No bombardeen Praga. Durante el régimen nazi la cabeza del partido fue Hitler, seguido por Himmler y el tercer jerarca más importante fue Reinhard Heydrich, conocido también como la Bestia Rubia, el Verdugo o el Carnicero de Praga. El sólo hecho de saber los seudónimos por los cuales era conocido Heydrich ya nos brinda un pantallazo de su obra durante el nazismo. Anthropoid nos traerá la historia de dos guerrilleros de la resistencia checa que tendrán por misión nada más y nada menos que matar al mismísimo Carnicero de Praga. Anthropoid está basada en la célebre Operación Antropoide, aquella misión casi suicida en la que unos cuantos guerrilleros checos debían asesinar a Reinhard Heydrich –uno de los principales mentores de la “Solución Final”– para así demostrar a los aliados que Checoslovaquia no simpatizaba con el régimen nazi y que aún podían contar con el país, a pesar de haber sido entregados a los nazis. En los primeros compases de la cinta ya podemos sentir la atmósfera opresiva que se respiraba en la Praga ocupada, todo esto gracias a una gran recreación de época que genera esa sensación de malestar, todo esto ayuda a que las actuaciones de los protagonistas destaquen en medio de una puesta en escena de los más brillante. Josef Gabcík es encarnado por Cillian Murphy, uno de los actores fetiche de Christopher Nolan, quien cumple con creces su papel, algo que no sorprende. Quien sí realmente deja una agradable sensación es Jamie Dornan, el actor irlandés quien fue más conocido por encarnar al señor Grey en 50 Sombras de Grey nos brinda una buena interpretación del guerrillero checo Jan Kubis, si bien Dornan no la rompe actoralmente, su papel está más que bien y quizás podría ser empezado a tener en cuenta para papeles más serios, con más carga actoral que solamente mostrar lo trabajado que tiene el cuerpo. Algo que siempre se le critica a este tipo de películas es el hecho de que se hable inglés. Está bien, entendemos que por cuestiones cinematográficas de los actores elegidos tenemos que hacer de cuenta que los checos y alemanes hablan inglés de nacimiento, pero quizás esta falencia se arreglaría con la incorporación de verdaderos actores que hablen el idioma vernáculo de los países representados en pantalla. Quizás aquí ya estemos hilando demasiado fino, pero es algo que no deja de hacer ruido, ya que la historia representada en Anthropoid –exceptuando algunos mínimos detalles– ocurrió tal cual lo hizo en la vida real. Una de las fallas de Anthropoid es el hecho de que la cinta tarda casi una hora en tomar ritmo, no es que lo que suceda durante ese tiempo carezca de importancia, sino que todo el desarrollo de personajes que se da durante esos casi sesenta minutos es algo lento, algo que podría aburrir a más de uno, pero la recompensa se verá luego de transcurrido el primer acto, ya que una vez que la cinta nos sumerja en la tensión no habrá respiro para el espectador hasta el final. Conclusión: Anthropoid es una gran película de suspenso basada en la Segunda Guerra Mundial. Con una genial recreación de la época, unos actores que brindan una interpretación a la altura de la gran historia narrada, y un director que supo allanar el camino para los momentos de tensión que no darán respiro una vez que la Operación Antropoide comience, nos dejará con una sensación de malestar –en el buen sentido– luego de finalizada la obra. Una de las mejores propuestas en materia de suspenso en lo que va del año. La tensión en Anthropoid es simplemente brutal.
