El conflicto del film se desata en los 10 minutos finales, demasiado tarde. El retrato de caos familiar remarca las alegorías bien obvias y trazadas con brocha gorda (los andamios, la casa rota). Otro ejemplo del cine argentino no narrativo en este caso con pretensiones de profundidad que no pasan de la intrascendencia.
Hermana menor de Hunger Games sólo que aquí los adolescentes que luchan contra un sistema opresivo son más insoportables y no tan buenos actores. Filmada sin estilo luce como un producto apenas correcto de la fábrica de chorizos a la que los estudios nos tiene acostumbrados. Si obviamos el “mensaje” de la historia la película resulta entretenida, y nada más. La Secundaria Orwelliana.
No hay lectura literal de la biblia, es todo interpretación, la colección de folklore mitológico fue escrito así y conservó durante su continua reescritura a través de los años el tono convenientemente ambiguo lo cual revela su carácter de “cadaver exquisito” milenario. Esta es la mejor noticia que puede tener un director/guionista a la hora de adaptar una historia y como plus en esta tampoco se pagan derechos de autor. Los religiosos acusaron al film de promover valores anti cristianos, pero el Génesis -sabemos- menciona a los hijos de Noé, pero casi no hay referencia a su esposa, sin una mujer no hay conflicto familiar habrá pensado Aronosfsky, ni rol estereotipado habrán pensado en el estudio, la sensibilidad femenina que busca hacer entrar en razón a un Noé que en nuestra era hubiese sido un talibán auto-bomba. El drama humano se desarrolla en un contexto de fantasía para contar una parábola de como la humanidad debe actuar, por ende el film necesitaba un malo y allí entra el guionista y reescribe la historia incorporando a Caín y sus seguidores. Caín se vuelve la voz de la razón, la voz quizás del director, la voz que no está en el viejo testamento. Transformando decisiones divinas en decisiones humanas. El absurdo del escrito sagrado da lugar para los vigilantes, ángeles caídos en desgracia que recuerdan a Bárbol de Lord Of The Rings. La quintaesencia del experimento social: Dios te ordena que salves al mundo, pero si en el proceso pierdes tu alma, lo harías?. Que clase de persona salva al reino animal y su familia y deja ahogarse al resto de la humanidad?. Cuando Noé ve que sus propios hijos son “impuros” tal vez se da cuenta que el bien y el mal no juegan separados, más bien conviven en todos y cada uno de los humanos junto con el libre albedrío (que descubrirá luego, cuchillo en mano) y eso no es otra cosa que la prueba que no necesitamos Dios, lo somos.
Un futuro quizás no muy lejano, Theodore (Joaquin Phoenix) es parte de una compañía que hace cartas "escritas a mano" a seres queridos, pero no a los suyos, sino a desconocidos de las cuales solo tiene como referencia su historia y una fotografía. Y habla mucho... con su computadora, el programa está diseñado para eso, y más. La teoría de la singularidad tecnológica llevada al cine con maestría clásica y sensibilidad indie. Jonze nació para hacer este film. Amamos dispositivos que reconocen la voz humana y tocamos pantallas todo el dia, el futuro llegó hace rato.La teoría de la singularidad tecnológica llevada al cine con maestría clásica y sensibilidad indie. Jonze nació para hacer este film. Amamos dispositivos que reconocen la voz humana y tocamos pantallas todo el dia, el futuro llegó hace rato.
La comedia del año. Enteramente construida de guiños y perversamente inteligente, la meta-narrativa aqui se pregunta si un juguete debe ser usado siguiendo las instrucciones o llevados por la creatividad e imaginación del jugador, después de todo la pequeña belleza de los Legos es esa, están diseñados con un especifico propósito pero abiertos a un mundo de re-interpretaciones. The Lego Movie es efervecente y su frescura se permite también hacer un comentario acerca de la vida pre-fabricada que en muchos casos vivimos sin darnos cuenta. Chistes y puns sin respiro es la mejor manera de hacernos olvidar que se trata de un comercial de 100 minutos.
