vean representados tal cual se percibieron en la locación real, evitando además el granulado y la textura propia de la película química tradicional con alta sensibilidad. Y permítanme dejarlo bien claro: el resultado final es de una belleza absoluta, sensación que se incrementa exponencialmente al recordar que lo que estás viendo en pantalla carece de aditamentos tecnológicos. Además, en varios tramos de la historia, Glass tiene visiones, sueños, donde se le aparece su esposa fallecida; estas visiones son de un carácter increíblemente onírico, por momentos similares a un film de Terrence Malick (The Tree of Life), dejándonos con la sensación de estar viendo una hermosa pintura en una pantalla gigante y a oscuras. Por su parte, al igual que la elogiada fotografía, el diseño de sonido de The Revenant es de la más alta calidad, y otra de las razones que obligan a ver la película en cines (¡nada de torrents, carajo!). Desde el silbido de las flechas zumbando de un extremo a otro de la pantalla, pasando por el crujido de cada rama que existe en el bosque, el croar de cada rana escondida en los arroyos, o el tenue y tímido reposar de los copos de nieve, el sonido es totalmente inmersivo, metiéndote de lleno en la historia. Ahora vamos a uno de los puntos de mayor debate: ¿qué tal la actuación de DiCaprio? Si bien aún no he tenido oportunidad de ver las actuaciones de todos los nominados (aunque Michael Fassbender siempre es número puesto para pelear el premio), lo más probable es que 2016 sea el año en el que, finalmente, y ya sea por mérito propio o por presión del público, Leo se lleve la estatuilla. Pero que quede claro: lo que sufre DiCaprio en pantalla en The Revenant no se veía hace rato en un actor de este calibre. Su Hugh Glass se la pasa imposibilitado de hablar -debido a la gravedad de sus heridas-, babeándose, arrástrándose, con los ojos rojos de furia y sed de venganza durante gran parte de la duración del film. Por supuesto que The Wolf of Wall Street requirió una actuación muchísimo más completa de su parte -se trataba de un personaje que atravesaba prácticamente todos los estados emocionales-, pero aún así no se lo ganó. Aunque... seamos sinceros: a los miembros de la Academia de Hollywood les atraen los personajes sufridos. Y Hugh Glass sufre. Mucho. Y ya que estamos, debemos mencionar la tan hablada escena del ataque del oso (osa, bah). Sí, ya sabemos: más de uno pensará "A esta altura, luego de haber visto dinosaurios vivos como Susana, galaxias enteras, invasiones alienígenas, árboles que hablan, y tantas cosas más... ¿tanto lío por un oso?". Por un lado, quien piensa eso tiene algo de razón. Pero por el otro lado, la interacción entre la osa y DiCaprio es tan fluida, tan natural, que realmente parece que hubieran adiestrado al animal para que lo sacuda y lo zamarree de un lado al otro al actor. Es impresionante. El resto de las actuaciones también son muy buenas, destacando por supuesto a Hardy y a Gleeson: la reacción que tiene cada uno, diametralmente opuesta, al enterarse de que Glass permanece con vida es sobresaliente. Algo que me llamó poderosamente la atención es lo siguiente: durante la mayor parte de sus 156 min. de duración, Iñárritu intenta hacernos parte integral de la historia; quiere que suframos con Glass, quiere que experimentos su dolor (físico y emocional), que tengamos frío -de hecho, mis compañeros espectadores lo sintieron... ¡pero por lo alto que estaba el aire acondicionado!-. Sin embargo, hay ocasiones donde el director elige romper la cuarta pared entre film y espectador, y recordarnos que esto es una película. La primera de estas situaciones (que, de hecho, ocurre un par de veces) es cuando la cámara está tan pero tan cerca de los personajes, que el lente se empaña. Otro momento es cuando, durante la pelea final entre Glass y Fitzgerald, la sangre salpica el lente y queda ahí durante algunos minutos, "manchando" la imagen. Pero sin lugar a dudas el momento más alevoso de todos es cuando Leonardo DiCaprio mira directo a la cámara, nos mira directo a los ojos; y no al pasar, sin querer, no no: se queda ahí, inmóvil, observándonos fijamente. Más allá de la intención del director, de lo que nos quiere decir, esto, personalmente, me generó cierta... incomodidad, sacándome del verosímil, desconcentrándome; convengamos que me senté en la sala para ver a Hugh Glass, no a Ferris Bueller o a Deadpool. Ah, una advertencia final: si sos fácilmente impresionable, no veas El Renacido. Si no te gusta ver sufrir a los animales, si sos de esas personas que ve una foto de un perrito con dos patas en Facebook y siente un hachazo en el pecho, no vayas. Porque posiblemente la vas a pasar mal. La película es bastante gráfica y no escatima en imágenes de cierta crueldad hacia los animales (aunque es todo mentirita, obvio, pero bueno...) VEREDICTO: 8.50 - DIGNO GANADOR El Renacido es un film visceral, crudo y, a su vez, casi de manera antagónica, de una calidad técnica sublime e indiscutida: fotografía, sonido, puesta de cámara, locaciones... todo es del más alto nivel y merece ser premiado en cada rubro. Aún así, la trama no deja de ser una historia de venganza y no mucho más. Y ciertamente podría estar un poquito editada, durar 10 ó 15 minutos menos. En cuanto a DiCaprio: no jodan, dénle el Oscar de una buena vez, pobre hombre. ¡Se comió un hígado crudo! ¿Qué más pretenden de él?
Luego de que tres de los últimos cuatro films de Pixar Animation Studios fueran secuelas/precuelas (Toy Story 3 en 2010, Cars 2 en el 2011, y Monsters University en 2013), la realizadora volvió a un proyecto original con la deslumbrante Inside Out (en nuestro país traducida como Intensa-Mente). Pero antes... mirá que inteligentes que son estos de Pixar -y que turros- que ya se van preparando para jugar con tus emociones desde antes de comenzar la película, con el cortometraje Lava: la historia de una isla volcánica en medio del océano, que presencia cómo todo y todos a su alrededor están en pareja, lo cual lo inspira a cantar una plácida melodía de tonos hawaianos (piensen en el cover de "Somewhere over the rainbow", por el difunto Israel Kamakawiwo'ole) añorando una compañera que le dé fin a su soledad, que sienta esa misma pasión, ese mismo fuego, que siente él en su interior. Una historia de amor correspondido pero a destiempo, tranquila y serena, no es para nada azarosa la elección de Lava como corto previo, ya que te ablanda y te deja a punto caramelo. Y ahora sí, comienza Intensa-Mente. Y comienza en el sentido más estricto de la palabra, porque conocemos a Riley, nuestra joven protagonista, desde sus primeros segundos de vida, cuando abre los ojos apenas nacida. Y allí están sus