Tras varios retrasos, finalmente llega Viral a los cines de Argentina. La cinta de terror está dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman (Nerve, Actividad Paranormal 3 y 4) y protagonizada por Sofia Black-D’Elia, Analeigh Tipton y Travis Tope. Bostezos virales: La película nos cuenta la historia de dos hermanas que intentan sobrevivir en medio de una epidemia a nivel global que está aniquilando a la raza humana. Sin sus padres, con apenas comida, y solas, las jóvenes deberán seguir con vida a toda costa. Pero entre estas dos hermanas existe un gran problema: una de ellas está infectada y es cuestión de tiempo para que el virus la transforme. Viral es la típica película de terror estadounidense que tantas veces hemos visto en cartelera. Cuenta con todos los clichés habidos y por haber de este género, con el grave error de que la historia es terriblemente soporífera. Sofia Black-D’Elia (Project Almanac) interpreta a la hermana menor de Analeigh Tipton (Mi Novio es un Zombie), ambas adolescentes componen dos típicos personajes de las cintas estadounidenses: Black-D’Elia es la hermana menor y la más reservada, mientras que en contrapunto se encuentra Tipton quien encarna a la mayor, rebelde, que hace lo que quiere y contesta mal, lo que como se imaginan, llevará a ambas a graves problemas. A pesar de venderse como una cinta de terror, Viral, termina siendo un drama adolescente con pequeñas dosis de “terror”. Y terror entre comillas, debido a que la carencia absoluta de ideas originales en esta producción, minimizan los sustos a los ya usados hasta el cansancio sobresaltos. La cinta es vendida como “De los productores de Los Huéspedes, La Noche de la Expiación y La Noche del Demonio”, pero poco comparte con estas producciones, ya que Viral es altamente aburrida, con personajes chatos, exasperantes, recursos para el terror flojos y momentos totalmente predecible, aunque es cierto: es una película chica, que aborda la historia de dos adolescentes en medio de una pandemia que está exterminando a la población mundial, lo cual no implica que tenga que ser aburrida. Como un pequeño aliciente, entre el elenco de esta cinta se encuentra Michael Kelly (House of Cards), encarnando al padre de las adolescentes protagonistas. Aunque lamentablemente su personaje casi no tiene peso en la historia, y desaparece tras el primer acto. La arista más interesante de esta producción es el virus que toma el control de las personas y las obliga a atacar a otras, algo así como zombies pero vivos, y sin embargo en ningún momento de la trama se hace demasiado hincapié en el origen de la epidemia global, ni qué la genera, ni dónde se detectó el primer brote. Tan sólo se la nombra y ya está. Conclusión: Viral es una producción de “terror” totalmente soslayable. No cuenta con ningún aspecto destacable más allá de la idea del virus que podría haber sido desarrollada un poco más. La película es chica: se centra en las adolescentes y nada más. Cuenta con todos los clichés del género, utiliza todos esos recursos usados hasta el hartazgo que tanto odiamos y como frutilla del postre no asusta ni genera tensión en el espectador. No pierdan tiempo viendo esto.
Las Ineses es una comedia con tintes de humor negro dirigida por Pablo José Meza (Buenos Aires 100 Kilómetros) y protagonizada por Brenda Gandini, Luciano Cáceres, María Leal y Valentina Bassi. Cosa ‘e mandinga: Carmen y Rosa son amigas y vecinas –vive una al lado de la otra–. Por esas cosas de la vida, ambas mujeres fueron madres el mismo día, en el mismo hospital del pueblo donde viven. La sorpresa les llega en el momento en que ambas reciben a sus respectivas bebas, dándose cuenta que sus hijas parecen haber sido cambiadas por error luego del parto. Algo que podría haber sucedido tranquilamente, ya que ambas mujeres tienen el mismo apellido y compartían hasta la misma habitación del mismo hospital. Es entonces cuando ambas deciden ponerle Inés a las dos nenas y solucionar el tema sobre la marcha. A pesar de su secuencia de títulos de apertura extremadamente larga, Las Ineses es una película demasiado corta, algo que llama la atención –inclusive para un comedia–, cuenta con unos escasos 74 minutos de metraje, algo que le sienta demasiado bien a esta cinta que busca ser una comedia familiar pero con pinceladas de humor negro. Brenda Gandini es una de las protagonistas de la historia, encarnando a Carmen, la madre de la “beba rubia”, pero quien definitivamente se roba todas las escenas es María Leal, interpretando a Dominga, la madre de Carmen. Tampoco se queda atrás Luciano Cáceres, quien compone un hombre común de campo, lejos de esos estereotipos arcaicos que suele encarnar en sus roles televisivos. Aun con su corta duración, Las Ineses cuenta con ciertos altibajos, los cuales se sienten, pero esto es