Los treintas, esa bisagra entre la adolescencia y la adultez retratada desde una visión particular: el mundo de Sebastián De Caro, que no es el mundo de todos, pero sí el de muchos. Juan es un abúlico oficinista al que su jefe (un genial Blanco) le asigna la tarea de pensar junto a su compañera de trabajo Luciana un juego que fomente el compañerismo en el ámbito laboral. Luciana es insoportable, sin embargo sucede …lo debe suceder. El tiempo que empiezan a compartir se convierte en infatuación unilateral primero y en algo más después. De Caro tiene cariño por sus personajes, no los baña de snobismo ni cinismo, elige mostrarlos como una generación influenciada por una cultura pop que está ligada directamente con las emociones, con el amor. Así Star Wars y la amistad son sinónimos. El fantástico personaje de Alan Sabbagh, un cinéfilo adorable es claramente la versión “on screen” de De Caro, como Randal era Kevin Smith en “Clerks” película con la cual comparte puntos en común. En definitiva el encanto de 20.000 Besos es la identificación, allí radica su fuerte y su debilidad. Je sui Juan.
El mundo Campanella tiene sus marcas de orillo: el barrio, el bar, los curas, los adultos mayores, la idea que todo tiempo pasado fue mejor y el “progreso” como algo en general malo, tan malo como el malo de Metegol, que llama progreso a su venganza destructiva. Técnicamente esta coproducción española-argentina (con aportes del Estado con el que fue tan crítico Campanella) está a la par de cualquier film de animación internacional; y el talento del film -y motivo de orgullo chauvinista- es todo argentino. Para que Metegol recupere su financiación debe venderse a otros mercados y ser un éxito allí por eso el film se cuida en mostrar un “pueblo” que luce lo suficientemente neutro, una protagonista que luce global -sino algo sajona- y un villano que recuerda a Cristiano Ronaldo, el futbolista que ya fue animado en Los Simpsons. Además de incorporar la discutible idea que el progreso es negativo en una comunidad, la moral de Metegol critica la idea de aislamiento, el hijo del protagonista juega videogames lo cual preocupa a sus padres, pero es sólo discursivo, en la web oficial se pueden bajar videogames de Metegol para celulares, PC y Ipads. La ideología nunca le gana a los negocios. Y resulta aún más contradictoria la crítica cuando el protagonista -Amadeo- está aislado por otro juego -no electronico- que lo tiene atrapado y le impide su desarrollo personal, es la noticia que su novia -Laura- se va del pueblo para estudiar lo que logra despertarlo del letargo de su vida pueblerina. El infaltable sentimentalismo de Campanella le da vida a los jugadores de plomo con lágrimas, y a partir de ese momento el film desata su mayor despliegue de acción, gags físicos y chistes -algunos brillantes- que concluyen en la fantástica escena final del partido de fútbol. El trabajo con las voces de doblaje es perfecto, Rago y Fontova se destacan, nunca hay una disociación entre audio y animación como ha sucedido en otras producciones. Además de la más cara Metegol también es la mejor película argentina infantil de la historia, no es poco. “Creer para ver” inculca el creyente Campanella en el guión; ver para creer que esta película pudo realizarse con este nivel y calidad. Atención Disney: Pixar no nos queda tan lejos.
Dieciocho años pasaron desde que conocimos a Celine y Jesse, hoy ya son parte del inconsciente colectivo y acervo cultural. En 1994 los veinteañeros se bajaron de un tren en Viena y ni ellos ni nosotros volvimos a ver el amor como antes. La vida, los sueños, la muerte, la natural fluidéz de la charla, las miradas profundas, la tensión sexual y la sensación única y angustiante de saber que una conexión así sólo sucede una vez en la vida. Como todos los enamorados se prometieron cosas, volver seis meses después a la misma hora a la estación de trenes de la despedida, como todos los enamorados no cumplieron la promesa. Nueve años más tarde Jesse está infelizmente casado y padre de un niño. De paso por París presentando su libro (que versa sobre aquella noche Vienesa) se reencuentra con Celine, ahora militante ecologista y de novia con un reportero gráfico. Treintañeros, luego de ponerse al día revelan porqué no se encontraron en la estación seis meses después, Jesse fue, Celine no. Para agregar gasolina al fuego Jesse le cuenta que creyó verla caminando por New York desde el auto que lo llevaba a casarse. No serendipity aquí. Nina Simone canta “Me encontraste justo a tiempo” mientras Celine le advierte a Jesse que perderá su vuelo, el vuelo que los vuelva a separar, Jesse sonríe, él lo sabe, nosotros también, nada podrá separarlos de nuevo. Una nueva elipsis de nueve años… Jesse y Celine están casados y padres de gemelas. El peso de su historia juntos se muestra en cada escena, en cada dialogo rico, romántico, triste y realista. El fin de una soñada vacación en Grecia es el marco de este capitulo en la historia. Jesse y la batalla legal con su ex-esposa y la pérdida de rumbo en la carrera de Celine son los temas que empiezan a minar la relación. Pero hay algo más. Si “Sunrise” era acerca de la atracción instantánea y “Sunset” acerca de reavivar la magia “Midnight” es acerca de la dura tarea de una pareja para permanecer conectada emocionalmente. En definitiva el proceso de encontrar el amor de tu vida, la decisión de concretarlo, hacer que ese amor funcione, y mantenerlo vivo. Interpelar toda noción romántica y contrastarla con las complicaciones de la paternidad, el trabajo y los “cuarentas”. Seis escenas bastan. El aeropuerto, el auto, el almuerzo, la caminata, el hotel y el bar junto al mar griego. El Kiarostami de “Certified Copy” resuena en escenas como la de los juegos de roles, Rohmer en las sobremesas. Linklater apunta alto y acierta en todo. No se puede definir si la pelicula es brillante por si sola o si son los años y los dos fims anteriores lo que hacen a este final (final?) perfecto. Before Midnight nos rompe el corazón, nos coquetea, nos hiere gratuitamente, nos acaricia, nos regresa a la realidad, nos agrede y luego nos besa, nos pega un portazo, nos enoja, nos grita, nos contiene, nos hace ir a buscarla y nos enamora…de nuevo. Cuanto falta para 2022?.
