Un litigio remanido: historia vs. singularidad en el contexto del cine contemporáneo. La historia y “su” historia, ese núcleo tirante e incómodo que Godard supo plasmar casi siempre en su cine, la política en el amplio sentido de la palabra y lo privado, lo personal. El narcisimo vs. la búsqueda del bien común. La paradoja reside en que estos contrapuntos están atravesados por la filosofía que como la historia se vuelve una serpiente que se come su cola. El conciente colectivo que este film toca de manera turista es absolutista y lo personal es banal y por momentos burgués. Si “Adios al Lenguaje” es el canto de cisne de Godard es una canto agónico, pretensioso y mudo. Nos dice lo obvio: el siglo XX fue un horror y el XXI tiene tan asustado a Godard que decide enmarcarlo en la soledad de su arte, hoy sin ser parte de ningún movimiento masculla bronca e indignación de vieja con ruleros que traslada a imágenes y encuadres feos y saturados para decir nada, ese es su lenguaje. La generación de la cual fue parte y que despreciaba todo ahora termina su obra despreciando el cine. El perro como símbolo agotado, la pareja encerrada en ellos mismos, las frases de otros que no sirvieron antes y menos ahora para entender el mundo y el irónico uso del 3D, todo conforma la idea de deconstrucción y testamento artístico, la metáfora de la metáfora, lo que obtenemos a cambio es un mosaico incongruente de un director perdido entre su ego y su muerte.
Un final Lynchiano que lejos de romper con la extrañeza de la atmósfera que había creado sumerge al espectador aún más profundamente en el agujero del conejo. El sobreanalisis de ese final tal vez no merece la pena, la respuesta no aportará nada a lo experimentado.
El talento de Firth y Kidman no alcanza para salvar a la historia de los convencionalismos y el aburrimiento, sin ellos era un film destinado a “directo a DVD”. El lento recorrido del misterio de que es verdad y que mentira termina en una resolución intrascendente.
Nolan y su obsesión con el tiempo una vez más. Con cada film sus preguntas se vuelven más grandes y ambiciosas. Aquí usa la teoría de los agujeros de gusano para hablar del núcleo familiar y el sentido de la existencia. La ciencia del film puede ser correcta o incorrecta pero le sirve para contar la historia a su manera. A Nolan se le ven los hilos cada vez mas nítidamente pero hay que valorizar el hecho que busca crear historias originales desde los estudios de Hollywood en una era de refritos.
Más real que la vida real. Linklater toma la idea de hacer un film “coming of age” y pacientemente lo lleva al extremo. La vida de un chico de los 6 a los 18 años salpicados por los ya clásicos dialogos exsistenciales del director . En Boyhood nada extraordinario sucede y por “nada” quiero decir todo, la vida.
Una película diseñada de manera hermosa y cólorida que respeta la tradición mexicana del dia de los muertos mientras entretiene y hace reir. El mensaje subvierte la idea solemne que tiene Estados Unidos (y gran parte del mundo) de la muerte. Del Toro sabe lo que produce.
Al igual que en 2005, Rodriguez filma el cómic mas fiel al formato que se haya hecho (sólo rivaliza el Hulk de Ang Lee) respetando el estilo Miller a pie juntillas. Las historias son para un nicho de público que disfruta estos cuentitos pulp/ noir donde los hombres y mujeres están bien marcados y el tono badass lo cubre todo. Aquí se prueba una vez más que (a veces) la forma es el contenido y no viceversa.
Graciosa, violenta y filmada con pulso en balance perfecto entre lo comercial y el culto. Con algo de Tarantino, Edgar Wright y un poco del productor Almodovar que se habrá visto reflejado en cierto tono que por momentos tiene el film. Szifron hizo desde Argentina un film que toca sentimientos globales de alienación social y lo hizo con estilo propio. La tragicomedia en primer plano, vibrante y cómica (de comics) en seis segmentos uno mejor que el otro. Elige tu propia aventura.
Poco presupuesto, mucha pasión. Como “El Mariachi” en 1992 una brisa de aire puro proveniente de latinoamérica sacude el letargo de los thrillers filmados con aburrido profesionalismo. La trama es sencilla: Victor debe esconder la carga del titulo de gangsters de bajo monto durante un dia en el abarrotado mercado de Asunción a cambio de 100 dólares, mientras sueña con la compra de un celular para poder filmarse y aparecer en TV. La vitalidad del film, su humor irónico casi de situación, un gran uso de la locación y su ritmo lo redime de cualquier defecto. 7 Cajas funciona porque cada vuelta de tuerca y cada giro de la cámara en el laberíntico mercado apunta el foco en donde debe: Victor y su disposición para hacer cualquier cosa por algo de dinero que le permita dejar de ser él y convertirse en otro.
Construida con cuidadosa incomodidad “Enemy” opera desde una motivación elusiva: sostener una desorientación narrativa que como artimaña recrea “Fight Club”, “Mullholland Drive” y “Dead Ringers” de Cronenberg. La simbología de la araña parece ser más un diseño visual para incorporar más extrañeza al film que un comentario de sustancia sobre la historia y termina siendo apenas una decisión estética como el filtro ocre que cubre el film. El tercer acto no cumple las expectativas creadas por el encuentro del protagonista con su doppelganger. Hollywood parece no poder adaptar las obras de Saramago (ver: “Blindness” 2008).