debido a que la mayoría del tiempo los personajes están sumergidos en situaciones cómicas –sobre todo el personaje de María Leal–, y es entonces cuando se siente esa falta de comicidad. Esto no quiere decir que la película aburra, en una comedia es imposible contar con una gracia perenne, por más efectiva que sea. Los personajes son entrañables, por lo que cuando termina la película nos quedamos con ganas de saber algo más sobre ellos y sobre su particular historia, algo que demuestra que sí se puede hacer en el cine argentino una comedia familiar sin caer en los mismos clichés aburridos de siempre, sólo hacen falta ganas y una historia con una pizca de originalidad. Pero no se dejen engañar, definitivamente lo más flojo de Las Ineses es el póster de la película. El cartel de la cinta parece diseñado en los 90, y su diseño tan anacrónico no concuerda con lo que actualmente podemos ver en las películas que suben a cartelera. Que esto no sea una razón para dejar de verla. Conclusión: Las Ineses es una comedia con tintes de humor negro. Los chistes no faltan, los personajes son entrañables, las actuaciones están muy bien logradas, y la historia no se anda con vueltas: directamente a los bifes. Algo que le sienta bien a esta película que a pesar de ser chica, deja una sensación agradable: se puede hacer comedia de forma diferente en nuestro país. No la dejen pasar porque es absolutamente disfrutable.
Matt Brown nos trae El Hombre que Conocía el Infinito, cinta basada en la vida y obra del matemático Srinivasa Ramanujan. Este drama biográfico cuenta con las actuaciones de Dev Patel, Jeremy Irons y Malcolm Sinclair. Los números no mienten: El Hombre que Conocía el Infinito nos narra la historia de S. Ramanujan, un joven hindú que a pesar de haber vivido en la extrema pobreza y contar con unos estudios precarios en matemáticas -tan sólo tenía el secundario completo-, llegó a ser una de las mentes más brillantes que brindó la raza humana, llegando a desarrollar hasta 4.000 teoremas que al día de hoy siguen siendo motivo de estudio para los matemáticos que le siguieron. Dev Patel encarna a Srinivasa Ramanujan, un papel que le sienta como anillo al dedo al británico de ascendencia hindú y que ya vimos en otros trabajos de joven actor. Patel es acompañado por Jeremy Irons en el rol de G. H. Hardy, aquel mentor, genio de las matemáticas puras y compañero de investigación de Ramanujan. La música es correcta, las interpretaciones de los protagonistas son creíbles y la fotografía cumple, por lo que ninguno de los apartados mencionados anteriormente destaca en esta propuesta biográfica. Si bien El Hombre que Conocía el Infinito no cuenta con lagunas de guion ni otros problemas en su producción, la historia planteada no llega a ser tan interesante, y sumado al pulso narrativo impregnado por el director, los 108 minutos que dura su metraje llegan a resultar un poco densos. Quizás el mayor problema de esta cinta radica en el hecho de que se retrata a Ramanujan como alguien que solamente sabía matemáticas por intuición, producto de su educación religiosa y su profunda devoción hacia la diosa Namagiri –con la que afirmaba tener conversaciones en sueños–. Lo cierto es que Ramanujan a pesar de haber contado solamente con formación secundaria, sí cursó la universidad, pero debió abandonar sus estudios de grado debido a que perdió la beca producto de su falta de interés en las materias que no sean matemáticas, llegando así a desaprobar varias asignaturas. Gran parte de su brillantez radicaba en el hecho de que durante su adolescencia obtuvo dos libros que marcaron profundamente su intelecto: el primero en trigonometría, y el segundo un compendio de teoremas de matemáticas puras, todo esto, sumado a sus inconclusos estudios universitarios hicieron que su genio no sea sólo producto de conversaciones con su diosa. Durante el desarrollo de la trama se producen los conflictos que resultarán catalizadores para el estallido de la Primera Guerra Mundial, e inclusive en la cinta se muestra como Hardy realiza una lectura de la noticia del asesinato del archiduque Francisco Fernando. Pero éste conflicto no es remarcado con el fuste que merece, teniendo en cuenta que Ramanujan vivió en Inglaterra durante todo el conflicto beligerante, sufriendo en carne propia los problemas de la guerra, algo que prácticamente es dejado de lado en la cinta. Conclusión: Correcta. Esa es la mejor forma de describir a El Hombre que Conocía el Infinito, la cinta no hace agua por ningún lado, pero tampoco destaca en ningún apartado: dirección, actuaciones, música, ambientación, todo está bien presentado desde una forma bastante prosaica pero cumplidora, por lo que no vale pena gastar una entrada en esta cinta si tenemos en cuenta la cantidad de propuestas interesantes que hay en cartelera.