Una parte de la sociedad y los medios (el huevo y la gallina) nos demuestran a diario lo que pueden hacerle a un ser humano si lo desean: no se busca que se pruebe inocencia, lo que debe probarse es que no se es culpable. El desafío que nos plantea “Jugten” (The Hunt) es interpretar el sentido de la justicia que constituye una sociedad, el apego a las leyes y como la “mentalidad de masa” la quiebra. Mads Mikkelsen (ganador en Cannes por esta actuación) es un maestro acusado por una alumna de 6 años de edad de haberla abusado, Vinterberg -que ya habló sobre abuso de menores en su obra maestra dogma “Festen” (The Celebration) nos pone en conocimiento desde el minuto inicial que la única victima en la historia es el decente docente -el ciervo apuntado- y a partir de ese momento con un ritmo fúnebre y entre susurros y eufemismos nos muestra como el puritanismo de una comunidad escandinava ostensiblemente progresista procede a condenarlo públicamente. Con pulso maestro el director esclarece los problemas psicológicos de la niña en una escena tan breve como poderosa. El viejo concepto de culpabilidad por pasividad pone de manifiesto la naturaleza enferma en la tendencia de la opinión pública a saltar a conclusiones apresuradas. Si en una sociedad alguien tira una piedra, la tiramos todos. La coda del film exhibe que el daño está hecho y la cacería continuará de por vida.
La palabra “épica” ha perdido su valor paulatinamente con cada estreno de un “tent-pole” de Hollywood, Man of Steel es épica, operática y deja al suceso The Avengers luciendo como un dibujo animado ATP. La marca de C. Nolan está en el tono narrativo -y el color gastado del traje otrora brillante y primario del héroe- la espectacularidad visual de Snyder está en cada escena. Kal-El/Clark Kent lleva el peso de su don como lo haría una buena persona, con culpa y humildad. La figura de sus padres -K. Costner y R. Crowe ambos ex-Robin Hood- son las sombras en la que Clark crece, se recuesta y finalmente -a través del gran movilizador que es la pérdida- descubre su misión, el sentido a su existencia y como Pappo deja en claro que nadie toca a su vieja. La alegoría del film está pintada en trazos gruesos: bandera y Dios, no cualquier bandera, ni cualquier Dios; EE.UU. y ese otro salvador ficcional de la humanidad: Jesús. En la destrucción de Metrópolis resuena el 11 de Septiembre de la vida real, pero los escombros vuelan inofensivos en 3D. No hay humor en Man of Steel, el guión de Goyer es a las peliculas de R. Donner lo que The Dark Knight fue al Batman de Tim Burton. Luego de 75 años de vida Hollywood logró revivir el mito Superman, así podemos pretender que la versión de Bryan Singer del 2006 con aquella Lois Lane insípida nunca sucedió. Snyder escogió actores, no estrellas de cine de acción y la apuesta pagó. El terreno está preparado para la secuela Lutheriana, mientras Batman, La mujer maravilla, Flash y Linterna verde esperan su pelicula de la Liga de la Justicia. En dos horas y pico el hombre de acero enterró su pasado, cerró su conflicto interno y sobrevuela un mundo cada vez más violento, un mundo que Siegel y Shuster no imaginaron, nosotros -al menos en las salas de cine- ya podemos sentirnos más seguros.