padres, claro. Y también está Alegría, la primera emoción que siente la niña (con una rapidez y maestría envidiables, el guión ya deja bien en claro cuál será el rasgo predominante en la personalidad de Riley). Luego van apareciendo Tristeza, Miedo, Furia y Desagrado. Entre los 5 sentimientos irán moldeando el carácter de la niña, turnándose para determinar qué tipo de emoción controlará las reacciones de ella en su vida cotidiana: ¿hará un berrinche porque no le gusta el brócoli? ¿Tendrá miedo y evitará saltar? ¿Se enojará cuando la retan? ¿Intentará responder con su mejor sonrisa y poniéndole buena onda a una situación incómoda? Claramente Alegría es la que lleva la batuta en el Cuartel Central dentro de la mente de la pequeña (una especie de mando de control de alguna nave típica de ciencia-ficción, con un panel enorme lleno de botones y palancas), convirtiendo a Riley en una nena definitivamente risueña y feliz. Siguiendo con el procedimiento de manera casi religiosa, dichas reacciones de Riley se convierten en recuerdos dentro de unas esferas coloreadas de acuerdo a la emoción predominante en ese momento. Luego, al final de cada día, se almacenan en los interminables archivos de Memoria a Largo Plazo. Cada tanto, alguno de esos momentos se convierte en un Recuerdo Central (esos aquellos realmente importantes y especiales, que dejan huella) y es derivado a las Islas que moldean la personalidad: la Isla de las Bobadas, la Isla del Hockey (su deporte favorito), la Isla de la Amistad, la Isla de la Honestidad, y la Isla de la Familia. Si hasta ahora todo parece muy complicado, créanme que los realizadores lo explican en muy pocos minutos con una naturalidad y simpleza envidiables, todo a base de colores y personajes inmediatamente identificables. Hasta ahí, todo normal. Pero entonces el padre de Riley consigue un nuevo y mejor empleo, por lo que la familia debe abandonar la fría Minnesota y mudarse a San Francisco para comenzar una nueva vida. Eso significa adiós mejor amiga, adiós liga de Hockey... y hola nueva habitación, nueva escuela, nuevo todo. Si la mudanza es considerada una de las experiencias más traumáticas para un adulto, imagínense lo que sucede en la mente de una nena de 11 años. Tristeza comienza a aparecer de a poco, a meter la pata sin querer, porque... a veces (la) Tristeza es así: simplemente se aparece y "contamina" lo que hasta entonces eran lindos recuerdos. Tras un complicado primer día de clases en la nueva escuela, y de un desperfecto técnico provocado por Tristeza (¿cuándo no?) en el Cuartel Central, ésta y Alegría terminan siendo enviadas por error a los archivos de la Memoria a Largo Plazo. Con Miedo, Furia y Desagrado momentánea y torpemente controlando las reacciones de Riley, Alegría y Tristeza deben volver como sea al Cuartel Central antes de que la niña entre en crisis y pierda su personalidad alegre. Por suerte ambas se lo cruzan a Bing Bong, el viejo amigo imaginario creado por Riley en su infancia: un... algo... con cuerpo de algodón de azúcar, y cruza de elefante con gato con delfín, Bing Bong ayuda a nuestras protagonistas a encontrar el método de regreso... y de paso, ser recordado por la pequeña, a quien hace años que no ve (y acá comienza uno de los temas principales de la historia). A partir de aquí, el desarrollo de la película adopta un formato casi de road movie, con los personajes viajando y conociendo distintas locaciones, más alguna que otra persecución y complicación a lo largo del camino. Repitiendo la fórmula pixariana de Woody-Buzz o de Marlin-Dory, Alegría y Tristeza tienen personalidades totalmente opuestas, pero durante su aventura aprenderán a conocerse y a trabajar juntos por un fin común. Y listo, no puedo contarles más nada. Porque una de las mejores cosas de Intensa-mente es ir descubriendo minuto a minuto el maravilloso mundo creado por Pixar, totalmente único y rico en detalles, conociendo lugares que -afortunadamente- no mostraron en ningún trailer, como el cuarto del Pensamiento Abstracto, los distintos sectores de Imaginalandia, o los estudios cuasi-hollywoodenses donde se "filman" los sueños, en una divertidísima secuencia donde actores interpretan roles con los recuerdos del día, y vemos la creación tanto de sueños como pesadillas con un agregado clave: el filtro de la realidad distorsionada. Y acá reside justamente uno de los principales atractivos del film. El director Pete Docter (el mismo de Monsters, Inc. y de Up), junto Ronaldo Del Carmen como co-director (el cortometraje Dug's Special Mission), estuvieron puliendo el guión durante 5 años, y se nota en cada broma, cada chiste pensado con suma inteligencia. Bromas que, por supuesto, somos los adultos quienes realmente apreciamos. Cómo no reir cuando vemos que los operarios de la Memoria a Largo Plazo, eligiendo qué recuerdos borrar y qué recuerdos mantener, deciden eliminar los números de teléfono porque... ¿qué sentido tiene recordarlos, si ya los tenemos todos agendados en el celular? ¿O el gag recurrente de la típica canción de comercial televisivo que no podés sacarte de la cabeza? La película está plagada de este tipo de escenas, siempre alternadas con humor físico para los más chicos y la requerida cuota emotiva. El balance entre todos estos elementos es impecable. Cada vez que parece que la trama se pone demasiado profunda, hay algo de humor físico, y cada vez que parece que la cosa se va a poner demasiado infantil, hay algo de drama. Todo el apartado visual y técnico del film es, como era de esperar, exquisito e insuperable. El diseño de los 5 sentimientos (desde su vestuario hasta su lenguaje corporal) es perfecto: Alegría, por ejemplo, es pura jovialidad, moviéndose a los brincos y con la gracia de una bailarina, irradiando un particular brillo que los otros personajes no poseen, con un vestido corto y un peinado juvenil. Su contrapartida, Tristeza, viste una simple polera y lleva el cabello planchado, se mueve arrastrando su cuerpo perezosamente o -directamente- dejándose arrastrar. Cada aspecto del funcionamiento de la mente de Riley está repleto de brillo y color, mientras que su nueva actualidad en San Francisco es totalmente gris y opaca. Y todo esto se traslada de manera individual a cada uno de los personajes humanos: los sentimientos en la mente de los padres de Riley son los mismos pero se ven distintos, acorde a ellos (incluso cada mente está liderada por un sentimiento distinto). Los diseñadores y guionistas de Pixar pensaron meticulosamente en cada detalle visto en pantalla. Por su parte, los actores y actrices que ponen las voces en la versión en inglés se desempeñan de manera soberbia en sus roles: Amy Poehler (SNL, Parks and Recreation) es