Mejor no hablar de ciertas cosas Philip (Jason Schwartzman) es un joven escritor aclamado quien se encuentra a punto de publicar su segunda novela, todo apunta a que su siguiente publicación será un éxito. Pero lamentablemente para este escritor, su vida personal es un completo desastre, su novia (Elizabeth Moss) es una fotógrafa de renombre con la cual tiene una relación bastante decadente. Además, el ego y la soberbia creciente de Philip no le permite dar el brazo a torcer, por lo que no reconoce ningún error y hasta se niega a promocionar su segunda novela. Es entonces cuando Ike Zimmerman (Jonathan Pryce) otro escritor exitoso le ofrecerá escaparse de la triste realidad de Nueva York con el fin de que Philip encuentre y pueda dedicarse a escribir una nueva historia. Dos grandes problemas tiene Analizando a Philip: el primero de ellos es la etiqueta de comedia que lleva la cual le juega totalmente en contra, puesto que la cinta de comedia tiene poco y nada, ni siquiera es un intento fallido de comedia, la cinta no busca ser graciosa. El otro gran problema es el personaje de Schwartzman: el insoportable Philip. El escritor al que personifica el actor californiano es verdaderamente un dolor de cabeza, un protagonista totalmente detestable cuyas intervenciones no hacen más que querer romper todo y salir corriendo al ver al escritor en escena. Philip es probablemente uno de los peores personajes que nos ha dado el cine en los últimos años. Por fortuna, durante el segundo acto, el detestable Philip pasa a un segundo plano y empezamos a conocer a su novia, Ashley (Moss). La fotógrafa encarnada por Moss es muchísimo más interesante que el protagonista de la cinta gracias a los matices del personaje, y las escenas que tienen a Ashley como estrella son las más interesantes y amenas de toda la cinta, y sobre todo, nos dan un descanso de ver a Schwartzman en pantalla. En cuanto a la factura técnica, la cinta es impecable. Analizando a Philip cuenta con una buena banda sonora, una ambientación atemporal en la que no presenciamos ningún dejo de tecnología actual o de la década pasada. La cinta está rodada íntegramente en súper 16mm, lo cual le otorga una belleza visual digna de destacar, y el narrador implementado le brinda unos tintes de documental que cortan con la monotonía de esta historia tan poco interesante. Y es que ese es el principal problema de esta propuesta: la historia no es para nada interesante, su trama y los pésimos diálogos entre personajes intentan ser intelectuales pero no hacen más que aburrir, el ritmo monótono lineal no engancha, y su protagonista es un dolor de cabeza. ¿Algo más? Conclusión: Analizando a Philip no es una comedia, ni un drama. Es una especie de falso documental aburrido en el que viajaremos por la psicología de un personaje detestable, ególatra, soberbio y sobre todo insoportable (y no en el buen sentido). Las mejores escenas son sin Philip en pantalla. Cómo si el hecho de que una película, para abordar de una forma intelectual tópicos sobre psicología, tuviera que ser aburrida. Y no, intelectual no es lo mismo que aburrido. Totalmente no recomendable. En serio.
