Maní: ¿con cáscara o salado? ¿Cual es el punto en común que tiene la película Mi novia Polly y Contagio? El maní. En la primera, Ben Stiller le prohíbe comer a Jennifer Aniston de una compotera de la barra de un bar porque es una fuente de cultivo para la trasmisión de enfermedades mientras que en la película de Soderbergh "el ente infeccioso" después de toser mete su mano en un recipiente igual ubicado en un aeropuerto. Resultado: todos los que arriben o desembarquen en Chicago están contagiados. El director de Traffic retrata de manera realista la propagación de un virus, hasta entonces de origen desconocido. El largometraje es ficción pero digo realista porque a los diez minutos de película cuando se sabe que la enfermedad se trasmite por el tacto el 70% de la sala estaba tosiendo como si de manera visual ya estuvieran contagiados (pánico que quedó en nuestra sociedad después de la gripe A del 2009). En algunos puntos coincido con el editor de esta página cuando hace referencia al ritmo del film. El montaje y la banda sonora generan una fluidez igual que la expansión de esta nueva pandemia. Pero a nivel general la película redunda, explica de manera verbal hechos que ya se contaron anteriormente con imágenes o como el momento en que Matt Damon encuentra la cámara de fotos de su difunta esposa, Gwyneth Paltrow, que por cierto hermosa como siempre, se destaca hasta en su peor momento de caracterización del personaje. Soderbergh no hace ninguna crítica, de manera explícita o no, a las instituciones que se nombran y tampoco comparto la actitud que tuvo el personaje interpretado por Jude Law cuando se encuentra en la puerta de su casa a su ex editora embarazada. A lo mejor me senté a ver la película con la esperanza que terminara con un final heroico/trágico como lo es The Mist de Frank Darabont.
Yo, simplemente te vi Usualmente tengo la costumbre de mirar hacia el cielo cuando viajo en colectivo. Con lo que uno se encuentra es con muchos obstáculos pero rara vez ve el firmamento. Esa parte de la ciudad, que está muy por encima de nuestras cabezas, es nuestro descuido, nuestra desprolijidad, nuestro lado más castigado. Gustavo Taretto filmó en el 2006 un corto llamado Medianeras. Cinco años más tarde estrena su ópera prima, la versión extendida de esa hermosa comedia romántica y lo más importante es que no pierde su esencia, la sensibilidad de su mirada continúa puesta en la ciudad. Buenos Aires através de Taretto es vulnerable, frágil y melancólica y éstas mismas sensaciones son las que sienten sus protagonistas, esos dos seres solos que buscan compañía detrás de una computadora o en la inanimación de un maniquí. Martín, por fobias, trabaja desde hace años encerrado en su departamento de un ambiente. Mariana, después de varios años de noviazgo, trata de reacomodarse en su duplex. Los dos padecen lo mismo: como encontrar a la persona indicada en una ciudad como Buenos Aires. Esta historia contada por los dos con voz en off transita por tres estaciones para llegar al encuentro. En la búsqueda por el ser indicado, los protagonistas se encuentran con otros personajes totalmente vacíos pero que son interpretados por grandes actores como Carla Peterson, Inés Efrón, Adrián Navarro, Rafael Ferro, Alan Pauls y una breve participación de Jorge Lanata. Es un apagón, no es internet, es una canción, no es un mensajito, es simplemente una ventana hecha en una medianera. Es la apertura, la búsqueda y las ganas de que lo encuentren, el momento indicado para mirar y encontrarse en la ciudad.
¿Cuantas son las alternativas que uno tiene como espectador si la película no ayuda a mantener los ojos abiertos? Una. Dormirse. O levantarse e irse, pero estas alternativas no fue lo que me sucedió cuando ví La Quise Tanto. Zabou Breitman, actriz francesa de larga trayectoria (El Primer día del Resto de Nuestras Vidas) llega a nuestras pantallas, en calidad de directora con su anteúltima producción que consiste en la adaptación del libro Yo la Amaba. En el reparto nos encontramos con Daniel Auteuil como Pierre, Florence Loiret Caille en el papel de Chloé como la hija y Marie-Joseé Croze como Mathilde, la amante. Con un buen arranque nos enfrentamos con Chloé desbaratada y sentimos a sus padres deliberar fuera de campo. Ruta. Llamadas. Oscuridad. Padre, hija y nietos llegan a una casa de campo para pasar unos días que ayudarán a despejar la mente y recuperar la tranquilidad. Una noche, Pierre, para quitarle el dolor a su hija, decide de a poco contarle sobre su secreto que ha mantenido callado durante muchos años. Este es el momento donde la película empieza a declinar en largos flashbacks que repiten la misma escena en diferentes locaciones entre Honk Kong y habitaciones de hoteles. La película va y viene como los actores corren con sus maletas para verse en cualquier punto del mapa y es en este sentido donde pierde consistencia. Pierre concluye su historia como una lección demostrando que todos en algún momento de nuestras vidas sufrimos por amor sea por abandono, engaños, distancia y de esta manera demostrarle a su nuera que entiende su sufrimiento. Ahora que se ha quitado el peso de sus hombros, previsiblemente, se adormece con su conciencia un poco más tranquila.
Punto de partida. El Estudiante es una de esas, pocas, películas argentinas que no lo parecen. Puedo citar algunas como Por tu Culpa o Cerro Bayo. Pero en este caso estamos hablando de la ópera prima de Santiago Mitre, quién fue co-guionista junto con Pablo Trapero (productor ahora) en Carancho y Leonera. Esta película nos presenta a Roque, un chico que viene de un pueblo muy chico, Ameghino, a estudiar a Capital. Pero este es su tercer intento y decide anotarse en la carrera de sociología. - ¿Porqué? - Por que me gusta lo social. Es una de las respuestas que le dá Roque a Paula, profesora adjunta y militante, ante la incertidumbre de la elección. A simple vista parece una respuesta muy vaga pero de a poco tomará sentido. Al estar cerca de ella Roque comienza a introducirse en el ámbito político de la facultad: elecciones, tranzas, plenarios, chamullo, robo... él mantiene el acento provinciano pero cambia su lenguaje, sabe como moverse, poco a poco se convierte en un hombre político juntándose con las personas adecuadas cuyo plan está armado para conseguir el poder y Roque sabe que ahí tiene un lugar. Con proyección en dos salas El Estudiante obtuvo el Premio Especial del Jurado en la última edición del BAFICI y en Locarno, y acaba de ser seleccionada para los festivales de Toronto y Nueva York.