especialmente ideal como Alegría, lo mismo que Phyllis Smith (The Office, Bad Teacher) como Tristeza. El resto del elenco no tiene fisura alguna: Kaitlyn Dias (The Shifting) como la pequeña Riley, Lewis Black (The Daily Show) como Furia, Bill Hader (SNL, Superbad) como Temor, Mindy Kaling (The Office) como Desagrado, Kyle MacLachlan (Twin Peaks) como el Padre, Diane Lane (Man of Steel) como la Madre, y una mención especial para Richard Kind (Spin City) por su gran trabajo como el adorable Bing Bong. Sinceramente me cuesta mucho encontrar un punto negativo, o por lo menos no tan bueno, para mencionar o destacar. Quizá que... ¿no tiene una canción pegadiza, de esas que no te sacás de la cabeza durante unos (cuantos) días? Algo similar a "You've got a friend in me" en Toy Story, o "Under the sea" en Finding Nemo, o la misma banda sonora de Up (también compuesta por Michael Giacchino). ¿O que, al ser algo más cerebral y emocional, quizá no tiene el mismo porcentaje de humor que otros largometrajes de la realizadora? No sé. Siento que le estoy buscando el pelo al huevo, realmente. Si por casualidad se están preguntando, en base a lo leído hasta ahora, si realmente da para llevar a los nenes... ¡por supuesto que pueden -y deben- llevarlos! Les va a encantar, por el humor físico de algunos de sus personajes y el increíble colorido de todo. Pero como viene sucediendo con las mejores películas infantiles (y especialmente con las de Pixar) son los adultos quienes van a entender por completo el relato, la magnitud del mensaje, lo que realmente sienten y transitan los protagonistas. Porque de eso se trata todo esto: de crecer. De cómo llega un momento en nuestra vida en que debemos aprender a lidiar con los momentos difíciles y aceptar que, a veces, es necesario -y hasta obligatorio- sentir cierta tristeza, para que eso luego lleve a sentir otras cosas... y avanzar. Hay recuerdos donde pueden convivir la Alegría y la Tristeza en perfecta armonía (¿acaso habrá sido así que nació la melancolía?). Y a medida que Riley crece, entra en la pre-adolescencia y se acerca a la tan temida Pubertad, esas cinco voces en su cabecita dejan de ser tan tajantes y comienzan a fusionarse, dando lugar a nuevas sensaciones y experiencias. Ese asombro infantil donde todo es alegría o todo es todo tristeza o todo es enojo... se vuelve cada vez más complejo. Porque el mundo y nuestro entorno, nuestra vida, se vuelve más compleja. Y nosotros, acorde a eso, debemos cambiar. Debemos madurar. Como para cerrar, y completamente a título personal, les cuento esta anécdota simpática: fui a ver la peli el Viernes, a las 20 hs. Sala repleta. Yo ubicado sobre el lateral izquierdo, en esas filas de tres butacas. Durante el clímax emocional de la película, se produjo -por primera vez desde que comenzara- un silencio sepulcral: era evidente que los más chicos estaban comprendiendo -por lo menos en parte- lo que estaba ocurriendo en pantalla... y que los más grandes se estaban/nos estábamos conteniendo las lágrimas. Logro oir un leve sollozo en la fila detrás mío: alguien se estaba aguantando las ganas de llorar. Pocos minutos después termina la peli, se encienden las luces, me pongo de pie y -con la excusa de ponerme el abrigo- me doy vuelta para ver quién era que estaba lloriqueando: había una madre, una nena... y un padre. Un tipo cuarentón, completamente pelado, rostro serio, de ceño fruncido... y con los ojos vidriosos; claramente había sido él. Cuando me estoy retirando hacia el pasillo, vuelvo a mirarlo, como para cersiorarme, aún sorprendido. Y me encuentro con que el tipo me estaba siguiendo con la mirada, y me asiente ligeramente con la cabeza, como diciéndome "VOS TAMBIÉN LLORASTE, hijodeputa... se te nota". Al terminar de ver la película te queda la sensación de que un día, los mismos capos de Pixar, John Lasseter y demáses, reunieron a todo su staff y les dijeron: "Bueno, muchachos... es hora de que nos dejemos de chorear un rato con los éxitos asegurados y volvamos a sacar ideas innovadoras, como hacíamos antes... de volver a demostrarles a todos estos pichis por qué somos los mejores", dando como resultado un derroche absoluto de originalidad, ingenio, humor y ternura. Intensa-Mente es Pixar en su punto más alto. VEREDICTO: 10 - PERFECTA (MENTE) Luego de dos años, Pixar volvió con todas las luces y nos trae lo que, muy posiblemente, sea su mejor film hasta la fecha (lo cual es decir mucho). Intensa-Mente es una maravilla repleta de frescura, originalidad, sentimientos a flor de piel y muchos colores. ¿Oscar a Mejor Película Animada? Debería estar nominada a Mejor Película. Y punto.
Pasaron 22 años desde que, repentinamente, todos nos convirtiéramos en expertos paleontólogos y saliéramos a comprar el número especial de "Conozca Más" que hablaba todo sobre dinosaurios. Pero... ¿seguimos tan interesados en estos bichitos, o ya perdieron la magia? Uno no tiene más que entrecerrar un poco los ojos, agudizar un poco la mirada, para darse cuenta que Jurassic World tranquilamente podría estar hablando de la actualidad de Hollywood y esa necesidad imperiosa por mantener siempre vigente las grandes franquicias cinematográficas (incluyendo la propia Jurassic Park): el estancamiento es la muerte, y constantemente hay que llevarle al público algo nuevo, más grande y más ruidoso, que parezca ser original, pero que, adentro, en su construcción, no sea más que un rejunte de cosas ya vistas. Correcta o no dicha lectura -algo cínica, quizá-, sin dudas esta nueva entrega es la que mejor supo mantener y revivir ese espíritu de la original de Spielberg, tomando incluso por momentos una estructura bastante similar: Claire (Bryce Dallas Howard), una suerte de Manager Administrativa a cargo de todo el manejo del parque, recibe a dos niños de su familia, en esta oportunidad sus sobrinos Gray (Ty Simpkins) y Zach (Nick Robinson)... porque siempre tiene que haber uno o dos nenes en la saga, junto a un adulto que al principio los ignore pero luego aprenda a quererlos. Cuando inevitablemente surge una falla en la seguridad de las instalaciones y la situación se sale totalmente de control, Claire recurre a un experto en el tema; en este caso, no un paleontólogo, sino un ex-militar devenido en entrenador de velociraptores, Owen Grady (Chris Pratt), es el elegido para rescatar a sus seres queridos. Mientras tanto, hay algún codicioso tras bambalinas tratando de sacarle algo de provecho al caos generado... Si lo leen así, tranquilamente podrían confundirla con la sinopsis del film del '93. Pero nop, es la nueva. Con ciertas actualizaciones, claro. Pero no tengan dudas: este Mundo Jurásico es aquel Parque Jurásico elevado al cubo. Simon Masrani (Irrfan Khan, de Life of Pi) es el empresario hindú sucesor ideológico del fallecido y visionario John Hammond, y dueño de tanta empresas que ni él sabe bien lo que tiene. Pero hay que reconocerle que fue lo suficientemente inteligente para llevar a cabo el sueño que el nono jamás pudo realizar del todo: crear un parque de atracciones enteramente funcional, con hoteles, restaurants, Starbucks, acuario, aviario, monorrieles, tiendas de souvenirs y todo lo que un símil Disney World debe tener. El parque por supuesto es un éxito, recibiendo a más de 20.000 turistas por día. Este es el primer punto destacable de la película: las imágenes del parque funcionando a pleno, con miles de familias caminando y sacándose fotos y comiendo, tribunas repletas de gente que descienden para continuar con el show a nivel submarino, sectores para que los niños alimenten a pequeños brontosaurios o jueguen montándose en el lomo de bebés triceratops (en una especie de Temaikén jurásico que resulta de lo más tierno). Es todo lo que siempre nos contaron para jamás nos habían mostrado hasta ahora, es por fin ver realizadas aquellas grandes ideas con las que nos maravillaron hace dos décadas. Pero... el público siempre pide más y mejor, pudiendo aburrirse hasta del mejor producto después de un tiempo. Y no hay nada peor que un público insatisfecho. Es por eso que Masrani, como principal inversor, ordena crear un producto novedoso y original, o sea un nuevo dinosaurio: el Indominus Rex. A cargo del Dr. Henry Wu (BD Wong, el único actor repitiendo su papel de Jurassic Park), este nuevo bicho tiene material genético de diversas especies y animales, lo cual lo convierte en algo complicado para controlar. Bah... "controlar". No se puede controlar algo así, y el Indominus se escapa de su muro de contención al rato de ser presentado. Y ahí empieza todo el despiplume que ya conocemos... Por el lado de las actuaciones, ya no se puede negar que el ex-gordito Chris Pratt (entre Guardians of the Galaxy y ésta) se convirtió en un nuevo héroe de acción. Pero en uno "modelo ochentoso", como lo fue Bruce Willis o Harrison Ford, que no tenían un físico privilegiado (aunque evidentemente Pratt le está dando duro al Megatlon) ni eran expertos en todas las artes marciales existentes, pero lo compensaban con cierta astucia y cierta cuota de picardía en la mirada, siempre con una sonrisita medio socarrona y algún comentario ácido. Llámenme hereje pero, sin saber en qué desembocarán esos rumores que lo relacionaban con el rol a futuro... sinceramente creo que Pratt tiene el carisma suficiente para ser un gran nuevo Indiana Jones. Por su parte, Bryce Dallas Howard me sorprendió un poco en su papel de Claire. Fui pensando que sería la típica minita que no sabe que hacer y enseguida se ve desbordada por cualquier situación, gritando histérica por cualquier boludez y tropezándose cada vez que tiene que escapar corriendo. Pero... he aquí que no es el caso (hay cierto guiño al respecto de este preconcepto sobre los personajes femeninos cuando, la primera vez que deben huir, Owen extiende su mano para ayudarla y ella pasa corriendo ignorándolo por completo). No llega a los altísimos niveles establecidos hace dos meses por Imperator Furiosa en Mad Max: Fury Road, pero la verdad es que Claire se defiende bastannnnte bien a lo largo del film, llegando incluso a sacarle las papas del fuego a su compañero masculino en un par de situaciones. Al igual que las entregas previas, Jurassic World no tiene un claro villano, bien definido. Podríamos decir que el verdadero villano es... ¿la ambición humana? ¿La idea errónea de que podemos jugar a ser Dios, intentando crear y dominar algo que no nos corresponde? Son ideas y conceptos que ya vimos en las tres anteriores y que, a decir verdad, nunca fueron profundizadas del todo: son presentadas tangencialmente y... "bueno, listo, pasemos a las persecuciones". Lo cual está perfecto: Michael Crichton (autor del libro original) y Spielberg jamás tuvieron la intención de hacer una reflexión profunda sobre el manejo de la ciencia y blablabla. Esto es entretenimiento, lisa y llanamente; que las reflexiones las hagan otros. Volviendo a lo del villano, lo más cercano que tenemos esta vez es Hoskins (Vincent D'Onofrio, el Kingpin de Daredevil), un jefe de seguridad de InGen que ve, en medio de todo el bolonqui, una excelente oportunidad para demostrar que los velociraptores entrenados por Owen pueden ser utilizados como armas vivientes en el campo de batalla. En definitiva, el gordo no corta ni pincha. Los efectos visuales por supuesto son los mejores vistos hasta ahora en la saga (piensen que Jurassic Park III es del 2001), con dinosaurios imponentes (como el marino Mosasaurus) y veloces, que se mezclan a la perfección con los actores humanos. Y aún así, muy pocas veces te sorprenden, luego de 3 películas donde ya vimos docenas de dinosaurios: ya no está ese "¡Uuuuuh!" de antes... pero supongo que es lógico. En cuanto al 3D, está muy bien implementado, con numerosas escenas donde el efecto te mete de lleno en la acción. Hay que reconocer que, tras varios años de fallidos intentos (la película viene gestándose desde el 2004), Universal Pictures y Spielberg se la recontra jugaron con la elección del director, Colin Trevorrow. "¿Quién?" te estarás preguntando, a lo que yo respondería "Exacto". Trevorrow cuenta con un solo largometraje independiente en su c.v., Safety Not Guaranteed, y de ahí recibió las llaves del parque. Pero el director sale bastante bien parado de todo esto, sabiendo referenciar y hasta por momentos homenajear la creación de Spielberg (la aparición del hall principal, la estatua de Hammond, algunos cameos de dinosaurios, algunos planos icónicos), mezclando escenas de acción bien construidas (el ataque de los pterodáctilos es increíble) con algo de humor familiar (sin llegar a pasarse de la raya y ser pavote); hay una escena en particular, que se da entre los personajes secundarios de Jake Johnson (New Girl) y Lauren Lapkus (Orange is the New Black), que surge de la nada y rompe con cierto cliché del género, en la que toda la sala estalló en carcajada. Por supuesto que también es inevitable -y hasta obligatorio diría- jugar un poquito con cierto factor nostálgico: alguna remera "comprada en eBay" con el logo de Jurassic Park por aquí, un poquito de la clásica melodía creada por John Williams por allá... todo suma a crear una sensación de "Che, ahora me acuerdo por qué me gustaba tanto esto... que bueno que volvió". Y que no les quepa la menor duda: Jurassic Park volvió. Luego del cafecito de la mañana, se supieron las cifras oficiales del fin de semana de estreno (tengan en cuenta que en USA