Llega la adaptación cinematográfica de un clásico de culto de DC. Las expectativas son altas, y Sam Liu cuenta con una de las novelas gráficas más importantes de la historia en la cual Batman deberá enfrentar al Joker, quien intentará probar que solamente hace falta tener un día malo para desatar la locura. ¡Santas decepciones, Batman! Batman: The Killing Joke junto con Batman: The Dark Knight Returns son dos de las novelas gráficas más emblemáticas de la editorial DC. Cuando se anunció que la primera de ellas se adaptaría en una película animada, las expectativas eran tan altas debido al material en el que se basaba. A esto hay que sumarle la siempre exigencia de los lectores y fanáticos de DC que no iban a aceptar una adaptación medio pelo: si la novela gráfica era una obra maestra, la película por lo menos debía ser buena. Yendo a la película en sí misma, Batman: The Killing Joke cumple con creces en dos apartados sumamente de fuste. Por un lado la animación es impecable: cada encuadre, movimiento de cámara y el diseño de los personajes está cuidado al detalle. Los efectos computarizados son de una calidad altísima, y no mezquinaron presupuesto al momento de dar vida a las viñetas. Por otro lado, las interpretaciones de los actores de voz son igual de sublimes que la animación. No sorprende que Kevin Conroy o Mark Hamill nos brinden actuaciones sorprendentes al ponerle cuerpo a las voces del Caballero de la Noche y del Príncipe Payaso del Crimen respectivamente, pero no por ello vamos a dejar de mencionar este punto fuerte en la adaptación. Lo mismo ocurre con los demás actores del reparto, que brindan grandes interpretaciones. Dejando de lado esas dos aristas importantes, hay que decir que Batman: The Killing Joke es un gran «bah». Con la novela como asidero, la cinta podría haber sido mucho más interesante, y sin embargo terminó resultando una propuesta más del montón. El ritmo lento de la película, sumado a ciertos errores y horrores –como cierto musical–, hizo que el film terminara resultando una gran decepción. Todo esto se eleva a tal punto, que el prólogo de Batgirl termina teniendo más dinámica que la historia del Joker, el plato fuerte de la película. No es que la historia de Barbara Gordon haya sido mejor, no. Sino que enganchaba más, y se tornaba mucho más amena que lo que siguió después. El ritmo plasmado no engancha, y todo esto se agrava por el hecho de que la cinta sea corta como patada de chancho (tan sólo 76 minutos).Por otra parte, los amantes de DC disfrutarán de los múltiples guiños a historias clásicas de novelas, comics y películas, los cuales se encuentran repartidos a lo largo de la cinta. Conclusión Batman: The Killing Joke termina resultando una gran decepción, no porque la cinta sea mala, sino porque el material con el que contaba el guionista prometía mucho más. Las interpretaciones y las animaciones son sublimes. Pero quizás las altas expectativas alrededor de la propuesta le hayan jugado en contra, lo cierto es que si bien la cinta cumple con entretener, no es más que eso: entretenimiento y… paremos de contar.
Desde la lejana Noruega finalmente llega los cines La Última Ola, película que fue seleccionada por el país nórdico para competir en la categoría Mejor Película de Habla no Inglesa en la última edición de los Premios de la Academia. Cine catástrofe, una montaña que acecha todo un pueblo, un geólogo y toda su familia en peligro, ¿qué puede salir mal? Mujeres y niños primero La Última Ola abre el juego presentándonos una serie de fragmentos de noticieros noruegos en los que se detallan sucesos análogos a lo que ocurrirá en la película: un geólogo y su familia viven en el fiordo de Geiranger, un paradisiaco pueblo entre montañas de Noruega. Pero el día en que el geólogo Kristian y su familia deciden mudarse del apacible poblado, se desatará algo que todos sabían que iba a pasar, pero sin conocer cuándo iba a ocurrir. Hay que resaltar un detalle que resulta ser de fuste acerca de esta cinta: La Última Ola fue todo un acontecimiento en los cines noruegos, no sólo por el éxito que tuvo y los records que batió, sino porque no deja de sorprender que con un presupuesto tan acotado (6.4 millones de dólares) se hayan lanzado a la aventura de producir una cinta de cine catástrofe, algo que sólo estaba reservado para los tanques de Hollywood. Por suerte, esta propuesta noruega no defrauda y el resultado es bastante satisfactorio. Alrededor de esta propuesta hay varias aristas que merecen ser destacadas: comenzando por su carismático protagonista (quien guarda un cierto parecido con Daryl de The Walking Dead), y –exceptuando al tronco que interpreta al hijo– todo el elenco está bien elegido. Los paisajes son una caricia a la retina: cada escena está cuidada al detalle, y eso se nota en la fotografía y en los espectaculares escenarios. Absolutamente todo está colocado con absoluto puntillismo. El pulso narrativo que le impregnó el director Roar Uthaug hace que los primeros compases de la cinta resulten un tanto flemáticos, lo cual no quiere decir que sean aburridos, todo lo contrario. Pero cineasta decide tomarse un buen tiempo para desarrollar los personajes y construir la relación tan cercana que existe entre la familia protagonista. Sin perjuicio de todo lo anteriormente detallado hay que nombrar los graves defectos que terminan asolando un poco la experiencia que busca brindar esta propuesta: existen un sinnúmero de actitudes totalmente imbéciles que cometen los protagonistas, varios agujeros de guión, y la cinta se torna un tanto predecible, y si bien todo esto forma parte del lado oscuro de esta propuesta, la película no deja de brindarnos una hora y cuarenta de puro entretenimiento. Algo que Hollywood a veces no puede lograr ni con sus toneladas de dólares. Como dato de color vale resaltar que Roar Uthaug, el director de esta cinta, será el encargado de dirigir a la ganadora del Oscar, Alicia Vikander en el próximo reinicio de la saga de Tomb Raider. Conclusión Sin caer en un discurso panegírico, tenemos que decir que La Última Ola es una propuesta de cine catástrofe distinta que brinda un poco de aire fresco a este género. Imponentes paisajes, buenas actuaciones, una música que pone los pelos de punta, y cada detalle cuidado al máximo componen una producción digna de disfrutar en la pantalla grande. Eso sí, no esperen grandes secuencias de efectos especiales, porque las que hay resultan pocas, aquí todo es más artesanal, y eso agrada.
Basada en el libro homónimo escrito por Jojo Moyes llega a los cines la película romántica Yo Antes de Ti, con guion firmado por la mismísima autora de la novela, y protagonizada por Emilia Clarke (Game of Thrones) y Sam Claflin (Los Juegos del Hambre). Amor sin rodeos Will Traynor es un joven cuadripléjico que pasa sus días de forma solitaria recluido en su portentoso castillo en la bellísima Gales. Sus días son monótonos y un tanto aburridos hasta que la madre del joven contrate a Lou para cuidar de Will. Es entonces cuando la vida de ambos cambiará gracias a un nexo que se formará entre ambos que va más allá de una relación estrictamente laboral. Antes de remarcar cualquier virtud o defecto de Yo Antes de Ti hay que resaltar lo siguiente: la química entre Emilia Clarke y Sam Clafin es sumamente atractiva. Las escenas románticas compartidas en pantalla son absolutamente disfrutables: desde los múltiples momentos cómicos, los románticos hasta los más lacrimógenos, Clarke y Clafin son un verdadero dúo de protagonistas. El resto del elenco también es muy bueno, contando con Charles Dance (Game of Thrones), Janet McTeer (Insurgente) y Matthew Lewis (Harry Potter). Uno de los aspectos más encomiables de la trama, yace en el hecho de que evita absolutamente cualquier golpe bajo, y los momentos emotivos que buscan remover los sentimientos tienen su asidero en las decisiones que toma Will y las implicancias románticas que dichas elecciones tendrán en su relación con Lou, evitando así cualquier golpe en la zona baja con tal de sacar una lagrima fácil. La música, la fotografía cuidada al detalle y los imponentes paisajes de Gales componen una delicia al ojo y son totalmente destacables. Es cierto que en determinados pasajes de la cinta llega a resultar molesto y roza la sobreactuación la interpretación de Clarke, y es que