los estrenos son los Viernes): Jurassic World es la película más taquillera de la historia. Tomen nota: 208.8 millones de dólares sólo en USA (contra los 207.4 de la primera Avengers, quien hasta ahora ocupaba el primer lugar) + 315.3 millones en la taquilla internacional, contra los 314 de Harry Potter and the Deathly Hallows: part 2. De esta manera, se convirtió en la primera película de la historia en superar los 500 millones de recaudación el primer fin de semana. "¿Es para tanto? ¿Está tan buena como para ser la peli más taquillera de la historia?". Seguramente NO. Pero esto no hace más que ratificar que, eso que hablábamos al principio, sobre ofrecerle al público "algo más grande y más ruidoso", evidentemente funciona en Hollywood. Y por lo visto, acá funcionó mejor que nunca. Dicho de otra manera: vayan preparándose, porque se vienen las nuevas secuelas... VEREDICTO: 8.5 - QUE MARAVILLOSO MUNDO Ya es imposible que los dinosaurios vuelvan a dejarnos boquiabiertos como cuando vimos a ese brontosaurio rumiando por primera vez, hace 22 años. Aún así, Jurassic World es una totalmente digna secuela, y muy posiblemente la mejor entrega de la franquicia luego de la Jurassic Park original. Entretenida y pochoclera de punta a punta, es una de las películas obligatorias a ver este año.
Voy a ser totalmente sincero: tenía muchas ganas de ver Chappie. No sólo porque en los cines norteamericanos se estrenó hace meses (de hecho, acaba de salir en video). Sino también porque es tan sólo el tercer largometraje de Neill Blomkamp, un director con una mirada muy particular y bien definida sobre el futuro, la humanidad, y la Inteligencia Artificial, lo cual es más que evidente en sus 2 films previos: Elysium y -muy especialmente- District 9, su opera prima. Peeeero... las ganas no siempre se condicen con las expectativas. Los primeros minutos de Chappie hacen recordar -demasiado- a Robocop, ya sea la original del '87 o su fallida remake del año pasado. Una ciudad -en este caso, nuevamente Johannesburgo- desbordada por la violencia y los asesinatos recurre a una nueva fuerza policial robótica creada por una compañía de armamento llamada Tetravaal. Las imágenes de noticiero, el caos en las calles, los policías humanos desplazados por la nueva tecnología... todo remite un poquito demasiado a la brillante creación de Paul Verhoeven. Y ni hablar del robot "Moose": un armatoste bípedo que más que homenaje es un choreo descarado al ED-209. Pero entonces conocemos a los "Scouts": robots con apariencia humanoide, con increíble fuerza y agilidad, que hacen disminuir considerablemente la tasa de criminalidad. Este modelo es una creación de Deon Wilson (Dev Patel, el de Slumdog Millionaire), un joven programador que sueña con crear una Inteligencia Artificial 100% consciente y con sentimientos. Todo esto mientras compite con Vincent Moore (un Hugh Jackman con "cubana" y bermudas), otro programador ex-milico que le tiene bronca a Deon cuando ve cómo Michelle Bradley (Sigourney Weaver), la CEO de la empresa, le recorta el presupuesto de su imperfecto robot "Moose" favoreciendo el éxito de los "Scouts" entre las fuerzas del orden. Cuando Deon finalmente logra programar/crear su I.A. totalmente consciente y le pide permiso a Bradley para testearla, ésta lo despacha rápidamente ("Manejo una compañía de armas... ¿y tú quieres traerme un robot que sepa pintar y escribir poesía?"). Entonces el joven nerd hace lo que hacen todos los genios incomprendidos en el cine: va y lo prueba por su propia cuenta, en secreto. Bah, eso es lo que intenta hacer. Porque cuando se roba del depósito un robot que ya había sido gravemente dañado en un tiroteo (su batería soldada está descargándose sin posibilidad de recarga), Deon es interceptado y secuestrado por un trío de delincuentes desesperados que buscan un "control remoto" que apague a los robots y les facilite concretar un gran robo. Es así como conocemos a Ninja, Yo-Landi, y Amerika (José Pablo Castillo), quienes llevan a Deon a su aguantadero. Cuando el muchacho implora por su vida, logra convencerlos de que lo dejen testear su programa y cederles al robot, a lo que Ninja (líder del grupo) accede rápidamente, fantaseando con "educar" y moldear al robot a gusto y piaccere para que les haga el trabajo sucio. Y así nace Chappie. Y realmente puedo decir que Chappie nace. Porque los primeros momentos del robot se asemejan magistralmente a los primeros minutos de vida de un animal, a los primeros meses de un niño. Chappie se esconde y tiene miedo de lo que ve, se asombra por cada cosa que le muestran (mostrando especial afecto por un pollo y un libro), dice sus primeras palabras tímidamente... la construcción del personaje creada por Blomkamp y Sharlto Copley (el actor fetiche del director, habiendo trabajado en todos sus films, y acá encargado del motion-capture de Chappie) es realmente impecable. Durante el transcurso del film, vemos su evolución, su madurez: pasa de comportarse como un bebé que quiere tocar todo porque todo le da curiosidad, a ser un niño ingenuo que comprende paulatinamente la realidad y la fragilidad de la vida, para luego "convertirse" como un adolescente que se deja influenciar por las malas compañías y se rebela contra su padre, hasta finalmente entender qué es la condición humana, la aceptación y qué implica sacrificarse por sus seres queridos. Chappie se debate constantemente entre lo mejor que tiene para enseñarle el ser humano (las artes, la compasión, la solidaridad, el respeto por la vida) y lo peor que tenemos como sociedad (el engaño, la ambición, la discriminación, la violencia). Por un lado, su creador, su "padre biológico"; por el otro, su "familia adoptiva". Y en el medio, Chappie, tratando de ser fiel a sí mismo, de tomar sus propias decisiones y aprender de sus errores, creando su propia personalidad, su propio ser. El diseño del robot es excelente. Por momentos, parece sacado de algún videojuego de acción. Al ser tan delgado, sus movimientos son sumamente graciosos y payasescos. Sus "gestos" faciales están pensados con gran ingenio: tiene una especie de barra semicircular que funciona como una boca, junto a un visor y dos antenas/orejas que se mueven constantemente, ofreciendo una cierta variedad de expresiones (mi favorito es cuando pide perdón, dando la imagen un cachorrito asustado con las orejas bajas). Hasta cuando habla todo acelerado cuando descubre algo nuevo tiene cierta inocencia infantil en su voz (cada vez que llamaba "Mami" a Yo-Landi no podía evitar sonreír). Sin lugar a dudas, Chappie es uno de los mejores personajes creados mediante CGI en los últimos años. OK, todo muy lindo hasta ahora... ¿dónde está lo malo de la película, entonces? Si prestaste atención a la sinopsis que hice, menciono tiroteos, humor, sacrificio... una cierta variedad de tonos para una película, ¿no te parece? Y ése es justamente el problema: por momentos parece que Chappie no se define qué tipo de película quiere ser, de qué quiere hablarnos Blomkamp: ¿se trata de una comedia a lo Cortocircuito, con un robot aprendiendo a vivir en medio una familia disfuncional criminal? ¿O intenta decirnos algo sobre lo que significa estar vivo, la individualidad del ser humano, y la trascendencia de su esencia más allá del cuerpo físico? ¿O simplemente es una película de acción futurista con robots copados? Reformulo mi pregunta: ¿quiere decirnos algo en particular o, lo que sería peor, quiere decirnos todo a la vez? Porque Chappie tiene un poco de cada cosa... lo cual no siempre es bueno: tenés escenas que resultan sumamente divertidas (Chappie aprendiendo todos los gestos y la jerga de su "familia" criminal, haciéndose el gangsta y robando autos), escenas de acción muy bien construidas (el tiroteo final todos contra todos, que incluye una muerte tan violenta y gráfica que termina resultando descolocada), y preguntas filosóficas y profundas que -como todo buen relato de ciencia-ficción- son interesantes y vale la pena preguntarse, pero que terminan respondiéndose a medias. Incluso tiene un par de momentos que rozan lo dramático: cuando Chappie -aún con la mente de un niño- es abandonado y vapuleado por una pandilla en la calle... o cuando en más de una ocasión implora por su vida y expresa su deseo de no morir... realmente te generan una enorme pena por el personaje, y crean una empatía hacia él que merece ser elogiada. Por el lado de las actuaciones humanas... todos están correctos, aunque sinceramente ninguno tiene mucho para hacer. Dev Patel tiene esa carita de buen pibe obligatoria para su personaje, Hugh Jackman termina siendo un villano de manera algo forzada (el verdadero villano es su peluquero), mientras que Ninja y Yo-Landi Visser (el dúo rapero sudafricano Die Antwood en la vida real), terminan siendo los "padres" excéntricamente queribles. Pero, en definitiva... ¿a quién le importan los actores? Si cada vez que Chappie está en pantalla, se come la escena. La película comienza con dos entrevistados que nos dicen que Chappie "cambió el mundo". OK... ¿cómo? Porque nunca lo vemos acá. Si Blomkamp lo tiene todo pensado en su cabeza, hasta ahora no lo compartió con nosotros. Supuestamente Chappie sería una trilogía (por el desenlace, tranquilamente podría ser el caso) pero, debido a que no le fue tan bien como se esperaba en la taquilla, por ahora no sabemos si esos planes llegarán a puerto o no. En cuanto al final en sí... no resulta del todo satisfactorio, pero en la versión editada en blu-ray hay un final alternativo de 5 min.: habría que ver qué tanto difiere ese. VEREDICTO: 7.5 - CHAPPIE FOREVER Al intentar ser mucho de cada cosa, lamentablemente Chappie termina siendo un poco de todo. Ojo, la peli no es mala en absoluto (no le des bola a los que dicen eso), pero definitivamente le faltó enfocarse en alguno de los tantos temas que plantea, y seguir con ese hasta el final. No obstante, que quede bien claro: acá la estrella definitiva es Chappie, uno de los mejores personajes creados por computadora de la última década, y la peli merece ser vista aunque sea sólo para apreciarlo y aplaudirlo.
Los héroes más grosos del planeta (más algunas incorporaciones) contra un ejército de robots conscientes y malvados. ¿El espectáculo cinematográfico del año? Leé y sacá tus propias conclusiones... Antes que nada... sí, supongo que va a haber algún que otro SPOILER. Más que nada para los novatos, porque los viejos lectores de comics sabrán anticipar (o directamente ya se enteraron de) varios de los acontecimientos. Lejos de cualquier tipo de introducción –somos todos viejos conocidos a esta altura–, Avengers: Age of Ultron arranca a pura acción, con el equipo de superhéroes atacando la base del Barón Von Strucker, uno de los sobrevivientes de la corporación malvada Hydra... y a quien ya vimos en la escena post-créditos de Captain America: Winter Soldier, el "capítulo previo" (por lo menos, acá en la Tierra) en toda esta gran saga que es el Universo Cinemático Marvel. Como también vimos en dicha escena, Von Strucker no sólo tiene en su poder el cetro de Loki, sino que también es el encargado de experimentar con los gemelos Pietro y Wanda Maximoff (Quicksilver y Scarlet Witch, para los comiqueros), dos jóvenes que se ofrecieron a sufrir tales experimentos porque le tienen bronca a Tony Stark. El rencor nunca lleva a nada bueno, chicos. Luego de la batalla en New York contra Loki y sus Chitauri, el guionista y director Joss Whedon ya se maneja con gracia y holgura en estas escenas, con algún otro plano secuencia donde la cámara va paneando a cada uno de los integrantes haciendo lo suyo... y tirando chistes mientras tanto, obvio. Son superhéroes, y es Joss Whedon: el tipo no puede con su genio, están hechos el uno para el otro. Ya en esta secuencia (que se desarrolla en la nieve y vemos en el trailer) notamos el trabajo mancomunado entre todos, muy especialmente entre Capitán América y Thor, siendo numerosas las instancias donde ambos pelean juntos. También volvemos a ver como Black Widow (Scarlett Johansson) es la encargada de "arrullar" a Hulk, y hacerlo que pase de un monstruote verde a un tímido Bruce Banner (Mark Ruffalo). Para mí que "hay onda" acá... Volviendo a la trama, una vez recuperado el cetro de Loki, Tony logra convencer a Bruce que dicha arma es justiiiito lo que les faltaba para concluír con una vieja idea de ambos: el proyecto Ultron; una Inteligencia Artificial (I.A.) que sirva como "escudo para la Tierra" ante las amenazas más grosas, las que vienen del espacio exterior. Evidentemente Tony sigue medio traumado luego de su experiencia en NY. Pero, como era de esperarse, y por más genios que sean ambos, todo termina saliendo para el culo gracias al gran culpable de todos los males del siglo XX (y posteriores): internet. Eso, unido a que Ultron se apodera de Jarvis (la I.A. que maneja todos los sistemas de Iron Man) y tiene quichicientas armaduras y recursos al alcance de la mano, provoca que el sistema adquiera conciencia propia y se rebele contra su amo, acusando a los héroes de "querer salvar el mundo sin cambiarlo". ¿La solución que les propone? Aniquilar a toda la raza humana, obvio. Ultron es el Skynet del Universo Marvel. Luego de que el robot se crea un cuerpo propio para sí mismo (che, hubiera estado ver cómo lo hizo), busca la complicidad de los gemelos Maximoff en su plan para destruir a Los Vengadores "desde adentro", gracias