el personaje que compone es una suerte de Floricienta con acento británico. Sus exóticos vestidos, las medias de abejorro y los zapatos coloridos dicen presente en la cinta, por lo que aquellos lectores que busquen una fiel adaptación de libro en el que se basa, se sentirán satisfechos con lo plasmado en pantalla. La cinta tiene una duración justa, y la hora con cincuenta minutos de metraje no llegan a sentirse en lo absoluto gracias a la dirección de Thea Sharrock, que si bien se toma su tiempo para desarrollar a la pareja de protagonistas, no llega a tornarse aburrida ni monótona. Esto es en parte gracias a que la trama está plagada de chistes, momentos románticos y alguna que otra reflexión sobre la vida. Y es que estamos ante una película que sabe lo que es, y no pretende ser más que eso: una historia sobre dos jóvenes que se conocen en una época desafortunada, pero que a pesar de todo logran entablar un romance poco convencional. No busca ser una historia reflexiva sobre las discapacidades motrices, o un ejemplo de cómo superar las dificultades que nos pone adelante la vida. Es una historia de amor sin más aspiraciones que ello, lo cual se agradece en demasía. Conclusión Yo Antes de Ti es una muy buena propuesta para disfrutar en el cine. Buenas actuaciones, hermosos paisajes, gran banda sonora, momentos cómicos, románticos y pequeñas reflexiones sobre la vida componen un cóctel que merece ser disfrutado en la pantalla grande. No, la película no cambiará la forma en que vemos la vida, pero nos hará disfrutar por casi dos horas. Recomendada.
Luego de ganar la competencia internacional de la edición número 18 del BAFICI con su opera prima, codirigida con Francisco Márquez, La Larga Noche de Francisco Sanctis, Andrea Testa nos trae Pibe Chorro, un ensayo sobre una realidad que a base de prejuicios, decidimos pasar por alto. Todo preso es político Vivimos en una sociedad de prejuicios, ideas preconcebidas y una tendencia a la estigmatización social. Pibe Chorro no hace más que mostrarnos esa cara de la misma moneda de un país que, por un lado llora a las víctimas, busca crucificar a los victimarios, y por otro lado decide soslayar toda una cuestión sociocultural de raíz que necesita ser cambiada en nuestro país. Pibe Chorro busca sensibilizar acerca de los miles de jóvenes de bajos recursos, aquellos a los cuales por usar determina ropa, nacer en algún barrio o villa en particular, o escuchar cierto tipo de música son rotulados como posibles delincuentes. La sociedad y el sistema penal forman una máquina que únicamente busca castigar sin sopesar las diversas cuestiones que llevan a desembocar en la delincuencia, pasando por alto la gran mentira de la reinserción, sin tener en cuenta el marco de vulnerabilidad en que nacen esos jóvenes. Ana Testa echa mano de varios recursos para intentar poner en escena una idea que termina resultando no muy diáfana, sabemos a lo que apunta el documental, pero no sabemos hacia donde se dirige, o cual es el hilo conductor del mismo, algo que termina dinamitando todas las buenas intenciones de esta propuesta. En la cinta contamos con entrevistas a transeúntes, un abogado, docentes universitarios, dirigentes de organizaciones, y hasta de los mismos chicos que se encuentran –o se encontraban– privados de su libertad. Inclusive la directora se dio el lujo de integrar a todo este esquema escenas con poesía escrita y recitada por el dramaturgo Vicente Zito Lema o contar con una breve aparición de Damián Quilici, un curioso personaje que realiza stand up, intentando mostrar una porción de la cultura villera. Gaby es un nombre que escucharemos en repetidas ocasiones durante la cinta, pero nunca se ahondara en quien fue –más allá de que tenía 16 años–, o que hacía, solo sabremos que buscaba brindar ayuda a aquellos jóvenes que eran fustigados por la droga, y finalmente conoceremos su triste desenlace. Sin embargo, resulta ser un personaje del cual se habla mucho, pero se conoce poco. Es cierto: el sistema penal está podrido, la inclusión social es una falacia, y el consumismo invita siempre a querer más, lo que termina generando una sociedad llena de contrastes sociales duros, una sola escena basta para retratar todo lo que la cinta propone: un plano aéreo en el cual de un margen tenemos casas tipo country, mientras que del otro lado del muro existe una villa intentando subsistir. No es una cuestión nueva, es un tópico que seguirá lastimando a generaciones de generaciones si no se muestra ni un ápice de mejora, la inseguridad no es una sensación, así como tampoco lo son las historias de esos jóvenes que no quieren ser tapados bajo una alfombra que los esconde. Un hilo conductor le hubiese sentado mejor a esta propuesta que parece haberse quedado varada con su bote en medio de un mar de posibilidades. Conclusión Pibe Chorro hace tomar conciencia poniendo el ojo en el contexto en el cual nacen, se desarrollan y viven los jóvenes que desde los primeros compases de su vida deben estar bajo el yugo de una sociedad que los ve como posibles delincuentes. La intención del documental es plausible, los recursos que usa son encomiables, pero a pesar de tirar de muchos hilos, finalmente no termina moviendo nada. Una lástima.