a los poderes de Wanda, quien tiene la capacidad de infundirle visiones a la gente y hacerles ver sus peores y más profundos miedos. Y listo, no cuento más de la trama... pero más o menos te darás cuenta cómo sigue. OK, entonces ahora sí, vayamos a lo importante: ¿qué tal está? ¿Es mejor que la primera? ¿Es lo que todos esperábamos? ¿Es la más mejor de toooodas? Es una respuesta un poco más complicada de lo que parece a primera vista. Para comenzar con LO BUENO... los actores –a esta altura con 3 o más películas en su haber interpretando a estos personajes– ya lo hacen de taquito. ¿O alguien se atreve a discutir que Robert Downey Jr., Chris Evans y Chris Hemsworth no son Tony Stark, Steve Rogers y Thor? Pero quizás el que más sorprende (y acá obviamente todo el mérito va para Whedon) es el menos pensado: Clint Barton, alias Hawkeye (Jeremy Renner). En un momento, tras un duro enfrentamiento, Los Vengadores deben refugiarse y mantenerse escondidos por unos días, hasta planear una nueva estrategia. En esta secuencia conocemos la vida privada de Hawkeye (quien, recordemos, durante gran parte de la primera película estuvo bajo el control mental de Loki, sin pinchar ni cortar) y, en unos pocos minutos, Whedon logra magistralmente convertirlo –por lejos– en el miembro más humano del equipo. Sep, justo al tipo cuyo único atributo es tener buena puntería con el arco y flecha. Que loco, ¿no? Pero más allá del sorpresivo crecimiento de Hawkeye, Whedon (un tipo que se destaca por los proyectos con muchos protagonistas) logra darle a todos su espacio privilegiado, su chascarrillo, su momento de acción. Desde el ego desmedido de Tony que pone en peligro al equipo (y al mundo) hasta la crisis interna de Banner tras enterarse de toda la gente muerta luego de sus ataques de ira, el director balancea todos los platitos como el mejor de los malabaristas. Como siempre, bah. Eso es en lo que respecta a los "viejos Vengadores". Por el lado de las nuevas incorporaciones, Pietro (Aaron Taylor-Johnson) y Wanda (Elizabeth Olsen) hacen lo suyo... y no mucho más: él salva gente corriendo muy muy rápido, y ella tira hadoukens rojos. Lo mejorcito sin dudas pasa por el lado de las Inteligencias Artificiales: Ultron y Vision. El villano robótico rápidamente escala casi al tope del podio de enemigos en el Universo Marvel: desde su primera aparición como un robot todo destartalado, casi una marioneta rota (lo cual no es azaroso), Ultron inspira temor. Por supuesto que esto se debe en gran parte a la brillante interpretación de James Spader: su voz profunda, serena, realmente es inquietante y te eriza los pelitos de la nuca, especialmente cuando hace chistes –que son varios– o se pone a cantar (!); esa sensación de "Un robot no debería decir eso" no hace otra cosa que perturbarte aún más. Y Vision... que lindo es Vision, che. Después de ver a tanta gente haciendo cosas extraordinarias a lo largo de tantas películas, es extremadamente difícil que algo nos sorprenda, nos maraville. Y sin embargo, desde el "nacimiento" de Vision, te quedás... "Wow, eso se ve distinto, se ve copado". El look del personaje es casi perfecto: una fusión ideal entre lo biológico y lo artificial... ¡justo lo que se supone que es! Nuevamente, la elección de Paul Bettany para "continuar" y evolucionar al personaje, es un casting inmejorable: la frialdad en sus gestos, el tono monótono pero cálido de su voz, su piel metalizada, su traje, su pose estoica flotando en el aire con su capa flameando... una ovación de pie por la incorporación, sinceramente. En cuanto al despliegue visual, Age of Ultron es un espectáculo absolutamente increíble. ¡Como debe serlo! Son los héroes más grandes de Marvel, es justamente lo que se merecen. En alguuuuna que otra escena se nota un cachitín a los humanos hechos por computadora... pero nunca llega al punto de ser aleboso y que te abstraiga de la película: ¡nada de elfos deslizándose sobre la trompa de un mamut, gracias a Dios! Nuevamente, la última media hora es una catarata de acción que no te da respiro hasta los 5 minutos finales. ¡Eso sin contar siquiera la pelea entre Hulk y la armadura Hulkbuster de Iron Man! Ahora vamos con lo malo, lo que no termina de cerrar... El incipiente romance entre Natasha y Bruce se siente algo... forzado. Natasha nos cuenta su pasado como agente soviética que también sufrió experimentos genéticos (con algunos resultados negativos) y que por eso, "ella también es un monstruo". Seh... un monstruo que se parrrte al medio de lo buena que está. Pero más allá de eso, entre que éste Hulk sólo apareció 3 veces en pantalla (la de Edward Norton, la primera Avengers y ésta), y que las demás veces que apareció ella ni lo mencionó y hasta se chapó al Capitán América "para disimular" (algo a lo que por lo menos hacen referencia)... no sé, me parece media tirada de los pelos la atracción que ella siente por él. ¿De dónde salió, desde cuándo? Lo mismo pasa con algunos personajes, que aparecen luchando así como si nada. ¿Absolutamente nadie hace referencia a todo lo acontecido en Iron Man 3 (especialmente el final)? El otro problema con Age of Ultron es que... ya no sorprende como la primera vez. Ya los vimos luchar todos juntos, ya vimos a Hulk aparecer de repente en plano y surtir a uno, ya los vimos destruyendo una cantidad bochornosa de cosas no-humanas (recuerden que, en definitiva, sigue siendo una producción de Disney). Joder, hasta la ya clásica escena en los créditos finales es algo repetido (por las dudas, spoiler): Thanos. Y el espectador no puede evitar decir "Ah, mirá... Thanos. De vuelta. Como la vez pasada". Porque... sí, está re bueno verlos a todos luchar juntos... pero hay que reconocer que esta secuela no aporta nada nuevo, como sí lo hicieron Captain America: Winter Soldier y Guardians of the Galaxy. Afortunadamente, Marvel y Whedon (quien no dirigirá la próxima entrega) no saben nada de fútbol, por lo tanto desconocen esa máxima que dice "equipo que gana no se toca". Al finalizar la película, dejan un equipo radicalmente diferente al que comenzó, precisamente para no repetirse cuando se estrene Avengers 3 en el 2018. Por lo menos, parece que sobre el cierre se avivaron. Quizás precisamente ahí radica la principal falla de Avengers: Age of Ultron. A pesar del excelente nuevo villano, de las interesantes incorporaciones, de la acción descomunal... por momentos se siente demasiado como un capítulo intermedio de una gran historia, como algo transitivo, como si su principal preocupación fuera acomodar las piezas en el tablero para todo lo que (ya sabemos) se viene en los próximos años: Captain America: Civir War, Thor: Ragnarok y Avengers: Infinity War. Ya comienzan a verse algunas discrepancias importantes entre Tony y Steve, Thor tiene una visión que lo inquieta bastante (al igual que Tony), todo el asunto desarrollándose con las gemas del Infinito, algunos personajes que toman distintos rumbos... es todo preparar el terreno. Ojo, es un error que hace años se viene dando en los comics, donde los eventos anuales importantes de Marvel y DC nunca terminan de terminar, simplemente dejando todo listo para la miniserie que venga dentro de unos meses. Entre Avengers: Age of Ultron y la próxima Batman v Superman: Dawn of Justice (que va a ser una especie de introducción a la Justice League), parece que dicha tendencia va a trasladarse también a la pantalla grande. Vamos a tener que acostumbrarnos, para bien o para mal. Ah, y después de la escena final durante los créditos, la de Thanos... listo, podés levantarte e irte. En serio. Eso de Spider-Man que estaba dando vueltas hace unos días, no sé de dónde se supone que salió, pero acá no lo dan. VEREDICTO: 8.0 - ¡ESPECTÁCULO ASEGURADO! (Y PREDECIBLE) ¡Los héroes más grandes de Marvel contra un ejército de robots que quiere aniquilar a la raza humana! ¡Requete genial! Pero... algo de esto ya lo vimos, y quizás no nos cautiva como la primera vez. Sin contar que por momentos se nota bastante la preparación del terreno para lo que se viene. Aún así, no te quepa la menor duda: Avengers: Age of Ultron es divertimiento hecho y derecho. Si te gustan mínimamente las pelis de superhéroes, tenés que verla. Es imposible que salgas realmente disconforme.
Basada en la novela homónima de Jonathan Tropper, quien por cierto se encargó de escribir la adaptación cinematográfica, y dirigida por Shawn Levy, This Is Where I Leave You (en Argentina brillantemente traducida como “Hasta que la muerte los juntó”), es una de esas “dramedias” sobre personajes adultos en plena crisis de los 30-40, con todos los problemas que simplemente vivir trae consigo. Cuando el patriarca de la familia Altman fallece, su última voluntad es que su viuda Hilary (la eterna peroquesemantienebastantebien Jane Fonda) reúna a sus 4 hijos bajo el mismo techo que los vió crecer y efectuar una ceremonia judía (el Shivá) durante una semana entera. Es así que cada uno de los integrantes va llegando con su equipaje emocional, encabezados por Judd (Jason Bateman), que está en pleno trámite de divorcio tras encontrar a su mujer encamada con su jefe; Wendy (Tina Fey) con su bebé y el forro de su marido; Paul (Corey Stoll), el hijo mayor encargado del negocio familiar, y por último Phillip (Adam Driver), el menor de los cuatro que obviamente está en cualquiera porque los hijos menores siempre están en cualquiera (?). Además se suman algunos nuevos y viejos amores/amigos de la infancia, como Penny (Rose Byrne, la de Insidious y Neighbors), Tracy (Connie Britton, de la primer temporada de American Horror Story) y Horry (Timothy Oliphant, de la serie Justified). Una vez reunidos todos tras bastante tiempo sin verse, comienzan a salir a la luz los mambos personales de cada uno: Judd sigue con dificultades para asumir su separación hasta el punto que se lo oculta a su familia, Wendy se reencuentra con el gran amor de su vida (Horry) y se siente culpable por haberlo abandonado luego de que ambos sufrieran un accidente automovilístico y él quedara con lesiones cerebrales (¡buena mina, eh!), Paul se disputa el manejo de la tienda familiar y tiene a su esposa apurada por quedar embarazada cuanto antes, y Phillip está metido con una mujer mayor y adinerada (Tracy, su psicóloga) y nadie lo toma en serio. Ah, y Hilary, la madre de todos ellos, se acaba de hacer las gomas y no tiene problema alguno en contar a medio mundo en pleno velorio sobre el enorme pene de su marido. This Is Where I Leave You nos habla sobre los errores cometidos, la actualidad insatisfecha, esos viejos y profundos amores que no se terminan de concretar pero te marcan para siempre, el miedo a arriesgarse, los recuerdos familiares y la incertidumbre del futuro. Todos temas que, de acuerdo la edad que tengas, te pueden "llegar" en mayor o menor medida. El elenco completo: parece que les gusta bastante estar sentados. Foto gentileza de Entertainment Weekly (siempre quise decir eso) Como habrán visto, el reparto es más que interesante y variopinto. Shawn Levy (Night At The Museum, Real Steel) no se caracteriza precisamente por ser un gran director, sino que más bien es de mitad de tabla, por eso le salvan las papas actores consagrados en la comedia y la precisión de su timing, como Jason Bateman (Arrested Development, Horrible Bosses) y Tina Fey (SNL, 30 Rock); si bien Bateman repite su típico rol de tipo centrado que siempre trata de mantener todo en orden y en equilibrio, en esta oportunidad tanto él como Tina reducen bastante su cuota habitual de sarcasmo y ácidos one-liners. Respecto al resto, destaca Adam Driver por ser el inmaduro y bardero de la familia; aunque Jane Fonda tampoco se queda atrás en sus escenas de madre "open mind". Quizás justamente por ese lado viene uno de los problemas de la peli: son tantos personajes, y cada uno con sus problemas e inseguridades, que por más que Levy lo intente no todos tienen “su momento” de brillar. Obviamente el protagonista es Bateman, por ello hay algunas historias y sub-tramas que quedan medio colgando, aparecen en una o dos escenas y después apenas se las menciona: la historia de Wendy con su primer y fallido amor, Horry, es probablemente la más emotiva y sensible de todas… y sin embargo la “resolución” (nótese las comillas) es demasiado “Ah, bueno… ¿listo, ya está?”. Ésta sólo la agregué porque me encanta Rose Byrne, es hermosa ^_^ (ah, y porque acá suena uno de mis temas favoritos de Cyndi Lauper) Pero tal vez de eso también se trate: que no siempre las historias en nuestra vida tienen un cierre definitivo, sino que hay muchas postergaciones, muchos retrasos, muchas sorpresas (“Anything can happen all the time” dice Penny), la incómoda sensación de que no siempre tomamos la decisión correcta ó, peor aún, que no siempre hay marcha atrás. Pero pase lo que pase, la familia siempre tiene que estar ahí firme para “bancarse” unos a otros. Como ratifica Wendy luego de defender a sus hermanos de la policía: “You guys are idiots. But you are MY idiots”. This Is Where I Leave You (Hasta que la muerte los juntó) tiene sus buenos momentos, sean emotivos o divertidos, y se deja ver con tranquilidad. Tal vez no sea LA comedia dramática que podría haber sido, pero sin dudas cuenta con un gran elenco que sabe lo que hace... aún cuando los personajes que interpretan, como puede pasarnos a cualquiera de nosotros, a veces no tienen la más pálida idea de dónde están parados.