El cineasta Aleksandr Sokurov, director de la genial El Arca Rusa nos trae su última cinta: Francofonia, una especie de amalgama entre documental, drama y cinta belica en la que daremos un paseo por el museo parisino de Louvre. Liberté, égalité, fraternité Durante Francofonia, Sokurov echa mano de varios recursos para hacer un breve repaso de la rica historia del Louvre. Esta vez la cinta no es un plano secuencia en su totalidad –aunque si los hay en determinados paseos por el museo–, pero aun así logra atrapar gracias a la conjunción de fotografías de época, su relato en off, la cámara en primera persona y pequeñas dramatizaciones. El punto fuerte de esta propuesta es el hecho de que el director ruso decide contar la historia del Louvre de forma no lineal, y es así que durante la cinta, la trama salta de determinados momentos a otro sin perder el enfoque principal: la ocupación nazi de Paris y los esfuerzos mancomunados entre Jacques Jaujard y el conde nazi Franz Wolff-Metternich para preservar las obras de arte del Louvre. Si bien el metraje ni siquiera llega a la hora y media de duración, ya en las postrimerías de la cinta se siente que le sobran bastantes minutos y el visionado se torna bastante pesado. El hecho de que sea un relato bastante original y que las dramatizaciones tengan pequeños tintes cómicos, no quitan que el ritmo de la cinta sea totalmente monótono y esto le pasa factura sobre el final. Durante Fracofonia conoceremos la historia del Louvre, la importancia que tuvo durante la ocupación de las tropas de Hitler, y como los nazis buscaban echar mano de toda obra de arte que haya en el museo más como un trofeo de guerra que por apreciar en sí misma la belleza de las distintas obras de arte. No deja de resultar curioso, puesto que un ingente de las obras que descansan acobijadas bajo el techo del Louvre fueron tomadas por Napoleón durante sus distintas victorias a lo largo de su carrera militar. Es así que se traza el paralelismo entre los nazis y las obras de arte que yacen en el Louvre: ¿qué es más importante: la sociedad y sus personas o el arte que deja a su paso? Una obra del Greco por aquí, la Victoria Alada de Samotracia por allá, La Balsa de la Medusa bien escondida de los nazis, todas obtenidas como trofeos de guerra y así es como se constituyen piezas claves de un museo, pero como reza el dicho «ladrón que roba a ladrón…». Conclusión Sokurov comulga con varios recursos para hacer de Francofonia una propuesta algo diferente, sin dejar de ser un documental usa planos secuencias, fotografías de época, dramatizaciones metafóricas, recreaciones con pequeños matices cómicos –sin caer fuera de lugar– y es el mismo cineasta quien pone la voz en off para narrar los sucesos que acontecen. Aunque la duración termina resultando algo excesiva, no es algo que opaque todas las virtudes de este documental. Obviamente no es para todos los públicos, y quien no comulgue con este tipo de historias terminará en los brazos de Morfeo.